OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Zenda M. Franco
Delilah A. Looper
6 participantes
No tengo idea por cuánto tiempo andamos, pero tampoco nos detenemos. El galope de los caballos retumba en el bosque y nos aleja de nuestro hogar entre ramas y rocas, mientras recuerdo una y otra vez lo último que pudimos divisar del catorce: aerodeslizadores y un fuego que pudo verse a la distancia, borrando todo a su paso hasta que, solamente, podemos ver humo negro a lo lejos si miramos entre las copas de los árboles. Se han ido y con ellos se fue nuestra seguridad: estamos solos.
También rememoro los últimos minutos antes de que todo se destruya. Intento darle un sentido a las palabras de mi padre, pero por mucho que lo intento no lo consigo. Me desborda y me duele, lo suficiente como para llorar en silencio mientras los caballos corren y mi cuerpo herido se sacude por ello, a pesar de que no me quejo. De echo, no digo nada. No sé cuanto pasa, pero en algún momento nos detenemos junto a un arroyo para que los caballos puedan beber agua y descansar. Aprovechamos a lavarnos las caras, pero ninguno dice nada. Creo que nadie quiere hablar. Yo me excuso con la idea de hacer pis para alejarme, pero cuando tomo distancia solo me doblo junto a un árbol y vomito. Y lloro, de nuevo. Me hago un ovillo junto a las raíces y trato de recomponerme, pero es inútil. No es hasta que un lloroso Jared aparece y me pregunta si estoy bien que no me limpio la nariz con el dorso de la mano y finjo que nada ha pasado, evitando que pueda verme el rostro enrojecido e hinchado — Sí. Iré en un momento — es una respuesta seca. Él se va y puedo terminar.
Comemos un paquete de galletas que estaba en la mochila que Ben le dejó a Beverly y continuamos, hasta que se hace de noche y seguir es imposible. No prendemos un fuego. Seguimos sin hablar demasiado y sé que ninguno es capaz de dormir. Me duele todo, pero no quiero detenerme, así que continuamos apenas empieza a aclarar. En cuanto estemos a salvo, podremos ver cómo sentirnos mejor y curar las heridas más importantes.
No es hasta el mediodía, cuando mi estómago empieza a gruñir y los caballos ya caminan lento que puedo divisar la pequeña cabaña que tenemos marcada en el mapa, algo a la distancia. Se me acelera el corazón, pero en cuanto veo que la puerta está abierta y se percibe movimiento dentro, freno a Petra y levanto una mano para que los demás no continúen — Tengan sus armas listas. Que Jared se quede en el caballo — susurro, tomando mi varita y bajando de la yegua. Me agazapo hasta acercarme lo suficiente, asomando la cabeza detrás de un árbol. Al menos, desde aquí puedo ver a dos uniformados saliendo de la cabaña, aparentemente decepcionados de no encontrar nada. Aurores — ¿Qué hacemos? — pregunto en un murmullo. Atacar es lo lógico, pero no sé qué tanto podamos luchar luego de todo lo que ha pasado.
* Para evitar que el tema se trabe, no hay orden ni restricción de post.
También rememoro los últimos minutos antes de que todo se destruya. Intento darle un sentido a las palabras de mi padre, pero por mucho que lo intento no lo consigo. Me desborda y me duele, lo suficiente como para llorar en silencio mientras los caballos corren y mi cuerpo herido se sacude por ello, a pesar de que no me quejo. De echo, no digo nada. No sé cuanto pasa, pero en algún momento nos detenemos junto a un arroyo para que los caballos puedan beber agua y descansar. Aprovechamos a lavarnos las caras, pero ninguno dice nada. Creo que nadie quiere hablar. Yo me excuso con la idea de hacer pis para alejarme, pero cuando tomo distancia solo me doblo junto a un árbol y vomito. Y lloro, de nuevo. Me hago un ovillo junto a las raíces y trato de recomponerme, pero es inútil. No es hasta que un lloroso Jared aparece y me pregunta si estoy bien que no me limpio la nariz con el dorso de la mano y finjo que nada ha pasado, evitando que pueda verme el rostro enrojecido e hinchado — Sí. Iré en un momento — es una respuesta seca. Él se va y puedo terminar.
Comemos un paquete de galletas que estaba en la mochila que Ben le dejó a Beverly y continuamos, hasta que se hace de noche y seguir es imposible. No prendemos un fuego. Seguimos sin hablar demasiado y sé que ninguno es capaz de dormir. Me duele todo, pero no quiero detenerme, así que continuamos apenas empieza a aclarar. En cuanto estemos a salvo, podremos ver cómo sentirnos mejor y curar las heridas más importantes.
No es hasta el mediodía, cuando mi estómago empieza a gruñir y los caballos ya caminan lento que puedo divisar la pequeña cabaña que tenemos marcada en el mapa, algo a la distancia. Se me acelera el corazón, pero en cuanto veo que la puerta está abierta y se percibe movimiento dentro, freno a Petra y levanto una mano para que los demás no continúen — Tengan sus armas listas. Que Jared se quede en el caballo — susurro, tomando mi varita y bajando de la yegua. Me agazapo hasta acercarme lo suficiente, asomando la cabeza detrás de un árbol. Al menos, desde aquí puedo ver a dos uniformados saliendo de la cabaña, aparentemente decepcionados de no encontrar nada. Aurores — ¿Qué hacemos? — pregunto en un murmullo. Atacar es lo lógico, pero no sé qué tanto podamos luchar luego de todo lo que ha pasado.
* Para evitar que el tema se trabe, no hay orden ni restricción de post.
Zenda alcanzó a sujetarse de la cintura de Beverly dos segundos antes de que el caballo saliera corriendo. No quería mirar hacia atrás, no podía ver todo su hogar destruyéndose y menos a su hermano, si era la última vez que lo veía, no quería que notara su mirada de odio. Él los había traído al Distrito, él los había traicionado, él era el culpable de la muerte de su madre y de vaya a saber cuántos más...Él era el culpable de no estuviese junto a ella.
Cuando la tierra empezó a temblar y los aerodeslizadores volaron justo por encima de sus cabezas, sólo entonces la rubia volteó y no pudo volver la vista hacia el frente, porque lo supo.
Estaban todos muertos y nadie vendría a buscarlos dentro de cinco días. Estaban solos, en un mundo desconocido y cruel.
Todo el cuerpo le dolía y el mareo no se iba, no le preocupaba que los demás la vieran llorar, porque durante todo el camino, lo hizo. Lloró en silencio, abrazada a su sobrina aunque las heridas la estaban matando.
Durante el descanso que le dieron a los caballos, Mia no intentó comer ni beber, el nudo en su garganta era demasiado grande.
Lo único que hizo fue recostarse contra uno de los árboles, abrazar su mochila y continuar llorando.
Emprendieron rumbo nuevamente y justo cuando Del la sujetó para ayudarla a subir a Arion, notó algo negro moviéndose entre los arbustos. Al principio se asustó creyendo que eran más aurores y sacó la varita, sin embargo cuando los ojos del gato de Echo aparecieron, no dudo en atraparlo y llevarlo dentro de las telas cocidas a mano que formaban su mochila. Su madre la había hecho. Su madre ya no estaba.
Al caer la noche, estaba agotada y aunque quería curar todas las heridas que tenía, no tenía fuerza. Cayó en un profundo sueño, parecido al desmayo.
Sabía que estaba haciendo mal, que tenía que ayudar a Ken con los mapas, a Del con Jared e incluso a Bev con Arion, pero no quería, era egoísta y tampoco iba a ayudar con la vigilancia. Ya lo había perdido todo.
Todos estaban mal y no hacía falta preguntar, durante todo el viaje nadie había hablado y en el silencio de la montaña, sólo se escuchaban el llanto de todos los niños.
Cuando el refugio apareció frente a ellos, Zenda sujetó con fuerza el gato para que no escapara. Dejó que Ken y los demás fueran primero y se quedó cuidando a Jared junto a los caballos. Estaba herida y no serviría de nada que estuviera metida en el medio.
Eso fue antes.
Antes de que viera a los dos uniformados saliendo de tal vez el único lugar que sería su refugio. No podían ir a NeoPanem o a ningún otro lado.
Sin decir palabra alguna, tomó su arco y se acercó colocando una flecha en la cuerda. Echo le había enseñado a usarlo. Echo ya no estaba.
Se paró con las piernas abierta tal y como había aprendido, gruño al estirar la espalda sintiendo las heridas volver a abrirse y dejó escapar el aire antes de apuntar la flecha directo a la frente de uno de ellos. No sentía nada, ni siquiera temor, sólo ira.
Y Zenda iba a disparar, dos segundos y lo hacía.
Cuando la tierra empezó a temblar y los aerodeslizadores volaron justo por encima de sus cabezas, sólo entonces la rubia volteó y no pudo volver la vista hacia el frente, porque lo supo.
Estaban todos muertos y nadie vendría a buscarlos dentro de cinco días. Estaban solos, en un mundo desconocido y cruel.
Todo el cuerpo le dolía y el mareo no se iba, no le preocupaba que los demás la vieran llorar, porque durante todo el camino, lo hizo. Lloró en silencio, abrazada a su sobrina aunque las heridas la estaban matando.
Durante el descanso que le dieron a los caballos, Mia no intentó comer ni beber, el nudo en su garganta era demasiado grande.
Lo único que hizo fue recostarse contra uno de los árboles, abrazar su mochila y continuar llorando.
Emprendieron rumbo nuevamente y justo cuando Del la sujetó para ayudarla a subir a Arion, notó algo negro moviéndose entre los arbustos. Al principio se asustó creyendo que eran más aurores y sacó la varita, sin embargo cuando los ojos del gato de Echo aparecieron, no dudo en atraparlo y llevarlo dentro de las telas cocidas a mano que formaban su mochila. Su madre la había hecho. Su madre ya no estaba.
Al caer la noche, estaba agotada y aunque quería curar todas las heridas que tenía, no tenía fuerza. Cayó en un profundo sueño, parecido al desmayo.
Sabía que estaba haciendo mal, que tenía que ayudar a Ken con los mapas, a Del con Jared e incluso a Bev con Arion, pero no quería, era egoísta y tampoco iba a ayudar con la vigilancia. Ya lo había perdido todo.
Todos estaban mal y no hacía falta preguntar, durante todo el viaje nadie había hablado y en el silencio de la montaña, sólo se escuchaban el llanto de todos los niños.
Cuando el refugio apareció frente a ellos, Zenda sujetó con fuerza el gato para que no escapara. Dejó que Ken y los demás fueran primero y se quedó cuidando a Jared junto a los caballos. Estaba herida y no serviría de nada que estuviera metida en el medio.
Eso fue antes.
Antes de que viera a los dos uniformados saliendo de tal vez el único lugar que sería su refugio. No podían ir a NeoPanem o a ningún otro lado.
Sin decir palabra alguna, tomó su arco y se acercó colocando una flecha en la cuerda. Echo le había enseñado a usarlo. Echo ya no estaba.
Se paró con las piernas abierta tal y como había aprendido, gruño al estirar la espalda sintiendo las heridas volver a abrirse y dejó escapar el aire antes de apuntar la flecha directo a la frente de uno de ellos. No sentía nada, ni siquiera temor, sólo ira.
Y Zenda iba a disparar, dos segundos y lo hacía.
Icono :
Cuando la primera explosión retumbó en el bosque, sentí a Jared girarse bruscamente para mirar hacia atrás, pero lo apreté tan fuerte que al final, solo quedó su rostro contra mi pecho. No le iba a dejar mirar, y yo tampoco iba a hacerlo. La ola del calor y expansiva nos llegó con varios segundos de retraso pero ni siquiera podía darnos una real idea del infierno que era ahora el lugar donde crecimos. — No mires atrás, Jarjar. — Acaricié su cabeza hasta que lo calmé y al igual que todos, me dejé inundar por las lágrimas mientras nos adentrábamos en el bosque. Pero conforme las horas pasaban, me forcé a detenerme. No importaba lo doloroso que todos haya sido, no importaba el horrible panorama que teníamos delante; yo era la mayor. Yo acababa de convertirme en la responsable de todo el grupo.
No estaba preparada para esa labor. No estaba preparada para soportar ese peso sobre mis hombros. Pero tenía que hacerlo; debía encontrar fuerzas donde fuera porque ahora, mientras llegara alguien a salvarnos, yo era el muro que los protegía del mundo, a Zenda, a Bev, al pequeño Jared, a Kyle y a Ken... Debía ser ese muro, como lo habían sido Echo y Arleth para nosotros. Debía.
Y eso hago todo el trayecto, cuidar de los más pequeños. Me aseguro de que Jared coma aunque no tenga mucho apetito; me aseguro de que todos suben al caballo a pesar de las heridas horribles que varios tienen encima, especialmente Kendrick, Zenda y Kyle. Kyle apenas puede caminar y de Kendrick ni sabía como mierda seguía respirando; pero no podíamos detenernos. En algún punto del camino Zenda encuentra al gato de Echo y se suma a las ya excesivas cabezas que tengo que cuidar. Pero no me importa. Ese gato debe haber gastado unas cuantas de sus vidas hoy intentando llegar con nosotros.
La voz de Kendrick alertándonos de los intrusos me hace bajarme del caballo. Jared ha estado a punto de hacer lo mismo pero pongo mi mano sobre su estómago antes de que pueda hacerlo y lo mantengo en su sitio. — Se están yendo, tenemos que retroceder — Extendí mi mano hacia él lo justo para tirar de su camisa, si permanecíamos ocultos el tiempo suficiente ellos se irían, al menos eso creía. Pero Zenda, que estaba a mis espaldas, hizo una estupidez.
Revelar donde estábamos.
Salté sobre ella arrebatarle el arma de las manos pero ya era tarde. La flecha se desvió de su rumbo y chocó contra la cabaña de madera en vez de contra el auror y el hechizo defensivo no se hizo esperar. Una luz verde cruzó el aire y golpeó un árbol cercano, que inició un incendio tras explotar y enviar varias ráfagas de fuego por todas partes. — ¡ZENDA! ¡ESTÚPIDA! ¿QUÉ HACES? — ¡Apenas se podía tener en pie! ¡como podía ser tan insensata! Era la primera vez que la palabra estúpida salía de mis labios; y también era la primera vez que mi voz se alteraba para otra cosa que no fuera gritar de terror.
Los caballos salieron huyendo despavoridos y en el proceso, Jared cayó hacia atrás directo al suelo. La mayoría de nuestras cosas también, pero otras se quedaron abordo con los jamelgos que se fueron disparados en distintas direcciones. Me agaché para ver si el enano estaba bien y agarré la ballesta para contra atacar, acertando de pleno en el hombro de un Auror. Disparé de nuevo, y la segunda vez le di en la pierna. La tercera, arremetí directamente contra su pecho.
No estaba preparada para esa labor. No estaba preparada para soportar ese peso sobre mis hombros. Pero tenía que hacerlo; debía encontrar fuerzas donde fuera porque ahora, mientras llegara alguien a salvarnos, yo era el muro que los protegía del mundo, a Zenda, a Bev, al pequeño Jared, a Kyle y a Ken... Debía ser ese muro, como lo habían sido Echo y Arleth para nosotros. Debía.
Y eso hago todo el trayecto, cuidar de los más pequeños. Me aseguro de que Jared coma aunque no tenga mucho apetito; me aseguro de que todos suben al caballo a pesar de las heridas horribles que varios tienen encima, especialmente Kendrick, Zenda y Kyle. Kyle apenas puede caminar y de Kendrick ni sabía como mierda seguía respirando; pero no podíamos detenernos. En algún punto del camino Zenda encuentra al gato de Echo y se suma a las ya excesivas cabezas que tengo que cuidar. Pero no me importa. Ese gato debe haber gastado unas cuantas de sus vidas hoy intentando llegar con nosotros.
La voz de Kendrick alertándonos de los intrusos me hace bajarme del caballo. Jared ha estado a punto de hacer lo mismo pero pongo mi mano sobre su estómago antes de que pueda hacerlo y lo mantengo en su sitio. — Se están yendo, tenemos que retroceder — Extendí mi mano hacia él lo justo para tirar de su camisa, si permanecíamos ocultos el tiempo suficiente ellos se irían, al menos eso creía. Pero Zenda, que estaba a mis espaldas, hizo una estupidez.
Revelar donde estábamos.
Salté sobre ella arrebatarle el arma de las manos pero ya era tarde. La flecha se desvió de su rumbo y chocó contra la cabaña de madera en vez de contra el auror y el hechizo defensivo no se hizo esperar. Una luz verde cruzó el aire y golpeó un árbol cercano, que inició un incendio tras explotar y enviar varias ráfagas de fuego por todas partes. — ¡ZENDA! ¡ESTÚPIDA! ¿QUÉ HACES? — ¡Apenas se podía tener en pie! ¡como podía ser tan insensata! Era la primera vez que la palabra estúpida salía de mis labios; y también era la primera vez que mi voz se alteraba para otra cosa que no fuera gritar de terror.
Los caballos salieron huyendo despavoridos y en el proceso, Jared cayó hacia atrás directo al suelo. La mayoría de nuestras cosas también, pero otras se quedaron abordo con los jamelgos que se fueron disparados en distintas direcciones. Me agaché para ver si el enano estaba bien y agarré la ballesta para contra atacar, acertando de pleno en el hombro de un Auror. Disparé de nuevo, y la segunda vez le di en la pierna. La tercera, arremetí directamente contra su pecho.
Icono :
Se que no dejo de llorar, y aunque quiero ser un chico grande y no hacerlo, no puedo parar. Lo único que puedo pensar es en papá y el cómo había desaparecido delante de nuestros ojos; en mamá y ese abrazo que ya estaba extrañando desde el momento que me había pedido que me fuera con Ben para estar bien, en el tío y sus gritos pidiendo que no regresáramos, y por último en la explosión… No era tonto, aunque Delilah me girara la cabeza cada vez que trataba de mirar hacia atrás, sabía que el humo tan espeso era a causa de un incendio y entendía que de verdad no íbamos a poder volver. Y eso me hacía volver a llorar porque, ¿qué significaba no volver?
¿Ya no podría ir a la casa del abuelo y terminar jugando con Ava cuando se quedaba dormido? ¿Acaso jamás volvería a visitar a Arleth para que me de bizcochos y me preguntara por mis padres? ¿Alice ya no me curaría cuando papá salía de viaje ni me daría caramelos? ¿Echo no me pondría un arco en las manos y me ensañaría a tensar la cuerda sin dejar de mirar el objetivo? No quería… no quería no volver. ¿Cómo nos encontraría el tío Ben si se había quedado detrás? ¿Y mamá? ¿dónde estaba mamá y cuando la volvería a ver? ¿Por qué no pudieron venir con nosotros?
Además, la loca de la mamá de papá se lo había llevado, y ya me habían dicho cómo era, y tenía miedo. Miedo de que le pasara algo, miedo de que jamás volver a verlo. Miedo, miedo y más miedo. Incluso aunque la noche había pasado, incluso aunque Ken aseguraba que faltaba poco… La cabaña aparece delante nuestro y aunque intento bajarme del caballo, Lilah no me deja. Esperando como si ella también tuviese miedo.
Todo pasa muy rápido, Zenda hace algo por lo que Delilah le grita, los caballos se asustan, y Tornado me tira al piso cuando arranca a galopar como si lo estuvieran persiguiendo. Rompo en llanto nuevamente, y me quedo en el suelo tratando de mirar a los lados y entender qué está pasando. - ¿Por qué gritas? ¿Qué sucede? - Y también grito, aunque la garganta me duele y los ojos me pican por las lágrimas.
¿Ya no podría ir a la casa del abuelo y terminar jugando con Ava cuando se quedaba dormido? ¿Acaso jamás volvería a visitar a Arleth para que me de bizcochos y me preguntara por mis padres? ¿Alice ya no me curaría cuando papá salía de viaje ni me daría caramelos? ¿Echo no me pondría un arco en las manos y me ensañaría a tensar la cuerda sin dejar de mirar el objetivo? No quería… no quería no volver. ¿Cómo nos encontraría el tío Ben si se había quedado detrás? ¿Y mamá? ¿dónde estaba mamá y cuando la volvería a ver? ¿Por qué no pudieron venir con nosotros?
Además, la loca de la mamá de papá se lo había llevado, y ya me habían dicho cómo era, y tenía miedo. Miedo de que le pasara algo, miedo de que jamás volver a verlo. Miedo, miedo y más miedo. Incluso aunque la noche había pasado, incluso aunque Ken aseguraba que faltaba poco… La cabaña aparece delante nuestro y aunque intento bajarme del caballo, Lilah no me deja. Esperando como si ella también tuviese miedo.
Todo pasa muy rápido, Zenda hace algo por lo que Delilah le grita, los caballos se asustan, y Tornado me tira al piso cuando arranca a galopar como si lo estuvieran persiguiendo. Rompo en llanto nuevamente, y me quedo en el suelo tratando de mirar a los lados y entender qué está pasando. - ¿Por qué gritas? ¿Qué sucede? - Y también grito, aunque la garganta me duele y los ojos me pican por las lágrimas.
No sé cómo es posible que en segundos todo se vaya, literalmente, a la mierda. No estoy mirando hacia atrás, así que la aparición de la flecha me toma desprevenido y tengo que saltar al suelo en un estilo cuerpo a tierra cuando el hechizo golpea un árbol cercano, cuyas llamas no me dan por poco. Me arrastro hacia atrás ayudándome de las manos y las piernas, oyendo los gritos de Delilah y Jared que me indican lo que está sucediendo, a su vez que los caballos chillan y echan a correr. No, no, no… — ¡Alguien que busque a los caballos! — son nuestro único medio de transporte, sin ellos tendremos que ir a pie a donde sea que nos movamos y eso nos tomaría meses, si es que lo conseguimos. Pero preocuparme por un futuro incierto ahora no es el punto principal.
— ¡Kyle, apaga el fuego! — tiene varita, puede hacer uso de un aguamenti. A Zenda no se lo confío porque ya la cagó lo suficiente y Beverly quizá nos prende fuego más rápido. Cuanto más fuego, más fácil encontrarán nuestra posición si hay alguien más en los alrededores. Me pongo de pie lo más rápido que puedo si tomo en cuenta las heridas que todavía me tienen débil y tengo que darle gracias a la adrenalina por ser capaz de sacudir la varita — ¡Protego! — la barrera se extiende frente a nosotros y dos maldiciones chocan contra ella, estallando frente a nuestras narices pero eliminando nuestra defensa por culpa del impacto — ¡JARED, DEJA DE LLORAR! — me agacho cuando una luz pasa por encima de mi cabeza y retrocedo lo suficiente para tomarlo del hombro, en un intento de hacer que se mueva — ¡Petrificus totalus! — puedo ver como un auror se queda inmóvil y cae al suelo, pero sé que eso no es suficiente, por lo que echo un vistazo sobre mi hombro para ver a los demás — ¡¿Y ahora qué?! — No podemos contra ellos, no podemos dejarlos vivos, pero seguir matando es una idea que me revuelve el estómago. Tristemente, no tan en el fondo sé que no tenemos otra alternativa.
— ¡Kyle, apaga el fuego! — tiene varita, puede hacer uso de un aguamenti. A Zenda no se lo confío porque ya la cagó lo suficiente y Beverly quizá nos prende fuego más rápido. Cuanto más fuego, más fácil encontrarán nuestra posición si hay alguien más en los alrededores. Me pongo de pie lo más rápido que puedo si tomo en cuenta las heridas que todavía me tienen débil y tengo que darle gracias a la adrenalina por ser capaz de sacudir la varita — ¡Protego! — la barrera se extiende frente a nosotros y dos maldiciones chocan contra ella, estallando frente a nuestras narices pero eliminando nuestra defensa por culpa del impacto — ¡JARED, DEJA DE LLORAR! — me agacho cuando una luz pasa por encima de mi cabeza y retrocedo lo suficiente para tomarlo del hombro, en un intento de hacer que se mueva — ¡Petrificus totalus! — puedo ver como un auror se queda inmóvil y cae al suelo, pero sé que eso no es suficiente, por lo que echo un vistazo sobre mi hombro para ver a los demás — ¡¿Y ahora qué?! — No podemos contra ellos, no podemos dejarlos vivos, pero seguir matando es una idea que me revuelve el estómago. Tristemente, no tan en el fondo sé que no tenemos otra alternativa.
Pude sentir el infierno desatarse a mi espalda, pero no lo mire. Suficiente con ver a mis amigos sufrir, y saber, muy dentro mio, que estabamos solos; nadie iba a venir y tampoco ibamos a volver. Todo había desaparecido en solo un día y definitivamente no estaba lista para enfrentarlo.
Ao que en lo que fue del viaje hice lo que sabía hacer mejor, evadir el problema.
Mientras sentía a mi tía/o llorar detrás de mi abrí mi bolsito revisando que tenía al menos 2 mudas de ropa, ya que iba a tener que lavar aquella remera después de los mocos que me estaba dejando. En el bolsito encontre a Noel, del cual me había olvidado por completo y demostrado que era una terrible madre, con los pelos de punta, los ojos saltones y las uñas clavadas a los bordes. Supongo que todo el bamboleo no le había gustado nada.
Cuando paramos en la noche, hice un recuento de mi botiquin y el que Ben tenía en su mochila, pero nadie estuvo muy dispuesto a ser atendido a pesar de que ofrecí mis servicios y un regalo extra. Supongo que mucho drama, por lo que seguí manteniendo mi mente ocupada en otra cosa.
Como la cena, la cual decore con unas hojas y flores para darle un aspecto más apetecible. Pero otra vez nadie le presto anteción a mis esfuerzos. La verdad me estaban poniendo algo molesta, pero entendía que había sido un día largo y todos estaban cansados, así que solo me fuí a dormir, luego de tomar una pequeña ayuda para facilitar el trabajo y tener un refrescante descanso sin sueños. Benditas las plantas de mamá.
Al llegar al otro día al refugió no estaba prestando mucha atención a lo que hacía el resto, sino calculando cuantos días me duraría el balsamo de cannabis compartiendolo o sin compartirlo, hasta que empezó el ataque y me contraje al sentir las garritas de Noel apretandose contra mi hombro.
- Correr - respondió a la pregunta de Ken sobre que hacer, ya había pasado todo un día negando lo que había ocurrido, podía seguir huyendo. Y fue en busca de los caballos, mientras arrastraba al pequeño de Jared con ella para que no le gritaran más.
Ao que en lo que fue del viaje hice lo que sabía hacer mejor, evadir el problema.
Mientras sentía a mi tía/o llorar detrás de mi abrí mi bolsito revisando que tenía al menos 2 mudas de ropa, ya que iba a tener que lavar aquella remera después de los mocos que me estaba dejando. En el bolsito encontre a Noel, del cual me había olvidado por completo y demostrado que era una terrible madre, con los pelos de punta, los ojos saltones y las uñas clavadas a los bordes. Supongo que todo el bamboleo no le había gustado nada.
Cuando paramos en la noche, hice un recuento de mi botiquin y el que Ben tenía en su mochila, pero nadie estuvo muy dispuesto a ser atendido a pesar de que ofrecí mis servicios y un regalo extra. Supongo que mucho drama, por lo que seguí manteniendo mi mente ocupada en otra cosa.
Como la cena, la cual decore con unas hojas y flores para darle un aspecto más apetecible. Pero otra vez nadie le presto anteción a mis esfuerzos. La verdad me estaban poniendo algo molesta, pero entendía que había sido un día largo y todos estaban cansados, así que solo me fuí a dormir, luego de tomar una pequeña ayuda para facilitar el trabajo y tener un refrescante descanso sin sueños. Benditas las plantas de mamá.
Al llegar al otro día al refugió no estaba prestando mucha atención a lo que hacía el resto, sino calculando cuantos días me duraría el balsamo de cannabis compartiendolo o sin compartirlo, hasta que empezó el ataque y me contraje al sentir las garritas de Noel apretandose contra mi hombro.
- Correr - respondió a la pregunta de Ken sobre que hacer, ya había pasado todo un día negando lo que había ocurrido, podía seguir huyendo. Y fue en busca de los caballos, mientras arrastraba al pequeño de Jared con ella para que no le gritaran más.
Todo ocurrió demasiado rápido, la flecha iba perfectamente dirigida hacia la frente del auror y dos segundos después, se desvió culpa del empujón de Delilah. Zenda ni se molestó en responder a los gritos e insultos, tal vez se había equivocado al atacar, pero ella tampoco hizo lo correcto cuando tocó el arco.
Los hechizos empezaron a caer encima de ellos, parte del bosque se incendió y los caballos salieron corriendo, dejando a un lloroso Jared en el suelo.
Ya no era seguro quedarse. Tenían que buscar el segundo refugio más cercano, era obvio.
Todo su cuerpo se quejaba y por momentos perdía el equilibrio tratando de mantenerse en pie, pero lo hacía, tenía que seguir.
La nueva pregunta de Ken, la respondió la rubia sin decir palabra alguna, mas casi llorando por el dolor. Lanzó dos flechas al hombre petrificado, una al pecho y la segunda a su frente. Posteriormente sacó de uno de los bolsos caídos el mapa, lo dobló en la parte donde salía la segunda "X" y se lo entregó al moreno.
No esperó una respuesta, se dedicó a acariciar el gato sentada contra uno de los árboles cercanos, mientras los demás iban en busca de los animales que no habían llegado muy lejos.
Aún en todo el desastre, un sólo pensamiento hacia ruido en la mente de la pequeña, quería venganza, quería matar a Jamie Niniadis, quería hacerla sufrir y mucho.
Los hechizos empezaron a caer encima de ellos, parte del bosque se incendió y los caballos salieron corriendo, dejando a un lloroso Jared en el suelo.
Ya no era seguro quedarse. Tenían que buscar el segundo refugio más cercano, era obvio.
Todo su cuerpo se quejaba y por momentos perdía el equilibrio tratando de mantenerse en pie, pero lo hacía, tenía que seguir.
La nueva pregunta de Ken, la respondió la rubia sin decir palabra alguna, mas casi llorando por el dolor. Lanzó dos flechas al hombre petrificado, una al pecho y la segunda a su frente. Posteriormente sacó de uno de los bolsos caídos el mapa, lo dobló en la parte donde salía la segunda "X" y se lo entregó al moreno.
No esperó una respuesta, se dedicó a acariciar el gato sentada contra uno de los árboles cercanos, mientras los demás iban en busca de los animales que no habían llegado muy lejos.
Aún en todo el desastre, un sólo pensamiento hacia ruido en la mente de la pequeña, quería venganza, quería matar a Jamie Niniadis, quería hacerla sufrir y mucho.
Icono :
Ni siquiera sé cuánto dura el viaje, ni tampoco estoy muy seguro de si en algún momento el cansancio acaba venciendo y doy una rápida cabezada de escasos segundos. También intento olvidar las últimas imágenes que he visto del 14 cuando, idiota de mí, giré la cabeza para verlo todo: primero vi los aerodeslizadores surcando el cielo, y después fuego por todas partes. Y aunque la lógica me diga que es imposible que hayan salido con vida, que todo ha sido muy rápido, quiero creer que no estaban ahí, que cuando nos obligaron a irnos ellos se fueron por otro lugar para despistar. Sin embargo, no digo nada, no solo por todo eso, sino también porque las heridas, concretamente la de la pierna, me siguen doliendo exageradamente y me dejan sin fuerzas hasta para abrir la boca.
Hay un momento en el que paramos en un arroyo y aprovecho para beber todo lo que puedo e intentar quitarme el sabor a sangre, humo y cenizas de la boca. También me limpio un poco la herida, aunque acaba siendo un intento algo penoso porque apenas tengo conocimientos de curación. Es por eso por lo que más tarde, cuando Beverly se ofrece a curarnos, yo sí que acepto la ayuda. Nunca la he visto sanar, pero peor que estoy no me va a dejar, así que qué más da.
No es hasta el día siguiente cuando por fin llegamos al refugio... y todo vuelve a desmoronarse. Me cuesta varios segundos darme cuenta de lo que está pasando, y para cuando lo hago, Delilah ya se ha tirado contra Zenda y disparado al primer auror. Después me caigo de culo contra el suelo cuando los caballos huyen asustados, pero sorprendentemente apenas me hago daño. No sé si es por un golpe de buena suerte o si es que a estas alturas ya ni siento el dolor después de todo lo que me ha pasado estos últimos dos días.
Para cuando Kendrick me grite que apague el fuego ya estoy con la varita en la mano para hacerlo. Después, una vez apagado, voy hacia ellos justo a tiempo para ver cómo Zenda mata a otro auror que estaba petrificado. — ¿Está muy lejos? — le pregunto a mi amigo cuando la rubia le entrega el mapa. Por una parte casi que preferiría que no porque, primero, ahora mismo estamos sin caballos, y segundo, porque no es que me apetezca demasiado tirarnos horas yendo hacia allí otra vez. No obstante, también preferiría que lo estuviera para alejarnos de aquí y de su foco de atención.
Hay un momento en el que paramos en un arroyo y aprovecho para beber todo lo que puedo e intentar quitarme el sabor a sangre, humo y cenizas de la boca. También me limpio un poco la herida, aunque acaba siendo un intento algo penoso porque apenas tengo conocimientos de curación. Es por eso por lo que más tarde, cuando Beverly se ofrece a curarnos, yo sí que acepto la ayuda. Nunca la he visto sanar, pero peor que estoy no me va a dejar, así que qué más da.
No es hasta el día siguiente cuando por fin llegamos al refugio... y todo vuelve a desmoronarse. Me cuesta varios segundos darme cuenta de lo que está pasando, y para cuando lo hago, Delilah ya se ha tirado contra Zenda y disparado al primer auror. Después me caigo de culo contra el suelo cuando los caballos huyen asustados, pero sorprendentemente apenas me hago daño. No sé si es por un golpe de buena suerte o si es que a estas alturas ya ni siento el dolor después de todo lo que me ha pasado estos últimos dos días.
Para cuando Kendrick me grite que apague el fuego ya estoy con la varita en la mano para hacerlo. Después, una vez apagado, voy hacia ellos justo a tiempo para ver cómo Zenda mata a otro auror que estaba petrificado. — ¿Está muy lejos? — le pregunto a mi amigo cuando la rubia le entrega el mapa. Por una parte casi que preferiría que no porque, primero, ahora mismo estamos sin caballos, y segundo, porque no es que me apetezca demasiado tirarnos horas yendo hacia allí otra vez. No obstante, también preferiría que lo estuviera para alejarnos de aquí y de su foco de atención.
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No puedo creer que la única solución que encuentre Beverly sea correr y arrastrar a Jared, cuando las dos me parecen pésimas ideas si consideramos que la amenaza seguiría a nuestras espaldas. No llego a hacer mucho más porque Zenda acaba con la vida del auror que ha terminado petrificado en el suelo y bajo la varita con lentitud, notando cierto malestar en la boca del estómago — Matar a alguien congelado es de cobardes — me quejo. Puede que sea un enemigo, pero abatir a alguien que ha quedado fuera de juego toca un poco mi moral. Si algo he aprendido con todo esto, es que no soy como ellos. Jamás seré cruel.
Atajo el mapa con un gruñido de mala gana y lo observo, preguntándome por qué me lo dan a mí cuando no me siento capaz de tomar decisiones por todo el grupo. Con la varita aún apretada entre los dedos, hundo la cabeza en el papel que desdoblo y no la levanto hasta que oigo la voz de Kyle — En… — mi dedo recorre el mapa hasta que toca la X negra más cercana a nuestro punto actual y puedo sentir algo desmoronarse — La montaña — estamos en su base, pero cuando levanto la vista y puedo divisar los picos entre los árboles, sé de inmediato que es una locura suicida. No tenemos tanta comida, ni caballos, ni materiales y, sobre todo… — No podemos tomar el riesgo de ir hasta allá si nadie va a ir a buscarnos — porque es la pura verdad. Intento que no se me quiebre la voz cuando observo a mi amigo — Vimos la explosión. Nadie va a venir — no pudieron haber sobrevivido y, si nadie se atreve a decirlo en voz alta, lo haré yo — No podemos quedarnos aquí si hay aurores rondando, mucho menos si vieron el fuego. Y si vamos en esa dirección, solo estamos buscando morir más lento de lo que lo han hecho el resto.
Miro a Jared como si su cuerpecito débil fuese una traba y me doy cuenta de que somos el equipo más inútil del mundo. Somos niños, que mierda. No sé por qué nos tuvieron jugando a los soldados cuando esto es mucho más real y terrorífico de lo que hubiéramos imaginado. Y quiero llorar, quiero gritarle a todos que se vayan al carajo, quiero patear las piedras más cercanas y armar un berrinche. Porque tengo miedo, porque no sé qué hacer, porque me siento diminuto. Respiro con fuerza y agitación, hasta que, sin pensar, doblo el mapa y guardo la varita en el bolsillo — Tú eres de NeoPanem — le espeto a Kyle — Tenemos la capa de invisibilidad. Quiero que me lleves ahí — no voy a estar cumpliendo órdenes de alguien que fue consumido por el fuego, en especial porque lo importante es sobrevivir. Inflo un poco el pecho, mirándolos a todos y retándolos a que me discutan — No voy a esconderme y morir en la montaña mientras los que nos hicieron esto están cómodos en sus sillones. Si no quieren venir conmigo, bien. Pero hemos escuchado sobre la lucha y la guerra… — o eso tenemos entendido, a grandes rasgos. Pero sé que hay gente que pelea. Con énfasis, aprieto el brazo de mi amigo al dar un paso hacia él, buscando su mirada — Solo méteme en NeoPanem. Luego puedes quedarte cuidando a Jared, Bev y Zenda. Te lo suplico — son los menores, así que es mi responsabilidad el mantenerlos lejos de esto. Delilah ya es otro tema.
Atajo el mapa con un gruñido de mala gana y lo observo, preguntándome por qué me lo dan a mí cuando no me siento capaz de tomar decisiones por todo el grupo. Con la varita aún apretada entre los dedos, hundo la cabeza en el papel que desdoblo y no la levanto hasta que oigo la voz de Kyle — En… — mi dedo recorre el mapa hasta que toca la X negra más cercana a nuestro punto actual y puedo sentir algo desmoronarse — La montaña — estamos en su base, pero cuando levanto la vista y puedo divisar los picos entre los árboles, sé de inmediato que es una locura suicida. No tenemos tanta comida, ni caballos, ni materiales y, sobre todo… — No podemos tomar el riesgo de ir hasta allá si nadie va a ir a buscarnos — porque es la pura verdad. Intento que no se me quiebre la voz cuando observo a mi amigo — Vimos la explosión. Nadie va a venir — no pudieron haber sobrevivido y, si nadie se atreve a decirlo en voz alta, lo haré yo — No podemos quedarnos aquí si hay aurores rondando, mucho menos si vieron el fuego. Y si vamos en esa dirección, solo estamos buscando morir más lento de lo que lo han hecho el resto.
Miro a Jared como si su cuerpecito débil fuese una traba y me doy cuenta de que somos el equipo más inútil del mundo. Somos niños, que mierda. No sé por qué nos tuvieron jugando a los soldados cuando esto es mucho más real y terrorífico de lo que hubiéramos imaginado. Y quiero llorar, quiero gritarle a todos que se vayan al carajo, quiero patear las piedras más cercanas y armar un berrinche. Porque tengo miedo, porque no sé qué hacer, porque me siento diminuto. Respiro con fuerza y agitación, hasta que, sin pensar, doblo el mapa y guardo la varita en el bolsillo — Tú eres de NeoPanem — le espeto a Kyle — Tenemos la capa de invisibilidad. Quiero que me lleves ahí — no voy a estar cumpliendo órdenes de alguien que fue consumido por el fuego, en especial porque lo importante es sobrevivir. Inflo un poco el pecho, mirándolos a todos y retándolos a que me discutan — No voy a esconderme y morir en la montaña mientras los que nos hicieron esto están cómodos en sus sillones. Si no quieren venir conmigo, bien. Pero hemos escuchado sobre la lucha y la guerra… — o eso tenemos entendido, a grandes rasgos. Pero sé que hay gente que pelea. Con énfasis, aprieto el brazo de mi amigo al dar un paso hacia él, buscando su mirada — Solo méteme en NeoPanem. Luego puedes quedarte cuidando a Jared, Bev y Zenda. Te lo suplico — son los menores, así que es mi responsabilidad el mantenerlos lejos de esto. Delilah ya es otro tema.
Zenda tomó asiento bajo el árbol y se dedicó a acariciar el gato de Echo, quería curar sus heridas, pero temía a realizar el conjuro mal y terminar peor. Tampoco dejó que Beverly la tocara, estaba enojada con todos y más con ella misma.
Ignoró también el insulto de Kendrick, no era cobarde, el auror iba a atacarlos o revelar su posición a los superiores, ¿qué esperaba que hiciéramos? Dejarlo petrificado no resolvería las cosas, las empeoraría porque los habían visto.
No prestó atención a toda la escena, hasta que Ken habló de meterse a NeoPanem. Ahí si empezó a reír y con la voz algo afónica, respondió. —¿Es que acaso no escuchaste a Ben? Ese es el último lugar a donde debemos ir, ¿Piensas enfrentarte a Jamie tú sólo?— En un principio habló en tonos suaves, pero a medida que las palabras salían, empezó a gritar enojada. —¡¿Acaso no viste cómo desapareció?! Ni siquiera los adultos pudieron detenerla, no Echo, No Ben, tampoco Cale, ni Seth...Ni mi madre...¡Ninguno pudo y ahora están todos muertos!— Gruñó al ponerse de pie y tuvo que sujetarse del tronco para no volver a quedar de culo sobre la tierra. Iba a vomitar.
—No vamos a separarnos ahora, somos familia.— Murmuró un poco más calmada, pero con lagrimas empapando sus mejillas. —Busquemos la tercer X más cercana, son lugares seguros.— Kendrick, Kyle y Delilah podían ser los más grandes, pero todos tenían que opinar y por su parte, Zenda no se quedaría atrás.
Bajó la vista hacia su cuerpo, tenía varias heridas tanto en el torso como en la pierna y en la cabeza, sabía que tenían que parar, sin embargo limpió su rostro a manotazos, volvió a acomodar la mochila, arco y carcaj en su espalda, al gato en el bolso y empezó a caminar para ayudar a Beverly con los caballos. A último momento se volteó con nuevas lagrimas cayendo.—Si esa no es una opción, iremos todos contigo y Kyle.— Agregó apuntando a Ken con su varita, no iba a usarla contra él, sólo hizo énfasis en sus palabras.
Ignoró también el insulto de Kendrick, no era cobarde, el auror iba a atacarlos o revelar su posición a los superiores, ¿qué esperaba que hiciéramos? Dejarlo petrificado no resolvería las cosas, las empeoraría porque los habían visto.
No prestó atención a toda la escena, hasta que Ken habló de meterse a NeoPanem. Ahí si empezó a reír y con la voz algo afónica, respondió. —¿Es que acaso no escuchaste a Ben? Ese es el último lugar a donde debemos ir, ¿Piensas enfrentarte a Jamie tú sólo?— En un principio habló en tonos suaves, pero a medida que las palabras salían, empezó a gritar enojada. —¡¿Acaso no viste cómo desapareció?! Ni siquiera los adultos pudieron detenerla, no Echo, No Ben, tampoco Cale, ni Seth...Ni mi madre...¡Ninguno pudo y ahora están todos muertos!— Gruñó al ponerse de pie y tuvo que sujetarse del tronco para no volver a quedar de culo sobre la tierra. Iba a vomitar.
—No vamos a separarnos ahora, somos familia.— Murmuró un poco más calmada, pero con lagrimas empapando sus mejillas. —Busquemos la tercer X más cercana, son lugares seguros.— Kendrick, Kyle y Delilah podían ser los más grandes, pero todos tenían que opinar y por su parte, Zenda no se quedaría atrás.
Bajó la vista hacia su cuerpo, tenía varias heridas tanto en el torso como en la pierna y en la cabeza, sabía que tenían que parar, sin embargo limpió su rostro a manotazos, volvió a acomodar la mochila, arco y carcaj en su espalda, al gato en el bolso y empezó a caminar para ayudar a Beverly con los caballos. A último momento se volteó con nuevas lagrimas cayendo.—Si esa no es una opción, iremos todos contigo y Kyle.— Agregó apuntando a Ken con su varita, no iba a usarla contra él, sólo hizo énfasis en sus palabras.
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¿Qué? No quería seguir corriendo, no quería que siguieran peleando. ¿Por qué tenían que usar los hechizos de esa manera? Sé que mi varita la tengo guardada porque le prometí a papá que no iba a romper esta, pero no quería sacarla y lastimar a los demás. No quería… Beverly trata de arrastrarme, pero me duele el golpe de la caida, y me tira muy fuerte del brazo, así que le grito y pataleo para que me deje ir. - ¡SUÉLTAME! ¡ME LASTIMAS! - Y sigo llorando, pero el enojo me hace inflar los cachetes y antes de poder pensarlo de más, me adelanto para morderle el antebrazo con el cuál me está agarrando. - ¡Déjame ir, niña boba!- Y no espero, cuando me suelta me largo a correr en la dirección contraria, queriendo llegar nuevamente al grupo que quedó desprotegido cerca de la cabaña.
Claro que llego rápido porque no hemos avanzado más que unos pocos pasos, pero cuando lo hago Ken le está pidiendo a Kyle que se lo lleve lejos, y yo no quiero que eso pase. - ¡NO! Y corro hasta tirarme encima suyo, aferrándome a su mano con todo lo que tengo. - ¡Yo voy contigo! No me vas a dejar solo como papá, mamá y el tío Ben. ¡No quiero! - Y no lloro, pero quiero hacerlo así que supongo que debo haberme quedado sin lágrimas a estas alturas. - Zenda tiene razón, somos familia y vamos a ir contigo. - SI el resto estaba muerto como decían, si nadie iba a venir por nosotros, no iba a dejar que nos separásemos. Aunque tuviese que atar a todo el mundo, o gritar hasta que no me quedara aire en los pulmones.
Claro que llego rápido porque no hemos avanzado más que unos pocos pasos, pero cuando lo hago Ken le está pidiendo a Kyle que se lo lleve lejos, y yo no quiero que eso pase. - ¡NO! Y corro hasta tirarme encima suyo, aferrándome a su mano con todo lo que tengo. - ¡Yo voy contigo! No me vas a dejar solo como papá, mamá y el tío Ben. ¡No quiero! - Y no lloro, pero quiero hacerlo así que supongo que debo haberme quedado sin lágrimas a estas alturas. - Zenda tiene razón, somos familia y vamos a ir contigo. - SI el resto estaba muerto como decían, si nadie iba a venir por nosotros, no iba a dejar que nos separásemos. Aunque tuviese que atar a todo el mundo, o gritar hasta que no me quedara aire en los pulmones.
¡El pequeñajo me mordió! ¡Ni Noel me muerde! Bueno al menos en el ultimo tiempo no lo hacía. El tema es que me quedo mirando en shock y la boca abierta mientras Jared corre todo campante hacía el peligro.
- ¡Olvidate de que te arrope y te cante una canción de cuna en la noche! - le grito. Maldito enano, ya iba a venir rogando por su hermana mayor y lo iba a ignorar.
Corrí algo más entre los matorrales hasta toparme con Petra y Arion, estaban todavía inquietos y costo un poco de convencimiento, tal vez un soborno que nunca admitiré si se atreven a acusarme, pero conseguí tomarlos de las riendas y volver con el grupo.
A mi regreso me encontré con todos alterados y hablando de refugios y neopanem y capas de invisibilidad, aun no le perdonaba a Ben que confiara más en el hijo de otro que en su propia hija, y de separarnos.
Bueno, supongo que podía dejar de ser Redford y tomar el manto de mis padres por unos segundos para poner algo de orden, al fin y al cabo también era la medica del grupo y era mi trabajo asegurarme que todos estuvieran bien, y hasta ahora solo había podido tratar a Kyle, que eso me recordaba que tenía que cambiar su vendaje y darle un beso como su regalo extra por ser tan buen paciente.
- Todos respiren por medio segundo - les digo y les muestro como hacerlo inspirando y expirando fuerte - Ahora, Ken, amo cuando te pones todo héroe trágico y exudas coraje, pero estas con un pie en la tumba y lo más probable es que te mueras antes porque una ventisca te tire al suelo que llegar neopanem - se que no le va a gustar lo que dije pero en las relaciones se debe ser honesta y ponerle trabas a tu pareja, creo que era así - Link, lo mismo va para ti, se que quieres demostrar que tan macho puedes ser, pero aun tu cuerpo es el de una señorita y necesitas descansar - ya que estaba más cerca de mi le dí las riendas de los caballos esperando que ningun ruido los asustara y se la llevaran a rastras, que era lo más probable por lo destruida que se veía, aun ni había querido verme en un espejo viendo el aspecto del resto. Solo temblaba de miedo de pensarlo. - Sostenenme esto por un momento.
Me acerque a Ken y tomé el mapa de sus manos, lo desdoble y coloque en el suelo.
- Si no podemos ir al refugio y definitivamente no a la central de neopanem de una- lo miró acusadoramente a Ken - Podríamos ir para el sur - señalo una de las rutas que Ben marco - El distrito 12 esta más cerca, y seguro podemos recomponernos ahí y juntar provisiones para ir a la capital si ese es el objetivo - Wow, ser la voz lógica se siente raro, como que falta algo... - En la ciudad podremos conseguir cosas para nuestra boda - le digo a Ken guiñanle el ojo. Si, ahora me sentía yo.
- ¡Olvidate de que te arrope y te cante una canción de cuna en la noche! - le grito. Maldito enano, ya iba a venir rogando por su hermana mayor y lo iba a ignorar.
Corrí algo más entre los matorrales hasta toparme con Petra y Arion, estaban todavía inquietos y costo un poco de convencimiento, tal vez un soborno que nunca admitiré si se atreven a acusarme, pero conseguí tomarlos de las riendas y volver con el grupo.
A mi regreso me encontré con todos alterados y hablando de refugios y neopanem y capas de invisibilidad, aun no le perdonaba a Ben que confiara más en el hijo de otro que en su propia hija, y de separarnos.
Bueno, supongo que podía dejar de ser Redford y tomar el manto de mis padres por unos segundos para poner algo de orden, al fin y al cabo también era la medica del grupo y era mi trabajo asegurarme que todos estuvieran bien, y hasta ahora solo había podido tratar a Kyle, que eso me recordaba que tenía que cambiar su vendaje y darle un beso como su regalo extra por ser tan buen paciente.
- Todos respiren por medio segundo - les digo y les muestro como hacerlo inspirando y expirando fuerte - Ahora, Ken, amo cuando te pones todo héroe trágico y exudas coraje, pero estas con un pie en la tumba y lo más probable es que te mueras antes porque una ventisca te tire al suelo que llegar neopanem - se que no le va a gustar lo que dije pero en las relaciones se debe ser honesta y ponerle trabas a tu pareja, creo que era así - Link, lo mismo va para ti, se que quieres demostrar que tan macho puedes ser, pero aun tu cuerpo es el de una señorita y necesitas descansar - ya que estaba más cerca de mi le dí las riendas de los caballos esperando que ningun ruido los asustara y se la llevaran a rastras, que era lo más probable por lo destruida que se veía, aun ni había querido verme en un espejo viendo el aspecto del resto. Solo temblaba de miedo de pensarlo. - Sostenenme esto por un momento.
Me acerque a Ken y tomé el mapa de sus manos, lo desdoble y coloque en el suelo.
- Si no podemos ir al refugio y definitivamente no a la central de neopanem de una- lo miró acusadoramente a Ken - Podríamos ir para el sur - señalo una de las rutas que Ben marco - El distrito 12 esta más cerca, y seguro podemos recomponernos ahí y juntar provisiones para ir a la capital si ese es el objetivo - Wow, ser la voz lógica se siente raro, como que falta algo... - En la ciudad podremos conseguir cosas para nuestra boda - le digo a Ken guiñanle el ojo. Si, ahora me sentía yo.
Hay un instante en el que oigo lo que dice Kendrick, pero no le escucho. Sí, claro que sé que seguramente todos los adultos hayan muerto y que ahora estaremos solos, pero no quiero creerle; no cuando eso significa que no tenemos a nadie que nos ayude, que nos dé un rumbo antes de que acabemos muertos por cualquier tontería. Quizá lleve toda mi vida viviendo escondido, huyendo y poniendo mi vida en peligro, pero siempre he tenido a alguien mayor echándome una mano, guiándome. Excepto ahora.
Ahora mismo lo único que querría sería volver a buscar a mi melliza, o ir a interrogar a mi tía y preguntarle qué narices pasó para que Ben volviera al distrito con Sean Niniadis. ¿De verdad Arianne vendió a Ben y por eso ahora hemos perdido todo? Porque ahora mismo solo se me ocurre eso o que directamente les pillasen y que mi tía acabase en alguna prisión por traición... o algo peor. — ¡¿Estás tonto?! — espeto en un tono más alto de lo que pretendía nada más escucharle decir eso como si fuera lo más normal. — No eres nadie allí. ¿Qué harías si te pidieran una identificación? — Quizá por una milésima de segundo me haya planteado ir en busca de respuestas y a por mi familia, pero esa duda ha desaparecido en el instante en el que Kendrick ha sugerido ir al país. Yo estoy condenado por mis apellidos, pero él directamente no consta ni que exista. En realidad ni él ni ninguno porque soy el único que ha crecido ahí fuera.
Pero no puedo protestar nada más porque el resto se lanza al ataque también, soltando cosas como que deberíamos ir todos juntos. Y comprendo a todos, pero eso no significa que la idea siga sin gustarme. — Kendrick tiene razón, no podemos seguir aquí, escondidos y a la espera de una ayuda que nunca va a llegar — reconozco al final. — Pero debemos ir todos juntos como decís. No podemos dejar a nadie por su cuenta — añado, y centro la vista en mi amigo porque el comentario va más bien hacia él. Si quiere arriesgar su vida no lo hará solo y, además, necesita mi ayuda para orientarse. — Si vamos al 12 como sugiere Beverly, puedo buscar provisiones y algún lugar donde refugiarnos porque solía vivir ahí con mis padres a temporadas. — No es que me traiga muy buenos recuerdos, pero ahora mismo creo que todos escaseamos de ellos.
Antes de que alguien añada algo más, y sobre todo Beverly sobre su supuesta boda con Kendrick, agarro a este último del brazo como él ha hecho antes y lo alejo un poco del resto: — Tenemos que averiguar por qué ha pasado lo que ha pasado y cómo han acabado en el 14. — Espero que entienda por dónde van los tiros, principalmente en relación al tema de que la última persona con la que vimos a Ben fue con mi tía. No puedo hacerlo solo, y tampoco quiero poner al resto en riesgo.
Ahora mismo lo único que querría sería volver a buscar a mi melliza, o ir a interrogar a mi tía y preguntarle qué narices pasó para que Ben volviera al distrito con Sean Niniadis. ¿De verdad Arianne vendió a Ben y por eso ahora hemos perdido todo? Porque ahora mismo solo se me ocurre eso o que directamente les pillasen y que mi tía acabase en alguna prisión por traición... o algo peor. — ¡¿Estás tonto?! — espeto en un tono más alto de lo que pretendía nada más escucharle decir eso como si fuera lo más normal. — No eres nadie allí. ¿Qué harías si te pidieran una identificación? — Quizá por una milésima de segundo me haya planteado ir en busca de respuestas y a por mi familia, pero esa duda ha desaparecido en el instante en el que Kendrick ha sugerido ir al país. Yo estoy condenado por mis apellidos, pero él directamente no consta ni que exista. En realidad ni él ni ninguno porque soy el único que ha crecido ahí fuera.
Pero no puedo protestar nada más porque el resto se lanza al ataque también, soltando cosas como que deberíamos ir todos juntos. Y comprendo a todos, pero eso no significa que la idea siga sin gustarme. — Kendrick tiene razón, no podemos seguir aquí, escondidos y a la espera de una ayuda que nunca va a llegar — reconozco al final. — Pero debemos ir todos juntos como decís. No podemos dejar a nadie por su cuenta — añado, y centro la vista en mi amigo porque el comentario va más bien hacia él. Si quiere arriesgar su vida no lo hará solo y, además, necesita mi ayuda para orientarse. — Si vamos al 12 como sugiere Beverly, puedo buscar provisiones y algún lugar donde refugiarnos porque solía vivir ahí con mis padres a temporadas. — No es que me traiga muy buenos recuerdos, pero ahora mismo creo que todos escaseamos de ellos.
Antes de que alguien añada algo más, y sobre todo Beverly sobre su supuesta boda con Kendrick, agarro a este último del brazo como él ha hecho antes y lo alejo un poco del resto: — Tenemos que averiguar por qué ha pasado lo que ha pasado y cómo han acabado en el 14. — Espero que entienda por dónde van los tiros, principalmente en relación al tema de que la última persona con la que vimos a Ben fue con mi tía. No puedo hacerlo solo, y tampoco quiero poner al resto en riesgo.
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Obvio que Kyle me grita, Zenda grita, Jared grita y me agarra de la mano como si la vida se le fuese en ello y estoy lo suficientemente débil como para soltar un quejidito por la presión de sus manitos — ¡No voy a buscar a Jamie, pero tampoco voy a quedarme quieto! — no soy tonto ni suicida. Solo quiero ayudar, ¿por qué es tan complicado? — Y si el refugio más cercano es en la montaña, el que le sigue debe ser incluso más lejos — Lógica, duh, no necesito ni mirar el mapa para saberlo — Y no quiero que vengan… ¿Qué si les sucede algo? — puedo hacerme cargo de mi propia suerte, no de la suya. Busco a Delilah con la mirada, tratando de encontrar al menos una fuente de apoyo, pero no tiene sentido. La conozco lo suficiente como para saber que no querrá desobedecer órdenes, incluso cuando ya no hay nadie que nos grite por hacerlo.
A pesar del griterío, Beverly aparece con dos de los tres caballos y, al menos, la persona menos pensada es la que parece tener un poco más de sensatez. Bufo y suelto a Kyle para cruzarme de brazos en un estado de berrinche orgulloso, sin ánimos de escuchar sus delirios con elogios, pero me encuentro sosteniendo las riendas en lo que ella se pone a analizar el mapa. Sé que se me afloja el rostro porque lo siento, un poco confundido ante el factor de que sea Bev quien esté trazando un plan — Si obviamos lo de la boda-que-jamás-pasará, es un buen plan — coincido — Ir a la capital es una locura, pero podemos sobrevivir en el doce. Si Kyle ha podido… — somos un equipo y nos entrenaron para esto. No lo digo de nuevo, pero si es verdad que hay movimiento rebelde en esa zona como he oído, también puedo buscarlos. Y quizá encontrar información sobre mis padres…
El tirón de Kyle me toma por sorpresa y solo atino a dejarle las riendas a Jared cuando me aparta del grupo, haciendo que camine hacia atrás con la torpeza del desconcierto. Busco sus ojos entre los rulos que me complican el trabajo y mi cabeza amaga a asentir, aunque me encuentro un poco aturdido — ¿Hablas de contactar a tu tía? — es la única opción que encuentro lógica, porque no podemos tocarle la puerta a Jamie Niniadis en busca de respuestas y el resto se ha ido. Echo un vistazo rápido a nuestros compañeros y me inclino en su dirección, buscando la cercanía que me permite hablar en susurros — ¿Podemos confiar en ella? — ¿Y qué si todo esto es su culpa? No sabemos qué pasó en estas semanas. Ben se marchó con Arianne y regresó con Sean Niniadis, hay una brecha en el medio que no comprendo — Te ayudaré en lo que necesites. Tengo mis razones para querer ir a NeoPanem, más allá de la ministra — otra promesa que voy a romper, pero no puedo pensar en las personas a quienes se las he hecho. No sin sentir que me han mentido, justo por debajo del dolor de saber que no volveré a verlos. Intento empujar ese sentimiento, así puedo alzar la voz sin que se me quiebre — Debemos alejarnos de aquí antes de que vengan más aurores. Podemos ir al arroyo, curarnos y bañarnos para partir mañana. ¿Qué dicen?
A pesar del griterío, Beverly aparece con dos de los tres caballos y, al menos, la persona menos pensada es la que parece tener un poco más de sensatez. Bufo y suelto a Kyle para cruzarme de brazos en un estado de berrinche orgulloso, sin ánimos de escuchar sus delirios con elogios, pero me encuentro sosteniendo las riendas en lo que ella se pone a analizar el mapa. Sé que se me afloja el rostro porque lo siento, un poco confundido ante el factor de que sea Bev quien esté trazando un plan — Si obviamos lo de la boda-que-jamás-pasará, es un buen plan — coincido — Ir a la capital es una locura, pero podemos sobrevivir en el doce. Si Kyle ha podido… — somos un equipo y nos entrenaron para esto. No lo digo de nuevo, pero si es verdad que hay movimiento rebelde en esa zona como he oído, también puedo buscarlos. Y quizá encontrar información sobre mis padres…
El tirón de Kyle me toma por sorpresa y solo atino a dejarle las riendas a Jared cuando me aparta del grupo, haciendo que camine hacia atrás con la torpeza del desconcierto. Busco sus ojos entre los rulos que me complican el trabajo y mi cabeza amaga a asentir, aunque me encuentro un poco aturdido — ¿Hablas de contactar a tu tía? — es la única opción que encuentro lógica, porque no podemos tocarle la puerta a Jamie Niniadis en busca de respuestas y el resto se ha ido. Echo un vistazo rápido a nuestros compañeros y me inclino en su dirección, buscando la cercanía que me permite hablar en susurros — ¿Podemos confiar en ella? — ¿Y qué si todo esto es su culpa? No sabemos qué pasó en estas semanas. Ben se marchó con Arianne y regresó con Sean Niniadis, hay una brecha en el medio que no comprendo — Te ayudaré en lo que necesites. Tengo mis razones para querer ir a NeoPanem, más allá de la ministra — otra promesa que voy a romper, pero no puedo pensar en las personas a quienes se las he hecho. No sin sentir que me han mentido, justo por debajo del dolor de saber que no volveré a verlos. Intento empujar ese sentimiento, así puedo alzar la voz sin que se me quiebre — Debemos alejarnos de aquí antes de que vengan más aurores. Podemos ir al arroyo, curarnos y bañarnos para partir mañana. ¿Qué dicen?
Cuando Jared regresó corriendo y a los gritos, de inmediato Zenda levantó la varita y giró en el lugar, pensando en que los volverían a atacar. Los aurores escondidos entre los arbustos nunca llegaron y mientras los demás hablaban acerca de qué hacer ahora, trató de calmarse. Ya se le había acelerado el corazón, estaba nerviosa y sentía los vellos de su nuca erizados.
No le parecía una buena idea ir al Distrito 12, podía ser uno de los lugares más cercanos y no tan concurridos, pero de seguro había seguridad del gobierno, espías y vaya a saber qué cosas más podrían encontrar.
Las palabras de Beverly no le molestaron, pero tampoco le hizo caso respecto a que necesitaba descansar. Salió caminando, o más bien arrastrando los pies, siguiendo las huellas sobre la arena húmeda, hasta encontrar pastando al caballo que faltaba. No podrían continuar en sólo dos de ellos. Eran seis.
No regresó de inmediato junto a lo que quedaba de su pequeña familia, se tomó unos minutos para acariciar el animal con la mirada pérdida y las lagrimas volvieron a empapar sus mejillas sin mucha dificultad.
Sin aflojar el agarre a las riendas, se dejó caer de rodillas y haciéndose un ovillo, soltó el llanto silencioso más doloroso de su vida. Si bien había dicho que todos estaban muertos, no quería creerlo, Ava, Cale, Echo, Ben y su padre, todos eran muy fuertes, ellos seguro que escaparon hacia los bosques. Estaban vivos y los buscarían.
Respiró profundo y con la ayuda de las sogas de cuero, se puso de pie y regresó al refugio donde estaban reunidos los demás.
Le entregó las riendas a Kyle y sacando un cuchillo de su bota, se acercó a la puerta de madera donde talló una "B" diminuta. No iba a perder las esperanzas y le dejaría a su hermano pequeñas pistas para que los encontrara.
Como la punta de su arma era bastante fácil de leer o descifrar, se concentró todo lo que pudo hasta que la cabeza le empezó a quemar y las lagrimas caían al igual que los mocos. Lo logró, consiguió convertir sus uñas en garras de animal y con toda la poca fuerza que le quedaba, dio tres manotazos a la abertura, dos con los cinco dedos y la última manteniendo sólo dos levantados.
Sabía que Ben entendería, sabía que él los encontraría en el 12.
—Esta es una muy mala idea, pero como no se me ocurre nada mejor, los sigo.— Avisó la rubia y tomando las riendas de Arion, se apoyó de nuevo en Beverly para poder subir, esta vez adelante y esperó a los demás.
Antes de partir, se acercó cabalgando hasta donde se encontraba Kendrick y lo miro bastante seria, incluso hizo que sus pupilas se transformaran en las de un animal salvaje. —El día que vayas tras Jamie, te conviene llevarme, Duane. Porque si no, iré y te colgaré de las bolitas.
No le parecía una buena idea ir al Distrito 12, podía ser uno de los lugares más cercanos y no tan concurridos, pero de seguro había seguridad del gobierno, espías y vaya a saber qué cosas más podrían encontrar.
Las palabras de Beverly no le molestaron, pero tampoco le hizo caso respecto a que necesitaba descansar. Salió caminando, o más bien arrastrando los pies, siguiendo las huellas sobre la arena húmeda, hasta encontrar pastando al caballo que faltaba. No podrían continuar en sólo dos de ellos. Eran seis.
No regresó de inmediato junto a lo que quedaba de su pequeña familia, se tomó unos minutos para acariciar el animal con la mirada pérdida y las lagrimas volvieron a empapar sus mejillas sin mucha dificultad.
Sin aflojar el agarre a las riendas, se dejó caer de rodillas y haciéndose un ovillo, soltó el llanto silencioso más doloroso de su vida. Si bien había dicho que todos estaban muertos, no quería creerlo, Ava, Cale, Echo, Ben y su padre, todos eran muy fuertes, ellos seguro que escaparon hacia los bosques. Estaban vivos y los buscarían.
Respiró profundo y con la ayuda de las sogas de cuero, se puso de pie y regresó al refugio donde estaban reunidos los demás.
Le entregó las riendas a Kyle y sacando un cuchillo de su bota, se acercó a la puerta de madera donde talló una "B" diminuta. No iba a perder las esperanzas y le dejaría a su hermano pequeñas pistas para que los encontrara.
Como la punta de su arma era bastante fácil de leer o descifrar, se concentró todo lo que pudo hasta que la cabeza le empezó a quemar y las lagrimas caían al igual que los mocos. Lo logró, consiguió convertir sus uñas en garras de animal y con toda la poca fuerza que le quedaba, dio tres manotazos a la abertura, dos con los cinco dedos y la última manteniendo sólo dos levantados.
Sabía que Ben entendería, sabía que él los encontraría en el 12.
—Esta es una muy mala idea, pero como no se me ocurre nada mejor, los sigo.— Avisó la rubia y tomando las riendas de Arion, se apoyó de nuevo en Beverly para poder subir, esta vez adelante y esperó a los demás.
Antes de partir, se acercó cabalgando hasta donde se encontraba Kendrick y lo miro bastante seria, incluso hizo que sus pupilas se transformaran en las de un animal salvaje. —El día que vayas tras Jamie, te conviene llevarme, Duane. Porque si no, iré y te colgaré de las bolitas.
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Beverly está loca, lo sé. Pero cuando le dice a Ken que se va a morir, tengo ganas de ir a morderla de nuevo, porque no quiero que nadie muera. Ni siquiera Zenda, aunque sea una niña casi tan tonta como Bev. Así que me quedo mirándola, sin soltar la mano de Ken, y haciendo el puchero que mamá me dice que no ponga porque no sirve de nada, pero que al final sí sirve porque hay veces en las que hasta se olvida de castigarme. Creo que no me presta demasiada atención porque dice algo de una boda y no entiendo, pero todos parecen acordar que lo ideal es mantenernos juntos, y eso es lo importante.
Claro que luego Ken se va a susurrar vaya a saber qué cosas con Kyle, y termino con las riendas de los caballos en la mano, mirando desde abajo las cabezas de Arion y Petra que hacen como si no hubiera pasado nada aunque solo minutos atrás huyeron más rápido que yo luego de haber roto el porta retrato favorito de mamá. - ¡Pero es Martes! Yo no me baño los Martes. - En realidad sí, pero ellos no tenían por qué saberlo. Papá no estaba para amenazarme con quitarme la varita en estos momentos, y mamá no me puede sobornar con chocolate.
Zenda llega con el caballo que queda, y lo miro de mala manera por haberme tirado, así que quiero pedir ir en Arion, pero la rubia se sube antes que pueda abrir la boca y termino sacándole la lengua en venganza, aunque ella no sepa qué es lo que ha hecho. - ¿Alguna vez tuviste una buena idea? - Frunzo la naríz y me giro para mirar a Delilah poniendo nuevamente la cara más inocente que tengo, abriendo los ojos tanto como puedo y juntando mis manos en señal de súplica. - ¿Podemos ir en Petra?
Claro que luego Ken se va a susurrar vaya a saber qué cosas con Kyle, y termino con las riendas de los caballos en la mano, mirando desde abajo las cabezas de Arion y Petra que hacen como si no hubiera pasado nada aunque solo minutos atrás huyeron más rápido que yo luego de haber roto el porta retrato favorito de mamá. - ¡Pero es Martes! Yo no me baño los Martes. - En realidad sí, pero ellos no tenían por qué saberlo. Papá no estaba para amenazarme con quitarme la varita en estos momentos, y mamá no me puede sobornar con chocolate.
Zenda llega con el caballo que queda, y lo miro de mala manera por haberme tirado, así que quiero pedir ir en Arion, pero la rubia se sube antes que pueda abrir la boca y termino sacándole la lengua en venganza, aunque ella no sepa qué es lo que ha hecho. - ¿Alguna vez tuviste una buena idea? - Frunzo la naríz y me giro para mirar a Delilah poniendo nuevamente la cara más inocente que tengo, abriendo los ojos tanto como puedo y juntando mis manos en señal de súplica. - ¿Podemos ir en Petra?
Todos estan de acuerdo conmigo y no me sorprende, soy el mejor resultado del distrito, tengo la belleza e inteligencia de mi madre, con las virtudes que tuvieran mis padres, vaya uno a saber cuales. Además de los conocimientos de las mejores A, como mi tia Ava, Alice y ...
Cuando veo que Kyle arrastra consigo a mi novio puedo ver la tensión y la complicidad, ¿sera que el camino de mi madre se esta cumpliendo y mi rol como parte de un trio sexy y poderoso se presenta? Pude setir escalofríos recorrer mi cuerpo. Mamá estaría orgullosa de mí, quisiera poder contarle... Y lo haré, pero ahora era momento de enfocarme en el presente, especialmente en 2 muchachos.
- Yo los atenderé con gusto - le respondo a la sugerencia de Ken de curarlos y le guiño el ojo sugerentemente - Incluso me ofrezco a lavar a quienes no puedan hacerlo solos - la fantasía que mi mente estaba maquinando no puede ser reproducida en voz alta por la presencia de menores pero se que mamá estaría orgullosa.
Jared interrumpió todo con su llanto sobre bañarse, lo iba a ahogar al maldito enano. Pero cambié de idea cuando insultó a la falta de creatividad de Link, bueno se salvaba por ahora.
Ayude a la terca de mi tío a subirse en el caballo y me puse detrás para sostenerla mientras hacía una amenaza vacía a Ken. Yo le hice señas de que ignorara sus palabras y le tire besos y corazones con mis manos para animarlo, el pobrecito ya estaba en las ultimas y realmente todos necesitaba atención.
- Primero preocúpate de no perder miembros por la gangrena por heridas no atendidas querida tío - le dije a Zenda mientras regresábamos por el camino que habíamos venido hacía una hora, aunque se sentían días.
Cuando veo que Kyle arrastra consigo a mi novio puedo ver la tensión y la complicidad, ¿sera que el camino de mi madre se esta cumpliendo y mi rol como parte de un trio sexy y poderoso se presenta? Pude setir escalofríos recorrer mi cuerpo. Mamá estaría orgullosa de mí, quisiera poder contarle... Y lo haré, pero ahora era momento de enfocarme en el presente, especialmente en 2 muchachos.
- Yo los atenderé con gusto - le respondo a la sugerencia de Ken de curarlos y le guiño el ojo sugerentemente - Incluso me ofrezco a lavar a quienes no puedan hacerlo solos - la fantasía que mi mente estaba maquinando no puede ser reproducida en voz alta por la presencia de menores pero se que mamá estaría orgullosa.
Jared interrumpió todo con su llanto sobre bañarse, lo iba a ahogar al maldito enano. Pero cambié de idea cuando insultó a la falta de creatividad de Link, bueno se salvaba por ahora.
Ayude a la terca de mi tío a subirse en el caballo y me puse detrás para sostenerla mientras hacía una amenaza vacía a Ken. Yo le hice señas de que ignorara sus palabras y le tire besos y corazones con mis manos para animarlo, el pobrecito ya estaba en las ultimas y realmente todos necesitaba atención.
- Primero preocúpate de no perder miembros por la gangrena por heridas no atendidas querida tío - le dije a Zenda mientras regresábamos por el camino que habíamos venido hacía una hora, aunque se sentían días.
Realmente no sé qué decir cuando me pregunta si podemos confiar en la tía Ari. Siempre he creído que sí, que a pesar de su puesto de trabajo y de lo que este implica, nos comprendía y podíamos confiar en ella para cualquier cosa... pero ahora no sé qué pensar. Lo único que sé es que fue la última persona con la vimos a Ben, y que él ha vuelto al 14 con Sean Niniadis. Hay algo entre medias, un lapso de tiempo, que no me cuadra y que necesito resolver antes de echarle la culpa nadie o de enfadarme con alguien porque no puedo presentarme en el 14 acusándola de algo que no sé si es cierto. — No lo sé, pero tenemos que averiguar qué es lo que pasó durante las semanas que Ben estuvo fuera. — Y lo que más me gustaría saber es por qué accedió a llevar a Sean al 14, pero es una duda que nunca podré resolver porque Ben ahora está muerto, igual que todos los adultos del distrito. Por mucho que quiera a mi tía, si es la culpable no pienso hacer como si nada.
Que diga que tiene más razones para ir a NeoPanem me desconcierta. Yo también las tengo, pero en mi caso es lógico porque mi hermana melliza está allí y seguramente esté desesperada por saber qué ha sido de mí, porque dudo que Arianne la encontrase para decirle que sigo vivo. — ¿Por qué? Quizá pueda ayudarte. — Sé moverme bastante bien por el norte, pero el resto de distritos ya se me escapan un poco de las manos. El ejemplo está en que cuando volví del 4 al 11, acabé siendo descubierto por un escuadrón de aurores y a duras penas conseguí escapar vivo de ellos. — Tenemos que ayudarnos mutuamente — añado; y es verdad, porque ahora estamos completamente solos.
Sean los que sean los otros motivos, el tema queda a un lado y volvemos a centrarnos en salir de aquí y en adentrarnos en el país. No pienso dejar la conversación a medias, porque en cuanto pueda intentaré hablarlo para ver si puedo ayudarle en algo, pero ahora no es lo más importante. Me subo en el caballo en el que hemos venido y me giro hacia el resto: — Cuando marchemos mañana, necesitaré que alguien lleve el mapa de la zona y me vaya diciendo si vamos por buen camino hasta que estemos más cerca de los límites del país. — Por muy bien que me conozca los distritos del norte, la parte de aquí es demasiado cercana al 14 y, por lo tanto, la desconozco más. Por seguridad, cuando llegué al 14 no supe por dónde íbamos, y aunque comprendo las razones, ahora mismo es un incordio para guiarme.
Que diga que tiene más razones para ir a NeoPanem me desconcierta. Yo también las tengo, pero en mi caso es lógico porque mi hermana melliza está allí y seguramente esté desesperada por saber qué ha sido de mí, porque dudo que Arianne la encontrase para decirle que sigo vivo. — ¿Por qué? Quizá pueda ayudarte. — Sé moverme bastante bien por el norte, pero el resto de distritos ya se me escapan un poco de las manos. El ejemplo está en que cuando volví del 4 al 11, acabé siendo descubierto por un escuadrón de aurores y a duras penas conseguí escapar vivo de ellos. — Tenemos que ayudarnos mutuamente — añado; y es verdad, porque ahora estamos completamente solos.
Sean los que sean los otros motivos, el tema queda a un lado y volvemos a centrarnos en salir de aquí y en adentrarnos en el país. No pienso dejar la conversación a medias, porque en cuanto pueda intentaré hablarlo para ver si puedo ayudarle en algo, pero ahora no es lo más importante. Me subo en el caballo en el que hemos venido y me giro hacia el resto: — Cuando marchemos mañana, necesitaré que alguien lleve el mapa de la zona y me vaya diciendo si vamos por buen camino hasta que estemos más cerca de los límites del país. — Por muy bien que me conozca los distritos del norte, la parte de aquí es demasiado cercana al 14 y, por lo tanto, la desconozco más. Por seguridad, cuando llegué al 14 no supe por dónde íbamos, y aunque comprendo las razones, ahora mismo es un incordio para guiarme.
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Zenda M. Franco
Delilah A. Looper
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