OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Entrevista Distrito 02
Domingo 13 de Agosto. 2471. 20 p.m.
El escenario había sido montado en el teatro más lujoso del Capitolio. Las butacas estaban repletas de ojos curiosos, miembros de la élite de la ciudad que buscaban juzgar por cuenta propia al pequeño montón de traidores que se estaban jugando un lugar dentro de la sociedad. Una carta de perdón, la prueba de que merecían seguir respirando a pesar de todos sus pecados.
Las cámaras de televisión se encontraban en cada uno de los rincones, pero la mayoría estaba puesta sobre las tablas. Iluminado por los reflectores que se movían en todas direcciones, el escenario se preparaba entre los murmullos y aplausos de la multitud. La música retumbó con fuerza cuando una voz masculina en off inundó el teatro, encargándose de presentar a la única y maravillosa… ¡Zirconia Chrysalis!
Tal vez los tributos no eran celebridades, pero Zirconia sí y vaya que el público la amaba. Muchos se levantaron de sus butacas para recibirla, mientras la conductora gritaba con voz estridente. Carecía de micrófono, lo que delataba que las voces sobre el escenario estaban siendo aumentadas gracias a la magia. Su rostro se reflejó en cada uno de los paneles dispuestos para que el público no se pierda de los detalles.
— ¡Muy buenas noches, mi querido NeoPanem! — Exclamó. Llevaba las uñas postizas, de color naranja chillón, tan largas que era imposible ignorarlas cuando agitó las manos en el aire a modo de saludo — ¡Pero qué evento nos espera! Aunque me siento muy halagada por la cálida bienvenida que me han dado, todos sabemos que hoy yo no soy el centro de atención. Hay unos cuantos tributos que están aquí, ansiosos por que los conozcan y los acepten dentro de sus corazones. ¡Sí, escucharon bien! ¿Quieren oírlos a ellos? ¿Quieren ver sus rostros y descubrir cual vale la pena? ¡Es hora de que sepamos un poco más de su historia! Digamos que algunos puntajes me sorprendieron bastante… — no le dio la espalda al público cuando se acomodó en uno de los dos sillones individuales que decoraban el centro de la escena —. Y si ninguno los convence lo suficiente, pues al menos nos darán un buen espectáculo.
Todos ahí tenían en claro una cosa: era la última oportunidad que tenían para meterse al público en el bolsillo. En cuanto Louis Winchester abandonó el escenario, Zirconia se preparó para recibir al siguiente distrito.
— ¡Bien, muy bien! ¡Eso debe seguir! ¡Démosle la bienvenida a la señorita Vega Fisher!
Las cámaras de televisión se encontraban en cada uno de los rincones, pero la mayoría estaba puesta sobre las tablas. Iluminado por los reflectores que se movían en todas direcciones, el escenario se preparaba entre los murmullos y aplausos de la multitud. La música retumbó con fuerza cuando una voz masculina en off inundó el teatro, encargándose de presentar a la única y maravillosa… ¡Zirconia Chrysalis!
Tal vez los tributos no eran celebridades, pero Zirconia sí y vaya que el público la amaba. Muchos se levantaron de sus butacas para recibirla, mientras la conductora gritaba con voz estridente. Carecía de micrófono, lo que delataba que las voces sobre el escenario estaban siendo aumentadas gracias a la magia. Su rostro se reflejó en cada uno de los paneles dispuestos para que el público no se pierda de los detalles.
— ¡Muy buenas noches, mi querido NeoPanem! — Exclamó. Llevaba las uñas postizas, de color naranja chillón, tan largas que era imposible ignorarlas cuando agitó las manos en el aire a modo de saludo — ¡Pero qué evento nos espera! Aunque me siento muy halagada por la cálida bienvenida que me han dado, todos sabemos que hoy yo no soy el centro de atención. Hay unos cuantos tributos que están aquí, ansiosos por que los conozcan y los acepten dentro de sus corazones. ¡Sí, escucharon bien! ¿Quieren oírlos a ellos? ¿Quieren ver sus rostros y descubrir cual vale la pena? ¡Es hora de que sepamos un poco más de su historia! Digamos que algunos puntajes me sorprendieron bastante… — no le dio la espalda al público cuando se acomodó en uno de los dos sillones individuales que decoraban el centro de la escena —. Y si ninguno los convence lo suficiente, pues al menos nos darán un buen espectáculo.
Todos ahí tenían en claro una cosa: era la última oportunidad que tenían para meterse al público en el bolsillo. En cuanto Louis Winchester abandonó el escenario, Zirconia se preparó para recibir al siguiente distrito.
— ¡Bien, muy bien! ¡Eso debe seguir! ¡Démosle la bienvenida a la señorita Vega Fisher!
— Las entrevistas estarán abiertas un total de 72 horas. Cada tributo deberá responder tres preguntas obligatorias para poder cobrar los 300 Galeones de recompensa.
— Primero pasan las mujeres, luego los varones. Para evitar atascar a su compañero, las chicas tienen 24 horas a partir de la apertura para hacer su post de entrada y dar inicio a la entrevista de su distrito. En caso de que se pasen las 24 horas, se pasará directamente al tributo masculino. El tributo femenino solo podrá retomar su entrevista cuando su compañero termine la propia. On rol, tomaremos siempre como que la entrevista femenina fue primero.
— Intenten no controlar demasiado al público. También recuerden que los tributos no son vistos como adoradas celebridades.
— Pueden describir o ejemplificar sus atuendos con imágenes. No es obligatorio.
Televisión Nacional
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¿Lo bueno? Que se había ahorrado la incomodidad de los tirones en un intento por bajar el ajustado vestido. ¿Lo malo? Que el cuero parecía no querer desaparecer de su indumentaria por más que la rubia pusiera mala cara ante la llegada de un extenso perchero lleno de vestimentas de aquel material. Iba a sudar nuevamente, se iba a incomodar ante la sensación de que cada pequeña parte de su anatomía se adaptaba demasiado bien al ajustado material. Prensó los labios y se dejó hacer todo lo que los estilistas desearan. ¿Qué más daba? Solo serían unos minutos, unos humillantes minutos en los que una considerable cantidad de público la observarían a la espera de que diera o bien pena o sensación de imponerse. Y ella era más de dar la primera que la segunda. Recordaba cuando comenzó a ser del primer grupo, cuando perdió todo la que le definía y se convirtió en alguien que aún desconocía.
Quizá debía mentir como nunca antes lo hizo, fingir con tantas ganas que hasta ella misma se convenciera de que era la persona que fue antaño. Como habló con Emile. Como él le recomendó. Solo eran unos minutos, solo debía fingir durante unos minutos más. El pecho de la bruja subió y bajó un par de veces; respiraciones profundas, expiraciones lentas y acompasadas para calmar todo lo que le temblaba por dentro. La clasificación de su mellizo había rozado la perfección, tenía muchas posibilidades de salir de allí, de que los patrocinadores se fijaran en él… y ella debía hacer su parte del trabajo para apoyarlo.
Soltó el aire una última vez, encaminándose hacia el escenario, subiendo el par de escaleras que la separaban de la parte superior, y caminando hacia Zirconia con una de las más amables sonrisas que le salió en el momento. — No puedo creer que te esté viendo en persona. Y tan cerca. — habló antes de procesar las palabras, solo dejando que la persona que fue, y no recordaba, saliera al exterior como deseara hacerlo. Pero aquello no era una mentira, se había movido entre muchos círculos gracias a la economía de su familia, había tenido un grupo de amigas tan aficionadas a la moda como a los chismes rosas, y lo cierto es que la conocía y había visto tantas veces que tenerla así de cerca al removió por dentro.
Quizá debía mentir como nunca antes lo hizo, fingir con tantas ganas que hasta ella misma se convenciera de que era la persona que fue antaño. Como habló con Emile. Como él le recomendó. Solo eran unos minutos, solo debía fingir durante unos minutos más. El pecho de la bruja subió y bajó un par de veces; respiraciones profundas, expiraciones lentas y acompasadas para calmar todo lo que le temblaba por dentro. La clasificación de su mellizo había rozado la perfección, tenía muchas posibilidades de salir de allí, de que los patrocinadores se fijaran en él… y ella debía hacer su parte del trabajo para apoyarlo.
Soltó el aire una última vez, encaminándose hacia el escenario, subiendo el par de escaleras que la separaban de la parte superior, y caminando hacia Zirconia con una de las más amables sonrisas que le salió en el momento. — No puedo creer que te esté viendo en persona. Y tan cerca. — habló antes de procesar las palabras, solo dejando que la persona que fue, y no recordaba, saliera al exterior como deseara hacerlo. Pero aquello no era una mentira, se había movido entre muchos círculos gracias a la economía de su familia, había tenido un grupo de amigas tan aficionadas a la moda como a los chismes rosas, y lo cierto es que la conocía y había visto tantas veces que tenerla así de cerca al removió por dentro.
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Entrevista del distrito 02
13.08.2471
Zirconia se llevó ambas manos al pecho y torció los labios en un puchero cargado de ternura — Eso es adorable. Pero… ¡Mira, mira! Puedes comprobar que soy real — se hizo con los dedos de la chica del dos y los apretó con efusiva calidez —. ¡Pero esta noche no es sobre mí! No, no. ¡No te vas a escapar de contarme algunas cositas! Tengo que decir que eres increíblemente bonita. ¿No lo creen ustedes? ¿No es una belleza? — Movió una de las manos en el aire para alentar al público, el cual viroteó y aplaudió por un momento — Es una pena que las malas decisiones de tu familia te hayan metido en este pequeño problema, pero de seguro tienes con qué defenderte. ¡Adoro el distrito dos! Tan pintoresco...
Volvió a acomodarse en su asiento y se echó la melena hacia atrás con dos rápidos movimientos — Así que… Vega. Vienes del distrito militar, lo que significa que el ambiente de la arena no debería ser muy extraño para ti. ¿Crees que eso te tiene un poco más preparada que el resto de los tributos? ¡Que los puntajes del dos no fueron para nada decepcionantes!
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Los dedos de la rubia se entrelazaron con los de Zirconia, haciéndola tan real que no era plenamente consciente de ello hasta que se los apretó y luego volvió a pronunciarse con su potente y estridente voz. Se movió incómoda en la butaca que ocupaba, no teniendo el valor de alzar la mirada en dirección al público, sabiendo que si lo hacía la cabeza comenzaría a darle vueltas y caería redonda al suelo. Respira, respira, se repitió a si misma en un par de ocasiones, con el corazón latiéndole tan rápido y el cuerpo sudándole tanto que el ajustado traje, para variar, ya comenzaba a molestarle. Sin contar con los sofocantes focos.
Tragó saliva, y sus dedos se tensaron un poco ante la mención de su familia; concretamente a las malas decisiones que la habían metido allí. A ella y a Thomas. A Thomas. Se llenó de aire el pecho. — Si, ¿verdad? Tiene el contraste entre los tecnológico y lo natural. El centro con altos edificios con miles de luces y, a las afueras, amplios terrenos donde poder vivir con tranquilidad. — aseguró. Muchos conocían el distrito dos únicamente por la escuela de aurores y cazadores, por la seguridad del mismo, por lo militarizada de la zona, pero pocos conocían la diversidad que su distrito poseía… una que no volvería a ver y no fue capaz de admirar por un tiempo.
Se acomodó en su lugar, dejando que las yemas de sus dedos corrieran por el cuero de sus ropas, patinando por el mismo mientras los aplausos se sucedían ante las palabras de Zirconia, que no las suyas, claramente. Porque ella, para los presentes, no era más que una traidora por más que no estuviera pagando por sus pecados, no era más que alguien a quien odiar por la familia que tuvo. Asintió con la cabeza cuando mencionó su nombre, girándose ligeramente hacia ella, escuchando la pregunta e incomodándose un poco ante la misma. Ella no era Thomas, ella nunca se había interesado por nada relacionado con hacer daño a los demás ni la vida militar, significara lo que significara aquello. Negó inicialmente. — Nunca tuve mucho contacto con el ambiente militar del distrito dos. — relató en primera instancia. — Empecé el módulo de ciencias en el Royal porque quería especializarme en medicina y así ocuparme de la clínica de mi madre, no creo que eso tenga mucho que ver con el ambiente militar… — mencionó con nerviosismo, sabiendo que cavaba su propia tumba con lo que acababa de decir, con el hecho de que se le daba mucho mejor curar que herir. — Conozco bien la anatomía humana, supongo que eso es un punto a mi favor. — quiso agregar de inmediato en un intento por arreglarlo.
Tragó saliva, y sus dedos se tensaron un poco ante la mención de su familia; concretamente a las malas decisiones que la habían metido allí. A ella y a Thomas. A Thomas. Se llenó de aire el pecho. — Si, ¿verdad? Tiene el contraste entre los tecnológico y lo natural. El centro con altos edificios con miles de luces y, a las afueras, amplios terrenos donde poder vivir con tranquilidad. — aseguró. Muchos conocían el distrito dos únicamente por la escuela de aurores y cazadores, por la seguridad del mismo, por lo militarizada de la zona, pero pocos conocían la diversidad que su distrito poseía… una que no volvería a ver y no fue capaz de admirar por un tiempo.
Se acomodó en su lugar, dejando que las yemas de sus dedos corrieran por el cuero de sus ropas, patinando por el mismo mientras los aplausos se sucedían ante las palabras de Zirconia, que no las suyas, claramente. Porque ella, para los presentes, no era más que una traidora por más que no estuviera pagando por sus pecados, no era más que alguien a quien odiar por la familia que tuvo. Asintió con la cabeza cuando mencionó su nombre, girándose ligeramente hacia ella, escuchando la pregunta e incomodándose un poco ante la misma. Ella no era Thomas, ella nunca se había interesado por nada relacionado con hacer daño a los demás ni la vida militar, significara lo que significara aquello. Negó inicialmente. — Nunca tuve mucho contacto con el ambiente militar del distrito dos. — relató en primera instancia. — Empecé el módulo de ciencias en el Royal porque quería especializarme en medicina y así ocuparme de la clínica de mi madre, no creo que eso tenga mucho que ver con el ambiente militar… — mencionó con nerviosismo, sabiendo que cavaba su propia tumba con lo que acababa de decir, con el hecho de que se le daba mucho mejor curar que herir. — Conozco bien la anatomía humana, supongo que eso es un punto a mi favor. — quiso agregar de inmediato en un intento por arreglarlo.
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Entrevista del distrito 02
13.08.2471
Los labios de Zirconia se torcieron en un puchero pronunciado, tal y como si escuchar que Vega no estaba interesada en el área militar fuera lo más triste que había oído en su vida. — ¡Oh, así que tenemos una cerebrito entre nosotros! Quizá no eres una experta en batalla, pero digamos que será difícil tirarte abajo. ¡Yo siempre digo! ¡Saber de cuerpos nunca está de más! — Levantó las manos y las cejas como si estuviera diciendo una obviedad — Además de que hay unas cuantas anatomías por aquí que son difíciles de ignorar, pero eso es otro tema… ¡Qué si van a morir, al menos nos vamos a deleitar viéndolos! ¡Algo bueno hay que tener! ¿O no lo creen? — Agitó las palmas en busca de los aplausos que estallaron en todo el teatro.
— Ahora, Vega… Dime una cosita — Zirconia se adelantó un poco en el asiento, tal y como si fueran las mejores amigas compartiendo el chisme de última hora —. A muchos nos ha llamado la atención que tú y tu hermano hayan terminado juntos en este lío. ¿Crees que la coincidencia es un precio justo a pagar por la traición de tu madre? Porque sabemos que ustedes son inocentes, pero dicen por ahí que la manzana nunca cae lejos del árbol. ¡Y los Fisher tienen doble oportunidad!
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La mención al hecho de que iban a morir removió las tripas de la rubia, haciendo que se encogiera un poco más en su lugar, prensando los labios en una tensa sonrisa que no supo como disimular más que tapándose la cara fingiendo recogerse el pelo detrás de la oreja. Respira, se repitió a sí misma por novena vez. No iba a meter la pata en aquel momento, en la parte donde debía ganarse el beneplácito del público, caerles en gracia para que la ayudaran a ayudar a Thomas. Tragó la bilis que le ascendía desde la garganta hasta la boca, buscando relajar un poquito su postura cuando se removió en el lugar, acomodándose para quedar girada hacia Zirconia. — No diría cerebrito… pero es cierto que con lo que conozco sabré donde apunto. — aseguró. Triste, pero real. Sabía exactamente donde apuntar, qué zonas eran en las que debía centrarse, y lo dejó claro cuando eligió los cuchillos como si arma.
Asintió, prestándole atención ante la nueva mención de su nombre, pero sintiendo como el poco color que pudiera embellecer su rostro desaparecía poco a poco conforme las palabras se sucedían. — Quiero creer que es una coincidencia. — pronunció acto seguido, no dándole demasiadas vueltas a la respuesta ya que, si lo hacía, acabaría mareada de tantas posibilidades y salidas que podían salir mal. — Pero no es justa. — terció segundos después. — No creo que sea justo pagar por los pecados de nuestros padres u otros familiares. En este caso, no creo que Thomas ni yo merezcamos… esto, por los actos de nuestra madre. Ella es la que debería ser castigada. — No le importaba pronunciar en voz alta y frente a miles de personas que pensaba que su madre era la que debía ser castigada con severidad y no ellos. Tener doble oportunidad era tan irónico como cínico; doble oportunidad de morir, doble oportunidad de ganar. En realidad ambas era prácticamente iguales.
Asintió, prestándole atención ante la nueva mención de su nombre, pero sintiendo como el poco color que pudiera embellecer su rostro desaparecía poco a poco conforme las palabras se sucedían. — Quiero creer que es una coincidencia. — pronunció acto seguido, no dándole demasiadas vueltas a la respuesta ya que, si lo hacía, acabaría mareada de tantas posibilidades y salidas que podían salir mal. — Pero no es justa. — terció segundos después. — No creo que sea justo pagar por los pecados de nuestros padres u otros familiares. En este caso, no creo que Thomas ni yo merezcamos… esto, por los actos de nuestra madre. Ella es la que debería ser castigada. — No le importaba pronunciar en voz alta y frente a miles de personas que pensaba que su madre era la que debía ser castigada con severidad y no ellos. Tener doble oportunidad era tan irónico como cínico; doble oportunidad de morir, doble oportunidad de ganar. En realidad ambas era prácticamente iguales.
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Entrevista del distrito 02
13.08.2471
Los ojos de Zirconia se abrieron como dos faroles. Levantó las manos y chasqueó los dedos en el aire — ¡Duras palabras contra tu propia madre! ¡Eso habla de carácter! — Aseguró con firmeza — Creo que el castigo de tu madre ha llegado en una forma un poco injusta para ustedes, lo sé. ¡Pero la ley es la ley! Y si la ley viene en forma de Hans Powell pues chica, te digo, que yo la cumplo al pie de la letra — el guiño exagerado sacudió sus largas y llamativas pestañas en dirección a la cámara y el público. La audiencia no tardó en reír y aplaudir.
— Pero supongo que esta es tu oportunidad para demostrarnos de lo que estás hecha. Tú me entiendes. ¡Mira el lado positivo! Puedes ser la encargada de limpiar el nombre de tu familia. Así que dime, Vegita… — estiró las manos y tomó la diestra de la muchacha, envolviéndola entre las suyas — ¿Hay algo especial esperándote en casa? ¿Una motivación para que todos aceptemos que mereces esa oportunidad? Un sueño, una cañita al aire… — movió los hombros en un vaivén travieso — ¿Quién es Vega Fisher en realidad, si no merece estar aquí?
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Sonrió con timidez ante su firmeza. La rubia no se arrepentía de lo que acababa de decir, no lo hacía de ninguna de las palabras pronunciadas ya que eran lo que pensaba, lo que había estado manteniendo dentro de su pecho todos aquellos meses, aquellos que no fue capaz de exteriorizar con las personas que la rodeaban, pero, llegado ese momento, surgieron de entre sus labios como la verdad suprema que había condenado y guiado su vida por un radical camino. Pero la ley era la ley. La ley. ¿Cuántas veces la ley metió la mano en su vida? ¿Cuántas veces lo cambió todo? No conoció a su padre debido a su condición, aquello enloqueció a su madre y, ahora, la condenaban a ella por los actos de otra persona. No, la ley no era justa, no lo era lo mirara por donde lo mirara.
Aunque ella no quería limpiar el nombre de su familia, Thomas sería el que diera la cara en aquel aspecto. En cierto modo se preocupaba por él; se quedaría solo, con todas las heridas físicas y mentales que arrastrara de aquel circo en el que habían sido encerrados, y, aunque lo sabía fuerte, no estaba segura de que quisiera continuar o limpiar absolutamente nada. Pero no podía decir aquello, por lo que solo deslizó las manos hasta los brazos de la butaca, sujetándose de la misma con cierta seguridad y sonriendo en lo que, entonces sí, alzaba la mirada hacia el público.
Un zumbido se extendió hasta sus oídos, el error de atreverse a mirar a su alrededor se hizo patente, y tuvo que retirarla automáticamente cuando las manos ajenas tomaron las propias. Los claros ojos de la bruja bajaron hasta la unión de ambas manos, ascendiendo al rostro contrario segundos después. Quién era. Era alguien que le había gustado ayudar a los demás desde el mismo momento que tuvo uso de razón; esa era. Una persona que quería salvar vidas y no quitarlas. — Yo… — comenzó con cierta inseguridad en apenas dos letras pronunciadas. — Creo que soy joven para saber realmente quién soy o qué quiero. — acabó por pronunciar. — No me confundas, tengo… planes. Me gusta ayudar a los demás, así que quiero dedicarme a ello, y… ser alguien en quien los demás piensen cuando tienen un problema o necesitan a alguien. — Patética, ridícula, ¿por qué acababa de decir aquello?
Aunque ella no quería limpiar el nombre de su familia, Thomas sería el que diera la cara en aquel aspecto. En cierto modo se preocupaba por él; se quedaría solo, con todas las heridas físicas y mentales que arrastrara de aquel circo en el que habían sido encerrados, y, aunque lo sabía fuerte, no estaba segura de que quisiera continuar o limpiar absolutamente nada. Pero no podía decir aquello, por lo que solo deslizó las manos hasta los brazos de la butaca, sujetándose de la misma con cierta seguridad y sonriendo en lo que, entonces sí, alzaba la mirada hacia el público.
Un zumbido se extendió hasta sus oídos, el error de atreverse a mirar a su alrededor se hizo patente, y tuvo que retirarla automáticamente cuando las manos ajenas tomaron las propias. Los claros ojos de la bruja bajaron hasta la unión de ambas manos, ascendiendo al rostro contrario segundos después. Quién era. Era alguien que le había gustado ayudar a los demás desde el mismo momento que tuvo uso de razón; esa era. Una persona que quería salvar vidas y no quitarlas. — Yo… — comenzó con cierta inseguridad en apenas dos letras pronunciadas. — Creo que soy joven para saber realmente quién soy o qué quiero. — acabó por pronunciar. — No me confundas, tengo… planes. Me gusta ayudar a los demás, así que quiero dedicarme a ello, y… ser alguien en quien los demás piensen cuando tienen un problema o necesitan a alguien. — Patética, ridícula, ¿por qué acababa de decir aquello?
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Entrevista del distrito 02
13.08.2471
A Zirconia se le daba muy bien fingir. Digamos que no se puede formar una carrera delante de las cámaras si no sabes cómo pretender que todo está bien cuando es el momento justo. Sus hombros no cayeron y su sonrisa apenas flaqueó cuando se encontró con una respuesta un tanto decepcionante — Vaya… — sacudió un poco las manos de la chica entre las suyas — … ¡Quizá podrías dedicarte a la psicomagia si sales de la arena! Suena un buen modo de poner las cosas en orden cuando tienes un alma tan… caritativa — ensanchó la sonrisa un poco más y la soltó con rapidez.
— ¡Pero no podemos seguir pensando en el futuro cuando tenemos tanto que hacer por el ahora! Puede que no se me note, pero no me estoy volviendo más joven y todavía tenemos un montón de tributos por conocer — se puso de pie de un salto y tiró de las manos de Vega con confianza para levantarla del sillón — . Vega, no hay otra cosa que pueda hacer que desearte un montón de buena suerte. ¡Tal vez en unas semanas puedas sentarte aquí y contarme si descubriste quién eres! Dicen que los juegos son tiempos de reflexión, toma nota.
Le dio dos pomposos besos en la mejilla y retrocedió un paso entre aplausos — ¡Vega Fisher, para todos ustedes! — Su voz se alzó entre los aplausos — Pero todos aquí sabemos que no vino sola. Esta historia familiar tiene dos partes y me encantaría escuchar lo que su hermano tiene para decir. ¡Denle un aplauso a Thomas Fisher!
— Esta será la última intervención de Zirconia para Vega. Las tres preguntas han sido contestadas y, a partir de este momento, se pueden pasar a reclamar los 300 galeones que corresponden por completar la entrevista.
— Si quieren, pueden postear la salida del tributo del plató. Esto sería algo completamente opcional.
— Ha comenzado el turno de @Thomas J. Fisher.
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El muchacho le había ofrecido una media sonrisa reconfortante a su hermana mayor con la intención de infundirle algo de confianza. Ella iba a hacerlo estupendamente bien y lo sabía. Aunque él estaba nervioso, temía liarla, equivocarse de cualquier forma, aunque hasta el momento había hecho un trabajo excelente posicionándose a sí mismo y a Vega en un lugar privilegiado en donde los patrocinadores probablemente cooperarían con ellos.
A Thomas lo habían vestido con un esmoquin de una tonalidad verde o tal vez era azul. Una amalgama de ambos colores. Ciertamente una invención de su estilista con la idea de que ese color iba a realzar la tonalidad de los ojos del rubio.
No fue hasta que tuvo a Vega frente a él otra vez que consiguió inhalar con tranquilidad. Ella ahora estaría a salvo de las cámaras o las preguntas incómodas. Aunque sabía que no debía de haber sido fácil, vestirse de esa forma y responder un montón de preguntas complicadas delante de una cámara. Fisher se despidió de su hermana dejándole un beso en la mejilla y avanzó rápido hasta adentrarse en el foro.
Una vez que estuvo con un pie prácticamente frente a las cámaras se armó de valor escondiéndose detrás de una máscara de simpatía. Cortés, como siempre. Thomas Fisher era un muchacho amable, sí. Incluso agradable, aunque la entrevista era pura pantomima para agradarle a aquellos que iban a abrir sus monederos a la hora de apostar.
Con una sonrisa en los labios, dejó entrever una fila de dientes blancos perfectos y volcó toda su atención en la presentadora el programa. La conocía, al menos de vista, esos programas siempre habían estado lejos del interés del practicante para auror. —Me han dicho que una mujer bella quiere hacerme algunas preguntas —comentó avanzando con seguridad. Como quien quería la cosa, con la intención de romper el hielo y mostrarse estoico frente a las cámaras.
Thomas Fisher esperó a que le indicaran que podía sentarse, el aviso de la presentadora, aquella que guiaría la entrevista y él planeaba no tardarse en responder con la elocuencia que le precedía cuando la situación lo requería. —Soy Thomas, aunque supongo que eso ya lo sabes —agregó a la vez que decidía estirar la mano hacia Chrysalis para estrechársela. Una actitud formal, propia del distrito militar del que venía.
A Thomas lo habían vestido con un esmoquin de una tonalidad verde o tal vez era azul. Una amalgama de ambos colores. Ciertamente una invención de su estilista con la idea de que ese color iba a realzar la tonalidad de los ojos del rubio.
No fue hasta que tuvo a Vega frente a él otra vez que consiguió inhalar con tranquilidad. Ella ahora estaría a salvo de las cámaras o las preguntas incómodas. Aunque sabía que no debía de haber sido fácil, vestirse de esa forma y responder un montón de preguntas complicadas delante de una cámara. Fisher se despidió de su hermana dejándole un beso en la mejilla y avanzó rápido hasta adentrarse en el foro.
Una vez que estuvo con un pie prácticamente frente a las cámaras se armó de valor escondiéndose detrás de una máscara de simpatía. Cortés, como siempre. Thomas Fisher era un muchacho amable, sí. Incluso agradable, aunque la entrevista era pura pantomima para agradarle a aquellos que iban a abrir sus monederos a la hora de apostar.
Con una sonrisa en los labios, dejó entrever una fila de dientes blancos perfectos y volcó toda su atención en la presentadora el programa. La conocía, al menos de vista, esos programas siempre habían estado lejos del interés del practicante para auror. —Me han dicho que una mujer bella quiere hacerme algunas preguntas —comentó avanzando con seguridad. Como quien quería la cosa, con la intención de romper el hielo y mostrarse estoico frente a las cámaras.
Thomas Fisher esperó a que le indicaran que podía sentarse, el aviso de la presentadora, aquella que guiaría la entrevista y él planeaba no tardarse en responder con la elocuencia que le precedía cuando la situación lo requería. —Soy Thomas, aunque supongo que eso ya lo sabes —agregó a la vez que decidía estirar la mano hacia Chrysalis para estrechársela. Una actitud formal, propia del distrito militar del que venía.
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Entrevista del distrito 02
13.08.2471
El piropo de Fisher hizo que Zirconia se gire hacia el público con una divertida expresión de sorpresa. — ¡Y si me lo dices así, todas las que quieras! — Bromeó entre las risas del público — ¿Planeas halagar a todos los patrocinadores? No veo cómo alguien le podría decir que no a esos ojos.
Usó la mano para indicarle que se siente y ella hizo lo propio. Se acomodó en el sofá y se estiró con gracia para estrechar con fuerza su mano — ¡Aquí todos sabemos quien eres! — Aseguró — Así que mi trabajo es saber un par de cositas más allá de tu nombre. Como por ejemplo… ¿Esos músculos son reales? — Sus manos demostraron falsa timidez cuando las movió hacia delante en un gesto de “¿Puedo?”. Acto seguido, apretó su brazo más cercano en la zona de los bíceps — ¡Atención público, son reales! Podríamos hacer una pasarela con los tributos de este año.
Las risas de la audiencia sonaron una vez más. Se oyó algún que otro chiflido. Zirconia soltó al muchacho y se echó el cabello hacia atrás — Pues bien, Thomas. Acabo de tener una interesante charla con tu hermana sobre su pasado y su futuro. He oído por ahí que estás interesado en volverte uno de los defensores de nuestra gran nación. ¿Es eso verdad? ¿Tienes planes de unirte al cuerpo de Defensa de NeoPanem? — Agitó las pestañas con interés —. Una carrera noble, sin duda. ¿Decisión propia o influencia del distrito?
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A Thomas no le tomó más de un momento girarse hacia la audiencia y mostrarles una enorme sonrisa. Confiada, era como si estuviera dispuesto a mostrarse impasible frente a los desconocidos. Tanto o más de lo que lo había hecho tras el enjuiciamiento de su madre cuando se convirtió en el mellizo más responsable y protector de su hermana.
—Los halagos no son necesarios, creo que hay otro tipo de demostraciones más interesantes —comentó el rubio haciendo alusión a los puntajes. Uno donde sorpresivamente él se encontraba a la cabeza de la lista de los tributos. Al chico le gustaba mostrarse inofensivo hasta cierto punto, en el estudio de televisión todo eran galas, bromas y momentos agradables de intercambio. Pero lo verdaderamente importante era lo que él sabía y era capaz de hacer con el fin de conseguir a Vega esa victoria.
El chico había experimentado el egocentrismo alguna vez cuando su vida había sido tan sencilla como la de cualquier adolescente. Incluso con las turbulencias de la misma edad, allí no estaba seguro de sentirse halagado por nada de lo dicho. Igualmente, se prestó, con una sonrisa impresa en los labios y dejó que la mujer sentada a su lado lo tocara prestándose a ese juego que las cámaras pedían.
Fisher se había acomodado en el asiento de forma tal que apoyó su espalda contra el respaldo y ambos brazos acomodados a cada lado respectivamente de su asiento. Se contuvo, se propuso responder con la seriedad y el contenido debido a la pregunta que le hicieron. Por esa razón se tomó un momento para sopesar sus palabras, unos que serían la gloria en vivo y en directo cuando hiciera esperar a por aquellos secretillos acerca de él.
—Tengo planes para convertirme en un auror, es verdad. —Tenía, más bien. Aunque ella no tenía razones para saber mínima diferencia, sería testigo de ello cuando estuviera en la arena compitiendo por mantener a su hermana mayor con vida hasta el final. Thomas toma la oportunidad como una donde hablar con sinceridad, en parte al menos, dar razones reales. Sus razones por las que había añorado servir a su gobierno, bueno, no a ese precisamente.
—Influencia del destino y decisión propia. Como sabes, el cambio de régimen político marcó un antes y un después en mi hogar y sé que también en el de muchos otros —respondió articulando cada palabra sin ninguna prisa—. Quisiera ser capaz de prevenir que otros chicos vuelvan a pasar por lo mismo que a mi hermana y a mi nos ha tocado pasar. Vega y yo somos una prueba de que lo que ha hecho nuestra madre está mal.
—Los halagos no son necesarios, creo que hay otro tipo de demostraciones más interesantes —comentó el rubio haciendo alusión a los puntajes. Uno donde sorpresivamente él se encontraba a la cabeza de la lista de los tributos. Al chico le gustaba mostrarse inofensivo hasta cierto punto, en el estudio de televisión todo eran galas, bromas y momentos agradables de intercambio. Pero lo verdaderamente importante era lo que él sabía y era capaz de hacer con el fin de conseguir a Vega esa victoria.
El chico había experimentado el egocentrismo alguna vez cuando su vida había sido tan sencilla como la de cualquier adolescente. Incluso con las turbulencias de la misma edad, allí no estaba seguro de sentirse halagado por nada de lo dicho. Igualmente, se prestó, con una sonrisa impresa en los labios y dejó que la mujer sentada a su lado lo tocara prestándose a ese juego que las cámaras pedían.
Fisher se había acomodado en el asiento de forma tal que apoyó su espalda contra el respaldo y ambos brazos acomodados a cada lado respectivamente de su asiento. Se contuvo, se propuso responder con la seriedad y el contenido debido a la pregunta que le hicieron. Por esa razón se tomó un momento para sopesar sus palabras, unos que serían la gloria en vivo y en directo cuando hiciera esperar a por aquellos secretillos acerca de él.
—Tengo planes para convertirme en un auror, es verdad. —Tenía, más bien. Aunque ella no tenía razones para saber mínima diferencia, sería testigo de ello cuando estuviera en la arena compitiendo por mantener a su hermana mayor con vida hasta el final. Thomas toma la oportunidad como una donde hablar con sinceridad, en parte al menos, dar razones reales. Sus razones por las que había añorado servir a su gobierno, bueno, no a ese precisamente.
—Influencia del destino y decisión propia. Como sabes, el cambio de régimen político marcó un antes y un después en mi hogar y sé que también en el de muchos otros —respondió articulando cada palabra sin ninguna prisa—. Quisiera ser capaz de prevenir que otros chicos vuelvan a pasar por lo mismo que a mi hermana y a mi nos ha tocado pasar. Vega y yo somos una prueba de que lo que ha hecho nuestra madre está mal.
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Entrevista del distrito 02
13.08.2471
Zirconia lo escuchó con la atención pintada en sus facciones. Se tomó un momento en pensar e hizo un asentimiento con la cabeza — ¿Hablas del cambio de régimen luego del pase de Niniadis a Aminoff? Porque eres demasiado joven como para haber pasado por los horrores de la casa Black — los abucheos no se hicieron rogar. Zirconia se estremeció de forma exagerada, tal y como si hubiera probado el limón más amargo — NeoPanem es un mundo abierto para los magos y brujas que saben valorar lo que se les ha dado en bandeja, luego de siglos de sacrificio mágico. Es agradable ver que aún queden jóvenes que lo comprenden, sin importar las malas decisiones de sus padres. ¿No creen lo mismo? — Se giró al público, el cual aplaudió con fuerza.
— Es bueno ver que alguien joven conoce aquí el significado de hacer lo correcto en nombre de la ley. De seguro serías un auror excepcional — se estiró para darle unas palmaditas afectuosas en el brazo. — Así que dime… ¿Crees que tu entrenamiento ha ayudado a que seas el tributo con el mayor puntaje de todos? ¿O tienes algo de talento natural? Ya sabes, un haz bajo la manga… — lo dejó caer con picardía y le hizo un guiño divertido.
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Sonreía. Le dolían las mejillas de sonreír con una falsedad a la que no estaba acostumbrado, aunque cada vez que pensaba en su hermana mayor se le hacía la carga más liviana y entonces volvía a interactuar con aquellos que conformaban la escena. Fuera para saludarlos u ofrecerles una mueca agradecida. ¿Cómo eran capaces de creer que él sentía algo así como agradecimiento? La idea le asqueaba, le revolvía el estómago aun más de lo que ya le provocaba estar sentado allí frente a miles de espectadores.
—Soy joven, aunque mi madre también lo era cuando decidió estar de lado de ideales que terminaron llenándola de resentimiento hacia este gobierno —aclaró. Incluso alzó un brazo con la intención de empatizar con los presentes como si así pudiera pedirles calma para así el pudiese continuar con su argumento—. Voy a ganar estos juegos para asegurarme de que no vuelvan a haber otros como Vega y yo. Tampoco asesinos como mi madre —alegó. Una parte de sí mismo ansiaba salir de allí y estrellar uno de sus puños contra la superficie más cercana. Acababa de aceptar frente a todos que su madre era una asesina, también que estaba a favor del régimen que lo había dejado huérfano.
Thomas Fisher asintió mostrándose agradecido con la conductora, solemne y volvió a tomarse un momento para pensar cómo iba a responder a la segunda pregunta. ¿Cuántas más serían? Esperaba que no muchas más. —El entrenamiento para convertirme en auror ha ayudado, también el haberme criado entre libros. Hay mucho allí de lo que valerse —resolvió y entonces, una expresión divertida se coló en las facciones del chico cuando vuelve a abrir la boca—. O tal vez a quienes decidieron mi puntaje le gustaron mis ojos. Confía tal vez en estos músculos —bromeó volviendo a mostrar una fila de dientes blancos y respiró hondo antes de contener el aire en sus pulmones.
—Soy joven, aunque mi madre también lo era cuando decidió estar de lado de ideales que terminaron llenándola de resentimiento hacia este gobierno —aclaró. Incluso alzó un brazo con la intención de empatizar con los presentes como si así pudiera pedirles calma para así el pudiese continuar con su argumento—. Voy a ganar estos juegos para asegurarme de que no vuelvan a haber otros como Vega y yo. Tampoco asesinos como mi madre —alegó. Una parte de sí mismo ansiaba salir de allí y estrellar uno de sus puños contra la superficie más cercana. Acababa de aceptar frente a todos que su madre era una asesina, también que estaba a favor del régimen que lo había dejado huérfano.
Thomas Fisher asintió mostrándose agradecido con la conductora, solemne y volvió a tomarse un momento para pensar cómo iba a responder a la segunda pregunta. ¿Cuántas más serían? Esperaba que no muchas más. —El entrenamiento para convertirme en auror ha ayudado, también el haberme criado entre libros. Hay mucho allí de lo que valerse —resolvió y entonces, una expresión divertida se coló en las facciones del chico cuando vuelve a abrir la boca—. O tal vez a quienes decidieron mi puntaje le gustaron mis ojos. Confía tal vez en estos músculos —bromeó volviendo a mostrar una fila de dientes blancos y respiró hondo antes de contener el aire en sus pulmones.
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Entrevista del distrito 02
13.08.2471
—Me encanta que seas un joven con las ideas claras y convicciones fuertes. ¡Hasta eres capaz de ver los errores de tu madre! No dejes que nunca te venden los ojos, Thomas. —Asintió un par de veces de manera comprensiva y, en un gesto amable que pretendía mostrarle apoyo, posó su mano sobre su rodilla—. No nos cabe duda de que, si consigues ganar, llegarás muy lejos. ¡Y tu hermana también! Qué jóvenes tan brillantes.
Retiró la mano, irguiéndose en su asiento y girándose hacia el público de inmediato. —Esos ojitos brillantes y esos músculos han podido influir, desde luego. ¡Si dependiera de mi, te hubiera dado unos puntos extra solo por tu buen porte! —Se llevó el dorso de los dedos a los labios, ocultando contra ellos una pequeña risa—. Pero no todo ha sido por tu cara bonita, Thomas. Eres un joven leído, tienes el entrenamiento como auror a tu favor, también hemos visto que eras capitán de un equipo de Quidditch y que hasta posees conocimientos sobre mecánica. —Su mirada, aún fija en el público, se agrandó en una mueca sorprendida—. Con toda esa trayectoria, me cuesta creer que vayas a tener alguna dificultad en la arena. ¿Tienes alguna debilidad, Thomas? ¿Qué temerías encontrarte ahí dentro?
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Quiso reírse. Estaba fascinado y asqueado al mismo tiempo de como aquellas personas creían que él estaba dispuesto a apoyar el régimen actual. ¿De verdad eran tan absurdos? Como para creer que él estaría de acuerdo con las personas que iban a obligarlo a matar a otras con el fin de salvar a su hermana mayor. Renunciando a su futuro también. Su madre se había equivocado, sí. Pero ellos no tenían razón de pagar por ello. Igualmente sonrió, como si estuviera de acuerdo.
—Un paso a la vez —comentó Thomas, con una expresión tranquila. Como si no le quitase el sueño la idea de asesinar a otros muchachos. — Primero vamos a dar un buen espectáculo en la arena.
—Y sobre medicina, aunque Vega es considerablemente mejor que yo en ese ámbito —agregó con la intención de declarar que su hermana también era una valiosa participante. Necesitaba que los otros vieran también que su melliza era una competidora valiente e importante. Que apostaran a por ella, aunque hasta el momento había hecho una buena labor consiguiendo el máximo puntaje y así seguro que patrocinadores. De todas formas, también puso una diana en su espalda con respecto a los otros participantes. Por esa razón no quiso hablar mucho más acerca de su mismo. — ¿Debilidad? ¿Temor? El temor es una debilidad y yo no le temo a nada. —Mentía y lo sabía. Pero eso no tenía que saberlo nadie más que él o su propia hermana si es que estaba escuchando la entrevista. Ciertamente, el único miedo y debilidad del muchacho iba de la mano de la otra Fisher.
—Todo lo demás tendrán que verlo en la competencia —resolvió con una sonrisa que dejaba ver la línea perfecta de dientes blancos. Los estaba invitando, incitando a verlo, a que apostaran a por él y su melliza. Es necesitarían si es que los otros tributos decidían ir a por ellos.
—Un paso a la vez —comentó Thomas, con una expresión tranquila. Como si no le quitase el sueño la idea de asesinar a otros muchachos. — Primero vamos a dar un buen espectáculo en la arena.
—Y sobre medicina, aunque Vega es considerablemente mejor que yo en ese ámbito —agregó con la intención de declarar que su hermana también era una valiosa participante. Necesitaba que los otros vieran también que su melliza era una competidora valiente e importante. Que apostaran a por ella, aunque hasta el momento había hecho una buena labor consiguiendo el máximo puntaje y así seguro que patrocinadores. De todas formas, también puso una diana en su espalda con respecto a los otros participantes. Por esa razón no quiso hablar mucho más acerca de su mismo. — ¿Debilidad? ¿Temor? El temor es una debilidad y yo no le temo a nada. —Mentía y lo sabía. Pero eso no tenía que saberlo nadie más que él o su propia hermana si es que estaba escuchando la entrevista. Ciertamente, el único miedo y debilidad del muchacho iba de la mano de la otra Fisher.
—Todo lo demás tendrán que verlo en la competencia —resolvió con una sonrisa que dejaba ver la línea perfecta de dientes blancos. Los estaba invitando, incitando a verlo, a que apostaran a por él y su melliza. Es necesitarían si es que los otros tributos decidían ir a por ellos.
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Entrevista del distrito 02
13.08.2471
La cabeza de Zirconia se balanceó, asintiendo de manera rápida. —Sí, sí, sin duda Vega nos ha dejado claro que tiene un alma muy caritativa. ¡Pero no sabíamos que también compartieras esos conocimientos sobre medicina! Qué hermanos tan completos. —Dio un par de palmadas mientas apretaba los labios, el público no tardando en unirse con sus aplausos—. ¡Vaya, vaya! Aunque, cielo, todo el mundo tenemos miedos. —Asintió, muy seria, el clamor de la audiencia ya habiéndose desvanecido.
Se inclinó ante él una vez más, apoyando los codos sobre sus rodillas. —¡Esa sí que es una forma de dejarnos con las ganas, Thomas! Nuestros ojos no perderán de vista a los hermanos Fisher, estoy segura de ello. —Zirconia terminó y se levantó, poniéndole una mano en el hombro—. Ha sido un placer hablar contigo esta noche, Thomas. Muchísima suerte mañana, no querríamos ver cómo el futuro de un joven tan brillante se desperdicia. —Le dio un apretón en el hombro—. Haz que nos sintamos orgullosos.
Se separó de él, acercándose al público y quedándose en medio, su mirada fija en una cámara. —¿Os estáis divirtiendo? ¡Espero que sí, porque aún queda mucha noche por delante! ¿Estáis preparados para recibir a los tributos del distrito 3?
— Esta será la última intervención de Zirconia para Thomas. Las tres preguntas han sido contestadas y, a partir de este momento, se pueden pasar a reclamar los 300 galeones que corresponden por completar la entrevista.
— Si quieren, pueden postear la salida del tributo del plató. Esto sería algo completamente opcional.
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