OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Está haciendo calor, así que evito estar al sol para no terminar derritiéndome. Me gusta la primavera, pero tengo algo en contra de esos primeros días calurosos en los cuales la temperatura te toma por sorpresa y solo quieres quedarte tendido a la sombra, tal y como estoy haciendo ahora. De verdad, estoy más que agradecido por que ni mi padre ni Arleth puedan verme, porque sé que me mandarían a trabajar y no tengo ganas. He optado por recostarme en la parte superior del establo, entre el heno y la madera, relajando cada parte de mi cuerpo como si mi vida dependiese de ello. Han sido días estresantes para todos, pero creo que empiezo a acostumbrarme. Al fin de cuentas, la vida sigue.
Oigo el resoplido de los caballos y los imito, tratando de no dormirme en una posición fresca pero incómoda, disfrutando de la ligera brisa que ingresa por una de las ventanitas. Oigo una mosca revolotear sobre mi cabeza, así que sacudo la mano para espantarla por simple reflejo. Estoy por relajarme un poco más, cuando escucho los pasos de alguien ingresando al establo y me siento con rapidez, asomándome entre las barandas del primer piso para chequear de quien se trata. Suerte para mí, solo es Zenda, así que le quito importancia con una sacudida de la cabeza.
— Creí que serías tu madre — le declaro — Menos mal que me equivoqué. No estoy como para ponerme a hacer algo útil — hace tiempo que no veo a Zenda fuera de la rutina escolar, así que no hemos tenido oportunidad de conversar sobre lo que pasó. Tampoco es que eso me quite el sueño, porque yo prefiero fingir que no ha ocurrido nada. Dejo escapar un bostezo y vuelvo a echarme hacia atrás — ¿Qué haces aquí? — si viene a buscar un caballo, que lo haga rápido.
Oigo el resoplido de los caballos y los imito, tratando de no dormirme en una posición fresca pero incómoda, disfrutando de la ligera brisa que ingresa por una de las ventanitas. Oigo una mosca revolotear sobre mi cabeza, así que sacudo la mano para espantarla por simple reflejo. Estoy por relajarme un poco más, cuando escucho los pasos de alguien ingresando al establo y me siento con rapidez, asomándome entre las barandas del primer piso para chequear de quien se trata. Suerte para mí, solo es Zenda, así que le quito importancia con una sacudida de la cabeza.
— Creí que serías tu madre — le declaro — Menos mal que me equivoqué. No estoy como para ponerme a hacer algo útil — hace tiempo que no veo a Zenda fuera de la rutina escolar, así que no hemos tenido oportunidad de conversar sobre lo que pasó. Tampoco es que eso me quite el sueño, porque yo prefiero fingir que no ha ocurrido nada. Dejo escapar un bostezo y vuelvo a echarme hacia atrás — ¿Qué haces aquí? — si viene a buscar un caballo, que lo haga rápido.
Zenda tomó muy mal el abandono de Ben al distrito, si asistía a clases, era únicamente porque no quería perderse clase alguna de magia. El resto del tiempo, se la pasaba dentro de su dormitorio o en los establos.
Se negaba a realizar sus trabajos diarios e incluso faltó a la guardia nocturna cuando era su turno.
Claro que recibió quejas y regaños por parte de Ava y su madre, sin embargo tapó sus oídos para no escucharlas. Sip, no sabría explicar cómo, pero con su habilidad lo logró.
Aquel día, cansada de leer el libro de runas, cambió sus pijamas por unos shorts, ajustó el cinturón y cubrió su torso con una enorme camiseta vieja, con agujeros y un estampado algo borroso. Anudó los cordones de sus botas y salió por la ventana para no oír a Arleth.
No le tomó mucho tiempo llegar a su destino, pero su paz y tranquilidad finalizó cuando en lugar de recibir relinchos, escuchó y vio a Kendrick.
Zenda no había estado presente en la situación, pero obviamente tuvieron que ponerla al tanto...¿Cómo había podido hacerle eso a Ben? ¿Es que estaban todos locos? —Hubiese sido mejor que viniera mi madre.— Respondió en tono cortante y frío.
Hasta la fecha, la niña se había mantenido calmada, enfadada, pero tranquila. Hasta la fecha.
No supo porqué, ni siquiera lo pensó dos veces, sólo sacó de su bolsillo la varita y no le importó el daño que podía causar o el alboroto que harían los animales a su alrededor, sólo quería arruinar la perfecta cara del niño. —Fuiste un idiota con mi hermano, ¡POR TÚ CULPA ÉL SE FUE!— No esperó a que Kendrick reaccionara, movió la muñeca y en un intento de "Prueba tú propia medicina", conjuró contra él. —¡Desmaius!
TIRADA: ACIERTO
Se negaba a realizar sus trabajos diarios e incluso faltó a la guardia nocturna cuando era su turno.
Claro que recibió quejas y regaños por parte de Ava y su madre, sin embargo tapó sus oídos para no escucharlas. Sip, no sabría explicar cómo, pero con su habilidad lo logró.
Aquel día, cansada de leer el libro de runas, cambió sus pijamas por unos shorts, ajustó el cinturón y cubrió su torso con una enorme camiseta vieja, con agujeros y un estampado algo borroso. Anudó los cordones de sus botas y salió por la ventana para no oír a Arleth.
No le tomó mucho tiempo llegar a su destino, pero su paz y tranquilidad finalizó cuando en lugar de recibir relinchos, escuchó y vio a Kendrick.
Zenda no había estado presente en la situación, pero obviamente tuvieron que ponerla al tanto...¿Cómo había podido hacerle eso a Ben? ¿Es que estaban todos locos? —Hubiese sido mejor que viniera mi madre.— Respondió en tono cortante y frío.
Hasta la fecha, la niña se había mantenido calmada, enfadada, pero tranquila. Hasta la fecha.
No supo porqué, ni siquiera lo pensó dos veces, sólo sacó de su bolsillo la varita y no le importó el daño que podía causar o el alboroto que harían los animales a su alrededor, sólo quería arruinar la perfecta cara del niño. —Fuiste un idiota con mi hermano, ¡POR TÚ CULPA ÉL SE FUE!— No esperó a que Kendrick reaccionara, movió la muñeca y en un intento de "Prueba tú propia medicina", conjuró contra él. —¡Desmaius!
TIRADA: ACIERTO
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— ¿Qué dices? — la oigo hablar, pero la verdad es que no le presto atención a lo que dice ni tampoco le presto mucha atención. Lo que sí oigo es esa acusación ridícula que me obliga a volver a sentarme, recargándome en el borde de las maderas para asomar la cabeza y observar al piso de abajo — ¿Disculpa? — por el tono de mi voz enfurecido es obvio que sí la he escuchado, así que es más bien un modo de desafiarla a que vuelva a repetir semejante estupidez — Tu hermano se fue por voluntad propia y, para variar, fue tu madre quien lo despojó de su cargo, no yo. Por una vez en tu vida, deberías madurar y dejar de decir estupideces — ruedo los ojos, porque no puedo creer que sea tan infantil. Ya tengo demasiados problemas como para preocuparme por los suyos.
Me gustaría poder decirle algo más, pero no llego a abrir la boca que mi cuerpo sale disparado hacia atrás y choca contra las maderas. La punzada de dolor me arrebata un quejido que se ahoga por culpa del pajar en el cual me hundo, sintiendo las hebras amarillas decorar mi cabeza — ¡Debes estar de broma, Franco! — jamás la he llamado por su apellido, pero en la escuela a veces lo usan para fastidiar y no controlo cuando se me escapa — Ya verás… — he podido con un grupo de aurores, voy a poder con una niñita quisquillosa. Sin más, me pongo de pie y tanteo mis bolsillos en busca de la varita, notando que no está. En mi desesperación me giro, tratando de encontrarla en el pajar a gatas.
Esto no puede estar pasando. Simplemente es ridículo. ¿Cómo es posible que pierda la dignidad tan pronto? — ¡Voy a hacerte comer estiércol por eso! — la amenazo, pero no hay rastros de mi varita. ¿Dónde…?
Tirada de dados: fallo
Me gustaría poder decirle algo más, pero no llego a abrir la boca que mi cuerpo sale disparado hacia atrás y choca contra las maderas. La punzada de dolor me arrebata un quejido que se ahoga por culpa del pajar en el cual me hundo, sintiendo las hebras amarillas decorar mi cabeza — ¡Debes estar de broma, Franco! — jamás la he llamado por su apellido, pero en la escuela a veces lo usan para fastidiar y no controlo cuando se me escapa — Ya verás… — he podido con un grupo de aurores, voy a poder con una niñita quisquillosa. Sin más, me pongo de pie y tanteo mis bolsillos en busca de la varita, notando que no está. En mi desesperación me giro, tratando de encontrarla en el pajar a gatas.
Esto no puede estar pasando. Simplemente es ridículo. ¿Cómo es posible que pierda la dignidad tan pronto? — ¡Voy a hacerte comer estiércol por eso! — la amenazo, pero no hay rastros de mi varita. ¿Dónde…?
Tirada de dados: fallo
Las palabras de Ken sólo la enfurecían más, tanto que su cabello se tiñó de rojo sangre y las pupilas de sus ojos cambiaron a negro. —Tú deberías madurar, tú fuiste el que atacó a mi hermano...¡LO TRAICIONASTE!— Gritó alterada y tomó todo de si misma no patear el piso con un pie, ahí si que él la vería como una niñita. —Ben fue quien te ayudó a entrenar, quien nos salvó de los aurores, tú no eres nada y nadie comparado con él.— Bien, eso último no fue taaan en serio, pero sólo buscaba lastimarlo.
El hechizo golpeó el cuerpo de Ken y culpa de la altura, Zenda lo perdió de vista..¿En serio le había dado a la primera? Excelente.
La menor de los Franco se alejó un poco, intentando encontrarlo y gracias a la voz y los movimientos desesperados del chico, Mia volvió a levantar la varita y trató de conjurar una vez más. —¡Inflatus!
En ese preciso momento, los caballos comenzaron a alterarse y Zenda perdió la concentración, temiendo que alguno de ellos intentara escapar del establo.
El hechizo definitivamente no salió como esperaba y ella volvió la mirada hacia Kendrick para nunca más apartarla. —¡Tú comerás estiércol! Oh no...Cierto que ya vas besándote por ahí con Bev ¡Y ES BÁSICAMENTE LO MISMO!— Gruñó.
Tirada de dados: Fallo
El hechizo golpeó el cuerpo de Ken y culpa de la altura, Zenda lo perdió de vista..¿En serio le había dado a la primera? Excelente.
La menor de los Franco se alejó un poco, intentando encontrarlo y gracias a la voz y los movimientos desesperados del chico, Mia volvió a levantar la varita y trató de conjurar una vez más. —¡Inflatus!
En ese preciso momento, los caballos comenzaron a alterarse y Zenda perdió la concentración, temiendo que alguno de ellos intentara escapar del establo.
El hechizo definitivamente no salió como esperaba y ella volvió la mirada hacia Kendrick para nunca más apartarla. —¡Tú comerás estiércol! Oh no...Cierto que ya vas besándote por ahí con Bev ¡Y ES BÁSICAMENTE LO MISMO!— Gruñó.
Tirada de dados: Fallo
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— ¡¿YO lo traicioné a ÉL?! — no, no puedo creer lo que me dice y daría mi nula fortuna por alguien como testigo que pueda escuchar lo que está diciendo para señalarme que no estoy loco — ¡Él metió gente del gobierno en nuestro distrito, Zenda! ¡Gente que trabajaba con los mismos aurores que nos atacaron! ¡Tú viste tanto como yo lo que esas personas son capaces de hacer! — son el enemigo, así que no deben pisar nuestro territorio, es tan simple como eso. ¿Cómo es que es tan necia que no puede verlo? — ¡Al menos yo no traicionaría a mi familia! — si tan superior cree que es, que se vaya con él, sería un problema menos de los cuales preocuparse.
A pesar de que el golpe aún me duele, me muevo con rapidez cuando la oigo gritar en un intento de continuar su ataque. Mi instinto me obliga a pegarme al suelo, pero ningún hechizo me llega y eso me sirve para ver dónde ha caído la varita, sobresaliendo del pajar. La tomo con rapidez y me pongo de pie de un salto, trepándome a la baranda — ¿De dónde sacaste esa estupidez? — me exalto, sintiendo como el rostro se me enrojece, más de la bronca que por cualquier otra cosa — Si vas a atacarme, que al menos sea con verdades… ¡BOMBARDA! — no, no me conformo con un hechizo de desarme. El encantamiento golpea con fuerza el suelo en una explosión que revolea pajar para todos lados, siendo útil en mi intención de volarla por los aires con mayor fuerza de lo que ella ha hecho conmigo. Y si come estiércol en el proceso, mejor. Poco me importa que nos escuchen, porque ella empezó — ¡Ya déjame en paz!
Dado: acierto
A pesar de que el golpe aún me duele, me muevo con rapidez cuando la oigo gritar en un intento de continuar su ataque. Mi instinto me obliga a pegarme al suelo, pero ningún hechizo me llega y eso me sirve para ver dónde ha caído la varita, sobresaliendo del pajar. La tomo con rapidez y me pongo de pie de un salto, trepándome a la baranda — ¿De dónde sacaste esa estupidez? — me exalto, sintiendo como el rostro se me enrojece, más de la bronca que por cualquier otra cosa — Si vas a atacarme, que al menos sea con verdades… ¡BOMBARDA! — no, no me conformo con un hechizo de desarme. El encantamiento golpea con fuerza el suelo en una explosión que revolea pajar para todos lados, siendo útil en mi intención de volarla por los aires con mayor fuerza de lo que ella ha hecho conmigo. Y si come estiércol en el proceso, mejor. Poco me importa que nos escuchen, porque ella empezó — ¡Ya déjame en paz!
Dado: acierto
—¡ÉL JAMÁS TE HARÍA DAÑO!— Gritó en defensa de Ben y al mismo tiempo luchó contra las ganas de llorar, ¿Y si algo malo le había pasado y por eso no regresaba? Todo había sido culpa de Ken, de su madre, de Ava y de todo el distrito. —¡Lo vi, pero confío en Ben! ¿En verdad crees que él nos pondría en peligro o traería al distrito a desconocidos?— La ira en los ojos de la niña no se iba, incluso crecía más y más, hasta que sus mejillas tuvieron el mismo tono que su cabello. —¡ÉL NO NOS TRAICIONÓ!
Zenda volvió a levantar la varita para atacarlo, pero entonces Kendrick se adelantó y lanzó un poderoso bombarda. El suelo tembló bajo sus piernas y con aquella explosión, cayó al suelo recibiendo una lluvia de paja mugrienta y olorosa. Mierda, lo iba a matar. —¡Eres un imbécil! — Chilló cubriendo su cabeza, para luego rodar y volver a ponerse de pie, antes de que los animales le pasaran por encima.
Sip, aquel hechizo había conseguido que los caballos se pusieran tan nerviosos que lograron escapar del establo.
—Tú déjame en paz y vete con Delilah...— Atacó y al estar tan enfadada por no haber tenido éxito con sus hechizos, agarró una gran bola de estiércol y se la lanzó con fuerza a la cara. Por favor, por favor que le de. —¡AH CIERTO QUE ELLA TAMPOCO TE QUIERE!
Tirada de dados: Fallo
Zenda volvió a levantar la varita para atacarlo, pero entonces Kendrick se adelantó y lanzó un poderoso bombarda. El suelo tembló bajo sus piernas y con aquella explosión, cayó al suelo recibiendo una lluvia de paja mugrienta y olorosa. Mierda, lo iba a matar. —¡Eres un imbécil! — Chilló cubriendo su cabeza, para luego rodar y volver a ponerse de pie, antes de que los animales le pasaran por encima.
Sip, aquel hechizo había conseguido que los caballos se pusieran tan nerviosos que lograron escapar del establo.
—Tú déjame en paz y vete con Delilah...— Atacó y al estar tan enfadada por no haber tenido éxito con sus hechizos, agarró una gran bola de estiércol y se la lanzó con fuerza a la cara. Por favor, por favor que le de. —¡AH CIERTO QUE ELLA TAMPOCO TE QUIERE!
Tirada de dados: Fallo
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— ¡Noticia de última hora: ya lo hizo! — ya trajo desconocidos, ya nos puso en peligro, ya fue un traidor para todos nosotros. En otra cuestión más importante, el verla caer al suelo entre el polvo y la tierra me causa una extraña satisfacción que infla mi orgullo provocado por el enojo, obviando el escándalo de los pobres animales. Van a matarnos, pero ahora mismo eso no podría importarme menos — Imbécil o no, soy más poderoso que tú — me mofo de un modo algo infantil, a pesar de que enderezo la espalda para inflar mi pecho.
Tengo que inclinarme cuando veo venir el proyectil de mierda, el cual no me golpea pero sí explota lo suficientemente cerca como para salpicarme, por lo que doy un salto hacia atrás — ¡Eres desagradable! — ignoro lo que dice de Delilah porque ahora mismo no es importante. No me pondré a la altura de una niñita, por muy enojada que esté. Tengo que demostrarle que soy mejor que ella, en cada aspecto posible, pero como sé que no hay manera de que se calme, me aferro a una de las barandas y sacudo la varita en su dirección — ¡Palalingua! — a ver si con eso se calla.
Parece que funciona al menos por un momento, así que aprovecho a hablar sin que me interrumpa con sus tonterías — ¿Acaso no has pensado que Ben se fue por voluntad propia y que, quizá, le importaba más estar con la chica con la que se fue que contigo? ¡Nadie le dijo que se fuera! ¡Tú no estabas ahí, no sabes cómo fue! — me paso una mano temblorosa por la frente, sintiéndola ligeramente sudada — Si tanto te ofende, presenta una queja en el consejo, pero eso no cambiará las cosas. ¡Ya deja de ser una niñita y escucha!
Dado: acierto
Tengo que inclinarme cuando veo venir el proyectil de mierda, el cual no me golpea pero sí explota lo suficientemente cerca como para salpicarme, por lo que doy un salto hacia atrás — ¡Eres desagradable! — ignoro lo que dice de Delilah porque ahora mismo no es importante. No me pondré a la altura de una niñita, por muy enojada que esté. Tengo que demostrarle que soy mejor que ella, en cada aspecto posible, pero como sé que no hay manera de que se calme, me aferro a una de las barandas y sacudo la varita en su dirección — ¡Palalingua! — a ver si con eso se calla.
Parece que funciona al menos por un momento, así que aprovecho a hablar sin que me interrumpa con sus tonterías — ¿Acaso no has pensado que Ben se fue por voluntad propia y que, quizá, le importaba más estar con la chica con la que se fue que contigo? ¡Nadie le dijo que se fuera! ¡Tú no estabas ahí, no sabes cómo fue! — me paso una mano temblorosa por la frente, sintiéndola ligeramente sudada — Si tanto te ofende, presenta una queja en el consejo, pero eso no cambiará las cosas. ¡Ya deja de ser una niñita y escucha!
Dado: acierto
Zenda notó como el último caballo escapaba del territorio de guerra y tomó eso como luz verde para continuar con la pelea, no le importaba en lo más mínimo la cantidad de días que estaría castigada o trabajando el doble. —¡NO NOS TRAICIONÓ!— Volvió a gritar, estaba fuera de si y cuando Kendrick empezó a hablar con ese tono tan egocéntrico, le volvió a lanzar una bola de excremento mezclada con paja. —Tú no eres nada.
No se había dado cuenta de que estaba agarrando la varita con tanta fuerza, que parecía pronta a quebrarse y cuando lo hizo, sólo fue porque iba a intentar una vez más atacarlo. Se lo merecía.
Claro que por tercera vez consecutiva algo la detuvo, pero no fueron los caballos o la caída, si no un asqueroso hechizo que no la dejaba hablar. Maldito Ken.
Parada entre el desastre, escuchó cada una de sus palabras y no pudo más, las lagrimas empezaron a caer por sus mejillas mas los gestos de enojo jamás se suavizaron. Ben no la dejaría, ella era su familia ¿No? Todo esto era un mal entendido y pronto regresaría...¿No? Él sólo estaba diciendo todo aquello para molestarla.
Con la mano libre de arma, secó su rostro con un movimiento brusco y cuando sintió que los efectos del hechizo estaban desapareciendo, no lo pensó, ni siquiera le importó lo peligroso que podía ser o si Kendrick podía lastimarse. Apuntó hacia la madera que dividía el establo en dos pisos y conjuró. —¡Reducto!— Para su sorpresa, esta vez si había dado en el blanco.
Tirada de dados: Acierto
No se había dado cuenta de que estaba agarrando la varita con tanta fuerza, que parecía pronta a quebrarse y cuando lo hizo, sólo fue porque iba a intentar una vez más atacarlo. Se lo merecía.
Claro que por tercera vez consecutiva algo la detuvo, pero no fueron los caballos o la caída, si no un asqueroso hechizo que no la dejaba hablar. Maldito Ken.
Parada entre el desastre, escuchó cada una de sus palabras y no pudo más, las lagrimas empezaron a caer por sus mejillas mas los gestos de enojo jamás se suavizaron. Ben no la dejaría, ella era su familia ¿No? Todo esto era un mal entendido y pronto regresaría...¿No? Él sólo estaba diciendo todo aquello para molestarla.
Con la mano libre de arma, secó su rostro con un movimiento brusco y cuando sintió que los efectos del hechizo estaban desapareciendo, no lo pensó, ni siquiera le importó lo peligroso que podía ser o si Kendrick podía lastimarse. Apuntó hacia la madera que dividía el establo en dos pisos y conjuró. —¡Reducto!— Para su sorpresa, esta vez si había dado en el blanco.
Tirada de dados: Acierto
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Se va a tragar sus palabras, ya verá. ¿Y se va a poner a llorar? Ruedo los ojos, sin poder creerme que esa sea su resolución. Las cosas no se solucionan en llanto, debería saberlo bien a estas alturas. Nadie aquí sigue vivo por eso: en su lugar, siempre han sabido enfrentarse a los problemas y solucionarlos. ¿Por qué es tan difícil de ver para algunos de los más jóvenes? Siempre he querido ver qué hay más allá del catorce y sus límites, pero estoy consciente de los riesgos y los sacrificios. He ahí la diferencia.
Se lo concedo, no reacciono a tiempo. El suelo se abre bajo mis pies y siento la paja caer junto a mi grito, ese que me obliga a estirar los brazos en un intento de aferrarme a la madera. No sé de cuánto exactamente será la caída, solo sé que será doloroso — ¡Zenda! — no sé si es un reproche o pedido de ayuda, sosteniéndome de un borde que tiembla antes de hacerme caer al vacío. Se siente como un extraño vértigo, hasta que todo mi peso golpea un suelo amortiguado gracias al heno, en el cual me hundo. Aún así, me falta el aire y doy unas cuantas bocanadas, tratando de recobrarme antes de que ella pueda siquiera volver a atacar.
Agito mis brazos en el aire y me levanto con dificultad, tropezando varias veces entre la madera y la porquería — ¡Mira lo que hiciste! — exclamo con indignación — ¡Ahora sí que van a matarnos!
dado: fallo
Se lo concedo, no reacciono a tiempo. El suelo se abre bajo mis pies y siento la paja caer junto a mi grito, ese que me obliga a estirar los brazos en un intento de aferrarme a la madera. No sé de cuánto exactamente será la caída, solo sé que será doloroso — ¡Zenda! — no sé si es un reproche o pedido de ayuda, sosteniéndome de un borde que tiembla antes de hacerme caer al vacío. Se siente como un extraño vértigo, hasta que todo mi peso golpea un suelo amortiguado gracias al heno, en el cual me hundo. Aún así, me falta el aire y doy unas cuantas bocanadas, tratando de recobrarme antes de que ella pueda siquiera volver a atacar.
Agito mis brazos en el aire y me levanto con dificultad, tropezando varias veces entre la madera y la porquería — ¡Mira lo que hiciste! — exclamo con indignación — ¡Ahora sí que van a matarnos!
dado: fallo
Si, no lo negaría, cuando vio al chico colgando del techo del establo, Zenda entró en pánico, ¿No podía morir por una caída de esas, no?
Intentó acercarse un poco para al menos atajarlo, pero el desastre a su alrededor le impidió llegar a tiempo, incluso observó y sintió la caída como si hubiese pasado en cámara lenta.
La rubia soltó un chillido, cubrió su boca sorprendida y se dio media vuelta.
Su corazón palpitaba a mil, tenía miedo de volverse y encontrarse la cabeza de Ken rota como un huevo. Pero la voz del mayor le trajo el alma de regreso al cuerpo. Bien, al menos no era una asesina.
Zenda lo buscó con la mirada y aunque quería ayudarlo, no iba a acercarse demasiado, ambos estaban enojados y no sabía qué podría hacer el mayor.
—¿Estás...bien?— Preguntó preocupada, mirando el establo destrozado, los iban a asesinar.
Movió la varita intentando arreglar el desastre, pero al no dejar de temblar, su conjuro no fue exitoso y terminó empeorando el agujero del primer piso. —Bueno, fue agradable conocerte, pero mejor me voy a buscar a Ben. — No, no lo haría, pero tal vez era mejor estar escondidos cuando fueran a ver el desastre. Podían culpar a Beverly, como segunda opción.
Intentó acercarse un poco para al menos atajarlo, pero el desastre a su alrededor le impidió llegar a tiempo, incluso observó y sintió la caída como si hubiese pasado en cámara lenta.
La rubia soltó un chillido, cubrió su boca sorprendida y se dio media vuelta.
Su corazón palpitaba a mil, tenía miedo de volverse y encontrarse la cabeza de Ken rota como un huevo. Pero la voz del mayor le trajo el alma de regreso al cuerpo. Bien, al menos no era una asesina.
Zenda lo buscó con la mirada y aunque quería ayudarlo, no iba a acercarse demasiado, ambos estaban enojados y no sabía qué podría hacer el mayor.
—¿Estás...bien?— Preguntó preocupada, mirando el establo destrozado, los iban a asesinar.
Movió la varita intentando arreglar el desastre, pero al no dejar de temblar, su conjuro no fue exitoso y terminó empeorando el agujero del primer piso. —Bueno, fue agradable conocerte, pero mejor me voy a buscar a Ben. — No, no lo haría, pero tal vez era mejor estar escondidos cuando fueran a ver el desastre. Podían culpar a Beverly, como segunda opción.
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¿Si estoy bien? ¿De verdad quiere saber? Siento cómo mis dientes se aprietan entre sí, casi chirriando.— Lo estaré hasta que vean lo que hicimos y quieran matarnos. ¡Esto es tu culpa! — si ella fuera menos impulsiva y un poco más lógica, nada de esto habría pasado y podríamos olvidarnos de los problemas hasta nuevo aviso. Es obvio que no lo iba a hacer, porque Zenda tiene el don de complicar absolutamente todo, incluso las cosas más sencillas. ¿Por qué tiene que ser tan... ella?
Tanteo mi cuerpo en un intento de asegurarme que sigue completo y hago una mueca de dolor, descubriendo lo que parece ser un moretón en el costado izquierdo de mi torso. He tenido golpes peores, pero eso no quita que me fastidie. Me pondría a trabajar con algún hechizo que nos ayude a limpiar el desastre, pero lo que dice deja a mi varita en medio del camino — Ajá. ¿Por qué irías a NeoPanem cuando ni sabes llegar y tampoco sobrevivirías sola? — murmuro con irritación — Lo único que buscarás es la ubicación de los animales que huyeron por tu culpa. ¡Eres una irresponsable, Zenda! ¿Cómo se te ocurre el empezar un duelo así como así? — hemos dueleado en entrenamientos, pero esto es completamente diferente.
Paso por su lado y aprovecho a golpear su brazo con el mío, dándole la espalda en un intento de marcharme antes de saltarle encima. Mis piernas tiemblan un poco, pero creo que puedo llegar a casa — Un consejo: olvídate de Ben. Es obvio que él ha hecho lo mismo contigo o habría regresado— supongo que dejar todo atrás le fue sencillo.
Tanteo mi cuerpo en un intento de asegurarme que sigue completo y hago una mueca de dolor, descubriendo lo que parece ser un moretón en el costado izquierdo de mi torso. He tenido golpes peores, pero eso no quita que me fastidie. Me pondría a trabajar con algún hechizo que nos ayude a limpiar el desastre, pero lo que dice deja a mi varita en medio del camino — Ajá. ¿Por qué irías a NeoPanem cuando ni sabes llegar y tampoco sobrevivirías sola? — murmuro con irritación — Lo único que buscarás es la ubicación de los animales que huyeron por tu culpa. ¡Eres una irresponsable, Zenda! ¿Cómo se te ocurre el empezar un duelo así como así? — hemos dueleado en entrenamientos, pero esto es completamente diferente.
Paso por su lado y aprovecho a golpear su brazo con el mío, dándole la espalda en un intento de marcharme antes de saltarle encima. Mis piernas tiemblan un poco, pero creo que puedo llegar a casa — Un consejo: olvídate de Ben. Es obvio que él ha hecho lo mismo contigo o habría regresado— supongo que dejar todo atrás le fue sencillo.
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