Oddie había tenido una semana algo intensa. Y no con intensidad de la buena. Por cuestiones del destino, quizás, o que algo habría hecho mal en días anteriores —aunque ella daba por hecho que era de las mejores aurores del distrito, al menos—, se había quedado en la oficina a hacer lo más divertido del mundo: Papeleo. Ya llevaba casi toda la semana haciéndolo, y aunque no era su actividad favorita, no quería perder su trabajo, por supuesto. Una vez que terminó con la casi infinita pila de papeles, tenía algo en mente, algo que desde ya hacía unos días había pasado por su mente. Mientras tarareaba una canción y guardaba sus cosas en una especie de bolso-maletín-mochila de lado, iba pensando más o menos en a dónde ir. Necesitaba relajarse, y de pronto se le ocurrió una persona a la que quizás también le hacía falta aquello.

Caminó hasta la oficina de Soul, que, si bien era su jefa directa, también era de sus mejores amigas. A algunas personas no les gustaba aquello, pero, eh, se habían conocido en la academia cuando ambas habían empezado su entrenamiento, y desde allí, una buena amistad se había entablado entre las dos. Tocó la puerta y no esperó respuesta, entrando como si nada. Ya tenía las palabras en la boca, pero, sorpresa, sorpresa: Soul no estaba allí. Apretó los labios y decidió sentarse a esperarla en una de las sillas frente a su escritorio. Ya era algo tarde: La mayoría de las personas habían salido ya a sus casas, pero Odessa estaba aferrada a ir con Soul.

Lo gracioso, era que ni ella misma se había acordado de que ya le había dicho, y habían quedado el día anterior, pero que la mayor le había dicho que iba a llegar algo tarde. Por supuesto, la mente de Oddie había estado tan centrada en terminar el papeleo relativamente temprano, que se había olvidado de dicha conversación.

Soul había salido, últimamente el trabajo la traía de un lado para otro, pero normal, después de los últimos acontecimientos ella como jefa de aurores debía estar pendiente de absolutamente todo, no pensaba permitir que aquel maldito suceso orquestado por los repudiados volviera a repetirse, lo tenía más claro que el agua.

Era ya bastante tarde cuando regreso al distrito dos, no tenía pensado pasarse por la oficina aquel día, pero se había dejado allí unos papeles y necesitaba hablar con varios de los aurores antes de poder irse a descansar, cuando llega lo primero que hace es buscar a los susodichos, los encuentra a punto de irse, tras unos diez minutos de charla con ellos en los que les da instrucciones y diferentes órdenes para el día siguiente pone rumbo a su oficina, mientras se va acercando descubre una figura en su interior.

Era una mujer recelosa, no le gustaba que la gente se saltará los protocolos sociales, por eso va bufando dispuesta a echar un rapapolvo a la persona que se había atrevido a entrar en su oficina sin su presencia o sin previa invitación, pero cuando ve de quien se trata se relaja un poco, su expresión se ablanda y abre la puerta entrando con decisión – Menos mal que no hay mucha gente, o tendría que echarte una bronca – le dice con un tono ligeramente divertido.

Odessa era su amiga desde hacía bastante tiempo, pero de cara a la galería Soul era la jefa y si quería que la respetaran en los tiempos que corrían tenía que mostrarse como una figura de autoridad y sobretodo como una mujer fuerte y decidida – Que ocurrencia descabellada me traes hoy? – pregunta mientras se acerca a uno de los cajones de la mesa para retirar una carpeta, conociendo a su amiga como lo hacía seguramente estaba allí con alguna idea para ambas que poco tenía que ver con trabajo.