OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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La nariz ya me había dejado de escurrir por todos lados y al menos podía mantenerme de pie como una persona decente. Lo único que todavía tenía era una especie de sensibilidad a la luz que, de manera ridícula estaba solucionando al usar unos lentes de sol. Dentro de casa. Metido en la cama.
Daba pena.
Al menos podía estar de nuevo en mi cama y, el número de personas con el que debía socializar se había reducido a dos. Nunca me imaginé el estar tan feliz por no tener que estar rodeado de gente, pero jamás me había enfermado de esa forma y, con las persistentes alucinaciones, el aburrimiento masivo o los momentos compartidos en la sala común… No veía la hora de tener el alta definitiva y poder volver a la cocina. Y también daba pena el hecho de que eso fuera lo que más estaba deseando. La normalidad de la cocina, y un poco de estudio. Porque no, con la cabeza en mi estado ver un libro era una tortura china.
— Pasa — El golpe suave contra la madera de la puerta me indica que mi visitante no es otra de Hero. Jim no solía golpear las puertas y, cuando lo hacía, no sonaba de esa forma. Conociendo a la pelirroja seguro temía que estuviese dormido o algo así. ¿Y saben lo raro que es ser la persona que está mimado dentro de la habitación mientras me traen té o pañuelos? Era incómodo en muchos aspectos, pero a la vez se sentía bien el que me cuidara de esa forma — Sabes que ya no es necesario, ¿verdad? Estoy mejor, cuando pueda estar en una habitación sin tener que entrecerrar los ojos me daré el alta yo mismo si hace falta.
Daba pena.
Al menos podía estar de nuevo en mi cama y, el número de personas con el que debía socializar se había reducido a dos. Nunca me imaginé el estar tan feliz por no tener que estar rodeado de gente, pero jamás me había enfermado de esa forma y, con las persistentes alucinaciones, el aburrimiento masivo o los momentos compartidos en la sala común… No veía la hora de tener el alta definitiva y poder volver a la cocina. Y también daba pena el hecho de que eso fuera lo que más estaba deseando. La normalidad de la cocina, y un poco de estudio. Porque no, con la cabeza en mi estado ver un libro era una tortura china.
— Pasa — El golpe suave contra la madera de la puerta me indica que mi visitante no es otra de Hero. Jim no solía golpear las puertas y, cuando lo hacía, no sonaba de esa forma. Conociendo a la pelirroja seguro temía que estuviese dormido o algo así. ¿Y saben lo raro que es ser la persona que está mimado dentro de la habitación mientras me traen té o pañuelos? Era incómodo en muchos aspectos, pero a la vez se sentía bien el que me cuidara de esa forma — Sabes que ya no es necesario, ¿verdad? Estoy mejor, cuando pueda estar en una habitación sin tener que entrecerrar los ojos me daré el alta yo mismo si hace falta.
Hacer té se ha vuelto una de las tareas más repetitivas de mis últimas semanas, incluso cuando las primeras veces me las arreglé para quemar el saquito. Lo sé, ridículo, pero en mi defensa diré que siempre tuve a alguien más que lo hiciera por mí y hasta ignoraba cómo funcionaba todo el asunto del paquetito. Aún así, todavía tengo el miedo de desparramar la infusión por mi mal pulso, así que la taza va flotando a mi lado gracias a mi varita en lo que tengo el cuidado de llevarla hasta la habitación de Sage, frente a la cual me detengo para tocar la puerta con nudillos suaves. Los días en los cuales su enfermedad aún estaba en observación me hicieron sentir demasiado incompetente, pero el tenerlo en casa todavía me pone ansiosa. Sé que está mejor, pero temo que repentinamente empeore y no saber qué hacer con él. James se ve mejor que él, lo cual es extraño, pero las bolsas debajo de sus ojos son una clara señal de lo que han tenido que pasar. Vivir sola por dos semanas hace que ser la única sana de la casa ahora se sienta como el doble de trabajo.
La imagen que me presenta Sage en su cama hace que me detenga en el marco de la puerta con la confusión plasmada en la cara. Yo tampoco soy la imagen de quien supe ser, si vamos a ser sinceros. Tengo un pañuelo amarillo atado en el pelo porque creí que sería un lindo adorno y la camisa clarita no se parece nada a los vestidos de seda del Capitolio. Pero Sage… se ve casi que como un esclavo del mercado en rehabilitación — Por tu aspecto, yo diría que con el té me estoy quedando corta — le aseguro. Me acerco lo suficiente como para poder chequear mejor que la taza se acomode sobre su mesa de luz y, guardando la varita en el bolsillo delantero de los shorts, me acomodo a su lado. El golpecito de mi sandalia contra la planta de mi pie indica que no puedo dejarlo completamente quieto en lo que, con sumo cuidado, aparto algunos mechones de su frente para confirmar que no tiene temperatura, cosa que ya sabía. Solo necesitaba asegurarme — Sage, te ves… — ¿Cómo se lo digo sin sonar cruel? — Terrible — ah, sí, cruel. Chasqueo la lengua en lo que dejo caer la mano sobre el colchón, sobre la cual apoyo el peso de mi torso para mirarlo mejor — ¿Quieres que te prepare la bañera? Hace calor y quedarte aquí metido solo conseguirá que acabes apestando. Además, un poco de agua fresca no le viene mal a nadie… Al menos que tu nuevo objetivo de vida sea el volverte un neandertal.
La imagen que me presenta Sage en su cama hace que me detenga en el marco de la puerta con la confusión plasmada en la cara. Yo tampoco soy la imagen de quien supe ser, si vamos a ser sinceros. Tengo un pañuelo amarillo atado en el pelo porque creí que sería un lindo adorno y la camisa clarita no se parece nada a los vestidos de seda del Capitolio. Pero Sage… se ve casi que como un esclavo del mercado en rehabilitación — Por tu aspecto, yo diría que con el té me estoy quedando corta — le aseguro. Me acerco lo suficiente como para poder chequear mejor que la taza se acomode sobre su mesa de luz y, guardando la varita en el bolsillo delantero de los shorts, me acomodo a su lado. El golpecito de mi sandalia contra la planta de mi pie indica que no puedo dejarlo completamente quieto en lo que, con sumo cuidado, aparto algunos mechones de su frente para confirmar que no tiene temperatura, cosa que ya sabía. Solo necesitaba asegurarme — Sage, te ves… — ¿Cómo se lo digo sin sonar cruel? — Terrible — ah, sí, cruel. Chasqueo la lengua en lo que dejo caer la mano sobre el colchón, sobre la cual apoyo el peso de mi torso para mirarlo mejor — ¿Quieres que te prepare la bañera? Hace calor y quedarte aquí metido solo conseguirá que acabes apestando. Además, un poco de agua fresca no le viene mal a nadie… Al menos que tu nuevo objetivo de vida sea el volverte un neandertal.
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Nop, no, definitivamente rodar los ojos es una mala idea, primero porque no puede verlos a través del cristal oscuro y segundo porque al tener la vista tan sensible, la punzada que me da de golpe no sirve de mucho para contradecir su declaración. Me hago a un lado para dejarle espacio cuando se acerca y cierro los ojos cuando siento su caricia que no es caricia pero que a mí me dan ganas de ronronear si pudiera. — Auch, yo también te quiero — me hago el dolido cuando, si ella misma declaraba que mi estado era tan deplorable, probablemente fuera peor que eso. La entendía igual, no me afeitaba desde hace semanas, ni hacía falta que pasara mi mano por mi rostro para notar el vello excesivo, mis cabellos despeinados y las ojeras que seguro adornaban el contorno inferior de mis ojos. En mi defensa, hasta ayer no podía pasar más de cinco minutos parado frente al lavabo sin marearme.
— Depende, ¿vas a querer unirte? — bien, parece que al parecer también había perdido el filtro por algún lado, así que trato de recuperarlo de dónde puedo — Olvida que dije eso. Pero sí, un baño vendría bien. No tienes que hacerlo, puedo hacerlo luego de terminar el té — le aseguro para no menospreciar su gesto. La verdad, ya estoy harto del té, pero aprecio más la voluntad que pone Hero al prepararlo y a la vez, hacerse cargo de todo lo que tiene encima. — Te deberé muchos postres después de esto. ¿En serio me veo tan mal? En su momento habías pedido que me deje crecer la barba. — ni recuerdo ya por qué, pero es un recuerdo perdido de hace algunos años que hoy en día puedo traer a colación con algo de gracia.
— Depende, ¿vas a querer unirte? — bien, parece que al parecer también había perdido el filtro por algún lado, así que trato de recuperarlo de dónde puedo — Olvida que dije eso. Pero sí, un baño vendría bien. No tienes que hacerlo, puedo hacerlo luego de terminar el té — le aseguro para no menospreciar su gesto. La verdad, ya estoy harto del té, pero aprecio más la voluntad que pone Hero al prepararlo y a la vez, hacerse cargo de todo lo que tiene encima. — Te deberé muchos postres después de esto. ¿En serio me veo tan mal? En su momento habías pedido que me deje crecer la barba. — ni recuerdo ya por qué, pero es un recuerdo perdido de hace algunos años que hoy en día puedo traer a colación con algo de gracia.
Sé que la relación que he tenido con Sage ha ido cambiado demasiado con el correr de los años y que podemos decir que estamos juntos hace mucho, pero eso no quita que sienta un suave sonrojo quemarme las mejillas por un breve instante — Depende… ¿Vas a contagiarme de mocos? — aunque intento sonar más confiada de lo que en verdad me siento, consigo al menos verme más bromista que incómoda, lo que para mí es todo un logro si nos basamos en que aún sigo sintiendo cierto pudor cuando los besos se transforman en algo más y siempre las cosas mueren ahí. No dejo de preguntarme si es mi culpa o si él es demasiado cuidadoso, pero tampoco es algo que pueda preguntar con tanta facilidad sin hacer que toda la situación sea horriblemente extraña de tratar. Ya, mejor no permito que mis pensamientos se vayan por ese lado — Sabes que si lo he ofrecido, es que no me molesta hacerlo. Además… Puedo conseguirlo mucho más rápido — le señalo la varita que sobresale del bolsillo, moviendo mis cejas como si tuviera el truco más extraño bajo la manga, cuando está claro que era de sospechar.
No puedo creer que recuerde algo que yo misma había olvidado, se me escapa una risita entre dientes y meneo la cabeza. Mi caricia abandona su frente, pero se pasea por el contorno de su barba pinchuda y acaba en su cuello, donde dibujo un distraído círculo alrededor de su nuez — Si te recortaras un poco no estarías tan mal. Hasta pareces rudo y toda la cosa. ¿No escuchaste por ahí que a las chicas nos gustan los chicos malos? — es obvio que estoy bromeando, porque por muy apuestos que puedan ser algunos, me he dado cuenta muy rápido que ese estereotipo no es precisamente el que más me atrae. A manera de mimo, me acerco para dejar un beso en su hombro de manera cariñosa — ¿Sabes? He estado pensando — ¿Cuándo no? — Cuando te sientas mejor… Es verano y hemos perdido un montón de días lindos y noches tibias para pasear. Y la verdad es que, desde que estamos aquí, nos hemos enfocado tanto en aprovechar todas las cosas nuevas para tener una vida normal, que apenas nos hemos fijado en que… ¿Alguna vez te pusiste a pensar que jamás tuvimos una cita? — aunque lo suelto de manera atropellada porque temo que piense que es una tontería, mantengo los ojos fijos en él y estoy segura de que, por un instante, no respiro ni parpadeo — Sé que la gente dice muchas cosas, pero… ¿No te gustaría al menos intentarlo?
No puedo creer que recuerde algo que yo misma había olvidado, se me escapa una risita entre dientes y meneo la cabeza. Mi caricia abandona su frente, pero se pasea por el contorno de su barba pinchuda y acaba en su cuello, donde dibujo un distraído círculo alrededor de su nuez — Si te recortaras un poco no estarías tan mal. Hasta pareces rudo y toda la cosa. ¿No escuchaste por ahí que a las chicas nos gustan los chicos malos? — es obvio que estoy bromeando, porque por muy apuestos que puedan ser algunos, me he dado cuenta muy rápido que ese estereotipo no es precisamente el que más me atrae. A manera de mimo, me acerco para dejar un beso en su hombro de manera cariñosa — ¿Sabes? He estado pensando — ¿Cuándo no? — Cuando te sientas mejor… Es verano y hemos perdido un montón de días lindos y noches tibias para pasear. Y la verdad es que, desde que estamos aquí, nos hemos enfocado tanto en aprovechar todas las cosas nuevas para tener una vida normal, que apenas nos hemos fijado en que… ¿Alguna vez te pusiste a pensar que jamás tuvimos una cita? — aunque lo suelto de manera atropellada porque temo que piense que es una tontería, mantengo los ojos fijos en él y estoy segura de que, por un instante, no respiro ni parpadeo — Sé que la gente dice muchas cosas, pero… ¿No te gustaría al menos intentarlo?
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Dudo mucho contagiarle nada, que gracias a todo lo que es bueno mi nariz dejó de ser una canilla hace un par de días. Claro que todavía estaba entre roja y paspada por todo lo que había sufrido, pero el respirar como una persona normal era algo que podía agradecer, mucho. — Como dije, primero el té y luego el baño. Al menos esta vez no tendrás que quedarte con la varita en alto para que pueda tener un poco de agua limpia — parece que pasaron años y años desde aquel entonces pero el recuerdo, aunque difuso, todavía lograba sacarme una sonrisa. Creo que, lo divertido del asunto es que en esa ocasión me veía peor de lo que podía verme ahora. Creo, que si ese no era el caso los inferis eran peores de lo que había pensado.
— Tu amor televisivo es Jerek Grimm, perdona si no me creo tu estereotipo de chico malo — dejando de lado alguna que otra película que me había obligado a ver, en la mayoría siempre se veía extremadamente rubio, pulcro y casi con acabado de porcelana. Estaba seguro que si le ponían una peluca y maquillaje, bien podrían hacerlo pasar por una mujer tranquilamente. — No sé experimentar tanto con la afeitadora, así que elige en qué número quieres que esté, y trataré de emprolijar lo que sea que tengo ahora — y si no la pondría en cero y volvería a mi rutina de todos los días.
Rodeo su cintura con mi brazo cuando besa mi hombro, y espero en verdad que los doctores tengan razón y ya haya pasado el peligro de contagiar a nadie — ¿Una cita? — no, a decir verdad no lo había pensado y, siendo que estaba saliendo con ella me sorprendía que no lo hubiera notado hasta ahora. No creí que eso hubiera sido posible, pero cuando trato de hacer memoria realmente no recuerdo ninguna ocasión que fuese una cita con todas las letras — ¿me dices que no cuenta como una la cita que tuvimos con Patrick? — ¿es que acaso me había pegado la nostalgia? — ¿Quieres algo como eso? una salida tranquila y tomar un helado. ¿Tal vez ir al cine y después ir a cenar? Sabes que si quieres algo más elaborado vas a tener que planearlo tú o decirme qué hacer, ¿no? Porque no creo que una tarde en el café de la señora Roddam sea muy romántico que digamos
— Tu amor televisivo es Jerek Grimm, perdona si no me creo tu estereotipo de chico malo — dejando de lado alguna que otra película que me había obligado a ver, en la mayoría siempre se veía extremadamente rubio, pulcro y casi con acabado de porcelana. Estaba seguro que si le ponían una peluca y maquillaje, bien podrían hacerlo pasar por una mujer tranquilamente. — No sé experimentar tanto con la afeitadora, así que elige en qué número quieres que esté, y trataré de emprolijar lo que sea que tengo ahora — y si no la pondría en cero y volvería a mi rutina de todos los días.
Rodeo su cintura con mi brazo cuando besa mi hombro, y espero en verdad que los doctores tengan razón y ya haya pasado el peligro de contagiar a nadie — ¿Una cita? — no, a decir verdad no lo había pensado y, siendo que estaba saliendo con ella me sorprendía que no lo hubiera notado hasta ahora. No creí que eso hubiera sido posible, pero cuando trato de hacer memoria realmente no recuerdo ninguna ocasión que fuese una cita con todas las letras — ¿me dices que no cuenta como una la cita que tuvimos con Patrick? — ¿es que acaso me había pegado la nostalgia? — ¿Quieres algo como eso? una salida tranquila y tomar un helado. ¿Tal vez ir al cine y después ir a cenar? Sabes que si quieres algo más elaborado vas a tener que planearlo tú o decirme qué hacer, ¿no? Porque no creo que una tarde en el café de la señora Roddam sea muy romántico que digamos
Ruedo los ojos sin un poco de disimulo, que ya he perdido la cuenta de la cantidad de veces que tuve que explicar que Jerek Grimm no es el único hombre de la televisión que me parece atractivo. Vamos, que sé que es mi favorito, pero no creo que sea la definición de hombre perfecto que todo el mundo asegura que es — ¿Y tú te crees que yo tengo la menor idea de cómo funciona una? — le pregunto con una risa que se pierde en el puchero — Solo pon un número al azar e intenta no cortarte, que siempre he sentido que esas cosas son un poco peligrosas. ¿No tienen miedo de acabar lastimándose por error? — si podía cortar cabello, podía cortar piel, así que nadie me venga a decir que estoy siendo paranoica cuando para mí tiene todo el sentido del mundo.
Después de las semanas en las cuales no pude estar cerca de él por culpa de la enfermedad, se siente bien el poder acurrucarse como si nada hubiese pasado, que él no será alto pero yo tampoco soy algo más que un taponcito, así que es fácil el hacerme pequeña contra su brazo en lo que asiento con la cabeza, midiendo su reacción con mi mirada. Se me escapa una risita entre dientes, que ni yo me acordaba de esas salidas con Patrick hace ya una eternidad y, a decir verdad, cuando recuerdo esas cosas no puedo hacer otra cosa que sentir vergüenza — ¿Por qué te acuerdas de eso? — pregunto con una risa en lo que uso la mano para cubrirme la cara — Podemos solamente ir a comer algo a un lugar lindo y eso bastará para mí. O al cine… Ahí ni siquiera tendrás que preocuparte por hablar — que sé que él no ha tenido citas por… bueno, porque era un esclavo.
Muevo la cabeza para poder apoyar el mentón sobre su hombro y así poder verlo mejor, a pesar de que entre el pelo y los lentes de sol apenas y queda Sage para mirar — Solo quiero que hagamos cosas normales, como hacen todas las parejas normales y que no seamos solo… Bueno, no creo que hablar de trabajo sea común en personas de nuestra edad. Tú sabes que mi razón principal para apoyar a Kendrick va de la mano con el querer descubrir la verdad y no porque en verdad yo sea una revolucionaria — ruedo los ojos, que hasta el título me queda grande — ¿No vas a tomarte tu tecito? — cambio de tema, que para darle lástima no hay cosa mejor que poner ojos de perrito herido y un puchero kilométrico.
Después de las semanas en las cuales no pude estar cerca de él por culpa de la enfermedad, se siente bien el poder acurrucarse como si nada hubiese pasado, que él no será alto pero yo tampoco soy algo más que un taponcito, así que es fácil el hacerme pequeña contra su brazo en lo que asiento con la cabeza, midiendo su reacción con mi mirada. Se me escapa una risita entre dientes, que ni yo me acordaba de esas salidas con Patrick hace ya una eternidad y, a decir verdad, cuando recuerdo esas cosas no puedo hacer otra cosa que sentir vergüenza — ¿Por qué te acuerdas de eso? — pregunto con una risa en lo que uso la mano para cubrirme la cara — Podemos solamente ir a comer algo a un lugar lindo y eso bastará para mí. O al cine… Ahí ni siquiera tendrás que preocuparte por hablar — que sé que él no ha tenido citas por… bueno, porque era un esclavo.
Muevo la cabeza para poder apoyar el mentón sobre su hombro y así poder verlo mejor, a pesar de que entre el pelo y los lentes de sol apenas y queda Sage para mirar — Solo quiero que hagamos cosas normales, como hacen todas las parejas normales y que no seamos solo… Bueno, no creo que hablar de trabajo sea común en personas de nuestra edad. Tú sabes que mi razón principal para apoyar a Kendrick va de la mano con el querer descubrir la verdad y no porque en verdad yo sea una revolucionaria — ruedo los ojos, que hasta el título me queda grande — ¿No vas a tomarte tu tecito? — cambio de tema, que para darle lástima no hay cosa mejor que poner ojos de perrito herido y un puchero kilométrico.
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Me encanta que sea ella la que hable de lastimarse por error con una afeitadora, cuando su delineador de ojos y la tijera que solía usar para las pestañas parecían elementos de tortura. Entendía su finalidad, no es que no, pero me parecían innecesarios, y demasiado peligrosos para utilizarlos cerca del ojo. — No lo sé, y sabes que no tengo mucha autoestima, pero no vas a negarme que soy una mejoría en comparación. — pensar en el rubio cara de nada hace que el pasado pegue con fuerza, pero no es muy difícil recordar lo insoportable que era — ¿En serio no notabas lo centrado en sí mismo que siempre se mostraba? No digo que haya sido un idiota — bueno… me encojo de hombros y acabo por sincerarme — Pero a mí definitivamente me parecía que lo era.
— Creo que prefiero lo de comer en un lugar que te guste antes que el cine la verdad — que sabía que era una salida común en citas pero tenía entendido que no podías hablar que la gente normalmente chista si lo haces, y para besarme con Hero en la oscuridad seguramente era más cómodo el sillón de la sala. Claro que en el cine no tendría la molesta y constante presencia de Jim, pero pagar para no ver una película parecía un desperdicio de dinero innecesario.
— Vas a tener que esperar a que la luz deje de ser un incordio, y ahí soy todo tuyo para ir a donde quieras — me inclino para robarle un pequeño beso de los labios y trato de acurrucarme un poco más contra las almohadas para que esté más cómoda contra mi costado — Es cierto que no es común, pero fuera de este distrito directamente es ilegal que estemos juntos. Puede que no seamos del todo normales, pero tú eres excelente en lo que haces y, aunque digas que no eres una revolucionaria, te pareces mucho a una. Organizada, claro, pero tu mente es brillante Hero. Aunque solo quieras encontrar la verdad, si no creyeras realmente en todo esto buscarías otras formas — Me estiro por encima suyo para alcanzar el té y, aunque aún está lo suficientemente caliente para quemar, ya me he acostumbrado a estas temperaturas en la cocina y acabo por vaciar la mitad de la taza de un par de sorbos. — Además, hasta vamos al colegio y todo, eso es normal ¿no? puedes decir que el ser consejera es una de tus tantas actividades extracurriculares, que ya antes te encargabas de un millón de cosas por puro gusto.
— Creo que prefiero lo de comer en un lugar que te guste antes que el cine la verdad — que sabía que era una salida común en citas pero tenía entendido que no podías hablar que la gente normalmente chista si lo haces, y para besarme con Hero en la oscuridad seguramente era más cómodo el sillón de la sala. Claro que en el cine no tendría la molesta y constante presencia de Jim, pero pagar para no ver una película parecía un desperdicio de dinero innecesario.
— Vas a tener que esperar a que la luz deje de ser un incordio, y ahí soy todo tuyo para ir a donde quieras — me inclino para robarle un pequeño beso de los labios y trato de acurrucarme un poco más contra las almohadas para que esté más cómoda contra mi costado — Es cierto que no es común, pero fuera de este distrito directamente es ilegal que estemos juntos. Puede que no seamos del todo normales, pero tú eres excelente en lo que haces y, aunque digas que no eres una revolucionaria, te pareces mucho a una. Organizada, claro, pero tu mente es brillante Hero. Aunque solo quieras encontrar la verdad, si no creyeras realmente en todo esto buscarías otras formas — Me estiro por encima suyo para alcanzar el té y, aunque aún está lo suficientemente caliente para quemar, ya me he acostumbrado a estas temperaturas en la cocina y acabo por vaciar la mitad de la taza de un par de sorbos. — Además, hasta vamos al colegio y todo, eso es normal ¿no? puedes decir que el ser consejera es una de tus tantas actividades extracurriculares, que ya antes te encargabas de un millón de cosas por puro gusto.
No puedo no reírme, que se siente bastante nostálgico el hablar de Patrick cuando ahora parece una persona de mentira — Tenía una personalidad muy particular, pero no voy a negar que tú eres una total mejora — como puedo ser un fastidio cuando me lo propongo, le pellizco la mejilla con cuidado de que no le duela todo el cuerpo y se la estiro con suavidad — Ir a comer algo será. Y no te preocupes, que no tengo ningún apuro. Prefiero que te sientas mejor a tener un inferi barbudo paseándose por todos lados, la gente empezará a preguntarse de si, además de salir con alguien no mágico, también se me ha dado por cosas tan turbias como las relaciones con vampiros. Aunque a decir verdad, te ves más como un hombre lobo cerca de la luna llena — claro que solo lo estoy picando, espero que no se lo tome a mal.
Es fácil poner cara de tarada que se está olvidando del punto de conversación cuando me besa, tengo que poner una mano contra su pecho para apoyar ahí mi mejilla y sentir que estoy un poco más acolchonadita. No quiero decir que me pongo tan brillante como mis pecas porque me gusta pensar que puedo controlar mejor mis reacciones corporales, pero el calor que siento que me sube por todos lados me dice que estoy totalmente equivocada — Oh, vamos — por la forma en la cual estoy hablando, parece que está diciendo una tontería. Aún así, no puedo borrar la sonrisa de medio lado que se me va patinando de manera involuntaria — Si no estuviera de acuerdo con lo que estamos tratando de crear aquí, no estaría contigo… ¿O no? Sé que mucho de lo que soy ahora, te lo debo a ti — momento cursi aparte, entorno un poco los ojos al ver cómo se va bebiendo el té, casi como si quisiera chequear que se toma todo sin poner caras de asco — Pero también sé que no soy una guerrera. Mi trabajo está en las oficinas y en evitar que Kendrick incendie todo a su paso, que le falta mucha lectura y educación para poder ganarle a Magnar en un debate.
En cuanto veo cómo la taza parece estar vacía, me muevo para no hundirme en la cama y darle el gusto de evitarle que se mueva. Sin darle tiempo a arrepentirse, le tiendo una mano para ayudarle a levantarse — En cambio tú… — a pesar de que muevo una de mis cejas hasta arquearla, la sonrisa indica que no estoy hablando completamente en serio — ¿Voy a tener que preocuparme de que ahora en más te prestarás para las batallas o las últimas veces fueron casos especiales? A ver si para la quinta vez he aprendido hacer un té más rico.
Es fácil poner cara de tarada que se está olvidando del punto de conversación cuando me besa, tengo que poner una mano contra su pecho para apoyar ahí mi mejilla y sentir que estoy un poco más acolchonadita. No quiero decir que me pongo tan brillante como mis pecas porque me gusta pensar que puedo controlar mejor mis reacciones corporales, pero el calor que siento que me sube por todos lados me dice que estoy totalmente equivocada — Oh, vamos — por la forma en la cual estoy hablando, parece que está diciendo una tontería. Aún así, no puedo borrar la sonrisa de medio lado que se me va patinando de manera involuntaria — Si no estuviera de acuerdo con lo que estamos tratando de crear aquí, no estaría contigo… ¿O no? Sé que mucho de lo que soy ahora, te lo debo a ti — momento cursi aparte, entorno un poco los ojos al ver cómo se va bebiendo el té, casi como si quisiera chequear que se toma todo sin poner caras de asco — Pero también sé que no soy una guerrera. Mi trabajo está en las oficinas y en evitar que Kendrick incendie todo a su paso, que le falta mucha lectura y educación para poder ganarle a Magnar en un debate.
En cuanto veo cómo la taza parece estar vacía, me muevo para no hundirme en la cama y darle el gusto de evitarle que se mueva. Sin darle tiempo a arrepentirse, le tiendo una mano para ayudarle a levantarse — En cambio tú… — a pesar de que muevo una de mis cejas hasta arquearla, la sonrisa indica que no estoy hablando completamente en serio — ¿Voy a tener que preocuparme de que ahora en más te prestarás para las batallas o las últimas veces fueron casos especiales? A ver si para la quinta vez he aprendido hacer un té más rico.
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— Inferi barbudo, vampiro, licántropo… vaya que estás creativa con los halagos hoy — sabía que no eran halagos y que lo de la afeitadora tendría que pasar más pronto que tarde, pero ahora no había mucho que pudiese hacer para verme mejor más que tomar el té que me trajo, dormir un poco más y rogar porque por fin pueda volver a sentirme como un ser humano semi funcional. El té al menos sabe bien, y no sé si será porque por fin recuperé mis papilas gustativas o porque Hero realmente mejoró con esto de las infusiones, lo cual, considerando su falta de historial culinario era una hazaña en sí misma.
— No serás guerrera como tu dices, pero fíjate quien acabó semanas en el hospital y quien pudo volver a casa tranquilamente — o bueno, tranquila probablemente es la última palabra que se le podía aplicar a Hero cuando estaba preocupada por los demás, pero se entendía el punto — No ir en misiones no significa que no seas revolucionaria, solo que sabes dónde te desempeñas mejor, o más cómoda, y dónde puedes ser útil — yo en cambio todavía estaba tratando de descubrirlo y, mal que mal, había logrado colaborar un poco en las últimas incursiones — Te he visto estudiar por años, si alguien puede aconsejar a Kendrick en política, está claro que tú eres la indicada. Ya lo de evitar que incendie todo… ¿hablas de manera literal o figurativa?
Me estiro para dejar la taza vacía sobre la mesita del costado y tomo su mano cuando me la tiende para incorporarme. Me da gusto notar que no tengo que tirar de ella con mucha fuerza para lograrlo lo cual acabo tomando como un síntoma de que me encuentro bastante mejor de lo que creía. — Auch, vamos. Es la primera vez que acabo en el hospital tanto tiempo. Tenme un poco más de fé. — le sonrío y atraigo su cuerpo hacia mí en un medio abrazo cuando paso mi mano alrededor de sus hombros — Quiero ayudar así que, en la medida que pueda seguiré participando. Prometo ser más cuidadoso si eso te deja tranquila, o al menos alejarme de criaturas posiblemente infectadas para la próxima. ¿Se supone que ahora me preparas el baño? ¿segura que no quieres que lo haga yo?
— No serás guerrera como tu dices, pero fíjate quien acabó semanas en el hospital y quien pudo volver a casa tranquilamente — o bueno, tranquila probablemente es la última palabra que se le podía aplicar a Hero cuando estaba preocupada por los demás, pero se entendía el punto — No ir en misiones no significa que no seas revolucionaria, solo que sabes dónde te desempeñas mejor, o más cómoda, y dónde puedes ser útil — yo en cambio todavía estaba tratando de descubrirlo y, mal que mal, había logrado colaborar un poco en las últimas incursiones — Te he visto estudiar por años, si alguien puede aconsejar a Kendrick en política, está claro que tú eres la indicada. Ya lo de evitar que incendie todo… ¿hablas de manera literal o figurativa?
Me estiro para dejar la taza vacía sobre la mesita del costado y tomo su mano cuando me la tiende para incorporarme. Me da gusto notar que no tengo que tirar de ella con mucha fuerza para lograrlo lo cual acabo tomando como un síntoma de que me encuentro bastante mejor de lo que creía. — Auch, vamos. Es la primera vez que acabo en el hospital tanto tiempo. Tenme un poco más de fé. — le sonrío y atraigo su cuerpo hacia mí en un medio abrazo cuando paso mi mano alrededor de sus hombros — Quiero ayudar así que, en la medida que pueda seguiré participando. Prometo ser más cuidadoso si eso te deja tranquila, o al menos alejarme de criaturas posiblemente infectadas para la próxima. ¿Se supone que ahora me preparas el baño? ¿segura que no quieres que lo haga yo?
— Eso fue un golpe de suerte. Además, he tenido una educación mágica algo más exigente que muchos aquí y, aún así, algunos pueden hacer magia que yo todavía no consigo dominar — algo que me ha sorprendido es el darme cuenta de que personas como Beverly pueden controlar la tierra y Kendrick tiene un gran uso de hechizos defensivos, lo que me hace pensar que deben haberlos vuelto locos en el pasado para que gente de su edad pueda moverse en batalla de esa manera. Además, tengo entendido que todos saben usar armas muggles, lo que puede ser un plus en batalla bastante interesante. Al menos, lo que dice me hace reír sin preocuparme por lo que puedo hacer o no en el campo de batalla — Ambas. ¿O vas a decirme que no es capaz de incendiar su cocina tratando de hacer un arroz? — sé que no soy quien para burlarse de las cualidades culinarias de nadie, pero una cosa no quita la otra.
La manera que tiene de apegarme a él me complica el arrastrarlo por la habitación al tratar de caminar, lo que me hace reír y paso mis manos por encima de sus muñecas, así somos una especie de cosa amorfa que es obligada a andar unida y trato, de verdad, no tropezar con sus pies — No voy a hacer que me hagas promesas que no sabes si puedes cumplir o no, pero me conformo con que no termines siendo carne de cañón como Jim — que el pobre siempre termina golpeado, herido o inconsciente, no sé cómo lo hace. Levanto mi mirada hacia él, la postura me ayuda a darle un rápido e incómodo beso en el mentón — ¿Acaso está mal que quiera cuidarte? — pregunto — Sé lo feo que es estar enfermo y que te duela hasta el alma, es lo mínimo que puedo hacer.
Y espero que la luz del baño no lo deje ciego, porque esos lentes de sol me dicen que de seguro le queman los ojos. Me suelto de él agachándome para zafar de sus brazos, así abro la puerta de vidrio de la bañera y tengo el acceso a llegar a la canilla. Pongo el tapón y me siento, con mucho cuidado, en el borde puesto que aún tomará un tiempo en llenarse. Como si de esa manera pudiera mantener mejor el equilibrio, pongo una pierna sobre la otra y enderezo la espalda — ¿Quieres que te deje solo? Puedo buscar una afeitadora un poco más potente acá a unas cuadras mientras te bañas — bromeo — ¡O pedir pizza! Hace tiempo no pedimos pizza. Y helado y así podremos hacer una noche de comida pesada para que te sientas mejor — que de seguro me acabará doliendo la barriga, pero puedo hacer ese sacrificio.
La manera que tiene de apegarme a él me complica el arrastrarlo por la habitación al tratar de caminar, lo que me hace reír y paso mis manos por encima de sus muñecas, así somos una especie de cosa amorfa que es obligada a andar unida y trato, de verdad, no tropezar con sus pies — No voy a hacer que me hagas promesas que no sabes si puedes cumplir o no, pero me conformo con que no termines siendo carne de cañón como Jim — que el pobre siempre termina golpeado, herido o inconsciente, no sé cómo lo hace. Levanto mi mirada hacia él, la postura me ayuda a darle un rápido e incómodo beso en el mentón — ¿Acaso está mal que quiera cuidarte? — pregunto — Sé lo feo que es estar enfermo y que te duela hasta el alma, es lo mínimo que puedo hacer.
Y espero que la luz del baño no lo deje ciego, porque esos lentes de sol me dicen que de seguro le queman los ojos. Me suelto de él agachándome para zafar de sus brazos, así abro la puerta de vidrio de la bañera y tengo el acceso a llegar a la canilla. Pongo el tapón y me siento, con mucho cuidado, en el borde puesto que aún tomará un tiempo en llenarse. Como si de esa manera pudiera mantener mejor el equilibrio, pongo una pierna sobre la otra y enderezo la espalda — ¿Quieres que te deje solo? Puedo buscar una afeitadora un poco más potente acá a unas cuadras mientras te bañas — bromeo — ¡O pedir pizza! Hace tiempo no pedimos pizza. Y helado y así podremos hacer una noche de comida pesada para que te sientas mejor — que de seguro me acabará doliendo la barriga, pero puedo hacer ese sacrificio.
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— Dije que prometía ser más cuidadoso, no que tuviese éxito en cada ocasión — que contra el azar no podía pelear, y contra la habilidad superior ajena tampoco. Ella misma había dado crédito a muchos de los que por aquí peleaban, y yo mismo tenía que darles el mismo crédito a muchos de los que terminábamos enfrentando. El no tener magia no significaba que fuese incapaz de reconocer la habilidad ajena, todo lo contrario. Así que sí, podía prometer ser un poco más cuidadoso de ahora en más. — Jim no es carne de cañón, es la bala que se dispara y se estrella contra el piso a causa del envión — por mandado le pasaban la mitad de las cosas que lo dejaban tirado antes de tiempo, pero ¡hey! iba mejorando.
— No está mal, solo me incomoda porque la cosa suele ser al revés — incluso cuando no estábamos juntos, al ser su esclavo estaba más que acostumbrado a prepararle el té o paños frescos que pudiese usar cuando se sentía muy mal. Era nuevo esto de estar en el extremo receptor de los cuidados y por alguna razón extraña me sentía en falta.
Tengo que parpadear un par de veces y frenarme en la entrada para evitar el mareo instantáneo que me produce el estallido de luz. No es el mismo dolor punzante que generaría si no tuviese los anteojos, pero tardo unos segundos en acostumbrarme a la nueva iluminación. — ¿No que ibas a unirte? — a decir verdad, por más tentadora que fuera la idea, no tenía la mitad de la gracia cuando estaba en este estado, pero al menos recuperé el sentido del humor. — Una pizza suena excelente, me gustan tus métodos para poder recuperarme. Con esto de haber estado en el hospital necesito una buena dosis de comida pesada y llena de sabor. En serio, si por alguna razón terminas allí, y esperemos que no suceda, me escabulliré a llevarte comidas que sí tengan algo de gusto
— No está mal, solo me incomoda porque la cosa suele ser al revés — incluso cuando no estábamos juntos, al ser su esclavo estaba más que acostumbrado a prepararle el té o paños frescos que pudiese usar cuando se sentía muy mal. Era nuevo esto de estar en el extremo receptor de los cuidados y por alguna razón extraña me sentía en falta.
Tengo que parpadear un par de veces y frenarme en la entrada para evitar el mareo instantáneo que me produce el estallido de luz. No es el mismo dolor punzante que generaría si no tuviese los anteojos, pero tardo unos segundos en acostumbrarme a la nueva iluminación. — ¿No que ibas a unirte? — a decir verdad, por más tentadora que fuera la idea, no tenía la mitad de la gracia cuando estaba en este estado, pero al menos recuperé el sentido del humor. — Una pizza suena excelente, me gustan tus métodos para poder recuperarme. Con esto de haber estado en el hospital necesito una buena dosis de comida pesada y llena de sabor. En serio, si por alguna razón terminas allí, y esperemos que no suceda, me escabulliré a llevarte comidas que sí tengan algo de gusto
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