The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Rhiannon W. Heighes
Civil
rhiannon
collingwood heighes
And perhaps something good has been sprouting in the small numb darkness all this while.


01


A día de hoy aún supone que existió una época en la que no estaba tan enfadada. Una en la que no todo pesaba y el mundo parecía mucho más que algo que podía hacerse añicos con un simple roce. Los primeros años en el orfanato apenas los recuerda; y es un alivio, en cierto modo, porque así tiene un peso menos sobre los hombros.

Cordelia Collingwood, durante mucho tiempo, solo fue un nombre; uno que explicaba su estancia en el orfanato, su condición de huérfana. Más tarde, cuando creció y empezó a comprender la situación que le rodeaba, aquel nombre y el apellido Black al que estaba vinculado este plantó una idea en ella: un concepto de familia al que se aferró durante los años siguientes.

La figura de su padre jamás existió y ella tampoco preguntó más de la cuenta. Se limitó a esperar, a aguardar en silencio, mientras más allá de aquellas cuatro paredes parecían suceder cosas que la Rhiannon de seis años ni siquiera se preocupó en tratar de entender. Tal vez, si lo hubiera hecho, se hubiera percatado de lo que significaba la apertura del mercado de esclavos y de lo vinculada que estaría ella a esa nueva creación.

Los Heighes le dieron un apellido y un hogar. Lástima que no durara demasiado, que aquella burbuja se viera pinchada por la punzante realidad y acabaran dándose cuenta de que la estaban escondiendo. Quizás ese fue un momento clave: uno en el que fue consciente de que la sociedad no estaba hecha para personas como ella y que su condición parecía estar ligada a la tragedia. Más tarde supuso que los ejecutaron, y ahí fue cuando todo comenzó a agrietarse.


02

El mercado de esclavos sí que lo recuerda, y cuando lo hace siente la necesidad de cerrar los ojos, mirar hacia otro lado y esperar a que el recuerdo se evapore. Estuvo mucho tiempo, quizás demasiado: nadie necesitaba a una niña pálida y escuálida, a nadie le hacía falta. Se sentía insignificante, un mero punto dentro de la sociedad; sabía que los Heighes también eran magos y se portaron bien con ella, pero no pudo evitar que la rabia que empezó a sentir cuando se los llevaron empezara a intensificarse.

En alguna ocasión había escuchado que el tiempo se percibía de distinta manera según cómo lo estabas pasando. A Rhiannon se le hacía eterno: días infinitos, noches aún más largas. Cuando por fin la compraron tenía quince años y había perdido cualquier tipo de esperanza; se fue al Capitolio, y aunque era un poco mejor, apenas sintió la mejora.


03

Los días seguían siendo una carga. Y estaba enfadada, pero también furiosa; una rabia interna, que guardó durante los ocho años que estuvo en aquella casa. Demasiado tiempo trabajando de aquella manera da para pensar mucho, también para planear y maquinar en silencio.

Se había creído más lista. Más audaz, más rápida e inteligente, más valiente. El sonido de la televisión llegaba a sus oídos mientras estaba en la cocina; eran meros susurros, unos que hablaban sobre el mercado de esclavos, llamas y fuego. No lo entendió en ese momento, pero sí más tarde. Todo en su historia apuntaba a que, cuando Nathan —un esclavo que trabajaba con ella en aquella casa—, atacó a su amo y sembró la posibilidad de salir de allí, Rhiannon habría tomado su mano para irse sin mirar atrás. Pero fueron sus piernas las que fallaron a la hora de correr, o tal vez su cabeza mientras miraba la sangre que se extendía sobre el suelo.

Se quedó, pero no demasiado. Al menos, su compañero hizo que algo se encendiera en ella: una oportunidad, tal vez. Una esperanza que creía extinta. Solo tardó cuatro meses más en aprovechar que la mandaran a hacer unos recados para coger un tren y marcharse sin siquiera mirar el destino.


04

Y hablando de destino, quizás también lo fue que acabara en el norte. La libertad era extraña: sabía amarga y era solitaria. No sabía qué era lo que esperaba, en realidad; tanto tiempo encerrada, tantos minutos que ocupar pensando y planeando. Y, cuando la tuvo delante, cuando sus dedos pudieron rozar la independencia, no supo qué hacer con ella. Todo parecía nuevo, se le hacía grande y ella, que se había creído tan fuerte, se vio reducida a alguien que no tenía ningún tipo de experiencia.

Acabó uniéndose a un grupo que la introdujo a la ideología pro-muggle, una con la que ya creía coincidir antes. Y si bien cree realmente en ella, nunca admitirá que en su interior se sigue sembrando una duda: ¿no eran los Heighes también magos? No sabe dónde está la solución, tampoco si es correcto ser tan drástica; pero, por el momento, toda la rabia contenida está enfocada hacia los magos y sus privilegios.

Empezó robando, ¿qué iba a hacer si no? Y descubrió que se le daba bien manipular, y también utilizar a los demás. No fue fácil, tampoco rápido; pero pasó un año y después otro, y el robo acabó pasando a ser también tráfico de objetos y ella se empezó a adaptar a un ambiente que, si bien no era ideal, sí que se sentía como algo suyo. Ella ya no era de otros, lo que hacía no era para los demás. Era para ella.


05

Puede que no le extrañara a nadie que, cuando todo empezaba a ir bien y a cobrar sentido, acabara por marcharse. No le pilló demasiado por sorpresa, sin embargo: sabía que los hogares no eran eternos, todo en su vida parecía tener una fecha de caducidad. Esta vez sí que escuchó la televisión, sí que se enteró de lo que estaban diciendo; y, cuando aquella voz monótona y casi automática nombró a Kendrick Black y lo posicionó en el Distrito 9 ¾, se marchó inmediatamente y sin siquiera despedirse de nadie.

Reunirse con su hermano biológico le proporcionó una estabilidad momentánea. Creyó encontrar su lugar en el nueve, consiguió una casa donde vivir, gente que la arropaba; pero, como si fueran algo de lo que jamás pudiera desligarse, las dudas no tardaron en acecharla. Culpa de ser un culo inquieto, de haber estado toda su vida sin hogar, sigue sin creer que en algún momento vaya a ser capaz de encontrar uno que sea solo y completamente suyo.


Se considera una persona de carácter marcado, ideas claras y extremadamente directa. Recurre al humor siempre que no encuentra otra respuesta, como si de esta manera pudiera librarse de entrar en temas o situaciones que se salen de su control.

Tiene serios problemas para respetar la autoridad. Como muchas otras cosas, no se toma en serio a esos que se creen líderes.

Solía sentirse inmortal, incapaz de que nada ni nada lograra hacerle daño ni acabar con ella. Pensamiento que se balanceó un poco tras su último y primer encuentro con Isaac Williams. No habla del tema, pero las palabras que salieron de su boca y el dolor que le infundió su varita hicieron que quisiera desligarse por completo de la vida política del país.

Amante de la adrenalina y las emociones fuertes, pero hábil mentirosa a la hora de decir que lo que quiere es solo una vida tranquila y común. Sabe que se miente a sí misma, que lo que quiere conseguir, eso a lo que aspira, jamás irá con ella y su forma de ser; pero, hasta entonces, le gusta pensar que llegará un día en el que se convierta en una de esas personas que son felices teniendo un trabajo estable y una casa con jardín.

Nunca ha considerado madre a su madre, el apellido Collingwood siempre siendo ajeno a ella. Cuando buscó a Kendrick, ni siquiera tenía la seguridad de que acabaría teniendo una relación sólida con él, pero a día de hoy sabe y reconoce que, si algo tiene que agradecer a su no-madre, es la oportunidad de permitirle tener un hermano como él.




05
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06
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Rhiannon Wilma Heighes
12 de mayo, 2446
Distrito 9 9 ¾
Figitiva
Muggle
Olivia Holt

rhi
rhiannon wilma heighes



Rhiannon W. Heighes
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