Margaret Meerah Niniadis nació y se crió en el distrito 8 con la única compañía de su progenitora y de la tía de ésta. Hija de una madre soltera, cualquiera esperaría mínimo unas cuantas dificultades o habladurías cuando menos; pero la realidad es que, ya fuese por su apellido, o porque Audrey se había ganado su reputación a pulso, la infancia de Meerah transcurrió sencilla y sin ningún tipo de eventos en particular.

Su primera muestra de magia fue a los cuatro años cuando, al ver a su madre alterar su apariencia en el espejo a voluntad, quiso imitarla. No funcionó, no lograba entender que la habilidad de Audrey era una condición que no todos los magos heredaban y en su enojo, terminó haciendo explotar todas las bombillas de luz de la casa. Probablemente se hubiese ganado un gran castigo de haberlo hecho de manera voluntaria, pero al ser magia accidental en lugar de regañarla buscaron instruirla.

Logró ingresar al Prince sin inconveniente alguno y su educación mágica prosperó bajo la cautelosa instrucción que tenía tanto en el colegio como en la casa. Su madre era una autodidacta hecha y derecha, y Meerah no podía dejar de creer que Audrey esperaba que ella actuase de la misma manera.

Pasaron años antes de interesarse en cualquier otra cosa que no fuesen los estudios y la magia, pero cuando lo hizo, descubrió su pasión en la ropa. Era de esperarse si se consideraba que la niña vivía en el distrito 8, pero su perfeccionismo la había llevado más allá y terminó pidiendo ir a clases de arte para poder crear sus propios patrones en las telas.

Su mudanza al Capitolio se había producido gracias al cambio de trabajo de su madre. Desde entonces, su vida ha dado un giro de 360 grados y todavía está tratando de no tambalearse sobre un nuevo suelo. Pudo conocer a su padre, Hans Powell y vive con él desde que Audrey la dejó abandonada en medio de un ataque terrorista. No perdona a su madre todavía, pero ya no tiene un rencor desmedido hacia su persona.

También había encontrado al resto de su familia por parte materna. Eso no terminó muy bien, pero todavía mantiene el contacto con Hero incluso ante su calidad de fugitiva. De hecho, su mayor problema es que de la mano de su tía pudo entender y compartir ideales con los rebeldes; pero no quiere dejar de lado la nueva familia que formó junto a su padre, Lara y su pequeña hermana Tilly.