Era temprano, no demasiado como para que extrañara mi cama, pero lo suficiente como para que aun tuviera el desayuno en la garganta y tenía entrenamiento. Mala combinación.

Pero al menos tenía a la tía Ava para entrenarme, ella sería comprensiva, estoy segura. Algunos dirían que le tocaba a ella entrenarme porque los hombres habían perdido la paciencia conmigo, pero yo sabía mejor. Ava era superior y claramente me enseñaría como correspondía, con paciencia y confianza.

Además tampoco era que se necesitara entrenarme tanto, si,tenía algunos errores de puntería, pero siempre eran circunstancias aisladas. Y si, no había sido la mejor luchando la última vez, pero Zelda era un poco salvaje y ese día mamá me había pintado las uñas, no podía arruinarlas solo unas horas después ¿o no?

Por suerte con la magia no hay quejas de ese lado, aunque teniendo en cuenta que quien da la clase es una mujer, es obvio que es todo culpa de los hombres y su poca paciencia con una delicada y dulce joven en desarrollo.

Pero todo iría bien, para cuando encontrara el amor de mi vida ya sabría defenderme y lo terminaría de conquistar con mis habilidades de combate pero delicado porte. y digo terminaría porque obviamente lo atraería con mi belleza al principio, él se resistiría, como todos lo intentan, tendríamos discusiones y al final lo salvaría con mi amor.

Pero deje mis sueños para otro día cuando ví a la tía Ava en el claro esperandomé. Ah, primero debía sobrevivir hoy.

Para cuando iba a dar comienzo con el entrenamiento individual de Bev, la mañana ya estaba un poco avanzada. Lo agradecía, había tenido el tiempo suficiente de realizar mis ejercicios de rutina, pasear un rato a Arion y recolectar algunas frutas como desayuno antes de tener que dirigirme al claro.

No estaba segura de que pensar sobre lo que resultaría de ese día. Era la primera vez en bastante tiempo que entrenaría a los chicos de manera individual, pero era comprensible. Si bien cuando practicaban en grupo podían agilizar y progresar ayudándose mutuamente, hay cosas que solo se pueden corregir en clases particulares. Y el evitar que Bev le quitase un ojo a alguien, era algo que sólo se podía practicar con poca gente en los alrededores.

Hay veces en las que asustaba lo mucho que Beverly se parecía a su madre, y si bien Eowyn no pecaba de mala puntería, sí ponían el mismo tipo de excusas cuando cometían alguna equivocación o no querían hacer algo. Wyn solía decir que ella era la única progenitora de su pequeña, y por más imposible que fuese, hay días en los que tenía que darle la razón.

No es difícil escuchar a Bev llegar al claro, sus pasos eran bastante ligeros y hasta casi rítmicos en lo que trataba de portarse siempre como una señorita, sin embargo no pude evitar esbozar una sonrisa y me giré para saludarla con un ademán de mano. - ¿Estás bien descansada para el entrenamiento de hoy? - Consulto. Prefiero saber de antemano con qué situación me encuentro y así exigirle acorde a su estado físico. Los métodos de Echo siempre fueron efectivos, pero los primeros meses tras haber llegado al distrito habían sido una tortura al tener que levantarnos temprano y entrenar casi que con la almohada pegada la cara. - Espero que la respuesta a eso sea sí, y que ya hayas desayunado. - Declaro cuando la tengo al lado mío, y aprovecho para llevar mi mano a su cabeza, despeinándola de manera afectuosa.

- Seeh - murmuré cuando Ava me pregunto que tan descansada estaba, lo que se dice a toda capacidad no sería exactamente algo que me describiera, porque 1) detesto madrugar y 2) lo primero con más enfasis ya que queda mejor decir más de un punto.

Y agreguemosle que volvi a releer una de mis novelas favoritas asi que hay muchas posibilidades que delire a lo largo del entrenamiento. O tal vez ya lo haga...¿Qué si todo es un sueño y aún estaba en mi cama?

¡Arg! ¿Qué clase de tortura estaba dandome mi subconciente soñando con entrenamiento? El tema era que no podía ser una pesadilla porque la tía estaba ahi, no parecía que se fuera convertir en Echo pronto, no había manos con el pulgar hacía abajo saliendo de la tierra, los árboles no tenían dientes, ni ganzos con sombreros graciosos y tampoco otras niñas mas bellas que yo, y definitivamente no había exeso de amarillo. Entonces ¿Qué podía hacer?

Que Ava me revolviera la cabeza no era prueba de nada, podía estar haciendolo yo contra la almohada, sino ¿comó se despierta uno tan despeinado? Aunque aun sostenía la teoría de goblins, no era el momento, necesitaba otro metodo. Así que la pellisque. Se sentía real, okey estoy despierta.

- Lo siento, si, ya comí. Pero aún puedo setirlo en mi estómago, ¿podemos empezar con algo simple y tranquilo?

El pellizco de Bev me sobresaltó, haciendo que un grito pequeño se escape de mis labios, ¿pero qué demonios le pasaba?. En un acto reflejo involuntario, termino pegándole en el dorso de la mano como si de un mosquito se tratase. No me disculpo, simplemente ruedo los ojos y me dirijo hacia ella. - Espero que no le hayas dicho eso a Echo jamás. Y si lo hiciste, por favor dime qué cara puso. - Comento divertida tan solo de imaginar la reacción que tendría.

La verdad es que el entrenamiento de hoy sería tranquilo. No necesitábamos practicar cosas como resistencia o velocidad ya que el carácter naturalmente inquieto de Bev la hacía buena en esas áreas. En combate físico yo no sería la mejor maestra, aunque sí podría mostrarle como escabullirse aprovechando su tamaño... pero no. El día de hoy practicaríamos su puntería. No importaba qué arma tuviese la pequeña en sus manos, siempre que la muchacha estaba armada con algo que disparase proyectiles a distancia, los que estaban cerca, y aún peor: los que estaban frente a ella, corrían grave peligro.

- Para tu suerte, hoy vamos a empezar tranquilo. - Termino por asegurarle. - ¿Cómo te sientes con tiro al blanco hoy? ¿Prefieres arco, o ballesta? - Le indico señalando al costado del claro, en donde ambas armas descansan al costado.

No practicaremos con armas de fuego hasta que este segura que sus tiros no se perderán. No nos es fácil conseguir municiones a diferencia de las flechas y los bodoques que se pueden fabricar fácilmente, o si teníamos suerte y no se rompían, se podían reutilizar.

Esperando a que haga su elección, noto que los blancos están bien asentados y por simple curiosidad, recorro con la mirada el claro para ver que no haya nadie cerca. Si todo salía bien, lo único que se llevarían hoy eran callos en las manos.

El golpe en la mano por parte de Ava terminó de despertarme, no era un sueño definitivamente.

- Claro que no le he hecho eso a Echo, no necesito saber si es una pesadilla o la realidad, es lo mismo con él - temple involuntariamente ante la imagen del hombre enojado, me daría risa lo rojo que se ponía conmigo si su mirada no me diera miedo.

Al final lo de hoy era solo puntería, eso era genial porque terminariamos rápido, y a blancos quietos y no en movimiento, mejor todavía. Aún estaba algo traumada cuando tuvimos que disparar a ganzos...No no, Soa, no vayas por esa línea de pensamiento, ya una pesadilla era suficiente por día.

- mmm supongo que ballesta para no sobre esforzar mis brazos - contesté cuando la tía me ofrecío armas - ¿Con cuál te destacabas tu Ava cuando tenías mi edad? Yo escuche que mama tenía una de las mejores punterías con a penas un tirachinchas.

¿Pesadilla o realidad? Incluso tras los años que llevo acostumbrada a la presencia de Wyn y a sus locas ideas, me cuesta el triple entender a Bev. Sin embargo, ya estoy resignada, y trato de adaptarme lo mejor que pueda a sus comentarios. Hay veces en las que llegado a un punto de la conversación, que creo que las dos estamos hablando de cosas totalmente distintas.  

Cuando me contesta que prefiere la ballesta, me sonrío y me acerco a donde se encuentran las armas. - ¿Prefieres la ballesta? Perfecto, entonces empezaremos por el arco. - Respondo para luego tomar el arma mencionada. Hubiese respetado su decisión si no fuese por la excusa que utilizó. Sobre esforzar los brazos...

Entregándole el arco y depositando las flechas a un costado, medito un poco la respuesta. - Cuando tenía tu edad casi que no destacaba. Era la más pequeña sin contarlos a ustedes como infantes así que siempre me costó un poco sobresalir. - Y era verdad, mientras que yo todavía era una niña, el resto ya habían alcanzado la mayoría de edad y podían estar ocupados en tareas más importantes. - Aunque supongo que también me gustaba más la ballesta. Me era más fácil disparar eso que el arco si iba a caballo. - El arco requería mucha estabilidad, y pese a que había logrado dominar la técnica, pasé meses tratando de dar en el blanco mientras iba a galope.

- Con sinceridad no recuerdo la última vez que vi a tu madre con un arma en sus manos. Pero supongo que es verdad. - Encogiéndome de hombros, le hago señas para que tome una flecha. - A ver... Muéstrame como disparas.

La tía Ava siempre tenía cierta manía de contradecirme; decía que quería usar mi vestido amarillo patito, ella decía que era muy vistozo para ir al bosque con papá. Decía que deberíamos pintar las pesuñas de los caballos para hacerlo mas interesante, ella decía que era una perdida de tiempo y pintura. Pero supongo que siempre aceptaba su palabra por como me decía las cosas. Asi que acepte el arco con resignación, ella sabría mejor ¿no?

- ¿No te sentías sola siendo la unica de tu edad? Leí una revista que dice que es bueno que tenga amigos de mi edad porque me permite desarrollarme plenamente como una niña - le pregunté mientras agarro una de las flechas del suelo - Tu siempre te llevaste muy bien con los caballos, ¿eso significa que son tus mejores amigos? Yo no tengo una, a menos que cuente a mamá pero no se si ella puede ser ambas cosas...

Apunte hacía los blancos que estaban a unos cuantos metros de distancía, respiré profundo y solté. La flecha fue a parar entre las patas.

- No hice mis estiramientos temprano, mejor lo hagó - dije dejando el arco en el suelo y cruzando los brazos entre sí.

Con sinceridad, jamás había pensado si me sentía sola en mi niñez. Es que por más de que no haya tenido nadie de mi edad a mi alrededor, nunca estaba sola por completo. Era una pulga molesta que se aferraba a alguien siempre que estaba aburrida, o llenaba mi tiempo con otras actividades. Así que supongo que en sí nunca estuve sola del todo.

-¿Desarrollarte como niña? ¿Crees que sea por eso que no crecí? - Le consulto entre risas haciendo alusión a mi altura de gnomo de jardín. - No, no me sentía sola. Y por mucho que quiera a Arion, no podría considerarlo jamás como mi mejor amigo. - Aunque si me lo ponía a pensar, el palomino me había soportado más de un monólogo así que... No, me negaba a pensar que mi mejor amigo era un caballo.

- Tu madre siempre ha sido particular, mejor pregúntale a ella. Aunque creo que no le disgustará saber que la consideras tu mejor amiga. - Después de todo, Wyn siempre se ha jactado de ser una madre moderna y no se cuantas cosas más. Encogiéndome de hombros, termino negando con la cabeza, divertida por las excusas de la niña. - Cuando termines con los estiramientos, vuelve a tomar el arco, pero no dispares. Carga la flecha como si fueras a disparar y congélate ahí.

No encontraba mal la altura de Ava, casi estabamos a la par, y mamá siempre decía que era perfecta asi que mi altura lo era también por defecto. Por ende, la tía estaba bien. Aunque mamá decía que seguiría creciendo porque ella era alta y mis padres también.

- Una de las revistas de mamá dice que nuestra altura es perfecta para atraer a los hombres con inclinanciones protectoras, al vernos pequeñas y delicadas despertamos su instinto de macho pecho peludo. Aunque supongo que iran por tí antes que por mí porque yo aun tengo cara de niña y sigo sin tener pecho - miró hacía el suyo - remarquemos mis rasgos infantiles mejor.

Claro que mamá sabía que era mi mejor amiga, al fin y al cabo era quien mejor me entendía e incluso compartía mis lineas de pensamiento, no compredía que tan difícil podía ser pero había gente así en el mundo y no podía juzgarlos por ello.


Un vez que terminé con mis brazos, me senté en la tierra para poder estirar mis piernas, también era importante la postura de estas y de firmeza al pararme.

Mis ojos se abrieron como si fueran pelotas de tenis ante los dichos de Bev. ¿Qué edad tenía de nuevo? ¿Y qué era esa expresión de "macho pecho peludo"? Le iba a responder quizá con algo de desubicación ya que la niña no necesitaba conocer mis opciones... o la falta de ellas; cuando la observo mirar hacia mi pecho con... ¿eso había sido desdén? ¿Realmente me acababa de desairar una niña de trece años?

No sabía si sentirme indignada, enojada o preocupada; y por primera vez en bastante tiempo me sentía algo dudosa del tamaño de mis atributos. ¿Acaso no bastaba con ser bajita? - Aún eres chica para preocuparte por esas cosas. - Es lo único que atino a responder, esperando que el tema se termine ahí. Medito si debería decirle algo a Eowyn, pero prefiero no hacerlo; seguramente eso acabaría peor para mí.

- ¿Haces rutina de estiramiento todas las mañanas o solo antes de los entrenamientos? - Consulto cambiando de tópico y tratando de distraerme yo misma pensando en eso. Después de todo, las rutinas de ese tipo son casi sagradas en mi semana.

No creo que sea tan chica ya, al fin y al cabo estoy en la edad en la que mis hormonas despiertan, mi cuerpo empieza a tener curvas y me convierto en mujer, aunque aun no me haya llegado la regla.

Pero tome esa frase como gran parte de las frases que me dicen los adultos cuando no quieren seguir hablando del tema. Y por esa razón mi madre sigue siendo la mejor.

Terminé con una pierna y pase a la otra mientras Ava cambiaba el tema de conversación.

- Hacemos en la noche con mamá antes de empezar con lecciónes de yoga, dice que le gusta hacerlo acompañada asi no se aburre y se mantiene flexible - frunzo el ceño al recordar la particularidad que hacemos con mamá - Normalmente lo hacemos al natural porque dice que es bueno para generar confianza y conocer nuestro cuerpo, ¿deberíamos desnudarnos para entrenar? ¿La ropa será otra intromisión en mi puntería?....Pero hace frío. ¿Cuál es tu opinión Ava?

¿Lecciones de yoga? Si no me hubiese aclarado que Eowyn necesitaba estar acompañada para no aburrirse, no le hubiese creído. Después de todo, la única actividad que la veo realizar tranquila y en paz, es fumar. Claro que son unos pocos minutos hasta que le hace efecto la maría, pero es lo más cercano que puedo pensar.

Cuando me aclara que practican "al natural", no puedo evitar llevarme una mano al entrecejo y suspirar audiblemente. No me sorprende, pero al parecer todavía no aprendo a resignarme del todo. - No Bev, la ropa no será ninguna intromisión. De hecho normalmente dispararás estando vestida, así que hay que practicar con las prendas en su lugar. - Me apuro a contestarle, temerosa de que al igual que su madre, comience a desvestirse en medio del claro.

Un pensamiento cruza rápido por mi mente, y no puedo evitar recordar que solo unos días atrás le pedí a Ken que me ayude con la puntería de la rubia... Oh no, definitivamente buscaría otra cosa para que hiciera, pero no iba a someterlo a lo que pudiese hacerle la pequeña. Me niego a tener la culpa de algún posible trauma futuro. - Soy de las que opina que la ropa debe permanecer puesta, pero cada uno con sus ideas... - Y por alguna razón, no podía dejar de sentir que esa frase era más penosa de lo que en verdad sonaba.

Ava parecía de la misma opinión que mis padres y gran parte de los adultos a los que les había consultado sobre la desnudez...no que dudara de la palabra de mi madre sobre las grandes ventajas de ello, pero al no ver que más lo hicieran me hizo tener curiosidad.

- Puedes relajarte tía, mis papás y mamá llegaron a un acuerdo en el que se me prohibe desnudarme en público hasta que sea mayor, aunque mis papás insistieron que incluso a esa edad procurara hacerlo para mí. Pero como eres mujer supuse que no tendrías problemas en ver el cuerpo de otra, a menos que te sientas atraida por ellas...eso explicaría porque nunca te veo o me cuentas de algun hombre, como mamá hace - me llevé las manos a la cara, con expresión de preocupación - ¿haz siquiera besado alguna vez? No te juzgaría si te gustaran las mujeres, todos debemos respetar y amar a todos, pero si te da verguenza admitirlo, debes saber que yo guardare tu secreto y siempre puedes contar conmigo para hablar - le dije mientras tomaba su mano para mostrarle apoyo.

Pobre tía Ava, en el distrito debía estar arañando las paredes, con tan pocas mujeres disponibles y que fuera como una comuna hippie no significaba que había libertad sexual, al contrario, había mucha actitud conservadora con respecto a la sexualidad y las relaciones. Me alegraba de tener una madre de mente tan abierta y tan sabia, como gothel, pero sin lo malvado y encerrarme en una torre. Aunque obviamente era tan hermosa como Rapúnzel.

No había terminado de procesar lo del acuerdo con su desnudez, cuando me consulta cosas que ni mi propia madre trata de inquirir. ¿Cree que me gustan las mujeres?

Quiero contestar de alguna forma, pero no puedo pensar en como hacerlo para que el tema muera ahí. La conozco, si le respondo que me gustan las mujeres simplemente para que no siga, va a querer "ayudarme" o darme consejos que definitivamente NO quiero escuchar. Y si le contesto que no me gustan y que sí he besado a alguien va a preguntar hasta el hartazgo.

No hay forma de ganar esta situación, por lo que trato de contestar sin contestar del todo. - Si me gustaran las mujeres no tendría vergüenza de admitirlo, no hay nada de malo con ello. Pero soy un tanto... ¿convencional, supongo? y me gustan los hombres. - Creo que eso es lo suficientemente vago y sincero, y de verdad espero que el tema muera ahí. - Eres muy madura para tu edad, así que gracias por la comprensión aunque no hiciese falta. Prometo que si en algún momento cambio de opinión recordaré que te ofreciste a mostrarte comprensiva, y te contaré. - Concluyo tratando de halagarla para distraerla. Dudo haber tenido éxito, pero es Bev, y puedo esperar cualquier cosa de ella.

- ¿Ya terminaste con el estiramiento? - Consulto al notar que ha parado con sus ejercicios por inquirir acerca de mi vida amorosa, o la falta de ella.

Obviamente noto su intento de alagarme para que paré con nuestro momento de conversación y siga con el entrenamiento, pero aunque tenga razón, son muy pocas las ocaciones que podemos tener una charla de corazón a corazón. Digo, casi siempre o esta mamá; que la termina abrumando con perfecta precencía, zelda; quien obviamente no tiene el tacto para tratar estos temas, Ken; que me acosa y ava no se puede abrir con un adolescente hormonal cerca, o cualquiera de los otros adultos; y por obvias razones no.

- Ahora siguen los abdominales - digo mientras estiro las piernas y me inclino para forzar mi abdomen y columna - La verdad que tendrías más suerte con las mujeres - solo alcanzo a hacer uno ya que el tema esta muy interesante y arrugo la frente mientras pienso - Hay muy pocos chicos - mis ojos se abren como platos al solo pensamiento de ello - Por favor, dime por los Tilos del norte, que no terminaras con Derian - es el unico soltero que se me ocurre posible, Echo podría ser su abuelo y Ben tal vez fuera una posibilidad, pero nunca se corformaría con nadie que no fuera Seth y la engañaría, y yo tendría que elegir entre mi tía favorita y mi unica figura paterna estable.

Aunque es cierto que aun no me contesto si siquiera beso a alguien.

Dejo escapar un gruñido de frustración cuando declara que aún le faltan los abdominales. Por el amor a todo lo que es bueno ¿cuántas vueltas puede darle al asunto? La idea no era practicar para una maratón, ni convertirla en la mejor tiradora de la existencia. La idea era que nadie a su alrededor corriese peligro cuando ella tuviese un arma en las manos ¿era demasiado pedir?

Al parecer sí era demasiado seguir, porque en lugar de dejar por concluido el incómodo tema acerca de mi falta de relaciones sentimentales, volvía a traerlo a flote con un comentario que aunque no debería, me ofendía un poco. ¿Qué iba a saber una niña de doce años? ¿O eran trece? Rodando los ojos ante su aclaración de que la cantidad de chicos era escasa (No me digas...) estaba por contestarle algo poco apropiado para una menor de edad, cuando me toma por sorpresa con su suposición. - ¿En serio Bev? ¿Crees que voy a terminar con alguien que podría ser mi padre?- Un escalofrío me recorre la espalda de tan solo pensarlo, ya que si bien Derian no era un hombre feo, debía tener solo pocos años menos que Arleth y no, no me gustaban los hombres TAN maduros. Si lo que decía Wyn era cierto, y el gusto de Alice iba por esos lados, pues bien por ella; prefería más años de sequía.

- Ya, ya... Basta de charla y de estiramientos por favor. Quiero que en verdad hagamos algunos ejercicios de tiro antes de que se haga de noche. - Digo en un tono que casi roza la súplica.

- Hey, no juzgo, según la revista "Vanidad: pecado capital por exelencia", hay un considerable porcentaje de mujeres que eligen hombres mayores, pero entre nos, me alegro. Derian es algo raro - dije mientras fruncía la nariz.

No que lo considerara algo malo, pero había algo en él, como melancolico o alcoholico, que realmente no pegaba con la imagén de Ava. Siempre dí por hecho que estaba con Alice, tenían más en común, los dos merodeaban por el distrito como almas en pena.

Al final Ava decidió cortar la conversación con que prácticara, y supongo que la había molestado con mi intromisión en su vida sexual, a veces no puedo saber cuando pregunto demasiado, estoy acostumbrada a la honestidad de mamá. Pero esperaba que pudiera contar conmigo para futuras ocaciones, al fin y al cabo era su unica sobrina y alguien que podía entender su situación.

- Claro tía - dije sonriendole y tomé el arco.

Como había estado estirando como debía, y ya pronto iba a ser hora del almuerzo, concideré que Ava me estaría apurando por hombre, por lo que apunte y emboque en el blanco. Aunque no en el centro, más bien diría en el borde derecho.