OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Me sentía mal. No fisicamente porque me habían curado, pero por dentro. Una desgracia había pasado y al final mis preparaciones no habían servido. A decir verdad sentía que al final no había servido en nada. Tanto leer de como actuar y que usar o tener a mano no importó cuando todos estabamos afectados por el fuego.
Asi que había tomado una decisión, desde ahora practicaría y buscaría otros maestros que solo mis libros. Pero no lo de pelear y cazar, como mamá siempre decía, es preferible el amor a la guerra. Y como Ken no estaba dispuesto, tendría que ir por otra clase de amor.
Busque a mi abuela Arleth, a quien no le gustaba que la llamara así para nada, por lo que lo hacía en mi mente solamente, para empezar con ella ya que Alice y Seth se habían ido con el grupete de exploradores. Ella era una de las mejores del distrito y quien más entendía de plantas, ya le había tomado unos libros prestados sin decirle, pero había demasiados nombres y ninguna imagen para asociarlos.
Al final la encontre mientras daba algunas ordenes y trataba de arreglar el lugar, como buena lider que era. Pero aprender a ser lider no me interesaba.
- Hola Arleth - la salude - He decidido ser de más utilidad a esta comuna y tras pensarlo mucho se me ha ocurrido unirme al grupo medico - le informé - Y para eso necesito aprender más, por lo que he resuelto que tú seas una de mis profesoras.
Y como era una mujer, y ya lo había comprobado, sería una buena profesora, como la tía Ava.
Asi que había tomado una decisión, desde ahora practicaría y buscaría otros maestros que solo mis libros. Pero no lo de pelear y cazar, como mamá siempre decía, es preferible el amor a la guerra. Y como Ken no estaba dispuesto, tendría que ir por otra clase de amor.
Busque a mi abuela Arleth, a quien no le gustaba que la llamara así para nada, por lo que lo hacía en mi mente solamente, para empezar con ella ya que Alice y Seth se habían ido con el grupete de exploradores. Ella era una de las mejores del distrito y quien más entendía de plantas, ya le había tomado unos libros prestados sin decirle, pero había demasiados nombres y ninguna imagen para asociarlos.
Al final la encontre mientras daba algunas ordenes y trataba de arreglar el lugar, como buena lider que era. Pero aprender a ser lider no me interesaba.
- Hola Arleth - la salude - He decidido ser de más utilidad a esta comuna y tras pensarlo mucho se me ha ocurrido unirme al grupo medico - le informé - Y para eso necesito aprender más, por lo que he resuelto que tú seas una de mis profesoras.
Y como era una mujer, y ya lo había comprobado, sería una buena profesora, como la tía Ava.
Mi preocupación iba por todos lados como si tuviese vida propia, aunque intentaba disimularlo para que ni Elioh ni Echo me repitiesen cada cinco minutos la exasperante pregunta sobre si estaba bien. Mis hijos se habían marchado a la expedición esta misma mañana dejándome solamente un abrazo y una promesa vaga de regresar, aunque siempre que salían no podía evitar sentir un nudo en medio de mi garganta. Y ni hablar que ahora se iban todavía más lejos a una zona que no conocían del todo bien, en especial porque quien solía ir en esa dirección era Benedict en sus momentos como hombre lobo.
Doy gracias a que haya cientos de cosas para hacer en el distrito que me mantienen la cabeza ocupada. Como los médicos de cabecera que tenemos se marcharon en la exploración y solamente quedan algunos pocos practicantes, he estado atendiendo a aquellos que vuelven a lastimarse en intentos de ayudar a limpiar escombros o acumular restos que puedan servirnos para reconstruir el catorce. Muy pocas cosas lograron ser salvadas del almacén para volver a ser utilizadas, así que agradezco que Ben haya traído por la noche una nueva cantidad de medicamentos que consiguió en Neopanem.
Estoy dando indicaciones de cómo deseo que apilen algunas maderas que pueden sernos de utilidad en un sitio donde no estorben cuando Beverly aparece de la nada y me saluda con un aire que me obliga a mirarla con sospecha — Hola, Bev... ¿Necesitas algo? ¿Tu herida sigue molestando? — no debería, fue bien atendida con métodos que no suelen fallar, pero de todas formas le doy a la señora Robinson mi cuaderno de anotaciones y le pido el favor de continuar con mi tarea para poder centrarme en la niña. La buena mujer se marcha y puedo acercarme a la hija de Eowyn y vaya a saber quien, para terminar con los ojos abiertos como platos. Bueno, definitivamente eso no me lo esperaba.
— ¿Médico, tú? — las palabras me salen solas y me arrepiento de inmediato porque suenan demasiado perplejas como para no resultar ofensivas, por lo que intento suavizar mi expresión — ¿Tu madre qué opina de esto? — quiero saber, frotando mis manos en el borde de mi blusa para limpiar un poco la tierra que se me ha acumulado. Puede que Eowyn no sea mi modelo preferido de maternidad, pero nunca está de más preguntar — Bev, de verdad agradezco tu interés y lo encuentro sumamente de ayuda, pero quizá deberías pensarlo mejor. No todos tienen estómago para la medicina.
Doy gracias a que haya cientos de cosas para hacer en el distrito que me mantienen la cabeza ocupada. Como los médicos de cabecera que tenemos se marcharon en la exploración y solamente quedan algunos pocos practicantes, he estado atendiendo a aquellos que vuelven a lastimarse en intentos de ayudar a limpiar escombros o acumular restos que puedan servirnos para reconstruir el catorce. Muy pocas cosas lograron ser salvadas del almacén para volver a ser utilizadas, así que agradezco que Ben haya traído por la noche una nueva cantidad de medicamentos que consiguió en Neopanem.
Estoy dando indicaciones de cómo deseo que apilen algunas maderas que pueden sernos de utilidad en un sitio donde no estorben cuando Beverly aparece de la nada y me saluda con un aire que me obliga a mirarla con sospecha — Hola, Bev... ¿Necesitas algo? ¿Tu herida sigue molestando? — no debería, fue bien atendida con métodos que no suelen fallar, pero de todas formas le doy a la señora Robinson mi cuaderno de anotaciones y le pido el favor de continuar con mi tarea para poder centrarme en la niña. La buena mujer se marcha y puedo acercarme a la hija de Eowyn y vaya a saber quien, para terminar con los ojos abiertos como platos. Bueno, definitivamente eso no me lo esperaba.
— ¿Médico, tú? — las palabras me salen solas y me arrepiento de inmediato porque suenan demasiado perplejas como para no resultar ofensivas, por lo que intento suavizar mi expresión — ¿Tu madre qué opina de esto? — quiero saber, frotando mis manos en el borde de mi blusa para limpiar un poco la tierra que se me ha acumulado. Puede que Eowyn no sea mi modelo preferido de maternidad, pero nunca está de más preguntar — Bev, de verdad agradezco tu interés y lo encuentro sumamente de ayuda, pero quizá deberías pensarlo mejor. No todos tienen estómago para la medicina.
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Como buena medica que es primero pregunta por mi herida, debo tener eso en cuenta, puede que a veces olvide preguntar a la gente por sus problemas, pero de verdad, es algo complicado comprender si les pasa algo cuando todos tratan de mantener sonrisas.
- Nop, solo piel superponiendo piel - le contesto.
Puedo entender sus dudas respecto a mi interes en la medicina, mi belleza me juega encontra, nadie me toma en serio por ello, además sin mi atención las plantas puede dejar de crecer tan bien, sobretodo en estos tiempos tan delicados. Pero estoy segura que mamá puede hacerse cargo y puedo ir a cantarles durante mi tiempo libre. Ahora necesito concentrarme en mi formación.
- Mamá esta totalmente de acuerdo, dice que incluso tiene un traje de doctora que puede prestarme, aunque ella no lo haya usado para dar atención medica. Y siguiendo sus creencias, la medicina me parece un campo muy interesante para demostrar amor. En cuanto a lo del estomago, puedo tolerarlo, convivo gran parte del tiempo con Ben y lo he visto con objetos puntiagudos clavados en su cuerpo, no de los que desearía mamá ni Seth. Incluso he ayudado cuando han traido animales para despellejar y preparar para repartir en trozos.
Aunque hasta hace unos meses no me dejaban usar los cuchillos, entiendo que quieren protegerme pero a veces es ridiculo, nunca sería tan descuidada para dañar mi perfecta piel y uñas. Salvando ardillas, estaba más que dispuesta a tolerar un poco de sangre, el matarlos solía ser el tema principal porque terminaba teniendo flashbacks de sus vidas y familias, por lo que después de esa salida con Ben, prefería encargarme del cadaver.
- Quiero ayudar de verdad y no me voy a rendir hasta conseguirlo - dijo poniendome firme, había funcionado con Ben, no veía porque no podía funcionar con la abuela. Creo que le estaba tomando el truco a esto de actuar con seriedad, madre de las ardillas perdoname.
- Nop, solo piel superponiendo piel - le contesto.
Puedo entender sus dudas respecto a mi interes en la medicina, mi belleza me juega encontra, nadie me toma en serio por ello, además sin mi atención las plantas puede dejar de crecer tan bien, sobretodo en estos tiempos tan delicados. Pero estoy segura que mamá puede hacerse cargo y puedo ir a cantarles durante mi tiempo libre. Ahora necesito concentrarme en mi formación.
- Mamá esta totalmente de acuerdo, dice que incluso tiene un traje de doctora que puede prestarme, aunque ella no lo haya usado para dar atención medica. Y siguiendo sus creencias, la medicina me parece un campo muy interesante para demostrar amor. En cuanto a lo del estomago, puedo tolerarlo, convivo gran parte del tiempo con Ben y lo he visto con objetos puntiagudos clavados en su cuerpo, no de los que desearía mamá ni Seth. Incluso he ayudado cuando han traido animales para despellejar y preparar para repartir en trozos.
Aunque hasta hace unos meses no me dejaban usar los cuchillos, entiendo que quieren protegerme pero a veces es ridiculo, nunca sería tan descuidada para dañar mi perfecta piel y uñas. Salvando ardillas, estaba más que dispuesta a tolerar un poco de sangre, el matarlos solía ser el tema principal porque terminaba teniendo flashbacks de sus vidas y familias, por lo que después de esa salida con Ben, prefería encargarme del cadaver.
- Quiero ayudar de verdad y no me voy a rendir hasta conseguirlo - dijo poniendome firme, había funcionado con Ben, no veía porque no podía funcionar con la abuela. Creo que le estaba tomando el truco a esto de actuar con seriedad, madre de las ardillas perdoname.
Me alivio en parte que no le ande fastidiando la herida porque eso significa que es un problema menos por el cual preocuparse aparte de que no está en mí dejar que cualquiera de las personas de este distrito sufra, pero cuando empieza con su discurso considero que hubiese preferido una solución tan simple como solamente revisarla. Mis cejas se arquean delatando mi modo de abrir mis ojos cuando mezcla sus razones para ser médico con intimidades de su madre que no me interesa saber en lo absoluto y tengo que cruzarme de brazos y cubrirme la boca con una mano para presionarme los labios sin soltar alguna barbaridad ni chiste que no se le debe hacer a alguna niña, aunque estoy segura de que si ella fuese mayor podría leer muy rápido mis facciones. Echo siempre ha dicho que soy demasiado transparente.
— Es diferente cazar que atender heridos... — comienzo sin darle mucha vuelta al asunto, desviando la vista para chequear como Kendrick y Jared llevan entre los dos, a lo lejos, un sillón que parecen haber podido recuperar de las ruinas ligeramente chamuscado y que posiblemente sirva como cama extra — No es tan fácil mantener la cabeza serena cuando debes actuar con rapidez y créeme que perder a un paciente no es una carga fácil de llevar. Aquí somos demasiado pocos como para poder evitar el vínculo que generalmente no existe entre el doctor y la víctima — mi mejor ejemplo siempre va a ser Coco, pero ella no la ha conocido y es un tema que nadie habla en voz alta — La medicina es hermosa, pero es difícil y toma años.
Estaba conforme con mis médicos, pero sabía que todavía tenían mucho que aprender en su juventud; yo también lo seguía haciendo. Pero Beverly se planta con una terquedad que me recuerda mucho a sus posibles padres y maldigo internamente a la genética, metiendo las manos en mis bolsillos al suspira con cansancio — Es imposible decirte que no. ¿Verdad? — aventuro, aunque el tono de voz que utilizo le debería dejar bien en claro que yo no soy su madre, ni Seth, ni Ben o Cale, y no podrá convencerme tan fácil. Le tengo aprecio, pero no confío en Beverly corriendo por allí con agujas — Permitiré que aprendas sobre plantas medicinales pero tienes terminantemente prohibido el probarlas en los demás sin consentimiento ni supervisión de un adulto. ¿Está claro? — endurezco la mirada clavando los ojos en ella sin parpadear, como he hecho cientos de veces con mis hijos para que sepan que hablo en serio — Y podrás asisitir heridas leves por el momento, nada de ir haciéndote la heroína. Todo a su paso y... nada de trajes de enfermerita. Eso te lo ruego, aquí no es necesario.
Aparte vaya a saber qué hizo su madre con esa ropa puesta. La simple idea me hace estremecer de muy mala gana y me giro, haciéndole una seña para que venga conmigo — Tengo un par de libros que se salvaron que quizá te interesen para que puedas ir leyendo. ¿Tenemos un trato?
— Es diferente cazar que atender heridos... — comienzo sin darle mucha vuelta al asunto, desviando la vista para chequear como Kendrick y Jared llevan entre los dos, a lo lejos, un sillón que parecen haber podido recuperar de las ruinas ligeramente chamuscado y que posiblemente sirva como cama extra — No es tan fácil mantener la cabeza serena cuando debes actuar con rapidez y créeme que perder a un paciente no es una carga fácil de llevar. Aquí somos demasiado pocos como para poder evitar el vínculo que generalmente no existe entre el doctor y la víctima — mi mejor ejemplo siempre va a ser Coco, pero ella no la ha conocido y es un tema que nadie habla en voz alta — La medicina es hermosa, pero es difícil y toma años.
Estaba conforme con mis médicos, pero sabía que todavía tenían mucho que aprender en su juventud; yo también lo seguía haciendo. Pero Beverly se planta con una terquedad que me recuerda mucho a sus posibles padres y maldigo internamente a la genética, metiendo las manos en mis bolsillos al suspira con cansancio — Es imposible decirte que no. ¿Verdad? — aventuro, aunque el tono de voz que utilizo le debería dejar bien en claro que yo no soy su madre, ni Seth, ni Ben o Cale, y no podrá convencerme tan fácil. Le tengo aprecio, pero no confío en Beverly corriendo por allí con agujas — Permitiré que aprendas sobre plantas medicinales pero tienes terminantemente prohibido el probarlas en los demás sin consentimiento ni supervisión de un adulto. ¿Está claro? — endurezco la mirada clavando los ojos en ella sin parpadear, como he hecho cientos de veces con mis hijos para que sepan que hablo en serio — Y podrás asisitir heridas leves por el momento, nada de ir haciéndote la heroína. Todo a su paso y... nada de trajes de enfermerita. Eso te lo ruego, aquí no es necesario.
Aparte vaya a saber qué hizo su madre con esa ropa puesta. La simple idea me hace estremecer de muy mala gana y me giro, haciéndole una seña para que venga conmigo — Tengo un par de libros que se salvaron que quizá te interesen para que puedas ir leyendo. ¿Tenemos un trato?
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Wow, lo había conseguido a la primera. Juro que creí que tendría que acosarla hasta hartarla, aunque supongo que lo habrá sospechado y por eso cedió más rápido. Teniendo en cuenta que ahora vivimos bajo el mismo techo, incluso había estudiado la casa para saber todos y cada uno de los recovecos en lo que podía tomarla por sorpresa, hasta practiqué mi mejor llanto. Horas desperdiciadas en argumentos y lágrimas falsas, oh bueno, seguro ya tendría ocación de usarlas.
No escuche más alla de su "permitiré", pero eso era lo que más me importaba. Iba a aprender, iba a ser médica, algo que no sabía que quería tanto hasta ese momento, iba a tener autoridad y poder sobre todos..."Calmemosnos Soa, nos estamos adelantando"
No pude contener más mi emoción cuando la abuela dijo lo de los libros y le salte a abrazarla.
- Gracias, gracias, gracias, juro que sere una exelente estudiante. Incluso ya estuve leyendo algunos e investigue sobre las preparaciones, puedo seguirte a donde quieras o ir a buscar las plantas que quieras, solo dime por donde empezar - le rogue con seguramente demasiada entusiasmo pero esta definitivamente feliz.
No escuche más alla de su "permitiré", pero eso era lo que más me importaba. Iba a aprender, iba a ser médica, algo que no sabía que quería tanto hasta ese momento, iba a tener autoridad y poder sobre todos..."Calmemosnos Soa, nos estamos adelantando"
No pude contener más mi emoción cuando la abuela dijo lo de los libros y le salte a abrazarla.
- Gracias, gracias, gracias, juro que sere una exelente estudiante. Incluso ya estuve leyendo algunos e investigue sobre las preparaciones, puedo seguirte a donde quieras o ir a buscar las plantas que quieras, solo dime por donde empezar - le rogue con seguramente demasiada entusiasmo pero esta definitivamente feliz.
Quizá sus padres (y digo padres porque hablo de los hombres que posiblemente ayudaron a engendrarla, porque Eowyn de seguro pensaría que Beverly sería buena médica) me matarían ahora mismo si pudiesen escucharme, pero la verdad es que con el correr de los años y la maternidad he aprendido una cosa o dos sobre el control de los niños y sus decisiones. Sabía muy bien que Beverly no descansaría hasta conseguir su cometido así que la idea era simple: pretender darle lo que quiere pero de manera controlada para que no tenga el poder que cree tener, pero que de todas formas la mantenga satisfecha y ocupada. Siempre he sido firme respecto a ponerle límites a mis hijos pero ella no es mía, así que controlar la medida de su disparate es la mejor opción que tengo. Además, si aprende lento y no hace estupideces, el conocimiento nunca está de más.
Su abrazo me toma desprevenida y la atajo entre mis manos con cierto toque atropellado hasta que puedo colocar bien mis manos a su alrededor, ligeramente confundida por ese accionar. Balbuceo un "de nada" que se pierde entre su cháchara que me da a entender que la voy a tener pegada a mí como una sombra y con suavidad, trato de alejarla para poder mirarla con rostro severo en un intento de darle a entender que hablo en serio — Paso por paso y lo sabes — le recuerdo — y solo lo haremos una vez por semana. Hay cosas un poco más urgentes que atender estos días — como, básicamente, tener medio distrito en ruinas.
Caminamos hasta que abro la puerta pesada de la sala del Consejo y, ya en su interior, abro las ventanas para dejar entrar toda la luz solar que pueda sernos de utilidad. Las sillas han quedado algo desparramadas luego de la última reunión así que tengo que esquivarlas hasta acercarme a la biblioteca, donde revoloteo mis dedos para terminar sacando un libro pesado que dejo sobre la mesa más cercana y empiezo a hojear — ¿Conoces alguna de estas? — le pregunto, empezando a señalar algunas plantas básicas — Dijiste que ya estuviste leyendo. ¿Tienes idea de algo, recuerdas siquiera algún nombre o función? Necesito saber por donde empezar o tendré que buscar un libro más... simple.
Su abrazo me toma desprevenida y la atajo entre mis manos con cierto toque atropellado hasta que puedo colocar bien mis manos a su alrededor, ligeramente confundida por ese accionar. Balbuceo un "de nada" que se pierde entre su cháchara que me da a entender que la voy a tener pegada a mí como una sombra y con suavidad, trato de alejarla para poder mirarla con rostro severo en un intento de darle a entender que hablo en serio — Paso por paso y lo sabes — le recuerdo — y solo lo haremos una vez por semana. Hay cosas un poco más urgentes que atender estos días — como, básicamente, tener medio distrito en ruinas.
Caminamos hasta que abro la puerta pesada de la sala del Consejo y, ya en su interior, abro las ventanas para dejar entrar toda la luz solar que pueda sernos de utilidad. Las sillas han quedado algo desparramadas luego de la última reunión así que tengo que esquivarlas hasta acercarme a la biblioteca, donde revoloteo mis dedos para terminar sacando un libro pesado que dejo sobre la mesa más cercana y empiezo a hojear — ¿Conoces alguna de estas? — le pregunto, empezando a señalar algunas plantas básicas — Dijiste que ya estuviste leyendo. ¿Tienes idea de algo, recuerdas siquiera algún nombre o función? Necesito saber por donde empezar o tendré que buscar un libro más... simple.
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La abuela era tan sabía. Obviamente el camino a saber de la utilidad de las plantas en el campo medicinal es muy basto y siempre hay algo nuevo por saber. Seguro no quería que dejara de lado mis otras lecciones, porque también eran importantes, pero le demostraría que podía con todo.
Lo de una vez por semana seguro sería para comprobar mi avance, por lo que tendría que hablar con mamá para que me diera un poco de tiempo libre con el trabajo de los cultivos, lo dedicaría a recolección y en las noches, cuando Noel durmiera, podría preparar unguentos y aceites.
Estaba pensando en mi plan mientras la seguía por lo que de pronto me encontre en el salon del consejo y me pasó un enorme libro, tuve que tragar para no babear sobre él.
- Eh estado recogiendo algo de cortezas de abedul y aliso, para heridas, también encontre androsemo, acedera, culantrillo de pozo, menta, musgo, saponaría; quería hacer mi propía shampoo; y flores como acantos y angelica silvestre - respondí mientras rozo mis dedos con el libro abierto frente a mi. Preferí guardarme para mi lo de las plantas tóxicas que también encontré, soy ingenua no idiota.
Lo de una vez por semana seguro sería para comprobar mi avance, por lo que tendría que hablar con mamá para que me diera un poco de tiempo libre con el trabajo de los cultivos, lo dedicaría a recolección y en las noches, cuando Noel durmiera, podría preparar unguentos y aceites.
Estaba pensando en mi plan mientras la seguía por lo que de pronto me encontre en el salon del consejo y me pasó un enorme libro, tuve que tragar para no babear sobre él.
- Eh estado recogiendo algo de cortezas de abedul y aliso, para heridas, también encontre androsemo, acedera, culantrillo de pozo, menta, musgo, saponaría; quería hacer mi propía shampoo; y flores como acantos y angelica silvestre - respondí mientras rozo mis dedos con el libro abierto frente a mi. Preferí guardarme para mi lo de las plantas tóxicas que también encontré, soy ingenua no idiota.
He entrenado mi cerebro para ser capaz de seguir el ritmo de charla de gente como Eowyn o su hija, así que solamente me apoyo en una de las mesas mientras escucho a la niña enumerar todas las plantas que ha estado recogiendo. Me es inevitable no poner cierta expresión de sospecha en algún punto de su charla, hasta que levanto un dedo para pedirle un segundito para hablar — Dime que lo has hecho con la supervisión de un adulto — todo muy lindo, pero sé de primera mano que muchas de esas plantas se encuentran en el bosque y no dentro del distrito, así que de haberlas buscado tuvo que haber ido acompañada o tendré que atender el pequeño asunto de que la niña se anda escapando para buscar hierbas. A veces no sé qué es lo que hacen cuando están de guardia en las torres porque parece que los niños se están tomando demasiadas libertades — No quiero que te andes metiendo al bosque sin nadie que te vigile. Lo último que necesitamos es que te pierdas o peor, que te atrapen o lastimen — no han sido pocas las personas que se fueron y no regresaron. Los Franco fueron un caso muy particular.
Parece más que satisfecha con ese libro así que asumo que va a mantenerla ocupada, por lo que me pongo de pie para hacer que lo ponga sobre la mesa y así poder abrirlo y empezar a darle indicaciones — Por aquí tienes plantas curativas y medicinales, pero estos capítulos se dedican a explicar los diferentes venenos — se los señalo, doblando el borde de las páginas en un intento de dejarlas marcadas — No quiero que toques absolutamente nada de eso. Tengo un libro de herbología mágica por algún lado, pero creo que podemos empezar primero con esto. ¿Te molestaría dejarme chequear lo que conseguiste? — solo para asegurarme de que no está equivocándose y trayendo cualquier cosa que puede terminar en desastre. Conozco a Beverly y sé que va con su bolsito para todos lados, así que ruego que las tenga consigo así dejo de gastar mi tiempo y puedo volver al trabajo.
Parece más que satisfecha con ese libro así que asumo que va a mantenerla ocupada, por lo que me pongo de pie para hacer que lo ponga sobre la mesa y así poder abrirlo y empezar a darle indicaciones — Por aquí tienes plantas curativas y medicinales, pero estos capítulos se dedican a explicar los diferentes venenos — se los señalo, doblando el borde de las páginas en un intento de dejarlas marcadas — No quiero que toques absolutamente nada de eso. Tengo un libro de herbología mágica por algún lado, pero creo que podemos empezar primero con esto. ¿Te molestaría dejarme chequear lo que conseguiste? — solo para asegurarme de que no está equivocándose y trayendo cualquier cosa que puede terminar en desastre. Conozco a Beverly y sé que va con su bolsito para todos lados, así que ruego que las tenga consigo así dejo de gastar mi tiempo y puedo volver al trabajo.
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- Bueno, algunas las conseguí cerca del lago, otras una vez que salimos con Ben, necesitaba frutos secos para Noel. Y el resto - mire al rededor porque lo que estaba a punto de decir era muy secreto y confiaba en la abuela porque era una mujer sabia, como mamá - Me las dejaron como ofrenda el ejercito de ardillas - susurré - Creo que me han aceptado como parte de ellas desde que adopte a Noel - preferí guardarme el mensaje que me dejaron, tampoco quería que pensara que estaba loca por hablar con roedores gigantes.
Creo que lo entendió, yo sabía que podía confiar en ella, porque me paso el libro y me dijo que también buscaría uno sobre plantas mágicas, en cuanto al veneno supongo que se refería que no lo tocara sin ella o no lo implementara sobre nadie. Podía quedarse tranquila, tampoco quería matar a nadie en mis intentos, aun necesitaba que confiaran que no era solo una cara bonita.
- Claro, siempre lo llevo todo en mi bolsito - le dije cuando pidió ver mis preparaciones.
Me empecé a poner nerviosa cuando saqué el botiquin, no por las plantas toxicas; esas las mantenía en otra cajita bajo llave ya que no era una completa irresponsable; pero que si había cometido errores y me gritaba como Gordon Ramsay, y terminaba poniendome entre dos fransquitos y preguntando "¿qué eres?", y yo respondiendo "una flor marchita".
Estaba transpirando ya, mientras le pasaba mis unguentos para heridas, llagas, tés, aceites, hojas, cortezas y flores.
Creo que lo entendió, yo sabía que podía confiar en ella, porque me paso el libro y me dijo que también buscaría uno sobre plantas mágicas, en cuanto al veneno supongo que se refería que no lo tocara sin ella o no lo implementara sobre nadie. Podía quedarse tranquila, tampoco quería matar a nadie en mis intentos, aun necesitaba que confiaran que no era solo una cara bonita.
- Claro, siempre lo llevo todo en mi bolsito - le dije cuando pidió ver mis preparaciones.
Me empecé a poner nerviosa cuando saqué el botiquin, no por las plantas toxicas; esas las mantenía en otra cajita bajo llave ya que no era una completa irresponsable; pero que si había cometido errores y me gritaba como Gordon Ramsay, y terminaba poniendome entre dos fransquitos y preguntando "¿qué eres?", y yo respondiendo "una flor marchita".
Estaba transpirando ya, mientras le pasaba mis unguentos para heridas, llagas, tés, aceites, hojas, cortezas y flores.
Okay. Estoy acostumbrada a los delirios de Beverly porque antes de ella tuve que ayudar a cuidar de su madre y nadie puede negar que los genes Redford son lo suficientemente fuertes como para opacar a cualquier otro adn que se haya utilizado para crear a la niña que tengo delante de mí, pero eso sí que no me lo esperaba. Creo que me tardo más de lo normal en reaccionar y me mantengo en la misma postura estática sin siquiera parpadear, hasta que por fin pestañeo dos veces muy seguidas — ¿Ejército de ardillas? — cada sílaba la pronuncio con mucho cuidado y lentitud como si eso me ayudase a formular el pensamiento en mi cabeza, pero cuando intento encontrarle alguna lógica... No, nada — Bev... ¿Comiste alguna planta en el bosque que pudo haber... bueno, hecho que creas que las ardillas tienen ejército? — ya he perdido el tacto hace mucho tiempo para ciertas cosas. Los delirios Redford son una de ellas.
Poco a poco Beverly comienza a dejar las cosas sobre la mesa y yo no emito ninguna palabra, admirando que al menos tuvo la decencia de traer cosas útiles y no solamente yuyos. En cuanto termina me tomo un momento para pensar y acabo chasqueando la lengua, girando en mi eje hasta poder ver algunas de las jarras vacías de agua que usamos para beber durante las reuniones. Chequeo que no tengan nada dentro y las coloco sobre la mesa en hilera, uno al lado del otro — ¿Puedes separarlas por utilidad en diferentes jarros? — le pregunto — apilarlas por función. Veamos que tanto estuviste leyendo.
Poco a poco Beverly comienza a dejar las cosas sobre la mesa y yo no emito ninguna palabra, admirando que al menos tuvo la decencia de traer cosas útiles y no solamente yuyos. En cuanto termina me tomo un momento para pensar y acabo chasqueando la lengua, girando en mi eje hasta poder ver algunas de las jarras vacías de agua que usamos para beber durante las reuniones. Chequeo que no tengan nada dentro y las coloco sobre la mesa en hilera, uno al lado del otro — ¿Puedes separarlas por utilidad en diferentes jarros? — le pregunto — apilarlas por función. Veamos que tanto estuviste leyendo.
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Primero no entendía a que venía la pregunta sobre mi visita a los bosques, pero ya entendía, la abuela era realmente muy inteligente. ¿Qué si alguien escuchaba a pesar de mis precausiones? Uno no puede estar del todo seguro. Asi que, imitando la abuela, me hice la desentendida del ejercito de ardillas.
- Solo unas nueces que me dio Noel - dije guiñandole el ojo y señalando a la ardilla que estaba dentro de mi abrigo observando todo, la había estado entrenando a quedarse completamente quieta y solo asomaba su cabecita cada tanto cuando algo llamaba su atención. Era muy inteligente para su edad.
Parecía imprecionada por mi trabajo y eso me tranquilizó. Seguro se estaba dando cuenta de lo capaz que era y el gran futuro que tenía por delante. Ya podía verme como la siguiente encargada del cuerpo medico del distrito, con unos anteojos que me darían un look sabio pero a la vez juvenil y sexy, mi bata que le daría autoridad a mi persona, y Ken sorprendiendome y arrastrandome entre las cabañas para tener un momento de manoseos y liberación sexual antes de que se embarcara en la siguiente misión de exploradores. Y luego suspiraría durante las noches por su ausencia y trabajaría sin parar en el día para sacarmelo de la mente, mientras otros hombres intentarían seducirme pero yo me mantendría celibé por la promesa del jovén amor. Entonces el resto de los exploradores volvería y me dirían que había fallecido en un terrible accidente por una noble causa. Y yo caería en desesperación y terminaría sucumbiendo a los placeres pasajeros de cuerpos sin rostro, hasta que él volvería milagrosamente y resultaría que todo había sido obra de un ser celoso que me deseaba y había traicionado a todos por tenerme. Entonces....
Tuve que parar mi fantasía cuando la abuela me pidió que calificara la ultilidad de mis preparaciones, por lo que me tomé unos momentos para controlarme y guardar mi historía para otro momento más privado.
- Si claro, aquí tengo unos unguentos para heridas como cortadas o quemaduras, aceites para problemas de garganta o respiratorios, tes para problemas digestivos, nervios o fiebres, y de todo de donde los he hecho como reserva por si me quedo sin. Principalmente he utilizado la corteza de abedul, las hojas de androsemo, culantrillo, menta, musgo y las flores
- Solo unas nueces que me dio Noel - dije guiñandole el ojo y señalando a la ardilla que estaba dentro de mi abrigo observando todo, la había estado entrenando a quedarse completamente quieta y solo asomaba su cabecita cada tanto cuando algo llamaba su atención. Era muy inteligente para su edad.
Parecía imprecionada por mi trabajo y eso me tranquilizó. Seguro se estaba dando cuenta de lo capaz que era y el gran futuro que tenía por delante. Ya podía verme como la siguiente encargada del cuerpo medico del distrito, con unos anteojos que me darían un look sabio pero a la vez juvenil y sexy, mi bata que le daría autoridad a mi persona, y Ken sorprendiendome y arrastrandome entre las cabañas para tener un momento de manoseos y liberación sexual antes de que se embarcara en la siguiente misión de exploradores. Y luego suspiraría durante las noches por su ausencia y trabajaría sin parar en el día para sacarmelo de la mente, mientras otros hombres intentarían seducirme pero yo me mantendría celibé por la promesa del jovén amor. Entonces el resto de los exploradores volvería y me dirían que había fallecido en un terrible accidente por una noble causa. Y yo caería en desesperación y terminaría sucumbiendo a los placeres pasajeros de cuerpos sin rostro, hasta que él volvería milagrosamente y resultaría que todo había sido obra de un ser celoso que me deseaba y había traicionado a todos por tenerme. Entonces....
Tuve que parar mi fantasía cuando la abuela me pidió que calificara la ultilidad de mis preparaciones, por lo que me tomé unos momentos para controlarme y guardar mi historía para otro momento más privado.
- Si claro, aquí tengo unos unguentos para heridas como cortadas o quemaduras, aceites para problemas de garganta o respiratorios, tes para problemas digestivos, nervios o fiebres, y de todo de donde los he hecho como reserva por si me quedo sin. Principalmente he utilizado la corteza de abedul, las hojas de androsemo, culantrillo, menta, musgo y las flores
Miro a la ardilla que lleva a todas partes como un peluche y no puedo evitar tener que hacer un enorme esfuerzo para no poner los ojos en blanco de tal manera que podría verme el interior del cráneo. Si ella continúa convencida de que hay un ejército de ardillas en el bosque y básicamente dice que solamente comió nueces, voy a tener que hablar con su madre para preguntarle por los delirios normales en una niña de seis años, no de trece. Bueno, quizá a su madre no; Cale podría decirme qué está pasando en su casa sin la necesidad de charlas de las cuales me pierdo la mitad o porque no las entiendo o porque mi atención se fue hacia cualquier lado cuando empiezan a divagar.
Me centro en lo que encuentro lógico y la escucho atentamente, bordeando la mesa para ponerme del otro lado y estar frente a ella en una posición que me permite ir revisando que no se equivoca, aunque tengo que hacer un milagro para mantener la cara serena cuando me doy cuenta de que básicamente y en contra de todo pronóstico, la niña parece saber lo que está haciendo — ¿Conoces las propiedades de cada una? — le pregunto con desconfianza, levantando una flor caléndula y dándole una rápida olfateada — Como consejo, me llevaría estos frascos para que coloques cada hierba o flor dentro acorde a sus funciones y las etiquetaría. Es un buen modo para evitar confusiones al momento del apuro y, a su vez, debes entender que el orden es algo básico y primordial al trabajar.
Uso los dedos para dividir las cosas que me ha traído y acabo frunciendo el ceño tomando un tallo pequeño y se lo muestro — sé que parece aloe vera, pero es una planta venenosa llamada agave. Debes tener cuidado con los parecidos y aprender a diferenciarlos. También anótalos — le recuerdo, separando la plantita del resto que sí termino de colocar en los frascos. Sin más, los empujo hacia ella — Creo que esto está bien para empezar. ¿Podrías hacerme un resumen de todos tus encuentros y explicarme sus funciones? Por escrito, puedes entregármelo la semana próxima y así comenzar — increíblemente, le termino sonriendo, dándole un suave toque al libro con un dedo — Solo recuerda: nada de andar haciendo experimentos con los demás. Especialmente con Kendrick, que ya vi como te pones cuando está cerca — tendría que estar ciega para no notarlo.
Me centro en lo que encuentro lógico y la escucho atentamente, bordeando la mesa para ponerme del otro lado y estar frente a ella en una posición que me permite ir revisando que no se equivoca, aunque tengo que hacer un milagro para mantener la cara serena cuando me doy cuenta de que básicamente y en contra de todo pronóstico, la niña parece saber lo que está haciendo — ¿Conoces las propiedades de cada una? — le pregunto con desconfianza, levantando una flor caléndula y dándole una rápida olfateada — Como consejo, me llevaría estos frascos para que coloques cada hierba o flor dentro acorde a sus funciones y las etiquetaría. Es un buen modo para evitar confusiones al momento del apuro y, a su vez, debes entender que el orden es algo básico y primordial al trabajar.
Uso los dedos para dividir las cosas que me ha traído y acabo frunciendo el ceño tomando un tallo pequeño y se lo muestro — sé que parece aloe vera, pero es una planta venenosa llamada agave. Debes tener cuidado con los parecidos y aprender a diferenciarlos. También anótalos — le recuerdo, separando la plantita del resto que sí termino de colocar en los frascos. Sin más, los empujo hacia ella — Creo que esto está bien para empezar. ¿Podrías hacerme un resumen de todos tus encuentros y explicarme sus funciones? Por escrito, puedes entregármelo la semana próxima y así comenzar — increíblemente, le termino sonriendo, dándole un suave toque al libro con un dedo — Solo recuerda: nada de andar haciendo experimentos con los demás. Especialmente con Kendrick, que ya vi como te pones cuando está cerca — tendría que estar ciega para no notarlo.
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- Si, las mentas y el musgo sierven más que nada para los problemas respiratorios, el abedul y el androsemo para heridas y quemaduras, y así - contesto cuando me preguntó por mis conocimientos, me sentía muy orgullosa y a la vez emocionada, al fin teniamos algo de que hablar con la abuela.
Yo sentía que nunca había podido conectar del todo con ella, raro, lo sé, a lo que me refiero es que, me aceptaba en las reuniones familiares pero hasta ahora no habíamos tenido una conversasión tan larga como esta.
Por lo que cuando me dió los frascos y las explicaciones, absorví todo como si fuera un cactus luego de un mes sin lluvia. Tuve un momento de mueca cuando encontró el agave, al menos creyo que lo había cunfundido y no que lo había recolectado con la intención de fermentarla.
Recordatorio: habilitar otra caja para las bebidas alcohólicas, como con las plantas tóxicas.
- Aquí estaré la semana siguiente - le dije, ya tenía una idea de donde conseguir más plantas, por lo que tendría más preparaciones para entonces también - Y juró no probar en ningun ser vivo - le prometí. Al menos por ahora, además hasta no perfecionarme tampoco me arriesgaría a dejarme sin vistas.
La saludé sonriente, y la deje a lo suyo en el salon del consejo. Tenía que hacer un viaje al lago.
Yo sentía que nunca había podido conectar del todo con ella, raro, lo sé, a lo que me refiero es que, me aceptaba en las reuniones familiares pero hasta ahora no habíamos tenido una conversasión tan larga como esta.
Por lo que cuando me dió los frascos y las explicaciones, absorví todo como si fuera un cactus luego de un mes sin lluvia. Tuve un momento de mueca cuando encontró el agave, al menos creyo que lo había cunfundido y no que lo había recolectado con la intención de fermentarla.
Recordatorio: habilitar otra caja para las bebidas alcohólicas, como con las plantas tóxicas.
- Aquí estaré la semana siguiente - le dije, ya tenía una idea de donde conseguir más plantas, por lo que tendría más preparaciones para entonces también - Y juró no probar en ningun ser vivo - le prometí. Al menos por ahora, además hasta no perfecionarme tampoco me arriesgaría a dejarme sin vistas.
La saludé sonriente, y la deje a lo suyo en el salon del consejo. Tenía que hacer un viaje al lago.
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