Mi pequeña Bev tenía la guardia nocturna y como cada vez que le tocaba, me daba una pena horrible. Pero lo bueno de que tenga una madre tan genial como la que tiene, es que siempre encuentro la forma de hacer esa noche menos horrible. Hoy tocan revistas del corazón, chocolate confiscado y peinaditos. Me encanta cuando Sophia encuentra todo ese dulce en los cajones de su hijo y luego se siente súper culpable, porque así mientras está decepcionada y con el lío mental de si se habrá o no se habrá pasado, le puedo "reducir su carga" diciendo que yo los reparto pero en realidad me los quedo para noches como esta. O para mi bebé, porque soy así de buena madre y la inflo a dulces cada que quiera. ¿Control? ¿eso se comía?

Después de cenar, ella se marcha y yo le prometo que subiré a verla en un rato. Recojo los platos, los limpio... para esto era Seth tan útil con su varita (me refiero a la de madera), pero como hace tiempo que ese barco ya zarpó para nosotros y yo soy una muggle mugrienta (como nos llaman en la prensa) me toca a la antigua usanza, usando jabón y agua. Es aburrido pero al final, al cabo de los años, te acabas conformando.

Recojo un poco el desorden del salón, con la maría desperdigada por todas partes y empiezo empacar las cosas que tengo que llevarme. Al cabo de una hora ya estoy asomando mi cabeza por una rendija que, a la edad de mi niña, me parecía mucho menos estrecha. — Beeev. Mira. He traído la merienda, la post-cena y la merienda de madrugada. — Lo primero que saco de mi cajita son las chocolatinas confiscadas, que serán todo lo que he mencionado antes. Dos para cada una en lo que queda de noche. Luego saco el cepillo, la laca de uñas azul que se me coló (porque no era día de pintarse las uñas) y, lo que más espacio ocupa en la caja, mis antiguas revistas del corazón de varios años acumuladas. Unas con muchos más años encima que otras, que Ben trajo de su última excursión pero ya no son tan buenas como antes. — ¿Por donde quieres que empecemos? por el pelo o por los 10 signos para reconocer cuando le gustas a un chico. Pista: la mitad son tan sutiles que tienes que estar muy atenta.

Esta noche era mi turno de vigilancia aka excusa perfecta para leer hasta el amanecer y luego dormir placidamente sin nadie sacandome de la cama para clases o entrenamientos. Mi clase de fiesta.

Las primeras veces que me tocó estar de vigilancia me sentí tan sola y aburrida, ¡Ni siquiera me dejaban cantar! Pero como mamá dice, uno debe encontrar el lado bueno a las cosas y así lo hice. Ahora no sufro tantos castigos por quedarme dormida en la semana y puedo disfrutar de la lectura nocturna.

Y así fue como me encontró mamá al venir a hacerme compañia, leyendo una de las nuevas novelas que uno de mis padres me había traido del exterior, Dime que me amas de Johanna Lindsey.

¡Cierto que me había dicho que vendría a tener noche de chicas! Oh bueno, pasar el tiempo con ella era igual de bueno que el subidon de emociones que me generaban las novelas, sobretodo por el chocolate.

- ¡Podemos hacer ambos! Una lee y la otra le hace el peinado, aunque debo decir que soy muy buena reconociendo cuando le gusto a un chico. - Agarré el cepillo ya que adoraba como leia mama y me puse de rodillas para alcanzar mejor.

Ay, estaba completamente orgullosa de mi niña, tanto que me tuve que llevar la mano al pecho para no morirme de amor ahí mismo. Si sus padres la vieran... ¡si sus padres la vieran! que linda niña había criado ella solita más o menos y lo bastante lista como para darse cuenta, a su edad, de que chicos le gustaban. Aunque, en su defensa diré que seguramente los tiene a todos loquitos, tal como yo a su edad. — ¿En serio? eres mi pequeña prodigio ¡yo lo aprendí a los 15! — Admito dejando mi cabello suelto mientras empiezo a pasar las hojas de la revista, una por una pensando en por donde podemos empezar. — Fui un poco lenta porque los niños se alejaban de mi. Luego entendí que era porque los abrumaba con mi presencia así que lo mismo también te pasa a ti. — Yo le advierto no más, para que no vaya a caer en el mismo error que yo, creyendo que había algo mal conmigo cuando era al contrario ¡había algo súper genial!

Pasando las páginas encontré la que buscaba, el viejo artículo sobre formas en la que saber cuando le gustas a un chico. Y de repente, como si antes no lo hubiera entendido, las palabras de Beverly cobraron otro sentido. Me giré para mirarla con una sonrisa de complicidad implícita en la expresión y que daba por obvias más preguntas de las que finalmente saldrían de mi boca. — ¿Sabes cuando le gustas a un chico porque ya le gustas a uno? ¿A quién? — Preguntó porque le gustaban esos momentos con su hija, no porque le fuera imposible de adivinar. En ese distrito solo habían dos chicos que estuvieran a su alcance y esos eran Kendrick y ... y ya, porque Jared no contaba. Todavía.

El cabello de mamá era tan sedoso y brillante, ¿comó lo conseguía? ¿Sería por tantas relaciones sexuales?

- No me sorprende que los abrumaras, aun lo haces - le dije sonriendo, al fin y al cabo ella era la mejor mamá de todas, y también la más hermosa y divertida, a veces un poco desorganizada, pero era lo que me gustaba de ella y trataba de seguir su ejemplo.

Aunque a veces me costaba un poco no planear o dejar las cosas a la naturaleza, tal vez mis padres también me habían influido, muy a mi pesar.

- Bueno, he aprendido que cuando los chicos te ignoran deliberadamente en realidad quieren que los veas, o se portan como superiores y hacen chistes tontos esperando que te rias, o misteriosamente aparecen en donde vas a ir. Al menos así he visto que hace Ben, y por historias Seth. Estudiarlos me llevado a entender que Ken está muy enamorado de mí, mientras Jared me admira porque bueno, no puede dejarse llevar por un enamoramiento cuando podría se su hermana - aunque mis padres creen que estoy ignorandolos en realidad los he observado y Ben es el que más interés atrae, pero es obvio a quien verdaderamente quiere, Seth - ¿Mamá comó notaste que mis padres te querían?

Mi pequeña ha visto más cosas de las que yo pensé que habría visto con su edad y estoy tan orgullosa de ella que tengo que reprimir el impulso de girarme a abrazarla y a comérmela a besos. Le pongo esa carita de complicidad como si fuera mi mejor amiga (que lo es, pero asumamos que de la misma edad) y estuviéramos compartiendo información sobre los chicos que nos gustan a las dos. — A veces tienen romances secretos a escondidas. Si desaparecen mucho juntos, sospecha. — Me hecho una de las patatas que traje a la boca, para comerla dándole dramatismo así a la frase, volviendo a la revista, que vuelvo a empezar a pasar de página. — Así fue como descubrí lo de Ben y Seth. Me da penita por Soph — Aunque ella es boba, quien la mandó a atarse a uno solo sabiendo además lo que sabía sobre ellos.

Me empecé a reír cual loca de forma pícara de solo pensar en esas escenas que siempre me imagino de ellos dos y me ponen a mil por hora. Creo que la mitad de las veces que me acosté con Ben no habría sido si no fuera porque la idea de que acaraba de venir a tirarse a Seth contaba en mi cabeza como un trío. — Mmm fue complicado. Ben se hizo mucho el difícil al principio. Fue cuando su fama se le subió a la cabeza y no se aguantaba ni él. — Justifico así todos los años que estuvo pasando de mi y obvio la parte en la que yo era la única opción que tenía cuando Seth empezó a acostarse con Sophia. — Pero se le notaba que le traía loquito porque de vez en cuando lo pillaba mirándome cuando creía que no lo veía. Le distraía mucho. — Comento con orgullo, aunque obvio la parte en la que la mayoría de veces que Seth y Ben se me quedaron mirando, era porque 1. estaba empapada de pies a cabeza y estaba sin sujetador; 2. me acababa de agachar a recoger algo sin doblar las piernas y dejaba mi culito expuesto bajo las faldas. 3. iba subiendo escaleras en la escuela y ellos estaban espiando debajo. Ellos no lo saben pero yo subía y bajaba más veces de las que me correspondían solo por hacerles el favor a los pobrecitos confusos con sus sentimientos hacia mi y al mismo tiempo hacia ellos. — Fue una época difícil para ellos, entre descubrir que a parte de amarse ellos me amaban a mi y todo ese lío, pufff... — Me lamenté un poquito. — Pero gracias a mi saben que pueden amarse libremente. Soy su heroína. Le pondrán mi nombre a su primer bebé. — Y cuando digo "primer bebé" me refiero claramente al primero que tenga Seth con Ben, no cualquiera de ellos con cualquier otra porque está claro que huyen de sus sentimientos de nuevo.

- Eres realmente genial má - le digo mientras termino de hacerle una trenza - Nadie podría haber resuelto esta situación como tú.  Digo, muchas mujeres se hubieran puesto celosas e intentado separarlos, o peor, intentar poseerlos como si fueran unas cosas, y seguro hubiera terminado en en desastre al chocar con el ego de fama de Ben. Me alegro que sea más humilde ahora, sería muy raro tener un padre así, se nota que es un osito de peluche, aunque intente ocultarlo con su comentarios uraños. Definitivamente es el activo.

Le señale en la revista el peinado de una chica que me gustaba y me agarro mi primera chocolatina, trato de controlarme con su consumo porque debo pensar en mi figura para el futuro y de por si son oro.

- En fin, nadie tiene tu emblema, el amor. Solo espero heredarlo y hacerle justicia, pero creo que pasaran unos años más, Ken esta muy empecinado en ser un caballero y esperar a que crezca más.

— Es la experiencia, cariño. Algún día serás tan genial como yo. — Es lo bueno de los genes, solo le espera la grandiosidad y explendor de los míos (e igual de sus papás, porque ambos son geniales a su manera. En el fondo me salió bien todo este embrollo). Ladeo la cabeza al escucharla declarar que su posible papi Ben es el activo. Lo no lo había pensado así. — Yo creo que es Seth. Ahora ya no, pero antes era más alto que Ben. Dio tarde el estirón, pensó que se iba a quedar bien chaparrito. — Me río, porque recuerod que fue su trauma del siglo. Seth todo gigantón y él en el 1.60 metros de altura que parecía algo permanente. — Pero entonces era tan gigante que podía envolverle con todo el cuerpo sin problemas. — De hecho eso era una de las cosas que me encantaba de estar con él.

Me giro para repetir el peinadito de la revista pero primero deslizo mis dedos por su pelo para deshacer con cuidado los enredos. Me siento con las piernas en w por mera comodidad y riendo al escucharla hablar de Ken y su caballerosidad. — Le ha criado Echo y él es un experto en lo que se refiere a caballerosidad. Ya sabes, en dejar que la chica tome la iniciativa — No hay que ser muy listo para darse cuenta de la forma en la que mira a Arleth, aunque solo alardeo de una info que me llegó por otra persona ¡yo ni me fijé! pero ahora es re obvio. Y antes también. Pero yo soy un despiste andante. — Pero no puedes dejar que se duerma en los laureles, sino te encontrarás casada, con dos hijos y él seguirá creyendo que debe esperar a que estés lista. — Justo como su papá.

Me alegraba saber que mamá tenía fe en que alcanzaría su genialidad y abrumaría a las personas como ella, aunque tal vez fuera una molestía cuando intentara tener conversaciones profundas porque solo podrían pensar en mi cuerpo, pero bueno, era muy difícil tener una gran mente y ser una belleza a la vez.

- No se, por el comportamiento que he observado entre Seth y Ben, y los libros que he conseguido, que sea alto no significa la dominación en la relación, todo depende de la actitud. Te prestaré uno de mis libros favoritos cuando lleguemos a casa, va de dos principes y uno siendo el esclavo del otro. Me sorprende que no te lo haya dado antes

Cuando pasó sus manos entre mis cabellos me dió ciertas cosquillas. Amaba que me peinara, lo hacía con tanta delicaceza y gracía, que casí no presto atención a lo que decía de dormirme en los laureles.

- ¿Por esa razón nunca te emparejaste con nadie? - le pregunté - Siempre creí que era porque eres un espiritú salvaje y además hay demasiadas personas a las que dar amor para conformarse con una. Creo que Ken es alguien que tendrá importancía en mi vida romantica, pero también pienso que me gustaría conocer más, ya sabes, como una abeja que va de flor en flor para luego apreciar lo que tiene a su lado. Pero supongo que faltan algunos años para ello

Una de las cosas más importantes de educar a un hijo, es enseñarle como debe cuidar de sí mismo. Y no me refiero a mierdas como ten cuidado si corres porque te caes ¡que se caiga! así es como aprenden a no hacer cosas y a no tener miedo de comerse el mundo; sino a que productos se usan para poner el pelo más bonito, hasta donde debes cortarlo para asegurarte de no verte fea, cada cuanto, la piel, que ropa ponerte. Y esas con las cosas que legará mi pequeña Beverly de mi. Cuando acaricio su cabello para desenredarlo, me doy cuenta de lo lindo que lo tiene a pesar de que ella no tiene las mismas facilidades que tuve yo a su edad (una tienda cercana con productos para el pelo); he tenido que improvisar con cosas naturales y fue toda una odisea.

Ladeo la cabeza para mirarla cuando menciona lo del libro que ha encontrado, sin saber de donde lo ha sacado porque yo no tengo ninguno de esos. Con lo del príncipe y el esclavo me recuerda mucho a la historia de Seth y Ben. ¿Alguien habrá tenido la osadía de escribir un libro sobre ellos? — Pues tu papi Seth es algo así como un príncipe. Y Ben fue su esclavo. Ya sabes que en Neopanem todos están locos y esclavizan a las personas por gusto. — Todo eso parece hace tanto tiempo, que me suena como a otro mundo. Nunca voy a Neopanem a no ser que Ben vaya solo (entiéndase sin Seth) porque así podemos ir haciendo cositas por el camino y es un lujo que en el 14 no puedes darte: la privacidad; pero por lo general nunca asomo mis narices por allá a no ser que valga la pena. Ese lugar no me gusta y no tengo bonitos recuerdos de él.

Si no fuera por aquella tarde en la que casualmente di con Ben en el distrito seis, probablemente aquel habría sido mi hogar.

Siento el impulso de abrazar a Berverly en uno de esos momentos de "ay dios mio, que haría yo sin mi niña y si las cosas hubieran sido otras" pero me resisto. Me pongo en modo mami light y solo le doy un besito en la coronilla mientras sigo trenzando su pelo. — Tiene sentido. Aunque si Seth era el más alto antes, tal vez se turnen a veces. Ya sabes, por recordar viejos tiempos. — Necesito leer ese libro del que habla, así que asiento (aunque no me vea) entusiasmada por la idea de tenerlo entre mis manos. — Y ya sabes. Si tus papis algún día aceptan lo que sienten el uno por el otro y se van a vivir juntos y te llevan consigo, yo siempre seré tu mami. Así que cuando tengas dudas de chicas, vienes a verme porque obvio, ellos de chicas no saben nada. — Aunque correrá con una ventaja gigantesca. ¡De chicos va a aprender un montón!

Negué cuando me preguntó por el motivo de mi soltería y luego asentí porque básicamente lo clavó. — Yo soy una salvadora espiritual. Las personas están heridas cuando llegan a mis brazos. Así que yo los curo antes de que puedan ser libres y vivir su historia tal y como quieren. No puedo quitarle eso al mundo. — Sería una aberración. — Pero tu debes seguir tu propio camino y tu propio corazón; y Ken es tu para siempre, no puedes ser avariciosa y esperar a ver si ahí fuera hay algo mejor. A veces las personas encuentran al amor de su vida demasiado pronto como para darse cuenta, y luego hacen cosas que no deben hacer, entonces lo acaban perdiendo. Fíjate en tus papis. Se encontraron demasiado pronto y ahora no saben como estar juntos, porque hay muchas cosas de por medio, Sophia, Jared, yo... están muy confusos. No quiero que te pase lo mismo, eres propensa a eso por los genes... no me gustaría que estés confusa. Amar a una sola persona es tan bueno como repartir tu amor a varias, que es el curso natural de las cosas. Esta sociedad no está preparada para hacer las dos cosas a la vez, por desgracia. —

Que mamá encontrara el parecido del romance de mis papás con la historia me dió una idea, debiamos escribir una historia de todos. Al final, las cosas que pasaban en el 14 podían llegar a parecerse incluso a mis novelas, con un poco de toques dramaticos aqui y allá. Digo, podríamos incluso publicarlo y venderlo como una especie de sedición contra el gobierno, las autoridades solo verían historias de pasión y romances prohibidos, pero aquellos con un alma más profunda y una mejor compresión del mundo lograrían ver debajo de encuentros torridos y escenas calientes, que era posible la relación entre humanos y mágicos.

Le iba a comentar mi brillante idea a mamá y empezar a planear porque obviamente ella estaría de acuerdo, pero dijo lo de ser adoptada por mis papás e irme a vivir con ellos. Me descolocó un poco, porque claro que los quería, sobretodo a Ben con quien compartía un raro vinculo de que a pesar de no tener mucho en común, siempre encontraba la manera de pasar tiempo conmigo, y se que no era exactamente su persona favorita por sus gruñidos y ceños fruncidos, pero lo intentaba. Pero a lo que iba, mamá siempre sería la persona más importante en mi vida.

- Nunca te dejaría por ellos - le dije y tomé sus manos de entre mis cabellos para cruzarlas con mis brazos contra mi pecho, forzando un abrazo que no necesitaba mucho motivación - Aunque seguro tendría mucho material para chusmear contigo y podríamos fangirlear juntas, prefiero mil veces tenerte al otro lado del pasillo e imaginar que podrían estar haciendo en el bosque cuando se van de "exploración" - me giré un poco para verla a los ojos - Mi momento favorito es cuando estamos en la noche sin nada realmente que hacer y solo estamos juntas, no querría remplazarlo por nada en mundo.

Sus palabras eran tan sabías cuando me explicó porque era importante seguir al corazon, y yo creo que al final ella siguió al suyo. Tal vez no estaba destinada a encontrar a una pareja, pero al final me tuvo a mí y creo que ese era su camino, ser madre. Al fin y al cabo era la mejor en ello.

- Yo también creo que Ken es mi hombre destinado, pero aun falta mucho para que eso pase, sobretodo por el tiempo que se esta tomando. Bien podría implementarlo en hacer historias sobre nosotros - y así le conté de mi plan de hacer una novela o novelas sobre el distrito.

La he enseñado bien, lo sé en el mismo instante en el que me dice con tal seguridad que nunca me dejaría por ellos. La familia es lo primero, y ella lo aprendió sin que yo estuviera recordándoselo cada dos minutos. La abrazo más que encantada, colocando mi mejilla contra la suya y estrujándola con todo el amor que dispongo y que siempre reservo solo para ella, porque es mi pequeña angelita. ¿Como es que alguien como yo hizo algo tan lindo como ella? está claro que lo hice genial. Y no me refiero solo a criarla. Aunque eso también. — Esas también son mis noches favoritas. — Siempre escuchaba la tontería de que las madres y las hijas no podían ser mejores amigas porque tu no eras su igual y blablabla y a la hora de disciplinar blablabla, en realidad no ponía mucha atención porque me parecía una idiotez. Mi madre y yo eramos super amigas, y yo salí bien. Aunque la diferencia entre mi relación con mi madre y la que tengo con mi hija, es que mi madre nunca tenía mucho tiempo para mi; algo que yo siempre tengo para Bev. — Y nuestras conversaciones serias. Ya sabes. De chicos. Chicas. Y panqueques felices. — Porque no hay nada más serio que estos últimos. Y los primeros.

Le doy un besito en el hombro y la suelto, para seguir trenzando su pelo, casi más feliz que si hubiera experimentado cuatro orgasmos seguidos; le pongo una bandita al final y luego le dejo caer la trenza sobre el hombro. — ¿historias? — Me ladeo para mirarla fijamente, con un gesto confundido, reacomodándome en el suelo para poner la espalda contra la torre y sacar algo de comer, pasándole la mitad de un sandwich a Bev. — ¿Que clase de historias? ¿me dejas leerlas? Si son para Ken deberías dejarme leerlas por si acaso. — Aunque lo último parece en plan rollo materno protector de no vayan a romperle el corazón a mi bebé, no más lo digo por mero chisme. — Dicen los poetas que la escritura es la mejor expresión del amor. Así que ¡hazlo! aunque sea mientras su corazón confundido se decide. Así te hace más ligera la espera. Yo una vez le escribí a Ben una carta de amor, pero era en su época pretenciosa y nunca la leyó. Ya sabes, demasiado famoso para hacerme caso. — No aclaro ni que tenía 13 años, ni que él acababa de ganar los juegos y ni me conocía; porque obvio lo nuestro estaba destinado a pasar aunque hubiéramos nacido en distritos distintos. — Pero lo bueno de todo esto es que no vas a tener ese problema con Ken. Por suerte, Echo lo educó como un caballero, de esos que van en caballos y te llevan en volandas a la cama. —

La mención de panqueques me recordó que aun tenía hambre, esto de vigilar era realmente un trabajo para criaturas con paz interior de árbol, no para un par de espíritus libres como mamá y yo. La ansiedad podía comer a uno desde adentro.

Pero mi madre, siendo tan perfecta e inteligente como ella sola, previó la situación y sacó un sandwich, y mi favorito. Realmente, ¿Comó se le ocurriá que podría dejarla por mis padres, solo por las situaciones de fantasias sexuales? Del sexo uno no puede vivir, lo sabía porque en todos mis libros lo intentaban.

Y hablando de libros, creo que no me había entendido en mi idea, aunque escribir nuestro romance con Ken no sonaba mal, podría plasmar todas mis fantasías y mostrarselas para que las cumpliera cuando admitiera sus sentimientos.

- Cuando digo historias, me refiero a todas las nuestras sobre el 14, estoy segura que generariamos una gran sensación en el mundo. Como las autoras de los libros que he leido. Solo debemos pintar los detalles aqui y alla, porque admitamos que no todo es idílico con el frio y la falta de chocolate, aunque eso ayuda a la vida sexual de muchos. - estaba segura que mamá tendría muchas historias para contarme sobre la juventud del resto y mis padres, era mejor empezar con la segunda generación del distrito, aun seguían estando sexualmente activos.