The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Desgracia tras desgracia (Viktor R. Carstairs)
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Llevo varios días ya de descanso. No es que haya tenido vacaciones, sino que he podido trabajar sin demasiados sobresaltos y sin tanta saturación en el hospital, por lo que al final he podido descansar lo suficiente como para recuperar horas de sueño y, además, cuidar perfectamente del animalito que encontré por la calle cuando estuve hablando con el señor Carstairs.

De hecho, acabo de ponerle de comer y de beber lo suficiente para que tenga para todo el tiempo que esté fuera de casa. Y espero que no se atiborre de comida porque aún es una cría y no quiero que se ponga malito de la tripa.

Después salgo de mi casa rumbo al hospital, con mi bandolera colgada, como siempre, y camino hacia el hospital. Nunca llegué a comprarme un coche, aunque podría haberlo hecho porque tengo muchos ahorros. Ventajas, supongo, de vivir solo. No he tenido gastos extra hasta ahora que vive alguien más en mi casa.

Por el camino voy viendo las pantallas con los carteles de los buscados y hago una mueca. ¿Algún día nuestras calles serán seguras? Suspiro, deseando, probablemente de forma muy ilusa, que esta guerra termine pronto y las cosas mejoren… aún no he asimilado que la Ministra fuese asesinada… por sus propios hijos. ¿Cómo se puede ser tan desalmado? Sacudo la cabeza, intentando apartar esos pensamientos de mi mente y agradeciendo ver ya el hospital.

Cuando llego me pongo la bata y entonces recibo el aviso de que en urgencias vuelven a necesitar ayuda, así que acudo allí y espero a que me den la ficha del paciente que me toque.
Anonymous
Viktor R. Carstairs
Miembro del Departamento de Justicia
Aún me está dando vueltas la cabeza cuando veo a los medimagos de emergencias aparecer en mi campo visual. En realidad no veo sus rostros con claridad así que bien podrían ser una banda de niños robando mis pertenencias que yo creería que son mis salvadores. Puedo escuchar como uno dice que me ha atropellado un tipo que se quedó dormido al volante, otra persona dice que luzco horrible y un montón de pensamientos preocupados aparecen uno a otro, porque eso son, pensamientos, me encuentro tan débil que no puedo callarlos.

No me sorprende el por qué de mi accidente ya que yo mismo no he pegado un solo ojo anoche, solo me quedé viendo pasar por la ventana a los dementores que ahora patrullan las calles de noche. No solo se han robado mis noches de parranda, sino que también la tranquilidad.

Noto como me suben a una camilla y segundos después aparecemos en el hospital. Genial, ya me estaba dando vueltas la cabeza y ahora incluso más por el mareo de la aparición. Al menos eso no dura mucho pues ni bien veo las luces de la sala de emergencias me inyectan algo que me hace recuperar la conciencia poco a poco. Primero las voces se van apagando hasta solo ser un murmullo en la parte posterior de mi cabeza, luego veo con claridad y finalmente soy capaz de lanzar la primera maldición por el tremendo dolor que tengo en una de mis piernas.

Uno de los medimagos me dice que solo ha sido un rasguño y que el verdadero problema ha sido el golpe que me di en la cabeza al pegar un salto hacia atrás para esquivar el coche. Dice la palabra ambulatorio pero lo único que puedo responder es que me quite el maldito dolor y que avisen al Wizengamot que no voy a poder ir a trabajar hoy... Lo que me faltaba, justo cuando tenemos un nuevo dictador tengo que pegar faltazo por un accidente ¡Y esta vez es cierto! No como las veces anteriores que he mentido.

- Me llaman al sanador Mackenzie, por favor - porque si voy a tener que escuchar los pensamientos de las personas cercanas a mí, más vale que sea alguien que sé que no me molesta - Si no está de guardia lo llaman a su casa y lo traen de los pelos, que bastante largos los tiene - digo en voz un poco más alta.
Viktor R. Carstairs
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Invitado
Invitado
No he hecho más que llegar al ala de Urgencias cuando un colega sanador llega corriendo hasta mí como si hubiese corrido una maratón y me deja completamente sorprendido. ¿Qué ocurrirá?

¿Peter? —inquiero a la espera de una respuesta, pero el pobre hombre primero tiene que recuperar el aliento antes de poder contestarme. Se recupera lo antes posible y me explica que el juez Carstairs ha tenido un accidente de tráfico y que quiere que yo lo trate.

No me detengo ahora mismo a pensar lo sorprendente que es que pida a un sanador a la carta, sobre todo porque me dijo que mientras lo curasen le daba igual cómo lo trataran. Lo que me preocupa ahora es su estado y voy leyendo la ficha de mis compañeros mientras sigo a Peter hasta la zona en la que han ingresado al juez.

Tiene un traumatismo craneal leve, pero aun así hay que mantenerlo controlado y hacerle algunas pruebas para asegurarse de que no está en peligro. Que haya tenido la suficiente conciencia para pedir que yo lo atienda no es sinónimo de que esté completamente bien. Y luego también tiene una herida superficial en la pierna de la que sin embargo se estuvo quejando, así que me aseguraré de que no tiene nada grave.

Señor Carstairs, ya estoy aquí —digo mientras me pongo manos a la obra nada más llegar. Peter se ha marchado y en su lugar ha llegado un enfermero bastante más joven, creo que es nuevo, que me mira esperando indicaciones—. Vamos a hacerle un TAC en la cabeza y una radiografía de la pierna, pide que preparen las máquinas cuanto antes, por favor —digo al muchacho y este asiente y se marcha raudo y veloz. Parece hecho para esto—. No se preocupe, señor Carstairs —le digo con una sonrisa tranquilizadora mientras le agarro suavemente el brazo, cerca de la muñeca, para darle algo de serenidad—. Todo irá bien.

Ahora me doy cuenta de que me preocupé más de lo normal al saber que se trataba de él. Apenas lo conozco, pero lo conozco, y si ya de por sí me preocupa la gente a la que no he visto nunca… con él, que además lo conocí cuando era un adolescente enfadado por las cosas que le pasaban, pues las cosas me afectan un poquito más.

¿Recuerda cómo sucedió? ¿Recuerda cómo se golpeó la cabeza y qué le sucedió en la pierna? ¿Le duele mucho o ya se le ha aliviado con lo que le han inyectado mis compañeros?
Anonymous
Viktor R. Carstairs
Miembro del Departamento de Justicia
La voz de James llega a mi cabeza antes de que se pronuncie en voz alta. Eso me permite respirar con tranquilidad y de hecho siento como mis hombros se relajan sobre la camilla. Me alegra verlo, tanto que le dedico mi mejor sonrisa la cual se ensancha al notar que no me cuesta hacer ese gesto... He visto en algunas películas que a las personas que se golpean la cabeza se les termina deformando el rostro, como si estuviese cortado por la mitad y una de ellas fuese expuesta a un calor capaz de derretir. Al parecer no es mi caso.

No se qué dice del TACC y no sé que tiene que ver la celiaquía con todo esto pero lo dejo pasar, a lo mejor estoy entendiendo todo mal por el golpe, lo cual es muy probable - Gracias - pues bien podría haberme mandado al demonio si estaba con otro paciente, pero vino. Además me toma de la muñeca y escucho cómo está preocupado por mí - No debes preocuparte demás, Carlie, tú mismo estás diciendo que todo estará bien - bromeo con él.

Escucho cómo el enfermero piensa algo sobre el juicio y cómo he mandado a esas personas a la hoguera y no importa cuánto lo intento no puedo callarlo. Mierda - Un tipo se quedó dormido al volante - respondo lo más alto que puedo pero no logro callarlo - SALTÉ HACIA ATRÁS Y ME GOLPEÉ, CREO - grito pero la voz sigue allí. Me llama asesino sin corazón, pues yo lo llamaría puto traidor - El problema está aquí - indico señalando mi cabeza con la mandíbula apretada - Ése, problema - agrego esperando que recuerde de cuándo era un niño - Sácalo de aquí o llévame a otro lado - pido casi en un suplico mirando al joven enfermero. Mierda que es sexy pero tan estúpido en el interior.
Viktor R. Carstairs
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Invitado
Invitado
Me alegra ver que sonríe, sobre todo porque no es una sonrisa drogada ni atontada, es una sonrisa de alivio, eso lo hace ver muy consciente… aunque seguimos con el asunto de que eso no significa que su cabeza esté perfectamente en su sitio. Y entonces dice algo que me hace fruncir levemente el ceño, pero no por enfado, sino de extrañeza.

¿Qué? —atino a decir. ¿Cómo sabe…? Estoy por preguntarle si está leyendo mis pensamientos, pero entonces, cuando me explica lo que sucedió, empieza a gritarme. Me está preocupando otra vez… ¿Está teniendo ahora los síntomas del golpe? En el informe no ponía nada de esto… claro que hasta hace poco estuvo casi inconsciente.

Y entonces me dice algo que hace que se me encienda la bombilla en la cabeza y, de paso, responda a la pregunta que nunca llegué a formular. Está escuchando los pensamientos de dos personas aparte de los suyos y eso lo debe de estar estresando muchísimo, sobre todo por ser una situación como esta… y de ello saco en claro que, además, no lo puede controlar. De lo contrario, no estaría dejándose volver loco. Después de tantos años debió de aprender a controlarlo, tal y como yo había sabido desde el principio.

Oye, muchacho —le digo al enfermero con una sonrisa, llevando mi mirada hacia él mientras suelto el brazo del juez—. Voy a llevarlo a la sala del tomógrafo yo mismo, ¿de acuerdo? E iré por la zona de personal para no toparnos con nadie, el paciente necesita descansar y hay mucha gente ahora. Tú ve yendo a la planta de radiología y diles que se preparen para recibir a un paciente de urgencia, por favor.

El enfermero asiente de nuevo al tiempo que dice un “sí, señor”. No veo lo malo de hablar sobre la legeremancia del hombre, pero si él no lo ha mencionado directamente es por algo y evidentemente voy a respetar su privacidad. Acto seguido, comienzo a mover la camilla para ir a donde indiqué.

No pensé que no pudiera controlarlo, lo siento, debí haberme adelantado a eso.
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Viktor R. Carstairs
Miembro del Departamento de Justicia
Miro a James con los ojos bien abiertos y la respiración algo agitada, pensando con todas mis fuerzas lo que quiero somo si de esa forma la legeremancia fuese a funcionar a la inversa, sé que no lo hará pero al final termina por comprenderme y lo agradezco. Además lo pilla al vuelo y no dice nada al respecto en voz alta, es un secreto que llevo bien guardado desde hace tiempo y no tengo intenciones de que se sepa, quizás debería charlarlo con él pues, a parte de mis padres, es el único que conoce mi naturaleza.

El enfermero se retira y los últimos pensamientos llegan a mi mente cuando las puertas se cierran tras él. Creo que tenerlo cerca también me ha impulsado a leerlo, como si creyese que necesito escucharlo a modo de castigo por haber mandado a quemar a esas personas. Que va, solo estoy siendo un estúpido sentimental por el golpe en la cabeza, estoy débil y eso me vuelve un tonto - Puedo hacerlo generalmente pero el golpe... La enfermera Muccio quiere invitarte a una cita, por cierto, acaba de divorciarse y lo ha pensado cuando pasamos junto a ella - bromeo con él para cambiar de tema. En realidad sí hay una enfermera de ese nombre pero lo único que pensaba era en cómo hacer las compras y volver a casa antes del toque de queda.

Cierro los ojos mientras me empuja en la camilla y me concentro en su pensamientos, funcionan cómo música clásica relajante luego de un día terrible. Me ayudó cuando era un adolescente y lo hace ahora - Estaba odiándome por lo que he hecho en el juicio - decido ser honesto pues sin siquiera quererlo me está ayudando y siento que le debo un poco de honestidad - Cada uno tiene derecho a expresar su opinión pero no estoy de ánimos para que me llamen asesino - agrego con una mueca - ¿Qué es eso que me vas a hacer? - vuelvo a cambiar de tema.
Viktor R. Carstairs
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Invitado
Invitado
Lo que suponía, el accidente ha provocado que no pueda controlarlo bien. ¿Pero entonces necesita siempre total conciencia de su habilidad para poder controlarlo? Espero que sea eso y no que tiene algún daño cerebral. Me fascina todo el tema que concierne al cuerpo humano y también cómo afectan las emociones y las funciones del cerebro respecto a la magia, pero ahora mismo no estoy en mi lado más investigador, sino en el más humano. Me pasa siempre que estoy con un paciente, pero por algún motivo con el señor Carstairs me siento más empático. Puede que sea porque aún lo veo y pienso en el chico de quince años que desde entonces ya apuntaba maneras de descarado.

Sonrío sin darme cuenta al recordarlo, pero me sorprende lo que dice sobre la enfermera Muccio, a la cual ni siquiera conozco muy bien. ¿Cómo que quiere invitarme a una cita? Me he puesto un poco nervioso y quizá hasta me he sonrojado, pero ese sentimiento se me pasa rápido porque no estoy en cualquier sitio, sino en el hospital, con un paciente.

Pues la pobre se va a llevar una decepción porque soy más gay que el arcoíris —bromeo, volviendo a recuperar la sonrisa.

No obstante, la sonrisa vuelve a desaparecer al escuchar sus palabras, justo cuando estoy entrando en un ascensor apto para camillas. Hago una mueca porque no necesito leerle el pensamiento ni tener una empatía mágica para saber que se siente mal por haber oído lo que pensaba el enfermero sobre él. Respiro hondo, cerrando un momento los ojos tras apretar el botón de la planta a la que vamos.

Me ha cambiado de tema y considero que es mejor no volver atrás y retomar el asunto de los pensamientos del enfermero, pero aun así un pensamiento cruza mi mente: «No eres un asesino». No me doy cuenta de que en mi cabeza lo he tuteado.

Es una tomografía, para ver en profundidad su cabeza y asegurarnos de que no tiene nada grave, como una hemorragia interna. No quiero preocuparle, señor Carstairs, pero tampoco mentirle: aparentemente parece el de siempre, pero que los pacientes estén en sus cabales no siempre es un seguro de que no les ocurra nada. Por eso quiero asegurarme de que así es.

Y sí, puedo decir con seguridad que sé cómo es porque lo conocí con quince años y ahora, veintiocho años después, lo he vuelto a tratar y se comporta igual, así que sé cómo es.
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Viktor R. Carstairs
Miembro del Departamento de Justicia
Largo una carcajada que tengo que interrumpir porque de repente me siento mareado, pero la sonrisa permanece en mi rostro. Bueno, al menos eso me ahorrará futuros malentendidos ya que no hay forma de que saque el tema de conversación con la enfermera ahora ¿O si? Tengo que recordarme aclararle luego que solo era una broma - Medio trabajo ya está hecho, entonces - bromeo guiñándole el ojo. Creo que no hace falta aclararle mi orientación sexual pues tengo la buena costumbre de dejarla bien en claro luego de la primera charla con cada persona, tras tirarle los tejos o tirárselos al primer hombre que pasa cerca en el momento de la conversación.

Una nueva sonrisa, esta vez honesta y sentida se dibuja en mi rostro al escuchar en su mente que no soy un asesino. Agradezco que piense de esa forma y, honestamente, soy un pan de dios comparado con el pedazo de ministro que tenemos ahora. Algo me dice que la vara de lo que está bien o mal se moverá terriblemente e incluso los que antes éramos considerados bastardos ahora pasaremos a tener alitas de ángel en comparación.

- Oh - dejo salir al escuchar la explicación y me aseguro de guardar eso en la base de datos para el futuro. Así que si vuelvo a golpearme la cabeza debo gritar a los cuatro vientos que quiero una tomografía, nunca se sabe cuando uno cae en un hospital de los distritos y más ahora que están a toda máquina con los recortes de presupuesto - ¿Así que sigues con el usted, James? Me gustaría que me trates como en tu cabeza, es más bonito - pido una vez más aunque no tengo muchas esperanzas, el tipo tiene más modales que un monje tibetano - Aunque supongo que tendrás que llevarme a una habitación luego de la tomografía y allí me tendrás que ayudar a ponerme esa bata extraña que deja el trasero al aire - pienso en voz alta llevándome una mano a la barbilla - Ahí me tutearas - agrego con una sonrisa traviesa ¿Cuánto faltará para la habitación de esa tomografía?
Viktor R. Carstairs
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Invitado
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Me alegra ver que se ríe, al menos conserva el buen humor para cosas sencillas —sé muy bien que no le sentó de la mejor manera escuchar las críticas en la mente del joven enfermero—, aunque no comprendo a qué se refiere con lo que me dice antes de guiñarme un ojo, así que no digo nada al respecto. Pero al menos sigue sonriendo, como con ganas renovadas, y eso me hace sentir bien y feliz. Es por este tipo de cosas por las que vivo, por las que me levanto incluso en los días en los que no quiero despertar en un mundo incierto y bélico como este. Por ver a la gente sonreír, tranquila, feliz, libre por un momento de sus preocupaciones y tristezas.

Estoy sacándolo del ascensor cuando me dice lo de que lo trate como en su cabeza. ¿Qué? ¿En mi ca…? Oh. Vaya. Se ve que soy más formal en voz alta… pero es que además estoy trabajando… y él es un juez, ¿cómo no voy a tratarlo de usted? Puede que no esté de acuerdo con ciertas cosas de este gobierno o de esta sociedad, pero la educación es algo que me enseñaron mis padres y siempre he tenido eso muy presente… Sin embargo, a menudo un trato más cercano e informal resulta más agradable para los pacientes y, después de todo, el respeto no siempre se trata de fórmulas y formalismos, sino de hacer lo que una persona prefiere o desea.

Estoy por aceptar cuando empieza a decir lo de la bata y me siento como cuando me dijo que podía besarme. Maldita sea, ¿por qué será tan explícito este hombre? Me pone muy nervioso y hace que me sonroje. ¡Y encima estará oyendo todo lo que estoy pensando ahora mismo! Esto es horrible.

Es horrible que te lean la mente… te hace recordar que a veces no estás seguro ni siquiera en tus propios pensamientos… y eso… eso en estos tiempos da mucho miedo —confieso porque de todos modos si no lo digo lo va a leer en mi mente y creo que no va a pasar nada porque le cuente algo así a él… o al menos eso espero, a veces podría pecar demasiado de inocente e ingenuo. Estúpido para ser alguien que ha estudiado durante años algo como es la medicina y la medimagia, ¿no?—. Está bien, Viktor —digo mientras entramos en la sala del aparato para la tomografía. Me he asegurado, por supuesto, de que no lleve nada metálico encima—. Te tutearé, pero sólo porque eres mi paciente y quiero que estés lo más cómodo posible. No llevas marcapasos ni prótesis de cualquier tipo, ¿verdad?
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Viktor R. Carstairs
Miembro del Departamento de Justicia
Dejo que me lleve y mientras tanto cierro los ojos con una sonrisa mientras escucho todo lo que pasa por su mente. Quizás ya estoy lo suficientemente fuerte como para ignorar sus pensamientos inocentes y vergonzosos pero puede que esté usando la lesión como una justificación para hacerlo de todos modos. Lo hago sonrojar, lo cual no es nuevo y de hecho estoy siendo bastante benevolente con él, pero al final termino sintiéndome algo culpable cuando expresa en voz alta sus preocupaciones. En eso tiene toda la razón, de poder hacerlo practicaría la oclumancia yo mismo para poder mantener mi mente a salvo de otros legeremantes pero desgraciadamente no puedo.

- Jamás leo las mentes, por educación y porque no me gusta lo que oigo - respondo para dejarlo tranquilo - Contigo es un caso especial - además de escuchar algo fuera de lugar jamás lo usaría en su contra. Tendría que ser un maldito de campeonato para meter en problemas a una persona tan buena como James, de ser por mí bien podría insultar al mismísimo pene de Magnar y mis labios permanecerían cerrados. Aunque quizás debería decirle todo ésto a él... ¿Pero cómo hacerlo sin sonar como un cursi que se preocupa? - Estás a salvo de todas formas, puedes confiar en mí - dejo salir al final mirando las luces que hay sobre mi cabeza, una a una se van sucediendo.

Alzo los brazos a modo de victoria cuando comienza a tutearme, de hecho aprovecho la cercanía para tomarlo del rostro con mis manos y lanzar un beso al aire en su dirección - Es un milagro - exagero fingiendo emoción pero tengo que volver a la seriedad pues hace una pregunta que suena seria - No, todo siempre ha funcionado de maravilla y espero que siga haciéndolo por 50 años más - estoy seguro de que con el estilo de vida que llevo luego de esa edad aparecerán muchos problemas.

Miro al aparato que hay en el centro de la habitación con una ceja en alto y me sorprendo por su sola existencia. Parece algo completamente muggle, no estoy seguro de cómo funciona pero me sorprende que no haya un hechizo que cumpla su función. Es extraño que en un mundo tan purista como en el que nos vemos envueltos ahora sigan funcionando cosas como ésta pieza de tecnología - Así que con ésto puedes ver dentro de mi cabeza... Así estaremos a mano, supongo - comento con media sonrisa - Prepárate para sonrojarte aún más, Carlie, de seguro disfrutarás lo que pasa por aquí ahora mismo - bromeo.
Viktor R. Carstairs
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Invitado
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Tú no —le concedo—. Pero la gente mala sí podría hacerlo, esas personas no tienen escrúpulos ni educación. Ni moral. Y es esa gente la que te puede condenar por un simple pensamiento… un pensamiento que podría cambiar en dos minutos o ser escuchado en el momento menos indicado.

Esa es mi preocupación. No es él realmente, aunque que sea juez me preocupaba un poco, pero después de lo que dijo antes sobre los pensamientos del enfermero me hizo pensar que no usa su poder para condenar a nadie. Es un buen juez, eso me agrada. A veces he tenido que curar a personas que sabía que no eran buenas… y lo he hecho porque es mi trabajo, pero lo he hecho guardándome el disgusto.

Lo hago —confirmo cuando dice que puedo confiar en él. Pero entonces hace algo que me deja totalmente descolocado. Me ha agarrado del rostro y me ha lanzado un beso. Se me encoge el estómago y noto el calor en las mejillas. Quizá parezco un tonto adolescente hormonado, pero siempre he sido muy tímido y no puedo evitar ponerme así cuando alguien me da esa clase de atenciones—. A-Al final voy a empezar a pensar que m-me estás t-tirando los t-tejos y no q-quiero sentirme t-tan ridículo —titubeo.

He escuchado que no ha tenido ningún problema como para llevar ese tipo de cosas que le he preguntado si tiene, así que me dispongo a colocarlo en la máquina con todos los cuidados necesarios, pero al escucharlo vuelvo a ponerme algo nervioso otra vez.

Esta máquina, por suerte o por desgracia, no lee el pensamiento de la gente, así que… ¿qué está pasando por ahí ahora? —pregunto y al instante me arrepiento porque me doy cuenta de que dijo algo de sonrojarme más— No, no hace falta que me respondas.
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Viktor R. Carstairs
Miembro del Departamento de Justicia
Hago una mueca pues con lo que dice me siento... bueno. En el mundo hay una gran grieta y desde siempre he estado del mismo lado, he observado a muchos caer en el centro de ella y no me he preocupado en tender la mano para ayudarlos. Veo a los que están del otro lado como criminales, aunque recientemente he comprendido que no es tan así. Por ejemplo Beverly que es mi némesis número uno y pero creo que la podría considerar una amiga, sí, a una niña de 8 años que tiene más pinta de muñeca que de rebelde, pero me cae bien... Puedo charlar con ella y dejando de lado el hecho de que pelea para el otro lado, es agradable.

Ese no es el único dilema que aparece en mi mente pues cuando menciona que puede que le esté tirando los tejos dejo la broma para planteármelo realmente. Soy así con la mayoría de las personas, es mi carta de presentación y cómo me resulta más sencillo desenvolverme... Porque es sencillo no sentirme incómodo cuando el incómodo es el otro gracias a mi actitud pero ¿De verdad estoy intentando algo con él? Recuerdo que en su primer momento me pareció muy guapo allá por sus 20 y ahora se ha convertido en todo un hombre del cual disfruto. Creo que esa es la palabra.

- Dejando el chiste de lado, no estoy seguro de querer acostarme contigo pero te disfruto - respondo honestamente, sin agudizar mi voz ni agregando un tono cantarín. No se ve como la clase de hombre que se acuesta con alguien porque sí y luego mantiene una relación de amistad como si nada, James es más formal así que creo que sacrificaré el sexo para conservarlo en mi vida. Porque sí, quizás es el amigo que estoy necesitando y estoy dispuesto a intentarlo.

Y después de responder eso se me hace un poco difícil cumplir con la amenaza ya que automáticamente borro de mi cabeza toda clase de comentario ocurrente que podría ponerlo nervioso - De hecho acabo de decidir que ya no te pondré nervioso - confieso con las cejas en alto. Creo que tengo que quedarme quieto dentro de ésta cosa así que no me muevo más de lo necesario - Y que quizás podamos tomar un café después de todo.
Viktor R. Carstairs
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Invitado
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Sin poder evitarlo, alzo las cejas al escuchar su comentario. ¿No está seguro de querer acostarse conmigo, pero me disfruta? ¿Qué significa eso? O mejor dicho, ¿cómo se supone que debo tomarme eso? No es que me haya molestado, porque ni siquiera lo entiendo, pero me ha sorprendido y dejado muy confundido. Además lo ha dicho muy serio, cosa que no parece que vaya con él. Sí, es juez, en su trabajo será serio, supongo, pero las veces que ha hablado conmigo siempre ha sido un bromista… desde que lo conocí con quince años.

Me estoy sentando delante de las pantallas, aún pensando en sus palabras, cuando él me dice que no me va a poner nervioso a partir de ahora. No entiendo nada… también quiere tomar un café. De verdad que no estoy nada seguro de lo que me ha querido decir, no sé si debería sentirme ofendido porque no se quiera acostar conmigo o halagado porque “me disfruta”. Todavía no comprendo a qué se refiere con eso…

No obstante, ahora no puedo estar comiéndome la cabeza con eso, debo examinar la suya, así que le aviso de que voy a introducirlo en la máquina y pulso el botón para ello. Entonces comienzo la prueba, pero como va a tardar un buen rato, decido darle algo de conversación por si se pone nervioso. Aunque quizá no es el tema más adecuado el que saco, pero sigo con la mosca detrás de la oreja.

Sinceramente, no sé cómo tomarme lo que has dicho antes. Eso de que no estás seguro de si quieres acostarte conmigo, pero que me disfrutas. No sé si ofenderme o alegrarme. Aunque yo tampoco quiero acostarme contigo —me apresuro a decir, jamás se me pasaría por la cabeza eso de “aquí te pillo, aquí te mato”. Quizá soy demasiado chapado a la antigua, pero soy más de esas personas que sólo tendrían intimidad con alguien con quien tuviese una relación sentimental—. Acepto lo del café, por cierto. Y me alegra que no quieras ponerme nervioso, porque… bueno, me pone nervioso.

A lo mejor lo que he dicho no tiene mucho sentido, pero estoy concentrado en la pantalla porque no quiero que se me escape nada, lo que le pasó a Viktor, aunque parezca bien, fue algo muy serio.
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Viktor R. Carstairs
Miembro del Departamento de Justicia
Hay un ruido y luego otro, intento no moverme mucho pero me llama la atención la máquina así que la recorro con la vista de una punta a la otra. Me gustaría llevarme una fotografía de mi cerebro y quizás colgarla en una de las paredes de mi casa, después de todo es la fuente de tantos comentarios ingeniosos y lo mejor que tengo en mi cuerpo, pese a que la opinión popular es que mi mejor atributo es mi trasero. Pero la voz de Carlie en la habitación, aunque no está en ella, me trae a la realidad con algo con lo cual es imposible mantenerme quieto.

¿Cómo que no quiere acostarse conmigo? Eso es solo porque no lo he intentado con todas las ganas, sino no podría resistirse, eso es seguro. Ahora quiero hacerlo, como una especie de desafío. ¡Agh! Justo cuando decido ser solo su amigo me lanza una bomba como esta - Quiero acostarme con mucha gente pero a no todos los disfruto con ropa, así que deberías tomarlo como cumplido - respondo de mala gana y vuelvo a acostarme como estaba para que pueda revisar lo que sea que esté revisando.

Frunzo el ceño pues me encuentro en un jaque mate. Para que quiera acostarse conmigo debería recurrir a tácticas que lo pondrán nervioso y no es algo que quiero hacer ya, pero ¿Puedo vivir con el rechazo? No estoy seguro - Ahora tú me has dejado confundido, felicidades - comento con el mismo tono que antes - ¿Falta mucho dentro de ésto, doctor? - pregunto con tono sexy pero me arrepiento de inmediato - ¡Demonios! Ya no puedo hacerlo, me has arruinado James Carlisle Mackenzie - me quejo exagerando en el drama - Creo que mi cabeza ya está mejor y puedo lidiar con mentes extrañas... Necesito alguien para comprobar que no he perdido el toque con todo el mundo ¿Está el sanador Fitzpatrick? ¿O el enfermero pequeño... cómo se llama?
Viktor R. Carstairs
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Invitado
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Asiento con la cabeza sin recordar que él no puede verme, porque estoy centrado en las imágenes que me muestra la pantalla, pero después reacciono y vuelvo a pulsar el botón del micrófono para poder comunicarme con él.

Entonces te doy las gracias —digo refiriéndome al cumplido y sonrío un poco, aunque él no pueda verme es algo muy típico de mí precisamente porque es un gesto que me sale muy fácilmente y a menudo—. No te muevas nada, por favor, si no, el proceso se alterará y tendremos que volver a empezar —le pido suavemente y vuelvo a soltar el botón que activa el micrófono.

Me detengo a cada momento para examinar concienzudamente su cerebro y voy sintiéndome aliviado cuando las posibilidades de que exista traumatismo se van reduciendo poco a poco. Mientras tanto lo vuelvo a oír hablar y empiezo a pensar que vamos a tener un diálogo un tanto accidentado. ¿Ahora lo he dejado confundido yo a él? ¿Por qué?

¿Por qué te he dejado confundido? —inquiero y pongo cara de “¿qué hace?” cuando me hace esa pregunta con ese tono tan… extraño, por llamarlo de algún modo—Falta un poco, ten paciencia, por favor, necesito ver bien tu cabeza —respondo mirando las pantallas aún con el botón pulsado—. Lo siento, Viktor… si estás más cómodo, puedes actuar como quieras conmigo, siempre que no me faltes al respeto, claro —respondo. Al final, prefiero ponerme nervioso si la otra persona va a estar bien y no me está haciendo sentir así por maldad—. ¿Mentes extrañas? ¿A qué te refieres? ¿Qué pretendes hacer? El sanador Fitzpatrick está de baja y Kevin está preparando el resto de salas de pruebas para cuando te lleve a hacértelas.
Anonymous
Viktor R. Carstairs
Miembro del Departamento de Justicia
No respondo directamente, solo largo un gruñido pues no tengo ganas de explicarle por qué me ha dejado confundido, será meternos en una conversación que no puedo tener metido dentro de una rosquilla gigante - Bien, bien, me quedo quieto - respondo al final rodando los ojos. Sí puedo hacer eso ¿Verdad? Por alguna razón estoy empezando a tener una ganas de levantarme de la pseudocamilla y salir corriendo tremendas, otra vez.

- No deberías darme permiso de actuar como quiera contigo cuando llevas puesta esa bata - respondo juguetón y agradezco que salga de manera natural. Bueno, al parecer solo ha sido el momento y puedo seguir haciendo comentarios fuera de lugar si simplemente lo dejo fluir. De todas formas seré fiel al plan inicial e intentaré no ponerlo incómodo - Lo siento, viejas costumbres - me disculpo con una sonrisa. Me gustaría creer que en el fondo lo disfruta.

- No, no Kevin - creo que ese es el de mente desagradable de hace un momento - El otro, el rubio - aclaro mejor pero en realidad es un dato sin importancia - Y pretendo acostarme con ellos cuando salga de aquí, quizás con ambos al mismo tiempo... Aunque si Fitzpartick no está es una lástima ¡Vaya hombre! - es de los pocos que tienen mi edad con los que me he acostado, aunque si soy honesto conmigo mismo de verdad dudo que alguien como él acepte un trío - ¿Cuántas pruebas más necesito para saber que no estoy muriendo? Es todo lo que quiero saber antes de salir de aquí.
Viktor R. Carstairs
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Invitado
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Quizá es por la concentración en las pantallas o es por cómo soy, pero no entiendo lo que acaba de decir. ¿Qué tiene que ver mi bata?

¿Mi bata? ¿Qué tiene que ver que la lleve? —pregunto, pues no quiero quedarme con la duda. Luego tampoco entiendo por qué se disculpa, ¿lo que dijo era algo malo? Suspiro sin apretar el botón y después escucho lo que me dice. Ah, no es el que estaba con nosotros antes… me pongo a pensar en quién puede ser y no tardo mucho en caer en ello, pero no me da tiempo a decirle su nombre porque me empieza a contar cosas que me hacen sonrojar y hacen que sienta pinchazos en el estómago.

Vaya, qué rápido me ha tomado la palabra. No tenía ni idea de que podía llegar a ese grado la conversación. Me he puesto muy, pero que muy nervioso y no sé ni qué decir al respecto. ¿Cómo se pone a contarme esas intimidades como si nada? Si no me conoce, sólo lo ayudé cuando era un pipiolo y después de eso nos hemos visto dos veces contando esta, y soy su médico actualmente, no un colega cualquiera. Además, no sólo cuenta sus intimidades, sino que implica las de dos compañeros de trabajo… y no quiero que cada vez me cruce con ellos me venga a la cabeza una imagen no deseada de ellos con Viktor.

Dementores…

Saco al juez de la máquina sin hablar más y envío las imágenes a mi despacho antes de ir a su encuentro en la sala para llevarlo a la siguiente sala.

No te estás muriendo, Viktor, tu cerebro y tu cráneo están perfectamente, pero quiero asegurarme de que no tienes más problemas aparte de eso. Sé que ser paciente es difícil, pero no voy a cometer una negligencia —respondo a su pregunta de hace un momento mientras empujo la camilla desde los pies—. Y respecto a lo que has dicho antes… no creo que yo sea la persona adecuada para que me cuentes esas cosas. Ya sé que tú eres muy liberal y todo eso en ese aspecto, pero yo… no necesito saberme la vida sexual de la gente —explico. «Al menos no la de la gente a la que apenas conozco», pienso y entonces caigo en algo—. ¿Sigues sin poder controlar eso que tú sabes hacer? —inquiero y espero que me entienda, porque hay gente en el pasillo y no quiero comprometerle.

Pronto estamos junto al ascensor.
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Viktor R. Carstairs
Miembro del Departamento de Justicia
De no ser porque debo mantenerme quieto me llevaría la palma de la mano a la frente sin dudarlo. Este hombre es muy inocente, aunque si vamos a ser amigos quizás eso sea una ventaja ya que no entenderá la mitad de las bromas que probablemente le haga. Al final seguro termine considerándome un tipo loco que hace comentario sin sentido pero puede que incluso sea divertido - Que te queda muy bien, James, estás muy guapo - respondo aun con una sonrisa en mi rostro, ya rendido en el intento. Hay que decirle las cosas bien claras, qué se le va a hacer.

Por fin me saca de la máquina y agradezco cuando dice que no tengo nada. Seguro me curo con un poco de descanso y una buena comida, pero él es el médico así que si dice que tiene que hacer más pruebas pues tendré que someterme a ellas - Anotado, no más hablar de mi vida sexual - respondo rodando los ojos - Lo siento, soy nuevo en esto de hablarle a los hombres con los que no tengo intenciones de acostarme... Estoy aprendiendo, puede que me equivoque - advierto encogiéndome de hombros. Ja, lo vuelvo a decir porque sí. Ya que él no quiere acostarse conmigo, le recordaré que se supone que yo tampoco quiero.

Respiro profundo y caigo en la cuenta de que no estoy leyéndole la mente desde hace rato, lo he bloqueado sin darme cuenta así que eso es señal de que la cosa va bien. Es increíble como ahora hago eso ya casi inconscientemente, aunque sí puedo sentir esa pesadez que me genera el esfuerzo constante - Todo bajo control - informo con un pulgar arriba y luego doy la señal con el índice para ponernos en marcha.
Viktor R. Carstairs
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«Oh, era eso», pienso sintiendo calor en las mejillas otra vez, por lo que deduzco que he vuelto a sonrojarme. «Pero espera… ¿no habíamos dicho que no ligaría más conmigo? Porque eso estaba haciendo antes… él lo admitió». Estoy confundido otra vez, ¿por qué este hombre me deja tanto en este estado de confusión? Luego me doy cuenta de que a lo mejor sólo está siendo amable. Es un poco complicado pensarlo de él, porque ya se ha retratado a sí mismo en lo poco que he tratado con él, pero es verdad que no siempre te halagan así porque quieran algo contigo. Como cuando yo le digo a una mujer que es guapa y no por ello pretendo iniciar una relación romántica con ella.

Gracias —digo aliviado cuando me dice que no hablará más de su vida sexual. Aunque lo que añade me hace fruncir levemente el ceño. ¿Cómo que es nuevo hablando a los hombres con los que no quiere acostarse? ¿Es que soy el único con el que no quiere?—. ¿Soy la única persona con la que no te quieres acostar? —inquiero después de que mi ceño fruncido se convierta en una sola ceja alzada— Me alegro de que ya puedas controlarlo.

Cuando llega el ascensor y se abre, veo que hay cinco personas y al final se bajan tres, dejando solamente a otro sanador, que es mayor que yo, y a un paciente de aspecto tristón, pero al que le resaltan los ojos azules entre sus mechones de cabello rubio. Saludo cortésmente a los dos mientras entro empujando la camilla y pulso el botón de la planta a la que vamos.
Anonymous
Viktor R. Carstairs
Miembro del Departamento de Justicia
Es una pregunta trampa, se nota a la legua. Si respondo afirmativamente quizás lo tome para mal, yo lo haría y me tiraría el autoestima por el piso. Pero si respondo que no, le resta lo especial al asunto ya que por alguna razón quiero que sepa que es la única excepción, no por insultarlo sino porque... quiero que sepa que con él es diferente - Mejor dejemos el tema ahí - decido escaparme tirando la cabeza hacia atrás para poder verlo mejor. Tiene una ceja en alto, así que no podría decir que está enfadado de alguna forma.

El ascensor llega y me dejo arrastras hasta dentro una vez que bajan algunos de los presentes. Solo quedan otro sanador al cual no conozco y un chico guapo que está algo triste, le doy un codazo juguetón y le dedico una sonrisa pues pareciera que acaban de diagnosticarle cáncer terminal ¿Qué tal si es así? Por un momento olvidé que estamos en un hospital en donde esas cosas son habituales ¿O no? Al menos en las series de televisión todas las semanas aparecen mínimo dos pacientes que están por morirse y los sanadores quedan como héroes al salvarlos, o no.

- Entre tus ojos y los del sanador Mackenzie podríamos alumbrar todo el Capitolio - juego con él pues son casi tan azules como los de James - Soy Viktor - me presento tendiéndole la mano al otro paciente, se ve mayor de edad así que no me siento culpable la guiñarle un ojo. Lamentablemente se bajan en la próxima parada y quedo solo una vez más con el mayor - De nuevo, lo siento - me disculpo rodando los ojos pues ya veo que verme coquetear con otras personas tampoco le gusta - Aunque a él no le he dicho nada fuera de lugar, hasta usé un cumplido de la vieja escuela y todo - ya casi que no uso esos, no sirven para mis intenciones generalmente.
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Desgracia tras desgracia (Viktor R. Carstairs)
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