OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
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Febrero
Al ver a Kennedy Wang desde la ventanilla de la puerta que esconde su celda quedo segura de que hice bien en escoger a Matthew Rosier como compañero hace unos meses atrás. Pensar que en ese momento buscábamos al tipo que ahora yace encerrado en mi laboratorio a la espera de que su cuerpo reaccione y ahora no solo lo tengo a él gracias al escuadrón licántropo, sino que también a su compañera gentileza del auror revelación del mes. Podría ser una gran victoria de no ser por el nuevo enemigo que nos acecha, pero creo que de todas formas merece que abramos un champagne y bebamos a la luz de la luna a modo de festejo con los patronus danzando alrededor para protegernos. No sé por qué hablo en plural si ahora mismo somos el cuerpo de gobierno más aburrido de la historia, demasiado viejos o demasiado temerosos desde mi punto de vista.
La mujer de rasgos asiáticos duerme con la mano sobre la pequeña rendija que da a la celda vecina ¿Espera escapar por allí? No creo que llegue demasiado lejos. De todas formas me hace sonreír por lo patética que se ve, solo lleva unas horas aquí y parece más cerca del otro lado que de éste. Aún así no creo que tengamos que matarla aún... Por lo que me he enterado estaba sola cuando la atraparon, lo que quiere decir que no hay testigos al respecto.
Los rebeldes nos atacaron el año pasado por unos maleficios imperius ¿Por qué no podemos pagarles con la misma moneda? Solo que seremos más inteligentes que ellos, no hay necesidad de explotar todo y solo hay que tener paciencia y meter un agente entre ellos para dar el golpe perfecto.
- Buenas tardes, Powell - saludo al ministro que se acerca sin verlo de frente - ¿No es un bonito día? - pregunto girándome con una sonrisa - Por fin el departamento de defensa empieza a ser efectivo, mis felicitaciones a Weynart.
Al ver a Kennedy Wang desde la ventanilla de la puerta que esconde su celda quedo segura de que hice bien en escoger a Matthew Rosier como compañero hace unos meses atrás. Pensar que en ese momento buscábamos al tipo que ahora yace encerrado en mi laboratorio a la espera de que su cuerpo reaccione y ahora no solo lo tengo a él gracias al escuadrón licántropo, sino que también a su compañera gentileza del auror revelación del mes. Podría ser una gran victoria de no ser por el nuevo enemigo que nos acecha, pero creo que de todas formas merece que abramos un champagne y bebamos a la luz de la luna a modo de festejo con los patronus danzando alrededor para protegernos. No sé por qué hablo en plural si ahora mismo somos el cuerpo de gobierno más aburrido de la historia, demasiado viejos o demasiado temerosos desde mi punto de vista.
La mujer de rasgos asiáticos duerme con la mano sobre la pequeña rendija que da a la celda vecina ¿Espera escapar por allí? No creo que llegue demasiado lejos. De todas formas me hace sonreír por lo patética que se ve, solo lleva unas horas aquí y parece más cerca del otro lado que de éste. Aún así no creo que tengamos que matarla aún... Por lo que me he enterado estaba sola cuando la atraparon, lo que quiere decir que no hay testigos al respecto.
Los rebeldes nos atacaron el año pasado por unos maleficios imperius ¿Por qué no podemos pagarles con la misma moneda? Solo que seremos más inteligentes que ellos, no hay necesidad de explotar todo y solo hay que tener paciencia y meter un agente entre ellos para dar el golpe perfecto.
- Buenas tardes, Powell - saludo al ministro que se acerca sin verlo de frente - ¿No es un bonito día? - pregunto girándome con una sonrisa - Por fin el departamento de defensa empieza a ser efectivo, mis felicitaciones a Weynart.
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Creo que estoy desbordando una alegría poco usual para ser alguien que está saliendo del ascensor de la base de seguridad; saludo con mucha efusión a uno de los guardias y soy consciente de que me ha mirado con una mirada extraña que trato de ignorar al meter mi boca en el vaso térmico en el cual tengo mi capuccino cargado. Puede ser un capricho infantil y personal, pero saber que Kennedy Wang está una vez más tras las rejas me recuerda a ese pequeño y humillante enfrentamiento en el norte, del cual prometí tomar revancha en alguna ocasión. Sé que voy a cobrarme ese duelo, me gusta pensar que no soy la clase de hombre que comete el mismo error dos veces. Me he prometido que este año será de cerrar etapas para abrir nuevas, incluye el no dejar asuntos pendientes y esta mujer es uno de ellos.
La figura de Silas se recorta frente a la entrada de la celda y su voz solo acentúa la sonrisa de mis labios, de los cuales relamo el sabor a la cafeína — De los mejores que hemos tenido en semanas. ¿No crees que deberíamos compartir una copa después de esto? — apenas le echo un vistazo cuando me adelanto para asomarme por la rendija, echándole un vistazo a la mujer que dormita como si se tratase de un perro callejero — Riorden tuvo una mala racha, pero estoy seguro de que las cosas van a empezar a mejorar. De los errores se aprende y los últimos dos años han estado cargados de ellos — ni siquiera cuando yo era solo un miembro del Wizengamot las cosas pintaban para bien y, a pesar de que miles de cosas podrían arruinarse, la organización será clave.
Doy otro trago a mi café y hundo la mano libre en el interior del bolsillo de mi saco, me volteo para enfrentar a mi colega para señalar la puerta con un movimiento de la cabeza — Nos merecemos una pequeña charla con ella, ¿no crees? — saco la diestra para poner los dedos sobre el lector y la puerta se aparta, dándonos el paso a la blanca celda — Pase lo que pase aquí, será confidencial. Ya sabes… asuntos meramente gubernamentales — despierto a Wang sin una mínima delicadeza, mi pie patea el suyo y en cuanto creo que su cabeza se sacude, es mi varita la que se encarga de que su cuerpo levite hasta encontrarme con sus ojos a la altura de los míos, a pesar de dejarla colgando boca abajo. Me sonrío, ladeando un poco mi rostro en lo que mi mirada se pasea por ella hasta regresar al suyo — ¿No te trae buenos recuerdos? — musito. Como si esto se tratase de una conversación casual, me acabo el capuccino y dejo el vaso sobre el suelo, siendo así libre de tronarme los dedos — Es un placer verte de nuevo. Creo que no habíamos tenido la oportunidad de ponernos al día la última vez.
La figura de Silas se recorta frente a la entrada de la celda y su voz solo acentúa la sonrisa de mis labios, de los cuales relamo el sabor a la cafeína — De los mejores que hemos tenido en semanas. ¿No crees que deberíamos compartir una copa después de esto? — apenas le echo un vistazo cuando me adelanto para asomarme por la rendija, echándole un vistazo a la mujer que dormita como si se tratase de un perro callejero — Riorden tuvo una mala racha, pero estoy seguro de que las cosas van a empezar a mejorar. De los errores se aprende y los últimos dos años han estado cargados de ellos — ni siquiera cuando yo era solo un miembro del Wizengamot las cosas pintaban para bien y, a pesar de que miles de cosas podrían arruinarse, la organización será clave.
Doy otro trago a mi café y hundo la mano libre en el interior del bolsillo de mi saco, me volteo para enfrentar a mi colega para señalar la puerta con un movimiento de la cabeza — Nos merecemos una pequeña charla con ella, ¿no crees? — saco la diestra para poner los dedos sobre el lector y la puerta se aparta, dándonos el paso a la blanca celda — Pase lo que pase aquí, será confidencial. Ya sabes… asuntos meramente gubernamentales — despierto a Wang sin una mínima delicadeza, mi pie patea el suyo y en cuanto creo que su cabeza se sacude, es mi varita la que se encarga de que su cuerpo levite hasta encontrarme con sus ojos a la altura de los míos, a pesar de dejarla colgando boca abajo. Me sonrío, ladeando un poco mi rostro en lo que mi mirada se pasea por ella hasta regresar al suyo — ¿No te trae buenos recuerdos? — musito. Como si esto se tratase de una conversación casual, me acabo el capuccino y dejo el vaso sobre el suelo, siendo así libre de tronarme los dedos — Es un placer verte de nuevo. Creo que no habíamos tenido la oportunidad de ponernos al día la última vez.
Alzo las cejas sorprendida cuando el señor futuro papá propone tomar una copa luego de ésto y asiento con un ademán pues es justo lo que planeaba hacer de todas formas. Esto merece una copa, una fiesta y un gran anuncio en televisión nacional... Pero ésto último no podrá ser, debemos ser inteligentes y no simplemente sacudir cada victoria como animales. Después de todo eso es lo que nos diferencia de ellos, no somos salvajes, sino estrategas, y ahora mismo tenemos una mano de cartas con la que podríamos apostarlo todo.
- Una copa por las victorias recientes y otra como promesa de que esos errores no volverán a ocurrir - propongo levantando mi mano con una copa imaginaria que espero que más tarde se convierta en una real. Aún recuerdo mi último festejo, aún no había toque de queda y la resaca del día siguiente fue demasiado para la edad que tengo... Ésta vez me controlaré un poco más, después de todo se puede festejar con elegancia, no hace falta que todo sea descontrol.
- Te sigo - respondo cuando propone entrar y luego de que pone su huella en el lector, ayudo a abrir la puerta y entro con paso seguro. No es una celda muy amplia, sería una pena que lo fuera, pero aún así hay lugar para los tres así que camino un poco por dentro mientras Hans presenta su saludo a la prisionera - Ni te molestes en intentar gritar que tu querido Jeff está muy inconsciente en mi laboratorio, nos estamos divirtiendo - comento cuando veo que la mujer gira para ver por la rendija - Solo nosotros tres.
Soy conciente de que no puedo hacer todo lo que me gustaría con la prisionera, tengo al ministro de justicia al lado y el tipo conoce las leyes mejor que nadie así que debo respetarlas. Nada de torturas, nada de golpes, a no ser que él lo proponga y entonces lo acompañaré y luego guardaré silencio con mucho gusto - Veo que ustedes guardan historia así que te dejaré el placer de decidir que hacer con ella, Powell, aunque tengo mis sugerencias.
- Una copa por las victorias recientes y otra como promesa de que esos errores no volverán a ocurrir - propongo levantando mi mano con una copa imaginaria que espero que más tarde se convierta en una real. Aún recuerdo mi último festejo, aún no había toque de queda y la resaca del día siguiente fue demasiado para la edad que tengo... Ésta vez me controlaré un poco más, después de todo se puede festejar con elegancia, no hace falta que todo sea descontrol.
- Te sigo - respondo cuando propone entrar y luego de que pone su huella en el lector, ayudo a abrir la puerta y entro con paso seguro. No es una celda muy amplia, sería una pena que lo fuera, pero aún así hay lugar para los tres así que camino un poco por dentro mientras Hans presenta su saludo a la prisionera - Ni te molestes en intentar gritar que tu querido Jeff está muy inconsciente en mi laboratorio, nos estamos divirtiendo - comento cuando veo que la mujer gira para ver por la rendija - Solo nosotros tres.
Soy conciente de que no puedo hacer todo lo que me gustaría con la prisionera, tengo al ministro de justicia al lado y el tipo conoce las leyes mejor que nadie así que debo respetarlas. Nada de torturas, nada de golpes, a no ser que él lo proponga y entonces lo acompañaré y luego guardaré silencio con mucho gusto - Veo que ustedes guardan historia así que te dejaré el placer de decidir que hacer con ella, Powell, aunque tengo mis sugerencias.
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La primera noche en la celda no es nada sencilla. Los recuerdos de lo ocurrido la última vez me atacan sin descanso y mi mente me juega una mala pasada al enredar las cosas y convertirlas en visiones mucho más macabras de lo que fueron en realidad. Veo el rostro de Ferdia como mi atacante, también el de Jeff y luego de eso nada más que la oscuridad que invade el lugar y el sudor que cubre todo mi cuerpo. Así paso las primeras horas y solo logro conciliar el sueño cuando supongo que comienza el día pues se llevan a Jeff de la celda de al lado a hacer quién sabe qué con él. El solo saber que lo tienen así hace más de un mes me hiela la sangre, no puedo creer que aún lo esté soportando. Eso es señal de que es mucho más fuerte que yo, que me hallo aquí rendida.
Me despierto cuando siento una patadita en mi pié y luego de eso un hechizo que me eleva por los aires. Sé que no es conveniente pero una sonrisita se me escapa a ver al rencoroso Powell. Derrotarlo fue una de las últimas victorias que tuve en la vida pero algo me dice que me hará arrepentir hasta de eso con lo que viene a continuación. Está acompañado de la nueva ministra de ciencia e investigación de la cuál solo tengo malas referencias, aunque también tengo una victoria sobre ella, solo que no lo sabe.
- Me dejaron ir, me dediqué a la familia hasta que asesinaron a uno y secuestraron al otro... Listo, estamos al día - respondo a Hans con tono apagado - Y tú, madre del año ¿Qué haces aquí? - pregunto mirando a la otra. No tiene idea de que Lea está en la fábrica así que no veo qué razones personales puede tener para conmigo - ¿Qué van a hacerle a Jeff ahora?
Me despierto cuando siento una patadita en mi pié y luego de eso un hechizo que me eleva por los aires. Sé que no es conveniente pero una sonrisita se me escapa a ver al rencoroso Powell. Derrotarlo fue una de las últimas victorias que tuve en la vida pero algo me dice que me hará arrepentir hasta de eso con lo que viene a continuación. Está acompañado de la nueva ministra de ciencia e investigación de la cuál solo tengo malas referencias, aunque también tengo una victoria sobre ella, solo que no lo sabe.
- Me dejaron ir, me dediqué a la familia hasta que asesinaron a uno y secuestraron al otro... Listo, estamos al día - respondo a Hans con tono apagado - Y tú, madre del año ¿Qué haces aquí? - pregunto mirando a la otra. No tiene idea de que Lea está en la fábrica así que no veo qué razones personales puede tener para conmigo - ¿Qué van a hacerle a Jeff ahora?
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Solo nosotros tres, es un buen modo de aclararlo desde el principio y asumir nuestra responsabilidad desde que ponemos un pie en esta habitación. Jamás me ha gustado ser el que ejecute las acciones violentas, tiendo a ser quien se sienta en el rincón con los brazos cruzados mientras espera que la tortura termine para volver a ejercer una pregunta. Pero en esta ocasión, a pesar de que no tengo intenciones de sacar la varita, la sonrisa que se me desliza por los labios apretados en respuesta a las palabras rencorosas de la mujer no tiene ni una pizca de amabilidad. Sé que puede ver mis ojos helados detrás del mechón de cabello que se me ha despeinado y mi rostro se mantiene imperturbable en lo que la conversación entre ambas mujeres sigue, hasta que siento que puedo meter bocado.
— Jefferson está en las talentosas manos de la ministra Jensen, así que no pierdas tu tiempo en preguntar por él. Ya sabes, algún que otro trabajo pendiente, cosas que personas como ustedes se merecen después de todo lo que nos han hecho pasar — lo comento casi como si fuese al azar, encogiéndome de hombros en señal de falsa nimiedad — ¿Cuáles son esas sugerencias? — mi pregunta está dirigida hacia Silas, pero no le presto ni una mirada. Mis pies se mueven lentos para rodear a la prisionera, es un paseo calmo en lo que analizarla desde todos los ángulos me permite pensar un poco mejor. Matarla sería demasiado sencillo y no serviría de nada. Llamar a un dementor para que la torture acabaría en el mismo resultado. No, el tablero está en funcionamiento y nosotros debemos ser más rápidos.
Cuando quedo nuevamente delante de sus ojos, mis dedos acarician con cuidado las sienes de la mujer, hasta darle un ligero golpecito en el centro de su frente — No me dirás nada ni aunque te arrancase la piel a cuajos, lo sé. Además sería muy poco agradable a la vista — demasiado trabajo innecesario — ¿Qué debo hacer para que tu vida tenga una excusa de ser? Los tres sabemos que no saldrás de aquí, así que dime: ¿Debo conseguir lo que quiero a la fuerza o prefieres que sea suave? Alerta de spoiler: no va a gustarte ninguna de las dos.
— Jefferson está en las talentosas manos de la ministra Jensen, así que no pierdas tu tiempo en preguntar por él. Ya sabes, algún que otro trabajo pendiente, cosas que personas como ustedes se merecen después de todo lo que nos han hecho pasar — lo comento casi como si fuese al azar, encogiéndome de hombros en señal de falsa nimiedad — ¿Cuáles son esas sugerencias? — mi pregunta está dirigida hacia Silas, pero no le presto ni una mirada. Mis pies se mueven lentos para rodear a la prisionera, es un paseo calmo en lo que analizarla desde todos los ángulos me permite pensar un poco mejor. Matarla sería demasiado sencillo y no serviría de nada. Llamar a un dementor para que la torture acabaría en el mismo resultado. No, el tablero está en funcionamiento y nosotros debemos ser más rápidos.
Cuando quedo nuevamente delante de sus ojos, mis dedos acarician con cuidado las sienes de la mujer, hasta darle un ligero golpecito en el centro de su frente — No me dirás nada ni aunque te arrancase la piel a cuajos, lo sé. Además sería muy poco agradable a la vista — demasiado trabajo innecesario — ¿Qué debo hacer para que tu vida tenga una excusa de ser? Los tres sabemos que no saldrás de aquí, así que dime: ¿Debo conseguir lo que quiero a la fuerza o prefieres que sea suave? Alerta de spoiler: no va a gustarte ninguna de las dos.
Se me escapa una risa con la pequeña interacción de Hans con la prisionera. Debe ser humillante que tus propios captores estén decidiendo tu razón de ser porque se nota que no tiene nada. Pudimos ver que el loft en el que se escondían ya está vacío así que ni hogar tiene, tengo a su compañero y probablemente la mitad de sus conocidos están junto a ella en la lista de más buscados, cosa que no les permite tener una vida libre pues ni bien alguien los vea las cosas se complicarán para todos ellos.
- Ustedes, señorita Wang, privaron de su voluntad a dos de los nuestros y no solo eso... Sino que más tarde asesinaron a Annie Weynart - mírenme aquí pretendiendo que eso me importa. En realidad debería darles las gracias pero quedará para otro día - Así que eso es lo que se me ocurre, Hans... Enviar a Kennedy como exploradora, nada más que una carcasa con su rostro, vacía por dentro para tener sitio donde cargar información y traerla hacia nosotros - propongo apartándome de la pared para unirme a ellos.
Nunca he realizado un maleficio imperius e ignoro si mi compañero ha tenido el placer, pero no debería ser difícil para magos experimentados como nosotros y alguien con el espíritu tan quebrado como Wang. Sin embargo hay algo que no me cierra en el plan, porque el maleficio puede romperse y la magia no es eterna, así que tendríamos que montar un operativo del cual estar muy pendientes y a fin de cuentas quizás nos traiga más deudas que beneficios - Es una lástima que el imperius no dure para siempre - lamento en voz alta sin apartar la vista de las rendijas de la mujer que hace llamar ojos - Una visita rápida a sus queridos de la Red y luego... Creo que Magnar sabrá dónde enviarla luego - propongo con una sonrisa.
- Ustedes, señorita Wang, privaron de su voluntad a dos de los nuestros y no solo eso... Sino que más tarde asesinaron a Annie Weynart - mírenme aquí pretendiendo que eso me importa. En realidad debería darles las gracias pero quedará para otro día - Así que eso es lo que se me ocurre, Hans... Enviar a Kennedy como exploradora, nada más que una carcasa con su rostro, vacía por dentro para tener sitio donde cargar información y traerla hacia nosotros - propongo apartándome de la pared para unirme a ellos.
Nunca he realizado un maleficio imperius e ignoro si mi compañero ha tenido el placer, pero no debería ser difícil para magos experimentados como nosotros y alguien con el espíritu tan quebrado como Wang. Sin embargo hay algo que no me cierra en el plan, porque el maleficio puede romperse y la magia no es eterna, así que tendríamos que montar un operativo del cual estar muy pendientes y a fin de cuentas quizás nos traiga más deudas que beneficios - Es una lástima que el imperius no dure para siempre - lamento en voz alta sin apartar la vista de las rendijas de la mujer que hace llamar ojos - Una visita rápida a sus queridos de la Red y luego... Creo que Magnar sabrá dónde enviarla luego - propongo con una sonrisa.
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Por un momento, las ideas de Silas toman diferentes caminos dentro de mi cabeza y tengo que mirarla en análisis de las cientos de opciones a barajar. Es un buen modo de conseguir información, eso no lo niego. El problema recide en que, justamente, muchos de los métodos que existen no son confiables ni permanentes, a excepción de un pequeño as bajo la manga que no suelo sacar a jugar. Conozco mis límites, soy el hombre que se ata a ellos para vivir. Pero casos así son material de medidas desesperadas, esas que valen todo o nada en una guerra que prometí que ganaríamos, sin importar el costo.
— En realidad... — golpeteo mi varita contra la palma contraria, regreso mi atención a los rasgos de Wang para medir sus ojos, buscando qué es lo que reflejan. ¿Miedo, cansancio, incertidumbre, indiferencia? — La mente es un lugar curioso. Quiero decir...— la punta de mi varita va hacia mi sien y, con sumo cuidado, tironeo del hilo plateado que representa una memoria. Al no tener un pensadero predispuesto, la memoria flota entre nosotros, como un reflejo de plata en representación de un momento perdido de mi infancia — Jamás usamos nuestro cerebro por completo y hay años de información allí, incluso cosas que no recordamos. Y con un poco de abracadabra, accedemos a ellas, las tocamos y moldeamos a nuestro antojo. ¿Qué somos sin nuestra memoria? — el brillo de mis ojos, esos que regresan a Kennedy, no tienen una pizca de amistad — ¿Qué somos sin ella, Wang?
Mi varita se presiona contra su sien, es apenas un roce que de seguro no le es demasiado molesto, pero que de igual manera marca cierta presencia — Puedo tocar sus recuerdos. No será una cáscara vacía, sino que directamente trabajará para nosotros. Y, uno a uno, sus amigos acabarán aquí. ¿No te parece lindo eso, Wang? Un desfile de traidores directo a su ejecución. No me agrada la idea de matar niños... — aprieto un poco los dientes en señal de disgusto y, en consecuencia, mi varita se presiona un poco más en su piel — Pero quemaré a los que necesite si eso es lo que se necesita para ganar. En la guerra, se hacen sacrificios — y si es mi moral a cambio de la seguridad de mi familia, que así sea.
— En realidad... — golpeteo mi varita contra la palma contraria, regreso mi atención a los rasgos de Wang para medir sus ojos, buscando qué es lo que reflejan. ¿Miedo, cansancio, incertidumbre, indiferencia? — La mente es un lugar curioso. Quiero decir...— la punta de mi varita va hacia mi sien y, con sumo cuidado, tironeo del hilo plateado que representa una memoria. Al no tener un pensadero predispuesto, la memoria flota entre nosotros, como un reflejo de plata en representación de un momento perdido de mi infancia — Jamás usamos nuestro cerebro por completo y hay años de información allí, incluso cosas que no recordamos. Y con un poco de abracadabra, accedemos a ellas, las tocamos y moldeamos a nuestro antojo. ¿Qué somos sin nuestra memoria? — el brillo de mis ojos, esos que regresan a Kennedy, no tienen una pizca de amistad — ¿Qué somos sin ella, Wang?
Mi varita se presiona contra su sien, es apenas un roce que de seguro no le es demasiado molesto, pero que de igual manera marca cierta presencia — Puedo tocar sus recuerdos. No será una cáscara vacía, sino que directamente trabajará para nosotros. Y, uno a uno, sus amigos acabarán aquí. ¿No te parece lindo eso, Wang? Un desfile de traidores directo a su ejecución. No me agrada la idea de matar niños... — aprieto un poco los dientes en señal de disgusto y, en consecuencia, mi varita se presiona un poco más en su piel — Pero quemaré a los que necesite si eso es lo que se necesita para ganar. En la guerra, se hacen sacrificios — y si es mi moral a cambio de la seguridad de mi familia, que así sea.
Me muerdo la lengua pues ese era mi problema la última vez que estuve aquí, el miedo de que me saquen información en contra de mi voluntad usando quién sabe qué técnicas. Puede que me sienta débil y por eso he tirado la varita en frente del auror, pero en cuando a proteger a mi familia sacaré fuerzas de dónde no las tengo. Creo que Jeff igual porque desde que lo tienen capturado no nos han molestado en la fábrica, lo que quiere decir que no ha dicho nada... Aunque eso me pone los pelos de punta pues las intenciones que tienen par con él son mucho peores que una tortura para conseguir información y me lo dejan bien en claro.
- No - dejo salir cuando escucho la palabra imperius. No funcionaría de todas formas, las personas de la red me conocen demasiado bien como para ser engañadas por un simple hechizo, confío en que lo lograrán. Aún así, cuando nombran los defectos de la maldición comprendo que hay algo mejor que podrían hacer, o al menos que Powell podría hacer. Veo como se saca un recuerdo como si nada y tengo que tragar saliva porque mi garganta se ha puesto seca de repente.
¿Qué somo sin nuestros recuerdos? Absolutamente nada... O una persona completamente diferente. Somos lo que somos por las experiencias que hemos vivido, ellas nos han moldado la personalidad, nos hacen tomar decisiones cada día - ¿Qué me quieres hacer? - pregunto con los dientes apretados. La respuesta no llega mucho después.
- No... Prefiero que me maten, una ejecución pública si quieren - interrumpo al borde de la desesperación. Trabajé mucho en convertirme en lo que soy, cometí errores pero prefiero morir como la rebelde antes de que me conviertan en alguien diferente - ¡No te traeré a nadie!
- No - dejo salir cuando escucho la palabra imperius. No funcionaría de todas formas, las personas de la red me conocen demasiado bien como para ser engañadas por un simple hechizo, confío en que lo lograrán. Aún así, cuando nombran los defectos de la maldición comprendo que hay algo mejor que podrían hacer, o al menos que Powell podría hacer. Veo como se saca un recuerdo como si nada y tengo que tragar saliva porque mi garganta se ha puesto seca de repente.
¿Qué somo sin nuestros recuerdos? Absolutamente nada... O una persona completamente diferente. Somos lo que somos por las experiencias que hemos vivido, ellas nos han moldado la personalidad, nos hacen tomar decisiones cada día - ¿Qué me quieres hacer? - pregunto con los dientes apretados. La respuesta no llega mucho después.
- No... Prefiero que me maten, una ejecución pública si quieren - interrumpo al borde de la desesperación. Trabajé mucho en convertirme en lo que soy, cometí errores pero prefiero morir como la rebelde antes de que me conviertan en alguien diferente - ¡No te traeré a nadie!
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Hay cosas que están destinadas a ser y creo que en esta ocasión los cabos volaron desde diferentes direcciones pero al fin se unen en el centro tejiendo la red... No, no la red... Las piezas del puzzle se están acomodando a nuestro favor de una forma que me encanta. Quizás con ésto Powell pueda salir de la bella lista de Aminoff y así mostrar cuan valioso es sin la necesidad de que lo agarren de las pelotas para que obedezca - Cada día me sorprendes más, Hans - lo halago con una sonrisa pero sin mirarlo, no puedo apartar la vista de la varita en la cien de Wang.
Esto es perfecto. Convertirmos a la rebelde en una persona que juegue para nosotros, la enviamos por los traidores que confiarán en ella porque no tienen razones para no hacerlo y luego de eso tenemos a los más buscados listos en las celdas de la base de seguridad para enviarlos al coliseo a que se destruyan entre ellos. Si actuamos rápido incluso podríamos tener a un elenco de lujo para la primera función y de solo imaginarlo se me llenan los ojos de lágrimas por la emoción.
- Antes de convertirse en repudiada era una simple conductora de radio ¿Verdad, Wang? - pregunto caminando por la habitación con las manos en la espalda - Supongo que podemos volver a eso, a esa comodidad que sentía al vivir en el Capitolio, a los lujos y a la no familia - porque se ve que eso es lo que la tiene atada al norte, las personas allí - No los borraremos, por supuesto, necesitamos que interactúes con ellos y los convenzas de que todo está bien... Solo que los mirarás con otros ojos, uno más elitistas ¿Qué dices, Hans?
Esto es perfecto. Convertirmos a la rebelde en una persona que juegue para nosotros, la enviamos por los traidores que confiarán en ella porque no tienen razones para no hacerlo y luego de eso tenemos a los más buscados listos en las celdas de la base de seguridad para enviarlos al coliseo a que se destruyan entre ellos. Si actuamos rápido incluso podríamos tener a un elenco de lujo para la primera función y de solo imaginarlo se me llenan los ojos de lágrimas por la emoción.
- Antes de convertirse en repudiada era una simple conductora de radio ¿Verdad, Wang? - pregunto caminando por la habitación con las manos en la espalda - Supongo que podemos volver a eso, a esa comodidad que sentía al vivir en el Capitolio, a los lujos y a la no familia - porque se ve que eso es lo que la tiene atada al norte, las personas allí - No los borraremos, por supuesto, necesitamos que interactúes con ellos y los convenzas de que todo está bien... Solo que los mirarás con otros ojos, uno más elitistas ¿Qué dices, Hans?
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La ansiedad de Wang por conseguir una respuesta hace que se la dé en forma de ceja arqueada, porque poco a poco empiezo a ver cómo la desesperación empieza a tomar control de sus facciones. Solo desvío mi atención de ella para guiñarle un ojo con soberbia gracia a mi colega, a pesar de que me encuentro con que sus ojos están puestos en la prisionera — Me ofendería por eso, pero prefiero tomarlo como un cumplido — ah, sí, qué momento idóneo para bromear.
Dejo que Silas camine por la habitación mientras abro y cierro mis dedos libres, a sabiendas de que esto me dejará un momento agotado cuando salgamos de aquí. Mi cabeza hace un movimiento seco y afirmativo, no muy seguro de que mi compañera pueda verme — Si quieres un lado positivo, no te dolerá, Wang. Quizá sientas un poco de dolor de cabeza cuando salgas de aquí, pero es normal si te anduvieron revolviendo por dentro, ¿no crees? — tal y como si fuese tratar un pequeño resfrío. Ladeo un poco la cabeza, tratando de buscar un poco de pacífica concentración en lo que mis dedos peinan sus cabellos de manera que no sean un estorbo, hasta que presiono mis yemas zurdas sobre el costado de su cabeza — Serás la Kennedy Wang de tiempos mejores. Habrás trabajado todo este tiempo para nosotros. Tus amigos ahora serán tus enemigos y tus ideales te convencerán de que siempre fuiste una doble agente. ¿Te gusta esta historia o prefieres que le agregue algo de emoción? — se me ensanchan los labios en una ligera sonrisa, porque pretendo que se grabe esto, de una manera u otra, por los minutos que le quedan.
Con la varita preparada presionando el lado contrario a lo que mis dedos sujetan con fuerza, le echo un vistazo de advertencia a Silas — ¿Quieres mirar o prefieres salir? — pregunto, a pesar de que ni me molesto en aguardar demasiado. Tomo algo de aire, relajo los hombros y pronto, siento como mi varita extrae sus recuerdos. Solo cierro los ojos para poder concentrarme un poco mejor en esta pequeña historia que tiene que quedarse grabada en lo profundo de su cabeza. Las cosas que hago por los tiempos que nos merecemos.
Dejo que Silas camine por la habitación mientras abro y cierro mis dedos libres, a sabiendas de que esto me dejará un momento agotado cuando salgamos de aquí. Mi cabeza hace un movimiento seco y afirmativo, no muy seguro de que mi compañera pueda verme — Si quieres un lado positivo, no te dolerá, Wang. Quizá sientas un poco de dolor de cabeza cuando salgas de aquí, pero es normal si te anduvieron revolviendo por dentro, ¿no crees? — tal y como si fuese tratar un pequeño resfrío. Ladeo un poco la cabeza, tratando de buscar un poco de pacífica concentración en lo que mis dedos peinan sus cabellos de manera que no sean un estorbo, hasta que presiono mis yemas zurdas sobre el costado de su cabeza — Serás la Kennedy Wang de tiempos mejores. Habrás trabajado todo este tiempo para nosotros. Tus amigos ahora serán tus enemigos y tus ideales te convencerán de que siempre fuiste una doble agente. ¿Te gusta esta historia o prefieres que le agregue algo de emoción? — se me ensanchan los labios en una ligera sonrisa, porque pretendo que se grabe esto, de una manera u otra, por los minutos que le quedan.
Con la varita preparada presionando el lado contrario a lo que mis dedos sujetan con fuerza, le echo un vistazo de advertencia a Silas — ¿Quieres mirar o prefieres salir? — pregunto, a pesar de que ni me molesto en aguardar demasiado. Tomo algo de aire, relajo los hombros y pronto, siento como mi varita extrae sus recuerdos. Solo cierro los ojos para poder concentrarme un poco mejor en esta pequeña historia que tiene que quedarse grabada en lo profundo de su cabeza. Las cosas que hago por los tiempos que nos merecemos.
Largo una pequeña carcajada pues debería tomarlo como un cumplido y agradecerlo de todo corazón. Porque alguien como él, con el pasado que tiene y la sangre que corre por sus venas no tiene nada más que hacer que luchar por seguir en su puesto y mejorar cada día para demostrarlo. Es eso lo que está haciendo ahora y por eso me quedo tranquila. Hará un buen trabajo con lo que viene así que solo asiento cuando charla con la prisionera. Tendremos a una periodista y conductora trabajando para nosotros y, lo que es mejor, creerá que siempre ha sido así.
- Solo asegúrate de que olvide que quiere y la quieren, para ella ésto solo será un trabajo - comento caminando nuevamente hacia la puerta y aprovecho cuando paso junto a Hans para darle dos palmaditas suaves en la espalda, felicitándolo - Me encantaría quedarme a ver el show, pero tengo un prisionero que torturar así que me encargaré de eso ahora - bromeo pues en realidad hoy no le tocan maleficios, ya ha tenido suficientes y temo que perderá la cordura si sigo de la misma forma.
Abro la puerta y me detengo un segundo antes de salir con una sonrisa - Avísame cuándo termines que nos debemos una copa por todo ésto - le recuerdo pues si el solo hecho de tenerla tras las rejas era un festejo, creo que enviarla de carnada merece una fiesta en la plaza del Capitolio o al menos un poco de música mientras elevamos nuestras copas. No veo a Magnar en festejos así pero me gustaría tenerlo festejando con nosotros... Quizás luego le lance la idea de forma indirecta.
- Nos vemos, señorita Wang, somos grandes amigas, no olvide eso - bromeo antes de cerrar la puerta y caminar por el pasillo hasta las afueras de la base.
- Solo asegúrate de que olvide que quiere y la quieren, para ella ésto solo será un trabajo - comento caminando nuevamente hacia la puerta y aprovecho cuando paso junto a Hans para darle dos palmaditas suaves en la espalda, felicitándolo - Me encantaría quedarme a ver el show, pero tengo un prisionero que torturar así que me encargaré de eso ahora - bromeo pues en realidad hoy no le tocan maleficios, ya ha tenido suficientes y temo que perderá la cordura si sigo de la misma forma.
Abro la puerta y me detengo un segundo antes de salir con una sonrisa - Avísame cuándo termines que nos debemos una copa por todo ésto - le recuerdo pues si el solo hecho de tenerla tras las rejas era un festejo, creo que enviarla de carnada merece una fiesta en la plaza del Capitolio o al menos un poco de música mientras elevamos nuestras copas. No veo a Magnar en festejos así pero me gustaría tenerlo festejando con nosotros... Quizás luego le lance la idea de forma indirecta.
- Nos vemos, señorita Wang, somos grandes amigas, no olvide eso - bromeo antes de cerrar la puerta y caminar por el pasillo hasta las afueras de la base.
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Quizás no duela físicamente, pero no habrá tortura más grande que volver atrás y ser esa mujer que alguna vez fui, solo que peor... Porque puede que la Kennedy de veinte años haya sido un poco superficial, pero por nada en el mundo habría traicionado a sus amigos y es eso lo que voy a hacer justamente ahora, me convertiré en un arma para ellos y no tengo idea de cómo evitarlo ni tampoco como revertirlo una vez que esté hecho. Siento que voy a morir ahora mismo, pero aun podré causar daño en el mundo ¿Qué puedo hacer? No es lo que quería, no es lo que la red merece... Yo nada más quería abandonar el mundo de una vez por todas y olvidarme de todo, del fracaso, rendirme conmigo misma.
Lloro porque es lo único que puedo hacer. Podría levantar la vista y enfrentarlo pero ¿Acaso importa? Ya no voy a estar mañana y mi recuerdo será empañado así que ya nadie hablará con cariño de mí después de ésto. Aunque que yo vaya a olvidar no quiere decir que Powell vaya a hacerlo, así que quizás unas últimas palabras de mi parte no estén de más después de todo - Te vencí una vez, puedo hacerlo de nuevo - mi voz suena débil, para nada como una amenaza, más bien como un anhelo imposible que sé que jamás se cumplirá - Y eso es algo que aunque lo borres de mi memoria, quedará para siempre en la tuya.
Tal y como dice mi cabeza comienza a revolverse cuando me sostiene de un lado y quita los recuerdos de la otra. Siento como si me estuviesen sacando el alma misma y luego nada. Mantengo los ojos cerrados y lucho porque las mentiras no queden aferradas a mi mente. Las siento ensamblarse de todas formas y luego de unos segundos pierdo el conocimiento.
Abro los ojos y la luz de la celda me confunde un poco, estamos en la base de seguridad pero ¿Qué demonios hacemos aquí? Powell elige cada vez sitios más extraños en dónde llevar a cabo nuestras reuniones - Primero me envías allí y ahora me traes a un sitio en dónde no puedes servirme ni whiskey mientras hablamos ¿Qué demonios estoy haciendo aquí, Powell? - pregunto tomándome la cabeza con una mano pues se siente como tres resacas juntas - Me da vueltas la cabeza.
Lloro porque es lo único que puedo hacer. Podría levantar la vista y enfrentarlo pero ¿Acaso importa? Ya no voy a estar mañana y mi recuerdo será empañado así que ya nadie hablará con cariño de mí después de ésto. Aunque que yo vaya a olvidar no quiere decir que Powell vaya a hacerlo, así que quizás unas últimas palabras de mi parte no estén de más después de todo - Te vencí una vez, puedo hacerlo de nuevo - mi voz suena débil, para nada como una amenaza, más bien como un anhelo imposible que sé que jamás se cumplirá - Y eso es algo que aunque lo borres de mi memoria, quedará para siempre en la tuya.
Tal y como dice mi cabeza comienza a revolverse cuando me sostiene de un lado y quita los recuerdos de la otra. Siento como si me estuviesen sacando el alma misma y luego nada. Mantengo los ojos cerrados y lucho porque las mentiras no queden aferradas a mi mente. Las siento ensamblarse de todas formas y luego de unos segundos pierdo el conocimiento.
Abro los ojos y la luz de la celda me confunde un poco, estamos en la base de seguridad pero ¿Qué demonios hacemos aquí? Powell elige cada vez sitios más extraños en dónde llevar a cabo nuestras reuniones - Primero me envías allí y ahora me traes a un sitio en dónde no puedes servirme ni whiskey mientras hablamos ¿Qué demonios estoy haciendo aquí, Powell? - pregunto tomándome la cabeza con una mano pues se siente como tres resacas juntas - Me da vueltas la cabeza.
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Tomo la despedida de Silas y asiento con la cabeza, en mi mejor gesto de que debe darlo por hecho — Una copa me vendrá bien, sí — porque nada de esto será sencillo ni tampoco me dejará con toda la energía que necesito para continuar el día. Pero, para variar, aquello es una preocupación menor. Es el intento de provocación de Wang lo que capta mi atención, se lleva una mirada entornada que me gustaría que no olvide a pesar de que debe hacerlo. Aún así, el cosquilleo que me invade no tiene nada que ver con la ira y me regodeo en satisfacción cuando me inclino hacia ella, sintiendo que nuestras narices casi se chocan — Lo tuyo fue una ocasión aislada que no volverá a repetirse porque, adivina qué, yo te he vencido al final. Estás aquí y solo voy a aclararte una cosa — mi labio me tira hacia un costado, sonriendo a medias con fría burla — A pesar de todo, yo siempre, siempre, gano.
Porque la vida puede divertirse conmigo, el destino tiene la mala costumbre de reírse a mis anchas y, no obstante, me considero un vencedor. Con errores y aciertos, puedo calificarme como una persona que ha tomado su poder y lo ha aferrado entre sus dedos, tanto como hago con los recuerdos que juegan dentro de su cabeza y se van instalando, poco a poco, en la picardía de sus neuronas. Siento que largo un montón de aire cuando Wang pierde el conocimiento, seguro de que mi propia cabeza se siente cansada en lo que la suelto para poder masajearme la frente a mí mismo. Me toma un momento el recobrarme y usar la varita para tenderla con suavidad en el suelo, a pesar de las ganas inmensas que tengo de dejarla simplemente caer. Una de esas cosas para las cuales tendré que aguantarme.
Estoy sentado en uno de los rincones cuando ella vuelve en sí, con los codos apoyados en mis rodillas y los dedos haciendo girar mi varita. Son sus primeras palabras las que me sacan una sonrisa divertida y debo forzarme a poner un rostro más neutro — Fue el lugar por excelencia después de tu misión. Creí que después de un enfrentamiento con un rebelde tenías que recuperarte, pero si querías las preguntas de los sanadores… — me encojo de hombros para restarle importancia a su falsa misión, apoyo las manos en el suelo y me doy el envión que necesito para ponerme de pie. Con pasos decididos, me detengo a su lado y le tiendo la palma para ayudarla a levantarse — ¿Algo que informar? ¿Quieres un vaso de agua antes de continuar? Porque tengo un par de listas para ti y me gustaría que estés cuerda cuando te las diga.
Porque la vida puede divertirse conmigo, el destino tiene la mala costumbre de reírse a mis anchas y, no obstante, me considero un vencedor. Con errores y aciertos, puedo calificarme como una persona que ha tomado su poder y lo ha aferrado entre sus dedos, tanto como hago con los recuerdos que juegan dentro de su cabeza y se van instalando, poco a poco, en la picardía de sus neuronas. Siento que largo un montón de aire cuando Wang pierde el conocimiento, seguro de que mi propia cabeza se siente cansada en lo que la suelto para poder masajearme la frente a mí mismo. Me toma un momento el recobrarme y usar la varita para tenderla con suavidad en el suelo, a pesar de las ganas inmensas que tengo de dejarla simplemente caer. Una de esas cosas para las cuales tendré que aguantarme.
Estoy sentado en uno de los rincones cuando ella vuelve en sí, con los codos apoyados en mis rodillas y los dedos haciendo girar mi varita. Son sus primeras palabras las que me sacan una sonrisa divertida y debo forzarme a poner un rostro más neutro — Fue el lugar por excelencia después de tu misión. Creí que después de un enfrentamiento con un rebelde tenías que recuperarte, pero si querías las preguntas de los sanadores… — me encojo de hombros para restarle importancia a su falsa misión, apoyo las manos en el suelo y me doy el envión que necesito para ponerme de pie. Con pasos decididos, me detengo a su lado y le tiendo la palma para ayudarla a levantarse — ¿Algo que informar? ¿Quieres un vaso de agua antes de continuar? Porque tengo un par de listas para ti y me gustaría que estés cuerda cuando te las diga.
Estoy confundida, me cuesta un poco recordar pero al final las imágenes vienen a mí. Estaba en el doce con una misión bastante sencilla, pero un estúpido creyó que era buena idea capturarme y llevarme al ministerio para así ganar su perdón - Sí, creo que eso de ponerme en la lista de los más buscados para no levantar sospechas se está yendo un poco de las manos - respondo apretando el puente de mi nariz con mi índice y pulgar. El dolor va cesando poco a poco pero moverme está fuera de las posibilidades, las cosas aún dan vueltas - ¿Recogieron el cuerpo? No fue una muerte bonita - pregunto apretando la mandíbula como si eso fuese a ayudar.
- ¿No tienes un sanador de confianza? Esto es inhumano - me quejo mientras tomo su mano para incorporarme. Sujeto la pared con una mano y con la otra busco mi varita en el bolsillo que no encuentro. No es mi ropa de misión, luzco terrible y tampoco tengo a mi compañera de magia - ¿Tomaron mi varita? - pregunto caminando hacia afuera de la celda, necesito aire fresco y mucho más que un vaso de agua.
- Nada aún, no fue una misión muy productiva - sé que no es el informe más valioso del mundo pero he dado otros mejores antes y creo que sabrá comprender por el terrible desenlace que tuvo - ¿Listas? ¿Te refieres a tareas o personas? - tienen a Paul Jefferson en sus celdas ahora mismo ¿Qué más podrían querer en tan corto tiempo?
- ¿No tienes un sanador de confianza? Esto es inhumano - me quejo mientras tomo su mano para incorporarme. Sujeto la pared con una mano y con la otra busco mi varita en el bolsillo que no encuentro. No es mi ropa de misión, luzco terrible y tampoco tengo a mi compañera de magia - ¿Tomaron mi varita? - pregunto caminando hacia afuera de la celda, necesito aire fresco y mucho más que un vaso de agua.
- Nada aún, no fue una misión muy productiva - sé que no es el informe más valioso del mundo pero he dado otros mejores antes y creo que sabrá comprender por el terrible desenlace que tuvo - ¿Listas? ¿Te refieres a tareas o personas? - tienen a Paul Jefferson en sus celdas ahora mismo ¿Qué más podrían querer en tan corto tiempo?
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— Podría decirse que fue recogido, sí — me limito a contestar, apenas moviendo mis hombros con un gesto desinteresado. Para quien diga que he pasado demasiado tiempo perfeccionando magia inútil, que venga a darme la cara ahora. Una voz en mi cabeza me recuerda que ella puede estar fingiendo, pero dudo mucho que sea tan buena actriz; lo que sale de su boca coincide con las ideas que busqué clavar en su mente, nadie tiene tanta habilidad como para sobrepasar algo como esto; además, dejando de lado mi humildad, sé que no podría fallar en algo así — ¿Quieres que llame al ministro de salud? Estará un poco ocupado, pero… — lo dejo caer al pasar, busco bromear con ella tal y como si estas reuniones fuesen comunes entre los dos y hasta finjo el tantear mi traje en busca de su varita, hasta enseñarle las manos para demostrar que solo tengo la propia — Creo que sí, protocolos de seguridad. Haré que te la devuelvan a la salida, no te preocupes.
Mi pecho se hincha en lo que me inflo para bufar con fuerza, a pesar de que no esperaba ningún informe verdadero. Presiono la mano en el lector para que nos permita salir y le hago un gesto para que pase delante de mí, trato de adoptar un andar calmo en lo que observo a nuestro alrededor al buscar alguna presencia que pueda fastidiar en un momento limpio como este — Ambas. Verás, el presidente se encuentra algo impaciente. Hay algunos nombres que será mejor recortarlos antes de que causen más problemas y la ministra Jensen, pobre ella — chasqueo la lengua con una compasión que me cruza el rostro como un cachorro herido — aún no puede saldar sus deudas después de lo que ha pasado con su hija. ¿Crees que habrá alguna manera de conseguir información sólida de sus planes de ataque? ¿O siquiera de dónde se encuentran? Cada día que pasa se vuelven una mayor amenaza y aún no tenemos noticias de los Black…
Mis ojos buscan algún signo de reconocimiento en su rostro. No sé qué ha sido del niño, no pude modificar demasiado sobre él a excepción de la impresión que ella pueda tener de alguien así. ¿Pero qué sabía Kennedy Wang de Kendrick Duane? — Necesito que seas un poco más precisa, Wang. Hay una lista de cadáveres que no estoy viendo y no podemos esperar a que se hagan más fuertes. ¿Qué sucederá cuando ellos llamen a las armas? No debemos olvidar que tenemos más de un frente enemigo y es momento de ir eliminándolos uno por uno — si eso incluye envenenar a todo un distrito de traidores… que me parta un rayo, pero estaré de acuerdo con ello.
Mi pecho se hincha en lo que me inflo para bufar con fuerza, a pesar de que no esperaba ningún informe verdadero. Presiono la mano en el lector para que nos permita salir y le hago un gesto para que pase delante de mí, trato de adoptar un andar calmo en lo que observo a nuestro alrededor al buscar alguna presencia que pueda fastidiar en un momento limpio como este — Ambas. Verás, el presidente se encuentra algo impaciente. Hay algunos nombres que será mejor recortarlos antes de que causen más problemas y la ministra Jensen, pobre ella — chasqueo la lengua con una compasión que me cruza el rostro como un cachorro herido — aún no puede saldar sus deudas después de lo que ha pasado con su hija. ¿Crees que habrá alguna manera de conseguir información sólida de sus planes de ataque? ¿O siquiera de dónde se encuentran? Cada día que pasa se vuelven una mayor amenaza y aún no tenemos noticias de los Black…
Mis ojos buscan algún signo de reconocimiento en su rostro. No sé qué ha sido del niño, no pude modificar demasiado sobre él a excepción de la impresión que ella pueda tener de alguien así. ¿Pero qué sabía Kennedy Wang de Kendrick Duane? — Necesito que seas un poco más precisa, Wang. Hay una lista de cadáveres que no estoy viendo y no podemos esperar a que se hagan más fuertes. ¿Qué sucederá cuando ellos llamen a las armas? No debemos olvidar que tenemos más de un frente enemigo y es momento de ir eliminándolos uno por uno — si eso incluye envenenar a todo un distrito de traidores… que me parta un rayo, pero estaré de acuerdo con ello.
Pongo los ojos en blanco y sonrío, aunque en realidad me gustaría ver al bello Nicky un día de éstos, fuera de una celda en lo posible y con el sol golpeando contra mi piel. Es extraño pero siento la terrible necesidad de disfrutar el aire libre ahora mismo, tengo más ansias por eso que por un vaso de agua, como si hubiese pasado meses encerrada - No voy a oponerme a que lo llames - sigo con su broma encogiéndome de hombros - Cumplen los protocolos con las personas equivocadas ¿Por qué no me acompañan en una misión en lugar de quedarse aquí donde no ocurre nada? - pregunto con una ceja en alto. No diré nada más al respecto pues no es buena idea ponerme a atacar su ineficiencia.
Salgo de la habitación y estiro las piernas una vez que estamos en el pasillo. Vuelvo a reír con lo que dice pues la ministra Jensen estará feliz de saber que su querida hija me considera más a mí una madre que a ella, pobre Lea, cuando se entere que jamás estuve con ellos... Se le romperá el corazón, dos figuras maternas que la traicionan - ¿Plan de ataque? - pregunto extrañada pues no hay nada como eso, al menos que yo sepa - Si te refieres a los adultos, no tengo idea de lo que traman ahora pero puedo averiguarlo... No por nada se deshicieron de los niños, deben estar armando algo - no debería costarme entablar una conversación con ellos - Aunque son nada ¿Qué podrían hacer contra lobos, dementores y un escuadrón de gente entrenada? Su ejército se vino a pedazos.
Respiro profundo y frunzo los labios al escuchar su pedido pues sé que tengo que ser más específica pero el solo saber qué es lo que tengo que hacer me pone nerviosa, me sudan las manos y me dan ganas de gritar cosas aunque no comprendo por qué - Creo que la batalla ha dejado sus secuelas - explico para luego morderme la lengua. Es como si intentara acceder a la información que me pide pero no puedo localizar detalles específicos - ¿Qué frente consideras más peligroso? - pregunto metiendo las manos en mis bolsillos para calmar el temblor - Y necesito que discutamos mi pago ya que las condiciones son cada vez peores...
Salgo de la habitación y estiro las piernas una vez que estamos en el pasillo. Vuelvo a reír con lo que dice pues la ministra Jensen estará feliz de saber que su querida hija me considera más a mí una madre que a ella, pobre Lea, cuando se entere que jamás estuve con ellos... Se le romperá el corazón, dos figuras maternas que la traicionan - ¿Plan de ataque? - pregunto extrañada pues no hay nada como eso, al menos que yo sepa - Si te refieres a los adultos, no tengo idea de lo que traman ahora pero puedo averiguarlo... No por nada se deshicieron de los niños, deben estar armando algo - no debería costarme entablar una conversación con ellos - Aunque son nada ¿Qué podrían hacer contra lobos, dementores y un escuadrón de gente entrenada? Su ejército se vino a pedazos.
Respiro profundo y frunzo los labios al escuchar su pedido pues sé que tengo que ser más específica pero el solo saber qué es lo que tengo que hacer me pone nerviosa, me sudan las manos y me dan ganas de gritar cosas aunque no comprendo por qué - Creo que la batalla ha dejado sus secuelas - explico para luego morderme la lengua. Es como si intentara acceder a la información que me pide pero no puedo localizar detalles específicos - ¿Qué frente consideras más peligroso? - pregunto metiendo las manos en mis bolsillos para calmar el temblor - Y necesito que discutamos mi pago ya que las condiciones son cada vez peores...
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Intento no poner los ojos en blanco, no solo porque no puedo obtener ninguna clase de información porque aparentemente es inexistente, sino también porque hay personas como ella que necesitan un poco más de lógica en situaciones de guerra. ¿Y esta gente es la que se ha convertido en una amenaza constante para la seguridad del país? — A pedazos o no, siempre saben el modo de salir por debajo de las piedras. Sé que ha sido nuestro error el que escapen de las minas el pasado septiembre, pero los hijos de puta son escurridizos. Jamás subestimes a tus enemigos, Wang — lo ha hecho conmigo y aquí estamos.
Intento verme comprensivo frente a sus falsas secuelas, solo hago un meneo con la cabeza y me pico el mentón con los nudillos al fruncir mis labios en gesto pensativo — Hermann Richter es una amenaza, pero no podemos dejar de buscar a los Niniadis y a los Black. Darle más importancia a unos que otros no será beneficioso bajo ningún aspecto — acabaremos descuidando un bando y la idea es extendernos, no perder el control. Acomodo mi corbata con un pequeño tirón y un movimiento vago de hombros, me atrevo a dedicarle una sonrisa mordaz — Tu pago será discutido cuando alguna de esas personas sean entregadas. No voy a estar gastando recursos de guerra si no veo resultados, a ver si esa es motivación suficiente para tener resultados en menos de un mes. ¿O vamos a esperar a que tengamos otro atentado?
Porque ya hemos coleccionado desgracias. Una tras una, las tragedias se montaron un desfile en NeoPanem del cual no todos queremos ser parte. La invito a avanzar conmigo hasta subir al ascensor, donde coloco las manos dentro de mis bolsillos y paso el peso de una pierna a la otra hasta quedar firme — No quiero meter presión, pero debes saber que el futuro de este país depende de nosotros. Y no sé tú, pero yo no pienso fallar. No de nuevo — no cuando nuestras cabezas penden de un hilo y ahora, he dejado mi suerte en sus manos. En cuanto la puerta se abre, pongo un pie fuera y me giro para enfrentarla — Enviaré a mi elfina para que te escolte y traslade con tu varita mágica. Tengo algunos papeles que enviarte, así que espera a mis instrucciones. Solo recuerda una cosa — mis ojos la analizan de pies a cabezas, encontrándome en los ojos que ya no son una amenaza para mí — No lo arruines.
Intento verme comprensivo frente a sus falsas secuelas, solo hago un meneo con la cabeza y me pico el mentón con los nudillos al fruncir mis labios en gesto pensativo — Hermann Richter es una amenaza, pero no podemos dejar de buscar a los Niniadis y a los Black. Darle más importancia a unos que otros no será beneficioso bajo ningún aspecto — acabaremos descuidando un bando y la idea es extendernos, no perder el control. Acomodo mi corbata con un pequeño tirón y un movimiento vago de hombros, me atrevo a dedicarle una sonrisa mordaz — Tu pago será discutido cuando alguna de esas personas sean entregadas. No voy a estar gastando recursos de guerra si no veo resultados, a ver si esa es motivación suficiente para tener resultados en menos de un mes. ¿O vamos a esperar a que tengamos otro atentado?
Porque ya hemos coleccionado desgracias. Una tras una, las tragedias se montaron un desfile en NeoPanem del cual no todos queremos ser parte. La invito a avanzar conmigo hasta subir al ascensor, donde coloco las manos dentro de mis bolsillos y paso el peso de una pierna a la otra hasta quedar firme — No quiero meter presión, pero debes saber que el futuro de este país depende de nosotros. Y no sé tú, pero yo no pienso fallar. No de nuevo — no cuando nuestras cabezas penden de un hilo y ahora, he dejado mi suerte en sus manos. En cuanto la puerta se abre, pongo un pie fuera y me giro para enfrentarla — Enviaré a mi elfina para que te escolte y traslade con tu varita mágica. Tengo algunos papeles que enviarte, así que espera a mis instrucciones. Solo recuerda una cosa — mis ojos la analizan de pies a cabezas, encontrándome en los ojos que ya no son una amenaza para mí — No lo arruines.
Me encojo de hombros y no digo nada más al respecto porque no sé si es subestimar cuando de verdad no valen nada. Honestamente prefiero que sigan así ya que no cusan problemas y con el asunto de los muggles salvajes ahora tenemos otras cosas de las qué preocuparnos ¿Pero qué pasaría si se les ocurre unir fuerzas? No hay muchos dentro de los rebeldes que tengan magia pero la mas mínima que puedan ofrecer podría resultar fatal para nosotros ¿Aceptaría Hermann trabajar con ellos? Honestamente creo que los prendería fuego antes de que puedan alzar la bandera blanca.
- Abrieron demasiados frentes de guerra, Powell ¿Pueden manejar todos? - pregunto con media sonrisa. En realidad ni los Niniadis ni los Black suenan como amenazas, son pocas personas con mucho apellido y que no hay chance de que trabajen juntos... A los rebeldes ya los conocemos así que creo que podemos manejarlos, pero los muggles son desconocidos y eso no me gusta. Así sorprendieron a todos en el funeral y quién dice que no podrán sorprenderlos una vez más - ¿Esperas que yo detenga otro posible atentado? - pregunto con una gran sonrisa sin poder creerlo - ¿No tienen gente que estudió para eso? Ese no es mi trabajo, yo nada más traigo información y, cuando puedo, personas.
Entramos al ascensor e intento no hacer muecas cuando éste empieza a moverse. Escucho las palabras del ministro y asiento pues comprendo lo importante que es lo que estamos haciendo, no voy a fallar y en realidad no recuerdo haberlo hecho en el pasado - Nunca lo hago - respondo antes de que se vaya y busco un sitio en el lugar que me permita sentarme mientras espero a la elfina del hombre.
- Abrieron demasiados frentes de guerra, Powell ¿Pueden manejar todos? - pregunto con media sonrisa. En realidad ni los Niniadis ni los Black suenan como amenazas, son pocas personas con mucho apellido y que no hay chance de que trabajen juntos... A los rebeldes ya los conocemos así que creo que podemos manejarlos, pero los muggles son desconocidos y eso no me gusta. Así sorprendieron a todos en el funeral y quién dice que no podrán sorprenderlos una vez más - ¿Esperas que yo detenga otro posible atentado? - pregunto con una gran sonrisa sin poder creerlo - ¿No tienen gente que estudió para eso? Ese no es mi trabajo, yo nada más traigo información y, cuando puedo, personas.
Entramos al ascensor e intento no hacer muecas cuando éste empieza a moverse. Escucho las palabras del ministro y asiento pues comprendo lo importante que es lo que estamos haciendo, no voy a fallar y en realidad no recuerdo haberlo hecho en el pasado - Nunca lo hago - respondo antes de que se vaya y busco un sitio en el lugar que me permita sentarme mientras espero a la elfina del hombre.
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