Amanda “Mindy” Burnett nació con el apellido Hodgson, perteneciente al hombre que durante muchos años creyó su padre. Al no haber heredado los poderes mágicos de ninguno dentro de su hogar, fue criada en la calma del distrito siete como una squib, siendo educada en casa al no poseer la posibilidad de estudiar en un colegio mágico y con miedo a lo que podría pasarle en el momento en el cual llegase a la mayoría de edad. Como toda niña pequeña, no mostró interés en opinar sobre política y su voz no era escuchada dentro de las paredes de su hogar, de modo que se volvió una persona solitaria, sin intenciones de juntarse con los otros jovencitos del barrio, quienes la catalogaban como un bicho raro. Con la llegada del el gobierno de Magnar Aminoff, su padre comenzó a insistir en que, quizá, deberían encontrar el modo de hacerla funcionar como un miembro de la sociedad mágica e incluso propuso que sea mordida por un licántropo. Su madre, por obviedad, se negó.

El escándalo llegó a su hogar en forma de Coliseo. En la primera edición del mismo, su madre pareció perder los nervios al descomponerse por completo, teniendo que llamar a su padre y a un terapeuta con el correr de los días. Sin recibir una explicación decente, acabó oyendo a hurtadillas una conversación del señor Hodgson, el cual comentaba con su propia familia que el tributo Zachary Burnett era hijo de la señora Hodgson. Un escándalo y unos cuantos griteríos más tarde, Amanda consiguió que su madre le confesara que su padre biológico era, en realidad, un muggle del cual se había enamorado hacía ya mucho tiempo y que, a su pesar, su marido había aceptado cuidar de la niña para salvar la vida de ambas. Enfurecida con no haber logrado pertenecer jamás al mundo de los magos y habiendo descubierto la verdad, Mindy huyó de casa al norte.

En el norte y muerta de hambre, se escondió de los aurores que podrían regresarla con su madre y buscó a los muggles, aquellos rumoreados entre las sombras de los distritos más mugrosos. Fue encontrada por el joven George Byrne, muerta de hambre en uno de los callejones oscuros. Desde ese entonces, Mindy se encuentra en las filas que siguen los ideales de Hermann Richter, segura que de esa manera podría vengar la vida basura que su hermano tuvo que llevar y que a ella la hizo sentir tan fuera del tarro.