El aliento del tributo se rompe en un chillido desgarrador que hiende el aire y deja a sus piernas tiritando en lo que la sangre bermellón y caliente mancha su muslo, su pantalón y el suelo lleno de piedra. El dolor es crudo y ensordecedor para sus oídos, faltante de aire para su boca, agudo para su voz.

—Vete… —Medio gruñe, medio susurra en un aliento roto—. Largo, joder. —Sacude la cabeza y observa la lanza. El cuchillo escapa de sus manos, el avance se lleva consigo puntadas atroces a su pierna que desoye. Porque lo primero, lo necesario, lo urgente es atrapar esa lanza que el otro blande, a fin de evitar un lance en contra de la estúpida de Beck.

—Tu pelea es conmigo —define presa del nervio, de alejar a la otra, de acercarse él al otro tributo—. Solo conmigo —reitera, decidido a jugar esa baza.

Interacción: x
Viene de: Cornucopia
Va a:
Acción: Quiere intentar sacarle la lanza a Eli
Dados: Fallo || Agilidad: 11x =
Defensa Bram: 30 - 8 = 22

El impulso es uno solo, es la mano que se extiende ceremoniosa con todos los dedos apuntando en diversas direcciones, es el brazo que avanza en el aire para recoger esa lanza del demonio que es el único impedimento que hay entre él y el peligro mortal de Rebecca, es el aliento que sale de los labios que sisean para poner en jaque al dolor de su pierna.

—MÁR-CHA-TE —paladea cada sílaba, la mastica en sus labios y no le habla al tributo del ocho, no. Le habla a la pelirroja que se esmera en golpear al grande, a esa niña que no tiene fuerza suficiente para constituir un impedimento, a esa mocosa que no deja de ponerle las cosas difíciles. Dos atenciones diferentes, una única lucha: la supervivencia.

En medio de esa trifulca no ve venir el impulso. La lanza que sale de las manos del desconocido. La misma que se hunde en su pecho y le arrebata el aliento. Es un exabrupto. Una aspiración sonora mientras su pie derecho da un paso hacia atrás y el izquierdo se queda quieto.

La barbilla se pega a su torso y Bram observa el arma como si no se creyera la existencia de la misma, como si este sentir fuera de pesadilla. Sus labios tiemblan y su vista se nubla. El padecimiento dura un impulso y sus manos, inertes a ambos costados, se mueven con la orden de apartar la lanza, para así poder respirar. Porque su pecho quema y el ardor se extiende con la virulencia acelerada de un recipiente de nitroglicerina agitado.

No, no, no.
Inspira y espira, inspira y espira.
No puede haber terminado. No se lo cree. No, no, no.

La reina, atrás, se ríe con su pétrea presencia. Llega con la corona, la corona de los gusanos. La que se merece. La única que le toca. La risa sale de su garganta, cortada por el estertor, cortada por la falta de agarre de sus piernas, que se deciden a caer mientras su cuerpo se precipita hacia atrás.

Guerrero de corazón y de espada la lengua. Vencido por una suerte de coincidencia inesperada encuentra así la ironía. De sus ojos la vida se evapora y su muerte trae consigo ese cañonazo conocido. Puede que no pronto o puede que sí. Pero eso ya no importa. Como tampoco lo hace la presencia de una mujer a miles de metros de distancia, cuyo propósito acaba de fallecer en plena pantalla. Querrá la suerte que encuentren ese cadáver también. Lo que es Bram, él ya no puede interceder. Solo agradece no tener que ver como los ojos de su madre, esos agotados y llorosos ojos, miran hacia la muerte.

Interacción: x
Viene de: Cornucopia
Va a:
Acción: morir
Dados: Fallo || Agilidad: 11x =
Defensa Bram: 37 - 8 = 29