El suicidio de Gala Ehrenreich conmocionó a su hermano Gilbert, quien con su esposa Hipolita, asumieron el cuidado de la hija de ésta, una niña de dos años llamada Dione y heredera de la maldición de su madre. La criaron con las dos hijas del matrimonio, con una diferencia de años con ellas, por lo que tuvo una infancia solitaria marcada por la peculiaridad de una “enfermedad” que poco entendía y que sus padres adoptivos procuraban tener en secreto. Recibió el mismo trato y derechos que las otras hijas, siendo presentada por Hipolita a las familias pudientes con las que la mujer mantenía amistad debido a su buena cuna, a diferencia de Gilbert que había levantado un periódico modesto al que llamó The Guardian y la poca ganancia que recibía, la volvía a invertir en su empresa.

Dione era una niña que no pasaba de los diez años cuando conoció a Alexander Lancaster, a quien su madre procuraba emparejar con la mayor de sus hijas y cuyo deseo de Hipolita se vio frustrado cuando la misma huyó embarazada, llevándose consigo la identidad del padre de su bebé del que nunca se supo nada. Coincidían con Alexander, pese a la diferencia de edad, en la fecha de cumpleaños, así que fue ocasión de cada año para que las familias se reunieran o lo mencionaran cada tanto. Dione, sabiendo de su condición de maledictus, sentía incertidumbre sobre su futuro y decidió tomar la oportunidad que su hermana mayor había rechazado, así podía asegurarse una vida cuyas apariencias le permitieran seguir ocultando la maldición en su sangre. Sedujo a Alexander para poder casarse pese a los recelos de que fuera tan joven, táctica que siguió usando a lo largo de su vida para conseguir lo que quería y con otros hombres aparte de su marido.

Estudio medicina, trasladando luego esos conocimientos al campo de la medimagia cuando el cambio de gobierno posibilitó el estudio de esta, para que finalmente ejerciera como sanadora. En sus registros figura que es una maledictus, pero es información confidencial del hospital y pasa por chequeos regulares, nada ha sido indicio de que pueda entorpecer su trabajo, el cual es impecable hasta la fecha. Es la imagen que trata de dar ante los demás, tanto en el hospital, como sus amistades y el resto de su familia, de puertas para adentro en la habitación que comparte con su marido los asuntos que les incumben son de todo tipo, menos transparentes. Dione a la larga se involucró en los negocios de Alexander como su colaboradora, le gusta creer que su socia, dando su opinión sobre las decisiones relevantes.

En un momento de su matrimonio la imposibilidad de tener un descendiente, debido a la maldición que heredaría, optaron por comprar un bebé para salvar esta falta de un hijo que suscitaba preguntas entre sus amistades. Georgia, la nueva esposa de su padre Gilbert, fue quien consiguió un bebé en el norte que pudo pagarse con un cheque y lo único que tenían de ella era su nombre original, así como el de su madre biológica, los borraron de la vida de los tres al criarla como Alecto Lancaster. Dione nunca la vio como algo distinto a un objeto de su posesión que ayudaba a las apariencias, trató de darle la forma y el carácter que se adecuara a ellos, una niña prolija en apariencia, que fuera algo bonito que mirar y admirar, nada más que eso. Se sintió enfadada, no dolida, cuando al enterarse que era adoptada, Alecto se negó a seguir teniendo trato con ellos, desde entonces se ha valido de la fortuna que tienen con Alexander para pagar a quienes le puedan traer un reporte sobre su hija cada tanto, así se aseguran que no haga nada que ponga al apellido Lancaster en la mira, lo último que quieren para sus negocios.