OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
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Recuerdo del primer mensaje :
Llevo varios días ya de descanso. No es que haya tenido vacaciones, sino que he podido trabajar sin demasiados sobresaltos y sin tanta saturación en el hospital, por lo que al final he podido descansar lo suficiente como para recuperar horas de sueño y, además, cuidar perfectamente del animalito que encontré por la calle cuando estuve hablando con el señor Carstairs.
De hecho, acabo de ponerle de comer y de beber lo suficiente para que tenga para todo el tiempo que esté fuera de casa. Y espero que no se atiborre de comida porque aún es una cría y no quiero que se ponga malito de la tripa.
Después salgo de mi casa rumbo al hospital, con mi bandolera colgada, como siempre, y camino hacia el hospital. Nunca llegué a comprarme un coche, aunque podría haberlo hecho porque tengo muchos ahorros. Ventajas, supongo, de vivir solo. No he tenido gastos extra hasta ahora que vive alguien más en mi casa.
Por el camino voy viendo las pantallas con los carteles de los buscados y hago una mueca. ¿Algún día nuestras calles serán seguras? Suspiro, deseando, probablemente de forma muy ilusa, que esta guerra termine pronto y las cosas mejoren… aún no he asimilado que la Ministra fuese asesinada… por sus propios hijos. ¿Cómo se puede ser tan desalmado? Sacudo la cabeza, intentando apartar esos pensamientos de mi mente y agradeciendo ver ya el hospital.
Cuando llego me pongo la bata y entonces recibo el aviso de que en urgencias vuelven a necesitar ayuda, así que acudo allí y espero a que me den la ficha del paciente que me toque.
Llevo varios días ya de descanso. No es que haya tenido vacaciones, sino que he podido trabajar sin demasiados sobresaltos y sin tanta saturación en el hospital, por lo que al final he podido descansar lo suficiente como para recuperar horas de sueño y, además, cuidar perfectamente del animalito que encontré por la calle cuando estuve hablando con el señor Carstairs.
De hecho, acabo de ponerle de comer y de beber lo suficiente para que tenga para todo el tiempo que esté fuera de casa. Y espero que no se atiborre de comida porque aún es una cría y no quiero que se ponga malito de la tripa.
Después salgo de mi casa rumbo al hospital, con mi bandolera colgada, como siempre, y camino hacia el hospital. Nunca llegué a comprarme un coche, aunque podría haberlo hecho porque tengo muchos ahorros. Ventajas, supongo, de vivir solo. No he tenido gastos extra hasta ahora que vive alguien más en mi casa.
Por el camino voy viendo las pantallas con los carteles de los buscados y hago una mueca. ¿Algún día nuestras calles serán seguras? Suspiro, deseando, probablemente de forma muy ilusa, que esta guerra termine pronto y las cosas mejoren… aún no he asimilado que la Ministra fuese asesinada… por sus propios hijos. ¿Cómo se puede ser tan desalmado? Sacudo la cabeza, intentando apartar esos pensamientos de mi mente y agradeciendo ver ya el hospital.
Cuando llego me pongo la bata y entonces recibo el aviso de que en urgencias vuelven a necesitar ayuda, así que acudo allí y espero a que me den la ficha del paciente que me toque.
¿“Mejor dejemos el tema ahí”? ¿Por qué? Suspiro, supongo que quería decir que sí y al final ha querido dejar el asunto por no herir mi autoestima… al final ha dado igual porque yo he pensado eso y es aún peor porque ni siquiera tengo la certeza de que piense así. De todos modos… tampoco le doy demasiada importancia… al menos no me tiene como un objeto sexual, eso sería como lo que ocurría con mis anteriores relaciones. Ya han jugado demasiado con mis sentimientos, no necesito una experiencia más que añadir al apartado de “eres un iluso, James”. Quizá nunca encuentre al amor que busco. Ya tengo cincuenta años y sigo soltero, así que me voy haciendo a la idea. Al menos tengo a Chi.
No he dicho nada más al respecto, pero entonces oigo a Viktor dirigirse al paciente y me sonrojo una vez más. ¿Nos ha hecho un cumplido a los dos? Y uno muy bonito además… Por eso no me debo ofender por lo que estábamos hablando, porque aunque no busque llevarme a la cama parece que aprecia mis virtudes… o que percibe virtudes en mí. ¬«Oye, ¿y esta inseguridad? ¿Desde cuándo soy tan inseguro? Si yo siempre he visto mis defectos y mis cualidades», pienso extrañado y frunzo levemente el ceño.
También he bajado la mirada, algo incómodo por esos pensamientos, y avergonzado porque mi paciente se haya dirigido a otro de esa manera incluso estando en una camilla. Este hombre no para, ¿será adicto al sexo? Eso es un problema que debería tratar… ser abierto sexualmente no me parece mal, pero acostarse con todo el mundo sin miramientos ni control es preocupante… claro que yo no sé si en realidad las cosas son así… y tampoco le voy a preguntar. Bastante tengo con la imagen de mis colegas en la cama con él y… No, otra vez no. Maldita sea.
Suspiro y me quedo callado, pero veo que el paciente se ha echado un poco para atrás cuando Viktor le ha tendido la mano mientras se ha presentado. Es lógico, el sanador es del ala de psiquiatría y ese muchacho seguramente tenga algún trastorno que le complique socializar abiertamente como lo hace Viktor. Este hombre llegó tarde cuando repartieron la vergüenza.
—¿Por qué te disculpas? No he dicho nada sobre eso… y tampoco lo he pensado —añado preguntándome si es que leyó mi mente, pero extrañado igual porque incluso en mi mente estaba pensando en otra cosa y no en eso. Lo de que no tenga vergüenza no lo pensaba con fastidio—. Si lo dices por su reacción, creo que es un chico que está ingresado por depresión o algún trastorno peor en el ala de psiquiatría, así que es normal que no te dijese nada —le explico por si se trata de eso y cuando llegamos a la planta que marqué, lo saco del ascensor—. Si en la prueba que te voy a hacer todo sale bien, podré darte el alta y podrás irte a casa a disfrutar de tu vida sexual y tus otras cosas que hagas en tu tiempo libre.
«¿Acabo de bromear sobre ese tema? James, ¿qué te pasa? ¡Sinvergüenza!». Maldita sea, ya me he vuelto a sonrojar. Suspiro, avergonzado y sonrojado hasta las orejas, mientras empujo la camilla hacia la sala de radiología.
No he dicho nada más al respecto, pero entonces oigo a Viktor dirigirse al paciente y me sonrojo una vez más. ¿Nos ha hecho un cumplido a los dos? Y uno muy bonito además… Por eso no me debo ofender por lo que estábamos hablando, porque aunque no busque llevarme a la cama parece que aprecia mis virtudes… o que percibe virtudes en mí. ¬«Oye, ¿y esta inseguridad? ¿Desde cuándo soy tan inseguro? Si yo siempre he visto mis defectos y mis cualidades», pienso extrañado y frunzo levemente el ceño.
También he bajado la mirada, algo incómodo por esos pensamientos, y avergonzado porque mi paciente se haya dirigido a otro de esa manera incluso estando en una camilla. Este hombre no para, ¿será adicto al sexo? Eso es un problema que debería tratar… ser abierto sexualmente no me parece mal, pero acostarse con todo el mundo sin miramientos ni control es preocupante… claro que yo no sé si en realidad las cosas son así… y tampoco le voy a preguntar. Bastante tengo con la imagen de mis colegas en la cama con él y… No, otra vez no. Maldita sea.
Suspiro y me quedo callado, pero veo que el paciente se ha echado un poco para atrás cuando Viktor le ha tendido la mano mientras se ha presentado. Es lógico, el sanador es del ala de psiquiatría y ese muchacho seguramente tenga algún trastorno que le complique socializar abiertamente como lo hace Viktor. Este hombre llegó tarde cuando repartieron la vergüenza.
—¿Por qué te disculpas? No he dicho nada sobre eso… y tampoco lo he pensado —añado preguntándome si es que leyó mi mente, pero extrañado igual porque incluso en mi mente estaba pensando en otra cosa y no en eso. Lo de que no tenga vergüenza no lo pensaba con fastidio—. Si lo dices por su reacción, creo que es un chico que está ingresado por depresión o algún trastorno peor en el ala de psiquiatría, así que es normal que no te dijese nada —le explico por si se trata de eso y cuando llegamos a la planta que marqué, lo saco del ascensor—. Si en la prueba que te voy a hacer todo sale bien, podré darte el alta y podrás irte a casa a disfrutar de tu vida sexual y tus otras cosas que hagas en tu tiempo libre.
«¿Acabo de bromear sobre ese tema? James, ¿qué te pasa? ¡Sinvergüenza!». Maldita sea, ya me he vuelto a sonrojar. Suspiro, avergonzado y sonrojado hasta las orejas, mientras empujo la camilla hacia la sala de radiología.
Frunzo el ceño y me quedo por unos segundos con una especie de puchero cuando el joven no responde a mi saludo. Pero se baja del ascensor así que no le doy demasiadas vueltas, tampoco es que me vaya a quedar mucho por aquí así que no es problema. Lo que sí es problema es que James siga preocupado por que le lea la mente ¿Es que no se lo he aclarado ya? Aunque si me intriga que ha estado pensando en todo éste tiempo, a diferencia de los demás no me molesta hurgar en su mente... Lástima que tengo códigos y estos me impiden leerlo sin permiso - No voy a leerte la mente a no ser que me des permiso, Carlie, relájate - lo tranquilizo rodando los ojos - Eso o a no ser que estemos en una situación de vida o muerte y saber lo que piensas pueda ser la diferencia entre salvarte el trasero y que los do muramos allí - es muy hipotético pero en estos días nunca se sabe.
Abro los ojos como platos y lanzo las comisuras de mis labios hacia atrás pues definitivamente casi la cago con ese chico. Menos mal que no fui desubicado ya que me habría ligado un golpe del sanador con el que estaba. Por suerte no pasó a mayores pero me recordaré a mi mismo ser más conciente con los pacientes en el futuro. No es que planee futuras visitas al hospital pero por las dudas.
La broma de James me hace sonreír. De hecho me giro para verlo de frente y le dedico una sonrisa traviesa observando como se sonroja. Esta vez ha sido él solito y yo no he tenido nada que ver así que creo que tengo derecho a disfrutar del espectáculo que brinda su rostro - Que cosas me dice, sanador Mackenzie, es usted un desubicado - bromeo con él fingiendo estar ofendido - Hablar tan abiertamente de la vida sexual de un paciente ¡Por favor! - continúo mientras hago más movimientos de lo que debería en la camilla - Y yo aquí sobre la camilla tan indefenso... - sigo pero ya no puedo porque las carcajadas se apoderan de mí - Vas mejorando, Carlie, me gusta verte así de relajado.
Abro los ojos como platos y lanzo las comisuras de mis labios hacia atrás pues definitivamente casi la cago con ese chico. Menos mal que no fui desubicado ya que me habría ligado un golpe del sanador con el que estaba. Por suerte no pasó a mayores pero me recordaré a mi mismo ser más conciente con los pacientes en el futuro. No es que planee futuras visitas al hospital pero por las dudas.
La broma de James me hace sonreír. De hecho me giro para verlo de frente y le dedico una sonrisa traviesa observando como se sonroja. Esta vez ha sido él solito y yo no he tenido nada que ver así que creo que tengo derecho a disfrutar del espectáculo que brinda su rostro - Que cosas me dice, sanador Mackenzie, es usted un desubicado - bromeo con él fingiendo estar ofendido - Hablar tan abiertamente de la vida sexual de un paciente ¡Por favor! - continúo mientras hago más movimientos de lo que debería en la camilla - Y yo aquí sobre la camilla tan indefenso... - sigo pero ya no puedo porque las carcajadas se apoderan de mí - Vas mejorando, Carlie, me gusta verte así de relajado.
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Cuando pone los ojos en blanco me siento mal, pensando que lo he ofendido o he hecho que se moleste, así que me apresuro a disculparme antes de nada.
—Lo siento… —digo evitando hacer una mueca— Desde ya te doy mi permiso para hacerlo en una situación de vida o muerte, aunque no sé qué situación tendría que ser para que leerme la mente nos salvara la vida… ¿Que esté muy enfermo y no pueda ni hablar, y necesites escuchar en mi cabeza la solución para llevarla a cabo?
Quizá he divagado mucho, pero puede que tenga una mente muy despierta que a veces les dé muchas vueltas a las cosas, aunque no vengan al caso en el momento presente.
Escuchar lo que dice después hace que se me encoja el estómago debido a la gran vergüenza que siento, porque por un momento pienso que sí he sido un desubicado mencionando eso… pero luego me doy cuenta de que sólo está jugando, y menos mal… me había preocupado. Yo soy una persona decente, sólo intentaba darle tranquilidad…
—Pues estás muy obnubilado, porque no estoy tan relajado como pareces ver… —digo casi titubeando otra vez— N-No sé c-cómo te las apañas…
Y ahí está el titubeo. Maldita sea… me siento estúpido comportándome así con un hombre siete años más joven que yo como si me sintiera intimidado por él, como si yo fuese un adolescente recibiendo demasiada atención del chico popular del instituto. Suspiro para intentar calmarme.
—Bueno, yo… Voy a dejarte debajo de la máquina —digo agarrando las protecciones pertinentes para luego colocárselas—. Te haré una foto muy graciosa y luego veremos tus huesitos.
Me estoy poniendo el chaleco protector cuando me doy cuenta de lo que he dicho, lo cual me hace fruncir el ceño. ¿Qué me pasa? ¡No puedo estar tan despistado mientras trabajo!
—Eso es lo que les digo a los niños… perdona, no sé qué me ha pasado.
—Lo siento… —digo evitando hacer una mueca— Desde ya te doy mi permiso para hacerlo en una situación de vida o muerte, aunque no sé qué situación tendría que ser para que leerme la mente nos salvara la vida… ¿Que esté muy enfermo y no pueda ni hablar, y necesites escuchar en mi cabeza la solución para llevarla a cabo?
Quizá he divagado mucho, pero puede que tenga una mente muy despierta que a veces les dé muchas vueltas a las cosas, aunque no vengan al caso en el momento presente.
Escuchar lo que dice después hace que se me encoja el estómago debido a la gran vergüenza que siento, porque por un momento pienso que sí he sido un desubicado mencionando eso… pero luego me doy cuenta de que sólo está jugando, y menos mal… me había preocupado. Yo soy una persona decente, sólo intentaba darle tranquilidad…
—Pues estás muy obnubilado, porque no estoy tan relajado como pareces ver… —digo casi titubeando otra vez— N-No sé c-cómo te las apañas…
Y ahí está el titubeo. Maldita sea… me siento estúpido comportándome así con un hombre siete años más joven que yo como si me sintiera intimidado por él, como si yo fuese un adolescente recibiendo demasiada atención del chico popular del instituto. Suspiro para intentar calmarme.
—Bueno, yo… Voy a dejarte debajo de la máquina —digo agarrando las protecciones pertinentes para luego colocárselas—. Te haré una foto muy graciosa y luego veremos tus huesitos.
Me estoy poniendo el chaleco protector cuando me doy cuenta de lo que he dicho, lo cual me hace fruncir el ceño. ¿Qué me pasa? ¡No puedo estar tan despistado mientras trabajo!
—Eso es lo que les digo a los niños… perdona, no sé qué me ha pasado.
Me queda más que claro que tenemos ideas diferentes de lo que es una situación de vida o muerte pero tiene sentido pues soy un juez que trabaja con personas que se han visto en situación de riesgo como ataques en la calle o atentados como el ocurrido, yo mismo estuve allí. Pero tiene sentido que para él sea la enfermedad. Me parece un poco más aburrido que mi visión pero es igual de válida - La mente de James en un coma - respondo con tono misterioso - No sé por qué me imagino muchos arcoíris y unicornios - confieso pensativo. Espero no quitarme la duda jamás - En realidad tenía en mente algo más dinámico y de película de acción pero eso vale igual... El sanador que se cura incluso sin poder hablar, suena interesante.
Levanto mi brazo desde la camilla y le doy un par de palmadas en el hombro para que se relaje. Me pregunto qué habría sido de él si hubiésemos mantenido el contacto hace ya tanto años atrás. Probablemente ya sería inmune a mis comentarios, podría tolerarlos e incluso responderme con igual perspicacia. Pero bueno, todo lleva tiempo y supongo que me toca verlo incómodo ahora a sus 50 años, es igualmente adorable.
- Está bien que soy más joven pero tampoco para tanto, James - respondo con media sonrisa. De todas formas me acomodo en la máquina ésta y me mantengo quieto con el pecho inflado, porque creo que eso es lo que hay que hacer. Escucho un ruido que dura no más de unos segundos y luego dejo salir todo el aire - Mira, me he ahorrado el chiste de tus intenciones al hacerme fotos - caigo en la cuenta con las cejas en alto - Quizás yo también estoy mejorando, pero hacia el otro lado.
Levanto mi brazo desde la camilla y le doy un par de palmadas en el hombro para que se relaje. Me pregunto qué habría sido de él si hubiésemos mantenido el contacto hace ya tanto años atrás. Probablemente ya sería inmune a mis comentarios, podría tolerarlos e incluso responderme con igual perspicacia. Pero bueno, todo lleva tiempo y supongo que me toca verlo incómodo ahora a sus 50 años, es igualmente adorable.
- Está bien que soy más joven pero tampoco para tanto, James - respondo con media sonrisa. De todas formas me acomodo en la máquina ésta y me mantengo quieto con el pecho inflado, porque creo que eso es lo que hay que hacer. Escucho un ruido que dura no más de unos segundos y luego dejo salir todo el aire - Mira, me he ahorrado el chiste de tus intenciones al hacerme fotos - caigo en la cuenta con las cejas en alto - Quizás yo también estoy mejorando, pero hacia el otro lado.
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Me he inquietado un poco cuando ha dicho lo de mi mente en un coma… no era eso lo que yo quería decir… y me da miedo pensar en la idea de que algún día yo tenga que estar en coma. La verdad es que, aunque sea sanador, lo que suele preocuparme es la salud de mis pacientes y de la gente que me rodea —como es el caso de Viktor ahora mismo—, pero no suelo pensar en si algún día me enfermase yo. Cuando viene alguien grave no me pongo a pensar “¿y si me ocurre a mí?”, no es esa la forma en la que yo me pongo en el lugar de los demás. Es algo diferente.
—Dicho así… suena bien. Pero prefiero no imaginarme metido en un coma, la mente de los pacientes que experimentan algo así y sobreviven han descrito de todo menos arcoíris y unicornios. Pero, de todos modos, no me veo en una escena de acción como las de las películas, yo soy muy pasivo —comento esperando cambiar de tema de una vez. Al menos lo que dice después de mi confusión me hace reír un poco y él puede escucharlo antes de que entre en la sala de mandos.
Le digo que coja aire y lo mantenga, espero unos segundos para darle tiempo a reaccionar y hacerlo, y después le doy al botón. Luego le indico que ya puede respirar con normalidad y le pido que me dé un momento. Mientras veo la radiografía escucho lo que me dice y sonrío un poco. ¿De verdad tiene que hacer un comentario subido de tono sobre todo? ¿Por qué será? En momentos así desearía haber estudiado psicología también. Aunque aún estoy a tiempo… ahora tengo a Chi y muchas veces están desbordados en el hospital, como hoy, pero creo que podría dedicarme a compaginar estudios con trabajo y el perrito sin problemas. No es como si no estuviese acostumbrado a tener un horario de sueño pésimo.
—Eso es muy bueno, Viktor, me alegro. Igual de bueno que lo que he visto en tu radiografía —le respondo ya en la sala en la que él se encuentra, quitándome el chaleco protector, y posteriormente le quito a él las protecciones—. Tus huesos están perfectos, has tenido mucha suerte así que si crees en ella, no la vayas a tentar mucho porque parece que has gastado como mínimo la de dos meses —digo a medias en broma antes de colocar la radiografía en su camilla y comenzar a empujarla hacia la salida—. Voy a dejarte en un box de urgencias. Luego rellenaré un informe para que te lo lleves y te firmaré el alta.
—Dicho así… suena bien. Pero prefiero no imaginarme metido en un coma, la mente de los pacientes que experimentan algo así y sobreviven han descrito de todo menos arcoíris y unicornios. Pero, de todos modos, no me veo en una escena de acción como las de las películas, yo soy muy pasivo —comento esperando cambiar de tema de una vez. Al menos lo que dice después de mi confusión me hace reír un poco y él puede escucharlo antes de que entre en la sala de mandos.
Le digo que coja aire y lo mantenga, espero unos segundos para darle tiempo a reaccionar y hacerlo, y después le doy al botón. Luego le indico que ya puede respirar con normalidad y le pido que me dé un momento. Mientras veo la radiografía escucho lo que me dice y sonrío un poco. ¿De verdad tiene que hacer un comentario subido de tono sobre todo? ¿Por qué será? En momentos así desearía haber estudiado psicología también. Aunque aún estoy a tiempo… ahora tengo a Chi y muchas veces están desbordados en el hospital, como hoy, pero creo que podría dedicarme a compaginar estudios con trabajo y el perrito sin problemas. No es como si no estuviese acostumbrado a tener un horario de sueño pésimo.
—Eso es muy bueno, Viktor, me alegro. Igual de bueno que lo que he visto en tu radiografía —le respondo ya en la sala en la que él se encuentra, quitándome el chaleco protector, y posteriormente le quito a él las protecciones—. Tus huesos están perfectos, has tenido mucha suerte así que si crees en ella, no la vayas a tentar mucho porque parece que has gastado como mínimo la de dos meses —digo a medias en broma antes de colocar la radiografía en su camilla y comenzar a empujarla hacia la salida—. Voy a dejarte en un box de urgencias. Luego rellenaré un informe para que te lo lleves y te firmaré el alta.
Que es más pasivo... ¡Este hombre va a matarme! Casi puedo sentir como la tonelada de chistes pelean dentro de mi cabeza por salir, pero logro mantenerlos adentro. De todas formas dejo escapar todo con una risotada que probablemente no sepa interpretar bien. Pero más allá de las bromas me deja pensando, de seguro es pasivo en el ámbito sexual también ¿O no? Quizás se trae algunas sorpresas y termine sorprendiéndome... Bueno, ya ha dejado en claro que no lo hará, pero... Bah, inútil es pensar en eso.
Termina el análisis y escucho que está todo bien con una sonrisa. Muy bien, el coso de los celíacos ha salido de maravilla y esto también, ya puedo controlar la legeremancia así que ¿Por qué demonios sigo en la camilla como un inválido? - ¡Al fin! - exclamo y me siento para que ponga un freno a la marcha. Salto de mi medio de transporte y al pisar corroboro que esté todo en su lugar, claro que sigue doliendo pero de seguro me dará algunos analgésicos que disfrutar. Uno de esos relajantes musculares estaría bien, son fantásticos.
- Puedo caminar, puedo caminar - digo antes de que me regañe por ya estar tentando a la suerte. En realidad no creo tenerla, sé manejarme en el límite de las cosas y por eso las cosas malas no me pasan desde hace tiempo. Claro que hay accidentes como estos de vez en cuando pero qué es al vida sin un par de huesos rotos, que ni siquiera tengo - Y ahora me espera una hermosa comida rápida en casa, una siesta y luego a trabajar - digo más par ami mismo que para él - Gracias por el cuidado, James. Dejaré una queja en el buzón para que te suban el sueldo - bromeo con él mirándolo de lado, es un alivio poder hacerlo desde mi estatura otra vez, ya me estaba cansando de ver su barba desde la camilla.
Termina el análisis y escucho que está todo bien con una sonrisa. Muy bien, el coso de los celíacos ha salido de maravilla y esto también, ya puedo controlar la legeremancia así que ¿Por qué demonios sigo en la camilla como un inválido? - ¡Al fin! - exclamo y me siento para que ponga un freno a la marcha. Salto de mi medio de transporte y al pisar corroboro que esté todo en su lugar, claro que sigue doliendo pero de seguro me dará algunos analgésicos que disfrutar. Uno de esos relajantes musculares estaría bien, son fantásticos.
- Puedo caminar, puedo caminar - digo antes de que me regañe por ya estar tentando a la suerte. En realidad no creo tenerla, sé manejarme en el límite de las cosas y por eso las cosas malas no me pasan desde hace tiempo. Claro que hay accidentes como estos de vez en cuando pero qué es al vida sin un par de huesos rotos, que ni siquiera tengo - Y ahora me espera una hermosa comida rápida en casa, una siesta y luego a trabajar - digo más par ami mismo que para él - Gracias por el cuidado, James. Dejaré una queja en el buzón para que te suban el sueldo - bromeo con él mirándolo de lado, es un alivio poder hacerlo desde mi estatura otra vez, ya me estaba cansando de ver su barba desde la camilla.
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Pero… ¿qué está haciendo? Primero se ha sentado, lo cual no ha despertado mis alarmas porque al fin y al cabo el hombre está bien y lo peor que puede pasar es que tenga algunos dolores porque, después de todo y aunque no tenga secuelas graves, se llevó un buen golpe; sin embargo, luego me hace pararme en seco porque salta directamente desde la cama. Voy a regañarlo al respecto, pero él enseguida se me adelanta… aunque de todos modos no voy a quedarme callado.
—Oye, no puedes sentarte y bajarte de esa manera de la camilla, incluso sin ninguna contusión cerebral podrías haberte mareado y caído —lo regaño como si fuese un niño pequeño y yo, su madre. Pero mi gesto, que realmente no ha cambiado a una expresión muy dura, se suaviza del todo al escuchar lo que dice al final e incluso acabo sonriendo—. Eres encantador, Viktor, gracias. Pero no hace falta que pongas ninguna queja, cobraré… lo mismo que mis compañeros, como debe ser.
Aunque nos hayan bajado el sueldo. Supongo que como juez lo sabrá, pero no voy a comentarle nada al respecto porque no me parece apropiado hacer algo así, después de todo sigue siendo mi paciente y no mi amigo.
—Te daré una receta con unos analgésicos por si sientes dolor, pero te recomiendo que no vayas a trabajar por lo menos hasta dentro de dos días, para asegurarnos de que no te aumenta el dolor. Reposa bien, ¿de acuerdo? —digo y después de eso le dedico una última sonrisa y me dirijo con la radiografía en la mano a por lo que le dije que iba a hacer. Pronto se podrá marchar de aquí. Me alegra mucho cuando los pacientes se van pronto del hospital.
—Oye, no puedes sentarte y bajarte de esa manera de la camilla, incluso sin ninguna contusión cerebral podrías haberte mareado y caído —lo regaño como si fuese un niño pequeño y yo, su madre. Pero mi gesto, que realmente no ha cambiado a una expresión muy dura, se suaviza del todo al escuchar lo que dice al final e incluso acabo sonriendo—. Eres encantador, Viktor, gracias. Pero no hace falta que pongas ninguna queja, cobraré… lo mismo que mis compañeros, como debe ser.
Aunque nos hayan bajado el sueldo. Supongo que como juez lo sabrá, pero no voy a comentarle nada al respecto porque no me parece apropiado hacer algo así, después de todo sigue siendo mi paciente y no mi amigo.
—Te daré una receta con unos analgésicos por si sientes dolor, pero te recomiendo que no vayas a trabajar por lo menos hasta dentro de dos días, para asegurarnos de que no te aumenta el dolor. Reposa bien, ¿de acuerdo? —digo y después de eso le dedico una última sonrisa y me dirijo con la radiografía en la mano a por lo que le dije que iba a hacer. Pronto se podrá marchar de aquí. Me alegra mucho cuando los pacientes se van pronto del hospital.
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