Junio
Por la mañana

El trabajo de los asistentes sociales que trabajan para mí no siempre es el mejor. Algunos de ellos son pro-magos que solo eligieron la carrera para mantener la buena imagen de la familia, otros por descarte y los más idiotas porque creyeron que era la forma más sencilla de conseguir dinero sin hacer nada. El punto es que son contados los que trabajan por verdadera vocación y consiguen buenos resultados con sus acciones así que no es extraño que me encuentre sumamente sorprendido por la propuesta que ha llegado a mi despacho esta mañana. Aunque para no ser tan duro con ellos, yo mismo muestro falta de interés para mantener mi fachada, así que puede que mi aparente desinterés les haya dado la falsa idea de que no deben dar lo mejor de sí cada día.

Creo que eso será lo más difícil al respecto, fingir desaprobación por algo por lo que en realidad estoy maravillado y de alguna forma conseguir que se apruebe la idea. Supongo que tendré que manejar la psique de Eloise como si de una maldición imperius se tratase pero no creo que mis habilidades lleguen tan arriba. Soy un mentiroso estupendo, llevo entrenando mi talento natural desde hace décadas pero la mujer no es ninguna idiota y me conoce lo suficiente como para no caer con mis estrategias básicas. Será un reto, pero no me rendiré sin presentar pelea.

Elegí tener esta conversación en el Royal ya que creo que es mejor hacerlo en terreno neutral y con varias distracciones al alcance de la mano, aquí podría ser literalmente salvado por la campana y es un recurso que pienso usar para pedir tiempo fuera si considero que estoy perdiendo, cosa que espero que no pase.

-LeBlanc - saludo al ver por el rabillo de mi ojo a la mujer caminando en mi dirección. En realidad presto atención a lo que está ocurriendo en el aula frente a mí, los niños dan un examen y parecen uno más aterrado que el otro, excepto mi muchacho que escribe como una pequeña máquina ¿Cómo no hacerlo? Estuvimos estudiando juntos hasta tarde el día de ayer - ¿Debería preguntarte cómo ha ido tu día o podemos saltarnos la falsa amabilidad?

No era una persona a la que le gustasen los caprichos por regla general y, mal que mal, no podía dejar de ver esta reunión como un capricho de una persona con mucho tiempo libre entre sus manos. No había necesidad alguna para trasladarnos al Royal a tener una charla que bien podía ocurrir dentro de las paredes de mi oficina, pero era un hombre de leyes que trabajaba con expedientes psicológicos así que, mal que mal, entendía su necesidad de tener el control de algunas situaciones.

Aún así, la única razón por la que había aceptado la ubicación propuesta era porque de por sí tenía que pautar una visita a la institución esta semana. Si podía “matar dos pájaros de un tiro”, pues mejor para mí; a diferencia suya, mi tiempo era algo que no me gustaba desperdiciar, y opinaba que las cosas tenían un tiempo y un lugar.

Mi mañana había arrancado mucho más temprano de lo normal para permitirme terminar mis tareas antes de la reunión con Ivar, pero no por eso me hallaba cansada de ninguna manera. Años de ser una educadora habían convertido las mañanas en los mejores momentos del día, y solía tener casi todo terminado para cuando llegaba el mediodía. Prefería levantarme temprano y aprovechar el día, que trasnochar hasta las tantas para terminar cosas a último momento.

- Ahorrémonos las cordialidades. Mi día no te importa y yo no me encuentro particularmente interesada por responder. - Aclaro con una sonrisa condescendiente y un tono tan educado como me es posible. - ¿Deseas mover esto a un aula, o quieres hablarme de algo a mitad de un pasillo escolar? - Los alumnos podían estar en clase en estos momentos, pero nada impedía que alguien estuviese deambulando y terminase por escuchar cosas que no eran para sus oídos.

Eloise no anda con rodeos y aprecio su honestidad pues es tranquilizador hablar con alguien sin máscaras para variar. Mis mejillas pueden relajarse de tanto mantener la sonrisa falsa y puedo dejar caer mis cejas pues no hay razones para lucir encantador, después de todo quizás ayude a mi propósito de mostrar mi supuesto desacuerdo con la propuesta que tengo entre mis manos - Los niños terminarán por enterarse tarde o temprano, pero mejor a un aula - respondo sin apartar los ojos del niño que se levanta de su asiento y lleva el examen a la profesora ¡Excelente!

Cuando gira la cabeza para observarme le guiño un ojo y luego hago un ademán para que la rubia me siga hasta un aula vacía. Es difícil encontrar una ya que estamos en plena jornada pero creo que el aula de profesores servirá para nuestro propósito, hay una mesa, sillas y una máquina de café ¿Qué más se puede pedir para tener una reunión?

- Éstos son los expedientes de dos jóvenes del orfanato del centro y una niña del orfanato del sur - comienzo lanzando las tres carpetas frente a la mujer, no agresivamente, sino más bien con dramatismo - El mayor es hijo de un estúpido que no contuvo las ganas de acostarse con su esclava, ya imaginas dónde estarán ellos. A la niña la encontraron en la puerta de un hospital, no tienen idea de quiénes son sus padres y el último es hijo de repudiados - como mi propio hijo y ha demostrado que su sangre no lo limita para estar a la par y más allá de sus compañeros nacidos en el Capitolio.

Estiro las piernas debajo de la mesa y entrelazo los dedos sobre mi vientre, una vez hechas las presentaciones queda lo más difícil así que me tomo unos segundos antes de continuar - Los tres tomaron el examen del Royal correspondiente a su año y obtuvieron una calificación perfecta. Según su asistente social no muestran signos de rebeldía y tienen muchas ganas de salir del orfanato - ¿Y qué niño no las tiene? Las condiciones no son las mejores y no muchos magos están dispuestos a adoptar jóvenes con su historial - Ella sugiere abrir un programa para niños como estos, darles un hogar temporal en el Capitolio para que puedan acceder a una educación superior y luego insertarse en la sociedad.

Me levanto y voy directo a la máquina de café, tomo una taza con flores que seguramente pertenece a una persona demasiado cursi para éste mundo, y lo lleno hasta el borde. Luego de dar el primer trago tengo que dejarlo pues es asqueroso, nada comparado con el que tenemos en el ministerio.

- Personalmente creo que es una idea terrible, sería poner tres bombas de tiempo en el corazón de Neopanem pero... Debo admitir que es una treta publicitaria bastante buena para tranquilizar a los que están un poco alterados éstos días.

- Generalmente me gusta el ver que las personas tengan convicción. Pero no te adelantes a los hechos. - Advierto antes de seguirlo, más porque no tendría sentido el no hacerlo que por tener ganas de seguirlo a él a cualquier lado. No me sentía particularmente cómoda cuando un empleado me daba indicaciones, pero tampoco me interesaba el ponerme a hacer una escena en medio del pasillo. No iba a rebajarme a eso.

Elige el aula de profesores como lugar de reunión, y pese a que me sorprende que esté completamente vacía, prefiero ser interrumpida por un colega y no por un alumno. No tenía idea de lo que fuese a plantear Ivar, pero con tanto secretismo y movimiento tendría que ser algo bastante grande, y no apto para todo tipo de oídos… o eso es lo que esperaba. Examino el primero de los expedientes que me alcanza mientras sigue hablando, leyéndolo con la velocidad adquirida con tantos años de enseñanza y mucho papelerío en el ministerio. No parece un caso particularmente complicado así que lo cierro, y sigo escuchando su explicación mientras lo dejo a un lado y tomo el segundo expediente. Apenas he alcanzado a leer los primeros párrafos del mismo, cuando por fin llega al punto en cuestión.

Tres casos perdidos que querían una mejor educación. Talentosos, seguro, si es que habían tomado el examen con una calificación que mi sobrino solo podía soñar en obtener. Me sentiría impresionada que fuese él quien traía la propuesta, si no fuese porque ya tenía armado hasta el proyecto para impulsar la nueva reforma de educación. Aunque bueno, el acercamiento que planteaba tenía un juego que, a decir verdad, era más gradual e interesante en cierta forma. No es que lo fuese a admitir en voz alta, claro.

No le contesto en lo que me concentro en terminar de leer los expedientes, esta vez con algo más de detalle, pero sin perder la vista de Lackberg en lo que se mueve por el aula. - Treta publicitaria… Debí imaginarlo. - Cerrando el tercer expediente, lo dejo junto con los otros y me tomo mi tiempo para normalizar la respiración antes de responder. - Personalmente creo que no reconocerías una buena idea, aunque te diera de lleno en la cara. Pero eso no es nada que no supiese desde antes. - “Bombas de tiempo”, la expresión me parecía espantosa, y que saliera de la boca del Director de Servicios Sociales me hacían odiar las políticas internas que me impedían el despedirlo de su puesto, como llevaba tiempo queriendo hacer. - Por más terrible que te parezca la idea, lamento informarte que el ministro Powell está evaluando los últimos detalles para impulsar el nuevo proyecto de educación que estipula una educación a base de méritos y no por cuestiones meramente geográficas. El cambio es un hecho a largo plazo, que vas a tener que aceptar.

Me levanto, y lo imito mientras voy a servirme café en la primera taza que encuentro, y quedo frente a frente para poder seguir hablando. Sin embargo, y pese a que no entiendo la necesidad que tenías de plantearme esto en la institución, la asistente social tiene razón, y empezar con unos pocos parece una idea mejor. - Tantear las aguas y controlar la reacción de los alumnos parecía más viable, y si lograban hacer una incorporación completa, sería un triunfo en sí mismo. - ¿Tienen un plan de acogida para estos tres casos en particular?, ¿o es más bien una idea al azar?- Consulto dando un trago al brebaje, y extrañando los expresos que podía tomar en la oficina.

Quedo satisfecho al escuchar la respuesta de Eloise pues quiere decir que mi actuación ha surtido efecto, podría decirse que estoy a salvo una vez más así que respiro tranquilo - No soy el director por mi cara bonita, algo bien tuve que haber hecho - respondo guiñándole un ojo. En realidad así es, no tengo una familia poderosa en Neopanem ni tampoco tenía contactos cuando llegué aquí, de hecho las tenía todas en contra y tuve que luchar desde abajo, cargar pescados en el puerto para pagar mis estudios y poco a poco ir ascendiendo en la escala social.

Lo siguiente me sorprende bastante ¿Una remodelación del sistema educativo en beneficio de los distritos? ¿Es en serio? ¡Es maravilloso! Así por fin tendríamos la inclusión necesaria para aquellos que nacen en condiciones desfavorables, por no mencionar que rompería los muros que protegen a la élite... Puede ser la gran oportunidad para hacer un cambio, llegar a más personas y que así todos vean cual es la realidad fuera del Capitolio. Pero no puedo expresar lo que en verdad siento al respecto, sin embargo creo que mentir no me resultará difícil pues también comprendo lo que sentirán del otro lado.

- Si ya está en manos de Hans no hay mucho que decir pero... ¿Buscan ganarse el odio de los habitantes del Capitolio? - pregunto alzando las cejas y entrelazando los dedos sobre la mesa - Hay muchos niños no demasiado brillantes en el Capitolio y sus padres no estarán nada felices con que reciban algo menos que la mejor educación, aunque no estén a la altura - conozco muchos casos en mi círculo de "amigos". A ellos no les interesa que sus hijos se esfuercen o no, simplemente creen que por asistir a la mejor escuela luego tendrán algún puesto o los podrán acomodar en sus departamentos o empresas, así funciona y será como un balde de agua fría cuando se enteren de éstos futuros cambios.

La sigo con la vista cuando va por café y presto atención a sus expresiones cuando bebe de la taza, creo que por su gesto opina lo mismo que yo. Sonrío y respondo - Podríamos buscar familias que estén dispuestos a recibirlos, pero creo que lo mejor será armar una pequeña residencia en el colegio con un asistente social a cargo... Ver de golpe el estilo de vida que llevamos aquí podría resultarles chocante y no queremos alterarlos - de tener una familia feliz, los recibiría con ganas, pero no me gustaría someter a los pobres niños al frío polar de mi hogar.

Ruedo los ojos con fastidio cuando el muy descarado se atreve a guiñarme el ojo, como si hubiese algún tipo de confianza entre nosotros. - Conozco tu expediente Lackberg, pero “algo” no es “todo”. No creas que no estoy a la espera de algún error de tu parte. - Uno minúsculo, pero lo suficientemente importante para poder justificar el despido de un empleado que lleva años en el ministerio. Básicamente pedía un milagro, pero una podía soñar…

Luego hace una de las cosas que más detesto, y tengo que respirar profundo y adoptar mi mejor postura diplomática. No le daría el lujo de hacerme perder los estribos solo por cuestionar mis decisiones. Si no tenía el cerebro suficiente para comprender mi manera de hacer las cosas era su problema, no el mío. - Claro que no estarán felices, pero con los adecuados planes de inversión de capital, aquellos que puedan costearlo también accederán a la educación que deseen. - No podía armar un sistema educativo completamente justo, pero aquellos que se dejaran llevar por las apariencias más que por la calidad educativa, tendrían que dar un refuerzo positivo a la comunidad educativa. Refuerzo que iría a parar a las reformas que se harían en el Prince. Sería un cambio gradual, pero en cinco años lograríamos estabilizar los niveles de enseñanza en ambas instituciones.

- No es viable. - Me apresuro a frenarlo en su plan, antes de que ponga en marcha un proyecto que no podamos parar. - El presupuesto que tenemos como departamento ya de por sí es acotado. A menos de que consigas inversionistas privados para la residencia, y sacrifiques parte del capital de tu área para costear una asistente social que se encargue permanentemente de tres alumnos, ese plan es imposible. - Sin contar los impuestos que iban de la mano con una nueva construcción, el mobiliario, y las necesidades básicas que tendría que proveerles.

Siendo tres menores de edad debían tener acompañamiento las veinticuatro horas del día, y como departamento nos tendríamos que responsabilizar en caso de que algo le sucediese a alguno de ellos. No necesitaba ser abogada para imaginar los diversos tipos de demanda a los que nos someteríamos de llevar a cabo el plan que sugería. - Tampoco es viable que sigan en el orfanato. Quedarían demasiado expuestos. - La mente de los jóvenes era algo delicado, y no todos tenían la mejor de las intenciones. Ya sea por celos, o por destacar de alguna manera, serían marginados dentro de las casas que se suponían debían darles algo de resguardo. - Tendrán que ser familias de acogida a menos de que tengas otro plan. - Termino la taza de café de un trago y la deposito en el escritorio mientras lo miro a la espera de lo que pueda decir.

Largo una carcajada pues puede esperar sentada ese día y cuando ocurra estará demasiado sorprendida como para sentir algún tipo de satisfacción por librarse de mí. Hago mi trabajo de manera impecable, y pese a las apariencias, todos los niños a los que he re-ubicado se mostrarán sumamente satisfechos, pero ese es el problema... Pocos les preguntan directamente a ellos - Te regalaré una almohada para tu cumpleaños, no queremos que te lesiones por esperar tanto - bromeo sin apartar mis ojos de los suyos, buscando una posible respuesta a la que tendré que contraatacar.

Por supuesto que se podrá comprar una mejor educación ¿Por qué no me sorprende? Lo único que espero es que los cerebros roquefort con dinero no retrasen al resto del alumnado - Eso dejará felices a los padres, siempre pueden decir que sus hijos entraron por mérito propio y no por haber abonado una matrícula - respondo con las cejas en alto, como si aquello fuera lo más lógico del mundo. En realidad no estoy seguro de lo que haría como padre, por supuesto que querría la mejor educación para mis hijos pero ni siquiera puedo imaginar a ambos siendo algo menos que brillantes.

Hago una mueca pues el dinero siempre es lo que maneja todo a fin de cuentas. Honestamente no veo a ninguna empresa ofreciendo su dinero para la educación de tres huérfanos y los distritos que se verían beneficiado dudo que quieran o puedan aportar algo... Después de todo en el 13 ya tienen el Prince y quizás el patriotismo les impida ayudar a sus alumnos a abandonar sus instalaciones, y el ocho ya tiene su establecimiento educativo si puede considerarse como tal.

- Buscaré familias de acogida que estén dispuestos a recibirlos, haré un perfil psicológico de los miembros para estar seguros de que no los estamos enviando a la boca del lobo y ya pondré en marcha los preparativos para ampliar el programa - me espera mucho trabajo de aquí en adelante, tanto que de solo pensar en lo cansado que terminaré casi no me cuesta fingir desanimo al respecto - ¿Ya ves? Muy bueno en mi trabajo.

Examino el rostro del director con cuidado antes de responder, analizando sus gestos como si ellos pudiesen decirme algo que me haga cambiar la opinión que tengo del hombre. - Si sientes la necesidad de elogiarte simplemente por cumplir tus obligaciones… - Trabajaba bien, no se lo iba a negar, pero tampoco se lo iba a reconocer. Tenía tal aversión por Ivar Lackberg que incluso bajo los efectos del veritaserum costaría que me saquen una buena palabra contra él. - Además, no hace falta que muestres interés por su situación cuando minutos atrás llamabas a los tres niños “bombas de tiempo” y “treta publicitaria”. Preferiría que el proyecto inicial lo llevase tu asistente y tu te encargues de supervisarlo antes de presentarme el diagrama completo.

Si tenía una persona tan competente como lo había hecho entrever en sus comentarios, prefería que alguien que sí se preocupaba por los niños llevase adelante un proyecto de esta índole. - Permitiré que estos tres casos en particular tengan el doble de fondos disponibles para la cuota alimenticia de lo que normalmente se deriva al orfanato. Cualquier cosa que quieran agregar las familias de acogida ya contará por su cuenta, pero podemos permitirnos esa leve extensión por tratarse de un proyecto acotado. - Tendrían que diagramar por su cuenta el cómo delimitarían los alcances del dinero, y quién se encargaría de que esa cuota fuese destinada a los niños en cuestión; pero no sería muy difícil hacer un seguimiento puntual a tres casos que se llevarían una atención particular cuando se publicite el caso.

- Ahora, ¿hay algo más que quieras discutir? - Lo miro expectante, queriendo que la reunión termine de una vez; pero al mismo tiempo esperando que no sea lo único que quiso plantear para no tener que salir de ahí más exasperada de lo que ya estaba. - ¿O es que el movernos hasta aquí fue simplemente porque tenías tiempo de sobra y te aburrías? - Tal vez creería que me opondría a la idea y que estar en la institución le daría algún tipo de ventaja, pero eso solo lo haría parecer un cobarde sin recursos, así que esperaba que de verdad tuviese otro motivo.

- Oh, no me malinterpretes. Sigo creyendo que son bombas de tiempo y una excelente treta publicitaria para calmar a los que no aman incondicionalmente a la ministra - respondo entre risas pues me ha atrapado ahí. Son las consecuencias de fingir ser alguien quién no soy, mi discurso está lleno de contradicciones... Aunque también podrían atribuírselo a que soy una persona "maleable" capaz de trabajar en algo que no está de acuerdo o es capaz de "cambiar" de opinión - Pero tú me ordenarás hacerlo y también Hans, así que ¿Para qué pelear con ambos? Haré bien mi trabajo, tragándome mis opiniones personales... A partir de ahora - termino haciendo énfasis en la última palabra con un movimiento de cabeza, como si eso fuera a poner en marcha el reloj.

Asiento con lo siguiente que dice y suspiro pues me parece una desviación de fondos innecesaria. Probablemente los reciban familias de buena posición económica y donde comen cuatro, pueden comer cinco. Pero nos estarían haciendo un favor así que merecen una pequeña bonificación por eso, sobre todo para que otros tomen su ejemplo y así podamos sacar a más niños de las feas condiciones en la que están viviendo, no solo edilicias, sino que emocionales.

- Te cité aquí porque no quería oler el exceso de perfume, aquí está diluido - vuelvo a atacar con una sonrisa falsa y me levanto para abandonar la sala de profesores - Eso es todo, Eloise, como siempre ha sido un placer - me despido pensando en si tenderle la mano o no, probablemente no la tome así que me ahorro la molestia - No estamos comunicando para arreglar detalles.