Lorcan Hagebak y su esposa Evelyn junto a sus dos hijos se acomodaron en el Distrito 1 gracias a las conexiones que la familia había alimentado durante varias generaciones. Como empleados de la casa Hargreeves poseían poder y posición, no debían luchar a muerte para sobrevivir, ni soportar humillaciones provenientes de los muggles; eran ellos ahora quienes tenían derecho a infligir dolor. Siendo mestizos, era evidente que los Hagebak no alcanzarían una posición de trascendencia política o social sin ensuciarse las manos.

Earnest nació como el primer hijo de la pareja conformada por Evelyn y Lorcan Hagebak. Fue también el primer bebé en nacer vivo dentro de la familia en 15 años, y el primer varón en más de una veintena. El reloj de pared acababa de marcar la media noche cuando unos segundos después se escuchó el llanto de una nueva vida llenándose los pulmones de aire, inaugurando un nuevo comienzo para la familia. Corría Diciembre del año 2432, el gobierno de los Black no parecía tener rival que mereciera la pena y los magos continuaban bajo el yugo de una sociedad predominantemente muggle.

Sus primeros años fueron tan comunes y a la vez complejos como los de la mayoría en su situación. Pese a ser un niño y vivir sin exceso de carencias como en los Distritos más pobres, no tenía tiempo que perder, siempre estaba de un lado a otro, con prisa, trabajando o aprendiendo, porque la vida podía ser demasiado cruel y dura si te descuidabas y tenías que estar siempre alerta. Nunca pudo permitirse un momento de tranquilidad. Luchaba contra la naturaleza para no dejar escapar la magia que bullía de su interior porque la ley castigaba a quienes lo hacían.


Fue educado con rigidez y mano dura, por lo que no se le hizo fácil transformarse en un adolescente capaz de llorar o expresar emociones profundas. Optaba por esconderlas al igual que escondía la magia en lo más profundo de si, pero no significa que haya sido un muchacho serio y desprovisto de humor. Por el contrario, recurría a su encanto natural para salir del paso cuando las situaciones se ponían turbulentas, tenía facilidad de palabra y le habían entrenado para saber moverse entre la gente, tanto para llamar la atención como para pasar desapercibido. Aunque servían a la casa Hargreeves él no solía involucrarse directamente en estos asuntos mientras era joven. Los Hagebak habían logrado hacerse de un pequeño negocio al que dedicaban todo el tiempo que les quedaba libre, trabajaban con cerámica, porcelanas y piedras preciosas, creando artilugios de gran belleza que después terminaban adornando las estancias de los magos y muggles de mayor estatus social y riqueza.

Sus padres preferían enfocarse en el servicio de los Hargreeves, pero Earnest se parecía más a su abuelo materno y no tenía tanta ambición como sus padres. Aspiraba a un mejor estatus y mayores comodidades porque esto le proporcionaría la paz y el tiempo necesarios para dedicarse a leer, aprender, practicar la alfarería y la pintura por placer y darse el lujo de vivir muy lentamente, saboreando el tiempo.


Llegada la primavera del 2450 se metió en una discusión con un muchacho muggle por pronunciar unas cuantas palabras a favor de una chiquilla que parecía vagabunda, deambulaba por las calles del Distrito 01 y estaba siendo acusada de ser ladrona sin aparente razón; el altercado fue casi inocente y no pasó a mayores, pero debió calar en el orgullo del muchacho muggle ya que horas más tarde varios agentes de la paz fueron en busca de Earnest para llevárselo. A sus 16 años lo metieron a prisión un par de meses y después lo enviaron al Distrito 12 para trabajar en las minas. Su familia le recuperó en el 2452 a la muerte de los Black. Earnest creyó que por fin tendría la libertad de dedicarse a lo que quería, estaba tan contento que incluso llegó a convencerse sobre dejar atrás los malos recuerdos y la miseria que había conocido esos dos últimos años. Incluso había puesto los ojos en una joven que conoció durante sus años en las minas.  

Para su buena o mala suerte, surgió una oportunidad distinta a las que tenía en mente. Un matrimonio por conveniencia, pactado entre sus padres y los Señores de la casa Hargreeves, que requerían una vez más de los servicios de su familia, pero esta vez recibirían una gran recompensa. Riqueza y posición, un lugar entre las familias relevantes de Neopanem, todo a cambio de un pequeño sacrificio que no lo parecía del todo.

Casarse no estaba en sus planes inmediatos, y sus pensamientos románticos tenían otra dueña antes de plantearse el matrimonio con Daphne Hargreeves, pero no había decisión que tomar realmente pues el trato estaba hecho y él debía honrarlo. No le disgustó tanto como habría supuesto, al menos al principio cuando conoció a la muchacha e imaginó que pese a las circunstancias, podían hacerlo funcionar. El mundo era duro y frío, cruel para la mayoría, Earnest había conocido su mordida, así que aquella situación le parecía tal vez un poco inesperada y no ideal, pero mil cosas peores podían pasar, así que no se quejó.

Aunque la hija que nació dentro del matrimonio no era suya, nunca recibió malos tratos o desprecios de su parte, si bien era plenamente consciente de que no llevaba su sangre ni su nombre. Intentó alegrarse al igual que sus padres por el cambio de apellido ofrecido, no era posible negarse pues desde la perspectiva de la familia Hargreeves les estaban extendiendo un enorme favor, uno que Earnest no sabía si consideraba de la misma manera. Intentó hacer funcionar la relación durante mucho tiempo, hasta enterarse de que su esposa continuaba enamorada del padre de la niña y lo había seguido viendo después de casarse.  A partir de entonces perdió el interés y dejó de poner de su parte, comenzó a vivir su vida independientemente de lo que pasaba en aquella familia y, si bien guardó apariencias y mantuvo la actitud paternal para con Sybil, procuró guardar una distancia en lo que a los aprecios se refería. Por fortuna estaba a tiempo de no desarrollar un apego innecesario con aquellas dos mujeres y, en la medida de lo posible, mantuvo aquella filosofía en los años venideros. Su inconformidad ha ido en aumento durante años, no se encuentra en una situación que le resulte satisfactoria y finalmente comienza a despertar ante la idea de abandonar el barco y contemplar las posibilidades de un cambio.
Desde hace un tiempo trabaja como Profesor.