The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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James G. Byrne
Fugitivo
Está más que claro que Mimi se enojaría conmigo si pudiera verme ahora mismo, pero no es como que tiene que enterarse. Tengo entendido que está ocupada en una reunión en la alcaldía, así que eso significa que este sector de las cámaras de seguridad se encuentra a mi cargo por un buen rato y, seamos sinceros, no es una de las actividades más entretenidas dentro de todas las que ocupan mi horario. Paso todas las mañanas en el bendito curso y mis tardes se dividen entre aprender sobre los sistemas de seguridad y servir café, así que me merezco un mínimo de distracción. ¿Y qué tiene de malo el haberle dicho a Sam que venga conmigo? Sé que no es un sector de descanso, pero necesito terminar un trabajo, como no tengo tiempo, hacerlo de a dos en medio de mi turno de vigilancia me parece incluso lógico. Lo que es un abuso es el haber colado un paquete de snacks, pero de eso Mimi no tiene que enterarse.

Y si miras por esa cámara, puedes seguir el camino de la avenida principal hasta llegar al parque — le explico, metiéndome una papa frita en la boca, que retumba con un eco escandaloso y que acabaría por delatarme — Como verás, puede ser un trabajo de lo más divertido o aburrido, depende la ocasión. Estoy seguro de que los chismosos adorarían estar en mi lugar — me limpio los dedos contra la camiseta, esa que pronto se ensucia de aceite y sal, pero todos sabemos aquí que es mejor sacrificar algo de ropa en lugar de los teclados. Bajo los pies del tablero, lamentándome de no tener absolutamente nada para beber, que mis labios empiezan a sentirse demasiado salados para mi gusto — Y en esta computadora… Aquí sucede la magia. Se encuentran todos los códigos para activar ciertos campos de fuerza en las zonas más remotas del distrito. Sumando los hechizos… Somos casi impenetrables — ¿Debería estar diciendo esto? Posiblemente no, pero… ¡Es Sam!

Toqueteo el teclado, ese que cada vez aprendo a manejar con mucha más facilidad para ser alguien que jamás ha tenido acceso a tecnología como dios manda. Todavía me cuesta acostumbrarme a la idea de tener un celular propio, pero en este sitio hasta puedo tomar mi trabajo como algo que, poco a poco, se me va haciendo natural. Como la idea de haber empezado a estudiar...O el tener un hermano que sea más que un fantasma del pasado — ¿Ya sabes qué especialidad vas a elegir en la academia? — pregunto de pura curiosidad, con los ojos puestos en la pantalla — Yo aún estoy indeciso. Creo que en artes me iría bien, pero podría aplicar unas cuantas cosas de ciencias en este trabajo. ¿Quién sabe? En un futuro puedo hacer algo con todo esto… O acabo siendo creador de videojuegos — soñar no cuesta nada.
James G. Byrne
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Invitado
Invitado
Me inclino sobre el tablero hasta casi pegar la nariz a la pantalla mientras veo lo que me dice pues la definición es fantástica y lo mejor... Totalmente humana - El que sea divertido o aburrido depende de quien esté del otro lado, supongo - digo con una sonrisa mientras estiro la mano para robar algunas de sus papas. Soy la clase de persona que se pone a bailar en frente de esas cámaras sin saber quién está del otro lado - ¿Me has visto alguna vez haciendo algo extraño? - pregunto a Jim con el ceño fruncido - Creo que hace unos días pasé frente a una en la calle de la academia y camine como pato... - explico recordando el momento con una mueca.

La segunda parte no me agrada mucho pues habla de cómo el distrito es impenetrable gracias a las barreras mágicas, pero no puedo demostrarlo así que solo lanzo una exclamación que sale más falsa que mi cabello cuando lo teñí de rubio - Pues a mí me parecen más genial los campos de fuerza - confieso al final encogiéndome de hombros - Podríamos solo con eso ¿Verdad? Odio pensar que necesitamos de los magos para mantenernos a salvo o que nuestras vidas sean más sencillas - sigo dejándome caer en la silla libre, la cual desgraciadamente tiene rueditas así que tengo que moverme desesperadamente para poder mantener el equilibrio mientras se mueve.

Vuelvo al lugar de antes arrastrándome con la silla y apoyo mis codos sobre uno de los rincones libres de teclados para poder apoyar mi rostro en mis manos y así seguir viendo las pantallas que parecen mucho más interesantes que la tarea que deberíamos estar haciendo - Si te gusta el trabajo no veo por qué no puedas hacer algo que te ayude a ser mejor en él - respondo pensativa ¿Entonces yo que debería ser? ¿Ingeniera agroquímica? - Bueno... Los números son menos confuso que las palabras, pero no me veo a mí misma haciendo eso por siempre - empiezo a responder respecto a mi propio futuro - Al menos sabes que serías feliz creando videojuegos, ve por ello, yo en cambio no sé ni para lo que soy buena ni lo que quiero hacer.
Anonymous
James G. Byrne
Fugitivo
Lo tengo que meditar un momento, porque no recuerdo haber visto absolutamente nada raro de su parte, aunque no puedo prometer que mis compañeros no lo hayan hecho — No tienes que preocuparte por mí, no me importa cuando las personas hacen ridiculeces. Ahora, lo más importante: ¿Por qué estabas caminando como pato frente a la academia? — hasta me muestro divertido, arqueando las cejas con incredulidad. Sam, siempre tan peculiar, tal y como ese grito que acaba de soltar que provoca que me rasque la oreja — No lo sé… — admito — El problema es que nuestros enemigos son magos. Si ellos pueden hacer magia que supere nuestra tecnología, estamos jodidos. Lo más importante es saber cómo utilizar sus recursos en su contra — Andrew solía decir que los magos acabarían cavando su propia tumba y, por mucho que a veces la culpa se me hunda en alguna parte del cuerpo, deseo que sea cierto. Hablo principalmente por el gobierno, muchos de mis amigos hacen magia y no tengo intenciones de que mueran.

Ladeo el rostro para poder ver cómo se acomoda a mi lado. Sam es pálida, pero las luces que se reflejan gracias a los monitores la hacen ver como un fantasma y sus rasgos se afinan con cada línea de expresión. Si así se ve ella, yo debo verme como un cadáver — Estoy seguro de que debe existir algo que te guste lo suficiente como para ir por ello en cuanto tengas la oportunidad — aseguro en tono tranquilizador — Y si no lo tienes, aún hay tiempo. Somos jóvenes y ya sabes lo que dicen sobre nosotros. “¡Tienen toda la vida por delante!— uso una de mis manos para exagerar un ademán dramático, tratando de imitar la voz de mi jefa en la cafetería, la señora Roddan. Obvio que esas personas suelen obviar la parte de que estamos en guerra y que en cualquier momento podemos dejar de respirar, pero ese es otro tema.

Le ofrezco el paquete de papas para que coma con libertad y recargo mi codo en la consola, así puedo enfrentarla, que sé que estas cosas es mejor hacerlas cara a cara — Creo que lo más importante es probar. ¿Tienes idea de todas las cosas que he hecho desde que llegamos aquí? He sido agricultor, recolector, paseé los perros de mi vecino, ahora sirvo café y trabajo aquí. Además, tengo una amiga que me está enseñando de pintura, fotografía, a leer de corrido… — ya he dejado de balbucear las palabras como un niño de cinco años, lo cual es considerado un enorme avance. No me preocupo de tener las manos llenas de sal cuando dejo caer la diestra sobre su hombro, dándole un apretón y una sonrisa de labios prensados — Estarás genial, Sam. Cuando menos nos demos cuenta, esta guerrá habrá terminado y tendremos la oportunidad de hacer lo que queramos, donde queramos. Sé que en el consejo están trabajando arduamente para que eso suceda, por algo nos metimos en el ministerio. No sé qué es lo que planean, pero confío en que va a funcionar — es la única opción que me queda.
James G. Byrne
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Invitado
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La pregunta es ¿Por qué no debería caminar como pato frente a la academia? - Porque era temprano y seguramente había un guardia sentado aquí mismo odiando el lunes por la mañana... Si le saqué una sonrisa, misión cumplida - respondo honestamente encogiéndome de hombros. Las cámaras de seguridad me tientan demasiado como para no hacer alguna tontería frente a ellas... Aunque debo admitir que la definición es mucho mejor de lo que esperaba así que quizás algún día termine cruzándome en el mercado con algún fan de mis monerías, probablemente lo reconozca por las risas formándose a mi espalda.

Tiene razón pero eso no hace que me guste más la idea. Si vamos a vencerlos me gustaría hacerlo con mis propias manos y al final decirles "¡En sus caras, idiotas!". Seguramente se sentirían terrible por ser derrotados por criaturas inferiores como ellos creen que somos - La tecnología no mágica puede ser mucho más destructiva que la suya, solo que no hemos tenido la oportunidad de desarrollarla como corresponde - digo encogiéndome de hombros nuevamente, aunque con una carga en mis palabras completamente distinta. ¿Hola? ¿Bomba nuclear?

Suspiro y dejo caer mis hombros esperando que tenga razón con eso... Es que vivir en unas cuevas todo este tiempo no me dio exactamente oportunidades de descubrir qué quiero hacer con mi vida - Toda la vida por delante si es que no nos atrapan, nos ponen falda y nos tiran al coliseo - digo con una mueca. No creo ser capaz de quitar una vida para sobrevivir ¿Por qué la mía valdría más que la de otro que también está en esa situación horrible?

Giro en la silla al igual que él para ponernos frente a frente pero me paso de fuerza y termino quedando de espaldas, genial, estas sillas giratorias me odian. Mientras habla me ayudo con los pies para volver hacia él y asiento lo más seria que puedo - Ganemos o perdamos da miedo - digo con una mueca - Si perdemos tenemos que seguir viviendo como porquería en el mundo - ahora no tanto pero hasta hace unos meses no podía considerarse vida siquiera - Y si ganamos... Tenemos que salir a la vida cotidiana, buscar trabajos estables y... Al menos no tengo padres que exijan nietos - comento con una mueca de asco.

Pero eso no es lo importante de la conversación, sino lo que dice al vuelo y yo capto fingiendo no darle importancia. Sí, ellos se metieron en el ministerio pero yo me metí en un tren en marcha a robar armas para una causa completamente distinta de la que ellos no tienen idea - Ya que la magia se vence con magia... ¿Por qué no dejas que ellos lo hagan lo suyo y ya? Podrías intentar algo más... no mágico - tanteo el terreno analizando su expresión con cuidado.
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James G. Byrne
Fugitivo
¿Y qué quieres hacer? ¿Desarrollar un montón de tecnología muggle para echar el gobierno abajo? Creo que no es el mensaje que el consejo está tratando de dar… — es una respuesta cautelosa, porque no estoy muy seguro de ser la persona indicada para hablar del tema. Si se han unido para trabajar como un grupo de diferentes razas, rechazar la magia sería dar impresiones erradas. Se me escapa el poner una expresión sombría, aún me cuesta digerir la idea de ese lugar y acabo por rascarme detrás de una oreja en un gesto ciertamente nervioso — No vamos a acabar en el coliseo, Sam — suena a que se lo estoy prometiendo, cuando es en realidad una negativa contra un recuerdo que prefiero dejar al fondo de mi consciencia. Sé que no estaría aquí si no fuera porque Drew murió como lo hizo, me aferré a las primeras manos amigas que me tendieron, pero no deja de ser una memoria angustiante.

Al menos, ella me entretiene lo suficiente como para reírme con desgano al ver como gira de un lado al otro en la silla. Hago un amague a tomar su respaldo para ayudarle a encontrar el rumbo, pero mi intento queda en el aire cuando veo que ha podido solucionarlo sola — No creo estar vivo si perdemos… — declaro, no tengo intenciones de sonar fatalista, sino lo más realista posible — Y en cuanto a lo otro... ¿Qué tiene de malo? ¿No estamos luchando por tener el derecho a acceder a todas esas cosas? Excepto por la parte de tener hijos. No tengo la más mínima intención de reproducirme — aunque ahora que lo digo, me doy cuenta de que jamás lo he pensado en realidad, en especial porque no tenía la opción de elegir si quería tenerlos o no. Si lo medito un poco, puedo notar que me es imposible el verme como padre, ni siquiera me creo merecedor de ese tipo de afecto. ¿Quién carajo querría tener un hijo conmigo, empezando por ahí? Seré el tío simpático y posiblemente borracho, creo que ese papel me va mejor.

Parpadeo, porque no me esperaba esa pregunta y me siento fuera de onda. Creo que debo verme un poco idiota, porque me tardo un poco en contestar y hasta me relamo los labios varias veces — ¿De qué estás hablando? — acabo por darme por vencido, que no capto absolutamente nada de esto al vuelo — Vine aquí para ayudar… ¿No? Y tampoco sé hacer mucho, Sam. Cuando me escapé de la isla y llegué al norte, lo único que estaba haciendo era buscar a alguien que me dé una mano, porque quería hacer lo que fuese por ayudar a derrocar al gobierno. Esta fue la mejor opción que encontré. La otra era quedarme con los borrachos de una taberna en el doce — por la cara que le pongo, está claro que no había chance de que esa fuese mi elección — No sé cómo sucedió, pero son mis amigos, así que puedo ser un apoyo. ¿O tú qué sugieres que haga? — y es una pregunta verdadera, que no tengo idea de cómo lo ven otras personas que estuvieron en una situación similar a la mía.
James G. Byrne
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Invitado
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Frunzo pues me parece un poco contradictorio, somos nosotros los que debemos adaptarnos a la magia una y otra vez ¿Por qué no intentan algo muggle en lo que podamos participar o ayudar? Trabajar con el consejo es esperar a que armen un plan e ir detrás de ellos como los que van sosteniendo la bandera detrás de un desfile... O como el que ponen contra la red en un partido de voleyball. Pero no digo nada al respecto pues es meterme en una conversación en la que no dispongo de todo el material para sostener... Sé algunas cosas, sobre todo lo que escucha Denya, pero de primera mano no me meto en lo que hacen, incluso podría decirse que estoy más enterada de lo que ocurre del otro lado en el que ya ni siquiera vivo.

- Eso no lo sabes - digo con una mueca triste. Y no solo puedo ser yo, sino que mi hermana o mi sobrino... Porque sé que Denya se sacrificaría para que Izzy y yo estuviésemos bien ¿Y cómo seguiría adelante después de eso? ¿Cómo podría transmitirle pensamientos positivos sobre el mundo a mi sobrino cargada de odio y sed de venganza? Porque sé que no lo parezco, pero podría ponerme a montar un plan violento si algo le pasara a Den, todos tenemos un límite.

Le doy un golpecito en el hombro para que levante un poco el ánimo pues no quiero pensar en una derrota en la que todos morimos y ya no hay mañana... No, quiero creer que si caemos podremos levantarnos de nuevo, idear un nuevo plan y seguir luchando - No sé lo que es vivir sin guerra - le digo mostrando las palmas de mis manos para que vea el sudor, me pone nerviosa el solo pensarlo - Lo imagino, sí... Pero quizás mis expectativas están muy altas o completamente erróneas - lo que conozco lo sé porque Den me lo ha contado y sus ojos son muy distintos a los míos.

Aguardo una respuesta en silencio, bastante ansiosa pues se toma su tiempo. Pero al final habla y escucho su historia, una que no había pensado pues a veces se me olvida que no todos tienen la suerte de siempre haberse visto rodeados por los suyos. Me seco el sudor de la mano contra el pantalón y se la tiendo para que la tome, es algo simbólico pero creo que da una idea de lo que quiero decir sin tener que ponerlo en palabras... Sobre todo porque no sé si tengo derecho a invitar a alguien y porque no quiero abrir la boca y meter la pata, luego preguntaré, seguiré tanteando el terreno y quizás luego pueda hacer una oferta un poco menos cobarde y ambigua como lo es ésta - De momento deberíamos hacer la tarea - sugiero intentando sonreír, pero solo me sale una mueca extraña - O decidirnos oficialmente a no hacerla y entretenernos con algo más... Opto por ésto último.
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James G. Byrne
Fugitivo
No está mal el tener expectativas altas, al menos te mantienen en movimiento — si ella tiene en lo que creer, es suficiente. Creo que eso es una parte fundamental de la vida, el encontrar una zanahoria a la cual perseguir. Por mucho tiempo no lo tuve. Es difícil el creer que tienes un futuro por el cual pelear cuando creces en un mercado oscuro y, a decir verdad, sospecho que jamás habría mirado más allá si no fuese porque Andrew me dijo que había otras opciones, que mi vida debería ser tan valiosa como la del resto. Jamás vi a los magos como mis iguales y hoy incluso me cuesta mucho, porque no me olvido todas las cosas que sus varitas me hicieron en el pasado. Pero… ¿No estoy mejor ahora que antes? ¿No mezclamos nuestras ideas para crear algo superior?

Lo que no me espero es encontrarme con que me tiende la mano, clavo los ojos en sus dedos y, aunque dudo por un instante, la tomo. Enrosco nuestro agarre para hacerlo firme y prenso los labios, esos que acabo curvando hacia un lado en una sonrisa que busca ser compañera, agradecido por un gesto tan simple que se siente demasiado bien. ¿No es así cómo deberían funcionar las cosas? — Me gusta como piensas, Sam — coincido con el tono serio que utilizan los profesores o Mimi cuando se quieren poner como ejemplo, aceptando las ideas de los demás que creen mucho más correctas para el trabajo — La tarea puede esperar, en especial porque tu cara me dice que no tienes muchos ánimos como para seguir trabajando — no soy un experto en leer a las personas, pero puedo decir que ella se ve bastante obvia para mí.

Me acomodo en la silla, así apoyo los codos en mis rodillas e inclino el torso hacia delante. Me deja más cerca, sí, pero puedo concentrarme en separar sus dedos con los míos y juguetear con el agarre, como si fuera el mayor entretenimiento dentro del planeta — ¿Qué es lo que te preocupa? Sabes que puedes ser honesta conmigo — es una pena que no pueda dejar mi puesto, porque esto parece una emergencia nivel más comida, una película y quizá una cerveza — Y si no quieres hablar, podemos simplemente no hacerlo. Y mirarnos las caras… así — levanto el rostro para poder mirar a sus ojos, pero los míos los pongo bizcos. Dura hasta que no lo soporto más y rompo la postura con una risa — Lamento no haberte citado en un sitio más divertido. Últimamente hago tantas cosas que no tengo tiempo para nada y lo único que quiero hacer es dormir — entre la escuela, los dos trabajos y mis clases particulares con Meerah… Ni siquiera sé cómo me mantengo de pie.
James G. Byrne
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Invitado
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Le devuelvo la sonrisa esperando que en alguna parte de su cabeza esté rondando la posibilidad de que es señal de algo más, no solo una mano de una chica que busca un aliado, sino una puerta a todo un nuevo movimiento del que probablemente no tiene idea. Sé que es una posibilidad remota, porque sus amigos están aquí, pero ¿Quién sabe? Las personas nos sorprenden. Ahora mismo estoy viviendo aquí y haciendo amistades con ellos siendo que viví casi toda mi vida en una cueva con personas completamente diferentes... Algunos más agradables que otros, personas que extraño y otras que agradezco ya no tener que ver todos los días.

Hago una mueca cuando se pone a juguetear con mi mano pero no digo nada, solo lo observo extrañada - ¿Hay una sola en el planeta que prefiera hacer la tarea a otra cosa? - pregunto mientras tanto. De todas formas no quieren que fracasemos así que nos darán una y otra oportunidad hasta que eventualmente alcancemos los créditos suficientes para anotarnos en algún curso superior y poder comenzar una carrera ¿Pero cuál?

- Creo que me conoces lo suficiente para saber que no puedo quedarme callada - respondo soltando la mano para empujar su rostro juguetonamene - Lo que me preocupa... Veamos... Quiero poder ser la camponea del Grand Prix de Neopanem, pero me preocupa que me lancen un bombarda en el camino y no poder terminar la carrera - empiezo a divagar alzando el dedo índice como si estuviese enumerando cosas, de hecho voy a hacerlo - Me preocupa que cada vez que alguien me vea esforzándome físicamente se acerque con cara de pena y me ofrezca su varita para aligerar la carga - Ha pasado un millón de veces desde que estoy aquí - Y me preocupa pasar de ser una posible esclava a una posible mascota... Con comida y una cama bonita pero sin verdaderas responsabilides, solo debo estar ahí y divertir a los dueños - comparto con el ceño fruncido, creo que he dicho demasiado ya.

- Y la próxima me puedes invitar a dormir la siesta, es reconfortante hacerlo con alguien... A veces me acuesto con Izzy.
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James G. Byrne
Fugitivo
Se me escapa una risita estúpida en lo que me veo siendo empujado para atrás, sacudo la cara como si de esa manera pudiese zafarme de su mano y aún mantengo la nariz arrugada con diversión cuando empiezo a comprender un poco qué es lo que está queriendo decir. No es la primera vez que escucho palabras similares, hubo cientos de esclavos en el mercado que fueron insistentes con la idea de que los magos jamás nos verían como sus iguales y aquellos que trataban a los muggles con algo más de misericordia, no eran más que personas que buscaban dar limosnas. Paso la lengua por delante de mis dientes en lo que intento imaginar a mis amigos de esa manera y creo que son honestos, que no se están colocando una bandera blanca en la espalda. Quiero decir… ¿Han visto a Hero mirando a Sage? Esa expresión de estúpido primer amor no puede ser fingida — Si te sirve de consuelo, yo no creo que seas una mascota — sé que no, no servirá de mucho, pero es todo lo que tengo porque estamos en igualdad de condiciones — ¿Tienes miedo de nunca hacerte un hueco? ¿Es eso? — es comprensible, pero aún así me froto el mentón con un gesto obvio de no saber muy bien qué decir — Sam, no nos conocemos hace mucho, pero creo que eres explosiva sin la necesidad de una varita. Podrías hacer cualquier cosa y mucho mejor que muchos magos que conozco. ¿Por qué habría de preocuparte lo que ellos piensan de ti? Quiero decir… Ya se ha demostrado que casi nunca tienen la razón — le sonrío un poco, que creo que va a comprender de qué hablo. Neopanem no sería lo que es si los magos a cargo no hubieran permitido transformar una revolución en un asunto de venganza.

Oh… ¿Ahora me estás invitando a tu cama? No creí que serías tan directa — me mofo a modo de broma, le pico el costado para subrayar que no estoy hablando en serio — ¿Quieres…? Me encantaría decirte que puedo dejar el puesto e ir contigo al parque, pero la responsabilidad de hombre maduro me dice que tengo que quedarme aquí. Y al menos que quieras dormir la siesta en el suelo, no le veo lo tentador, al menos que quieras terminar con una contractura — aún así, caigo en la tontera de girarme en busca de algo que pudiese funcionar como colchón, más no tengo ningún abrigo o manta conmigo. Pequeñas desventajas de encontrarnos en verano — ¿Sabes una cosa? — es un pensamiento que viene a mí de manera repentina, pero sé que tiene que ver con lo que venimos hablando. Aún así, bajo un poco la voz — Cuando era niño y estaba en el mercado, soñaba todos los días con que alguien vendría a buscarme. Ya sabes, mis padres o alguien así, cuando sabía muy bien que jamás lo harían porque ellos no… Bueno, no estaban vivos, para empezar. Y empecé a odiar cada cosa que tuviera que ver con los magos, con las varitas que usaban para querer lastimarnos y, aún así, me creía todo lo que ellos decían de mí, de toda la basura que podía llegar a ser — con la mueca que transformo en una sonrisa de disculpa, vuelvo los ojos hacia ella — Pero he aprendido algo muy importante, Sam. No somos lo que nadie dice. Ni nosotros ni ellos. Somos lo que hacemos y lo que demostramos valer y eso, de alguna manera y para un niño que nunca tuvo nada, es muy reconfortante.
James G. Byrne
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Invitado
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Hago una mueca pues su aprobación es lo mínimo que podía esperar, si yo soy una mascota quiere decir que él también lo es... Un perro guardián, por eso lo ponen a ver las cámaras - Cuidado, Samantha suelta - digo con tono canturrón y una sonrisa de lado. Mierda que hace mucho que no decía mi nombre completo en voz alta - No, lo que me da miedo es poder hacerme un hueco y quedarme allí... No quiero un hueco, quiero un terreno amplio por donde correr y moverme en todas direcciones - corrijo pensativa, el hueco ya nos lo hemos hecho por estar viviendo aquí, creo.

Lleno mis pulmones de aire y lo retengo en lo que duran sus palabras de ánimo. No lo tenía como una tarjeta de felicitaciones, pero lo es y eso me hace sonreír - Gracias - solo digo sin estar segura de qué más decir. Es difícil explicárselo sin la parte de "Lo digo porque formo parte de una agrupación de muggles que están luchando su propia pelea y allí somos todos iguales" - Bueno, yo tampoco suelo tener la razón en muchas cosas... Para eso está mi hermana - confieso con una sonrisa de lado - ¿Debo subirte el ánimo a tí también? Porque no se me ocurren palabras bonitas... Solo... ¡Bien, hecho, Jim! - lo intento dándole unas palmadas en el hombro. Pero de verdad, lo agradezco.

- La siesta se duerme en el sofá, no en la cama - respondo la broma sacándole la lengua rápidamente - No te preocupes, he dormido en sitios peores que en el suelo - y de todas formas puedo quedarme sentada en la silla, solo con los brazos entrecruzados en el tablero y la cabeza apoyada allí. De hecho lo hago, solo que mantengo los ojos abiertos pues parece tener algo más que decir.

Solo asiento en silencio pensando en lo que dice y creo que puedo vivir con mis acciones ¿Soy una no maga que sale por las noches a enfrentar las fuerzas del mal con un grupo de psicópatas? Sí, y de momento estoy conforme con eso. Pero también soy una alumna del distrito nueve que está charlando con un amigo mientras cuidan el trasero de los magos por las cámaras de seguridad... Parece contradictorio pero no creo que sean excluyentes el uno del otro - Lamento que hayas tenido que ir al mercado... Ser una niña asustada en el exterior no fue lindo pero al menos tenía alguien que me tranquilice todas las noches - comparto clavando mis ojos en la pared - Pero ya terminó ¿No? No somos esos niños.
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James G. Byrne
Fugitivo
Le sonrío con cierta comprensión en los ojos, que creo entender lo que es el pensar que otras personas que admiramos sepan mucho más que nosotros. Se me escapa una risita en lo que me sacudo la parte frontal de mi camiseta, esa que sé que está mucho más limpia que la ropa que solía usar en el pasado — No hace falta pero, si quieres, puedes tirarme flores. Nunca viene mal que te suban el ego — bromeo, que a estas alturas no estoy seguro de necesitarlo. No es que sea la persona más confianzuda del planeta, pero creo saber reconocer dónde se encuentra mi valía. Hasta tengo el descaro de tratar de atrapar su lengua con dos dedos cuando la saca, cosa que queda en un amague que se cierra en el aire — Sí, sé lo que se siente — he pasado años tirado en la piedra fría, húmeda y sucia del mercado. Este suelo hasta parece el sitio perfecto si lo comparamos con ello, pero creo que me he acostumbrado demasiado a la comodidad de las camas.

Me encojo de hombros, porque no es su culpa ni tampoco la mía el que hayamos terminado en lugares como aquellos. Puedo hacer una lista de culpables, la repaso bastante seguido. Hay una línea muy larga en la historia que habla de cómo los muggles suprimieron a los magos, pero si tengo que señalar a alguien, diría que los Black manejaron todo el asunto para la mierda, consiguiendo el odio de la comunidad mágica que los bajó de un hondazo. Y después estaba Jamie Niniadis con su grupo de fanáticos. Todos muertos, ninguno por causas naturales — No… No somos esos niños — murmuro — Al menos, casi nunca. ¿A veces no sigues teniendo esos miedos? ¿No crees que vuelves a ser esa niña por unos minutos cuando algo te asusta o no tienes idea de lo que sucederá con todo lo que hemos conseguido? — porque siempre está el miedo infantil de perderlo todo, de regresar al punto de partida o de simplemente no volver a ninguna parte.

Me encuentro abrazándome a mí mismo, lo cual no es muy difícil porque sigo siendo tan delgado como antes, tanto como para sujetarme con facilidad en lo que me hundo en el asiento. Ahora mismo, hasta me gustaría tener un sofá, sería más cómodo para sentirme tan vacío — ¿Sabes? He considerado que quizá sirva como abogado defensor de muggles en el futuro. ¿Qué mejor que discutir por horas y cerrarles la boca a los magos conservadores? Te contrataré y podremos hacer una firma de abogados. Y mandaremos a los magos que se opongan a jugar a un coliseo — me mofo. Está claro que no estoy hablando en serio. Al menos, no completamente.
James G. Byrne
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Suspiro sin responder de inmediato porque es una pregunta compleja. No creo haber hecho mucho personalmente, pero sí sé que estoy mejor de lo que estaba antes... Lo que no quiere decir que podría estar incluso mejor. Así como soy esas dos personas, también tengo dos metas distintas - Me asusta la posibilidad de perder a los que quiero - admito en voz baja, suena extraño un volumen así saliendo de mi boca - Si tengo a Izzy y Den a mi lado podría enfrentar cualquier futuro, bueno o malo... Pero sin ellos no sé qué es lo que haría - no podría enfrentar la derrota y no querría disfrutar la victoria.

Vuelvo a sonreír con las estupideces que dice y le pego una patada a su silla para que salga disparado ésta vez él. No es imposible pero aquí estamos hablando de la vida en lugar de estudiar como se supone que deberían hacer los futuros abogados - Deberíamos aspirar a una carrera un poco más corta - respondo entre risas imaginándonos con trajes lujosos y lentes innecesarios solo para lucir un poco más serios en frente de los jueces.

- Podríamos comenzar como abogados de celebridades o de divorcios... y luego dedicarnos a algo más serio - decido seguir con su delirio, en realidad no sé que tanto más sencillo sería eso pues los primeros son de lo más extravagantes así que quién sabe qué clase de bienes podrían poder sobre la mesa - O quizás podríamos pedirle a Mimí que nos habilite las redes sociales de forma segura para pelear allí con los magos viejos y conservadores en los comentarios... Y para eso no hace falta estudiar.
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James G. Byrne
Fugitivo
Separo los labios con la convicción de que diré algo que le sirva de consuelo, pero no me toma demasiado el darme cuenta de que soy incapaz de asegurarle que nada va a ocurrir cuando vivimos en épocas complicadas. Nadie puede negar que Neopanem se encuentra en guerra y que nosotros estamos en uno de los tantos ojos de la tormenta. Al final, me conformo con la respuesta más escueta que se me puede llegar a ocurrir en un momento como este — Verás que todo va a estar bien — y siento que le estoy mintiendo, cuando en verdad no sé lo que sucederá mañana. Si todo estuviera en paz, nosotros no estaríamos sentados frente a un montón de cámaras de seguridad. Quizá tendría menos sueño, para variar.

La patada que le da a mi asiento hace que tenga que sujetarme del respaldo al girar, lo que me arrebata una risa estrangulada en lo que casi me voy de culo al piso — ¡No quieres ensuciarte las manos ni romperte los codos, Samantha! — le reprocho con gracia en lo que trato de recuperar el equilibrio, que la idea de lo largo de una carrera no me molesta. ¿Después de pasar años sirviendo a alguien más? No, no hay manera. Denme cientos de libros y voy a leerlos, que quemarme las pestañas me parece lo mínimo que puedo hacer para demostrarles a todos que valgo más de lo que me dijeron — ¿Qué tiene de entretenido pelear por los derechos de gente rica sobre su patrimonio? — pregunto, estirando una pierna que me sirve para sentarme como corresponde — Lo de pelear por internet es algo que ya hago — confieso sin un ápice de vergüenza — Me han dado un teléfono y no sabes lo divertido que es pelear con señoras conservadoras que te mandan a rezar cuando se quedan sin fundamentos. El otro día un señor me trató de maleducado cuando le hice dos párrafos para refutarle sus errores. ¡Mira!

Me tengo que poner de costado para poder hurgar en mi bolsillo hasta sacar el celular, me toma dos segundos el entrar a Wizzardface. ¿Quién dice que no podemos crearnos cuentas, si total tenemos internet? Intento no subir fotos comprometedoras que puedan perjudicar al movimiento de mis amigos, pero eso no quiere decir que no puedo pelearme con medio mundo. Es más, estoy seguro de que acabarán por eliminarme la cuenta de tantas demandas, pero me da igual. Hasta que me censuren, lo seguiré haciendo — Si entras a las etiquetas de partidos mágicos, hay un montón de material contra el cual pelear. Puedes venir a mi casa cuando quieras, ya sabes. Noche de viernes de mirar películas y pelear con conservadores — le dedico una rápida sonrisa en lo que sigo pasando mi dedo sobre la pantalla — Y cuando tengas dudas de cómo seguir o cómo sacarte malos pensamientos de adentro… Sabes que puedes confiar en mí, Sam. Aunque sea para dormir la siesta en el sofá.
James G. Byrne
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Two falling sparks, one willing fool ✘ Sam 19FbU8k
https://www.themightyfall.net/t8231-byrne-james-gabriel
Invitado
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Me encojo de hombros de forma exagerada entre risas porque no hay forma de que lea durante tanto tiempo para aprender cosas nuevas, no está en mí, no me gusta y para hacer las cosas mal mejor no hacerlas... Así que prefiero algo en lo que pueda ser buena y no requiera de tanto esfuerzo, debe haberlo, sé que lo hay, no hay forma de que todas las personas del país se condenen a pasar estudiando tanto tiempo - La gente rica es extraña, seguramente veríamos cosas que no hubiésemos podido ver ni en sueños de no llevar el caso... Como aliens encapsulados de colección o autos miniaturizados con el viejo chofer de la familia embalsamado aún sentado en el asiento - quiero creer que es una exageración lo que digo, pero no puedo estar tan segura.

Abro los ojos sorprendida porque, si bien tengo un teléfono, nunca se me hubiese ocurrido armar una cuenta en las redes sociales. No puedo hacerlo, mi rostro aún no está registrado, soy una persona sin nombre que hasta el momento ha pasado desapercibida así que no puedo dejar que eso termine ahora. A no ser que... Las fotos artísticas también deben servir ¿No? Si subo una fotografía mía con una máscara creo que eso me permitiría divertirme un poco también.

Cuando saca el teléfono mis ojos inmediatamente se clavan en él y miro con atención cada una de las etiquetas que me enseña para luego buscarlas con una cuenta super secreta bajo el pseudónimo... Quentin Tarantela, sí, esa seré yo - Lo haré - le aseguro levantando la cabeza ligeramente de lado para poder verlo - Ahora... Creo que te dejaré seguir trabajando - agrego en un suspiro - Tienes que seguir siendo responsable y yo... iré a dormir la siesta - admito encogiéndome de hombros - Solo miento, probablemente Den me obligue a hacer la tarea cuando llegue a casa.

Me levanto de la silla para pegar un manotazo a mis cosas y meterlas en la mochila. Luego la cuelgo en mi hombro y me detengo unos segundos antes de partir - Adios, Jim - saludo.
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