The Mighty Fall
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
Cierre de Temas
The Mighty Fall
Registro General
Erik Haywood
It's a matter of blood [0.4]
Laurence B. Dickens
The Langdons [0.2]
Phoenix D. Langdon
Band of Blood [2.4]
Phoenix D. Langdon
Family with no name — 0-4
Birdie É. Barlowe
Little bróðir — 0.1
Syver A. Nygaard
Williams, Ezra Avery
The Mighty Fall


ÚLTIMOS
TEMAS
Muggles & Squibs
5000 G
Extranjeros
4000 G
Miembros de Defensa
5000 G
Estudiantes
4000 G
Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

¿Qué ficha moverás?
VISÍTANOS EN TUMBLRREVISA NUESTRAS BÚSQUEDAS Y NUESTRAS PROMOCIONES
01.09¿Quieren crearse un nuevo personaje? Aquí pueden encontrar las búsquedas de nuestros usuarios.
31.03No olviden revisar sus MP y pasar por el boletín oficial para ponerse al día con los sucesos de Neopanem.
31.03¡Hay nuevas habilidades disponibles! Podrán leer más sobre ellas aquí.
31.03Estudiantes, ¡los estamos buscando! Pasen a revisar nuestra nueva búsqueda Aquí.
NOTICIAS
IMPORTANTES

Invitado
Invitado
Solo necesito un momento, estaré bien— aseguro, sentada en cuclillas con mi hombro recargado contra la pared y sacando mi cabeza de las rodillas después de que la sensación de nausea pasa. Sigue picándome la nariz por el olor a sangre, lo percibo hasta en la garganta, es lo que provocó el deseo de vomitar cuando vi la rodilla en un estado a carne viva que no se veía simplemente rojo, sino lleno de una pus que indicaba infección. Siento la presencia de Alice a mi espalda, quien debe estarse preguntándose cómo lo que parecía un auténtico interés por aprender algo de medicina, resultó ser un espejismo que hasta yo misma me lo creí. Y es que pensaba en la vez que Sami llegó a casa con tantos golpes que se veía menudo pese a lo alto que era, doblado como estaba por el dolor de las costillas rotas. Creí que podría acabar con la impotencia que sentí entonces, que en todo esto que está pasando es tan importante aprender a sanar como aprender a pelear, que tal vez sería buena en lo primero porque no sé si podré serlo en lo segundo cuando esté en una situación real. Pero no estaba preparada para ver algo más que golpes, ¿qué haré si alguien se desangra o le falta alguna extremidad? ¿O si pierde un ojo? ¿O… lo que sea?  

Me ayudo con mi palma contra la pared para sentarme en el pasto, me recuesto hacia atrás y le lanzo a Alice una mirada de disculpa por haber insistido en que me mostrara lo que pudiera aprender. El hombre que se presentó como Adam cuando llegamos hace casi una hora se encarga de curar personas sin necesidad de usar la varita y no pregunto la razón por la que elige prescindir de esta, me cuido de hacer preguntas entre la gente del norte. Tiene todo su cobertizo dispuesto como la más precaria de las salas de emergencias médicas que pueda haber en Neopanem, pero al menos tiene una camilla vieja. —Pensé que podría hacerlo, no sé por qué, los hospitales nunca me gustaron. Tuve que ir un par de veces por mis padres así que siempre me provocan una sensación de angustia… hay mucho blanco, gris, igual que mi casa…— hablo para hacer pasar el regusto ácido de mi garganta y tratar de olvidar las ganas de vomitar, —y esos colores siempre me impulsaron a querer pintar. Pero cuando dibujaba lo hacía con carboncillo, ¿te das cuenta? Pintaba también en blanco y negro— ponerlo en voz alta hace que sea yo quien me dé cuenta. —Y creía que pintar era mi talento, que era un buen talento. Pero es un talento inútil cuando te dicen que habrá una guerra…— medito, mis manos quietas sobre las rodillas que acerco a mi pecho. No digo nada más por un minuto, espero que se desvanezca lo que queda de la sensación de nausea y entonces suspiro. —Ya pasó, creo que estoy lista para volver— asiento con determinación, limpio mis palmas en la tela de mis vaqueros y me pongo de pie.
Anonymous
Alice D. Whiteley
Consejo 9 ¾
No puedo no sentirme preocupada por Synnove cuando sale de la cabaña a todo correr después de haber presenciado como Adam traía consigo a un hombre con una herida bastante más que fea en la rodilla, con la piel a carne viva y con evidencia de que la infección se están insertando en la zona descubierta sin ningún temor. Si es que la he estado viendo volverse pálida como la leche, y eso es decir mucho teniendo en cuenta que tiene un tono de piel parecido al mío, como para poder ponerse más blanca. No he podido perseguirla porque estoy tratando de rebajar la hinchazón, pero en cuanto mis manos están libres y puedo relevar mi puesto para que Adam tome mi lugar, me froto las manos en un paño mojado para deshacerme de la sangre de manera rápida, saliendo en su búsqueda. — Tómate todo el tiempo que necesites. — aseguro que está bien, que no tiene por qué volver dentro tan deprisa si lo que necesita es un poco de aire fresco, que con todo el hedor acumulado en la habitación, es normal que quiera estar unos minutos fuera.

Hago uso del silencio para sentarme a su lado, colocando una mano sobre su hombro con la intención de que calme sus nervios cuando le doy una caricia con mis dedos. Dejo tiempo a que sea ella misma la que decida cuando voltearse, segura de que ahora mismo lo único que quiere hacer es regresar a su casa, donde no tiene que ver heridas desagradables ni luchar una guerra que se queda muy grande para ella, para todos los que rondan su edad, para todos, en realidad. — A nadie le gustan los hospitales. — afirmo, con el tono calmo que pretende dejarla seguir con su historia, a la cual le pongo un profundo interés, siempre me ha gustado escuchar. — No son un lugar agradable para nadie, pueden llegar a ser igual de crueles que un campo de batalla, no es nada más que normal el que te sientas de esa forma. — espero que la aseguración en mis palabras se denote también en mi voz, mientras mis ojos se pasean por el perfil de su rostro. Por mi parte, mi cara se frunce en desacuerdo cuando escucho lo siguiente salir de su boca. — No creo que existan talentos inútiles, Synnove, son talentos por algo, que algunos sean más apropiados para ciertas ocasiones que otros no los hacen menos importantes. — ladeo la cabeza en su dirección, buscando su mirada. — Pintar suena demasiado maravilloso como para tacharlo de inservible solo porque esté ocurriendo una guerra. Es bueno que tengas algo a lo que poder volver cuando todo esto se acabe, hará falta de gente con imaginación para impulsar la creatividad en un mundo que cada día se esfuerza más por ser gris. — mis labios remarcan una sonrisa después, tratando de animarla.

La sigo cuando toma la iniciativa de levantarse, quizá demasiado rápido para haber estado mareada no hace más de cinco minutos atrás. Quizá por eso es que la tomo ligeramente del brazo para frenarla, soltándola después para que pueda mirarme. — No tenemos por qué entrar tan deprisa, Adam se encargará del resto, ¿quieres dar un paseo? — le vendrá bien caminar un poco para deshacerse de la sensación de las náuseas, y no parece que vaya a haber un problema si no nos alejamos mucho del recinto. Conozco poco a Synnove, pero de lo que he podido aprender de ella en estos días, una de esas cosas es que no se dará por vencida tan rápido, por lo que soy inteligente cuando tomo unos pasos en dirección opuesta a la puerta de la cabaña, impidiéndole que tome la decisión de regresar de inmediato. — Es muy valiente lo que estás haciendo, de veras, no cualquiera lo hubiera hecho, no debes ser tan exigente contigo misma, es perfectamente normal que en ocasiones te sientas abrumada. — no es fácil tratar con enfermos, menos lo será cuando estemos en el campo de batalla.
Alice D. Whiteley
Icono :
Draw a way through the lights · Alice DBmC5E4
https://www.themightyfall.net/t8274-whiteley-alice-dalia
Invitado
Invitado
Noto, como otras veces, que son pocas las personas que se acercan a mí para calmarme con el tacto de una caricia que recibo con agradecimiento, una mano en el hombro, un roce en la mejilla, que te sostengan la mano, que te acaricien el cabello, son tan necesarios como un abrazo y no puedo decir que haya tenido mucho de eso en mi vida, no porque haya faltado cariño en mi familia, incluso en los tiempos difíciles en que mis padres estaban peleados entre sí y yo estaba en medio de esa guerra fría, sabía que me querían, que seguían juntos por mí. Pero hay personas que usan el tacto más que otras para hacer sentir su presencia y no todos ven lo importante de esto, porque a veces ese roce se siente como una mano que te saca de un mar negro en el que estás ahogando. —En los hospitales y en los campos de batallas, hay personas que se ponen de pie y otras que huyen…— musito, —no me gusta ser de las que huyen.

Si bien la mayor parte del tiempo no se trata de ser cobarde, sino de no estar hecha a la medida de las circunstancias y que encontrarme aquí en el norte se sienta equivocado porque desencajo. ¿De qué sirve alguien que pinta en un sitio donde la gente consigue apenas para comer y nunca falta un ladrón que roba al pobre? Pero es a lo que quiero volver, en eso Alice tiene razón, es parte de lo que soy y no por pintar en sí, por una razón más profunda. —Me gustaría ser parte de algo que luego de tantas disputas, pinte amarillo sobre azul. Hacer posible que la gente crea que el mundo puede ser un lugar cargado de oportunidades y promesas. Hacer algo que… haga sentir bien a las personas, que les dé esperanzas, que los haga… sonreír, ser más amables— pongo en voz alta mis pensamientos, no sé cómo conseguiré algo así, la única certeza que tengo es que ninguna carrera en el Royal ayudaría a definirlo, lo que sea que haga en el futuro dependerá de mí y no de lo que pueda decir un título de nada.  

Asiento con mi mentón cuando me invita a dar un paseo, la mirada que le echo al cobertizo donde sigue Adam con el paciente deja ver mi vacilación, pero si tengo que ser honesta con la situación, no creo que pueda hacer algo más que mirar. Recibo el aire que pasa entre los árboles, cargado de humedad y olor a hierbas, para llenar mi pecho en una inspiración larga. Lo suelto cuando me apresuro en responderle. —No creo ser valiente, estoy tratando de serlo. Ustedes son muy valientes, sé que… me falta mucho y tal vez ni toda mi vida me alcance para tener la misma determinación y valentía que todos ustedes, los del catorce…— murmuro con mi cabeza gacha. Estiro mis brazos hacia atrás de mi espalda para erguirme al caminar y volver a levantar mi barbilla, mi mirada puesta en la línea de árboles que tenemos por delante. —Sé que algunos creen que estoy aquí por Ken, y en parte él ayudo a que me animara a salir de casa, pero no es por él. Es por mí. Muchas de las cosas que hacemos puede que digamos que es por tal o cual cosa, por tal o cual persona, pero al final de cuentas siempre lo hacemos por nosotros mismos. Y no hablo en un sentido egoísta, sino que lo necesitamos para…— dudo, mis brazos caen a los lados de mi cuerpo. —Para entendernos, encontrarnos, sentirnos bien. Necesitaba estar lejos de casa para poder saber que era capaz de hacerlo y tal vez… algún día, poder verme como una persona valiente. Siento que es pronto para decirlo, todavía me asusto cuando veo sangre— hago una mueca con mis labios que pretende ser una sonrisa. —Pero, gracias lo mismo, ustedes son… increíbles. Saben pelear, se arriesgan, son tan fuertes, y… van por delante en el mundo…— hablo con emoción al describir esa imagen que me hice de todos ellos.
Anonymous
Alice D. Whiteley
Consejo 9 ¾
Lo que encuentro cuando la miro es algo que no se ve en todas las personas, menos hoy en día donde las personas están más centradas en buscar su propio beneficio que el de los demás. No los culpo, yo también buscaría mi seguridad y la de mi familia si tuviera la oportunidad, siquiera, de tener un lugar donde estar a salvo. Sé que la guerra es egoísta, que nos hace mirar por nosotros mismos, pero quizás deberíamos dejar eso a un lado y ser un poco más como Synnove. — ¿Por qué esperar? Puedes hacer eso mismo ahora, puedes llevarle esa esperanza de la que hablas a las personas que ahora mismo no la tienen. Después de la guerra hará falta, vamos a necesitar motivos para sonreír, incluso si ganamos esta batalla, con las victorias también vienen pérdidas, y mucha gente no pensará que tienen un futuro después de eso. Pero ahora, tenemos gente con nosotros que está inseguro, que no sabe a qué promesas aferrarse para seguir adelante y luchar. — tras los disturbios, he estado ayudando y tratando a gente que ha acudido a Adam, he hablado con madres asustadas porque no saben lo que la vida les dará a sus hijos. Ellos también necesitarán de apoyo, incluso cuando la guerra todavía no está ni comenzada. — Se te da bien hablar con la gente, Syv, y escucharlos, muchas veces lo que la gente necesita es solo alguien que los escuche, porque no hay muchos hoy en día que lo hagan. — ni siquiera el gobierno los escucha, es razón de que estemos en este embrollo en primer lugar.

Cruzo un poco mis brazos para rodearme el cuerpo con ellos mientras caminamos por el campo. Mis ojos observan mis pies en el camino cuando el silencio deja escuchar el sonido de los pájaros salir de entre las ramas de los árboles, a pesar de que no tardo en levantar el mentón en su dirección cuando habla. Elevo apenas mis mejillas cuando se refiere a nosotros como ‘los del catorce’, que es una mucha mejor categoría que la que nos ha dado el gobierno, de modo que sonrío por la expresión, no mucho por la charla. — Claro que eres valiente, todos lo somos, como también guardamos algo de cobardía en nuestro interior para ciertas cosas, no todos estamos hechos del mismo pasto. Pero en la vida te encontrarás con circunstancias que te harán darte cuenta de cuales son tus fuertes y cuales tus puntos débiles. — tiene diecinueve años, por favor, ni siquiera tendría que ser valiente, no de esta forma al menos, y sin embargo, aquí estamos. Asiento con la cabeza, coincido con su punto porque yo también creo verlo de esa manera, a pesar de que el pensamiento de que el ser humano es egoísta por naturaleza siempre va a estar ahí en el fondo golpeando contra nuestras decisiones. — Puedes verlo como que ya lo eres, Synnove, porque creo que todo el mundo que te conoce lo hace, no solo por lo que estás haciendo aquí con nosotros, sino por quién eres tú. Requiere de mucho valor arriesgar todo lo que conoces, la comodidad de una vida sin peligros, sin ni siquiera saber si vas a recibir algo a cambio. Estoy segura de que Kendrick también lo ve de esa forma. — por no decir que de seguro está muy agradecido de tenerla aquí.

No sé si yo nos definiría como increíbles, le dedico un vistazo rápido cuando lo dice antes de pasar a observar lo que tenemos en frente al caminar. — Quizá deberíamos ir detrás para que la bola no termine aplastándonos. — le doy un codazo suave a modo de broma al decirlo, mostrando una sonrisa divertida, no es el mejor modo de tomar un cumplido, pero creo que nunca he sabido recibir bien esos así que para mí el siquiera responder es bastante un logro. Tomo aire fresco y lo dejo escapar en un suspiro que me desinfla el pecho con intensidad, moviendo la cabeza en un gesto rápido hacia atrás para apartarme el pelo de la cara sin necesidad de usar las manos. — Encontrarás lo que te defina con el tiempo, si quieres pelear como hacen Ben o Ava, si prefieres sanar a los que caigan o confortar a los que se queden en casa. Todo papel es importante cuando se trata de la guerra, el mundo está empeñado en decirnos que todos somos dispensables, ¿pero sabes una cosa? Si nos hubiéramos creído eso desde el principio ni siquiera estaríamos aquí, y míranos ahora. — lo digo de forma orgullosa, la sonrisa que le demuestro lleva esa intención y puedo decir que por una vez en mucho tiempo, se denota honesta, casi satisfecha conmigo misma.
Alice D. Whiteley
Icono :
Draw a way through the lights · Alice DBmC5E4
https://www.themightyfall.net/t8274-whiteley-alice-dalia
Invitado
Invitado
¿Y cómo lo hago?— esa es la pregunta, la que hago con un hilo de voz, porque no espero que alguien tenga las respuestas que debería encontrar por mí misma. No sé si la gente quiera escuchar lo que tengo para decirles con la intención de darles esperanza, Ken me ha dicho más de una vez que tengo una manera de ver la vida que es un poco distinta al común, por no decir que es absolutamente opuesta, porque muchas personas no conocen de otra cosa que no sea un permanente estado de guerra y supervivencia. Hasta conocer a Ken, había pocas personas que prestaran atención a lo que tuviera para decir. En el colegio podía imponerme de otra manera, con cierta autoridad que daba mi seriedad y disfrazaba de carácter, pero no era como si pudiera volcar lo que pasaba por mi mente y más que en el colegio, era en el instituto de arte donde sentía que podría compartir con otros lo que sentía. Es difícil, en lo cotidiano, tratar de llegar a las personas. —¿En serio crees que se me da bien escuchar? Porque creo que eres quien me está escuchando a mí. Eres buena dando consejos, ¿lo sabías? Es extraño, pero me di cuenta que hubo pocas personas adultas mostrándome caminos… tal vez, creo, había personas que estaban transitando el suyo o tratando de encontrarlo, que tuve que ir un poco por mi cuenta. No me gusta que me digan qué hacer a estas alturas, porque aprendí a confiar en mis decisiones, pero hace bien tener con quien hablar de… la vida, supongo— digo, alzando mis hombros en un gesto de incertidumbre.

Trato de verme como ella dice que soy, me he dado muchos calificativos para afianzar mi confianza, pero nunca me he llamado valiente a mí misma. No podía serlo si no salía de mis espacios seguros, esos que me decidí a abandonar porque había algo lo suficientemente fuerte que me llamaba desde afuera como para darme cuenta de que había un afuera y de que no estaría sola, viviendo con Mimi llego a sentirme incluso más en compañía que cuando estaba con mi familia. Y sí, puede ser que el espacio reducido del monoambiente ayude un poco a ese sentimiento, porque ya no hay puerta de dormitorio que cerrar, compartimos la misma y única habitación. — Si tengo que ser honesta, me avergüenza que el acto de valentía que se me tenga que reconocer es haberme ido de casa. Sigue siendo poco en comparación a lo que hacen otras persona y… algo frívolo. Espero poder hacer algo más— le confieso, algo más grande, algo que signifique algo más importante para los demás, que sea para ellos y no se trate sólo de mí. —Y la verdad es que no espero recibir nada a cambio. Si puedo ayudar a que haya justicia en cuanto a derechos, al final de todo espero tener para mí una tranquila y apartada. Ni siquiera sé si me quedaría en Neopanem— esto lo digo en un tono mucho más bajo, es un susurro que comparto con ella, porque sigue siendo algo de lo que pocos hablan, de lo que habrá más allá de las fronteras que conocemos y si acaso podría alcanzar un día la orilla de la que proviene mi padre, en algún lugar del norte del globo.

Le devuelvo la sonrisa cuando intenta bromear, armé una fantasía en base a lo que me había contado Ken y aun me cuesta ver a las personas que crecieron con él en el distrito catorce como personas reales, con las que puedo hablar y que reconocen ser cobardes en ciertas cosas así como son valientes. Trato de ver en las líneas cansadas del rostro de Alice algo que me confirme todo aquello a lo que tuvieron que sobrevivir, pero como de sus labios salen palabras que a mí me reconfortan, no insisto en esa tarea que podría evocar amarguras. —Y ahora están aquí, marcando la diferencia. Han recorrido mucho para llegar hasta este lugar desde el que se paran para querer luchar— apunto, lo puedo ver en cómo el tío Ben o la misma Alice tienen de a ratos una mirada anciana, de quienes han vivido más de lo que sus rasgos dicen. Pese a que el tío Ben tenía eso de querer hacerme bromas, se ponía sombrío entre un comentario y otro. Con Alice me pasa de que sus palabras son como chispazos de luz en medio de una noche oscura. Ava también se ve mucho más grande de lo que parece y no nos llevamos tanto de diferencia, pero me inspira el respeto como para llamarla tía Ava también. Y de Amber ni hablar, me intimida. —He llegado a pensar que la vida nos ofrece situaciones que nos van formando para ser la persona que debemos ser más adelante, circunstancias y personas, todo nos está formando para algo. Algún día todo cobrará un sentido también para mí, y lo único que espero es entender lo necesario lo más pronto posible, no es como si hubiera mucho tiempo para pensar. Ben me ha dicho que no seré la misma persona dentro de diez años, porque hace diez años atrás también fui otra. ¿Eso es cierto, Alice? ¿Dejamos de ser quienes fuimos para cambiar tanto que llegamos a ser una nueva persona o sigue quedando algo de quienes fuimos?
Anonymous
Alice D. Whiteley
Consejo 9 ¾
Eso es algo que tienes que descubrir por ti misma. — respondo honesta, y no porque no tenga una repuesta concreta que darle. — Todo el mundo está tratando de buscar su camino, de llegar a algún lugar donde pueda sentir que pertenece, o al menos donde pensar que pueden llegar a hacerlo. — no conozco a mucha gente que lo haya encontrado, de todas formas, pero eso no es algo que le digo porque hoy he decidido no dejarme llevar por el camino amargo. Irónico que estemos hablando de esos ahora mismo, mientras nuestros pies libres siguen otro propio como si fuera de estos árboles no nos estuviera prohibido pisar. — No creo que sea buena dando consejos, a Ben es a quién se le dan bien los discursos, incluso creo que Kendrick es mejor para eso que yo, pero me gusta escuchar a la gente. — reconozco, con una sonrisa que se me escapa después cuando dirijo mi mirada hacia ella en un gesto rápido. — Eres joven todavía, con un poco de suerte de nuestro lado, tendrás toda la vida para buscar tu camino, coger un par de atajos o ir por el paseo largo. Si sabes a dónde quieres ir, no importa realmente cuanto tardes en llegar hasta allí. — mucha gente ni siquiera sabe a donde quiere llegar cuando llega su hora, es triste pensar que muchos nos dedicamos a dar tumbos de un lado para otro sin un fin concreto.

¿No te parece que marcharse de casa sea un acto de valentía? — quizá se me nota la sorpresa en el tono de mi voz cuando me paro un segundo en nuestra caminata, solo para retomar el paso un segundo después en lo que la miro con esa misma expresión plasmada en el rostro. — Tu casa, un hogar es donde uno se encuentra más protegido, estamos rodeados de lo que conocemos, seguros en nuestra propia comodidad, ¿por qué alguien querría dejar eso atrás? Yo no lo hubiera hecho de haber tenido otra opción, ¿sabes? — le reconozco, porque creo que no sabe la historia completa, que solo nos conoce por lo que todo el mundo nos conoce: por ser los supervivientes del catorce. — Muchos a los cuarenta todavía no se han ido de casa siquiera, no seas tan dura contigo misma. — le sonrío con gracia por el comentario, a pesar de que el trasfondo del mismo tiene intención de darle mi apoyo. — ¿A dónde querrías ir, de poder escoger? — la curiosidad me pica lo suficiente como para no cerrar la boca ante esa confesión, que no es la primera vez que escucho salir eso de boca de alguien. Últimamente escucho de más personas que se quieren marchar que de aquellas que quieren quedarse y luchar. ¿Quién los culparía, después de todo? — ¿Sabes? Viví un tiempo en Europa, cuando era más niña, te diré que no son más que ruinas, o al menos lo que yo recuerdo de ella, pero es ahora que pienso más a menudo que alguna vez me gustaría volver allá. — probablemente el reencuentro con Colin haya sido el culpable de ese sentimiento, pues hasta el momento, jamás se me habría ocurrido el pensamiento de volver siquiera.

No, no creo que dejemos de ser quienes fuimos. — murmuro en un susurro que con el ruido del viento mezclado con el propio cantar de los pájaros y nuestras pisadas, podría llegar a pasar desapercibido. Me apresuro a aclararme la garganta para que se me escuche con mejor claridad. — Nos adaptamos, cambiamos, somos quienes tenemos que ser dependiendo de las piedras que se topen por nuestro camino, pero no pienso que lleguemos a cambiar tanto lo que fuimos como para decir que terminamos siendo alguien completamente diferente. — por mucho que a la gente le guste pensar que así es, que podemos cambiar, quizás es mi mentalidad pesimista la que me lleva a hacer esa declaración, o la optimista, dependiendo de por donde se mire. — Siempre quedará algo de lo que fuiste, para bien o para mal, somos quienes somos por algo, hay algunas experiencias que tienen más peso que otras. Llegará el día donde mirarás atrás y te darás cuenta de que todo lo que has hecho te ha llevado hasta ese punto, y no podrías haberlo hecho sin pensar que eres lo que te imaginaste que serías en el futuro.
Alice D. Whiteley
Icono :
Draw a way through the lights · Alice DBmC5E4
https://www.themightyfall.net/t8274-whiteley-alice-dalia
Invitado
Invitado
Al desprenderme de lo que se esperaba de mí o de lo que creía que se esperaba de mí, tuve más claro a dónde quería llegar y qué quería hacer, cómo será ese camino es algo que tendré que descubrir a medida que lo vaya cruzando. Siento que en ocasiones lo que quiero es mucho más utópico que un futuro de derechos que es por lo que decidimos pelear y mucho más egoísta, porque lo que quiero está lejos y no depende de nada de lo que fuera a pasar en Neopanem en esta década ni en la siguiente. Mi camino para llevarme hacia donde quiero llegar, me lleva a delinear un largo trazo en el aire, invisible a ojos de la mayoría y que se abre a horizontes que desconozco. —Lo bueno de que no importe cuánto me tarde en llegar, es que no creo en eso de llegar tarde o demasiado pronto, sé que ocurrirá cuando tenga que ocurrir…— es otro poco de fe ciega, de esa que conozco y que me vale para poner mi confianza en todo aquello que en otros puede llegar a despertar escepticismo, y es también la que me sostuvo cuando encontré decepción en lo que creía, razones que me fueron alejando de casa.

Bajo mis ojos a las puntas de mis zapatillas al pisar algunas briznas para seguir avanzando por el sendero, lo que evito es tener que mirarla cuando volvemos sobre la cuestión de haberme ido de casa. —Hay hogares que duelen, incluso cuando te abrazan de cariño, hay algo de dolor en permanecer allí…— susurro, tal vez el último tiempo que pasé con mis padres pude apreciar como la relación entre ambos mejoraba y también disfruté de lo que era tener un hermano por un corto periodo en el que Simon estaba adaptándose a ser parte de la familia, pero a la larga no puedo desprender lo bueno de lo malo y es una maraña tan confusa de mentiras y preguntas que siguen sin respuesta, que este bosque con sus brechas de luz entre los troncos de los árboles es un paisaje más claro para mí. —Lamento que hayas perdido tu casa y hablar como una ingrata con mi suerte— digo, en verdad me avergüenzo de eso, la incomodidad lo demuestro al pasar un mechón detrás del arco de mi oreja. —¿Puedo preguntarte cómo era tu familia?— pregunto con el cuidado que se merecen estos temas delicados, pero siento que necesito comprenderlos y poder ver en ellos más allá de esos carteles en los que nunca creí cuando los catalogaban como criminales.

Quiero ir a donde vivían mis abuelos, mucho más al norte de Europa para ser más precisa, es de donde provenimos los Lackberg y a donde siento que tengo que regresar. Es realmente a donde pertenezco…— contesto, procuro ser más precisa y realista con mis especificaciones en cada ocasión que me lo preguntan, así no parece que estoy hablando al aire y sobre reinos de fantasía. Es un lugar real, existe. Papá vivió allí, también Jakobe. —Y cuando esté allí, viviré en una casa con un jardín de invierno donde no haré otra cosa más que pintar— sonrío, a medias con emoción y a medias con pena. Le muestro mis palmas como para recordarle que eso es lo único que sé hacer, así que es a lo único que dedicaría toda mi vida. Y si el tío Ben tiene razón y pelear nos cambia a todos, o si Alice tiene razón y hay una parte de nosotros mismos que seguimos conservando, todo lo que sé es que cuando la guerra se acabe, quiero poder ver instituciones más justas y luego irme. No creo poder quedarme a ver cómo todo aquello por lo que se pelea y se trata de construir, vuelve a desmoronarse en un ciclo inacabable, porque no puede ser de otra manera. —Aunque no lo creas, en verdad eres muy buena con las palabras y en hacer sentir bien a las personas. Sobre todo, en hacer sentir bien…— digo, me acuclillo a mitad del sendero y me abrazo a mis rodillas. —Muchas personas dicen palabras amables que son mentiras agradables a los oídos y muchas otras dicen la verdad con la justificación de que es cruel, pocas personas saben decir algo que es verdad y a la vez puede sonar esperanzador. Serías una buena maestra de escuela, ¿sabes? Daría gusto ser tu estudiante y escucharte hablar así, todos saldríamos de clase sintiendo que podríamos lograr lo que nos propusiéramos y sin todo el peso sobre los hombros de creer que debemos salvar y morir por el mundo— tiro de mi boca en una sonrisa débil.
Anonymous
Alice D. Whiteley
Consejo 9 ¾
Puedo entender lo que dice, porque lo he experimentado en carne propia en varias ocasiones. Hay algo extraño en volver a estar dentro de la civilización de Neopanem, incluso cuando el catorce formaba parte de él, se sentía como si no lo hiciera. Éramos nosotros y eso bastaba. Siempre me quejé de lo mucho que me recordaba a una jaula, por no tener la oportunidad de salir de allí como alguien libre, cuando lo cierto es que no sería hasta después que pensaría en lo afortunada que era de poder estar en esa celda y no en la que tenemos ahora. Niego con la cabeza porque no creo que esté actuando como una ingrata, ni siquiera se me había pasado por la cabeza pensar algo como eso de ella. — No estás siendo ingrata, todo el mundo tiene derecho a sentirse miserable por las cosas que se han perdido, no es justo comparar dolores y minimizar los propios solo porque alguien lo haya pasado peor. — explico, no me sorprendo cuando siento mi voz calma al hablar, porque realmente es algo que siento así. Si lo hiciéramos, si minimizáramos el dolor de otros, ni siquiera podríamos empatizar con el otro y,  a pesar de ser solo un pensamiento, creo que la empatía es uno de los primeros valores que se le debería enseñar a una persona. Porque ya se conoce que egoístas somos por naturaleza.

¿Sobre cuál de ellas quieres saber? — le propongo, antes de mostrar una sonrisa lastimera que me lleva a suspirar largo, no por tristeza, sino porque creo saber por donde empezar. — Puedo contarte de la familia que apenas recuerdo, una que perdí mucho antes de conocer cómo funcionaba el mundo y de sus injusticias. Antes de llamarme Whiteley, en su día fui Shepherd, como mis hermanos, pero ellos murieron junto a mis padres en los bombardeos de Londres. — no sé hasta qué punto ella conoce sobre la historia del país, si en la escuela le han explicado de la época mucho antes de los Niniadis, cuando la misma Jamie se encontraba en Europa cuando los Black lanzaron las bombas sobre el continente extranjero. — Allí fue donde conocí al hombre que me dio su apellido, por el que me conocen ahora y el que ves en los carteles. Quizá hubiera estado un poco decepcionado de saber que su nombre terminó de esta manera, él era un buen hombre. — no necesito decir mucho más para que entienda que ya no se encuentra con nosotros, creo que se sobreentiende y tampoco me demoro mucho en continuar con una historia que ya debe conocer el resto. Me giro un poco hacia ella, ladeando la cabeza pues ha sido quién ha preguntado por mi familia. — Pero ahora mismo, mi familia es todo esto. Ben, Ava, Amber, los niños… Son todo lo que tengo, y a pesar de no ser lazos sanguíneos, puedo confiar en que son igual de estrechos que lo que uno conoce por familia convencional. — resumo, es genuina la sonrisa que le muestro después, sin una pizca de la lástima con la que le sonreí previamente.

Espero que no se lo tome a mal cuando hago la siguiente pregunta, pero es una que no me puedo resistir a hacer: — ¿Sientes que perteneces a un lugar que jamás has conocido? — no tengo intenciones de ofenderla, simplemente quiero entender como se siente o qué es lo que le ha llevado a hacer esa conexión, porque quizás me sirva a mí para un futuro. Después de todo, no solo es tarea de los más jóvenes el aprender de los que han vivido más, sino que yo tampoco voy a ser tan egocéntrica de no reconocer que podemos aprender muchas cosas de aquellos a los que le faltan más experiencias por vivir. — Creo que es nuestro trabajo, como los más grandes, el haceros ver que todavía hay cosas por las que luchar, por las que merece la pena vivir un día más, aunque en el fondo nosotros no nos veamos capaces de conseguir nuestros propios objetivos. No todo está escrito en papel, hay ciertas cosas que deberéis aprender por vuestra cuenta, y con eso vienen los errores, también algún que otro arrepentimiento, quizás no de todo se saca algo positivo. Pero si lo juntas todo, todo lo que sabes y lo que no conoces todavía, creo que queda un espacio, por pequeño que sea, para pensar en el futuro. — esperanzador o no, es todo lo que tenemos, después de todo. Que nos dediquemos a pelear en lugar de disfrutar de nosotros mismos, es cosa de que algunos todavía no se han encontrado.
Alice D. Whiteley
Icono :
Draw a way through the lights · Alice DBmC5E4
https://www.themightyfall.net/t8274-whiteley-alice-dalia
Invitado
Invitado
Me doy cuenta al preguntar a Alice por su familia, que estoy tratando de entenderla a ella a través de la historia de su familia, porque yo misma siempre he creído que esos son los vínculos más fuertes y duraderos que puede tener una persona, y al decirme de antemano que ha tenido varias, me desconcierta por un momento. Mamá es una mujer sin familia. Papá es un hombre que dejó su hogar atrás, tampoco tiene familia. Familia éramos nosotros, por mucho tiempo parecíamos piezas individuales que alguien colocó una al lado de la otra sobre un estante, yo en medio de ellos dos. Piezas solitarias, frías, con las que necesitaba sentir que tenía un vínculo. Una añoranza similar a la que provoca su sorpresa cuando me pregunta luego cómo es que puedo sentir que pertenezco a un lugar que nunca conocí. Toqueteo con mi pulgar mi dedo anular, allí donde dicen que está la vena que va directo al corazón, que por eso de ese punto surgen todos los hilos que nos conectan a otras personas y a ciertos lugares. Alice es, como puedo descubrir, una mujer que es en sí misma. No es su familia, ni es un lugar, es ella en su vida, con las relaciones que fue estableciendo y que hoy definen a quienes considera familia. —Lamento lo de tus padres y hermanos— es lo correcto en decir, puedo tratar de imaginar una ciudad donde edificio por edificio se va replicando ese estallido que vi en televisión cuando el ministerio de magia explotó, —y quien te adoptó no debería sentirse decepcionado, una pancarta muestra solo un rostro y un nombre, pero no te dice nada de esa persona. Eres mucho más que un cartel— digo, asumiendo que el hombre no podría dar su opinión ni aunque quisiera, ya no está, pero ella tampoco debería quedarse con ese pensamiento. —Si ellos son todo lo que tienes, suena a mucho, ¿sabes? Suena a que encontraste personas con las cuales estar— y es mucho, en un mundo donde muchos velan por su propia suerte.

Asiento con mi barbilla para responder a su duda que escucho honesta, esta vez sí tengo que correrme un poco de lo fácil de creer, para hacerla parte de mis cavilaciones más profundas. —Es algo así como una sensación de déjà visité, tengo la sensación muy fuerte de que un lugar me llama y lo percibo cuando estoy mirando fijo un paisaje, porque es como si mis ojos tuvieran la memoria de un paisaje diferente que trata de imponerse a lo que veo. Solía pasarme cuando veía desde la ventana de mi habitación, como vivíamos en un edificio muy alto del Capitolio podía ver mucho de la ciudad desde mi ventana y la sensación de estar en el sitio equivocado me presionaba en el pecho. Algunas personas, en serio, creo que nacen en el lugar equivocado, pero muchas cosas a su alrededor son signos que le hablan del lugar al que pertenecen. Y sí, ya sé, estás pensando que estoy loca, pero escúchame— se lo pido, que luego es cosa suya creerme o no, si decide no creerme al menos se lo puede quedar como una ocurrencia entretenida de escuchar. —No nacen en esos lugares porque no pueden. ¿Sabes por qué hay niños que no llegan a nacer o que mueren en el parto, Alice? Porque el tiempo no es el adecuado, porque el lugar no lo es. La vida y la muerte son dos circunstancias que necesitan encontrar su punto de equilibrio, y la vida trata de imponerse con tanta fuerza a la muerte, porque el deseo de todo el que va a nacer es vivir y es tan fuerte, que a veces la vida encuentra maneras de esquivar a la muerte que en realidad no está haciendo otra cosa más que decirle “aquí y ahora, no”, entonces deja a esas vidas en otro lugar, hasta que encuentren por sí mismos el camino que ya conocen, para llegar a donde tienen que estar— acabo mi monólogo con falta de aire y tal emoción en mi voz que necesito de un par de hondas inspiraciones para recuperarme. Por su manera de hablar tan sensata sobre la vida, que me ayuda a acomodar mis propios pensamientos, los cuales se habrá dado cuenta que se rellenan de mucha fantasía para dar con explicaciones, no sé cómo se tomará mi relato. Sé que es casi imposible de creer, pero yo sí lo hago, puedo creer en estas cosas.
Anonymous
Alice D. Whiteley
Consejo 9 ¾
Pretendo mover mi mano para restarle importancia a cosas sobre las que ya me es difícil pensar de otra forma que no sea la de que no tiene sentido lamentarse por los muertos, pero es cierto que al final solo termino por hacer un movimiento con mi cabeza demasiado vago porque aun me gustaría poder aplicarme ese cuento. Nunca dejarán de ser mi familia y, aunque puede que no piense todos los días en ella, sí que medito sobre el pasado más de lo que debería. En especial porque parece que hay una parte del mismo que parezco haber olvidado, y que haya sido forma inconsciente o no, me es igual, la sensación de temor que me recorre el cuerpo cada vez que lo pienso no es algo de la que me pueda desquitar tan fácilmente. — Es bueno tener alguien con quién poder compartir estas cosas, ¿sabes? Uno no puede depender de permanecer solo toda la vida, eso es algo que me ha costado mucho aprender. Aunque no sean familia de sangre, aunque no haya nada más que nos una más que la historia que compartimos juntos, una que trataron de borrar con cenizas, la verdad es que siempre es agradable tener alguien a quién poder contarle sobre tus inseguridades. — y creo que estoy no solo aconsejándola a ella para el futuro, para que se aferre a las personas que la vida ha puesto en su camino, sino a mí misma también. — El camino que recorremos es incierto, no hay nada seguro, estamos predestinados al cambio todos los días, es con lo que nos ha tocado vivir, por eso es bueno que sepas que no tienes por qué recorrerlo sola. — ya sea con su familia, amigos o amantes, no importa demasiado la etiqueta, importa como nos sentimos al respecto.

Me río levemente cuando cree que la estoy tomando por loca, cuando en realidad me siento bastante atraída por su idea, hasta me atrevería a decir que tiene cierta lógica. Yo siempre he creído que no pertenecía a ningún lugar, no al distrito dónde nací, no dónde pasé mi infancia, tampoco donde descubrí parte de mi adolescencia. Sigo pensando que no pertenezco a ningún lado, que estoy destinada a merodear de un sitio a otro, pero quizás es que simplemente todavía no lo he encontrado aún. Hay personas que dicen que no le perteneces a un lugar en específico, sino más bien a alguien. Supongo que esas son las que tienen la suficiente suerte como para poder ver la vida de esa manera. — Es… bueno, Syv, tienes una perspectiva acerca de la vida que muchos de tu edad desearían tener, te envidio por eso. — reconozco, con una sonrisa sincera en los labios. — No sé si al final todo se basará en creencias y en lo que decidimos creer cada uno para poder seguir adelante, pero parece una buena manera de ayudar también a la gente que pierde hijos tan pronto. — que, simplemente, las circunstancias para su desarrollo no son las adecuadas, que es mejor ahorrarles el sufrimiento antes de que otras cosas puedan con ellos.
Alice D. Whiteley
Icono :
Draw a way through the lights · Alice DBmC5E4
https://www.themightyfall.net/t8274-whiteley-alice-dalia
Invitado
Invitado
Pierdo mi mirada en las luces que vacilan entre las hojas de los árboles, la voz de Alice al hablarme me hace consciente de cada cosa a mi alrededor y de cada paso que doy al avanzar por este sendero, mis dedos rozan un tronco áspero, me dejo llevar por lo que ella dice, sobre encontrar personas con las que puedes ser, supongo que de eso se trata. Eso parece que es lo que ella encontró. —Siendote honesta, desde que he venido aquí, incluso los ratos en los que estoy sola, me siento más acompañada que cuando estaba en casa. En ocasiones me paso sola pintando y entonces llega Mimi, podemos hablar por horas. Sino también está Ken que me escucha, aunque no siempre entienda todo lo que le digo, pero me escucha. Y luego están ustedes…— ladeo mi rostro hacia ella, enseñándole una sonrisa de agradecimiento. —Me hace bien hablar contigo, Alice. Me haces sentir mucha paz— le confieso, detengo mi andar para recargarme en un tronco bastante grueso, coloco mis manos detrás de mi espalda. Bajo mis ojos a las punteras de mis zapatillas que raspan una de estas raíces para quitarle la hierba que trepa. —Hablar contigo me ayuda a echar un poco de luz a un camino que desconozco y, aunque no quiera reconocerlo en voz alta, también me confunde pese a saber que es aquí donde quiero estar y este camino el que quiero recorrer.

Creo saber quién soy, a dónde quiero ir, a qué lugar pertenezco. Saberlo no me salva de un presente incierto en el que estoy cambiando tanto que me pregunto si el tío Ben tendrá razón al final de todo, si será como dice Alice o si seguiré siendo la misma. —No quiero sentirme sola otra vez— pongo en palabras mis pensamientos para poder sacarlos, no la miro así no se siente en la obligación de tener que mostrar simpatía por mis miedos más infantiles. —Quiero sentir que pertenezco a un lugar, a personas, que son iguales a mí y yo a ellos, en los que pueda mirarme y reconocerme… y ser yo misma—. Supongo que en toda mi vida al describir el norte del que provenimos, era a esto a lo que me refería. Pero mi casa primero, Neopanem después, la sensación de estar atrapada en lugares en los que no parezco persiste y aunque me agrada estar con ellos, también sé y la razón por la que esté teniendo esta charla con Alice en principio, es porque tampoco sienta que encaje con ellos. Porque tengo ideas que coloco en mis labios, que al explicarlas sé bien que son descabelladas y no tienen ningún fundamento.

Sonrío para ella por mantener su amabilidad conmigo. —No, en realidad no es nada para envidiar— lo niego, curvo un poco más sonrisa que va perdiendo su intensidad, —esta manera de pensar no es buena. Me gusta encontrarle una explicación a las cosas que no parecen tener una y que nos lastiman por no poder darle un sentido. Piensa, ¿cuántas cosas malas nos ocurren día a día? Si al menos tuvieran un sentido serían más llevaderas, nos harían sentir mejor…— aclaro mi punto, juego con mis dedos por el nerviosismo de saber que básicamente estoy justificando las mentiras agradables. —Mamá perdió muchos bebés, no… su cuerpo no podía retenerlos, al cabo de unos meses siempre los perdía. Estuvo en reposo los siete meses que estuve en su vientre, fue un embarazo demasiado complicado pero nací. La he visto triste muchas veces por cosas que nadie puede remediar— musito, recordando los frascos de pastillas en su baño, en su cuerpo adormecido entre las sábanas y lo húmedas que tenía las mejillas incluso cuando dormía. — Así que por cada cosa mala, te cuentas algo que le dé un sentido y te haga sentir mejor. Me gustaría hacer eso toda mi vida, ¿sabes? Creo que por eso también pinto, me gustaría hacer cosas que hagan sentir mejor a las personas— le sonrío con un poco más de ánimo recobrado, volvemos al punto de inicio.
Anonymous
Alice D. Whiteley
Consejo 9 ¾
La sonrisa que le dedico declara que yo no sabría decir si mi presencia hace sentir paz tal y como ella lo predica, pero sí estoy dispuesta a aceptarlo como un cumplido. — Lo bueno de tener alguien con quién hablar, es que cada uno puede ofrecerte una perspectiva que puede que no hayas tenido en cuenta. Opiniones… eso es algo de lo que desgraciadamente nunca vamos a estar faltos. — es un comentario que se tiñe de broma a pesar de que su origen recae en la veracidad de los hechos. Vivimos en un mundo donde cada día se pueden sacar más aspectos a criticar, algo por lo que juzgar y despreciar, pero me enorgullece saber que habrá generaciones como las de Syvonne que tendrán la oportunidad de hacer un cambio, si no es por lo que nosotros no pudimos o podremos hacer, que sea al menos por lo que estamos dejando atrás para ellos. Espero que no lo tome como un atrevimiento cuando me acerco al lugar donde está apoyada, rodeo sus hombros con uno de mis brazos y uso mis manos para frotar su brazo con la mano y el hombro que queda más cercano a mi pecho en una caricia cálida. — No estás sola, tienes toda la vida para descubrir a dónde perteneces, tanto como si es allá dónde vivieron tus antepasados, como si es aquí con nosotros, con tu familia. Tienes la fuerza y el espíritu como para poder conseguir cualquier cosa que te propongas, y si lo que quieres es inspirar a otros, darles un futuro mejor por el que merezca la pena seguir viviendo, hazlo, solo entonces podrás ser tú misma. — ella será la única que decidirá cual camino escoger, y en parte, creo que ya lo ha hecho.

Escucho lo que tiene que decir acerca de su madre, a pesar de dejar de frotar sus brazos por un segundo no me aparto. Estoy segura de que Syvonne es lo más parecido que tiene ella a un regalo, si tanto le costó tener hijos, y no puedo evitar sonreír por el sentimiento. — Y aun así, aquí estás, pese a todos los inconvenientes y a los intentos fallidos, creo que eso dice mucho de ti misma. — murmuro, cuando asegura que el embarazo que le dio la vida fue complicado, como si se tratase de una flor que pese a verse en la situación de tener que crecer en la adversidad, lo hizo igualmente. Asiento con la cabeza porque parece tener una muy buena idea acerca de cómo encarar el futuro, la suelto solo para tener la libertad de observar el paisaje. — ¿Quieres que volvamos? — propongo, pensando en que Adam ya habrá terminado con la parte más desagradable del proceso y quizás me dé tiempo a enseñarle alguna que otra cosa antes de que caiga el sol. — Lo tomaremos con calma, paso por paso, no tienes por qué presenciarlo todo de golpe. — le explico, que a veces en estas situaciones no puede ser de otra manera, he aprendido que la vida en el norte no conoce de pausas, ni de descansos, pero por esta vez creo que podemos hacer una excepción, en especial porque se siente tremendamente bien poder enseñarle a alguien que realmente tiene interés.
Alice D. Whiteley
Icono :
Draw a way through the lights · Alice DBmC5E4
https://www.themightyfall.net/t8274-whiteley-alice-dalia
Contenido patrocinado
No puedes responder a temas en este foro.