OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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- Yo no soy tu novia.
+ A ver, yo creo que si. Tu y yo estuvimos juntos varias veces y así es como la gente empieza a salir.
- ¿Quien te dijo esa mierda?
+ ¡Nadie, es lo logico!
- Seth, no estoy saliendo contigo.
+ Pero...
- No.
+ Pero tu y yo...
- Que no.
+ ¿Estás rompiendo conmigo?
- Si así lo entiendes mejor si, estoy rompiendo contigo.
Un día random de primavera, un cabeza hueca de 17 años, tirado en el césped desde hace como tres horas. Ese era yo. El mismo lugar donde Arya y yo habíamos estado juntos por primera vez. Todo iba de maravilla hasta que se me ocurrió llamarla "mi novia". Y bueno ahí empezó la conversación más extraña de mi maldita vida. Era la primera vez que me pasaba ¿saben? o sea, todo el mundo habría dado su pierna derecha (o teta derecha) por salir conmigo cuando vivía en el capitolio y el rechazo no es algo que encaje lo que se dice muy bien; así que mientras intento procesar que hice mal con la mujer de mi vida, estoy tirado en el donde creía que nos habíamos enamorado.
Me he robado una de esas botellas de vodka de Echo y aunque apenas le di un sorbo porque eso sabe como la puta mierda, la sostengo como si me la hubiera bebido entera, tirado de lado entre las hojas, con la luz del sol ocultándose por el horizonte. Pronto pasará el toque de queda y a mi me la chupa un huevo. Echo puede venir a tocarme las pelotas cuando quiera si quiere que regrese pero no pienso volver al lugar donde está Arya, mucho menos cuando ella duerme a una pared de distancia. ¿Por qué mierda todas las sin hogar acaban en casa de Echo? Eowyn, Sophia, Arya, ¿es que no hay espacio en otro sitio?
Y escucho un ruido. Me levanto con los pelos desordenados y una cara de medio dormido por si acaso es algo de lo que deba defenderme o una persona ante la que tenga que fingir que no me importó que rompiera conmigo (o sea, Arya). Pero no, solo es Ben, así que vuelvo a mi patética postura de desvalido. — Largo. Déjame ahogar mis penas en alcohol mientras me muero solo en medio del bosque sin que nadie me eche de menos. — Dramatizo. Pero con un drama del bueno, de esos de no me saca de la cama ni un incendio.
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Ser adolescente siempre es una mierda, pero ser un hombre lobo puberto es todavía peor. Falta poco para la luna llena y eso significa que mis malos humores que de por sí deberían ser comunes por mi edad ahora están doblemente intensificados, así que me he pasado el día tirado en mi cama comiendo unos chocolates que han conseguido para mí y que siempre disputo con el resto de los niños, en especial con Sophia cuando dice que ella tiene que calmar sus antojos cerca de la regla. Como sea, es mi mejor método para escaparme de Eowyn, a quien no deseo ver hoy porque ayer ha estado muy insoportable y no me ha dejado dormir metiéndose en mi casa por la ventana, diciéndome que quería besitos de medianoche. Ni hablar cuando le respondí dormido y le arrojé la almohada, lo que me valió un escándalo con que así no se trata a las novias aunque no seamos nada, pero ya saben todos como es ella. Como si eso hubiese sido poco, me acosté tarde porque Seth había estado quemándome la cabeza porque Arya lo había dejado, lo cual tampoco había ayudado a mi carácter. Si tuviese la oportunidad, tendría que seguir una carrera en psicología.
Cuando se me acaba el chocolate me doy cuenta de que quedarme panza arriba solamente va a aumentar mi mal humor así que decido ir en busca de Seth para ver si no se ha suicidado, pero cuando llego a la casa donde vive dicen que no está ahí y como Sophia dice que la última vez que lo vio le pareció verlo en dirección al bosque, refunfuño y voy a buscarlo con tal de hacer algo. Salgo del distrito y empiezo a empujar algunas ramas para hacerme paso entre ellas, tropiezo un par de veces haciendo gala de mi espectacular agilidad y por lógica (y algo de olfato) acabo en esa zona del bosque donde Seth y yo fumamos de vez en cuando si conseguimos tabaco y donde sé que se ha llevado a Arya en alguna que otra ocasión. Como era obvio, lo encuentro tirado lamentándose por la vida que le tocó como todos los santos días y no puedo hacer otra cosa que rodar los ojos, cosa que creo que no se nota porque el flequillo me los tapa.
— ¿Alguna vez te cansas de ser idiota o es algo que ya tienes incorporado como deporte? — le pregunto caminando hacia él y le doy una patadita en el costado del cuerpo para que deje de llorar — No puedes emborracharte por una mujer, siempre te queda Eowyn — como si ella fuese a ponerle alguna pega para besuquearse cuando él quiera. Me inclino y le quito la botella de un manotazo para tratar de ver cuánto se ha bebido, lo que me hace bufar — Y encima de idiota, egoísta. Éste sabe bien y no me avisaste que vendrías. Te hubiese hecho la segunda.
Cuando se me acaba el chocolate me doy cuenta de que quedarme panza arriba solamente va a aumentar mi mal humor así que decido ir en busca de Seth para ver si no se ha suicidado, pero cuando llego a la casa donde vive dicen que no está ahí y como Sophia dice que la última vez que lo vio le pareció verlo en dirección al bosque, refunfuño y voy a buscarlo con tal de hacer algo. Salgo del distrito y empiezo a empujar algunas ramas para hacerme paso entre ellas, tropiezo un par de veces haciendo gala de mi espectacular agilidad y por lógica (y algo de olfato) acabo en esa zona del bosque donde Seth y yo fumamos de vez en cuando si conseguimos tabaco y donde sé que se ha llevado a Arya en alguna que otra ocasión. Como era obvio, lo encuentro tirado lamentándose por la vida que le tocó como todos los santos días y no puedo hacer otra cosa que rodar los ojos, cosa que creo que no se nota porque el flequillo me los tapa.
— ¿Alguna vez te cansas de ser idiota o es algo que ya tienes incorporado como deporte? — le pregunto caminando hacia él y le doy una patadita en el costado del cuerpo para que deje de llorar — No puedes emborracharte por una mujer, siempre te queda Eowyn — como si ella fuese a ponerle alguna pega para besuquearse cuando él quiera. Me inclino y le quito la botella de un manotazo para tratar de ver cuánto se ha bebido, lo que me hace bufar — Y encima de idiota, egoísta. Éste sabe bien y no me avisaste que vendrías. Te hubiese hecho la segunda.
Estaba tan deprimido que de no ser porque ese hueco en el pecho me ha dejado medio vacío, le habría lanzado a ben una de esas miradas que entierran personas en el suelo unos seis metros de golpe. Me limito a pegarle una patada con la punta del pie en la pantorilla y luego a quejarme cuando recibo la suya, que me hace doblarme de dolor porque él es un bruto (y yo un quejica). Me quejo cuando la botella escapa de mis manos, pero sin muchas ganas porque igual sabía como el maldito culo. Me limito a sentarme de nuevo porque le idiota ese me quitó las ganas de seguir retorciéndome en el suelo con lo de Eowyn. — No quiero enrollarme con Eowyn. Eowyn es para los vírgenes. — Le suelto solo para fastidiarlo. — Aunque bueno, mejor así. Luego todo se complica — Aún sigo intentando entender porqué no estábamos juntos si ella y yo sí estábamos juntos. ¡No tiene sentidooooo!
Refunfuño mientras me regaña por no llamarlo pero es que Ben no entiende mi sufrimiento, ahora mismo quiero estar solo, o con Arya, pero Arya o quiere estar conmigo así que quiero estar solo. ¿La parte de irme al fondo del bosque no le dice nada? aunque bueno en su defensa tengo que admitir que estamos bastante cerca de donde venimos a fumar así que... ¿Me encontró por casualidad? aaawww vino oliéndome cual perrito. El repentino buen humor que eso me provoca se evapora tan rápido como llega, mientras extiendo mis manos para tirar de la botella y recuperarla. — ¿En serio te gusta esta porquería? — Lo pruebo de nuevo, por si acaso es que el primer sorbo no contaba, pero hago la misma mueca de asco la primera vez; y de hecho, sabe incluso peor. Después de eso lo apoyo casi entre sus pies, en una invitación tácita para que se siente. — Tiene que ser por tus sentidos licantropicos — Licantropicos: dícese de la persona con sentidos de licántropo. Palabra inventada y patentada por Seth Niniadis a quien le pareció lógica la conjugación (suspendió lengua, por cierto). — Es como un superpoder. Deberías quitar esa cara — Sé lo mucho que le amarga y no puedo evitar ser un condescendiente de mierda; algo bilateral entre nosotros. — Que sepas que solo te dejo hacerme compañía porque eres tú. Y porque paso de las tías. No quiero volver a ver ninguna en toda mi vida.
Refunfuño mientras me regaña por no llamarlo pero es que Ben no entiende mi sufrimiento, ahora mismo quiero estar solo, o con Arya, pero Arya o quiere estar conmigo así que quiero estar solo. ¿La parte de irme al fondo del bosque no le dice nada? aunque bueno en su defensa tengo que admitir que estamos bastante cerca de donde venimos a fumar así que... ¿Me encontró por casualidad? aaawww vino oliéndome cual perrito. El repentino buen humor que eso me provoca se evapora tan rápido como llega, mientras extiendo mis manos para tirar de la botella y recuperarla. — ¿En serio te gusta esta porquería? — Lo pruebo de nuevo, por si acaso es que el primer sorbo no contaba, pero hago la misma mueca de asco la primera vez; y de hecho, sabe incluso peor. Después de eso lo apoyo casi entre sus pies, en una invitación tácita para que se siente. — Tiene que ser por tus sentidos licantropicos — Licantropicos: dícese de la persona con sentidos de licántropo. Palabra inventada y patentada por Seth Niniadis a quien le pareció lógica la conjugación (suspendió lengua, por cierto). — Es como un superpoder. Deberías quitar esa cara — Sé lo mucho que le amarga y no puedo evitar ser un condescendiente de mierda; algo bilateral entre nosotros. — Que sepas que solo te dejo hacerme compañía porque eres tú. Y porque paso de las tías. No quiero volver a ver ninguna en toda mi vida.
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Sus quejidos se mezclan con mis quejidos cuando él me patea y me ahorro las ganas de querer darle una piña en toda su cara de troglodita como mera queja por su actitud infantil, aunque de golpearlo yo también estaría siendo infantil así que es una de esas cosas que se contradicen las unas a las otras así que me quedo quietito, hasta que dice que Eowyn es cosa de vírgenes y yo entorno la mirada hasta que mis ojos se ponen chinos por cómo lo estoy fulminando — No sabía que no haberla metido en algún lado me hacía menos hombre — me quejo cruzándome de brazos en una actitud algo orgullosa e inmadura, faltándome poco para no hacer un puchero a pesar de que hago todo lo posible para mantener la mandíbula tensa — Tú ayudas a que las cosas se compliquen. Arya hará lo que quieras con ella si se lo pides — no sé que historia de amor se tragó con ella pero creo que los dos sabemos que la castaña es una de esas que te la chuparía solo porque le dices que estás aburrido y necesitas una distracción.
Su sorpresa por mi gusto por el vodka consigue que me encoja de hombros porque la verdad es que no está tan mal una vez que pasas el ardor inicial y quieres emborracharte con facilidad — Eres un bebé — lo pico cuando se hace con la botella y pone la misma cara que yo puse cuando probé whisky por primera vez, tomando su invitación al pie de la letra y me acomodo a su lado. Me gusta este lugar, es tranquilo y no sientes que todo el mundo te está observando a cada paso que das, por lo que puedo decir que es casi como en los viejos tiempos cuando estábamos los dos solos contra el planeta. Agarro la botella y le doy un trago, sin hacer ninguna mueca para no perder mi orgullo aunque mi espalda se tensa al no tener con que diluir el sabor a alcohol, cuando toda esa charla sobre la licantropía me obliga a gruñir por lo bajo. Lo odio, odio que lo use como una broma cuando sabe que daría todo por ser tan normal como él, o lo normal que puede llegar a ser. Quizá por eso las chicas sí se acuestan con él y no conmigo.
— No es un superpoder. ¿Nunca leíste un cómic? — le pregunto, moviendo la botella por el pico de un lado al otro — Los héroes controlan sus poderes y hacen cosas geniales con ellos. ¿Que puedo hacer yo? ¿Aullarle a la luna? — intento sonar como que me burlo de mí mismo pero deja muy en claro lo frustrado que estoy a pesar de que omito la parte sanguinaria de la cuestión. Le doy un codazo de lleno en las costillas cuando se me hace el buen amigo y me río jocosamente de él, moviendo la cabeza de un lado a otro una y otra vez en actitud burlesca — Dirás eso hasta que alguna otra te deje verle las tetas. Siempre es igual. ¿Cuántos amores de tu vida van ya? ¿Cinco, diez, veinte...? — es obvio que estoy exagerando para picarle y doy otro trago, que esta vez pasa mucho más rápido por mi garganta mientras acomodo mis pies contra el suelo así mis brazos pueden colgar sobre mis rodillas — Ya cambia la cara. ¿O te tengo que traer helado, películas románticas y pintarte las uñas? Llorón. Eres una nena — me relamo el sabor a alcohol, observando como el sol tiñe los árboles de colores dorados, por lo que suspiro dramáticamente — Siempre te quedará Cale.
Su sorpresa por mi gusto por el vodka consigue que me encoja de hombros porque la verdad es que no está tan mal una vez que pasas el ardor inicial y quieres emborracharte con facilidad — Eres un bebé — lo pico cuando se hace con la botella y pone la misma cara que yo puse cuando probé whisky por primera vez, tomando su invitación al pie de la letra y me acomodo a su lado. Me gusta este lugar, es tranquilo y no sientes que todo el mundo te está observando a cada paso que das, por lo que puedo decir que es casi como en los viejos tiempos cuando estábamos los dos solos contra el planeta. Agarro la botella y le doy un trago, sin hacer ninguna mueca para no perder mi orgullo aunque mi espalda se tensa al no tener con que diluir el sabor a alcohol, cuando toda esa charla sobre la licantropía me obliga a gruñir por lo bajo. Lo odio, odio que lo use como una broma cuando sabe que daría todo por ser tan normal como él, o lo normal que puede llegar a ser. Quizá por eso las chicas sí se acuestan con él y no conmigo.
— No es un superpoder. ¿Nunca leíste un cómic? — le pregunto, moviendo la botella por el pico de un lado al otro — Los héroes controlan sus poderes y hacen cosas geniales con ellos. ¿Que puedo hacer yo? ¿Aullarle a la luna? — intento sonar como que me burlo de mí mismo pero deja muy en claro lo frustrado que estoy a pesar de que omito la parte sanguinaria de la cuestión. Le doy un codazo de lleno en las costillas cuando se me hace el buen amigo y me río jocosamente de él, moviendo la cabeza de un lado a otro una y otra vez en actitud burlesca — Dirás eso hasta que alguna otra te deje verle las tetas. Siempre es igual. ¿Cuántos amores de tu vida van ya? ¿Cinco, diez, veinte...? — es obvio que estoy exagerando para picarle y doy otro trago, que esta vez pasa mucho más rápido por mi garganta mientras acomodo mis pies contra el suelo así mis brazos pueden colgar sobre mis rodillas — Ya cambia la cara. ¿O te tengo que traer helado, películas románticas y pintarte las uñas? Llorón. Eres una nena — me relamo el sabor a alcohol, observando como el sol tiñe los árboles de colores dorados, por lo que suspiro dramáticamente — Siempre te quedará Cale.
Me super indigno cuando saca todo de contexto. — ¡Yo no he dicho esooo! — Pero Eowyn pierde bastante gracia cuando sabes que en el fondo es virgen y no sabe ni que hacer contigo si la dejaras. Es raro si lo piensas bien, porque hasta hace nada Eowyn era como la master piece de las chicas en el 14. Y entonces llegó Arya. — ¡Eso no es cierto! Le dije que no me dejara y no quiso. — Dios, sueno tan ridículo que por un instante estoy a punto de golpearme a mi mismo. Pero sigo sin entender que pasó. Todo era perfecto hasta ayer en la noche, ¡si me hubiera estado calladito esto no estaría pasando!
Pero por desgracia ya no puedo volver el tiempo atrás. Ya arruiné nuestra vida para siempre. — ¡Tú eres un bebé! — Le vuelvo a quitar la botella, pero tardo un poco en probar nada porque aún me quedó el ardor en la garganta y las ganas de toser están vigentes. Pero eventualmente lo hago, mayormente impulsado porque Ben también está bebiendo y no le voy a dejar emborracharse solo. Se pone pesado e idiota. Al menos yo también seré un idiota. — Bueno, a ti te mordieron hace poco. La mayoría de tipos con poderes se mueren porque no pueden controlarlos ¿y tu te quejas por unos meses? agradece que no la has palmado gracias a mi super habilidad para evitar que te metas en problemas. — Alardeo sacando pecho, porque para eso nunca estoy triste.
Me tiro otra vez en el suelo pero esta vez boca arriba, con una mano sobre el estómago, la botella en la mano pero en el suelo parada y la mirada perdida entre el poco cielo que asoma entre las copas de los árboles.
Su intento por molestarme me habría hecho golpearlo en otras circunstancias, pero al final solo respiro profundamente. — Arya no era como todas las demás — Farfullo, pero no espero que lo entienda; porque dadas las circunstancias él solo puede aspirar a besarse con Eowyn como por probar y a casarse con Sophia. Porque obviamente va a acabar con Sophia. ¿Y yo? bueno, yo voy a acabar solo cuidando de los hijos que tengan y seré el padrino de todos sus bebés junto a mis 20 gatos y quizá, un hurón. Siempre quise un hurón.
Creo que voy por el nombre del sexto gato cuando Ben menciona a Cale. Giro mi cabeza para mirarle. En algún momento se me ha subido la camisa y he metido la mano debajo, aprovechándome con la palma del propio calor que emite mi tripa. Le miro con el entrecejo fruncido. — ¿Cale? ¿Cale y yo? — Mi voz es de completa incredulidad. Me reincorporo lo justo para que mis codos toquen el suelo y mi cuerpo quede elevado, como haciendo una especie de triángulo contra el suelo. — ¿de verdad crees que me liaría con Cale antes que contigo?
Pero por desgracia ya no puedo volver el tiempo atrás. Ya arruiné nuestra vida para siempre. — ¡Tú eres un bebé! — Le vuelvo a quitar la botella, pero tardo un poco en probar nada porque aún me quedó el ardor en la garganta y las ganas de toser están vigentes. Pero eventualmente lo hago, mayormente impulsado porque Ben también está bebiendo y no le voy a dejar emborracharse solo. Se pone pesado e idiota. Al menos yo también seré un idiota. — Bueno, a ti te mordieron hace poco. La mayoría de tipos con poderes se mueren porque no pueden controlarlos ¿y tu te quejas por unos meses? agradece que no la has palmado gracias a mi super habilidad para evitar que te metas en problemas. — Alardeo sacando pecho, porque para eso nunca estoy triste.
Me tiro otra vez en el suelo pero esta vez boca arriba, con una mano sobre el estómago, la botella en la mano pero en el suelo parada y la mirada perdida entre el poco cielo que asoma entre las copas de los árboles.
Su intento por molestarme me habría hecho golpearlo en otras circunstancias, pero al final solo respiro profundamente. — Arya no era como todas las demás — Farfullo, pero no espero que lo entienda; porque dadas las circunstancias él solo puede aspirar a besarse con Eowyn como por probar y a casarse con Sophia. Porque obviamente va a acabar con Sophia. ¿Y yo? bueno, yo voy a acabar solo cuidando de los hijos que tengan y seré el padrino de todos sus bebés junto a mis 20 gatos y quizá, un hurón. Siempre quise un hurón.
Creo que voy por el nombre del sexto gato cuando Ben menciona a Cale. Giro mi cabeza para mirarle. En algún momento se me ha subido la camisa y he metido la mano debajo, aprovechándome con la palma del propio calor que emite mi tripa. Le miro con el entrecejo fruncido. — ¿Cale? ¿Cale y yo? — Mi voz es de completa incredulidad. Me reincorporo lo justo para que mis codos toquen el suelo y mi cuerpo quede elevado, como haciendo una especie de triángulo contra el suelo. — ¿de verdad crees que me liaría con Cale antes que contigo?
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Mira que Seth es idiota. Yo no sabré mucho de mujeres (bueno, no sé nada de mujeres pero a veces me gusta fingir que sí) pero puedo darme cuenta de solo verla la clase de mujer que es Arya. Mayor que nosotros, tiene unas piernas de muerte y un culo redondo que más de una vez le hemos mirado, además de esa actitud de que se las sabe todas y que si está con alguno de nosotros, es para darnos vuelta como una media — Creo que justamente eso no es lo que ella esperaba escuchar... — dejo caer muy suavemente como para que entienda mi punto, como que básicamente Arya es la chica a la que tienes que ir con condones y no con flores.
Y ahí viene, todo el drama de que yo soy bebé, él es bebé, se pone a tomar y yo lo miro esperando a que se ahogue para volver a salvarlo por centésima vez desde que nos conocemos y entonces su ego aparece en escena haciendo que lo mire como si me hubiese dicho que tiene tres piernas, si saben a lo que me refiero. Mi boca se tuerce en esa mueca que deja bien en claro que quiero reírme pero no lo hago y se me pierde la carcajada en un "pfff" antes de empezar a soltarla entre dientes, haciendo que me tiemble el torso ante las sacudidas de la gracia — La mitad de los problemas en los que me he metido han sido por ti — le recuerdo con la diversión impulsada en cada una de las palabras que le digo. Quizá el desastre de mi vida no ha sido por su culpa, pero desde que nos conocemos hemos caído una y otra vez en mil líos de los cuales nos hemos salvado por los pelos.
Ahí va la postura dramática de Seth y su lamento en voz alta que me hace pensar un poco en Arya y en qué tiene de diferente con el resto. Besa bien, lo descubrí la noche en que la conocí y pude meterle algo de mano antes de arrepentirme, pero quitando su atractivo sexual y físico es prácticamente como las demás. Excepto Sophia. Sophia y Arya no tienen nada que ver salvo el género con el cual nacieron — ¿Ella te dejó agarrarle más que la mano? — sugiero en un intento de adivinar las diferencias con otras de sus novias, aunque creo que no tengo mucho éxito — No lo sé, Seth. Dile lo que quiere escuchar o consigue otra — siempre puede pedirle a Echo que lo lleve al prostíbulo donde la conocimos, que tanto.
Estoy entretenido arrancando césped y pensando en como burlarme de su imaginario e imposible romance con Cale cuando suelta algo que no entiendo del todo, por lo que lo miro con la confusión clavada en el semblante. Hace mucho tiempo Seth dijo algo sobre un beso entre nosotros y yo solamente me he aferrado a la idea de que fue un sueño provocado por la fiebre, pero esto parece ir por otro lado — ¿De qué hablas? — me río de él y su cara de pánfilo, tirándole los pocos rastros de pasto que he logrado arrancar justo en la jeta — ¿Por qué no? Creí que te gustaba la gente que se hace la difícil. Cale tiene toda la pinta — intento molestarlo y termino recostado a su lado, poniendo las manos debajo de mi cabeza para usarlas de almohada y ver mejor el cielo, que se tiñe de rosa y naranja sobre nuestras cabezas — Además, yo no te besaría. Te faltan dos cosas en el pecho y te sobra una entre las piernas — y por el tono de voz que empleo, parece que me las quiero dar de macho pecho peludo.
Y ahí viene, todo el drama de que yo soy bebé, él es bebé, se pone a tomar y yo lo miro esperando a que se ahogue para volver a salvarlo por centésima vez desde que nos conocemos y entonces su ego aparece en escena haciendo que lo mire como si me hubiese dicho que tiene tres piernas, si saben a lo que me refiero. Mi boca se tuerce en esa mueca que deja bien en claro que quiero reírme pero no lo hago y se me pierde la carcajada en un "pfff" antes de empezar a soltarla entre dientes, haciendo que me tiemble el torso ante las sacudidas de la gracia — La mitad de los problemas en los que me he metido han sido por ti — le recuerdo con la diversión impulsada en cada una de las palabras que le digo. Quizá el desastre de mi vida no ha sido por su culpa, pero desde que nos conocemos hemos caído una y otra vez en mil líos de los cuales nos hemos salvado por los pelos.
Ahí va la postura dramática de Seth y su lamento en voz alta que me hace pensar un poco en Arya y en qué tiene de diferente con el resto. Besa bien, lo descubrí la noche en que la conocí y pude meterle algo de mano antes de arrepentirme, pero quitando su atractivo sexual y físico es prácticamente como las demás. Excepto Sophia. Sophia y Arya no tienen nada que ver salvo el género con el cual nacieron — ¿Ella te dejó agarrarle más que la mano? — sugiero en un intento de adivinar las diferencias con otras de sus novias, aunque creo que no tengo mucho éxito — No lo sé, Seth. Dile lo que quiere escuchar o consigue otra — siempre puede pedirle a Echo que lo lleve al prostíbulo donde la conocimos, que tanto.
Estoy entretenido arrancando césped y pensando en como burlarme de su imaginario e imposible romance con Cale cuando suelta algo que no entiendo del todo, por lo que lo miro con la confusión clavada en el semblante. Hace mucho tiempo Seth dijo algo sobre un beso entre nosotros y yo solamente me he aferrado a la idea de que fue un sueño provocado por la fiebre, pero esto parece ir por otro lado — ¿De qué hablas? — me río de él y su cara de pánfilo, tirándole los pocos rastros de pasto que he logrado arrancar justo en la jeta — ¿Por qué no? Creí que te gustaba la gente que se hace la difícil. Cale tiene toda la pinta — intento molestarlo y termino recostado a su lado, poniendo las manos debajo de mi cabeza para usarlas de almohada y ver mejor el cielo, que se tiñe de rosa y naranja sobre nuestras cabezas — Además, yo no te besaría. Te faltan dos cosas en el pecho y te sobra una entre las piernas — y por el tono de voz que empleo, parece que me las quiero dar de macho pecho peludo.
Le miro raro. ¿Cómo no va a querer Arya escuchar que es mi novia? se supone que es algo bueno no algo que tuviera que haberla hecho salir por patas en dirección contraria. Sí, ya sé que tipo de clase de chica es. O sea, lo sabía desde la primera vez que me enrollé con ella e incluso mucho antes de que estuviéramos juntos por primera vez; ¿pero saben qué? ella era mi para siempre, así que pensaba que dejaría toda esa vida de mujer fácil por mi y podríamos ser felices. Al parecer eso solo era un plan unilateral.
Le pego un golpazo con el pie contra su pierna mientras me río. ¿Cómo se ha atrevido a burlarse de mi? — Pero, nos he sacado de ellos. Y de la otra mitad, en la que nos metes tú. — Le pincho el abdomen con mi dedo índice, justo a la altura de las costillas y justo al llegar al "tú". — Pero hablo en serio. Sé que eso no te consuela pero la sola mordida debería haberte matado. — Estaba desesperado entonces. Ni siquiera podría imaginarme como habría sido el resto de mi vida teniendo que cargar con su muerte; porque tal vez no fue culpa de ninguno de nosotros que esa cosa se nos abalanzara encima en medio de la noche, pero esa mordida no iba destinada para él. Si no fuera porque se puso de por medio, nada de esto habría pasado.
Sé que nadie lo entiende, no es una deuda de honor ni polladas de esas; protejo a Ben porque cuando yo más lo he necesitado, él ha estado ahí. — No se puede hablar de una chica así. — Le digo, con el ceño fruncido y aparente enfado cuando, básicamente, la llama zorra por la cara; pero seamos realistas, el día que me acosté con Arya por primera vez lo primero que hice fue ir a la casa de Ben a contarle las cosas con lujo de detalles. Pero esto es diferente. ¡Ahora la quiero! — ¿Qué dices? ¿Y qué quiere oír? ¡Porque no la entiendo! — ¿Querrá que le pida matrimonio? porque se lo pediría.
Si bueno, estoy un poquito desesperado a estas alturas. Aunque ya haya decidido que no quiero volver a salir con una chica en mi vida, por el amor que le tengo a Arya, haría una excepción.
Entrecierro los ojos dando un bote muy ligero cuando me estampa el césped en la cara, sacudiendo luego la cabeza como si fuera un perro par librarme de los restos, y palmeando con la mano de forma vaga para lo que queda después de eso. — ¿Cale, difícil? — Me río casi a carcajadas. — ¿Hace salgo en clase a parte de dormir? está claro que está loquito por mi — Vuelvo a dejarme caer al suelo, con las manos cruzadas en la barriga y las piernas cruzadas por los tobillos. Esa frase no se trata de ninguna mierda pretenciosa sobre lo irresistible que soy para todo el mundo, sino porque mientras Ben duerme en clase y Elioh habla de como pescar, yo presto atención a mi alrededor. A veces mi mrada se cruza con la del Ballard, a quien al parecer pillo desprevenido. Sus gestos son tan obvios que me recuerda a mi estancia en el Royal. Las chicas hacían eso todo el rato. Ellas me miraban, yo las pillaba, se giraban para fingir estar haciendo algo con su cuaderno y luego las delataba ese tic nervioso que tienen casi todas: juegan con su pelo. Cale es algo parecido, pero en vez de jugar con su pelo arregla las cosas de su escritorio como un puto frenético.
Si, claro que está loquito por mi. Hay que ser ciego para no notarlo. — Y no es así como funciona, pedazo de idiota. — Le refunfuño cuando dice que nunca se enrollaría conmigo. Algo que es mentira porque, de hecho, ya me besó una vez aunque no se acuerde de eso. — No se trata de lo que no tengo en el pecho o me sobra entre las piernas. Eso es una mierda superficial. Es lo de menos cuando encuentras a esa persona. Ya sabes... te conoce mejor que tu mismo, incluso lo que odias, incluso lo que odia todo el mundo y no ha salido corriendo; consigue que seas mejor personas cuando estáis juntos; y no importa las veces que hayas metido la pata porque aunque sea algo que te enfada, aunque sea algo que por un momento te hace sentir rencor, de repente no importa; serías capaz de perdonarle cualquier cosa. — No solo tiene que ver con el sexo. Es esa es, probablemente, una de las enseñanzas más valiosas que me dejó mi padrino.
Giro mi cabeza para mirarlo, antes de levantar mi mano y darle un par de palmaditas en la mejilla suavemente. — Mejor no lo entiendas nunca. Las chicas hacen trizas tu corazón y lo vuelven papilla. — Durante un leve instante, es como si el año de diferencia que hay entre nosotros, se transformara en 50. Al menos esa es la actitud que pongo. — Únete a mi bando de las chicas son un asco antes de que sea tarde. —
— La mitad de los problemas en los que me he metido han sido por ti —
Le pego un golpazo con el pie contra su pierna mientras me río. ¿Cómo se ha atrevido a burlarse de mi? — Pero, nos he sacado de ellos. Y de la otra mitad, en la que nos metes tú. — Le pincho el abdomen con mi dedo índice, justo a la altura de las costillas y justo al llegar al "tú". — Pero hablo en serio. Sé que eso no te consuela pero la sola mordida debería haberte matado. — Estaba desesperado entonces. Ni siquiera podría imaginarme como habría sido el resto de mi vida teniendo que cargar con su muerte; porque tal vez no fue culpa de ninguno de nosotros que esa cosa se nos abalanzara encima en medio de la noche, pero esa mordida no iba destinada para él. Si no fuera porque se puso de por medio, nada de esto habría pasado.
Sé que nadie lo entiende, no es una deuda de honor ni polladas de esas; protejo a Ben porque cuando yo más lo he necesitado, él ha estado ahí. — No se puede hablar de una chica así. — Le digo, con el ceño fruncido y aparente enfado cuando, básicamente, la llama zorra por la cara; pero seamos realistas, el día que me acosté con Arya por primera vez lo primero que hice fue ir a la casa de Ben a contarle las cosas con lujo de detalles. Pero esto es diferente. ¡Ahora la quiero! — ¿Qué dices? ¿Y qué quiere oír? ¡Porque no la entiendo! — ¿Querrá que le pida matrimonio? porque se lo pediría.
Si bueno, estoy un poquito desesperado a estas alturas. Aunque ya haya decidido que no quiero volver a salir con una chica en mi vida, por el amor que le tengo a Arya, haría una excepción.
Entrecierro los ojos dando un bote muy ligero cuando me estampa el césped en la cara, sacudiendo luego la cabeza como si fuera un perro par librarme de los restos, y palmeando con la mano de forma vaga para lo que queda después de eso. — ¿Cale, difícil? — Me río casi a carcajadas. — ¿Hace salgo en clase a parte de dormir? está claro que está loquito por mi — Vuelvo a dejarme caer al suelo, con las manos cruzadas en la barriga y las piernas cruzadas por los tobillos. Esa frase no se trata de ninguna mierda pretenciosa sobre lo irresistible que soy para todo el mundo, sino porque mientras Ben duerme en clase y Elioh habla de como pescar, yo presto atención a mi alrededor. A veces mi mrada se cruza con la del Ballard, a quien al parecer pillo desprevenido. Sus gestos son tan obvios que me recuerda a mi estancia en el Royal. Las chicas hacían eso todo el rato. Ellas me miraban, yo las pillaba, se giraban para fingir estar haciendo algo con su cuaderno y luego las delataba ese tic nervioso que tienen casi todas: juegan con su pelo. Cale es algo parecido, pero en vez de jugar con su pelo arregla las cosas de su escritorio como un puto frenético.
Si, claro que está loquito por mi. Hay que ser ciego para no notarlo. — Y no es así como funciona, pedazo de idiota. — Le refunfuño cuando dice que nunca se enrollaría conmigo. Algo que es mentira porque, de hecho, ya me besó una vez aunque no se acuerde de eso. — No se trata de lo que no tengo en el pecho o me sobra entre las piernas. Eso es una mierda superficial. Es lo de menos cuando encuentras a esa persona. Ya sabes... te conoce mejor que tu mismo, incluso lo que odias, incluso lo que odia todo el mundo y no ha salido corriendo; consigue que seas mejor personas cuando estáis juntos; y no importa las veces que hayas metido la pata porque aunque sea algo que te enfada, aunque sea algo que por un momento te hace sentir rencor, de repente no importa; serías capaz de perdonarle cualquier cosa. — No solo tiene que ver con el sexo. Es esa es, probablemente, una de las enseñanzas más valiosas que me dejó mi padrino.
Giro mi cabeza para mirarlo, antes de levantar mi mano y darle un par de palmaditas en la mejilla suavemente. — Mejor no lo entiendas nunca. Las chicas hacen trizas tu corazón y lo vuelven papilla. — Durante un leve instante, es como si el año de diferencia que hay entre nosotros, se transformara en 50. Al menos esa es la actitud que pongo. — Únete a mi bando de las chicas son un asco antes de que sea tarde. —
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Le pongo cara de pocos amigos cuando prácticamente empieza a hablar de la noche donde todo empezó y reprimo cualquier tipo de comentario para no terminar peleando una vez más, así que me centro en la parte de la conversación donde puedo burlarme de él sin recordar por qué llevo la cicatriz de la pierna y alguna que otra marca por el rostro del cuerpo, ni hablemos de los arañazos en el torso — ¿Así cómo? ¿Diciendo la verdad sobre ella? — la verdad no ofende, eso vale tanto para hombres como para mujeres. Alzo un hombro en su desesperación y adopto ese aire de sabelotodo que suele tenerlo él, moviendo los labios en muequitas de falso pensamiento — Si no quiere ser tu novia, entonces quiere oír lo contrario. ¡Solo quiere acostarse contigo! — y omito que alguna que otra vez lanzó comentarios preguntándome por qué yo no había estado con nadie, porque creo que no es lo que Seth justamente necesita ahora.
Burlarse de Cale es como uno de esos hobbies que hemos implementado sin darnos cuenta pero que de todas formas está ahí, como un pacto silencioso de mejores amigos unidos contra la misma persona fastidiosa que se cree mejor que nosotros y que por alguna razón se las da de maduro. No es la primera vez que Seth habla del crush que Cale siente por él así que me río, asintiendo solo para darle la razón cuando jamás me fijé en eso en verdad porque soy lo suficientemente despistado como para preocuparme por quien le tiene ganas — ¿Ves? Seguro que si le pides besitos te los dará — le aseguro en tonito burlón. Solo para fastidiarlo, le tiro besos cortitos en su dirección, enfatizando el sonido de "muak" para subrayar el chiste.
Que me llame idiota me hace soltar un "eh!" que se pierde cuando se pone con todo ese discurso del amor más allá del sexo que, por alguna razón, me hace girar la cabeza para apoyar la mejilla contra mi brazo y así poder verlo mejor. Entiendo lo que dice, solo no entiendo que tiene que ver el amor con respecto a besar a alguien por estar meramente caliente como una pava — ¿Estás declarando tu amor hacia mí, Seth? — le pregunto en tono falsamente serio, arrugando el rostro hasta empezar a reírme — Lo entiendo. Es decir, creo que lo entiendo... — me saboreo los labios de pura inercia y me pongo de costado, apoyando el codo en el pasto y mi rostro en mi mano para verle mejor — Pero no lo sé. Siempre he mirado chicas. Yo nunca... — al menos en la parte superficial del asunto, pero sospechar que quizá ha querido hablar de ese beso que nunca nombramos hace que dude y lo mire con sospecha — Si estás tan frustrado con las mujeres no vas a empezar a decir que te vas a quedar conmigo. ¿No? — y no sé hasta que punto bromeo o hablo en serio.
Hago un gestito que arruga mi nariz y me achina los ojos frente a esa palmadita, en parte suspirando en parte soltando una ligera risa — ¿Crees que no lo sé? ¿O ya te olvidaste de Amy? — Amelie, que se fue para buscarme y nunca volvió. La culpa me presiona el pecho y sin siquiera pensarlo le quito la botella con rapidez para darle un trago, apoyándome mejor en el costado para no chorrearme al beber — Las chicas son un asco, sí, por eso no hay que dejar que nos afecte. Si quieren estar que lo hagan y sino... me vale mierda — Me gusta mirarlas, lo admito y más de una vez he querido hacer más que eso, pero sé que puedo vivir sin ellas. Saboreando el alcohol, dejo que el pico de la botella me patine por los labios y bufo — No me casaré nunca — aseguro, como si la sola idea fuese insultante a pesar de que cuando era niño, el tener mi propia familia había sido una idea espectacular — Tú deberías hacer lo mismo. Al menos que quieras casarte conmigo — lo molesto, dándole un golpe bruto con el puño en el hombro antes de pasarle la botella. La necesita más que yo.
Burlarse de Cale es como uno de esos hobbies que hemos implementado sin darnos cuenta pero que de todas formas está ahí, como un pacto silencioso de mejores amigos unidos contra la misma persona fastidiosa que se cree mejor que nosotros y que por alguna razón se las da de maduro. No es la primera vez que Seth habla del crush que Cale siente por él así que me río, asintiendo solo para darle la razón cuando jamás me fijé en eso en verdad porque soy lo suficientemente despistado como para preocuparme por quien le tiene ganas — ¿Ves? Seguro que si le pides besitos te los dará — le aseguro en tonito burlón. Solo para fastidiarlo, le tiro besos cortitos en su dirección, enfatizando el sonido de "muak" para subrayar el chiste.
Que me llame idiota me hace soltar un "eh!" que se pierde cuando se pone con todo ese discurso del amor más allá del sexo que, por alguna razón, me hace girar la cabeza para apoyar la mejilla contra mi brazo y así poder verlo mejor. Entiendo lo que dice, solo no entiendo que tiene que ver el amor con respecto a besar a alguien por estar meramente caliente como una pava — ¿Estás declarando tu amor hacia mí, Seth? — le pregunto en tono falsamente serio, arrugando el rostro hasta empezar a reírme — Lo entiendo. Es decir, creo que lo entiendo... — me saboreo los labios de pura inercia y me pongo de costado, apoyando el codo en el pasto y mi rostro en mi mano para verle mejor — Pero no lo sé. Siempre he mirado chicas. Yo nunca... — al menos en la parte superficial del asunto, pero sospechar que quizá ha querido hablar de ese beso que nunca nombramos hace que dude y lo mire con sospecha — Si estás tan frustrado con las mujeres no vas a empezar a decir que te vas a quedar conmigo. ¿No? — y no sé hasta que punto bromeo o hablo en serio.
Hago un gestito que arruga mi nariz y me achina los ojos frente a esa palmadita, en parte suspirando en parte soltando una ligera risa — ¿Crees que no lo sé? ¿O ya te olvidaste de Amy? — Amelie, que se fue para buscarme y nunca volvió. La culpa me presiona el pecho y sin siquiera pensarlo le quito la botella con rapidez para darle un trago, apoyándome mejor en el costado para no chorrearme al beber — Las chicas son un asco, sí, por eso no hay que dejar que nos afecte. Si quieren estar que lo hagan y sino... me vale mierda — Me gusta mirarlas, lo admito y más de una vez he querido hacer más que eso, pero sé que puedo vivir sin ellas. Saboreando el alcohol, dejo que el pico de la botella me patine por los labios y bufo — No me casaré nunca — aseguro, como si la sola idea fuese insultante a pesar de que cuando era niño, el tener mi propia familia había sido una idea espectacular — Tú deberías hacer lo mismo. Al menos que quieras casarte conmigo — lo molesto, dándole un golpe bruto con el puño en el hombro antes de pasarle la botella. La necesita más que yo.
Le pego porque aunque él no considere ofensivo llamar a Arya putón, a mi si que me ofende. O sea, es el amor de mi vida, no puedo dejar que le hable de esa manera. Es una cuestión de honor. — ¿Como va a ser solo acostarse conmigo lo contrario de no salir conmigo? — Ben empieza a hablar como Arya. ¿Lo hace aposta solo para fastidiarme? porque está bien si me llama ñoño idiota, pero intentando confundirme de esa manera se está pasando. Así que me dedico un buen rato a mirarle mal mientras jugueteo con mis dedos, con los ojos entornados hasta el punto de que casi son solo líneas. — No quiero pedirle besitos a Cale. ¡No estás entendiendo mi punto! — Creo que ni yo estoy entendiendo lo que le estoy diciendo. ¿Qué mierda es exactamente lo que le estoy diciendo?
Pero acabo perdiendo el entusiasmo por desenmarañar los misterios de mis pensamientos vagos, cuando Ben empieza a exagerara besitos y yo me acabo riendo como un imbécil sin parar. Es imposible así hacerse el deprimido y seguir con el aura de déjenme aquí que quiero morir. Además por si fuera poco, mi pseudo declaración de amor me hace atragantarme a carcajadas y mientras frunzo el entrecejo con una mezcla de gracia y confusión de no haber entendido a que hora llegamos a este punto de la conversación, mis ojos se van hacia sus labios cuando se los relame. — ¿Crees que lo entiendes? ¿acabas de decir que crees que entiendes porqué me estoy, según tú, declarando? — Estallo en carcajadas, echando hacia atrás la cabeza. Pero es de esas risas que por más que quieras no puedes detener. ¿En qué momento llegamos a este punto de la conversación? — ¿Y con quien más? ya hemos descartado al facilón de Cale de la ecuación, y eso solo me deja contigo. — Bromeo.
Facilón de Cale. ¿Eso es siquiera posible? Creo que ni Eowyn ha conseguido que le de bola y o sea, ella literalmente se le desnuda a cualquiera. — Amy no cuenta. Eras un bebé. Es como si yo cuento a Eowyn y la primera vez que me besó antes ni de saber que era Eowyn. — ¿Se pueden creer que no tuviera ni puta idea de que iba a mi escuela? Y me refiero a ese cuchitril horroroso del distrito seis, donde nos metían a todos en una habitación de 2 metros cuadrados a pretender por horas que aprendiéramos algo. Aún así me da un poco de pena que la mencione, porque sé toda la historia. Y sé que le dio fuerte. Entonces no entiendo porqué no ve a lo que me refiero.
Estoy 100% seguro de que su frase déspota de que se queden si quieren y se larguen si no, es un mero intento por ocultar su pobre corazoncito puberto roto por cierta pelirroja, así que me limito a dejarlo hablar, tomar la botella de nuevo, girarme también por comodidad y luego darle un sorbito pequeño después de un rato con los labios pegados pensando en lo de que nunca se casará. A este paso, creo que yo tampoco. ¿A que edad te darán tu primer gato? ¿Vas a buscarlo tu o aparece él así de sorpresa? — Casémonos nosotros entonces. — Lo decía como broma, pero casi al segundo me doy cuenta de que la idea no es tan horrible. — Si te pones a pensar bien, prácticamente estamos casados ya. Hemos vivido juntos, hemos discutido y nos hemos reconciliado, nos hemos enrollado, visto desnudos... — Voy enumerando las cosa contando con los dedos con la mirada perdida en algún punto detrás de su cabeza. Doy otro sorbo a la bebida esta vez algo más largo y es entonces cuando soy consciente de que ya no me sabe tan mal. — Yo iba a estudiar y tu cocinabas... cocinas todavía. ¿Sabes que a veces cuando discutes conmigo mientras me despiertas, recoges mi ropa del suelo? — Al mencionar eso último, entorno ligeramente los ojos y esta vez, si lo miro directamente. — Siento decepcionarte Ben, pero creo que la razón por la que no eres bueno con las chicas es porque eres mi mujer.
Pero acabo perdiendo el entusiasmo por desenmarañar los misterios de mis pensamientos vagos, cuando Ben empieza a exagerara besitos y yo me acabo riendo como un imbécil sin parar. Es imposible así hacerse el deprimido y seguir con el aura de déjenme aquí que quiero morir. Además por si fuera poco, mi pseudo declaración de amor me hace atragantarme a carcajadas y mientras frunzo el entrecejo con una mezcla de gracia y confusión de no haber entendido a que hora llegamos a este punto de la conversación, mis ojos se van hacia sus labios cuando se los relame. — ¿Crees que lo entiendes? ¿acabas de decir que crees que entiendes porqué me estoy, según tú, declarando? — Estallo en carcajadas, echando hacia atrás la cabeza. Pero es de esas risas que por más que quieras no puedes detener. ¿En qué momento llegamos a este punto de la conversación? — ¿Y con quien más? ya hemos descartado al facilón de Cale de la ecuación, y eso solo me deja contigo. — Bromeo.
Facilón de Cale. ¿Eso es siquiera posible? Creo que ni Eowyn ha conseguido que le de bola y o sea, ella literalmente se le desnuda a cualquiera. — Amy no cuenta. Eras un bebé. Es como si yo cuento a Eowyn y la primera vez que me besó antes ni de saber que era Eowyn. — ¿Se pueden creer que no tuviera ni puta idea de que iba a mi escuela? Y me refiero a ese cuchitril horroroso del distrito seis, donde nos metían a todos en una habitación de 2 metros cuadrados a pretender por horas que aprendiéramos algo. Aún así me da un poco de pena que la mencione, porque sé toda la historia. Y sé que le dio fuerte. Entonces no entiendo porqué no ve a lo que me refiero.
Estoy 100% seguro de que su frase déspota de que se queden si quieren y se larguen si no, es un mero intento por ocultar su pobre corazoncito puberto roto por cierta pelirroja, así que me limito a dejarlo hablar, tomar la botella de nuevo, girarme también por comodidad y luego darle un sorbito pequeño después de un rato con los labios pegados pensando en lo de que nunca se casará. A este paso, creo que yo tampoco. ¿A que edad te darán tu primer gato? ¿Vas a buscarlo tu o aparece él así de sorpresa? — Casémonos nosotros entonces. — Lo decía como broma, pero casi al segundo me doy cuenta de que la idea no es tan horrible. — Si te pones a pensar bien, prácticamente estamos casados ya. Hemos vivido juntos, hemos discutido y nos hemos reconciliado, nos hemos enrollado, visto desnudos... — Voy enumerando las cosa contando con los dedos con la mirada perdida en algún punto detrás de su cabeza. Doy otro sorbo a la bebida esta vez algo más largo y es entonces cuando soy consciente de que ya no me sabe tan mal. — Yo iba a estudiar y tu cocinabas... cocinas todavía. ¿Sabes que a veces cuando discutes conmigo mientras me despiertas, recoges mi ropa del suelo? — Al mencionar eso último, entorno ligeramente los ojos y esta vez, si lo miro directamente. — Siento decepcionarte Ben, pero creo que la razón por la que no eres bueno con las chicas es porque eres mi mujer.
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Lo miro con la misma expresión que pone alguien que le quiere enseñar a un niño especialmente bruto que uno más uno da dos, lo que hace que me tarde en responderle porque no me puedo creer que en verdad estemos teniendo esta discusión — Tómalo como que es un alma libre que no quiere formalidades — le digo simplemente como si supiera muy bien de lo que estoy hablando aunque no tengo mucha idea. Mi única relación formal fue Zyanelle y era muy opuesta a Arya, además de que ninguno dejó a ninguno porque simplemente todo se fue a la mierda y no pudimos vernos nunca más. Quizá esté muerta. — Ya, ya, como digas... — me hago el que le creo aunque no cuando dice que no quiere besar a Cale y le regalo una de esas sonrisas que enseñan todos los dientes, listo para cubrirme por si me golpea con algo.
Es un alivio que después de todo sus carcajadas se puedan mezclar con las mías haciendo eco entre los árboles aún iluminados, como los dos idiotas que éramos cuando nos conocimos hace años atrás — ¡No seas idiota! — le digo entre risas estúpidas mientras me sostengo la panza por culpa de los cosquilleos de la diversión que me hacen rodar un poco de un lado al otro sin girarme nunca por completo — No quise decir eso. Solo eres tú tratando de convencerme porque quizá Cale está loquito por ti, Seth, pero tú estás loquito por mí — es una de esas charlas que absolutamente nadie puede tomar en serio y que mañana serán olvidadas, pero que sirven para molestarlo fingiendo una expresión que debería indicar que me está subiendo el ego — Me halagas, pero no eres mi tipo. Te quejas de todo — dijo el burro hablando de orejas.
Que diga que Amy no cuenta me hace asesinarlo con la vista y me ahorro el impulso de darle un puñetazo en la nariz porque si hay alguien que soportó todo ese tiempo mis quejas sobre que ella no me miraba, es él — sí cuenta — digo rotundamente aunque en tono cortante que deja bien en claro que no lo voy a discutir con él. Fueron años de esperar a que ella me mire diferente o que por algún milagro se repita lo del tren, pero como se fue jamás voy a saber que hubiera pasado con el paso de los años. Quizá todo empezó cuando tenía trece años, pero todavía hoy suelo mirar de vez en cuando el puente esperando que regrese aunque nunca lo haga. Si eso para él no cuenta, puede besarme el trasero.
Estoy todavía pensando en Amelie cuando su resolución de nuestra relación me hace mirarlo como si no lo hubiese oído bien. Algo de todo lo que está diciendo hace que me ponga lo suficientemente rojo como para que se me camuflen las pecas a pesar de que ruedo mis ojos hacia un lado — sí y tienes un culo horrible — me mofo, pasando de volver a discutirle lo de enrollarse para presentar una queja — ¿Por qué yo soy la mujer? ¿Lo dices por mi estatura? — estiro mis piernas hacia arriba quedando en forma de L porque la verdad es que están un poco más largas, aunque él siempre ha sido larguirucho y mi estirón parece todavía no llegar del todo — Algún día creceré, seré más alto que tú y te daré cabezazos desde arriba — me mofo. Se vale soñar.
Sin embargo, no puedo negar que todo lo que dice tiene su punto de validez y de golpe me siento horrorizado, no sé si porque todavía tengo manías de cuando era su esclavo o si es por el simple hecho de que aparentemente estoy teniendo una relación con mi mejor amigo y yo jamás me di cuenta. Es como si los sueños más turbios de Eowyn se hubiesen vuelto realidad — No puede ser. ¡Las parejas comparten otro tipo de cosas que nosotros no! Yo no... tú no... ¡Ya sabes! — hago muchos movimientos sin sentido con las manos de un lado al otro y vuelvo a dejar caer mis piernas, removiéndome en mi lugar como si eso fuese a ayudarme a encontrar lo que quiero decir — Tener mala suerte con las mujeres no me convierte automáticamente en tu novio. No hubieses preferido a Arya sobre mí el sábado pasado cuando te invité a jugar a la pelota y quisiste irte a nadar con ella. Quiero decir... — me doy cuenta de que parece que le estoy montando una escena de celos y hago chirriar los dientes — ¡Es diferente! ¡Y no nos hemos enrollado! ¡Fue un besito! — y admitir en voz alta que en cierto modo recuerdo algo de eso, hace que me esconda abajo de mi pelo tirándolo hacia delante.
Es un alivio que después de todo sus carcajadas se puedan mezclar con las mías haciendo eco entre los árboles aún iluminados, como los dos idiotas que éramos cuando nos conocimos hace años atrás — ¡No seas idiota! — le digo entre risas estúpidas mientras me sostengo la panza por culpa de los cosquilleos de la diversión que me hacen rodar un poco de un lado al otro sin girarme nunca por completo — No quise decir eso. Solo eres tú tratando de convencerme porque quizá Cale está loquito por ti, Seth, pero tú estás loquito por mí — es una de esas charlas que absolutamente nadie puede tomar en serio y que mañana serán olvidadas, pero que sirven para molestarlo fingiendo una expresión que debería indicar que me está subiendo el ego — Me halagas, pero no eres mi tipo. Te quejas de todo — dijo el burro hablando de orejas.
Que diga que Amy no cuenta me hace asesinarlo con la vista y me ahorro el impulso de darle un puñetazo en la nariz porque si hay alguien que soportó todo ese tiempo mis quejas sobre que ella no me miraba, es él — sí cuenta — digo rotundamente aunque en tono cortante que deja bien en claro que no lo voy a discutir con él. Fueron años de esperar a que ella me mire diferente o que por algún milagro se repita lo del tren, pero como se fue jamás voy a saber que hubiera pasado con el paso de los años. Quizá todo empezó cuando tenía trece años, pero todavía hoy suelo mirar de vez en cuando el puente esperando que regrese aunque nunca lo haga. Si eso para él no cuenta, puede besarme el trasero.
Estoy todavía pensando en Amelie cuando su resolución de nuestra relación me hace mirarlo como si no lo hubiese oído bien. Algo de todo lo que está diciendo hace que me ponga lo suficientemente rojo como para que se me camuflen las pecas a pesar de que ruedo mis ojos hacia un lado — sí y tienes un culo horrible — me mofo, pasando de volver a discutirle lo de enrollarse para presentar una queja — ¿Por qué yo soy la mujer? ¿Lo dices por mi estatura? — estiro mis piernas hacia arriba quedando en forma de L porque la verdad es que están un poco más largas, aunque él siempre ha sido larguirucho y mi estirón parece todavía no llegar del todo — Algún día creceré, seré más alto que tú y te daré cabezazos desde arriba — me mofo. Se vale soñar.
Sin embargo, no puedo negar que todo lo que dice tiene su punto de validez y de golpe me siento horrorizado, no sé si porque todavía tengo manías de cuando era su esclavo o si es por el simple hecho de que aparentemente estoy teniendo una relación con mi mejor amigo y yo jamás me di cuenta. Es como si los sueños más turbios de Eowyn se hubiesen vuelto realidad — No puede ser. ¡Las parejas comparten otro tipo de cosas que nosotros no! Yo no... tú no... ¡Ya sabes! — hago muchos movimientos sin sentido con las manos de un lado al otro y vuelvo a dejar caer mis piernas, removiéndome en mi lugar como si eso fuese a ayudarme a encontrar lo que quiero decir — Tener mala suerte con las mujeres no me convierte automáticamente en tu novio. No hubieses preferido a Arya sobre mí el sábado pasado cuando te invité a jugar a la pelota y quisiste irte a nadar con ella. Quiero decir... — me doy cuenta de que parece que le estoy montando una escena de celos y hago chirriar los dientes — ¡Es diferente! ¡Y no nos hemos enrollado! ¡Fue un besito! — y admitir en voz alta que en cierto modo recuerdo algo de eso, hace que me esconda abajo de mi pelo tirándolo hacia delante.
¿Alma libre? ¿Formalidades? En realidad no es tan difícil de entender, solo me estoy cerrando de mente a propósito. Es como pensar en Eowyn; Arya y ella se parecen excepto porque una de ellas es virgen aún. Pero yo quería esa clase de historia donde Arya lo deja todo por mi y somos felices toda la vida, historia que obviamente no está saliendo como yo quería y eso es una maldita mierda. — ¿Qué? ¡ni hablar! Aquí el que está loquito por mi eres tú que malinterpretas a tu favor todo lo que te digo. — Esta vez se me escapa una carcajada-bufido que se mezclan a la mitad, al escuchar la confesión de porqué no le gusto. — ¿Solo te fastidia eso de mi? Con eso estás admitiendo que adoras todo lo demás. — El ego sale a relucir de nuevo, y esta vez acompañado de una expresión.
Ruedo los ojos cuando dice que lo de Amy cuenta, porque sí que cuenta pero él desprecia mis amores así que yo desprecio los suyos. Aunque solo tenga uno. Simplemente cambio la posición de mi cabeza de un lado a otro, alzando una ceja para mirarle de nuevo divertido cuando se burla de mi culo. — ¡me has mirado el culo! ¡pervertido! — Me hago el ofendido, pero la verdad es que con el registro de la conversación que estamos teniendo, resulta bastante imposible mantener un semblante que no sea el reflejo de las carcajadas que están intentando escapar de mi cada vez que alguno de nosotros abre la boca. — Y por el pelito. Ya te puedo hacer trencitas. — El pelo de Ben es el tema del 14. Todos lo odian y le hacen chistes al respecto pero a él le gusta porque Eowyn dice que le gusta. Además por si no fuera poco, con su trauma de ser chiquito ya me hace perder toda la seriedad, si es que todavía tenía algún gramo de esta. ¿Ben? ¿Más alto que yo? eso alteraría el universo.
Cuando su intento de intentar expresar el sexo con las manos aparece en escena, no sé como no me rompo en carcajadas allí mismo. En cambio, me las arreglo para sentarme en el césped, girar mi cara hacia él mientras apoyo las manos para equilibrarme y alzo una ceja. — ¿Eso es una invitación? ¿Quieres que pasemos esa frontera, Benito? ¿Dónde te quieres poner, arriba o abajo? — Pongo mi voz sexy, esa con exagerados graves entre medias y una sonrisa entre cómplice y pícara. — Suenas como un novio celoso — Canturreo mientras me reclama que haya elegido las tetas de Arya sobre jugar con él a la pelota. Pero no puede reclamarme eso porque a veces él es de darle la razón a Eowyn aunque diga una estupidez, solo porque cree que si no le da la razón no le va a dejar besarla. Y seguramente no se equivoque -cosas de chicas- pero ESTAMOS EN PAZ. — ¡Sí te acuerdas! — Le reclamé al darme cuenta de que me corrige lo de enrollarnos por el besito que siempre finge que nunca nos dimos. — Pero eso podemos arreglarlo. — Me subo encima de él, sentándome sobre su abdomen con las rodillas en el suelo y mis manos atrapando las suyas cuando se empieza a retorcer. — Podemos enrollarnos ahora. Muak Muak. Te dejaré un chupetón en el cuello y así todos sabrán que Eowyn no se inventa lo que hacemos en el bosque. Todos saben que no cuenta como enrollarse si no le dejas un chupetón a alguien — Disfruto mucho jodiéndolo mientras se retuerce y le pongo caras de esas exageradas que él estaba poniendo segundos antes cuando bromeábamos con lo de enrollarme con Cale.
Acerco mis labios a su cuello para morderlo pero son apenas unos segundos, porque cuando lo hago y mis manos se van hacia el borde de su camisa para deslizarla hacia arriba, la yema de los dedos acaba rozando el bulto de la cicatriz de los rasguños que el licántropo le dejó en su costado cuando lo atrapó. Tengo un recuerdo muy amargo de esa noche; lo suficiente para que se me corten las ganas de seguir haciendo bromas acerca de nuestro aparente matrimonio, así que solo me reincorporo con una cara evidentemente cambiada y subo su camisa hasta que la herida queda a la vista. Me he leído todos los libros de licantropos que he encontrado en este distrito y habían recolectado durante los meses posteriores a nuestra llegada; si hay algo que me gustaría borrar de su cuerpo, es esa marca. Así pasaría 2 días malos y 28 fingiendo que ese alter ego lobo suyo, no existe.
Ben siempre consigue que me sienta mejor precisamente por estas cosas. Es como que todos sus malditos problemas no tienen en comparación a las mierdas que yo exagero. Mi ruptura con Arya ya no parece tan terrible cuando pienso que si Ben no se hubiera interpuesto entre Billy y yo, el que estaría teniendo su vida, sería yo. — Tengo hambre. — Aunque todo apuntaba aparentemente a una conversación seria acerca de la herida del costado, cuando rompo el silencio no es eso lo que inicio. No es una conversación que él quiera tener; ni tampoco yo en realidad. Evitamos el tema de la licantropía a no ser que sea para planear a donde ir en luna llena o si he encontrado algo que puede hacerle su transición más fácil. O algo con lo que deba tener cuidado. La luparia por ejemplo. Estuve todo un fin de semana en modo mamá intentando enseñarle como era para que no se la tragara/tocara/mirara por accidente. — ¿Volvemos ya? No quiero que Arya piense que me importa que rompiera conmigo. —
Ruedo los ojos cuando dice que lo de Amy cuenta, porque sí que cuenta pero él desprecia mis amores así que yo desprecio los suyos. Aunque solo tenga uno. Simplemente cambio la posición de mi cabeza de un lado a otro, alzando una ceja para mirarle de nuevo divertido cuando se burla de mi culo. — ¡me has mirado el culo! ¡pervertido! — Me hago el ofendido, pero la verdad es que con el registro de la conversación que estamos teniendo, resulta bastante imposible mantener un semblante que no sea el reflejo de las carcajadas que están intentando escapar de mi cada vez que alguno de nosotros abre la boca. — Y por el pelito. Ya te puedo hacer trencitas. — El pelo de Ben es el tema del 14. Todos lo odian y le hacen chistes al respecto pero a él le gusta porque Eowyn dice que le gusta. Además por si no fuera poco, con su trauma de ser chiquito ya me hace perder toda la seriedad, si es que todavía tenía algún gramo de esta. ¿Ben? ¿Más alto que yo? eso alteraría el universo.
Cuando su intento de intentar expresar el sexo con las manos aparece en escena, no sé como no me rompo en carcajadas allí mismo. En cambio, me las arreglo para sentarme en el césped, girar mi cara hacia él mientras apoyo las manos para equilibrarme y alzo una ceja. — ¿Eso es una invitación? ¿Quieres que pasemos esa frontera, Benito? ¿Dónde te quieres poner, arriba o abajo? — Pongo mi voz sexy, esa con exagerados graves entre medias y una sonrisa entre cómplice y pícara. — Suenas como un novio celoso — Canturreo mientras me reclama que haya elegido las tetas de Arya sobre jugar con él a la pelota. Pero no puede reclamarme eso porque a veces él es de darle la razón a Eowyn aunque diga una estupidez, solo porque cree que si no le da la razón no le va a dejar besarla. Y seguramente no se equivoque -cosas de chicas- pero ESTAMOS EN PAZ. — ¡Sí te acuerdas! — Le reclamé al darme cuenta de que me corrige lo de enrollarnos por el besito que siempre finge que nunca nos dimos. — Pero eso podemos arreglarlo. — Me subo encima de él, sentándome sobre su abdomen con las rodillas en el suelo y mis manos atrapando las suyas cuando se empieza a retorcer. — Podemos enrollarnos ahora. Muak Muak. Te dejaré un chupetón en el cuello y así todos sabrán que Eowyn no se inventa lo que hacemos en el bosque. Todos saben que no cuenta como enrollarse si no le dejas un chupetón a alguien — Disfruto mucho jodiéndolo mientras se retuerce y le pongo caras de esas exageradas que él estaba poniendo segundos antes cuando bromeábamos con lo de enrollarme con Cale.
Acerco mis labios a su cuello para morderlo pero son apenas unos segundos, porque cuando lo hago y mis manos se van hacia el borde de su camisa para deslizarla hacia arriba, la yema de los dedos acaba rozando el bulto de la cicatriz de los rasguños que el licántropo le dejó en su costado cuando lo atrapó. Tengo un recuerdo muy amargo de esa noche; lo suficiente para que se me corten las ganas de seguir haciendo bromas acerca de nuestro aparente matrimonio, así que solo me reincorporo con una cara evidentemente cambiada y subo su camisa hasta que la herida queda a la vista. Me he leído todos los libros de licantropos que he encontrado en este distrito y habían recolectado durante los meses posteriores a nuestra llegada; si hay algo que me gustaría borrar de su cuerpo, es esa marca. Así pasaría 2 días malos y 28 fingiendo que ese alter ego lobo suyo, no existe.
Ben siempre consigue que me sienta mejor precisamente por estas cosas. Es como que todos sus malditos problemas no tienen en comparación a las mierdas que yo exagero. Mi ruptura con Arya ya no parece tan terrible cuando pienso que si Ben no se hubiera interpuesto entre Billy y yo, el que estaría teniendo su vida, sería yo. — Tengo hambre. — Aunque todo apuntaba aparentemente a una conversación seria acerca de la herida del costado, cuando rompo el silencio no es eso lo que inicio. No es una conversación que él quiera tener; ni tampoco yo en realidad. Evitamos el tema de la licantropía a no ser que sea para planear a donde ir en luna llena o si he encontrado algo que puede hacerle su transición más fácil. O algo con lo que deba tener cuidado. La luparia por ejemplo. Estuve todo un fin de semana en modo mamá intentando enseñarle como era para que no se la tragara/tocara/mirara por accidente. — ¿Volvemos ya? No quiero que Arya piense que me importa que rompiera conmigo. —
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Bufidos, resoplidos, caritas de mal humor. Le muestro todo eso y más cuando se pone en plan que estoy loquito por él, que le he mirado el culo y yo que sé porque todo empezó como una burla hacia él y de golpe el atacado soy yo; así no es cómo funcionan las cosas cuando tratas de tomarle el pelo a tu amigo que anda dramatizando por una chica, sino que se supone que la víctima será él. Me toco el pelo cuando tontea con eso de peinarme con trenzas, echándomelo un poco hacia abajo, lo que hace que parezca más largo de lo que en realidad es a pesar de que todos dicen que dentro de poco pareceré una niña — Contigo no quiero ponerme en ningún lado — me quejo como si estuviese ofendido y que por eso no lo voy a dejar hacer nada, más allá de que no puedo imaginarme en esa situación con él. ¿De verdad piensa que…? ¿Él y yo…? Siseo porque cree que ando celoso, aunque mis celos van más por el lado de que me ha cambiado por una chica. ¡Una chica! Eso es asesinato al brocode.
— ¡Creí que era un sueño y que no habías sido tú! — le explico algo apenado por ese recuerdo borroso de hace siglos sobre un beso que todavía no me acuerdo de cómo se sintió — No sabía lo que hacía. No puedes basarte en… ¿Pero qué haces? —antes de que pueda decir algo, Seth se trepa sobre mi cuerpo y cuando intento darle un empujón atrapa mis manos, atrapándome bajo su peso y fuerza que tristemente, tiene más que yo. Intento empujarlo moviéndome como me es posible y amago a darle un golpe con la cabeza, dedicándole una mirada venenosa decorando una sonrisa casi maligna — Oh, vamos, como si supieras hacer chupetones — me meto con él solo porque sé que siempre necesita llevarme la contraria y eso lo detendrá lo suficiente por la necesidad de hablar, cuando me doy cuenta de que de todas maneras se ha acercado a mi cuello más de lo que hubiese creído que sería capaz.
Mi vida ha estado llena de momentos bizarros, pero jamás creí que este sería uno de ellos. ¿Cómo es que terminé con el Seth que lloraba por Arya tirado encima de mí, metiéndome mano debajo de la camisa y mordiéndome la piel? Suelto un quejido a modo de reproche y echo la cabeza hacia atrás en un gesto que busca alejarme, aunque la respiración se me corta cuando siento dónde es que está tocando; y de inmediato sé que él también lo reconoce. Seth se incorpora con una expresión que no reconozco y yo escucho mi respiración acelerada, con un corazón que late con fuerza por la mera incomodidad y que parece dar un vuelco cuando me sube la camisa hacia arriba, dejando esas cicatrices asquerosas al aire antes de que yo sea capaz de gritarle que no lo haga. Aprieto mis labios en una delgada línea y observo el cielo a pesar de que siento sus ojos sobre mí, esperando que deje esa inspección que se me hace eterna a pesar de no durar nada, quebrando el ambiente bromista en una explosión de fría comprensión.
El ”tengo hambre” de Seth es el “me mandé una cagada y quiero cambiar de tema”, así que estoy muy agradecido por eso — creo que todavía tengo chocolates en algún lugar — le digo con una voz que no reconozco como la mía mientras me tiro la remera hacia abajo, buscando cubrirme las heridas y de algún lado saco la fuerza para empujarlo y hacerlo caer al suelo. Aprovecho la libertad para agarrar la botella, ponerme de pie y sacudirme el césped de todos lados y, aunque lo dudo, le tiendo la mano para que la tome y así poder ayudarlo a erguirse — estoy seguro de que ya lo sabe pero no le importa. Podemos decir que te enrollaste con otra que encontramos por ahí y listo, problema resuelto.
Sin mucho más, le agarro la muñeca de un tirón y básicamente lo arrastro por todo el bosque de regreso a casa. Quizá sea un idiota, pero Seth es mi mejor amigo y jamás lo dejaría solo. Ninguna cicatriz ni el paso del tiempo podría cambiar eso.
— ¡Creí que era un sueño y que no habías sido tú! — le explico algo apenado por ese recuerdo borroso de hace siglos sobre un beso que todavía no me acuerdo de cómo se sintió — No sabía lo que hacía. No puedes basarte en… ¿Pero qué haces? —antes de que pueda decir algo, Seth se trepa sobre mi cuerpo y cuando intento darle un empujón atrapa mis manos, atrapándome bajo su peso y fuerza que tristemente, tiene más que yo. Intento empujarlo moviéndome como me es posible y amago a darle un golpe con la cabeza, dedicándole una mirada venenosa decorando una sonrisa casi maligna — Oh, vamos, como si supieras hacer chupetones — me meto con él solo porque sé que siempre necesita llevarme la contraria y eso lo detendrá lo suficiente por la necesidad de hablar, cuando me doy cuenta de que de todas maneras se ha acercado a mi cuello más de lo que hubiese creído que sería capaz.
Mi vida ha estado llena de momentos bizarros, pero jamás creí que este sería uno de ellos. ¿Cómo es que terminé con el Seth que lloraba por Arya tirado encima de mí, metiéndome mano debajo de la camisa y mordiéndome la piel? Suelto un quejido a modo de reproche y echo la cabeza hacia atrás en un gesto que busca alejarme, aunque la respiración se me corta cuando siento dónde es que está tocando; y de inmediato sé que él también lo reconoce. Seth se incorpora con una expresión que no reconozco y yo escucho mi respiración acelerada, con un corazón que late con fuerza por la mera incomodidad y que parece dar un vuelco cuando me sube la camisa hacia arriba, dejando esas cicatrices asquerosas al aire antes de que yo sea capaz de gritarle que no lo haga. Aprieto mis labios en una delgada línea y observo el cielo a pesar de que siento sus ojos sobre mí, esperando que deje esa inspección que se me hace eterna a pesar de no durar nada, quebrando el ambiente bromista en una explosión de fría comprensión.
El ”tengo hambre” de Seth es el “me mandé una cagada y quiero cambiar de tema”, así que estoy muy agradecido por eso — creo que todavía tengo chocolates en algún lugar — le digo con una voz que no reconozco como la mía mientras me tiro la remera hacia abajo, buscando cubrirme las heridas y de algún lado saco la fuerza para empujarlo y hacerlo caer al suelo. Aprovecho la libertad para agarrar la botella, ponerme de pie y sacudirme el césped de todos lados y, aunque lo dudo, le tiendo la mano para que la tome y así poder ayudarlo a erguirse — estoy seguro de que ya lo sabe pero no le importa. Podemos decir que te enrollaste con otra que encontramos por ahí y listo, problema resuelto.
Sin mucho más, le agarro la muñeca de un tirón y básicamente lo arrastro por todo el bosque de regreso a casa. Quizá sea un idiota, pero Seth es mi mejor amigo y jamás lo dejaría solo. Ninguna cicatriz ni el paso del tiempo podría cambiar eso.
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