OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Recuerdo del primer mensaje :
Es un poco patético que esté haciendo esto cuando no hay ni siquiera una razón por la que celebrar, lo cual también podría considerarse una pérdida de los ya considerados pocos suministros que conseguimos almacenar para el invierno en el departamento de Arya. Pero, como también es cierto que algunas provisiones están a punto de estropearse si no les damos un uso temprano, no creo que a nadie le importe demasiado. Además, se supone que son fechas de festividad y todo eso, no me parece tan mala idea intentar darle un poco de alegría a un ambiente que ya de por sí está apagado por su cuenta, sin la necesidad de que alguien se queje de que no tenemos nada por lo que estar contentos. En el fondo sé que tienen razón, hasta yo misma lo consideraría un intento muy absurdo de querer llamar la atención si no fuera porque hoy me he levantado especialmente de buen humor, y eso no ocurre todos los días, aunque también he de decir que en las últimas semanas me ha dado por ser un poquito más optimista, lo suficiente como para pretender hoy hacer algo que se le parezca a un bizcocho.
No me sale bien, vamos a ser honestos. El hecho de no tener unos ingredientes que se parezcan siquiera lo más mínimo a lo que se supone que debería de estar usando para hacerlo ayuda a que no tenga un aspecto que llame algo al apetito. Claro que es difícil estos días conseguir algo que se le aproxime al azúcar, harina y todas esas cosas que sirven para que el bizcocho tenga una buena textura, pero hey, en los tiempos que corren se hace lo que se puede. Lo estoy pinchando con un cuchillo por dentro al haber reposado sobre la encimera unos minutos cuando escucho los pasos del que me supongo que es Ben, lo cual confirmo cuando se deshace de la capa de invisibilidad. Me hace gracia la cara que pone al descubrir mi objetivo, así que levanto una mano antes de que se atreva a decir nada respecto a mi tarta que parece más un mazapán que cualquier otra cosa esponjosa. — Que seamos los fugitivos más buscados del país no significa que no podamos disfrutar de las festividades como lo hacen ellos. — Pésima broma, en especial considerando nuestra crítica situación, pero a riesgo de parecer atrevida, me río muy por lo bajo. Parto un trozo pequeño con el cuchillo, me lo llevo a la boca para darle un mordisco y con toda la falsedad del mundo sonrío como si fuera lo mejor que he probado en mi vida. — Wow, delicioso. — Mi actuación sería más convincente si no fuera por el ataque de tos que me viene después de tragar la masa, lo que me hace poner un poco cara de asco. — Olvídalo, está asqueroso. — Me doy unos golpecitos en el pecho para quitarme la sensación al tiempo que trago un poco de saliva para deshacerme del sabor, aunque se me escapa una sonrisa graciosa por mi intento de bizcocho terminado en mazacote.
Es un poco patético que esté haciendo esto cuando no hay ni siquiera una razón por la que celebrar, lo cual también podría considerarse una pérdida de los ya considerados pocos suministros que conseguimos almacenar para el invierno en el departamento de Arya. Pero, como también es cierto que algunas provisiones están a punto de estropearse si no les damos un uso temprano, no creo que a nadie le importe demasiado. Además, se supone que son fechas de festividad y todo eso, no me parece tan mala idea intentar darle un poco de alegría a un ambiente que ya de por sí está apagado por su cuenta, sin la necesidad de que alguien se queje de que no tenemos nada por lo que estar contentos. En el fondo sé que tienen razón, hasta yo misma lo consideraría un intento muy absurdo de querer llamar la atención si no fuera porque hoy me he levantado especialmente de buen humor, y eso no ocurre todos los días, aunque también he de decir que en las últimas semanas me ha dado por ser un poquito más optimista, lo suficiente como para pretender hoy hacer algo que se le parezca a un bizcocho.
No me sale bien, vamos a ser honestos. El hecho de no tener unos ingredientes que se parezcan siquiera lo más mínimo a lo que se supone que debería de estar usando para hacerlo ayuda a que no tenga un aspecto que llame algo al apetito. Claro que es difícil estos días conseguir algo que se le aproxime al azúcar, harina y todas esas cosas que sirven para que el bizcocho tenga una buena textura, pero hey, en los tiempos que corren se hace lo que se puede. Lo estoy pinchando con un cuchillo por dentro al haber reposado sobre la encimera unos minutos cuando escucho los pasos del que me supongo que es Ben, lo cual confirmo cuando se deshace de la capa de invisibilidad. Me hace gracia la cara que pone al descubrir mi objetivo, así que levanto una mano antes de que se atreva a decir nada respecto a mi tarta que parece más un mazapán que cualquier otra cosa esponjosa. — Que seamos los fugitivos más buscados del país no significa que no podamos disfrutar de las festividades como lo hacen ellos. — Pésima broma, en especial considerando nuestra crítica situación, pero a riesgo de parecer atrevida, me río muy por lo bajo. Parto un trozo pequeño con el cuchillo, me lo llevo a la boca para darle un mordisco y con toda la falsedad del mundo sonrío como si fuera lo mejor que he probado en mi vida. — Wow, delicioso. — Mi actuación sería más convincente si no fuera por el ataque de tos que me viene después de tragar la masa, lo que me hace poner un poco cara de asco. — Olvídalo, está asqueroso. — Me doy unos golpecitos en el pecho para quitarme la sensación al tiempo que trago un poco de saliva para deshacerme del sabor, aunque se me escapa una sonrisa graciosa por mi intento de bizcocho terminado en mazacote.
Conozco lo que es encontrarse en un estado de negación consigo mismo, lo he sufrido antes, cuando tuve que cometer de las primeras atrocidades que en su día juré que nunca haría. En el catorce yo siempre me mantuve al margen de todo lo que azotaba el país, como todos, si era por esa razón por la que existía ese distrito en primer lugar. He hecho muchas cosas desde entonces, de algunas me arrepiento, de otras solo he aprendido a vivir con ellas, pero siento que no sería capaz de rechazar una parte tan sustancial de la vida. No lo digo en voz alta, sé que voy a tener días difíciles a partir de ahora, tratando una vez más de poner en orden lo que ahora se percibe como insalvable dentro de mi memoria. Me limito a sonreír con algo de lástima por ese comentario que eleva mis mejillas, aunque se sienta como un esfuerzo enorme. — Nosotras no ayudamos a hacerlo, te daré eso. — apenas muevo los labios en un murmullo que tiene la intención de sonar divertido, pero se queda en un intento bastante patético cuando mi boca se transforma en una ligera mueca. Porque sí, nunca me he considerado fácil de entender a pesar de no mostrarme como alguien enrevesada de primeras.
Agradezco internamente su gesto a pesar de estar tratando de controlar la expresión de mi rostro cuando sus brazos me rodean, y me alegro de que la postura le impida ver mis ojos, esos que empiezo a sentir vidriosos y la razón por la que recurro a la misma estrategia de siempre para evitar que ocurra un inconveniente. — No conoces a mucha gente entonces. — bromeo, la risa que me sale es algo cortada por el sentimiento de congoja que empieza a acumularse en mi pecho. No puedo recriminarle muchas cosas a Ben, porque sé que ha cometido errores, pero muchos de ellos no lo incluyen como alguien que haya dejado de lado a su familia o amigos. Por eso solo asiento a lo que dice, cerrando los párpados al tiempo que paso saliva en intento de mantener la compostura, aunque no pasan muchos segundos después que me permito el apoyarme sobre su cabeza cuando se me aparece sobre el hombro. No digo más, resumo el silencio como el único agradecimiento que puedo darle, porque no hay mucho que pueda decir con palabras que no haya puesto ya, dejando que mis ojos sigan su mirada hacia el exterior. No sé hacia dónde nos llevará nada de esto, ni si veremos el día en que podamos poner un pie fuera clamando ser libres, solo espero que mi mente pueda serlo antes de que se consuma en sí misma, antes de que sea demasiado tarde.
Agradezco internamente su gesto a pesar de estar tratando de controlar la expresión de mi rostro cuando sus brazos me rodean, y me alegro de que la postura le impida ver mis ojos, esos que empiezo a sentir vidriosos y la razón por la que recurro a la misma estrategia de siempre para evitar que ocurra un inconveniente. — No conoces a mucha gente entonces. — bromeo, la risa que me sale es algo cortada por el sentimiento de congoja que empieza a acumularse en mi pecho. No puedo recriminarle muchas cosas a Ben, porque sé que ha cometido errores, pero muchos de ellos no lo incluyen como alguien que haya dejado de lado a su familia o amigos. Por eso solo asiento a lo que dice, cerrando los párpados al tiempo que paso saliva en intento de mantener la compostura, aunque no pasan muchos segundos después que me permito el apoyarme sobre su cabeza cuando se me aparece sobre el hombro. No digo más, resumo el silencio como el único agradecimiento que puedo darle, porque no hay mucho que pueda decir con palabras que no haya puesto ya, dejando que mis ojos sigan su mirada hacia el exterior. No sé hacia dónde nos llevará nada de esto, ni si veremos el día en que podamos poner un pie fuera clamando ser libres, solo espero que mi mente pueda serlo antes de que se consuma en sí misma, antes de que sea demasiado tarde.
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