Delilah Looper nació el 20 de junio del año 2451, hija de Anderson Looper y Kathleen Johnson, antiguos vencedores de los Juegos Mágicos y mentores de los distritos seis y cinco respectivamente. Ambos eran muggles, de modo que su hija no heredó rastro de la magia que su tío materno, Sebastian Johnson, sí poseía.

Prácticamente no conoció a sus padres y eso fue gracias a Jamie Niniadis. Era bebé cuando su gobierno cayó y solo sobrevivió a eso por una serie de casualidades. Su madre desapareció en el ataque a la Isla de los Vencedores y se la dio por muerta mientras Anderson acabó siendo esclavo. Delilah fue rescatada por su tío Sebastian, quien junto con su mejor amigo Vennet Hastings dejaron atrás sus trabajos como Agentes de la Paz y huyeron. Llegaron al Distrito 14 poco tiempo después del grupo inicial y se quedaron allí por los años siguientes. Ese fue el único hogar que Lilah conoció.

Allí comenzó a crecer como una niña normal, o lo más normal que podía en medio del contexto en el que se encontraban, pero rodeada de familia. No solo solo sus tíos, sino que consideraba cercanos a todos los del distrito 14. En sus primeros años descubrió la magia y se llenó de ella aún cuando en sus venas no corría ni una gota de sangre mágica. ¿Pero cómo no dejarse llevar por lo fantástico que parecía? Se sumaba a los cuentos que le contaban sus tíos sobre sus padres... hasta que ellos también se convirtieron en personajes de una historia. Delilah no supo el cómo pero sí supo que ni Sebastián ni Vennet volverían. Desde entonces pasó a vivir al cuidado de Echo Duane junto con Kendrick Black, en ese entonces apellidado como su padre adoptivo. Si consideraba cercanos al resto, a Ken lo sentía como un hermano pequeño durante aquellos años en el exilio que era el 14.

Todos los niños y ya no tan niños del distrito estaban de festejo cuando llegaron los aurores y todo fue camino al desastre. No olvidará nunca lo que significó esa tarde para ella y todos los suyos. Tras una batalla perdida, Delilah huyó con los otros niños y adolescentes a caballo justo antes del bombardeo que destruyó su hogar. Se escondieron durante algunos pocos días en el bosque antes de iniciar su camino a NeoPanem, creyendo que todos los adultos habían muerto a causa de las bombas.

Delilah pasó meses escondida con sus compañeros en la fábrica hasta la toma del distrito nueve, evento en el cual no participó, optando por quedarse atrás por miedo a revivir algo como la caída del 14. Se mudó al 9 ¾ con sus amigos y pasó algunos meses allí, comenzando a acostumbrarse a esa nueva realidad, hasta el ataque al Departamento de Misterios. Allí fue capturada y enviada a prisión al quedar atrás. No supo cómo sucedió; solo recuerda la desesperación de ese momento previo a que todo cambiase para siempre. Nadie en el Capitolio sabía de ella: ni su nombre ni su origen, solo que formaba parte del bando rebelde. No sabía si ese anonimato era bueno pero agradeció haber callado en el momento en que Benedict la encontró. Saber que nadie más había sido capturado le hizo sentir un poco de alivio, pero también le recordó lo inútil que se sentía por haber sido la única. Hubiese sido más sencillo morir, pero se obligó a vivir. Le hizo caso a Ben y no repitió su nombre mientras estuvo capturada.

Así nació Grace Johnson.

No recuerda de dónde salió el nombre pero sí el apellido, por supuesto. Aunque tampoco sabe qué la llevo a usar el apellido de su madre. Le parecía una combinación que pasaría desapercibida y no levantaría sospechas. Descubrieron su falta de magia con rapidez y eso fue peor para ella, aunque pudo guardarse para sí lo poco que conocía del distrito 9¾. La marcaron como muggle y señalaron para ser enviada a ejecución por traición. Creyó que ese sería su final, como el de todos los que eran como ella en NeoPanem, y la idea la aterraba. Una cosa era querer morir y otra saber que eso iba a suceder.

Pero en ese traslado algo no salió como debía; se suponía que su destino fuese la muerte pero, de alguna manera, terminó en el mercado de esclavos. Lilah supone que debe agradecérselo a Ben porque era la única persona que sabía en dónde estaba y cuál iba a ser su destino. Tras creer que todo terminaría, descubrió lo sombrío que podía ser el mercado de esclavos. Una cosa eran las historias pero ¿verlo y sentirlo de primera mano? No se lo deseaba ni a su peor enemigo.

Perdió la noción del tiempo en el 13. Pudo haber pasado semanas allí pero se sentían como meses interminables. En algún punto de esa nebulosa que era el mercado de esclavos alguien apareció anunciando que la habían comprado y que iban a llevarla a otro lado; Lilah ni siquiera recuerda si mencionaron o no el lugar. Lo único que pudo pensar era que se negaba a quedar a merced de alguien más. Escapó cómo pudo, aprovechándose de la facilidad con la que solía pasar desapercibida, con rumbo fijo. Lo más parecido a un hogar que quedaba.