The Mighty Fall
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
Cierre de Temas
The Mighty Fall
Registro General
Erik Haywood
It's a matter of blood [0.4]
Laurence B. Dickens
The Langdons [0.2]
Phoenix D. Langdon
Band of Blood [2.4]
Phoenix D. Langdon
Family with no name — 0-4
Birdie É. Barlowe
Little bróðir — 0.1
Syver A. Nygaard
Williams, Ezra Avery
The Mighty Fall


ÚLTIMOS
TEMAS
Muggles & Squibs
5000 G
Extranjeros
4000 G
Miembros de Defensa
5000 G
Estudiantes
4000 G
Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

¿Qué ficha moverás?
VISÍTANOS EN TUMBLRREVISA NUESTRAS BÚSQUEDAS Y NUESTRAS PROMOCIONES
01.09¿Quieren crearse un nuevo personaje? Aquí pueden encontrar las búsquedas de nuestros usuarios.
31.03No olviden revisar sus MP y pasar por el boletín oficial para ponerse al día con los sucesos de Neopanem.
31.03¡Hay nuevas habilidades disponibles! Podrán leer más sobre ellas aquí.
31.03Estudiantes, ¡los estamos buscando! Pasen a revisar nuestra nueva búsqueda Aquí.
NOTICIAS
IMPORTANTES

Invitado
Invitado
Después de visitar un par de veces a Denny, he decidido que no puedo seguir postergando una visita que me debo a mí mismo. Mi ahijado es el recuerdo más vivo de mis dos hermanos menores, el único que tengo al alcance de la mano, porque a los paraderos siempre desconocidos de Jerek por su vida de artista, se le suma el paradero remoto de Charles que anda haciendo vaya a saberse qué del trabajo. No me lo dijo, ni Phoebe tuvo demasiados detalles para darme. Ni preguntaré sobre ello porque es una cuestión de su trabajo, de su vida, y si algo ha quedado claro en la que fue mi familia de origen, es que cada quien va por su cuenta en esta vida. Podemos encontrarnos cada tanto, mis hermanos saben que estoy para ellos, como ellos saben que yo estoy, pero a veces pasa que aun sabiéndolo, no hacemos uso de ese llamado de ayuda si llegamos a necesitarlo. Cada cuestión la resolvemos por nuestra cuenta, la única que me hubiera gustado realmente resolver con ellos, creo que la eché a perder y por eso estoy solo cuando espero fuera de la oficina de la ministra de Educación.

A su secretaria le aclaré que no estoy por una cita, ni tampoco quiero una, estoy aguardando que la ministra termine con su trabajo para que podamos ir a otro lugar menos formal que su oficina, que no he venido por cosas del Royal, menos del Prince. Escondo las manos en los bolsillos de mi pantalón en una postura de absoluta resignación a las circunstancias cuando me acerco a ella al verla salir de su despacho. —¿Puedo invitarte a un nuevo intento de almuerzo, Eloise?— pregunto, con el pecho oprimido a causa de la retención de aire a la que obligo a mis pulmones, más allá de la dad que uno tenga, una negativa es la posibilidad que siempre asusta. Pero al cabo de un rato estamos sentados en uno de los restaurantes cercanos al ministerio, así que las luces del Capitolio se pueden ver desde la terraza en la que nos encontramos, aprovechando el clima que nos facilita el inicio del verano. —No era cierto cuando dije que no quería volver a saber de ti— le digo apenas se marcha el camarero con nuestros pedidos y tras dejar una primera copa para que podamos beber, la voy a necesitar. —Me hubiera gustado, el saber capaz de hacerlo. Pero me asusta más la idea de que eso se cumple, de que un día simplemente deje de saber de ti como parece ser lo común con los demás…— y sí, estoy hablando de mis hermanos. Lo considero una realidad injusta, Eloise fue la que se marchó una primera vez, ellos son los que están ausentes ahora, Denny es la única cara que puedo mirar si quiero ver una fotografía de mi familia.
Anonymous
Eloise R. Leblanc
Ministro de Educación
Me entretengo tratando de alisar la servilleta que se encuentra sobre mi regazo, tratando de no sobrepensar el hecho de que algo tan sencillo como lo es compartir un almuerzo con mi hijo mayor se sienta tan… No sabía que palabra usar, porque no estaba temerosa pero sí ansiosa, no era incomodidad lo que sentía sino más bien incertidumbre. Había sido una sorpresa cuando Claire había anunciado que Jac… Logan quería verme, al parecer ella también se hallaba sorprendida pero solo bastaron unos pocos minutos para poner todo en orden y salir a su encuentro. Tenía que ser sincera, podía estar en medio de una junta directiva y aún así habría dejado todo solo para poder verlo unos momentos. No en un ámbito laboral sino que, bueno, había perdido demasiados años como para desperdiciar más minutos si es que él estaba dispuesto a compartir algo de tiempo conmigo.

- Creo que no necesitas que te lo diga, pero habrías estado en todo tu derecho si ese era el caso. - Prefiero que esas sean mis palabras, y no el suspiro de alivio que contenía a medio camino de mi pecho al sentirme feliz por que Logan básicamente me hubiese dicho que no le era indiferente. - Tampoco quiero hacer promesas que sonarían completamente hipócritas y probablemente termines no creyéndolas, pero no planeo esfumarme… otra vez. - No tenía motivos, razones, ni nada que me impidiese estar cerca de mis hijos nuevamente, más que ellos… y vaya que eso se sentía como un obstáculo muy grande de saltar. Uno que prefería no saltar para no lastimarlos de nuevo. - Me encantaría preguntarte qué es de tu vida y muchas cosas por el estilo. Pero no dejo de sentir que estoy en falta constantemente, todo el tiempo. Así que dejaré que seas el primero en preguntar si es que necesitas hacerlo. - Claro que antes dejo que mi mano se adelante hasta tomar el cristal de la copa, incluso si no hubiese alcohol, necesitaba cualquier líquido que ayudara a desatar el nudo gigante que se había formado en mi garganta desde que me invitó hace pocos minutos.
Eloise R. Leblanc
Icono :
Where love is lost, your ghost is found · Eloise IqWaPzg
Invitado
Invitado
Hice uso de mi derecho por mucho tiempo, no me estaba llevando a ningún lugar…— murmuro, juego con los cubiertos al girar el tenedor entre mis dedos para tener algo en lo que entretenerme y poder continuar con la conversación sin caer en silencios porque un nudo en la garganta me quita la voz. No será más sencillo porque lo siga postergando, mañana no me será más fácil encontrar lo que quiero decirle que hoy, no tenemos «mañanas» aseguradas y dudo que alguien en este punto tenga la intención de hacer eso de desaparecer, ni el mismo Chuck, a veces son solo las circunstancias. Me costó mucho aceptar que así fue para Eloise, que me niego a volver sobre lo que son elecciones y promesas. —No la necesito, así que no hace falta— trato de que no suene brusco, sino como una manera de liberarla de ese compromiso. —Estoy en la línea en que no espero nada de las personas que tienen que ver conmigo, así que desde ahí podemos continuar… y quizá sea lo más conveniente, es lo más cercano a un comienzo que puedo ofrecer…— y se lo estoy ofreciendo a ella, busco sus ojos por encima de los platos aún vacíos y me quedo mirando los claros que son, casi del mismo tono que mi sobrino, tal vez por ser un bebé. Su nieto.

¿Qué te gustaría saber?— pregunto al dejar caer mis hombros y mover mi mano en el aire para que lo haga, así deja atrás ese sentimiento que la detiene. Pareciera que lo que necesita es nuestro permiso para seguir dando los pasos que hagan falta para llegar a nosotros, sino siempre se quedará al margen, entre esa confusa culpa de saber que hizo lo que tenía que hacer y sigue siendo algo que estuvo mal. —No sé qué preguntarte— descarto las preguntas sobre mis hermanos, incluyendo a la hija que tuvo después, ni quiero arriesgarme a preguntarle cómo se siente respecto a lo que sucedió con Chuck, debe ser que también me asusta un poco que al acercarme a ella, siga habiendo respuestas o facetas que no me gusten. —Te preguntaré algo, sin intención de reprocharte nada, es una pregunta de verdad. Después de nosotros, de todo lo que pasó, de todos estos años, de tu segundo matrimonio, de la hija que tuviste, de ser ministra, ahora que estás donde estás y estás casada con el ministro Helmuth, ¿estás bien? ¿Todo lo que pasó te llevó a un lugar en que mereció la pena para estar?
Anonymous
Eloise R. Leblanc
Ministro de Educación
Cuando mis hijos eran pequeños solía pensar que Jacques era el más parecido a mí en ciertos aspectos, no en colores que esos los había sacado del padre, pero si en actitudes que, a fin de cuentas terminaba por creer que solo eran deseos de una madre primeriza. Cuando busca en mi mirada una respuesta que tengo plantada en el rostro desde el momento en que entiendo lo que me está ofreciendo, puedo sentir una vez más que tal vez no haya estado tan equivocada en aquel entonces. Tengo que inspirar profundo y retener el aire unos momentos para no ponerme a llorar ahí mismo, que ganas no me faltan, pero mi imagen era algo que tenía que resguardar. - Espero que no sea una línea que realmente quieras cruzar, pero jamás te diré que no a algo como eso. Ser madre biológicamente no significa el serlo en todo lo demás, así que agradezco cualquier cosa que quieras ofrecerme. - No es que en verdad mereciera la oportunidad, pero era egoísta y planeaba tomarla.

- Mucho más de lo que nos permite el tiempo de un almuerzo, pero supongo que lo primero es el ¿cómo estás? - No diría que es intuición de madre, pero cuando el hijo que juró no querer saber nada de tí se aparece con un almuerzo y te ofrece una nueva oportunidad luego de decirte que no espera nada de nadie… Bueno, no era una señal de alarma, pero sí algo que prefería aclarar para verlo en verdad bien. - Sé que no lo haces con intención de reprochar, así que espero que no te ofendas cuando te digo que entiendo cada vez más el por qué eres consejero además de profesor. Pero si tengo que ser sincera al responder a tu pregunta… - ¿Todas las decisiones que había tomado habían merecido en verdad la pena? - Será tonto de mi parte el pensar esto, pero no lo creo. Estoy bien, soy feliz la mayor parte del tiempo, pero creo que llevo décadas enteras sobre analizando todas las cosas que podría haber hecho diferente. No estoy en el punto en el que pueda decir un “costó, pero no cambiaría nada”, porque cambiaría muchas cosas. No a ustedes si es lo que te preguntas, pero sí habría querido hacer las cosas de diferente manera. - Era casi que triste estar admitiendo algo como esto al hijo que veía por tercera vez como tal desde hace años, pero era cierto. - Ya me he acostumbrado a vivir con los arrepentimientos, el tiempo lamentablemente es algo que no se puede volver atrás tan fácilmente. ¿Tú sí estás en ese punto?
Eloise R. Leblanc
Icono :
Where love is lost, your ghost is found · Eloise IqWaPzg
Invitado
Invitado
Nunca somos el todo de lo que sea, Eloise. No te cargues con decirte que ser madre biológica no te hace una madre entera— meneo la cabeza con cierto desgano, —nos entregamos por partes a los demás, nunca enteros, ni a parejas, ni a hijos… quien diga que lo hace, miente— porque siempre hay una parte de nosotros que reservamos para no someterlo a escrutinio, y entiendo que su culpa pasa por sentirse en falta al no haber cumplido con otras cosas que se esperan de una madre, pero trato de mirarlo a la distancia como las personas adultas que somos, casi sin pensarnos como madre e hijo. —Esa parte que me diste, los pocos primeros años, bastan… o ahora me bastan. Me parecían insuficientes hace un tiempo, pero estoy procurando ver lo que fue, tomarlo como lo que fue, en vez de perder el tiempo en todo lo que habría sido…— divago, a mi manera estoy tratando de decirle que me basta con que sea mi madre como para querer una reconciliación con ella y poder dejar todo lo otro de lado.

Tiro de un lado de mi boca en una sonrisa por lo banal de su pregunta, que no alcanzo a contestar con la despreocupación de un «bien», porque la miro a los ojos y su tono me dice que quiere saber qué me está ocurriendo. —Charles se fue— suelto, —Eugene hace tiempo que está más ausente que presente…— hago un repaso de lo que me ha tenido estas semanas con el peso de la angustia cargando dentro. —Nunca pensé que de los tres, sería yo quien me quedara haciendo un recuento de presentes y ausentes, y que te encontrara como el único nombre entre los que siguen presentes— bajo tanto el tono de mi voz que es un susurro que queda en el espacio de nuestra mesa, me sostengo de la mesa al presionar mi palma contra el borde por la necesidad de descargar la tensión reprimida en algo material, es eso o que la rabia de las circunstancias me hagan golpear algo, es normal recubrir lo que duele con enfado.

Esperaba que me dijeras que sí…— musito, entonces yo mismo podría decir que todo nos llevó a algo, a ella al menos a un sitio diferente al calvario que la convenció de que sus hijos estarían mejor fuera de su cuidado. Es una respuesta amarga la que recibo de ella, bebo para hacerla correr y me temía que fuera a devolverme la pregunta, me la planteé a mí mismo dentro de mi mente cuando se la formulé. —No, estoy muy lejos de ese punto. Cambiaría todo lo que he hecho desde el día en que nací, si te soy sincero. Lo único que dejaría es ser profesor, y sí, consejero… pero en cada ocasión que me digo que empezaré de nuevo, como si nada de lo pasado hubiera ocurrido, sigo siendo yo y sigo sin ser tantas otras cosas que me gustaría ser…— respondo, a lo último sonrío. —Toma esta charla como mi crisis existencial adolescente que te traigo a esta edad.
Anonymous
Eloise R. Leblanc
Ministro de Educación
A decir verdad no negaba el hecho de que era una madre con todas las letras, pero no había sido la de ellos por demasiados años como para esperar que me vean de esa forma. Nunca los había dejado de querer, jamás; pero no iba a engañarlos y decir que los pensaba cada día de mi vida, que no hubo momentos en los cuales quise olvidarlos incluso. Pero no era lo mismo que estar arrepentida, jamás me arrepentiría de ellos. Y sí, al final no importa que diga que no voy a llorar porque mis ojos se humedecen de todas maneras, pero puedo tratar de fingir entereza. - Maduraste mucho más de lo que yo podría haber hecho en medio siglo. Hay veces en las que no puedo no pensar en los “hubiera sido” -

Puedo entender lo de sus hermanos cuando los nombra, porque estaba al tanto de que Charles estaba fuera pese a que no sabía los motivos detrás, y Jerek había dejado en claro su postura hacia mi persona como para querer indagar mucho sobre su vida. ¿Había visto sus películas después? Pues claro, pero no era lo mismo que realmente estar en contacto con ellos. - Supongo que es algo nuevo eso de contarme entre los presentes, ¿no? No voy a justificar a tus hermanos cuando a duras penas y se algo de sus vidas, pero sí voy a decirte que me gustaría que todos pudieran estar aquí. Compartiendo, no conmigo si no es lo que quieren, pero sí entre ustedes. Siempre creí que lo peor que podría pasar es que los separen y jamás pudieran saber lo importante que fueron los unos para los otros. Supongo que es esa otra duda que tengo, sé que fueron adoptados por personas diferentes, pero no sé qué tanto fue el contacto que tuvieron entre ustedes. Sé que eres divorciado por tu ficha de trabajo, pero eso es lo único que puedo decir que sé a ciencia cierta. No quise leer sus expedientes, o averiguar nada que no quisieran decirme, no sentí que lo mereciera.

Sé que el nudo que tengo en la garganta deja de ser por nervios, pero apurar la copa hasta vaciarla suena como una pésima idea. De verdad. - No es mi intención el mentirte. Y creo que la persona que pueda decir que vive una vida sin ningún arrepentimiento, debe ser la persona más feliz o más miserable de toda su vida. Errar es humano, pero también es humano querer borrar el dolor. - Y había muchísimas cosas que dolían, que quería cambiar, pero había otras, por más errores que hubieran sido, que no podía evitar. - Supongo entonces que no quieres cambiarte a tí mismo, solo las cosas que te sucedieron, y tal vez el encontrar más intereses. No sé si te hablo como madre, como profesora de años, o simplemente como alguien que entiende lo que estás pasando. No soy una persona que tenga hobbies, o que tenga una pasión que no sea el preocuparme por mis alumnos o por las personas que quedan bajo el cuidado del ministerio. Irónico, ¿no? O tal vez tiene que ver con esa decisión que tomé hace años. No sé si mi profesión es producto de ese mismo arrepentimiento o de una pasión verdadera, pero aunque cambiaría muchas cosas de mi pasado… Podría haber sido peor, ¿no? - Había tantos caminos que podría haber transitado a lo largo de mi vida, y ni siquiera la mitad de ellos me hubiera dejado en un puesto decente en cualquier institución. - ¿Por qué querrías empezar de nuevo? Eres joven, tienes toda la vida por delante y el suficiente tiempo para encontar eso que puedes sentir que te falta. Hay gente que vas a conocer que te va a inspirar y probablemente no lo sepas. ¿O acaso crees que en mis más locos sueños esperaba que mi hijo me invitara un almuerzo? La vida es dura, pero cuando quiere nos da algún mimo. Este tiempo contigo, aunque sean minutos, es un regalo que me hace pensar que todavía tengo oportnidades para hacer las cosas bien. Si yo puedo, ¿por qué tu no podrías?
Eloise R. Leblanc
Icono :
Where love is lost, your ghost is found · Eloise IqWaPzg
Invitado
Invitado
Dije que trato— la corrijo con una media sonrisa de burla hacia mí mismo, en ocasiones me cuesta respetar mis propios ejercicios mentales, —es humano volver a caer en los pensamientos de «que hubiera pasado sí…»—. Eso queda claro al avanzar un poco más la conversación, volvemos sobre imposibles en más de una ocasión, en falsas certezas a las que nos había sostenido, solo para descubrir que somos los dados al azar que alguien arroja y sobre mi mesa ha quedado mi madre biológica, también mi cuñada y mi sobrino. —Pudimos establecer un contacto en algún momento mientras crecíamos, ayudó el que nuestros nombres se conservaran en ciertos papeles y que al menos de mi parte tuve padres que nunca quisieron que cortara el vínculo con mi familia biológica. Era parte de mi vida, me pertenecía…— digo, como a ellos toda la memoria que les había quedado de su hija muerta, éramos un hijo sin padres y padres sin una hija, nos encontramos a mitad de camino. —Si no leíste nuestros expedientes, ¿solías hacerte una idea de que había sido de cada uno? De esas cosas que suelen imaginar los padres, Jacques será sanador y seguro que Charles será veterinario…— doblo mi sonrisa por estar pidiéndole que haga exactamente el ejercicio de imaginar todo lo que podría haber sido.

Estaba seguro que todo lo que sabía sobre los errores era algo que había aprendido en base a los propios, así que me quedo en silencio cuando sus palabras son un reflejo de mis pensamientos y me inquieta lo mucho que podamos parecernos, aunque físicamente nadie diría siquiera que es mi madre porque me han dicho que me parezco más a un tal Hoffman, que no me provoca ni la mitad del interés que toda la vida me ha inspirado Eloise con su ausencia, y puedo ser mucho más honesto y firme en mi falta de deseo de querer saber qué fue de él. —Mis intereses no son el problema— lo aclaro, es el detalle más tonto en el que podría detenerme, —tengo que decirlo porque Charles también tenía una opinión sobre mis intereses y no creo que lo que necesite es explorar intereses, porque creo tener la edad de saber qué me gusta o no, en qué caigo siempre y qué no haría nunca— dicho esto, creo que necesito ser un poco más específico –a riesgo de ser aún más infantil- sobre a qué me refiero cuando abarco todas las cosas que me gustaría cambiar en mí al contestar su pregunta. —No me gusta haber llegado a un punto en que luego de recoger todas las piezas rotas y dispersas de mi vida, el cuadro que tengo delante no me dice nada… o lo que hace es decirme que no hice nada, que no hay nada significativo que haya quedado de mis relaciones y te estoy hablando también de las que tengo con mis hermanos… o contigo. Por eso quería que almorcemos, porque no quiero que seas solo otra pieza a la que acomodé en alguna parte de mi vida y que sigue sin decirme nada, tal vez porque fui demasiado orgulloso y en ocasiones egoísta al vivir por mi lado sin pensar en otros, porque creía que así se puede vivir. Y para empezar, hubiera querido que esas piezas no se hubieran roto en un principio—, adoro a mis padres adoptivos, pero me hubiera gustado que ellos no pasaran por la pérdida de Maggie, así como me hubiera gustado que Eloise no nos dejara en un orfanato, no estoy echándole la culpa de manera inconsciente otra vez, lo que me hubiera gustado es que las cosas se pudieran haber resuelto para ella y no hiciera falta llegar a esa decisión. Es humano, volver sobre lo imposible.
Anonymous
Eloise R. Leblanc
Ministro de Educación
- Trataba de no hacerme una idea muy fija de lo que hubieran decidido hacer de sus vidas, pero créeme cuando te digo que no me han sorprendido sus decisiones. Siempre te gustó explicar las cosas y preguntar mil “¿por qué?” que no sabía como responder. - Era un niño demasiado curioso para su propio bien, y todo lo andaba preguntando o toqueteando. - Charles, por el contrario era un niño tan serio, tal vez hubiese pensado que se convertiría en escritor, ¿pero optar por la profesión más misteriosa de todo el ministerio? ¡Y Eugene!, no tuve mucho tiempo con él, pero incluso de pequeño podía llorar de la nada solo para llamar la atención, y estar sonriendo al minuto siguiente… - Niego con la cabeza ante el sinfin de memorias que comienzan a cruzar por mi mente, esas que cada vez se hacían más presentes y se iban acumulando hasta dejarme en un precipicio lleno de emociones.

Voy a responderle en el momento exacto en el que el camarero carraspea y supongo, por su cara, que debe llevar más de unos pocos segundos esperando el momento oportuno para servirnos la comida. Lo dejo ahcer y disponer a su antojo y aprovecho esos momentos para mirar a mi hijo. ¿Y era triste que pudiera pensar sin culpa el hecho de que era mi hijo después de treinta años? - No sé si has escuchado alguna vez eso de que somos nuestros peores críticos a la hora de examinarnos. Tal vez por acercarnos demasiado al espejo que todos los defectos se ven con más fuerza, o quizá porque nos centramos demasiado en ver nuestra imagen y nos olvidamos de fijarnos en lo que nos rodea. ¿De verdad quieres verte como un cuadro? Entonces deja de querer hacer que encajen en tí, piezas que ya fueron reemplazadas por otras pinceladas. ¿Todo eso que ves roto? Por algún motivo lo habrás descartado, y si tratas de rearmarte con eso… No somos pinturas que pintamos solo con nuestras manos. Somos una obra hecha por muchas personas. Algunas dan pinceladas grandes, otras parecen arruinar el lienzo, pero todas contribuyen de una manera u otra. - Como su madre, podría haberlo traido al mundo y tal vez ayudado a dar un par de pinceladas en su juventud; esas que no quería ver perdidas pese a que años y años podrían haberlas tapado. - Eres un profesor, Logan. Un consejero. Si quieres ver realmente lo que eres, no te veas en el espejo, mírate reflejado en todas las cosas que dejas a tu alrededor, y en todas aquellas que recibes de los que te rodean. Es más dificil reconocer esas cosas, ¿pero esas partes de tí que entregas? ayudan a que muchos puedan armar su propio cuadro. Por todos los cielos, fuiste mi primer hijo. Jamás podré poner en palabras ni una centésima de todo lo que significó tenerte en mis brazos por primera vez… - Y tengo que correr la vista en lo que tomo una servilleta y trato de secar las esquinas de mis ojos. La comida se veía excelente, pero no tenía idea de cómo podría comer algo en estos momentos.
Eloise R. Leblanc
Icono :
Where love is lost, your ghost is found · Eloise IqWaPzg
Invitado
Invitado
¿Es así tal como ella lo dice o la manera en que ahora tiene de verlo todo? ¿Somos esas personas que dice haber divisado cuando apenas sabíamos caminar o balbucear? Dejo que así sea, es lo que le pedí, de alguna manera consiguió acomodar los pocos recuerdos de nuestros primeros años, en las personas que terminamos por ser, y supongo que es lo más sano para hacer, no tendré que preocuparme por no encajar en la imagen que podría haberse hecho de otro Jacques. Me salva de pensar en ese nombre como un traje que quedo colgado en alguna parte y que espera por mí para que me lo coloque, bastante tengo con otras confusiones sobre lo que he conseguido de estos años de haber tomado mis propias decisiones para definir qué sería de mi vida. La escucho con la misma atención que he visto en mis propios estudiantes en la oficina donde ejerzo como consejero y trato de interiorizar sus palabras, así como yo también lo espero de esos chicos, ¿sino qué caso tiene? ¿De qué sirve hablar de lo que nos acongoja si no va a aceptar lo que la otra persona tiene para decirnos? Y aun siendo treinta años tarde, quizás el consejo de Eloise llega en el momento que tiene que ser. —Es cierto que tomamos cosas de las personas que nos rodean, ¿pero no has sentido a veces que estamos solos? También dentro de relaciones de años, de toda la vida— digo, al vínculo con mis hermanos echo la culpa a las circunstancias que nos mantuvieron a cada uno donde estaba, con mi ex esposa no tengo esa excusa.

Pero hago el esfuerzo de escucharla, de verle el sentido a todo lo que me dice, entender que sería una contradicción a mis propios consejos si creyera que nada de lo que puedo hacer por mis estudiantes, podría ayudarlos en verdad. No soy padre de ninguno de ellos, ni tengo un vínculo cercano que me otorgue cierta autoridad sobre la dirección de sus vidas, y aun así, procuro desde una charla lograr un cambio en ellos. Recordarles que por confundidos que estén sobre el mundo, lo que debe cambiar comienza por nosotros y la manera en que vemos la vida. Todo lo que puedo ver en este momento es el rostro de Eloise al otro lado de la mesa y siento cómo los ojos se me enrojecen por las lágrimas que también trato de esconder como ella, apartando la mirada y parpadeando un par de veces. —Me sentí muy herido, Eloise— susurro, —cuando te fuiste. Y el corte que me provocó esa herida, cortó con todo lo que pudiera hacerme sentir cercano a cualquier cosa. Porque se rompió el primero de los vínculos que nos permite creer que es posible vincularse con todo lo demás, con otras personas, confiar— digo cuando logro pasar el nudo en mi garganta. —Decirlo me hace sonar infantil, ¿no? No eres en verdad la responsable de cómo haya vivido desde que te fuiste, tendré que buscar otra excusa para justificarme o quizás tomar decisiones más maduras por fin— procuro sonreír. —¿Lo conseguiste siendo ministra? Lo de entregar algo a los demás, recibir algo que también te cambiara a ti. ¿Crees que el que sea profesor es algo que heredé de ti?—  lo pregunto al final de cuentas, es la duda que siempre ronda. —¿Qué tanto me parezco al que fue mi padre?
Anonymous
Eloise R. Leblanc
Ministro de Educación
¿Y cuál es el problema de hallarte solo? Las relaciones, sean de años o no, son momentos compartidos. Uno tiene que aprender a compartir consigo mismo porque al final somos lo único que tenemos hasta el final — ¿la soledad dolía? claro que sí. Pero había aprendido hace tiempo que aferrarse a una persona para vivir al final era vivir de un aliento prestado. Henry había significado mucho en mi vida, pero creo que aprender a salir adelante y hacerme cargo de mis cosas había sido una lección que había aprendido no hace tanto. ¿Estaba acompañada? sí, Nick no me había dejado sola jamás desde que tenía memoria, pero también me tenía a mí misma y eso era algo inigualable. — La soledad puede sentirse espantosa, te quita motivos, te quita ganas, pero al final aprendes a moverte. — No creía que eso fuera lo que Logan quería escuchar, pero si podía ahorrarle un par de años de sufrimiento, trataría de hacerlo.

Decir que no me duelen sus palabras sería la mayor de las mentiras. Duelen como un fierro caliente que se hunde en el centro de mi pecho como si buscara atravesarme entera. ¿Tiene razón? claro que la tiene, y aún así trato de no romperme ahí mismo. — No creo que suenes infantil, todo lo contrario. El saber reconocer cosas como esas… No son excusas, son razones que tienen un trasfondo. Puede ser que hayas decidido cosas en base a ello. Yo no puedo justificarme como corresponde cuando al fin y al cabo fue mi decisión, pero esa herida de la que hablas la conozco bien. — probablemente Ariadna pudiese dar cátedra de eso, que no por nada, incluso habiendo podido criarla, de alguna forma me sentía más unida al cuasi extraño que tenía delante mío que a mi propia hija. ¿También sería por ese dolor que me había provocado a mi misma al dejarlos? No iba a ser una sola vez la que había pensado el por qué podía tener tiempo con ella, y no con mis primeros tres… — Lo conseguí siendo profesora. Puedo ser ministra ahora, pero seré una docente de alma. Tal vez sí lo hayas sacado de mí, tal vez haya sido de tí.  

No me espero que me pregunte por su padre. En verdad no se me había cruzado por la cabeza, pero tiene sentido. Yo pude borrarlo de mucho de mis recuerdos, pero no sabía hasta qué punto ellos lo recordaban. ¿Tal vez más que a mí? — ¿Dejando de lado el parecido físico? Luther Hoffman era un hombre encantador, seductor, y a la vez terriblemente privado. Yo misma todavía no entiendo sus razones, pero me resigné a nunca obtener una respuesta. Así que tu pregunta… no lo sé. Creo que nunca acabé por conocer a Luther, y ustedes terminaron pagando las consecuencias de mi juventud. Lo quise, muchísimo, pero las memorias se vuelven difusas con el tiempo y hoy en día no sé si lo amaba a él, o a la imagen que creía tener de él. ¿Es eso lo que querías escuchar? No sé si esperabas tener algo que te distanciara un poco de mí, pero creo que eres quien más cosas mías a heredado y no sé que tan bueno sea eso para tí.
Eloise R. Leblanc
Icono :
Where love is lost, your ghost is found · Eloise IqWaPzg
Invitado
Invitado
Muevo mi mentón en un asentimiento cuando me habla de la soledad, me duele físicamente reconocer lo parecidos que podemos ser en ciertas aristas que ni siquiera están a la vista, sino que remiten a rasgos más privados de nuestro carácter. —La soledad puede ser un estado necesario con el que aprendemos a convivir y a encontrarle su gusto, pero a la larga a nadie le hace bien que ese sea el único estado en el que habita— se lo explico, —se pierde el contacto con muchas cosas y luego no sabemos cómo recuperarlo, como construirlo siquiera— continuo. A todos nos advierten de los peligros de comprometernos con ciertos vínculos demasiado pronto, quizás porque siendo jóvenes nos da vértigo el futuro como para creer que se puede construir que perdurará, pero intentarlo es necesario, peor es comenzar o recomenzar mucho más tarde, con una confianza nula o perdida sobre si será posible.

No quiero que lo que dije quede como una crítica en una única dirección, supongo que tenía que sacarlo fuera más no fuera para deshacerme de ese pensamiento que sostuve por tanto tiempo y me resulta inútil ahora, que puedo comprenderlo todo de maneras más amplias. —Así como yo, también habrá cosas en ti que de modos conscientes e inconscientes te llevaron a tomar las decisiones que tomaste, así que no hagas carne de esa culpa…— suspiro, —solo tenía que decirlo, dejarlo ir— es bueno poder ir resolviendo cuestiones de la infancia y la adolescencia a cierta edad, peor es no poder hacerlo nunca. Lo que haya heredado de ella tampoco lo tomo como una imposición, nuestras semejanzas están ligados también a elecciones personales y me da una nueva tranquilidad el poder decir que lo que soy es una combinación de todo lo que pude tomar de ella, mis padres adoptivos y mis propias experiencias, pero para ser yo, alguien que no es ninguno de ellos.

Y el lugar que me queda vacío por ausencia es el de mi padre biológico, ese apellido lo encuentro extraño, ajeno, en nada se referencia a mí. A la otra cara de la moneda donde me veo como Logan Thornfield, está un Jacques Leblanc, no Hoffman. —Hay algo que los experimentadores de hechizos aprendemos en el estudio de la magia— murmuro, —siempre habrá preguntas a las que no es posible hallar una respuesta y, en muchas ocasiones, lo mejor es no tenerla. Hay respuestas que es mejor no conocer—. Luther Hoffman puede ser eso para mí, no lo necesito. Escucho en silencio lo que llegó a sentir por él o lo que creyó sentir, siento que no es algo sobre lo que pueda opinar, y menos desde mis propias experiencias. Ensancho mi sonrisa para tranquilizarla sobre lo último. —A partir de este día te desligo de toda responsabilidad que tus actos hayan podido tener sobre mis decisiones— anuncio, a lo siguiente suavizo un poco más mi tono: —muchas de las decisiones que tomamos suelen ser las que nos dictan los niños que fuimos, por los miedos que nunca enfrentamos, puedes estar tranquila que almorzar contigo permitirá que de una buena vez, ese niño crezca y se haga adulto— se lo aseguro. —Y por cierto, creo que no fui muy amable con tu marido la última vez, ¿crees que podríamos repetir ese almuerzo al menos con él?
Anonymous
Contenido patrocinado
No puedes responder a temas en este foro.