OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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The Mighty Fall
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The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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• Mini Trama: We tried the world, it wasn't for us.
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Leonella C. Wilde
Elisedd L. Irvine
Summer S. Jackson
Beverly S. Redford
Edward D. Jenkins
Marco S. Møller
Cordelia F. Montgomery
D. Victor Hayes
Phoebe M. Powell
Ada C. Fisher
Jim Rider
H. Merneith Bahati
Rowan E. Hayes
Paige M. Dalisay
Helle E. Hassel
Syver A. Nygaard
Laurence B. Dickens
Saffron N. Morgan
Jolene W. Yorkey
Charles B. Sawyer
Lachlan Z. Dunbar
The Mighty Fall
26 participantes
Domingo 12 de Julio, 2474.
No hubo ni siquiera un parpadeo. La luz de todo el estudio se fue tan rápido como la seguridad de Zirconia. Los murmullos se extendieron entre el público en tan sólo segundos mientras que el último tributo, @Danny H. Buckler , aún seguía en el escenario. Algunos de los presentes, inquietos, comenzaron a abandonar sus asientos a pesar de que los aurores se acercaban en un intento de mantenerlos a todos en su sitio hasta saber dónde estaba el problema. Las comunicaciones, al parecer, también estaban cortadas. Y eso sólo podía significar una cosa…
Algunos aurores creyeron escuchar una voz joven alarmada desde el otro lado de los comunicadores instalados en sus oídos. Entrecortado, su compañero gritaba con cierta desesperación: ¡Vienen por aire! ¡Ya salgan de ahí!
La explosión debió escucharse en todo el centro del Capitolio. El techo sobre el escenario se desplomó en medio de los estallidos de cables, luces y escombros. Danny Buckler había alcanzado a correr hacia las patas del escenario, pero la conductora no tuvo tanta suerte. La mítica @Zirconia A. Chrysalis había quedado sepultada y sin vida debajo de lo que solía ser el motivo principal de su fama.
Los gritos eran ensordecedores. Las figuras que bajaron entre el polvo del hueco del techo lo hicieron con suma velocidad. La energía regresó, pero lo hizo entre parpadeos de luz inestable. La luz de las cámaras titilaron en señal de que la señal era débil pero existente. Cuatro figuras fueron arrastradas entre el humo, el cual se disipó lo suficiente como para reconocer a algunos de ellos.
La ministra @Evanthia J. L'Engle y sus dos aurores, desaparecidos desde la investigación en el exterior, fueron lanzados sobre el proscenio junto a un hombre desconocido, cuyo rostro sólo sería familiar para aquellos que habían visitado Castelobruxo. @Tulio A. Cortés parecía tan digno como la ministra, pero los otros dos temblaban como hojas. Además de la extrema delgadez y suciedad, no mostraban verdaderos signos de violencia.
Un hombre fornido fue detrás de ellos. Tras el grito de “fueron advertidos”, la luz verde explotó en cámara. Los cuatro prisioneros cayeron por las escaleras del escenario, llegando al suelo sin vida.
Esta Mini Trama ha sido abierta luego de encuestar a todos los usuarios que poseían tributos para saber si deseaban continuar con los juegos. En resultado, decidimos abarcar algo más global para todos los participantes y proceder por otro camino.
Los tributos suelen ser personajes creados para morir. No obstante, pueden continuar con vida si el usuario así lo desea. Pedimos que nos informen si desean conservar su personaje o no durante esta trama.
Este es un turno de 48 horas y se tomará como un ingreso. Si los personajes no han posteado dentro de ese periodo de tiempo, ya no podrán hacerlo en el otro turno. Por otro lado, los tributos que no ingresen se darán por muertos de forma automática.
Los personajes que deseen morir en el próximo turno pueden hacerlo si su vida llega a cero o de forma narrativa. Sólo informen si desean ayuda de la administración.
En este tema podrán participar Extranjeros, Tributos, Mentores, Miembros de Defensa y personajes con excusa para estar entre el público (Capitolio o altos rangos). Al mismo tiempo, los miembros del gobierno pueden elegir si aparecerse en el lugar del hecho. Lo mismo cuenta para los rebeldes activos si desean ayudar en base a la alianza con el Ministerio para combatir a los forasteros.
La participación será premiada como Mini Trama. En compensación, todos los tributos pueden reclamar los galeones como participantes de los juegos. A su vez, de completar los dos turnos el personaje podrá elegir un stat a elección.
Evitar el metarol. Les recordamos que los personajes que no estuvieron en la trama de Castelobruxo desconocen de su existencia.
La actualización del 28/10 se encuentra aquí.
Aquí podrán encontrar el post de cierre.
La tablilla a utilizar es la siguiente. Pueden cambiar el color reemplazando al incio y al final de la ficha "nombrePJ" por el nombre o apodo de su personaje y asignando el color así: --group: #00ccff
Los tributos suelen ser personajes creados para morir. No obstante, pueden continuar con vida si el usuario así lo desea. Pedimos que nos informen si desean conservar su personaje o no durante esta trama.
Este es un turno de 48 horas y se tomará como un ingreso. Si los personajes no han posteado dentro de ese periodo de tiempo, ya no podrán hacerlo en el otro turno. Por otro lado, los tributos que no ingresen se darán por muertos de forma automática.
Los personajes que deseen morir en el próximo turno pueden hacerlo si su vida llega a cero o de forma narrativa. Sólo informen si desean ayuda de la administración.
En este tema podrán participar Extranjeros, Tributos, Mentores, Miembros de Defensa y personajes con excusa para estar entre el público (Capitolio o altos rangos). Al mismo tiempo, los miembros del gobierno pueden elegir si aparecerse en el lugar del hecho. Lo mismo cuenta para los rebeldes activos si desean ayudar en base a la alianza con el Ministerio para combatir a los forasteros.
La participación será premiada como Mini Trama. En compensación, todos los tributos pueden reclamar los galeones como participantes de los juegos. A su vez, de completar los dos turnos el personaje podrá elegir un stat a elección.
Evitar el metarol. Les recordamos que los personajes que no estuvieron en la trama de Castelobruxo desconocen de su existencia.
La actualización del 28/10 se encuentra aquí.
Aquí podrán encontrar el post de cierre.
La tablilla a utilizar es la siguiente. Pueden cambiar el color reemplazando al incio y al final de la ficha "nombrePJ" por el nombre o apodo de su personaje y asignando el color así: --group: #00ccff
- Código:
<div class="nombrePJ"><div class="mdexpwrap"><div class="mdexpimg"><div class="mdexpfade"></div></div><div class="mdexpbody"><div class="mdexptext" >
[right]Domingo 12 de Julio, 2474.[/right]
Texto. [b]Diálogo[/b]
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[b]Mención: [/b]@"PJ"
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Domingo 12 de Julio, 2474.
La pantalla que tenía delante de él le permitía ver todo lo que estaba ocurriendo en el escenario, incluso estando detrás de bambalinas. Se había mantenido junto a Elisedd toda la noche, mordiéndose la lengua cada vez que un tributo decía algo por completo estúpido o banal. A veces se sorprendía de haber sido capaz de sobrevivir a ese bochorno. No había nada más humillante que los elogios y pullas de Zirconia camufladas de genuino interés.
El corte de luz lo tomó por sorpresa. Se dio vuelta en busca de su colega, pero sus ojos tardaron un momento en orientarse en la oscuridad. — ¿Qué sucede? — Preguntó, pero no estaba esperando una respuesta. No cuando apostaba a que todo el mundo estaba tan perdido como él.
Lachlan apuntó a avanzar, cuando el ruido de la explosión y el temblor en el suelo le hicieron sostenerse de la pared más cercana. Los gritos no eran nada en comparación al mal augurio del humo. Una parte de él creía que lo mejor era correr en dirección opuesta, pero el instinto le hizo avanzar a empujones por el pasillo que llevaba al escenario.
Llegó a las patas justo para verlo.
Un rayo de luz verde y los cuerpos de cuatro personas caían por las escaleras del escenario.
El corazón se le fue a la garganta. Retrocedió con torpeza, pisando a quien tardó en reconocer como Paige.
— ¡Atrás, atrás!
Domingo 12 de Julio, 2474.
La oscuridad es total cuando entro al estudio junto a uno de mis compañeros. Mi puesto esta noche estaba en la entrada, allí donde debía chequear que nadie sin autorización entre o salga del edificio. Tras darle la órden a un par de ineptos para que no abandonen el puesto, me interno entre los pasillos en busca de alguien que pueda iluminarme la situación.
No es hasta que entro al anfiteatro que el techo estalla. Me oigo a mí mismo insultar al aire mientras que uno de mis brazos empuja a mi compañero para que retroceda. El polvo se me cuela en la nariz y en los ojos. La gente no tarda en sucumbir al pánico, por lo que comienza a correr o a desaparecerse a una velocidad envidiable.
Varita en mano, doy empujones. No me cuesta reconocer el cuerpo de Evanthia en el suelo, por lo que ni hace falta que preguntemos de dónde ha venido el ataque.
— Y yo pensaba tomarme vacaciones la semana que viene… — gruño, más para mí mismo que para el resto —. ¡Vamos, Møller!
Apenas jalo de su brazo para desaparecer. Con una sacudida, me encuentro de pie frente al escenario.
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Domingo 12 de Julio, 2474.
El pecho se me hunde en el instante en el que la luz se esfuma en el aire.
Conozco muy bien la sensación de sentirme una presa, incluso cuando no puedo ver la amenaza. Ha sido una que me persigue desde hace más de veinte años. Es verano, pero mi cuerpo se siente frío. Estático. En el pasillo, detrás de bambalinas, sólo puedo ver las cabezas de los tributos, mentores y escoltas tratando de comprender lo que está sucediendo. Dejo a los míos atrás en lo que pido permiso en un intento de encontrar a alguien, quién sea, que me informe lo que está sucediendo.
Es el temblor en el suelo lo que hace que tropiece a mitad de la escalera que lleva al escenario. Maldigo entre dientes, aferrada al barandal más cercano. No me cuesta reconocer la espalda de Elisedd justo delante de mí, pero su compañero del cuatro ya anda gritando que retrocedamos.
— ¿Qué sucede? — La histeria y la impaciencia son las que hacen que saque la varita. Subo los escalones que me faltan en pocas zancadas. Pronto me encuentro en el escenario, o en lo que se supone que queda de él. La mano que sobresale por debajo de los escombros debe ser de Zirconia; nadie más llevaba esa clase de anillos, distinguibles incluso detrás del humo.
Interacción: @Paige M. Dalisay @Elisedd L. Irvine @Lachlan Z. Dunbar
Mención: @Zirconia A. Chrysalis Mentores & Tributos.
Mención: @Zirconia A. Chrysalis Mentores & Tributos.
Domingo 12 de Julio, 2474.
Aún estaba tratando de acomodar el tul de su vestido amarillo cuando la luz se evaporó. Saffron levantó la mirada, tal y como si de esa manera pudiera ver algo más allá de su nariz. Se giró en busca de aquellas personas que conocía hace tiempo, pero las siluetas de sus compañeros eran tan confusas como lo que estaba ocurriendo.
El estruendo fue tan fuerte que se le escapó un chillido. Su primer instinto fue quitarse los tacones, incluso cuando todo el mundo a su alrededor parecía estar agitándose; si debía correr, prefería hacerlo descalza.
— ¡Rowan! — Se giró, tratando de dar con el muchacho entre la cantidad de personas que se removían a su alrededor en el pasillo tras bambalinas —. ¡Summer! — ¿Y dónde mierda estaba Danny? ¡Lo había visto en el escenario tan solo un momento antes!
Domingo 12 de Julio, 2474.
El aburrimiento lo había llevado a estar con el móvil en horas de trabajo. Se encontraba de pie, en uno de los rincones oscuros del anfiteatro, mientras apenas prestaba atención a las entrevistas que tenían lugar en el escenario. Mantenía el aparato por lo bajo, al menos lo suficiente como para alcanzar a ver los mensajes que le enviaba a Calliope. Suerte para él, ninguno de sus compañeros estaba cerca como para reprenderlo.
Levantó la mirada sólo cuando oyó las voces exclamando ante el apagón. Enderezó la espalda y la mano libre fue hacia la varita.
La explosión hizo que suelte el móvil. Cayó al suelo con un estruendo que ni se escuchó.
La distancia y el humo hacían que se le hiciera complicado ver lo que sucedía, pero estaba seguro de que el cuerpo que caía por las escaleras era el de la ministra de defensa. No pensó demasiado cuando desapareció, apareciendo junto a Marco y Charles.
— ¿Alguien se está encargando de evacuar a los tributos…? — Su pregunta murió en el aire, especialmente porque estaba más ocupado en divisar a las figuras que corrían a su alrededor en busca de sus enemigos.
Domingo 12 de Julio, 2474.
Ni siquiera estaba del todo seguro de lo que estaban haciendo. Supuso que su duda quedó evidenciaba en lo mucho que tardó en saltar de la escoba.
Cayó entre los escombros con más agilidad de la que se creía capaz. El pañuelo que le cubría parte de la cara cumplía con su misión de evitar que el humo se le metiera en la nariz, pero sus ojos no tardaron en irritarse. El grito de su hermano y la luz verde dejaron en evidencia que ya estaba hecho. Que no había marcha atrás.
Tenía la varita bien aferrada entre los dedos. Mantuvo la respiración pesada y calma. Sabía a qué habían ido hasta allí. Sólo esperaba que saliera bien.
Interacción: -
Mención: PNJ
Mención: PNJ
Domingo 12 de Julio, 2474.
Me encontraba en uno de los laterales del anfiteatro. Desde allí tenía una visión más global de lo que ocurría en el mismo y a su vez, evitaba tener que ver aquellas aburridas entrevistas una vez más. Seguía pareciéndome un espectáculo horrible y no cambiaría por muchos años que pasasen. Por eso, cuanto menos me viese involucrada mejor.
Pero mi momento "tranquilo" Se vio interrumpido con aquella explosión que terminó con el derribo de parte de la estructura de techo sobre el escenario. Cuando esto ocurrió, mis pasos ya iban corriendo veloces hacia el escenario. Intentaba apartar cualquier cosa o persona que hubiese en medio para poder llegar.
Pero conforme me iba acercando el horror se iba dibujando en mi rostro. Varias figuras cayeron, entre ellas, la ministra de defensa. Empecé a pensar lo peor y aceleré el paso con mayores zancadas intentando alcanzar a la ministra para sacarla de allí. Habíamos perdido a muchos ministros no podíamos...
Me detuve en seco cuando aquella luz iluminó el escenario. Me tapé la cara con las manos en el proceso y cuando volví a mirar... era demasiado tarde. El cuerpo de la ministra y las otras personas caía sin vida por aquellas escaleras. Giré en el acto mi mirada llamando a Marco y otros miembros que pudiese haber por allí mediante el pinganillo y cuando lo localicé me desaparecí de allí para aparecer junto a este. Debíamos reunirnos.
Domingo 12 de Julio, 2474.
No sabía cómo sentirse. Había olvidado cómo hacerlo, igual que cómo moverse, cómo respirar, cómo gritar. Desde el apagón, Paige no había hecho nada: se había quedado quieta, estática, escuchando solo a medias, como si estuviera bajo el agua.
Había consuelos estúpidos y personas estúpidas que creían en estos. Ella era una de ellas. Cada año, detestaba que llegaran los Juegos y, al mismo tiempo, cada año se sentía acompañada. Menos sola. Más comprendía. Todos luchaban, todos perdían, todos morían y, el que ganaba, tenía que verlo absolutamente todo. Tal y como ella. Justo igual.
Era parte del proceso. Detestarlo y ansiarlo al mismo tiempo.
Apenas se dio cuenta de que había avanzado en dirección contraria a la que corría todo el mundo; hacia el escenario. Las sombras se mezclaban ante ella, creía que olía a quemado. Había soñado mil veces con destruir todo aquello, con quemarlo, con arruinarlo para siempre, pero no sonrió. No se rió y no aplaudió. En vez de eso, Paige notó cómo le picaba la garganta y se le empañaban los ojos al captar el movimiento de varios tributos corriendo.
Escuchó a Lachlan, pero no se movió (había olvidado cómo). Varios la empujaron, casi la arrollaron. Y ella, apretando los puños a ambos lados de su cuerpo, no pudo alegrarse por nada de aquello porque eso, todo, había llegado con tres años de retraso.
Domingo 12 de Julio, 2474.
Había perdido la noción del tiempo mientras esperaba. Las voces de los demás se mezclaban, sus respuestas se empastaban hasta parecer siempre las mismas. También eran las mismas bromas, las mismas risas, los mismos aplausos, pero nunca antes se había ido la luz.
Los gritos no tardaron en llegar, el caos se desató antes de que le diera tiempo a levantarse. Miró hacia los lados, tragó con fuerza y, por primera vez desde que todo eso había comenzado, no supo cómo seguir.
Y es que lo había hecho tan bien. Se había esforzado, había aprendido a manejar una puta lanza, había actuado frente a los vigilantes, había controlado sus respuestas en la entrevista. Sabía que, teniéndolo tan difícil, había construido los cimientos necesarios y aumentado sus posibilidades de llegar a la final.
Lo tenía mucho más fácil en ese momento, cuando les habían dejado de prestar atención. Se quitó la americana que le habían puesto, agradeciendo poder moverse sin llevar encima aquella prenda tan estructurada y se acercó a su hermano. —¡Victor! —Palpó en la oscuridad, dándole un empujón en la espalda—, venga, nos vamos. —Siguiendo su voz, buscó a Saffron entre la oscuridad, después a Summer—. Nos tenemos que ir.
Domingo 12 de Julio, 2474.
Debería estar contenta. Había estado insistiendo, luchando por ese momento. El tiempo pasaba, corría y ella era incapaz de quedarse sentada viendo cómo lo hacía.
Se había ofrecido a estar en primera línea no solo por morbo o cinismo, sino porque lo sentía como su responsabilidad. Su deber, su propósito, su culpa.
Apenas había podido ver por culpa del humo cuando descendió por el techo destruido, cayendo sobre miles de escombros que vibraron bajo sus botas. Apretó los labios que, bajo el pañuelo, se habían quedado secos y se mantuvo a apenas unos pasos de distancia de los cuatro cuerpos que tomaban uno de sus últimos alientos.
No era ninguna sorpresa: ellos mismos lo sabían, ella lo sabía, incluso los que no sabían nada podrían saberlo si solo echaban un vistazo. De todos modos, incluso teniéndolo tan claro, incluso sin importarle, se descubrió conteniendo la respiración al ver cómo caían.
Interacción: -
Mención: -
Mención: -
Domingo 12 de Julio, 2474.
Estaba tratando de sacarse todos los adornos que le habían colocado al rededor del cuello, sentía como si se estuviera ahogando, pero había resistido la urgencia durante la entrevista, incluso mientras sentía su cuerpo cocinarse debajo de toda esa tela y las malditas luces, los malditos comentarios de Zirconia y las estupidas risas, sobretodo eso. Nunca se había sentido tan abandonado y como un animal enjaulado que mientras su propía gente se reía de como él y su hermana iban a morir.
En ese momento consieró si los rebeldes no tendrían razón, no podía entender como podían reir como si fuera algo tan banal que un grupo de chicos se asesinaran entre sí. Aunque suponía que este era también un buen castigo, a él tampoco le habían importado los tributos anteriores, no tenían nada que ver con él. Se preguntaba si al final todos terminarian en aquella posición, incluso los que se habían reido hoy. Todos morirían y el presidente terminaría gobernando cadaveres.....O los extranjeros cumplirían su amenaza y ni presidente quedaría.
Su linea de pensamientos se interrumpío con el corte de luz repentino y los sonidos del caos estallando de donde no hacía mucho había estado, por suerte se encontraba detrás del escenario con los demás tributos, aunque el descontrol también llegó allí y con suerte podía distinguir a quienes tenía a su alrededor.
- Jie - trato de llamar a su hermana pero entre todo el griterío era imposible saber si lo habría escuchado u oir su respuesta - ¡Ji-Yeon! - se desgarró tratando de llamarla mientras se desesperaba tomando las figuras que se movían a su alrededor y solo recibiendo empujones de desesperanción.
Domingo 12 de Julio, 2474.
Ada no estaba convencida de que hubiera dado las mejores respuestas al momento de enfrentarse a Zarconia. Pese a que había mantenido su nerviosismo a raya, sentía que podría haber hecho un mayor esfuerzo por atraer la atención del público. Sabía que no podía hacer nada al respecto, pero ese pensamiento no evitó que pasara el resto de entrevistas mordiéndose las uñas de una de sus manos, en clara señal de preocupación.
Lo único que consiguió que saliera de su propia mente fue el apagón que siguió después. Buscó la presencia de sus mentores, suponiendo que no estaban demasiado lejos, pero solo se encontró con oscuridad, gritos y confusión. No fue hasta que escuchó la voz de Lachlan que su cuerpo, acostumbrado desde hacía ya unos días a la sensación, volvió a entrar en pánico. —¿Qué está pasando?— apenas murmuró, asomada a un lado de Elisedd, sin ser consciente de como sus manos, piernas y hasta su corazón temblaban.
Interacción: @Elisedd L. Irvine
Domingo 12 de Julio, 2474.
Tengo la risa escandalosa de la señora sentada a mi izquierda metido en el fondo de mi cabeza como el sonido más irritante que he escuchado en mucho tiempo. Aun la estoy mirando con completa fascinación por su capacidad para reírse de una broma hecha por la presentadora y que ni siquiera era tan cómica, cuando los focos que iluminan el escenario y la poca luz entre el público se apaga por completo, robando alguna que otra respiración en la confusión repentina.
Mis ojos se adaptan a la oscuridad con rapidez, lo que me permite visualizar movimientos en el escenario que nada tienen que ver con la entrevista que estaba teniendo lugar. Para cuando suena la explosión que regresa atisbos de luz, yo ya me he puesto de pie e intento arrastrar a la mujer de pelo verde conmigo.
Los intentos de un auror de mantener la calma entre la multitud son inútiles, el pánico empieza a recorrer cada fila al momento de que cuatro cuerpos, uno de los cuales reconozco como el de la ministra de defensa, caen sobre las escaleras del escenario sin vida. En ese momento es cuando empiezo a buscar yo misma el rostro de mi marido entre los uniformes del cuerpo de defensa.
Cuando lo veo en el escenario, resulta agobiante pelearme cuerpo a cuerpo con gente que está yendo en dirección contraria —¡Charles!— lo más lógico entre tanto grito junto es que no va a escucharme, pero no necesito de presenciar más ráfagas de luz verde y mucho menos de que se encuentre tan cerca de personas que acaban de demostrar que no tienen problema con asesinar a su antojo.
Mención: @Charles B. Sawyer
Domingo 12 de Julio, 2474.
Tenía la garganta seca y un tic nervioso: como si un mecanismo de sus dedos, los abría y cerraba una y otra vez, clavándose las uñas contra las palmas. Hasta que la luz volvió, no pudo ver las marcas de medias lunas que se habían quedado grabadas en su piel.
Para él todo había sucedido en un instante. Las entrevistas, tan eternas como le habían resultado, se sucedían una tras otra como si fueran constantemente la misma. Había dejado de escuchar, de verlas, de prestar atención y, cuando las luces se apagaron, cuando todo quedó en silencio antes de que llegaran los gritos, también dejó de respirar.
La voz de su hermano le hizo parpadear. Ahí fue cuando vio las marcas en sus manos, cuando trató de recuperar el control sobre sí mismo, pero por muchas veces que escuchara que tenían que irse, por mucho que ya hubiera empezado a ver cómo varios intentaban buscar una salida, él siguió sin moverse.
Domingo 12 de Julio, 2474.
Todo se estaba retrasando más de lo que había pensado. O tal vez no lo estuviera haciendo; quizás, en realidad, nunca hubiera creído realmente que pudiera salir del escuadrón y empezar desde cero. Se retiró un mechón que se había escapado de su coleta, observando escuchando desde un lateral del anfiteatro a otro tributo insulso dando respuestas insulsas. Lia estaba segura de que, si juntaba a todos los participantes de aquel año, no podrían armar ni una sola personalidad decente.
Se mordisqueó el labio, miró el reloj. Dickens llevaba toda la noche siendo un inútil. No tenía ni idea de por qué no lo despedían. ¿Podían despedir a aurores? Deberían, y a Dickens el primero. Estaba segura de que estaba escribiendo posts en Wizzbook en su horario laboral.
Suspiró cuando la luz se apagó, contuvo la respiración cuando escuchó todo lo demás. Si desapareció para seguir al resto, lo hizo por inercia. Tosió, la visión de los cuerpos le produjo una arcada, pero no pudo apartar la mirada de la ministra; entre el humo, apenas podía distinguir sus rasgos, pero imaginó cómo sus ojos sin vida la observaban. Había hablado con ella, había trabajado con ella. Cuando todos salieron menos Evanthia, ella había estado allí. Justo a su lado, escuchando cómo le decía que, si la atrapaban, no enviaría a nadie para que la rescatara.
Y ahora estaba allí, muerta. Porque la habían atrapado. Se llevó la mano a la boca mientras buscaba recuperar la respiración. No sabía si ella le burlaba a la muerte o si la muerte se burlaba de ella.
Domingo 12 de Julio, 2474.
No tengo la más mínima idea de lo que está pasando. Desde que habilitaron los juegos prefiero simplemente no mirarlos, y con todo lo que está pasando con el tema de los extranjeros... Bueno, la verdad es que me pregunto cómo es que hubo una edición este año, pero me limito a hacer mi trabajo, a venir, a ser parte de los miembros de seguridad que justo ahora están cuidando esta zona.
¡¿Y qué es lo que pasa?! Pasa que a medio bostezo el maldito techo explota. Tengo la varita ya en mano por inercia, sin entender qué diablos está por pasar, de algún modo estoy preparado, y no, para este tipo de sorpresas.
La luz verde que ilumina momentáneamente el escenario hace que trastabille, por inercia volteo a ver a mi alrededor, pero es Charles el que evita que haga una idiotez como caerme al suelo o algo así. Murmuro un "sí, vamos" antes de desaparecer. Apenas veo a mi jefa de reojo, junto a otros aurores y miembros de defensa antes de que la primera se aparezca enfrente de mí. Ver los cuerpos de los caídos de cerca no es mucho mejor que antes.
Icono :
Domingo 12 de Julio, 2474.
Espero pacientemente durante el evento en los asientos especiales reservados para los ministros. Me parece rara la interrupción en la corriente, incluso me produce un escalofrío, que segundos más tarde cobra sentido. La explosión me pone en guardia, me cubro a tiempo y no hago más de lo que hacen los demás: Observo.
La cara de Evanthia, tan digna y llena de orgullo, pronto se queda sin más luz que la verde que la ilumina de repente, su cuerpo sin vida cae por el escenario haciendo que todo el mundo se altere. Por mi parte me toma unos segundos recuperarme. Lo que hace que regrese a la realidad es ver a Jolene, caminar hacia el escenario, tan cerca de los eventos.
No lo pienso mucho cuando me desaparezco y reaparezco al lado de ella — Jo, ¿Qué haces aquí? — Pregunto impaciente. Obviamente sé que como mentora estaría cerca, pero no tan cerca. Sujeto su brazo con mi mano — Vámonos, no es seguro, no deberíamos quedarnos mucho tiempo — Otro comentario obvio por mi parte — ¿Dónde están tus tributos? — Tampoco es que planee desaparecer del lugar y ya, pero tenemos que entender qué está pasando, y sobre todo tengo que sacarla de aquí. Que sí, que es perfectamente capaz de cuidarse sola, pero no estamos para riesgos.
Domingo 12 de Julio, 2474.
Eran un días muy raros, la alianza con el ministerio aun se mantenía y eso hacía que pudiera cruzarme a Neopanem como si fuera una ciudadana más....bueno, vigilada pero aun así, raro. Aunque lo más extraño era que el gobierno aun siguiera haciendo los juegos, ¿Acaso no habían muerto suficientes personas? ¿No estabamos al borde de una guerra que nos dejaba en la oscuridad con respecto a que esperar? Supongo que el morbo era más fuerte.
¿Y quién era yo para impedirlo? ¿Me preguntaba si me arrestarían por protestar encontra? Aunque debía admitir que el morbo también me podía y hacía tiempo que me daba mucha curiosidad Zirconia Chrysalis, era toda una diva, tal y como siempre me las imaginé. Y al fin tenía la oportunidad de presenciarla en vivo, mientras entrevistaba a los pobres chicos que iban a sacrificar. Tuve que rogarle a Mimi que me llevara.
Así que allí estabamos, estaba experimentando una facinación por como se manejaba esa mujer con total frivolidad a lo que estaba sucediendo y el horror de como esos chicos debían fingir que lo hacían todo por el honor, incluso mi estomago se retorcía con los gritos y aplausos del publico. Y luego nosotros eramos un salvajes.
- ¿Qué crees que esos chicos esten pensando? - le pregunté a Mimi mientras retorcía mi cara en preocupación. No llegué a escuchar su respuesta porque de pronto nos quedamos a oscuras y lo siguiente que supe es que el techo caía sobre Zirconía, el resto del público trataba de huir en pánico y unas figuras descendían del agujero con 4 cuerpos, siendo uno de Castelobruxo el que reconocí - Oh mierda - para que luego los ejecutaran en televisión.
Quería hacer algo pero no sabía que, estas personas estaban enfermas pero tampoco merecían morir, últimamente estaba pensando que tal vez pudieramos evitar la guerra si pudieramos hablar con los extranjeros y llegar a un acuerdo, pero en este momento esas personas no creo que estuvieran dispuestas a escuchar nada, o era una exelente oportunidad de salvar a los pobres tributos aunque eso arruinaría la alianza....Mejor empezar por lo más sensillo, me giré para buscar a mi compañera y asegurarme que estuviera bien.
- ¡Mimi! - la llamé entre tanto griterio.
Domingo 12 de Julio, 2474.
Hace ya tiempo que había pasado su turno en el escenario y, sin importar lo mucho que repasara la entrevista en su mente, era obvio que la única impresión que había dado era la de ser una rubia tonta sin una sola cualidad a destacar. Al menos ya faltaba poco para terminar, luego…
No tuvo tiempo de pensar en el luego. La oscuridad y los gritos llegaron de la mano, y con ellos sus propios chillidos. — ¿Saffron? — Victor se encontraba cerca y no tardó demasiado en reconocer la voz de Rowan tampoco. — ¿A dónde? — Sabía que no era la mente más brillante del lugar, pero pudo entender que si se quedaban, la última de sus preocupaciones serían los juegos.
• Mini Trama: We tried the world, it wasn't for us.
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D. Victor Hayes
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