Días después del Festival de Nimué...

Cierro la puerta de la heladera para encontrar a Locki de pie en la entrada de la cocina. —¡Hey! ¡Ya despertaste!— lo saludo, sentándome en una de las banquetas del desayunador con el tazón cargado de los cereales en una mano, sobre los que vierto el contenido de la botella de la leche que tengo en la otra, apenas mojándolos antes de que se acabe. —Ya no hay más leche— le aviso, después de todo es su casa. Su padre salió tan temprano que no alcancé a verlo y anoche llegué demasiado tarde, casi rayando en la madrugada, como para un saludo apropiado. De todas maneras, no sería la primera vez que me encontrara como ocupando su sala o su cocina, incluso el cuarto de su hijo, como si no tuviera una casa propia. Mis padres también se habían acostumbrado a verlo seguido en la nuestra y a veces todavía mencionan lo mucho que lo extrañan. Es que no podía ser de otra forma si nuestros padres eran mejores amigos, y pese a que Locki ya era un niño cuando lo habían adoptado, nos entendimos como si hubiéramos andado juntos desde los pañales. Los dos nacimos en el distrito seis, en realidad. La primera de las muchas coincidencias que podríamos seguir encontrando.

Le echo una mirada apreciativa a su torso con una sonrisa que se me escapa de los labios. —Vaya, Rockefeller. Sí que te has puesto bueno este verano, ¿ya crees que podrías decirle “hola” a esa chica...?— bromeo, cruzando mis brazos sobre mi pecho también desnudo, al menos tuve la delicadeza de bajar a la cocina con los pantalones puestos. No creo que su padre vuelva en el día, pero por las dudas no quiero otra escena que sea tan fácilmente mal interpretable. Pierdo del todo mi humor cuando mi mirada regresa a la pantalla de la laptop que se está prendiendo y recuerdo la razón por la que vino aquí en primer lugar, la necesidad de que Locki vea conmigo una y otras veces las escenas de segundos en que se veía a Raven corriendo por el festival. Me tuvo que soportar caminando por las paredes, hablando hasta la madrugada, consolándome con la idea de que sería puesta pronto en libertad, y entrando en el pesimismo de que ella no tiene un prontuario limpio. —Tengo que ir a hablar con tu padre...— murmuro. No puedo creer que me demoré demasiado en enterarme de esto, enterándome de lo que ocurrió en el festival por lo que otros me decían y sabiendo por ejemplo, que Kennedy estaba de rehén. Pero, ¿Raven? ¿Quién demonios va a pedir por ella? —Demonios, qué chica estúpida— maldigo, fuerte y claro, abriendo una vez más la ventana donde puedo ver su rostro como una mancha difusa entre una multitud.

Aun tengo la boca abierta y la mejilla pegada a la almohada cuando abro los ojos. Mi brazo y pierna están del otro lado de la cama lo que me hace maldecir por lo bajo, lo he hecho de nuevo. Juro que intento dormir como una persona normal cuando mi amigo se queda para no molestarlo en la noche pero al parecer es imposible para mí. Al menos ya está acostumbrado y no se asusta al despertar conmigo abrazándolo. Pero si el otro lado de la cama está vacío quiere decir que ya se ha levantado y anda solo por la casa, no es que no confíe en él pero anoche no estaba demasiado en sí por lo de Raven así que será mejor ir a chequear que no esté llorando por los rincones.

Me levanto rápido y ni me molesto en ponerme una camiseta, con los pantalones pijama alcanzará. Voy hasta la cocina y al escuchar su saludo ruedo los ojos - Pura genética, muchacho, quizás con mucho entrenamiento puedas quedar como yo - sigo el juego poniendo voz de anciano. De hecho es cierto, nunca puse un solo pie en el gimnasio y papá tiene un buen físico así que supongo que salí a él en ese sentido... La altura definitivamente es por el lado de mamá porque no hay forma de que mida casi dos metros siendo Jefferson tan pequeño - No la saludé pero sí la agregué a Wizzardface... Es algo ¿No? - viniendo de mí, es un gran paso.

Pero creo que ya no me escucha ya que se queda viendo la computadora y pronto vuelve sobre el asunto de Raven. Respiro profundo y me acerco a él para darle unas palmadas en la espalda, como las que le he estado dando toda la noche. Debe hablar con mi papá, sí, y es una lástima que no hayamos visto los videos antes de ir hacia el loft hace unos días. Pensar que estuvimos perdiendo el tiempo en lugar de planear algo para sacarla de allí de alguna forma.

- ¿Estúpida por atacar a dos aurores bien entrenados que doblaban su tamaño sin siquiera tener varita? Sí, bastante - concedo con una mueca, pero sé que eso no es lo que necesita oír - Si quieres puedo intentar averiguar con los jueces qué tienen pensado hacer con ella... - aunque en realidad no sé como contactarlos pues las oficinas están destruidas y no es como que pueda ir hasta sus casas a pedir información - ¿Ayudaría de algo?

Mi mirada fulminante cae sobre mi mejor amigo. —Oye, cuida tu manera de hablar de ella— replico, porque no me agrada que diga que fue estúpida, aunque esa palabra la haya usado yo también. Tengo que concederle que su comentario respalda lo que opino al respecto. ¿Cómo pudo cometer tal… tontería? ¡Es suicida! ¡Es una maldita imprudente! Sé que ella iría de frente a un erumpet furioso si este bastardo ha pisado su cámara, pero no la imaginaba uniéndose a una revuelta para picar los ojos de aurores con sus dedos. ¿En qué demonios…? Y lo sé, conozco la sensación que recorre los distritos del norte desde hace unas semanas, el incendio del catorce se extendió como una chispa al aire para caer entre los repudiados. Lo habíamos comentado con Ferdia, quien acompaña a Kenny en prisión, y no me creo del todo que esa chispa fuera usada para una explosión que acabó en nada. ¿Qué clase de pesadilla delirante es esta? Quiero cerrar los ojos para abrirlos y encontrarme de nuevo en el loft, varios meses detrás en el tiempo.

—No sé si quiero saber qué piensan hacer los jueces de los repudiados, Locki— musito. —Tengo mucho miedo de lo que puedan decir— reconozco. Coloco mis codos sobre la mesa para esconder mi frente entre mis manos, deslizo mis dedos por mi cabello haciendo un desorden y llego hasta mi nuca, escondiéndome en mis hombros con derrota. Tengo mi mirada puesta en las muecas de la madera, las trazo con indiferencia, estoy metido en mis pensamientos cada vez más pesimistas. —Sé que no le darán una suite de lujo, serán bastardos con ella en la prisión… y me consuela pensar que Jeff y los demás…— callo porque no quiero decir nada en la casa de Locki, como si siquiera mencionar la Red en estos sitios los pusiera en peligro. — Que ellos harán algo, que ella podrá volver a casa…—. ¿Qué casa? No lo sé. Enderezo mi espalda, poniéndome recto en la banqueta y tomo una naranja que está en la canasta de frutas en medio para arrojársela al hombro. —Y tú que no le has hecho más que enviarle una solicitud de amistad. El mundo está explotando, ¿y sigues sin decirle «hola»?— bufo.

Alzo las manos para que vea que mis palabras son en son de paz. Me hubiese gustado conocer a Raven, por lo que escuché de ella estoy seguro de que me habría dado un par de golpes al hablar sobre ciertas cosas pero nada que yo no pueda perdonar e incluso intentar simpatizar con ella. ¿Por qué hablo como si eso fuese imposible? Quizás tenemos suerte y el juicio sea justo, la dejen en prisión por unos años y pueda salir al final... O quizás ella pueda escapar en algún momento pues las agallas para intentarlo las tiene y tal vez los astros estén de su lado para que pueda lograrlo.

Hago una mueca pues no sé que decir al respecto. Sé que lo de la red harán lo imposible para rescatar a Kenny pero ¿Raven? No es amiga de ellos hasta dónde sé y no se me ocurre una sola razón para que se pongan en riesgo por una conocida. Aunque claro que también están los del 14, así que con un equipo más grande quizás de animen a más - Me gustaría poder hacer algo - confieso con la voz apagada. Soy un simple espectador en todo esto, al menos Dave trabaja como periodista para la radio rebelde pero ¿Yo? Tengo órdenes de no meterme en líos como si fuera un niño de 5 años... Y lo peor es que obedezco.

Este chico cambia de tema con la misma velocidad con la que pestañea, así que me cuesta un poco seguir el ritmo y dibujar una sonrisa al escuchar su broma. Bah, en realidad no es broma pues sé que lo dice en serio y con toda la razón. Soy un idiota por dejar correr los días en un mundo en donde no sabemos si despertaremos mañana pero Synnove no es una activa en el ejército rebelde y yo tampoco así que nuestra novela inexistente es un poco menos dramática.

-¿Te he mostrado su foto, cierto? - pregunto y le saco la computadora de las manos para abrir wizzardface y poner algo más alegre en la pantalla. Esos videos ya han estado demasiado tiempo reproduciéndose - Claro que solo puedo ver la foto de perfil, es todo a lo que tengo acceso... ¿Tu no la tienes de amiga? - pregunto esperanzado, mi amigo es ligeramente más popular que yo así que no me extrañaría.

No sé si se puede hacer algo, no sé si quiero cargar a mi mejor amigo con el compromiso de hacer algo para lograr que me sienta mejor. ¿Hay alguna manera en la que pueda recomponerme en medio de toda esta situación? Lo que puedo hacer es escudarme detrás de una sonrisa que no es del todo auténtica, de un intento de broma a su costa, que también es una advertencia y un consejo. El tiempo, para todos, es prestado. En cuanto tome consciencia de que mis miedos eran mayores a la realidad de una catástrofe, tomé cada día para mí, me decidí a que cada hora que pasara con Raven valiera más que toda la ausencia que podría haber después, quién sabría cuándo. Porque el tiempo está ahí, para ser usado, luego solo se acaba. Y tengo muchos, muchos recuerdos de Raven en estas últimas semanas, en la que fui varias veces a su casa y creo que llegué a convencerle de que algunas cosas están destinadas a hacer. Que dos días valen para una eternidad que puede ser muy larga.

—Locki… sólo no quiero que pases por lo mismo que tu padre, ¿sí? No puedes sólo estar veinte años al lado de una mujer, mirándola de soslayo, sin decirle nada—. ¡Qué me he dado cuenta! ¡No soy estúpido! No estás trabajando tantos años con una mujer, no llegas a esa complicidad que tienen Jeff y Kenny, y te da la cara para decir que son un buen equipo de colegas. Colegas, mis pelotas. Esa historia ya la escuché, de boca de mis propias padres. Saco mi teléfono del bolsillo trasero de mi pantalón para abrir mi cuenta en Wizzardface, mientras hablo. —Los enamorados secretos nunca se quedan con la chica. ¿Cómo demonios alguien puede saber que le gustas si no le dices? Así, bien claro. «Oye, maldición, me gustas un montón»— deslizo mi dedo por la lista de mis amigos de Wizzardface.

—¿Syv Lackberg, verdad? ¡Aquí está! ¡Vaya! Le ha dado like a todas mis fotos—. Le enseño la pantalla de mi teléfono para que vea ese gráfico en forma de corazón que indica el porcentaje de likes que intercambias con tus amigos. El corazón de Syv está lleno. 100%. —Y eso que comparto fotos muy de vez en cuando…—, no uso esta cuenta salvo que esté en casa de mis padres y quiera ver qué ha sido de mis compañeros del Royal, cuando estoy en el norte no es que me detenga en estas cosas que a mi parecer, es de puras apariencias. No es como si aquí pudiera subir las fotos del norte sin que me banneen la cuenta, así que hay puras fotos mías con Chip jugando al quidditch.

- ¿Cuál de todos? - interrumpo cuando comienza a hablar de la vida amorosa de mi padre aunque cuando dice "mujer" comprendo que se refiere a Jeff ¿Cómo es que quiere que sea valiente y le diga a Synnove de frente que me gusta si estoy rodeado de malos ejemplos? No sé que demonios hay entre Jeff y Kenny, honestamente creo que están en una friendzone irreversible, Jared sigue sin ponerle un anillo en el dedo a Rudolph y eso que está más que claro que se aman desde hace años ¿Qué les pasa a la personas de mi familia? ¿No pueden cantar sus sentimientos como en las películas?

- Prefiero ser un enamorado secreto a que me rompa el corazón - dejo salir con el ceño fruncido y lo que dice luego comprueba aún más mi punto ¿Cómo que la tiene de amiga y le da me gusta a todas sus fotos? De poder yo haría lo mismo con las de ella con el único objetivo de llamar su atención... Pero aún no puedo desarrollar esa parte del plan por obvias razones - ¡Le gustas! - exclamo antes de dejarme caer en la mesada boca a bajo con todo el drama que tengo disponible en mi cuerpo.

Por supuesto, por fin me gusta una chica luego de Erika y ella tiene que estar detrás de mi mejor amigo ¡Es una mala película adolescente! ¿Y qué se supone que tengo que hacer ahora? ¿Intentar ser como Dave? ¿Hacer que él le rompa el corazón para que ella caiga a mis brazos y ser un premio consuelo? - Estoy perdido, no puedo competir contigo, amigo - agrego aunque poco se entiende dado que tengo la cara pegada a la loza de la isla.

¿Cuál de todos? ¡Buena pregunta! Es un poco triste pensar que de las tres figuras paternas de Locki, ninguna se ha animado a dar el paso definitivo con la persona que aman, y que dos de ellos se amen entre sí. Me rasco el punto de unión de mis cejas, su caso está casi tan complicado como el mío, que si siguiera el ejemplo de mis padres, necesitaría andar mucho para darme cuenta que estoy enamorado de alguien. No sé de donde he sacado esto de que no me cuesta tanto poner mi corazón en algo, lo que es parte de mis problemas en la vida, claro. ¿Cuánto tiempo pasó entre que vi por primera vez a Raven escudándose detrás de una cámara fotográfica y una mirada ceñuda y decirle lo atractiva que me parecía? ¿Dos horas? Creo que entre que me golpeó por meterme donde no debía y la mire, le dije que me parecía guapa. Y recibí un segundo golpe. ¡Joder! Espero que le esté haciendo la vida imposible a los aurores que la tienen presa, maldita sea. Espero que los malditos la estén pasando como un infierno con su carácter.  

—Nunca lo sabrás a menos que se lo digas…— insisto, rodando un poco mis ojos. Tengo que respirar muy hondo para inundarme de la paciencia que necesito para aconsejar a mi mejor amigo, ayudarlo a conseguir a la chica… —¡No le gusto!— grito. —¿De dónde sacas esto? No puedes decirlo por un par de likes, Locki. ¡Ni siquiera tengo muchas fotos!— busco una manera de explicar esto, no sé me ocurre cómo, en cambio pienso en una manera de volver esto a nuestro favor. —No digas estupideces, no tienes que competir conmigo, idiota— me quejó, ¡por favor! No vamos a ponernos a esta edad a pelear por una chica, a mí ni siquiera me gusta Synnove. Ella es… muy blanca, muy… limpia. Tiene una mirada muy transparente. No tiene… no tiene ese algo que me gusta en las chicas, esa mirada de que el mundo se puede ir al demonio si quiere. —No soy tu competencia, soy tu mejor aliado— salto de la banqueta cayendo sobre mis pies para ir a donde está. Cambio la vista de la cámara del teléfono para que nos enfoque a nosotros, y con una sonrisa por la que merezco un premio por lo natural que se ve, lo abrazo por los hombros y tomo una primera captura. —La subiremos a Wizzardface y te etiquetaré— le aviso. —Pondré que mi mejor amigo y apuesto secretario del Wizengamot está de vuelta a la soltería. Servirá para llamar su atención, créeme.

Por supuesto que él cree que los likes no son prueba de nada, es la clase de persona que si le gusta a alguien va y se lo dice en la cara, no arma un plan de 10 años para enamorar a una persona como yo... Bueno, en realidad ni siquiera armo planes como esos, solo me quedo en mi habitación dando vueltas esperando a que una solución caiga del cielo - Aunque tu no quieras, tendré que competir porque ¡Le gustas! Solo hazme un favor y no te peines hasta que logre llamar su atención - bromeo con una mueca. El desgraciado luce bien hasta despeinado.

Me toma algo desprevenido cuando se acerca para sacar la foto pero de todas formas improviso una sonrisa por inercia. Qué acostumbrados estamos a sacarnos fotografías... quizás porque nuestros padres nos torturan con ellas desde que salimos del útero y por eso ahora sonreír para la foto es más un reflejo que un acto voluntario - Bueno al menos es eso y no me armarás un perfil de Wizder - el sitio de citas es algo a lo que jamás aceptaré, no señor, nunca en la vida.

Llevo las manos a mi rostro y me lo refriego un par de veces, con tanto alboroto ni siquiera me he tomado un momento para ir al baño, cambiarme y ponerme como una persona decente ¡No estoy arreglado! - Espera, espera, espera... No subas eso, puedo hacerlo mejor - lo interrumpo dándole un manotazo a su teléfono que vuela sobre la isla. Rápidamente corro hasta mi habitación y busco mis dos mejores trajes, bajo las escaleras y se los lanzo a Dave - Ahora sí, estoy listo.

—¡No le gusto!— insisto con desgano, en una nota aguda que se escucha en toda la cocina. Bufo por mi nariz, creo saber lo que está pasando. —¡Ni siquiera me conoce! Estas fotos en Wizardface no dicen casi nada de mí, aparte de que mi hermanita menor me da palizas jugando al quidditch— digo, apuntándole a lo evidente, de que esto no es más que una chica dándole likes a un chico, como puede que también reaccione a las fotos de otros chicos, pero nunca me ha enviado un mensaje y estoy seguro de no haber hablado con ella. ¿Puedo ser considerado una competencia para mi mejor amigo? ¡Por favor! —El chico que se queda con la chica siempre, siempre, es el chico que va de frente y se para delante de la chica para decirle que le gusta— explico, desde mi manera de comprender las cosas, para darle el ánimo que necesita de saber que quien no arriesga, no gana.

Al click de la cámara hay una foto de los dos en la pantalla de mi celular que edito dándole mejor contraste de luz y sombras para compartir. —No haría eso, no te buscaré citas con otras chicas, cuando la cita que quieres es con una en particular—. Me encojo de hombros, a mí ese sitio ni siquiera me llama la atención, tengo mi opinión al respecto y no dudo en dársela, a este punto me conoce lo suficiente como para no sorprenderse. —¿Qué caso tiene perder el tiempo con otras chicas cuando hay una que ocupa toda tu mente? A menos que quieras hacerlo por una cuestión de ego, y para pensar «Mira, Synnove Lackberg, hay cinco chicas que quieren quedar conmigo, mientras tú me ignoras». Y entonces seré el primero en decirte que eres un imbécil— apunto, algo me dice que él no piensa de una manera muy diferente.

Tipeo tapando la pantalla de su vista para que no lea que me siento un chico con suerte por tener un amigo al que puedo llamar hermano, así de cursi como puedo ser cuando se trata de él, pero pierdo la posesión de mi teléfono cuando vuela por el aire para chocarse con la mesada. —¡Oye! Ten cuidado de no romperlo. ¡Mamá amenazó con no comprarme otro después de que se me cayera en el inodoro el anterior!— le recuerdo, hablándole a su espalda porque está corriendo a prisa por la escalera para volver al cabo de dos segundos con un traje y tengo que cubrirme la cara con una mano. No me entendió nada, yo lo que quería era vender su sensual cuerpo a la chica en cuestión. Bueno, no puedo obligarlo a nada, tendré que hacer como quiere. —Bien, hagamos esto… pruébate un traje, te sacaré una foto. Luego el otro traje. Las subiré y pediré que voten cuál te queda mejor. Veremos si Synnove reacciona a eso…— propongo.