~ Always you need a friend. [ Zoey A. Campbell ]

Aquel día me desperté bastante temprano, sobre las 8 am. Nunca en mi vida me había despertado tan temprano. Bueno, solo para ir a la escuela, pero para nada más. Normalmente solía quedarme durmiendo hasta las 12 am o 1 pm.

Me levanté de la cama con un pequeño saltito y me metí en el baño que estaba al lado de mi habitación. Oriné y me peiné un poco, no demasiado ya que luego me iba a peinar para salir a la calle. Bajé las escaleras y me adentré en la cocina, en la que no se encontraba nadie. Seguramente estarían durmiendo, ya que era bastante pronto. Me preparé unas tostadas con mantequilla y mermelada y un baso caliente de leche. Me lo comí todo bastante rápido, lo recogí y lo metí en el lavavajillas y subí las escaleras para entrar a mi habitación. Saqué de el armario una camiseta corta de un gatito y unos pantalones vaqueros, junto con unos calzoncillos morados de Calvin Klein, unos calcetines blancos y unos zapatos vestidos. No sabía exactamente donde iba y porqué me vestía tan bien pero siempre, hacia los sitios que iba, me vestía bastante bien. Al terminar de vestirme, me dirigí hacia el baño para peinarme una cresta con gomina. Al terminar de ello, bajé las escaleras de nuevo y salí de casa haciendo poco ruido.

En la calle todo estaba bastante tranquilo. Muy pocas personas andaban por las aceras. Me dirigí hacia un parque que estaba frente a mi casa que también estaba bastante tranquilo. Había un poco de nieve que cubría un poco el suelo y en la hierba había un poco de rocío y estaba bastante bonito. Las telarañas que colgaban por algunos arbustos también estaban con rocío y con un poco de nieve. Estaba precioso, era como para sacar una buena fotografía. Me quedé mirando todo ese precioso paisaje, esperando a que algo ocurriese.

Me encantan las mañanas fría, esas que cuando sales de la cama y te asomas por la ventana lo ves todo cubierto de nieve. Suspiro tapada hasta la nariz con las mantas y finalmente las retino de encima de mi después de un rato observando el techo pensativa. Tenía pensado ver los Juegos Mágicos esta ocasión pero.. creo que no lo haré. Un escalofrío me recorre de arriba a abajo, me inclino para asomarme por la ventana para ver si al menos el paisaje nevado me relaja un poquito, cosa que no es así. La cierro de golpe enfadada y me paseo por la habitación sin un destino fijo, como una leona enjaulada. Malditos Juegos y sus gilipolleces. Aprieto los dientes entrando en el vestidor. Hoy no me ayuda el avox, tampoco lo hizo ayer, ni antes, ni... bueno, desde hace mucho tiempo debido a que desde el incidente de Alec no quiero ni que se acerque a mí. Me alegro que le dejara entrar pero a la vez me dan ganas de golpearlo cada vez que lo tengo cerca, hubiera sido mejor no saber nada de Alec, así al menos no me estaría volviendo loca con el tema de que está en la Arena. Paso la ropa de un lado para otro en la barra. Cojo finalmente unos pantalones largos vaqueros, una camiseta blanca y la chaqueta de cuero que me regalaron la semana pasada. Suspiro mientras me visto y me pongo unas botas altas.

Paseo por la casa en silencio y finalmente me cojo una manzana cuando entro a la cocina. Salgo de casa arreglándome el pelo a un lado del cuello y cierro casi de un portazo. Observo la calle con nieve. No estoy segura de si ir a dar un paseo con el frío... ir de compras... llamar a una amiga... Me muerdo el labio inferior levemente. Necesito simplemente algo que me distraiga y haga que me sienta un poco mejor. Lo que sea. Mis pasos finalmente me llevan hasta un parque que hay unas manzanas más lejos de casa y me lo quedo mirando. Cuando hace tanto frío se quedan incluso congeladas las hojas de los arbustos, cosa que me hace reír. Camino observando todo lo que hay a mi alrededor sin fijarme en que hay un charco en el suelo que se ha congelado por el frío y lo piso. Lo siguiente es que estoy tirada en el suelo de espaldas y que me duele la cabeza. -¡AY!- grito intentando incorporarme y resbalando de nuevo. Me quedo sentada en el suelo mirándome los pantalones que están sucios. -Joder, que eran nuevos...- intento sacudirme la suciedad de los pantalones aún sentada en el suelo disgustada.

Seguía mirando el precioso paisaje de el parque y al fondo se veían muchas casas de el Capitolio nevadas, que estaban preciosas. Ese paisaje hacía que se me pusiera la piel de gallina... o es que ya tenía demasiado frío en el cuerpo, ya que se me había olvidado ponerme una chaqueta o un abrigo para no pasar frío. - Si es que menuda cabeza tengo.. - Me dije a mí mismo.

Me levanté de el banco en el que estaba sentado, me sacudí un poco el culo que lo notaba un poco mojado por la pequeña capa de nieve que había en el asiento y comencé a andar hacia mi casa.
Pero no fui directamente a esta, si no que quería dar una pequeña vuelta más antes de irme, ya que si me había despertado tan pronto había que aprovechar el día ¿no?.

Justo cuando iba a girar hacia la derecha, una chica gritó y se resbaló en un pequeño charco congelado que había en medio de la calle. No pude evitar sonreír un poco ya que me dio un poco de gracia que se resbalara con ello. No quería acercarme a ella ya que yo no era una persona amigable, si no todo lo contrario, bastante reservada y tímida. Pero algún día de toda mi vida tendría que quitarme aquella tontería a si que con mucha fuerza de voluntad me acerqué a la chica tumbada en el suelo.

Me puse frente a ella y vi como se sacudía todo el pantalón como si se lo hubiera ensuciado. - Pobre chica, la ayudaré. - Me dije a mí mismo. A si que dicho y hecho, le ofrecí mi mano para que se levantara. - ¿Estás bien preciosa?. - Le dije aún ofreciéndole la mano y bastante colorado. Nunca me había imaginado a mí mismo diciendo aquellas palabras tan.. directas como para ser yo mismo. Esperaba que la chica no se lo tomara como un piropo o como si quisiera ligar con ella, en tal caso, me moriría de vergüenza.

¿Por qué el mundo se cebaba conmigo de esta mala manera? Sí, se que no soy la mejor persona del mundo, pero joder. Ya vale con la mala suerte que tengo últimamente. Todo me pasa a mí. Y para más inri no tengo a nadie de mi familia cerca en lo que llevo de invierno. Kaylee desparecida, Charles a saber... él va y viene cuando le da la gana, y mis padres bastante tienen con tener que trabajar tantísimo para poder mantener a la familia en el nivel adquisitivo que tenemos, que ciertamente es muy bueno. Bueno, en sí no veo a nadie de mi familia hace tiempo, y eso que tengo una familia muy grande, me salen primos incluso de debajo de las piedras últimamente pero cada uno con su vida y con sus cosas no se acuerda de la familia para nada, solo para las cosas malas. Chasqueo la lengua enfadada con toda la gente que me rodea. Si que no saben que cosas pasan por mi cabeza pero un mínimo de preguntar o preocuparse al menos.

Apoyo las manos en el suelo y casi se me quedan pegadas al hielo. Lo golpeo con la mano enfadada y me hago más daño si cabe. Miro hacia todos lados para ver si veo a alguien que me pueda ayudar pero nada. Frunzo el ceño, ¿acaso todo el mundo se queda encerrado en casa con un día tan bonito? Sigo sacudiéndome los pantalones que se han manchado y suspiro justo cuando un chico me habla y hace que alce la mirada hacia la persona. ¿Preciosa? Alzo una ceja sorprendida por lo lanzado que es este chico. En otra circunstancia le hubiera sonreído pícara y no sé, primero de todo lo hubiera examinado de arriba a abajo pero no me sentía con ganas de hacerlo, y además no lo veía correcto. Zoey... ¿te pasa algo? Miro al chico y luego mis manos, finalmente me limpio la mano en el pantalón. ¡Ya está sucio! ¿Qué más da? Le tiendo la mano para coger la suya e intentar impulsarme. Cuando lo hago me sujeto contra sus hombros para no volver a resbalar y salgo del charco. Lo miro enfadada y le saco la lengua para luego girar la cabeza al chico y sonreírle amigablemente. -Muchas gracias- suspiro alegre por lo estar tirada en el suelo. Me giro un poco para verme la parte trasera y veo que está mojada y me pongo completa sonrojada tirando de la chaqueta para taparme aquello. Maldita agua, bien fría que estás pero cuando alguien cae... Aprieto los dientes pero intenta relajarme porque estoy con alguien ahora mismo. -Pensé que me quedaría ahí sentada. Parece que a nadie le gustan los días fríos- le sonrío de forma amigable.

La chica parecía haber aceptado mi propuesta de ayudarla a levantarse de aquel suelo bastante suyo.Me dio un poco de gracia que diera un puñetazo al suelo por la rabia que tenía acumulado en su interior, pero la sonrisa se me quito de la cara rápidamente al ver que su mano se había quedado bastante roja y también su cara de dolor hizo que me preocupara más por ella. Me pareció muy bonito por su parte que se limpiara antes las manos, antes de darme la mano y ayudarla a levantarla ya que me habría dado un poco de asco que hiciera aquello. Aunque no hacía falta que se limpiara en su pantalón, aunque me fijé mejor y parecía estar bastante sucio por la caída que había tenido momentos atrás y parecía darle totalmente igual.

Cuando la ayudé a levantarse de el suelo, se apoyó en mi hombro y eso hizo que me pusiera un poco rojo. Podría aceptar hablar con ella ya que era bastante vergonzoso con las personas que no conozco de nada, hacer eso para mí era un gran reto, pero.. ¿que me tocara? Eso para mí era demasiado pero hice como si no ocurriera nada y le seguí la corriente. Dio un pequeño salto para salir del charco y no pude evitar soltar una pequeña carcajada al ver que se daba la vuelta para sacarle la lengua a el charco. - De nada, me alegro que estés bien. - Le dije aún sonriéndo.
Ví como se sonrojaba pero no sabía por qué, pero vi que llevaba su chaqueta a la parte trasera de su cuerpo y podía imaginármelo. No quise decir nada al respecto, podría enfadarse un poco por ello.
Me gustó el comentario que hizo sobre los días fríos. - Tienes toda la razón del mundo, hay mucha gente que no le gustan los días fríos, para mí son completamente preciosos por el paisaje que dejan y bueno.. el frío no hace daño ¿no?. - Le dije haciendo una mueca de felicidad en mi cara. - Soy Joey, Joey Graceffa, encantado. - Le dije un poco vergonzoso. Todavía no podía creerme que seguiría hablando con aquella chica, y aún menos siguiendo hablando.

Le dirijo una leve y disimulada mirada de arriba a abajo, tiene pinta de ser un chico tímido, con los años he ido calando a la gente al instante y él al menos da esta impresión, es lo que tiene conocer tanta gente ahora con solo una mirada puedo saberlo, aunque obviamente no es infalible y fallo en más de una ocasión. Me arreglo un poco la chaqueta intentando no tocar la camisa puesto que es blanca y de seguro que la mancho. Saco un papel y me limpio las manos como buenamente puedo suspirando sonoramente enfadada por las cosas que me pasan últimamente. Muevo la cabeza hacia un lado dejando caer el pelo hacia ese lado de un forma bastante infantil hasta que finalmente me lo recojo en un lado con las manos alisándolo. La humedad. Sí, bendita humedad. Le sonrío alegre. Me alegro mucho el haberme encontrado con alguien si no hubiera habido nadie por la zona lo más seguro todavía seguiría sentada en el suelo encima del maldito charco de agua congelada porque me era prácticamente imposible ponerme de pie sin resbalarme una y otra vez.

Me giro hacia él sonriéndole ampliamente por lo que acaba de decir. ¡Le gusta el frío! Venga ya, no puede ser del Capitolio aquí parece que cuando llega el frío hay que encerrarse en casa... aunque bueno, en ocasiones creo que no es por el frío por lo que se encierran sino porque no quieren perder ni un detalle de Los Juegos Mágicos. Me recorre un escalofrío que hace que me ponga seria unos segundos bajando la mirada hasta mis pies, pero finalmente forzándome a esbozar una pequeña sonrisa. No conozco a este chico y la verdad es que le estoy muy agradecida por haberme ayudado como para comportarme como una cría. -¡Claro que no hace mal un poco de frío!- digo finalmente intentando ensanchar la sonrisa en mis labios. -El frío es genial, pero parece que no le gusta mucho a la gente de aquí...- susurro finalmente con tanto enfadada por el hecho de que a la gente no le guste el invierno. La nieve, el frío... todo era bonito. Soplo haciendo que aparezca entre nosotros una pequeña nube de vaho que hace que ría levemente. -Joey...- me pongo a reír sin tan siquiera poder evitarlo pero ante su expresión niego con la cabeza rápidamente y le extiendo la mano. Jamás he escuchado ni siquiera su nombre pero él seguro que al menos mi apellido si lo conoce, en el Capitolio la familia Campbell es famosa por sus grandes empresas y contratos millonarios. -Mi nombre es Zoey Campbell. Es un placer conocerte, Joey.- Miro hacia ambos lados cuando le digo mi nombre. -¿Estabas aquí solo?- pregunto claramente sorprendida. Bueno, tampoco quiero ser una cotilla pero la verdad es que me ha sorprendido.

Cada vez estaba más nervioso. Cada palabra, cada sonrisa, cada gesto que hacía la chica, hacía que me pusiera aún más nervioso. Era una chica encantadora, o por lo menos eso parecía, aunque las apariencias engañan, pero en su caso no podía ser, era algo como.. imposible. Era una chica que lo tenía todo, le encantaba el frío, era amable ( o eso parecía ), tenía una sonrisa encantadora.. Era genial. Cuando me sonreía no podía evitar sonreirla de nuevo, era como una sonrisa contagiosa.

- No entiendo porque la gente ve un poco de nieve o siente un poco de frío y ya se mete en casa, como los osos a la hora de invernar. - Dije riéndome un poco de mi propio chiste. Era un poco malo, pero esperaba que por lo menos le hiciese un poco de gracia o por lo menos que entendiera lo que quería decir.

Repitió mi nombre y comenzó a reírse. ¿Tanta gracia daba mi nombre? No entendía por qué se reía y me quedé mirándola con una cara un tanto extraña, pero dejé de mirarla así a el instante. Me dio la mano que le extendí y me pareció cortés por su parte.
Cuando me dijo su nombre y apellidos no pude evitar quedarme con la boca abierta. ¿Una Campbell? ¿Delante mío? No pude evitar frotarme los ojos. Aquella familia era bastante envidiada por la gente de El Capitolio ya que era millonaria. - Wow, una Cambell. - Susurré por lo bajo. Vi que miraba hacia los lados y miré junto con ella. ¿Estabas aquí solo? , eso me impactó, ¿querría estar conmigo o algo parecido?. -Sí.. sí, estaba solo. Solo había salido de casa para tomar un poco el aire y disfrutar de que sea Invierno, nada más. -Le dije mirándo a sus preciosos ojos. -Y.. ¿tú? ¿Has venido sola?

Aunque tenía la cabeza en otro lado lo cierto es que no podía evitar sonreír cuando estaba con alguien aunque no lo conociera en absoluto como era este caso. Los problemas se me amontonaban pero el buen humor estaba en la mayoría del tiempo en mí. Esa mala fama de los Campbells de que tenemos mal humor... ¡Pues claro que lo tenemos! Pero solo cuando se nos trata mal o no estamos bien, no es que nos tiremos todo el día dando voces. Me pongo a reír y coloco una mano sobre la boca para intentar frenas las risas que parece que han tomado rienda suelta.

Supongo que en esta ocasión la primera impresión me ha fallado por completo, lo parece tímido o al menos ha dejado caer un chiste que... bueno, ha hecho que me ría, ¿no? -¡Y que lo digas! No entiendo que problema tienen con el frío. Un par de mangas más y salir a pasear con la nieve, yo siempre estoy deseando que llegue el invierno aunque...-muevo la cabeza contrariada por lo que iba a decir. -En ésta época son los Juegos Mágicos y todos aprovechan para encerrarse y no tener que salir.- Soplo molesta y aparece entre nosotros una nube blanca que hace que sonría de nuevo.

Alzo una ceja cuando se frota los ojos y muevo la cabeza hacia un lado sorprendida por ese gesto que además no comprendo hasta que habla y pongo una mano sobre la parte trasera de mi cabeza tocándome el pelo con cuidado pero con la sonrisa prendida de mis labios a cada segundo. Doy un giro frente a él riendo. -Aham, una Campbell.- No somos tanto como todos creen, nada de seres sobrenaturales eso se lo dejamos a la familia Black. Retiro la mirada hacia otro lado y me encojo de hombros como quien no quiere la cosa. -Bueno... igual que tú.-le miro de nuevo suspirando entonces. -He pensado el aire invernal me distraería un poco, y... parece que así va a ser-. Al menos ya no estoy pensando constantemente en la Arena y esas cosas... un gran punto a decir verdad.

La chica cada vez me caía mejor, era bastante maja y nunca había podido imaginar aquello sobre una Campbell, ya que siempre que estaba en la peluquería, muchas mujeres chismosas hablaban sobre las familias más ricas que ellas, y una de ellas era la Campbell. Decían que era una familia muy pija y muy refinada, pero aquella chica no parecía nada refinada, si no una chica bastante sociable y amable.

-Es verdad, parece que tienen alergia a el Invierno, no les entiendo.. -Le dijo sonriendo. No sabía por qué estaba siendo tan sociable, ya que era demasiado tímido, no sabía por qué me había acercado a ella para ayudarla, era raro, todo muy raro, y era totalmente imposible que estuviera enamorado de ella, cosas obvias. -Es verdad, una cosa es que te gusten Los Juegos pero lo de algunas personas es obsesivo. -Dije cabizbajo. Me recordaba a mi primo, que había muerto en la arena. Siempre que me hablaban de el me ponía medio triste pero no quería ponerme triste delante de ella, a si que sacudí levemente la cabeza par quitarme aquellos pensamientos.

Reí levemente cuando hizo una peque nube de vapor. Me dio bastante gracia y hice lo mismo que ella. Parecía una chica bastante amable y no veía el por que de no ser amigo de ella, pero cada cosa a su tiempo. Ella también estaba sola, al igual que yo, pero algo raro ya que pensaba que era muy popular entre la gente joven de El Capitolio, y no decía que no lo fuera, simplemente que se me hacia raro que estuviese sola. -Bueno, yo sinceramente, he salido para tomar un poco el aire. Hacia tiempo que no salia a la calle por las mañanas. -Le dije mirándola a sus ojos.