El último mes y medio ha pasado de una manera tan lenta que ha sido hasta casi una tortura. Estamos en verano, y aunque me encantaría poder pasar un fin de semana entero con mi familia, me resulta imposible. Tyler se está adaptando bien a su nuevo hogar, y Lëia y Zoey parecen ir acostumbrándose cada vez más a vivir en la Isla Ministerial, aunque supongo que todavía les llevará un tiempo. Sin embargo, apenas paso tiempo con ellos, y las pocas veces que estoy en casa, me paso las horas encerrado en mi despacho continuando con ciertos papeleos que no he podido terminar durante mi jornada en el Ministerio. En ocasiones ni siquiera me vale la pena ir a casa, así que acabo quedándome a dormir en el sofá que tengo en mi oficina del Ministerio para no perder el tiempo cargando con papeles hasta casa cuando al día siguiente tendré que volverlos al llevar al Ministerio. Por suerte no pasa muchas veces, pero en alguna que otra ocasión sí.

Hoy es uno de los pocos días que mi trabajo consiste en no estar sentado en el despacho rodeado de papeles, sino que es uno más de a pie. Con la llegada de septiembre viene cierta celebración que honra nuestra historia pasada de hace muchísimos siglos, pero con ello también vienen ciertas comprobaciones para ver que todo saldrá correctamente. Me gusta comprobarlo yo mismo porque es, quizá, uno de los días más importantes de nuestra historia, pero en esta ocasión es con más motivo: puede que el 14 ya no esté, pero temo que haya gente que nos odie más por lo que ha pasado. Si a eso le sumas que el último evento que hubo fue aquella gala benéfica que acabó en un atentado, y que hace un año hubo una pequeña revuelta en el 11 cuando Sean y Hero fueron allí... Podríamos decir que públicamente no ha sido nuestro mejor año. Aun así, dudo que alguien sea tan idiota como para hacer algo en los próximos meses porque doy por hecho que todos habrán aprendido la lección después de lo del 14.

Como cada año, me dirijo a la base de seguridad para comprobar ciertas cosas tanto con cazadores como con aurores. De hecho, en cierto momento paso por el escuadrón donde suele trabajar mi hermano pequeño y comento un par de cosas con él sobre la organización de la celebración, y después de hablar tanto con el jefe de cazadores como con el de aurores, me paro a hablar con algunos trabajadores más. — Jack Tyler, ¿cierto? — Recuerdo su nombre porque debía estar en el mismo escuadrón que el padre biológico de Tyler, pero al final, por motivos familiares, tuvo la suerte de librarse de aquel catastrófico desenlace. — ¿Tienes unos minutos? Me gustaría hablar un par de cosas de la próxima celebración. — Independientemente del motivo por el que recuerde su nombre, tengo entendido que es un buen auror, y contar con alguien así siempre va bien.

No me siento la más lúcida de las personas en estos momentos. Tener un niño de tres años era una de las mejores cosas que me había sucedido en la vida, pero sin importar que tanta alegría traía a mis días, no podía decir lo mismo de mis noches o mis madrugadas. Amaba a mi hijo, de verdad, pero llevaba más de tres años sin tener una semana completa de sueño gracias a su hiperactividad o a que pasaba demasiado tiempo dormido cuando ni Rose ni yo estábamos en la casa. No podíamos eludir nuestro trabajo ni nuestras responsabilidades y, pese a que nos tenían bastante contemplación gracias a nuestra situación, más días de los que no terminamos coincidiendo en la base.

Hoy no era uno de esos días, y mientras que me tocaba entrenar con los nuevos reclutas, mi esposa seguramente estaría durmiendo muy tranquila en nuestra cama, probablemente con Rory al lado suyo. Cómo la envidiaba. Al menos, como era gente nueva recién salida del colegio, no se notaba demasiado mi cansancio y podía mantenerme en ritmo sin demasiados inconvenientes.

Lo que de verdad no me esperaba, era ver al mismísimo ministro de seguridad en la base. No es que no fuera de vez en cuando, pero la mayoría de las veces o no me encontraba, o estaba de guardia en algún distrito. Tal vez es por eso que me desconcierta un poco que supiese mi nombre, o que tuviese consideración por mí tiempo cuando él básicamente podría disponer del mismo como quisiera. - Sí señor, aunque solo Jack es suficiente… si lo desea. - ¿Cómo se supone que uno trataba a un ministro qué, además, era tu jefe? - ¿Sucede algo con el evento?

Asiento con la cabeza como respuesta a que le llame por su nombre, y le hago un gesto para que me siga por los pasillos de la base de seguridad y podamos hablar en un lugar más privado, sin estar a la vista de todos. — No, solo es para revisar un par de cosas del plan de vigilancia — respondo antes de emprender la marcha. El despacho que utilizo de visita no queda muy lejos, pero sí que tardamos unos largos cinco minutos en llegar entre que esperamos para coger el ascensor, y llegamos. Más que nada lo que provoca esa sensación de que el tiempo pasa lento es el silencio incómodo durante el camino, pues no tengo nada que comentar. Lo único que tengo que decirle son varias cosas relacionadas con la festividad de Nimue, pero mejor en privado porque aquí los rumores se esparcen agobiante y excesivamente rápido.

Una vez frente a la puerta, la abro con mi tarjeta de identificación, dejo que pase él primero, y le señalo una de las sillas libres. Yo, por mi parte, me acomodo en la silla de detrás de la mesa y abro la carpeta para sacar los planos donde están las diferentes zonas del festival señalizadas. — Esto son los planos del festival de Nimue. Solo los agentes que estaréis allí tenéis esta información — explico, y le tiendo una de las copias para que le eche un vistazo y se la quede. — Habrá drones sobrevolando la zona para tener vigilancia desde más ángulos también. — A ojos públicos se explicará que es para retransmitir todo a los hogares de la gente que no haya podido ir, pero no es únicamente por eso. — Necesito que estés aquí, en la zona este. — Señalo en mi copia con el dedo índice el sector indicado y alzo la vista hacia él. — No es nada más que para asegurarnos de que todos los ángulos están debidamente vigilados por gente capacitada. — Yo mismo me estoy encargando de seleccionar a los aurores de más confianza para el evento, pues quiero que todo sea perfecto y que todos puedan disfrutar de la noche tan esperada del año.

Asiento con la cabeza cuando me aclara que quiere hablarme más que nada de trabajo y lo sigo, incómodo y sin saber del todo cómo mostrarme en esos momentos. Espero que no lo note, pero durante el trayecto voy cambiando la postura tan seguido, que cualquiera creería que tengo un problema físico si es que no es un trastorno de personalidad múltiple. No es intencional, en las misiones puedo comportarme como el auror responsable y eficiente que creo ser; pero ahora, siguiendo al mismísimo ministro de defensa por los pasillos de la base, me siento como un niño que sigue al director de colegio luego de haber hecho alguna travesura. No me sentía cómodo en las reuniones formales si no tenía una cerveza en la mano y otra en el estómago, pero no iva a decirle eso a Riorden Weynart.

Por fin llegamos a la que es su oficina, y cuando me señala la silla libre, me desplomo sobre ella sin delicadeza alguna. No tengo nada que hacer mientras se acomoda, por lo que me balanceo de un lado a otro empujándome con un pie, hasta que por fin extiende algo en mi dirección. Dice “planos” y en ese mismo momento mi postura cambia por completo.  Me enderezo y me estiro por sobre la superficie hasta poder visualizar bien lo que identifico como el croquis del frente del ministerio - Cambiaron la feria de lugar este año. - Murmuro más para mi que para el ministro mientras comienzo a memorizar la nueva disposición. No es muy dificil, no es un terreno muy amplio que cubrir y por lo poco que habla, puedo ver que tiene todo planificado. - Lo de los drones es nuevo, ¿ya no habrá torres de filmación entonces? - Eran más unas plataformas que torres en sí, pero siempre había una cámara en lo alto y un auror al lado manteniendo las cosas vigiladas desde el aire. Nunca pasaba nada y más que nada era un puesto para charlar, pero al mismo tiempo eran un par de ojos menos que se perdían. - Creo que lo tengo. - Alejo mi rosttro del papel y elevo la mirada hasta el ministro. - ¿Hay algo más que deba saber? - Cuestiono todavía algo incómodo. - Lo lamento, es solo que… es raro que sea usted quien da estas indicaciones. - Tal vez sería porque Coarleone andaba de vacaciones o dónde sea que se hubiese ido y no confiase en su reemplazo. Tal vez… no quería pensar en el escuadrón de aurores perdido, pero tampoco me sorprendería que trajese ese tema a flote.

Todavía incorporado en la silla en dirección hacia el escritorio, mantengo mi vista sobre el plano principal de la feria, revisando por enésima vez que nada se haya escapado porque no quiero ningún error, por pequeño que sea. — Sí. — Es lo único que respondo. No es que haya indicios de nada, obviamente, pero dadas las circunstancias, prefiero prevenir. Claro que creo que nadie estaría tan loco de hacer algo en un evento tan público y con tanta repercusión, pero también soy consciente de que hay gente dentro del país, algunos por el norte, que tenían la esperanza de encontrar el 14 algún día por motivos estúpidos. Y esas esperanzas se derrumbaron el mismo día en que destruimos el distrito y a su gente. No me sorprendería que, por desgracia, algún idiota estuviera enfadado.

Me acomodo en la silla una vez he comprobado que todo está bien y centro la mirada en el auror. — No. Se ha hablado con el departamento tecnológico y hemos decido que los drones dan un rango más amplio de visión. — Realmente las torres también podían capturar varios ángulos, pero la movilidad de un dron es mucho mayor y también la velocidad a la hora de recibir los datos. No entiendo mucho de estas cosas, pero algo así me explicaron sobre que habían mejorado los drones a una nueva versión. Niego con la cabeza cuando me pregunta que si hay algo más a destacar, y sonrío un poco al escuchar su comentario. — Este año hay muchas más cosas que celebrar y solo quiero que todo salga a la perfección — explico. Es cierto, en realidad, porque por primera vez en todos estos años, hemos acabado con la gran amenaza del país. No ha sido fácil y se han perdido muchas vidas por el camino, especialmente escuadrones de aurores en el último año, pero eso ya se acabó.