Cada vez que veo las noticias, me dan ganas de sacar los pochoclos. En esta ocasión, la televisión está hablando de teorías sobre los muchos errores y motivos que pudieron haber llevado a Riorden Weynart al despido, lo cual siempre es entretenido de ver porque, para qué negarlo, me encanta el drama cuando se basa en sacar los trapos al sol de los sucios del ministerio. Lo malo de todo esto es que se supone que debería estar prestándole atención a lo que Mimi anda explicando, vaya a saber qué es, pero la tele encendida es una completa distracción. Como viene siendo costumbre, nos encontramos en la base tecnológica de seguridad, una habitación lo suficientemente equipada como para poder controlar las cámaras de los límites del distrito en un montón de pantallas, divididas por zonas. He aprendido rápido el saber diferenciarlas, pero aún tengo miedo de tocar un botón que no es y acabar tirando las defensas a la mierda. Por suerte, eso nunca ha pasado.

Para variar, hoy se nos ha sumado una chica nueva y lo único que sé de ella es que es la prima de Amber, porque sigo olvidándome su nombre y de dónde proviene, pero parece que estudiaba ciencias y Kendrick ha decidido el mandarla con nosotros. No me molesta, pero tengo bien en claro que sigo siendo el que está aprendiendo todo de cero y espero, de verdad, no ser demasiado insoportable al momento de preguntar absolutamente todo. Como ya dije, la tele sirve para hacerme el idiota mientras ellas hablan de cosas que yo no comprendo y quiero fingir que no estoy escuchando, hasta que la pantalla se apaga de manera repentina y eso me obliga a girar la cabeza — ¡Hey! — reprocho — Estaban por hablar de los chismes sobre una posible relación amorosa entre Aminoff y Hasselbach, lo cual explicaría cómo es que ha ascendido tan rápido desde su llegada al Capitolio. La señora esta, del noticiero de las doce, dice que movieron a Weynart por publicidad para los licántropos y para tener oficinas más cercanas — muevo mis cejas, que nadie puede negarme que es una historia interesante.

De todos modos, lanzo un suspiro y muevo mi silla, haciendo que las ruedas de la misma me acerquen al control. Las pantallas que tengo justo por encima de mí me muestran la estación de trenes, bastante cercana a nuestra base, la cual se encuentra bastante tranquila en el día de la fecha — ¿Creen que ahora que Hasselbach ha ascendido, tengamos más problemas con nuestro sistema o piensan que será igual o peor que Weynart? — hasta el momento, las cosas no nos han fallado, pero habrá que ver.

No estoy acostumbrada a trabajar con gente. Osea sí, pero en mi área soy la que siempre se encarga de todo sola y mientras que Jim estaba aprendiendo y se le daba bastante bien, Lyra me generaba un no sé qué que me hacía mostrarme algo más cautelosa. Si lo pensaba bien probablemente fueran celos, ella sí había podido especializarse en ciencias, y si bien mi experiencia siempre habías sido práctica, ella probablemente tendría toda esa teoría a la que yo no podía acceder. ¿Estaba siendo muy infantil? Probablemente sí, y si no fuese porque se trataba de la prima de Amber, sabía que probablemente no habría sido la persona más amable del lugar.

Al menos era más amable que Jim, quien en estos momentos se muestra más interesado en los chismes que en el trabajo. Apagar la tele es la opción más coherente que tomo, de haber estado solos probablemente le habría arrojado el control a la cabeza luego de hacerlo, pero no quería causar una mala primera impresión. - ¿Con todo lo que está pasando son esas las cosas que eligen mostrar en la televisión? - Patético. Aunque no sé qué podría esperar de la gente que considera las arenas o los coliseos como forma de entretenimiento. - No me sorprendería si lo hubieran hecho por publicidad igual, pero Weynart ya se había sumado varias fichas en contra. - Que hablando de eso, su primo, hermano o lo que sea había ganado unos cuantos puntos al venir por aquí y no estaba nada mal… pero no era momento de pensar en esas cosas.

- Me gustaría decir que el trabajo es más complicado, pero por suerte tenemos estos tiempos para poder distender un poco. - Me dirijo hacia la muchacha en esta ocasión, a sabiendas de que el sistema de por sí estaba lo suficiente bien armado para no tener demasiada intervención humana, al menos de momento, la idea es que no quedara solamente así. - Siendo que Hasselbach viene del norte… me gustaría creer que nos sería más sencillo, pero lo dudo. Uno no sobrevive allí sin astucia.