OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
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Un par de días luego de atentado.
Zenda había pasado toda la mañana dibujando y trazando sobre una servilleta, el plan perfecto para recuperar a Kendrick. Claro que no había forma de llevarlo a cabo, principalmente porque incluía robar uno de esos extraños aviones, beber de nuevo la poción multijugos y lanzar bombas caseras hacia los aurores.
Dejó el lápiz sobre su obra de arte y terminó de beber la taza de té que alguien le había preparado, ya que aún no se sentía cómoda en el loft como para ponerse a revisar estanterías.
Como sus únicas prendas quedaron arruinadas gracias a los escombros, tomó prestados unos shorts que le quedaban como pantalones pescadores y una camiseta negra que le cubría hasta las rodillas. Claro que por debajo de la remera, tuvo que improvisar un cinturón para no perder la ropa.
Al bajarse de un salto del taburete, se acomodó el elástico cuando este se bajó un poco, tomó su dibujo y caminó por el edificio en busca de Ben. Estaba orgullosa de su plan, podía funcionar si se lo enseñaba y estaba dispuesta a mejorarlo con las ideas del pelirrojo.
No lo encontró por ningún lado y al escuchar ruidos dentro del baño, sin golpear abrió la puerta. —¿Ben?— Preguntó metiendo la cabeza.
No, no era su hermano quién estaba dentro, si no Beverly...¿Armando un cigarrillo sobre el lavamanos? No pidió permiso, ingresó y cerró la puerta detrás de ella. —¿Qué estás haciendo?— La interrogó usando un tono algo severo, sin embargo la curiosidad fue mayor. Tuvo que acercarse para ver qué hacía exactamente e incluso olfateó el desagradable olor a hierbas. —¿Vas a usarlo tú?
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Muchos cambios estaban ocurriendo y sentía como si la realidad de todos me golpeara de pronto, después de la misión asquerosamente fallida sentía como mi mundo se hundía en un pozo de melancolía y apatía.
Incluso si algunos habíamos sobrevivido nunca podriamos regresar a como era antes, mi madre posiblemente estuviera muerta, sentía que se esperaba de mí que actuara como un soldado en una guerra de la que nunca quise ser parte, pero sobretodo temía que iba terminar sola...
Asi que si, me estaba haciendo un jodido cigarro de marihuana en el baño del loft y cuando Link interrumpió aun no estaba drogada para no mirarla como si estuviera interrumpiendo algo privado.
- ¿Qué te importa? - le conteste cuando me inquirío como si fuera mayor que yo y tuviera autoridad - Y claro que es para mí, definitivamente no es para Ben aunque lo necesite - bah, supongo que todos lo necesitabamos en este punto. Suspierado cambie me actitud hacía mi tía - ¿Quieres? - le ofrecí mientras lo prendía y tomaba la primera pitada.
El humo me molesto un poco la garganta y tuve que toser, en realidad era mi primera vez fumando uno, solo había visto a mamá armarlos, siempre había ingerido la droga por comida.
Incluso si algunos habíamos sobrevivido nunca podriamos regresar a como era antes, mi madre posiblemente estuviera muerta, sentía que se esperaba de mí que actuara como un soldado en una guerra de la que nunca quise ser parte, pero sobretodo temía que iba terminar sola...
Asi que si, me estaba haciendo un jodido cigarro de marihuana en el baño del loft y cuando Link interrumpió aun no estaba drogada para no mirarla como si estuviera interrumpiendo algo privado.
- ¿Qué te importa? - le conteste cuando me inquirío como si fuera mayor que yo y tuviera autoridad - Y claro que es para mí, definitivamente no es para Ben aunque lo necesite - bah, supongo que todos lo necesitabamos en este punto. Suspierado cambie me actitud hacía mi tía - ¿Quieres? - le ofrecí mientras lo prendía y tomaba la primera pitada.
El humo me molesto un poco la garganta y tuve que toser, en realidad era mi primera vez fumando uno, solo había visto a mamá armarlos, siempre había ingerido la droga por comida.
Tratando de no arruinar el plan perfecto trazado en la servilleta, levantó su rodilla derecha y mantuvo el equilibrio, para apoyar el papel en ella. Con cuidado comenzó a doblarlo, hasta conseguir el tamaño perfecto para guardarlo en el bolsillo de sus shorts.
Con las manos desocupadas, se cruzó de brazos y arqueó las cejas ante lo que estaba haciendo su sobrina. —Me importa porque...porque si.— No encontró ninguna razón inteligente para discutir sobre el tema, principalmente porque no sabía mucho acerca de esas plantas o cigarrillos que estaba armando. Nunca le había interesado.
Ante el ofrecimiento, negó con la cabeza, pero no se alejó del baño ni de Beverly. La miró tomar la primer calada y cuando la mayor comenzó a toser, Zenda dejó escapar unas cuantas carcajadas. —¿Qué sientes?— Preguntó tratando de sonar desinteresada, mas culpa de la curiosidad seguía ahí metida y con los ojos demasiado abiertos.
El olor definitivamente era horrible , tuvo que dar un paso hacia atrás cuando el humo le golpeó el rostro y manoteó el aire para alejarlo de ella.
Luego de un par de minutos y mordiéndose el labio insegura, estiró la mano hacia Bev para que le diera el cigarrillo. —Vale, sólo una vez. Dame.
Sujetó con fuerza el cigarro entre los dedos para no dejarlo caer, lo acercó a su boca e imitando lo que la rubia había hecho, dio su primera pitada. Claro que terminó igual, con un ataque de tos severo y el desagradable gusto impregnado en la lengua. —No siento nada.— Le dijo y se lo devolvió.
Con las manos desocupadas, se cruzó de brazos y arqueó las cejas ante lo que estaba haciendo su sobrina. —Me importa porque...porque si.— No encontró ninguna razón inteligente para discutir sobre el tema, principalmente porque no sabía mucho acerca de esas plantas o cigarrillos que estaba armando. Nunca le había interesado.
Ante el ofrecimiento, negó con la cabeza, pero no se alejó del baño ni de Beverly. La miró tomar la primer calada y cuando la mayor comenzó a toser, Zenda dejó escapar unas cuantas carcajadas. —¿Qué sientes?— Preguntó tratando de sonar desinteresada, mas culpa de la curiosidad seguía ahí metida y con los ojos demasiado abiertos.
El olor definitivamente era horrible , tuvo que dar un paso hacia atrás cuando el humo le golpeó el rostro y manoteó el aire para alejarlo de ella.
Luego de un par de minutos y mordiéndose el labio insegura, estiró la mano hacia Bev para que le diera el cigarrillo. —Vale, sólo una vez. Dame.
Sujetó con fuerza el cigarro entre los dedos para no dejarlo caer, lo acercó a su boca e imitando lo que la rubia había hecho, dio su primera pitada. Claro que terminó igual, con un ataque de tos severo y el desagradable gusto impregnado en la lengua. —No siento nada.— Le dijo y se lo devolvió.
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Obviamente Link se rie de mi primera experiencia, siempre tan maduro. Tome otra pitada y le solté el humo cerca de la cara, al ,menos esta vez no tosí.
- Paz - le contesto. No que la droga estuviera haciendo efecto tan pronto, aunque pense que si y por eso no había hecho las trufas que mamá solía hacer y pasé directo a fumar, pero había cierto placer en todo el mecanismo.
Después de estar un rato mirandome me termino aceptando la oferta y ahora fue mi turno de reirme de ella. Aunque estaba más interesada en ver que efectos le causaba, una cosa era darle balsamos para los dolores que contenian una concentración menor y otra que ingiriera la droga de manera directa y pura. Al final nada.
- Pense que por ser tu primera vez pasaría algo - volví a tomar el cigarrillo - Mamá decía que me enseñaría a fumar de más grande ¿Será una cuestión de adultos? tal vez debería cocinarte algo... - eso tardaría más pero por ver a Link al fin relajado lo valía - Por ahora sigue fumando - dí una pitada más antes de darselo de nuevo.
- Paz - le contesto. No que la droga estuviera haciendo efecto tan pronto, aunque pense que si y por eso no había hecho las trufas que mamá solía hacer y pasé directo a fumar, pero había cierto placer en todo el mecanismo.
Después de estar un rato mirandome me termino aceptando la oferta y ahora fue mi turno de reirme de ella. Aunque estaba más interesada en ver que efectos le causaba, una cosa era darle balsamos para los dolores que contenian una concentración menor y otra que ingiriera la droga de manera directa y pura. Al final nada.
- Pense que por ser tu primera vez pasaría algo - volví a tomar el cigarrillo - Mamá decía que me enseñaría a fumar de más grande ¿Será una cuestión de adultos? tal vez debería cocinarte algo... - eso tardaría más pero por ver a Link al fin relajado lo valía - Por ahora sigue fumando - dí una pitada más antes de darselo de nuevo.
El baño no era muy grande y como el humo que expulsaba Beverly le molestaba un poco, se acomodó lo más lejos que pudo y eso fue dentro de la bañera, con las piernas estiradas y la varita en mano para crear algunas chispas inofensivas. Estaba aburrida y no quería salir al Distrito, todo el atentado era muy reciente y si alguien reconocía su rostro por los vídeos, estaría en graves problemas. Claro que nunca se imaginó pasar el rato con su sobrina...fumando.
—No tengo hambre, Moira me hizo un té y me regaló unas galletas, pero gracias.— Respondió observando las luces salir de la varita, hasta que se cansó y la guardó dentro de su bota. —¿Crees que Ben se enojará si nos ve haciendo esto? Dijiste que sólo lo hacen los adultos.— Frunció el ceño un poco preocupada, mas aceptó el cigarrillo una vez más.
La segunda pitada fue igual que la primera, sus ojos se llenaron de lagrimas y el ardor en sus pulmones le causó un ataque de tos, sin embargo al recuperarse, imitó a su sobrina para demostrar que ella también podía hacerlo, y así, en el tercer intento, consiguió mantener el humo dentro y luego despacito lo soltó al aire. —No entiendo qué se supone que debe pasar.— ¿Acaso verían de nuevo unicornios pero de color púrpura? Negó con la cabeza para deshacerse del pensamiento y le extendió el cigarro a Beverly, sin moverse del lugar. —El gusto es desagradable.
—No tengo hambre, Moira me hizo un té y me regaló unas galletas, pero gracias.— Respondió observando las luces salir de la varita, hasta que se cansó y la guardó dentro de su bota. —¿Crees que Ben se enojará si nos ve haciendo esto? Dijiste que sólo lo hacen los adultos.— Frunció el ceño un poco preocupada, mas aceptó el cigarrillo una vez más.
La segunda pitada fue igual que la primera, sus ojos se llenaron de lagrimas y el ardor en sus pulmones le causó un ataque de tos, sin embargo al recuperarse, imitó a su sobrina para demostrar que ella también podía hacerlo, y así, en el tercer intento, consiguió mantener el humo dentro y luego despacito lo soltó al aire. —No entiendo qué se supone que debe pasar.— ¿Acaso verían de nuevo unicornios pero de color púrpura? Negó con la cabeza para deshacerse del pensamiento y le extendió el cigarro a Beverly, sin moverse del lugar. —El gusto es desagradable.
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Cuando Link entro en la bañera me sentí rara estando parada aún, además siempre que consumía las drogas con mamá nos tirabamos en el suelo de la cabaña y mirabamos el techo con los retazos de telas y pequeños espejitos que había puesto para adornar en mi epoca amante de los gitanos, aunque sin cosumir nada también lo habían hecho. Eran buenos tiempos.
- No me refería a comida normal, aunque deberíamos tener algo preparado porque no va a dar hambre - las pequeñas chispas que soltaba con la varita me recordaban un poco a aquel techo.
Me senté en el suelo y apoyé mi espalda contra la bañera, mientras miraba el techo blanco y juzgaba mis gustos anteriores le pase el cigarro.
- En este momento no me importa que diga señor gruños - solté, aunque prefería que nunca lo supiera - Pero tal vez sea buena guardarlo como un secreto nuestro.
Nunca pensé que iba a tener uno de estos momentos con Link, pero al fin estaba pasando, tal vez la proxima me dejaría arreglarle el pelo. Aunque por ahora guardé silencio por un rato.
- Deberías sentirte diferente - le contesto a su pregunta - Mamá me dijo que algunos reaccionan diferente pero la mayoria queda en un estado de relajación, y asi me sentí yo al menos. Tal vez tengas muchas cosas en la cabeza y no dejas que funcione bien, dime lo que estas pensando.
Acepte el cigarro de nuevo y me reí de su comentario.
- Si hubiera cocinado algo no lo hubieras sentido, mi primera vez fue un accidente, tome un chocolate que mamá quería usar con los grandes.
- No me refería a comida normal, aunque deberíamos tener algo preparado porque no va a dar hambre - las pequeñas chispas que soltaba con la varita me recordaban un poco a aquel techo.
Me senté en el suelo y apoyé mi espalda contra la bañera, mientras miraba el techo blanco y juzgaba mis gustos anteriores le pase el cigarro.
- En este momento no me importa que diga señor gruños - solté, aunque prefería que nunca lo supiera - Pero tal vez sea buena guardarlo como un secreto nuestro.
Nunca pensé que iba a tener uno de estos momentos con Link, pero al fin estaba pasando, tal vez la proxima me dejaría arreglarle el pelo. Aunque por ahora guardé silencio por un rato.
- Deberías sentirte diferente - le contesto a su pregunta - Mamá me dijo que algunos reaccionan diferente pero la mayoria queda en un estado de relajación, y asi me sentí yo al menos. Tal vez tengas muchas cosas en la cabeza y no dejas que funcione bien, dime lo que estas pensando.
Acepte el cigarro de nuevo y me reí de su comentario.
- Si hubiera cocinado algo no lo hubieras sentido, mi primera vez fue un accidente, tome un chocolate que mamá quería usar con los grandes.
Al devolver el cigarro y dejar de lado la varita, comenzó a arrastrarse a través la bañera, hasta quedar con el cuerpo recostado y las piernas apoyadas sobre los azulejos algo sucios.
Un poco de mugre cayó de sus enormes botas, mas no le importó, continuó moviendo los pies hacia los costados, sin responder a lo que Beverly había dicho acerca de la comida, no lo entendía y por ahora estaba bien con el té que había bebido minutos antes.
Mordió su labio inferior y trató de no reír cuando su sobrina le pidió guardar el secreto de lo que estaban haciendo. —No diré nada, sólo si...—Tenía que aprovechar el momento para obtener algo a cambio, sin embargo nada se le ocurrió, estaba demasiado concentrada en lo graciosas que se veían sus manos extendidas frente a sus ojos.
Abrió y cerró sus puños, para luego dejar caer los brazos encima de su vientre.
El pedido de la mayor la tomó por sorpresa, en cualquier otro momento la hubiese insultado por entrometida, le habría gritado o ignorado, pero ahora en verdad quería decir lo que pensaba. —Quiero a Jamie muerta, a ella y a todos los suyos.— Admitió en voz alta y luego estalló en un ataque de risa, que incluso le sacó lagrimas. No sabía qué era lo gracioso. —Y que extraño tanto a mis padres ¿En qué piensas tú?
Levantó la cabeza para robar el cigarro, le dio una larga pitada que también terminó en un ataque de tos pero más corto y luego de devolverlo, se acostó de nuevo en su lugar, sin bajar las piernas.
Esta vez al elevar los brazos al aire, para luego extenderlos por encima de su cabeza, no pudo volver a controlarlos porque no le respondían y tuvo que quedarse toda estirada. —Creo que ya me siento diferente, Bev.— Le informó, estaba un poco mareada y el humo que flotaba sobre ambas no ayudaba mucho.
Un poco de mugre cayó de sus enormes botas, mas no le importó, continuó moviendo los pies hacia los costados, sin responder a lo que Beverly había dicho acerca de la comida, no lo entendía y por ahora estaba bien con el té que había bebido minutos antes.
Mordió su labio inferior y trató de no reír cuando su sobrina le pidió guardar el secreto de lo que estaban haciendo. —No diré nada, sólo si...—Tenía que aprovechar el momento para obtener algo a cambio, sin embargo nada se le ocurrió, estaba demasiado concentrada en lo graciosas que se veían sus manos extendidas frente a sus ojos.
Abrió y cerró sus puños, para luego dejar caer los brazos encima de su vientre.
El pedido de la mayor la tomó por sorpresa, en cualquier otro momento la hubiese insultado por entrometida, le habría gritado o ignorado, pero ahora en verdad quería decir lo que pensaba. —Quiero a Jamie muerta, a ella y a todos los suyos.— Admitió en voz alta y luego estalló en un ataque de risa, que incluso le sacó lagrimas. No sabía qué era lo gracioso. —Y que extraño tanto a mis padres ¿En qué piensas tú?
Levantó la cabeza para robar el cigarro, le dio una larga pitada que también terminó en un ataque de tos pero más corto y luego de devolverlo, se acostó de nuevo en su lugar, sin bajar las piernas.
Esta vez al elevar los brazos al aire, para luego extenderlos por encima de su cabeza, no pudo volver a controlarlos porque no le respondían y tuvo que quedarse toda estirada. —Creo que ya me siento diferente, Bev.— Le informó, estaba un poco mareada y el humo que flotaba sobre ambas no ayudaba mucho.
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Por la costumbre de tener el loft más vacío que nada, abrí la puerta del baño de un tirón al saber que ni Moira ni Mimi estarían ahí pues la había visto un rato antes. El problema es que sí estaba ocupado, y por un par de chicas, así que volví a cerrar la puerta golpeándola contra el marco de madera con fuerza. —¡Lo siento! — grité de inmediato, aún sin soltar la manija, porque si algo sabía bien es que podrían lanzarme peines y jabones por la cabeza por haber interrumpido. ¡Un momento! Si lo extraño no era que estuvieran dos chicas en el baño, no solo una, ya que había muchas razones que escuché en todos estos años de por qué las chicas siempre van de a par, sí me sorprendió el detalle de que había algo raro en el interior. Hice un repaso de los dos segundos que pude ver en su interior y volví a abrir con rapidez, encontrándolas a ambas en un acto que por haber visto antes a Moira hacer lo mismo, pudo reconocerlo. —¡¿QUÉ DEMONIOS?!— exclamé.
No era quien para hacerlo, bien podrían encargarse Jeff o Kennedy de esta tarea. Pero el primero no estaba para estas cosas y la segunda obviamente tampoco tenía manera de estar aquí para tirarles de las orejas. Para ser un chico que no estaba demasiado lejos de sus días de adolescente, podía tolerar de vez en cuando un poco de alcohol, pero las drogas estaban fuera de discusión. ¿Un poco aburrido? Por supuesto, cuando tienes padres como los míos que casi llamaron a su hija menor Ginevra, Margarita o Vodka, lo normal es que te hagan sentir lo aguafiestas que puedes ser. Para colmo, estudié para abogado. Así que soy lo más molesto del mundo, y se lo hago saber a las chicas, limpiando sus manos de la porquería que están sosteniendo para tirarlo al lavado. —¡¿Qué se supone que están haciendo?!— vuelvo a preguntar, pasando por el rostro de cada una y deteniéndome en la rubia que reconozco de haberla visto en el bosque. —¿Cuántos años tienen?— exijo saber, cruzándome de brazos y en mi mejor papel de policía.
No era quien para hacerlo, bien podrían encargarse Jeff o Kennedy de esta tarea. Pero el primero no estaba para estas cosas y la segunda obviamente tampoco tenía manera de estar aquí para tirarles de las orejas. Para ser un chico que no estaba demasiado lejos de sus días de adolescente, podía tolerar de vez en cuando un poco de alcohol, pero las drogas estaban fuera de discusión. ¿Un poco aburrido? Por supuesto, cuando tienes padres como los míos que casi llamaron a su hija menor Ginevra, Margarita o Vodka, lo normal es que te hagan sentir lo aguafiestas que puedes ser. Para colmo, estudié para abogado. Así que soy lo más molesto del mundo, y se lo hago saber a las chicas, limpiando sus manos de la porquería que están sosteniendo para tirarlo al lavado. —¡¿Qué se supone que están haciendo?!— vuelvo a preguntar, pasando por el rostro de cada una y deteniéndome en la rubia que reconozco de haberla visto en el bosque. —¿Cuántos años tienen?— exijo saber, cruzándome de brazos y en mi mejor papel de policía.
Me quede esperando escuchar algun pedido absurdo por parte Link, como que dejara de llamarla así o que dejara de ser tan bella y femenina y la hiciera sentir mal con su sexualidad no definida. Lo que menos me esperaba era que se abriera conmigo.
- wow, supongo que necesitabas relajarte de verdad - giré la cabeza para verle la cara por sobre el borde de la bañera y deje que tomara el cigarro - También extraño a Elioh y Arleth, y a mamá - volví a darle la espalda - Y a pesar de que la ciudad es asombrosa, lo daría todo por volver a como estabamos...
Solté una risita cuando me dijo que le pegó, al menos una lo podría disfrutar porque yo no estaba sintiendo nada, la proxima vez cocinaría algo y dejaría menos evidencía.
La puerta se abrío de golpe y se cerro con la misma velocidad por un chico guapo, en serio ¿había requisitos que cumplir para ser un rebelde?
Supongo que ya nos habían descubierto porque al segundo volvío a abrir y exigió explicaciones además de robar mi cigarro para tirarlo, no era ninguno de mis padres para venir a sermonearme así que solo lo miré con mi mejor actitud de persona adulta.
- Estamos experimentando y somos lo suficientemente mayores para saber que hacemos, ¿o no Link? - le digo, él no venía del 14, no nos conocía y no sabía la verdad - Soy Beverly por cierto, refugiada del 14 - tal vez jugar la carta de sobreviviente de una tragedía nos ganaba puntos - Ella es Link, su nombre por su madre es Zenda, pero esta atravezando un descubrimiento sexual.
- wow, supongo que necesitabas relajarte de verdad - giré la cabeza para verle la cara por sobre el borde de la bañera y deje que tomara el cigarro - También extraño a Elioh y Arleth, y a mamá - volví a darle la espalda - Y a pesar de que la ciudad es asombrosa, lo daría todo por volver a como estabamos...
Solté una risita cuando me dijo que le pegó, al menos una lo podría disfrutar porque yo no estaba sintiendo nada, la proxima vez cocinaría algo y dejaría menos evidencía.
La puerta se abrío de golpe y se cerro con la misma velocidad por un chico guapo, en serio ¿había requisitos que cumplir para ser un rebelde?
Supongo que ya nos habían descubierto porque al segundo volvío a abrir y exigió explicaciones además de robar mi cigarro para tirarlo, no era ninguno de mis padres para venir a sermonearme así que solo lo miré con mi mejor actitud de persona adulta.
- Estamos experimentando y somos lo suficientemente mayores para saber que hacemos, ¿o no Link? - le digo, él no venía del 14, no nos conocía y no sabía la verdad - Soy Beverly por cierto, refugiada del 14 - tal vez jugar la carta de sobreviviente de una tragedía nos ganaba puntos - Ella es Link, su nombre por su madre es Zenda, pero esta atravezando un descubrimiento sexual.
Zenda continuó acostada dentro de la bañera con las manos estiradas por encima de la cabeza, mientras balanceaba y golpeaba sus enormes botas contra los azulejos de la pared. Por alguna extraña razón el sucio calzado parecía no coordinar con los movimientos de sus piernas y eso le hizo entrecerrar los ojos para observar con mayor atención, por si se estaba equivocando. —Lo mismo digo, no me interesa nada de esto, sólo quiero volver a nuestra casa...con todos ellos. Ojala fuera un simple sueño.
Los torpes intentos por sentarse, delataron su estado, pero cuando consiguió apoyar uno de los codos sobre el borde, sujetó su cabeza y le robó el cigarrillo para dar una nueva pitada. Esta vez no tosió y tampoco notó el desagradable gusto. —Hola.
La sonrisa en su rostro no se borró, incluso se agrandó, cuando un ruidoso castaño ingresó al baño e interrumpió el momento de sobrina y tía. No alcanzó a quejarse, que ya no tenía entre los dedos el cigarro y sus parpados pesaban demasiado como para mantenerlos abiertos aunque no tenía sueño. —No sé si somos adultas como para fumar, pero ¿Acaso eso importa? Nuestra edad no impidió que aurores nos atacaran, tampoco importó cuando mataron a nuestros padres e incendiaron nuestro hogar...— Empezó a soltar varias carcajadas, levantando el mentó para mirar al extraño a través de las pestañas. —Oh... cierto, si podemos ir al Capitolio, sobrevivir a las bombas y traernos solitas a uno de los ministro, también podemos ingerir marihuana.
El codo se resbaló de la bañera y la frente de Zenda terminó estampada contra el borde, mas no sintió dolor, así que giró el rostro para recostar la mejilla contra el frió material y comenzó a soplar hacia Beverly para apartar sus cabellos. —Soy Zenda, si.— Dentro de su cerebro, estaba murmurando un secreto hacia su sobrina, pero en la realidad, estaba hablando en un tono normal. —Este es el viajero que me regaló galletas en el bosque y nunca te lo dije
Los torpes intentos por sentarse, delataron su estado, pero cuando consiguió apoyar uno de los codos sobre el borde, sujetó su cabeza y le robó el cigarrillo para dar una nueva pitada. Esta vez no tosió y tampoco notó el desagradable gusto. —Hola.
La sonrisa en su rostro no se borró, incluso se agrandó, cuando un ruidoso castaño ingresó al baño e interrumpió el momento de sobrina y tía. No alcanzó a quejarse, que ya no tenía entre los dedos el cigarro y sus parpados pesaban demasiado como para mantenerlos abiertos aunque no tenía sueño. —No sé si somos adultas como para fumar, pero ¿Acaso eso importa? Nuestra edad no impidió que aurores nos atacaran, tampoco importó cuando mataron a nuestros padres e incendiaron nuestro hogar...— Empezó a soltar varias carcajadas, levantando el mentó para mirar al extraño a través de las pestañas. —Oh... cierto, si podemos ir al Capitolio, sobrevivir a las bombas y traernos solitas a uno de los ministro, también podemos ingerir marihuana.
El codo se resbaló de la bañera y la frente de Zenda terminó estampada contra el borde, mas no sintió dolor, así que giró el rostro para recostar la mejilla contra el frió material y comenzó a soplar hacia Beverly para apartar sus cabellos. —Soy Zenda, si.— Dentro de su cerebro, estaba murmurando un secreto hacia su sobrina, pero en la realidad, estaba hablando en un tono normal. —Este es el viajero que me regaló galletas en el bosque y nunca te lo dije
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Ah, ok. Estas chicas están perdidísimas en el reino feliz de los unicornios saltarines. Mi mirada se posa en la chica que no conozco, lo que dice me suena a que está drogada porque no le veo sentido. Me preocupa sobremanera que la bañera del loft sea el lugar para experimentos y descubrimientos sexuales de dos chicas que serán un poco más grandes que mi hermana, no mucho más chicas que yo. No quiero ser el joven con mal humor de anciano que les hable de moral y buenas costumbres como para coartarlas, pero es lo que estoy haciendo y tirando toda su basura lejos de ellas. Si tengo que separarlas también lo haré, pidiéndole muy gentilmente que solo se busquen otro lugar. Todo lo que dice la rubia que sí conozco es increíblemente lúcido para el estado en que supongo que se encuentra su compañera, es un recuento de hechos que me deja pasmado y sé que tengo una refutación para que drogarse no sea válido a pesar de todo lo que usa como excusa.
No lo digo, aprieto fuerte mi mandíbula, porque el repaso me vino bien para entender que ha vivido pura mierda y he practicado muchos años lo que es tratar de ponerme en los zapatos de otra persona. A veces me cuesta, juro que hay personas que todavía me sacan de las casillas, porque son las que no trabajan la propia empatía. En cambio… a un par de chicas… —¿Y después de todo eso que me cuentas tu mejor idea es fumarte algo que te ayude a fingir que nunca pasó?— muerdo mis palabras tratando de sonar sereno, porque quiero decirle que el ministerio quemo su hogar y que alguien más puso las bombas que explotaron en el festival, que nada de eso fueron elecciones suyas. Y que drogarse sea finalmente una decisión propia, es tan autodestructivo, que solo colabora con quienes no han hecho más que destruirlo todo. Me inclino hacia ella en la bañera para tomarla de un brazo y sacarla de ahí colgándola a medias sobre mi hombro, hasta poder dejarla sentada sobre la tapa cerrada del inodoro. —Sí, sí. Soy ese viajero… y tú eres… Zenda— sonrió con una mueca al saber que me ha mentido en esa oportunidad. —Escúchame, si todo a tu alrededor te parece cruel e injusto, no seas cruel e injusta también contigo misma— la reprendo, sosteniéndola de las mejillas con las manos para ver si puede entenderme. La suelto con un suspiro para volverme hacia la otra chica, a quien sujeto del codo para ponerla delante del lavado y que se limpie la cara. —Drogarse está mal, aquí, en Europa o donde sea— sueno como el juez que nunca seré. —Y no han llegado tan lejos de casa como para empezar a hacer tonterías, ¿qué capturar un ministro no sé qué? No son todopoderosas, apenas si son un poco más que unas niñas— y les recuerdo porque creo que les vendría bien saber que mientras ella nacían, ya el mundo estaba viejo y todos los malos hábitos se llevaban siglos consumiendo.
No lo digo, aprieto fuerte mi mandíbula, porque el repaso me vino bien para entender que ha vivido pura mierda y he practicado muchos años lo que es tratar de ponerme en los zapatos de otra persona. A veces me cuesta, juro que hay personas que todavía me sacan de las casillas, porque son las que no trabajan la propia empatía. En cambio… a un par de chicas… —¿Y después de todo eso que me cuentas tu mejor idea es fumarte algo que te ayude a fingir que nunca pasó?— muerdo mis palabras tratando de sonar sereno, porque quiero decirle que el ministerio quemo su hogar y que alguien más puso las bombas que explotaron en el festival, que nada de eso fueron elecciones suyas. Y que drogarse sea finalmente una decisión propia, es tan autodestructivo, que solo colabora con quienes no han hecho más que destruirlo todo. Me inclino hacia ella en la bañera para tomarla de un brazo y sacarla de ahí colgándola a medias sobre mi hombro, hasta poder dejarla sentada sobre la tapa cerrada del inodoro. —Sí, sí. Soy ese viajero… y tú eres… Zenda— sonrió con una mueca al saber que me ha mentido en esa oportunidad. —Escúchame, si todo a tu alrededor te parece cruel e injusto, no seas cruel e injusta también contigo misma— la reprendo, sosteniéndola de las mejillas con las manos para ver si puede entenderme. La suelto con un suspiro para volverme hacia la otra chica, a quien sujeto del codo para ponerla delante del lavado y que se limpie la cara. —Drogarse está mal, aquí, en Europa o donde sea— sueno como el juez que nunca seré. —Y no han llegado tan lejos de casa como para empezar a hacer tonterías, ¿qué capturar un ministro no sé qué? No son todopoderosas, apenas si son un poco más que unas niñas— y les recuerdo porque creo que les vendría bien saber que mientras ella nacían, ya el mundo estaba viejo y todos los malos hábitos se llevaban siglos consumiendo.
- Wow wow wow, ¿quién dijo que estamos fingiendo que no paso nada? - le digo al extraño que se sube a algun escalon de superioridad moral después de que Link le suelta por todo lo que pasamos y encima nos juzga, no me cae bien - Solo estamos pasando el rato y las drogas no son malas si las tomas de vez en cuando, tu eres más peligroso si le estas ofreciendo galletas a una chica con intenciones cuestionables.
Mi mamá me enseño que no debía aceptar dulces de adultos que no conocía, me sorprendía que Link no supiera esas cosas, supongo que tendría que enseñarle a sobrevivir mejor en la ciudad. Me paro y la ayudo a levantarse de la bañera.
- Es más, quien dice que no tienes raras intenciones ahora, a mi no me engañas - le digo apuntandolo con un dedo acusador - Nos vamos Link
Empiezo a arrastrar a mi tío medio drogada hacía la salida, rodeando al pervertido.
Mi mamá me enseño que no debía aceptar dulces de adultos que no conocía, me sorprendía que Link no supiera esas cosas, supongo que tendría que enseñarle a sobrevivir mejor en la ciudad. Me paro y la ayudo a levantarse de la bañera.
- Es más, quien dice que no tienes raras intenciones ahora, a mi no me engañas - le digo apuntandolo con un dedo acusador - Nos vamos Link
Empiezo a arrastrar a mi tío medio drogada hacía la salida, rodeando al pervertido.
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