The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Desireé Adragón
Últimamente me es difícil balancear el curso de verano de la escuela y el tiempo que paso aprendiendo medicina. Era más fácil en el 12 porque, sí, tenía que ir al Prince con todos los demás, pero mamá era la que me enseñaba y bueno... Creo que siempre me tuvo muy consentida, así que ahora que tengo que ser disciplinada me resulta complicado y termino regándola en cosas sencillas. En verdad quiero que me vaya bien pero al mismo tiempo mis nervios generan un problema de torpeza aguda que me hace quedar mal en los peores momentos. Hoy no es la excepción. Claro. El hospital ha estado a reventar y si bien usualmente hay alguien supervisando lo que hago, (porque vamos, estoy aprendiendo), hoy estoy sola. No hago nada complicado, me ponen a trabajar en cosas que no impliquen que alguien salga peor que cuando entró pero aún así siento que mi corazón va a mil por hora.

Después de lo que parece una eternidad atendiendo heridas superficiales, me tomo un respiro para rellenar papeleo. La verdad es que no me gusta mucho hacer esto pero hay formularios que deben ser completados para tener todo en orden. Hoy no me quejo, hubo demasiado movimiento y ahora que está todo más calmado puedo tomarme cinco minutos para acabar esto antes de que se me acumule - Ahhh esto es más complicado de lo que esperaba. - Rezongo en voz alta esperando que nadie que pueda regañarme me escuche. Lo cual no es problema ya que sólo hay una enfermera que me hace mala cara antes de irse, y Synnove. No hablamos mucho pero ambas aprendemos aquí así que nos cruzamos bastantes veces durante la semana. - Hoy es un día de locos, eh. - Por algún motivo todos han decidido enfermarse o llegar con padecimientos más complicados que deben ser atendidos por varios médicos.

Y claramente, como si fuera profeta, justo al minuto de abrir la boca entra una señora alterada con la mano quemada y su hijo adolescente sangrando del brazo, ¿Un mal experimento en la cocina? No sé. Después de que alguien lo revise rápidamente nos hacen señas a nosotras para que nos encarguemos. - Se ve grave pero no es profunda, encárguense ustedes. Y la quemadura debería ser rápida. - Volteo a ver a Syv con cara de nervios mientras llevamos al chico con su madre de la sala de espera a un lugar más tranquilo. - ¿Puedes detener el sangrado mientras? - Le pregunto al tiempo que examino la quemadura. No se se ve grave pero es algo extensa, ¿Qué estarían haciendo? Tomo unos guantes y un ungüento para quemaduras que debería ser más que suficiente y lo aplico con cuidado. - ¿Tú cómo vas? -
Desireé Adragón
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Hay noches en las que no duermo todas las horas que debería, me despierto con unas bolsas negras debajo de los ojos y limpio la taza del desayuno sin darme cuenta que todavía queda algo de café. Es la tercera vez en la semana que me equivoco al dejar que mis pies sean quienes me lleven al lugar donde debo estar, así que pierdo media hora deshaciendo el camino hecho hasta la oficina de Arianne donde la ayudo como secretaria, para ir hacia el hospital donde tendría que estar. Es verano, debería tomarme una semana de descanso, y más que eso, con la apertura de la escuela en puertas, estas semanas me han hecho pensar que quizá es momento de dar un cierre a ciertas cosas que venía haciendo para colaborar, pero que quizá no me están llevando a lo que realmente espero hacer en el futuro. Pude haber aprendido algunos hechizos médicos y a cómo tratar heridas básicas bajo la excelente enseñanza de Alice, pero…

Puedo hacerlo yo si quieres— me ofrezco a Desireé cuando los formularios la abruman, ¿está mal decir que si mi trabajo en el hospital se limitara a completar formularios me sentiría más cómoda? Sí, está mal, es indicio de algo que todavía no he puesto en voz alta en este lugar. —¿Está mal que diga que todos los días me parecen días de locos?— incluso lo pregunto con pena, terminando de rellenar los espacios del formulario que tengo en mi poder. —Hay días en los que creo que debería comprarme otro par de pies para repuesto…— musito, mirando hacia mis zapatillas, las más cómodas que tengo, así cuando mis pies se hinchan de tanto ir de un lado al otro, puedo seguir yendo a donde sea que me llamen a los gritos por una nueva urgencia. No sé si mi corazón está hecho para la adrenalina constante de un hospital.

Des, ¿puedo preguntarte algo? ¿Cómo…?— No termino lo que quería decir. El vozarrón de la enfermera nos pone en alerta para ir hacia dos pacientes que acaban de llegar, y como mi gran logro de estos meses practicando, puedo decir que ya no vómito, ni me mareo cuando veo sangre. Consigo mantenerme entera, parada sobre mis pies y hasta atino a ocuparme del chico que me indica Desireé, ¿está mal decir que una chica de dieciséis años logra tener un mejor control de la situación que yo? Siempre estoy a la espera de que me indiquen qué hacer, una vez que lo hacen puedo encargarme, desinfecto el corte del muchacho para comenzar con la varita a cerrar la herida. —Creo que bien— y ese «creo». Echo un vistazo a mi compañera. —Se nota que tienes dedicación para esto— comento con una honesta apreciación a su trabajo, —¿crees en eso de que se nota cuando una persona se entrega a lo que hace? No importa si lo hace bien o mal, o si está aprendiendo, se nota que es algo en lo que se involucra…— pienso en voz alta, a este punto, no sé qué tan bien esté que hacer algo sin vocación. —¿Puedo preguntarte…? ¿Por qué un hospital entre tantas otras opciones?— siempre me han servido las respuestas de otros para ir encontrando las mías.
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Desireé Adragón
Me hubiese gustado haber tenido más tiempo para conversar con Synnove pero aparentemente hoy no hay descanso. Ella estaba intentando decirme algo cuando llegaron los pacientes, creo que se veía un poco abrumada. Se siente reconfortante saber que no soy la única sufriendo. - No creo que esté mal que siempre te parezca loco, aunque para ser sincera, cuando este lugar está tranquilo me siento extraña. Tal vez suene un poco masoquista. - Comento mientras termino de aplicar el ungüento como respuesta a lo que estaba diciendo Syv antes. Empiezo a mover la varita para envolver la quemadura con una gasa y vendas, eso debería ser más que suficiente. Me asomo a ver cómo va Syv y asiento con la cabeza mirándola. - Yo lo veo bastante bien. - A mí a veces me cuesta hacer ese tipo de cosas porque me pongo algo nerviosa, por lo que hago énfasis en la palabra "Yo".

Me siento algo apenada por el comentario de Synnove, siempre he pensado que no soy para nada buena en estas cosas, comparada con mi mamá. - Tal vez sólo lo heredé... Gracias. - Es raro pero me siento feliz por el comentario. Antes de que me de cuenta he terminado con mi paciente, aunque su cara de dolor me indica todo lo contrario. Volteo a ver al paciente de Syv y noto que tiene la misma expresión de dolor. Suspiro un poco mientras termino de escucharla. La verdad es que no tengo la menor idea de qué contestarle. - Yo... No lo sé. - Ladeo un poco la cabeza pensando al respecto, pero enseguida pasa la misma enfermera que nos llamó a encargarnos de esto para supervisarnos así que me enderezo un poco. - ¿Hay pociones analgésicas? - Le pregunto para llamar su atención, a lo cual ella asiente y desaparece de nuevo. - Una vez que beban eso deberían sentirse mejor. - Digo en voz alta y luego regreso mi mirada a Syv con una sonrisa de apoyo.

Sigo reflexionando internamente sobre lo que dijo cuando pregunta de nuevo por qué estoy aquí. La verdad es que nunca me lo había cuestionado, sólo fue algo que pasó. Es decir, no sólo pasó y ya, pero fue algo inmediato que elegí hacer al venir al distrito, ni siquiera lo dudé. - Mi mamá siempre se dedicó a la medicina, aprendió joven y bueno, después hizo otras cosas, pero cuando nos fuimos al norte y estuve grande ella me enseñó todo lo que sabía. - Supongo que lo hizo para sentirse más confiada en que yo estaría bien si algo sucediese, como un seguro. La verdad es que no fue algo que eligiera hacer de pequeña, sólo que siempre estuvo ahí. - Supongo cuando estaba chica me sentía útil al saber todo eso y elegir estar aquí sólo fue algo natural, por así decirlo. - Siempre he estado alerta por el tipo de vida que llevamos en el 12, así que me pongo nerviosa pero no me dan miedo las heridas y tiendo a reaccionar. - Aunque siendo sincera, sí me gusta bastante hacer esto, creo que es algo a lo que me dedicaría. - Salgo de mi ensoñación por fin y volteo a ver a Syv. Mis mejillas están algo rojas porque creo que hablé de más y me siento un poco avergonzada. Siempre pienso que no hablo mucho pero la verdad es que últimamente soy demasiado parlanchina. - ¿Tú por qué lo elegiste? - Carraspeo un poco pero le devuelvo la pregunta, viéndola con atención mientras esperamos las pociones.
Desireé Adragón
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El día que el hospital esté tranquilo debería preocuparnos con verdaderas razones de que algo pudiera estar pasando, lo suficientemente grave como para que no haya nadie. Este es un distrito grande por sus campos, también implica que haya muchas personas, pese a los que migraron cuando llegamos, hubo gente que aprovechó la autonomía del distrito al ministerio para abandonar el norte y trasladarse aquí. Extraño que en el Capitolio también hubiera una gran confluencia de personas, pero se sentían lejanas, los hospitales incluso eran más fríos y protocolares, aquí hacemos el mismo trabajo con un ambiente distinto, en el que las voces son más cálidas y hay una plática para todo. Sacando a la supervisora que seguro se está quejando entre dientes que platiquemos mientras atendemos a los pacientes, siendo honesta, si a mí me ponen en Marte a hacer turno de guardia, le hablaría hasta a las piedras.

Yo no siento que haya heredado muchas cosas de mis padres, en algún momento me creí parecida a mi madre, pero cuando salí de su influencia me di cuenta que eran comportamientos que mantenía en casa y no lo que me definían, ni que tuvieran relación con lo que a mí me gustaba hacer. —¿Vienes de una familia de sanadores?— pregunto, es curiosidad, no cotilleo. La persona que atiendo para pensar que sí es cotilleo porque me empieza a susurrar unas indicaciones de cómo cree que debería tratarse el corte y me lleva a arquear una ceja, porque los pacientes tienden a hacer esto cuando quien los atiende se muestra disperso. Por favor, no me hagas perder el brazo. Recibe un poco de tranquilidad al saber que habrá pociones para calmar el dolor pronto, mientras tanto siento el peso de sus ojos sobre cada cosa que hago. Juro que sé lo que estoy haciendo, creo.

Puedo hacerlo con la mitad de mi atención y la otra la dedico a escuchar a Des. —Es hermoso que hayas podido compartir algo así con tu madre— se lo digo de corazón, —¿ella…?— lo dejo inconcluso para que termine la oración con lo que quiera compartirme sobre dónde se encuentra su madre ahora. — Siempre me va a asombrar la gente que tiene muy marcado algo que quieren hacer, en el buen sentido, me hace sentir que todos tenemos algo para dar, que sea útil, y que al final lo encontraremos—, y es lo que intenté con medimagia, solo que luego de unos meses… estoy en duda sobre ciertas cosas que venía haciendo, si tiene sentido continuar… — Quería— sonrío al decir lo mismo que ella, creo que con otro sentido, —quería ser útil. No fui al norte porque algo me obligara a hacerlo, sino porque sabía que íbamos a pelear y quería ser parte, pero no sabía… casi nada de lo que sabían los otros chicos… así que pensé ¿cómo podría ser útil? Si íbamos a pelear, también haría falta gente que sane. Yo…— recuerdo que había razones mucho más profundas, —también quería ayudar a que las personas se sintieran mejor, pelear siempre deja heridas y no siempre sanan—. Mi paciente hace una mueca por su propio corte y creo que podría quejarse de que no esté siendo muy fiel a lo que estoy diciendo, pero no me refiero a términos prácticos. —Y las heridas que no sanan bien, sangran sobre otros…— susurro.
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Desireé Adragón
Me quedo pensando con detenimiento e incluso ladeo la cabeza cuando pregunta por mi familia. - Honestamente, no tengo idea. - Ya estaba acostumbrada a no saber mucho acerca de mis familiares. Toda la vida mamá se la pasó como paranoica porque siempre recibía miradas feas al caminar por el distrito así que nunca tuvimos muchos acercamientos con la familia. Yo conviví con mis primos algunas veces en la escuela, pero son mayores que yo, aunque no por mucho. Y de mis tíos no sé casi nada, a mamá no le gusta hablar de ellos. - Sé que mi mamá aprendió de mis abuelos cuando era pequeña y luego se fue al distrito 12 con uno de mis tíos. No tengo idea de a qué se dediquen. - Mientras hablo con Syv escucho cómo su paciente, que debe tener casi mi edad, empieza decirle cómo debería curarle el brazo, cosa que me causa gracia. La enfermera que vino a supervisarnos se encuentra algo lejos pero aún a la distancia siento su mirada sobre mi espalda. Entendido, menos charla y más trabajo, pero sin esas pociones no queda mucho por hacer.

Sacudo rápidamente los brazos cuando pregunta por mi mamá. No sé si le di a entender que está muerta o algo por el estilo así que me río un poco. - Vivo con ella. Teníamos algunos problemas viviendo el 12 así que cuando escuchó de este lugar nos trajo lo más rápido que pudo. - Mamá-lican fue un gran problema viviendo en el norte, pero aquí hay personas con todas las historias que te puedes imaginar así que no juzgan tanto. - Tampoco soy una luchadora, me cuesta trabajo hacer muchos encantamientos, pero creo que este es un buen lugar para mí. - Entiendo lo de sentirse útil, incluso si no puedes ayudar a pelear las batallas, puedes ayudar y procurar que los heridos se salven. La verdad es que nunca he estado en una guerra, y espero no saber en carne propia lo que implica, no sé cómo reaccionaría, pero de darse el caso sólo quiero saber que estoy lo suficiente preparada para ayudar a todos.

- Creo que eso es algo muy noble. - Le comento viendo las graciosas reacciones de su paciente. Debería saber ya que no vamos a dejar que nada le pase y que ya ha pasado la peor parte. Sonrío a Syv justo en el momento en que llega la enfermera y nos entrega las pociones. Tiene cara de pocos amigos así que de inmediato quito la sonrisa de mi rostro y le agradezco prometiendo que acabaremos pronto. - ¿Es algo a lo que quieres dedicarte? - Le comento mientras le doy a mi paciente una de las pócimas. Me mira como queriendo preguntar si en verdad debe beberla, así que asiento con la cabeza. Su herida debería sanar pronto con el ungüento y el dolor desaparecerá cuando beba la poco atractiva poción. Una vez que termino de darle las indicaciones regreso mi mirada a Syv para poder terminar de explicarme. - Es decir, ¿Quieres trabajar aquí de tiempo completo o sólo tener la habilidad de sanar? - Si antes no tenía curiosidad ahora que la tengo, después de toda esta plática siento que tenemos cosas en común y eso es algo que no encuentras a diario.
Desireé Adragón
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Si de sus abuelos lo aprendió su madre, yo diría que hay una vena marcada en su familia por este oficio, lo que me parece una buena herencia, entre muchas cosas como defectos de carácter o valores que tendemos a recibir como legado de nuestros antepasados. Por mi parte, la curiosidad sobre las personas de las que desciendo, hicieron que la figura de la familia sea relevante para mí y me empeñara en saber qué fue de cada miembro, sobre todos los hermanos que supe que tuve por parte de mi padre. En algún momento en medio de esta guerra que acaparó toda mi atención y mis esfuerzos, dejé de preguntarme tanto por las personas que eran mi origen y una extensión de mi vida, para enfocarme en quién me gustaría así. Por más que mi compañera diga que se le dio natural, quizás por herencia, quizás por hábito, dedicarse a la medicina, puedo ver en ella que también es una decisión.

¡Aaaah!— se me escapa esa exclamación cuando me aclara que vive con su madre, echémosle la culpa a todas las pérdidas que hemos venido sufriendo, es más común escuchar de ausencias y carencia de lo que debería ser. No sé qué tan bien nos haga naturalizar algo como eso. —Este es un buen lugar— hablo primero del distrito, lo mismo puedo decir del hospital. —Para aprender, también creo que estás en el lugar indicado. Alice trató de enseñarme, no todo lo que sabe, sino todo lo que soy capaz de aprender. Es muy comprensiva, deja que te equivoques, tiene confianza en personas como yo…— a quien no estoy dándole esperanzas al escucharme es al paciente que me está mirando por tener su brazo sujeto con mis dedos para seguir curándolo. —Creo que ya está— tranquilizo al paciente al devolverle su brazo en el momento que la enfermera vuelve con las pociones que le ayudaran a remitir el dolor.

Dejarle con la tarea de beber del filtro me permite hacerme a un lado para seguir hablando con Des y le contesto luego de un suspiro. —Pensaba dedicarle el tiempo que pudiera, pero reconozco mis límites en la medimagia, por mucho esfuerzo que haga en aprender, no pasaré de ser una enfermera decente en el mejor de los casos. Estoy comenzando a resignarme a que haber aprendido algunos hechizos de sanación es algo de lo que puedo estar agradecida y con esto de retomar la escuela en septiembre…— me encojo de hombros, estoy dividida en tomar la oportunidad de hacer finalmente lo que me gustaría o ceder a la necesidad que tengo de poder dar algo útil al distrito. —Estoy pensando en estudiar arte. Pero siempre me ha parecido… frívolo, en el contexto que estamos viviendo. Hay gente que me ha dicho que hay algo bueno en hacer arte, que también le aporta cosas buenas a la gente… pero no lo sé— confieso con una mueca y aunque no es algo sobre lo que volví a insistir, salvo mi única charla con Arianne, creo que se lo puedo comentar a alguien que está aquí siendo tan joven y atendiendo pacientes. —¿Alguna vez escuchaste del control emocional? Estoy pensando practicarlo, el arte tiene mucho de trabajar sobre emociones, me gustaría poder hacerlo.
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Desireé Adragón
Me causa mucha gracia su reacción ante el malentendido de mi mamá. Tal vez hice sonar todo muy pesimista o qué sé yo, pero ahora me da risa. Lo bueno es que no preguntó por mi padre porque entonces no habría sabido qué decirle. Creo que inconscientemente nunca lo menciono, ya se me ha hecho costumbre puesto que toda la vida ha sido un tema tabú en la casa. No es que me haya rendido con saber acerca de él, tengo bastante curiosidad, pero también me da miedo la respuesta que pueda obtener. Así que trato de no pensar mucho en ello. Mi mirada pasa del paciente de Syv a ella y asiento a lo que dice acerca del distrito, sí es un buen lugar con buenas personas. Su siguiente comentario me deja sin palabras y volteo a verla incrédula, ¿Personas como ella? - Confía más en ti. Que es muy difícil. Yo el otro día confundí pociones y fue un relajo. - Suelto un suspiro recordando el incidente pero enseguida me corrijo al ver la cara de susto del muchacho, creo que ya no confía en ninguna. - Pero nadie salió herido, se dieron cuenta enseguida. - Y fui demasiado, DEMASIADO, regañada.

No me preocupo mucho por salvar la situación puesto que las pociones llegan y Synnove y yo podemos relajarnos. Ya no se necesitan más nuestros servicios y sólo hay que rellenar formularios de nuevo. La escucho con atención encogiéndome de hombros cuando ella lo hace. - Suponogo que no siempre somos buenas en las cosas o no se nos dan de forma natural pero no creo que sea necesariamente malo. - Sólo tendríamos que trabajar el doble para lograrlo y supongo que después de mucho tiempo intentándolo podríamos estar al nivel esperado y desde ahí continuar. La pregunta ahora es, ¿Por qué habríamos de esforzarnos el doble? No lo entiendo bien, a mí me gusta esto y por eso no importa cuánto sufra no quiero rendirme, pero me pregunto: Si estuviera haciendo algo que sólo me cansara sin sentir satisfacción, ¿Tendría fuerza para continuar? Probablemente no.

- ¿Frívolo? - Pregunto de inmediato. - Tal vez a simple vista podrías pensar que no es igual de útil si pasara algo grave, pero la gente necesita mucho más, ¿No? - La verdad no tengo ni idea y tampoco sé si debo dar mi opinión o sólo escucharla. ¿Podría dedicarme a algo sólo por el bien común? Creo que no tengo tal grado de bondad en mí, y por ello me siento algo intimidada por Synnove. Aunque más que intimidación, creo que es admiración. - Tal vez sea egoísta mi forma de pensar, pero, ¿No deberías hacerlo si te gusta? - Hago una mueca mientras lo pienso. - Probablemente no sea así de fácil. - Pero no termino de entenderlo, supongo que en cosas así es cuando uno puede notar la diferencia de edades, ¿O es eso también una excusa mía? No lo sé, pero mientras intento descubrirlo regreso mi mirada a ella. - ¿Como cambiar las emociones de las personas? - No conozco ningún hechizo de ese tipo pero suena complicado. - ¿Entonces quieres aprenderlo mientras te dedicas al arte? - No soy una experta acerca de las emociones y tampoco sé mucho de relacionarme con personas así que sólo logro soltar un suspiro. - Suena bastante interesante, yo apenas estaba pensando acerca de qué especialidad tomar cuando cumpliera los 18. - No quiero sonar como una niña pequeña así que por algún motivo intento enderezarme y poner una expresión más relajada.
Desireé Adragón
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Todos nos confundimos con pociones alguna vez— digo en mi intención de que Des no se desaliente por los errores que pueda cometer en el hospital, pero no parece el comentario más oportuno para el oído de nuestros pacientes, que se ven alarmados una vez más. A las pociones que llegan miran con una desconfianza que la expresión ceñuda de la enfermera se encarga de disipar, ella no parece del tipo que cometa errores, se ve demasiado correcta y juzgadora hacia nosotros como para creer que pueda entender lo que ser simples mortales y además, jóvenes, lo que nos expone a la doble condición de errantes por inexperiencia. Puedo estar alentado a Des a permitirse equivocarse, si bien es cierto que siempre habrá alguien haciéndote sentir mal porque no cumpliste la expectativa, por eso agradezco esconderme detrás de los formularios siempre que se pueda.

Soy de las que creen que el trabajo puede compensar la falta de talento, que incluso el talento por sí solo, sin trabajo, no sirve de nada. Pero cuando es solo trabajo, trabajo, hay un límite al que se llega… no logras ir más allá de ese límite, por eso no se trata de cuánto puedan enseñarme, sino de cuánto puedo aprender yo— procuro explicarlo al apartarme un poco de los pacientes para continuar con la charla, con un poco de intimidad para ambas, dentro de lo que se puede en un hospital tan concurrido. Sonrío por lo que dice en defensa a la idea de arriesgarse a hacer arte también en un país que es un escenario de guerras, si algo que he logrado experimentar al salirme del círculo de personas del Capitolio que tendían más a las críticas, es finalmente encontrarme rodeada de personas con un carácter más comprensible. —¿Verdad? ¿No es lo que debería hacerse? ¿Seguir lo que nos gusta? Me echo presiones porque esto de pararme en primera fila de pelea, hace que todo el tiempo me pregunte qué más puedo hacer… es fácil sentir que no hago ni la mitad de las cosas que hacen el resto y a veces me olvido que también vivir una vida sencilla como muchas otras personas en este distrito es una opción…—. ¿Lo es? Mis amigos dirían que sí, que es una opción si quiero tomarla.

Pero no quiero, no podría quedarme quieta, necesito sentir que estoy aportando algo a toda esta pelea, y supera al deseo inicial de demostrarles que soy más que una chica del Capitolio que un día se fugó al norte, más que pagar un derecho de piso para que se me acepte como parte. —Me han explicado que es una habilidad mágica que puedes aprender, con la cual puedes ayudar a otras personas con sus emociones— hay quienes también hablan de manipulación, pero tengo mis intenciones claras y fijas. —En el hospital mismo hay muchos casos de gente que sufre pérdidas o heridas que los dañan emocionalmente, la guerra misma que estamos viviendo está dejando sus secuelas en las personas, quizás… quizás se haga difícil para algunos salir luego de esos estados oscuros y entonces podría ayudarles alguien que les permita volver a sentir… ¿alegría?— relato lo mejor que puedo el poco conocimiento que tengo en esta materia. —¿Te gustaría probarlo algún día?— pregunto, hasta ahora no encontré voluntarios o gente que quiera acompañarme en experimentar con esto. —Y cada cosa tiene su tiempo, está bien que pienses en la especialidad, también ocupo toda mi mente en su momento… pero ninguna respuesta fue la acertada, supongo que soy de las personas que tienen que seguir buscando.
Anonymous
Desireé Adragón
- Tiene bastante sentido. Tampoco creo que podría avanzar mucho si sólo fuera así, me sentiría agobiada. O simplemente perdería la motivación y ya no querría ni moverme. - No sé si soy talentosa o no, o si podré ser buena en esto, pero no importa porque estoy de acuerdo con el comentario acerca del esfuerzo y el talento. Por el momento me siento satisfecha y con ganas de seguir intentándolo, así que siento que no habrá problemas. Pero he visto a muchas personas talentosas dejar de trabajar porque creen que su don natural lo compensa todo, y al final terminan por abandonar lo que hacían sólo porque ya no ven resultados. Por el contrario también puedes encontrar a gente que al inicio no es buena o no se le da, pero trabaja tan duro para conseguirlo que el resultado final es increíble. Aunque todo converge al mismo punto: Te tiene que gustar la cosa para poder trabajar en ella.

Por algún motivo me siento aliviada cuando sonríe y habla de seguir lo que a uno le gusta así que le devuelvo la sonrisa. - Supongo que es normal, quieres ayudar a los demás. Aunque creo que aún no termino de entenderlo del todo. Decidí hacer esto porque fue algo con lo que crecí sintiéndome bien, pero no sé si lo habría hecho en el caso contrario. Es decir, si hubiera podido elegir hacer esto aquí sólo para ayudar. Creo que es eso algo noble. - Pero no soy tan altruista. Me siento un poco mal porque mis motivos para hacer esto son un poco diferentes. Si bien me gusta sentirme útil y ayudar, no creo que lo haga con la idea de aportar manos si explota una guerra. O no lo sé. Nunca he estado en una y no sé qué sentiría al respecto. Lo único que sé es que conforme paso más tiempo en el distrito me siento más cómoda alrededor de las personas. Como si realmente perteneciera aquí. ¿Acaso ese sentimiento me haría decidir arrojar las manos al fuego si pasa algo malo? Puede ser. De todas formas si hubieran heridos ayudaría pero no sé si elegiría esto sobre alguna otra cosa por esa razón.

Redondeo mi boca formando una "O" cuando me explica sobre el control emocional y la escucho con atención. - ¿Entonces es como una terapia? - Una terapia mucho más rápida probablemente. Me causa curiosidad. - Eso suena bastante útil. - Una sonrisa se asoma por mis labios. - Creo que a veces las personas se centran en la salud física y también está la salud emocional, suena a algo que podría ayudar a muchos pacientes. - Que tener paz mental es muy importante aunque siempre se de por sentado. Me le quedo mirando cuando me pregunta si quisiera probarlo, un tanto dudativa. Pero al final me gana la curiosidad. - Sería interesante probarlo. Tú sólo dime cuando. - Por algún motivo me siento un poco contenta, más cuando trata de tranquilizar mis ansias por la especialidad a elegir. - Supongo que tengo que pensarlo más, cuando estaba en el Royal estaba pensando tomar ciencias, pero igual me llama la atención aprender sobre criaturas mágicas. - Tal vez aprendería algo útil en cuanto a licántropos y sería de más apoyo para mi madre. Aunque eso del control emocional igual suena interesante. Lo que me hace recordar que aunque nos veamos en el hospital no hay forma de contactarnos. Así que tomo un post-it del mostrador y anoto mi número. - Por cierto este es mi número, así puedes llamarme cuando quieras practicar. - Porque tampoco es que tenga mucho que hacer además de la escuela y el hospital. - ¿Ya sabes cómo funciona? -
Desireé Adragón
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Invitado
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Puesto que todas las cosas que he probado hasta el momento, puedo decir que mi vocación por la pintura es lo que sigue tirando más fuerte, nunca me cansaré de estas charlas sobre el talento, el trabajo y la motivación que cada persona encuentra para hacer lo que hace. —Quizás sea noble hacer algo para ayudar— sonrío con timidez, —pero las buenas intenciones nunca bastan. Lo pienso cada vez que me encuentro con un límite que no puedo pasar, alguna cosa que olvidé que ya me lo explicaron un montón de veces o un error que nunca es grave porque lo remedia alguien más…— sigo explicando, —al final lo que creo que importa es que cada persona encuentre su lugar, ese que va acorde a su entusiasmo y capacidades.

Ni que fuera tan fácil, ¡ja! Menos con la edad que tenemos, cuando la vida parece tan larga por delante, toda decisión debe hacerse pensando en que quizás no dure, pero ojalá que sí. ¡Tanta ansiedad por tantas cosas! Sonrío cuando compara al control emocional con terapia, me lo pienso por un momento y asiento con la cabeza. —Supongo que podría ser tomado como algo así, ¿un grupo de ayuda, quizá? En el que te apoyas en otras personas para sentirte más fuerte— sugiero. Tal vez debería comentarlo con mi tío, si es que vuelve en algún momento a sacudir el polvo de su casa, que debido a su trabajo en el ministerio como inefable, además de psicomago, creo que tomó como más conveniente salirse de este distrito con rebeldes que pudiera perjudicarle el trabajo. —Hay muchas, muchas personas que afrontar perdidas todos los días, sobre todo en el norte. Estamos aquí, en este distrito, proponiendo hacer las cosas de un modo distinto, ¿pero cómo lo haremos si la gente está lastimada por dentro? Las personas actúan de acuerdo a las heridas con las que cargan, así que es muy importante sanarlas— trato de hacerle entender como yo lo veo.

Recibo el papel con su número con una sonrisa más amplia, lo sacudo en el aire para pedir la palabra cuando lo que dice me recuerda a alguien. —¡Ya sé! ¿Por qué no hablas con Colin Weynart? Ya tienes a Alice si necesitas orientación para elegir ciencias, pero él fue cazador del ministerio una vez, sabe de criaturas mágicas y ahora ya no las caza, me dijeron que estaba cuidando a los animales de lo que era el zoológico, quizás lo hagan reserva algún día — otra vez estoy parloteando, —si quieres, algún día te acompaño a hablar con él. Lo único que te pediré es que… no dejes que me entusiasme, ya veo que abandono la medicina porque se me ocurre iniciar una cruzada para salvar kneazles callejeros— ruedo los ojos, que me conozco.
Anonymous
Desireé Adragón
- A mí igual me gusta pensar que cada quien tiene su lugar. - No puedo decir con toda seguridad que el mío es en un hospital, me agrada creer que sí, pero quién sabe dónde me encuentre en diez años en el futuro, o incluso en veinte. Suelto un suspiro, cuando vivía en el norte no le daba importancia a pensar en este tipo de cosas, sólo quería lograr hacer algo que fuera útil, pero ahora es diferente. Siento que por fin tengo más libertad de escoger qué hacer, lo que sea que eso es. Por un lado me parece que aún tengo tiempo, pero no quiero confiarme y terminar eligiendo de último momento una de las decisiones más importantes. Que supongo que puedo equivocarme y cambiar de opinión... Creo. Como quiera, apenas voy a cumplir diecisiete años.

- Eso suena genial. Cuando vivía en el distrito 12 me tocó ver a mucha gente como mencionas, es muy difícil ser parte de los distritos del norte. Eso será algo beneficioso. - Me guardo un "me gustaría ayudarte en lo que pueda, por favor" y escondo un poco mi emoción detrás de una sonrisa. No tiene nada de malo pero me siento un poco avergonzada actuando así. Me motiva la idea que tiene, en parte porque puedo empatizar con ella, fue muy duro vivir en el 12 y me tocó ver a demasiadas personas sufrir, incluyendo a mi madre. Seguramente yo también guardo algunas cicatrices de las que no me he dado cuenta o a las que he decidido ignorar, no podría decirlo, pero hacer ese tipo de "terapia" no suena tan mal viniendo de las palabras de Syv.

Sonrío cuando toma mi número sintiéndome por algún motivo satisfecha conmigo misma. Tal vez mamá tenía razón e intentar socializar más no es tan malo como creía. La escucho con atención y alzo una ceja. ¿Cazador? No puedo juzgar a nadie que viva aquí porque probablemente es otra persona que vino a iniciar de cero, pero teniendo una madre licántropo me causa un poco de miedo. Sé que repudiaron a los lican pero no tengo idea de qué hacían con los que se rebelaban, aunque ya no sea así.  De todas formas, podría ser buena idea. - ¿Colin Weynart? Eso puede ser útil, oh aunque, ¿Crees que quiera hablar conmigo? - Que no imagino a cualquier persona que interrumpa sus actividades para ayudar con la orientación vocacional de una adolescente. Igualmente sonrío por su entusiasmo para ayudarme e incluso termino riendo. - Vale, aceptaré esa oferta. - De algún modo me siento feliz. - Tenemos un trato, yo seré voluntaria cuando quieras empezar lo del control emocional y tú me acompañas con Colin Weynart. -
Desireé Adragón
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We'll survive this | Syv IqWaPzg
Invitado
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Si bien nadie me ha dicho abiertamente que el control emocional sería una pérdida de tiempo, si valoro mucho que en su momento Arianne supo darme consejos muy precisos sobre la práctica de este habilidad, y contar con alguien que se anime a probarlo, además de que Alice también me había dicho que era útil a su manera, terminan por decidirme a que tal vez lo de querer ayudar a otros pueda pasar por maneras impensadas, no necesariamente en espacios físicos precisos. No me arrepiento de nada, ¡eso nunca! Después de todo, fueron paradas necesarias para ir dando forma a esta idea en mi mente y a que encare el arte de un modo más ¿valiente? —Tendré que hablar con Alice, así el resto de las vacaciones puedo dedicarlas a aprender al menos la teoría y te avisaré para probar la práctica, ¿y quién sabe? Quizás termine por interesarte también— y su propio abanico de posibilidades se vaya ampliando más, no para dejar de lado lo que ya tiene por seguro, sí para seguir considerando otras, ahora que por vivir en este distrito, de a poco podemos empezar a ver oportunidades en todo.

Eeh… ¡seguro que sí!— intento cubrir mi vacilación con esa exclamación que muestre seguridad, porque algo había escuchado de que era retraído, pero lo he visto hablando con más de uno y un par de líderes, como para creer que sea un ermitaño. Tal vez alguien que se mantiene un paso atrás de todo, al margen, pero no se esconde de nosotros. ¿No? Sería muy gracioso de todos modos que alguien tan grande huyera de un par como nosotras que somos novicias de la salud, nos falta el hábito y unir las manos en capilla. Es broma. ¡Pero que somos inofensivas! —Hecho, es un trato— sonrío al tender mi mano hacia ella con mi dedo meñique en alto para sellar este acuerdo con un apretón de meñiques. —Y ahora…— digo al separarme y con mis formularios bien apretados contra mi pecho, —creo que iré a tener una muy necesaria e interesante charla con Alice— tuerzo mi sonrisa en una mueca, pero lo último que creo es que mi jefa pueda reprocharme algo, como mucho me volverá a explicar la diferencia entre venas y arterias y ambas acabaremos resignándonos, para bien, que quizás es momento de seguir adelante, no por otro rumbo, sino como una continuación de este, hacia algo distinto.
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