Michael Ruehl nace como hijo primogénito de Paul Ruehl y Alena Johansen en el distrito dos hace ya treinta y tres años, en el seno de una familia relativamente unida por el movimiento de tráfico ilegal de pociones y objetos malditos. Su madre, Alena, jamás estuvo de acuerdo con los negocios que mantenían los Ruehl a escondidas bajo la protección de una casa de apariencia normal, más sabía que en el interior de sus paredes tenían lugar intercambios peligrosos de los que no quería hacer parte a su hijo, así como por el contrario, Paul estuvo involucrado desde que lo conoció.

Es por esa razón que, tras morir este a causa de la misma enfermedad que en su día se había llevado a la madre de Paul, aprovechó el revuelo para alejarse de la familia, con un niño de escasos tres años a su cargo, y se lo llevó a las afueras del distrito seis, donde parte de los Johansen todavía habitaban y que la recibieron con los brazos abiertos. Fueron pocos años los que duró su paz, pues se enteró más tarde de que alguien, concretamente la hermana adoptiva del padre de su hijo, desenmascaró la red traficante de los Ruehl, obligando a estos a emigrar a las peores calles del norte.

Fue así mismo, tras un tiempo de creer que había perdido la relación con ellos de una vez por todas, como Lucian Ruehl entró en contacto con Alena, luego de haberse instalado de nuevo como familia en el norte, amenazó con separarla de su hijo si no se reunía con ellos de vuelta, ya que el hombre mayor de la familia había tomado especial aprecio por su nieto, único recuerdo vivo de su hijo muerto y preciado heredero de todo su reino. Presa del miedo, accedió, abandonó el distrito seis de mano de un Michael de diez años para regresar a la vida que tanto detestaba para su pequeña familia, pero que no era comparable con imaginarse lejos de su único hijo.

Michael creció entonces bajo la mirada de los miembros de la familia de su padre, en ocasiones sucumbiendo a la influencia que supo tener su abuelo sobre él y que lo llevó a interesarse más allá de los objetos malditos. En el seis había coincidido previamente con una mente curiosa como la suya siendo niño, el tiempo siempre fue algo que lo entusiasmó, especialmente por la idea de poder volver atrás en él y recuperar la figura paterna que perdió siendo tan joven. Pasó parte de su adolescencia reutilizando piezas inservibles para el negocio de los Ruehl y tratando de elaborar sus propios artefactos, hasta que a la edad de dieciocho años su madre murió a causa de una grave neumonía y su muerte le afectó de tal manera que tomó distancia con todos sus cercanos.

De lejos pudo darse cuenta de lo dañino que había sido su círculo de relaciones, convirtiéndolo en un hombre movido por las falsas esperanzas, la ruina de su familia y el engaño con que trataban a cada comprador e incluso amigo. Quiso alejarse de todo aquello, dejando el distrito doce para partir hacia su vecino, el once, y hubiera seguido de largo con tal de poner la máxima distancia con los Ruehl, de no ser porque se encontró con una mujer de la cual terminó prendido, Madeleine.

A sus veintiséis años recibió él mismo a su primera hija, Eleanor Ruehl, y no pudiendo hacer otra cosa que lo que habría aprendido a hacer durante gran parte de su vida, regresó a su mala vida de hacer pactos con las personas equivocadas y acuerdos que lo llevarían a deber más deudas de las que podría devolver en tiempo real, con la única idea en la cabeza de que era la mejor forma en que podía mantener a su familia. Fue una de esas deudas, las que no interesa tener con gente poderosa, lo que provocó que la mujer del matrimonio rico a quien terminó robando, como castigo a su pecado, hizo enfermar a Madeleine con un veneno que pronto iría consumiendo poco a poco su vida. Como consecuencia, Michael abusó de su talento para engañar y robar todo lo que pudiera mejorar o aliviar el dolor de la madre de su hija, desesperado por mantenerla a su lado, fue en uno de esos saqueos que los aurores lo pillaron con las manos en la masa.

A Michael lo llevaron a la prisión de Alcatraz, mientras que Madeleine murió y Eleanor acabó siendo atendida por los servicios sociales del país. Ha pasado sus últimos meses, desde aproximadamente Septiembre del año pasado, encerrado en la Base de Seguridad, y no ha sido hasta ahora que ha sido liberado, gracias a un pequeño favor recibido por el mismo abogado de quien todavía andaba endeudado cuando recién ingresó a prisión.