Fue el primer hijo de un matrimonio joven compuesto por una bruja y un muggle, asentados en el distrito 7, al que siguieron dos hermanos menores. Recibió el nombre de su abuelo materno, Jacques, que poseía un linaje puro entre los magos. Lo conservó hasta los nueve años, cuando decidió que no quería seguir esperando escuchar la voz de su madre llamándolo. Esta mujer los abandonó a él y a sus hermanos en un orfanato, cuando tenía 4 años y el menor de ellos era un bebé, después de que su marido se marchara de la casa por descubrir su condición de bruja.

Los rostros de sus padres biológicos se fueron perdiendo en su memoria, pero el contraste con sus hermanos rubios le recuerda lo parecido que es a aquel muggle que los negó como familia. Jacques fue adoptado por una pareja adulta que había perdido a su única hija, poco se hablaba de la muerte de Maggie por el dolor que eso les traía. Lo habían escogido entre los otros niños del orfanato por ser de una edad similar a la que tenía la niña al fallecer. Solían explicarse diciendo que así como ellos eran unos padres sin una hija, él era un hijo sin padres, que la vida debía segundas oportunidades para que los huérfanos de padres o de hijos se encontraran.

Se mudó al distrito 3 con ellos, donde Daniel y Olivia Thornfield llevaban una vida acomodada y trabajaban en proyectos de desarrollo tecnológico, guardando en secreto que eran magos. La razón principal por la que habían elegido a Jacques era por haber presenciado un destello de magia en el orfanato en una de las visitas seguidas que hacían. Dentro del hogar de los Thornfield el aprendizaje de la magia fue natural, creativo y libre. Daniel estimuló las habilidades del niño, y cuando se tuvo que incorporar a uno de los nuevos colegios de magia establecidos con el cambio de gobierno, fue un estudiante que se destacó en hechizos con varita. Fue en esa época en que el poder político dio un giro, que fue presentándose ante todos y sus nuevos compañeros como Logan Thornfield, para reafirmar su identidad como hijo de Daniel y Olivia.

Sin embargo, sus padres adoptivos le hablaban honestamente y le recordaban que tenía dos hermanos menores con los que podría contactarse si así quería. El resentimiento hacia su madre era tan fuerte, que cuando tuvo la oportunidad de reencontrarse con Charles y con Eugene, así lo hizo. Pero la suerte de los tres no pudo ser más distinta. No solía hablar de sus hermanos con nadie, era como si su vida estuviera dividida en dos. Cuando estaba con ellos volvía a ser Jacques, intentaba ser un hermano mayor y sentía obligaciones hacia ellos. Pero la mayor parte del tiempo era Logan, criado como un hijo único con privilegios y aunque le avergonzaba reconocerlo, le gustaba demasiado serlo.

Cuando era joven comenzó a apostar con compañeros de su círculo a los que les sobraba los galeones y ese mal hábito lo llevó a otros durante su adolescencia. Fue despilfarrador alguna vez, frívolo y superficial, destino que hubiera seguido de haber nacido quizás como un verdadero Thornfield. Ser el hijo abandonado en un orfanato de una bruja y un muggle, con dos hermanos menores que padecieron carencias en la vida, es el recordatorio que hasta el día hoy le permite hacer centro en sí mismo.

Cuando Logan concluyó en el Royal y decidió que sería profesor, sorprendió al querer hacerse un lugar en el Prince, una escuela con un prestigio menor. El recibimiento no fue amable, le costó unos buenos años y fue hace poco que se transfirió al Royal para la asignatura de Encantamientos y Transformaciones. La razón de este cambio para algunos tiene que ver con ambición profesional, pero si así lo hubiera querido, habría ejercido en el Royal o trabajado en el Ministerio desde un principio. Tiene una sincera vocación como profesor y por esta razón, solicitó el puesto de Consejero para tratar con los estudiantes en problemas, puesto que le gusta acompañar y potenciar las habilidades que sabe que todos tienen.