The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Lo que más odio de mi trabajo es el papeleo y si no fuera porque necesito el dinero hace tiempo que había renunciado a ser, encima, el jefe de un grupo. Todo el mundo tiene que rellenar molestos informes al respecto y luego entregármelos para que yo los revise, de el visto bueno y luego se entreguen al ministerio. La mayoría lo hace tan mal que básicamente estoy haciendo mis informes y los del resto porque son una panda de idiotas ineptos. Bueno, seguramente es un poco culpa mía, voy a empezar a devolver todos los informes que estén mal y a forzarlos a corregirlos, verán como de repente se reduce el número de informes que llegan mal hechos. Nadie quiere hacer trabajo extra tontamente y menos cuando esa clase de trabajo no está dentro de los honorarios y no lo pagan lo hagamos las veces que lo hagamos.

Este trabajo también requiere que me esté moviendo mucho pero eso me gusta, pasé demasiados años viviendo en la aldea de los vencedores junto a Debbie y sinceramente, echaba de menos poder moverme con libertad. A nadie le importa lo que descubrí sobre el gobierno porque el gobierno ya no existe, así que puedo hacer con mi vida lo que me de la real gana e incluso fingir que esos años jamás pasaron. Obviamente sería más fácil si Debbie no fuera ahora la que está encerrada en casa. A veces siento que esto es una especie de ojo por ojo que se ha tomado el destino. Las cosas son iguales pero al mismo tiempo diferentes. Era yo quien se quedaba viendo la tele en la casa, quien comía aparte del amo de la casa y quien dormía en el suelo. Aunque las razones son diferentes, siguen siendo las mismas situaciones. De todas maneras le pongo la vida fácil porque ella me la ponía a mi. Cumplía mis caprichos (los entendiera o no), me compraba camas muy mulliditas y las doble mullía en casa con almohadas, así que también hago lo mismo por ella, aunque tenga que dormir en el suelo.

Como nunca le ha hecho mucha gracia salir de casa no tengo por que preocuparme sobre como tratarla fuera y he contratado a otra persona para que se encargue de la compra y que por ahora no sabe de la existencia de Debbie quien siempre se ha escondido en silencio en la habitación mientras el susodicho deja las cosas y se marcha. Eso lo hacemos únicamente para no tener que justificar porqué pago a un squib para que me haga la compra cuando tengo un esclavo que podría hacérmelo gratis.

Hoy es viernes y los fines de semana generalmente los dejo libres para buscar pistas acerca de mi familia, a quien no encuentro todavía. Sin embargo esa mañana Riorden me ha mandado un mensaje pidiéndome un favor y no he podido negarme. Demonios, es un crío pero es el maldito ministro, soy un mono que sabe en que palo trepar así que acepto gustoso. Quedamos en el diez, cosa que me vendrá bien de todas maneras para mi propia búsqueda y le espero en la sucursal del ministerio que de todas maneras es el lugar donde tendrá que llegar si va a venir en traslador. Hay varias personas haciendo cola para papeleo así que antes de que alguna de las viejas tenga un arranque de los suyos y crea que me estoy colando, me quedo en la puerta haciendo tiempo sentando en las escaleras.
Anonymous
Riorden M. Weynart
Desde que supe que entre aquellos sospechosos con quienes se encontró la patrulla de aurores donde iba Raphael VonStrauffenberg no iba Aaron, he estado centrándome aún más en la búsqueda. Sabía que aquellos aurores no se habrían encontrado con mi hermano, pero quería creer que sí, que quizá cuando le enseñara la foto me diría que él era uno de aquel grupo que huía o se escondía para salvar la vida. Pero no lo fue. Sé que si no quiere ser encontrado es bastante probable que no lo consiga; primero porque es metamorfomago también, y segundo, porque sabe perfectamente cómo mantenerse alejado. Aun así, tengo que intentarlo día tras día porque odio la mirada de Keiran cuando me pregunta al llegar a casa si le he encontrado, y más aún la de Ethan y Lena cuando paso por su casa y el pequeño me bombardea a preguntas. Más de una vez me gustaría mandarlo todo a tomar por saco, dejar de intentar encontrarle porque es un maldito idiota que se lo ha buscado, pero luego cambio de opinión al recordar esas miradas.

Y así es como prácticamente paso los días de Distrito en Distrito, entrevistando gente que dice haber visto a alguien con pintas sospechosas. Aunque Elle sigue insistiendo en que me afeite porque la barba no me hace más joven, sigo sin hacerlo porque mantengo la esperanza de que dejen de mirarme de la manera en que lo hacen cuando ven que la persona que va a entrevistarle y que se supone que es uno de los Ministros, es más joven que ellos. No puedo evitar enervarme cada vez que recuerdo el encuentro que tuve hace unos días con otro auror que podría ser mi padre por la diferencia de edad. Se tiró la hora entera que duró la entrevista mirándome como reprochándome algo por ser un mocoso a su lado. No sé cómo habrá llegado él hasta ahí, pero sí sé qué he hecho yo. Solamente porque tengo dos dedos de frente y educación me callé y no le dije que si tenía algo que decirme, me lo dijera de una vez.

Hoy he quedado con Owen, uno de los jefes de escuadrón, en el Distrito 10 para preguntarle a él porque sé que normalmente viaja por los Distritos también y, quién sabe si últimamente ha visto u oído algo que me sirva de utilidad. Me debato entre utilizar la aparición o un traslador, pero al final acabo utilizando eso último como método de viaje simplemente porque es más cómodo al no tener que sentir esa sensación de opresión que provoca la aparición; a veces puede resultar agobiante por muy acostumbrado que uno esté. Al poco rato aparezco en la sucursal del Ministerio del Distrito 10 y me encamino hacia la entrada, donde Owen está esperando sentado en las escaleras. — Buenos días — saludo. En un principio me he sentido tentado a saludarle simplemente con un «hey», pero he recordado a tiempo que si quiero que me tomen en serio teniendo la edad que tengo, no me quedará más remedio que dar una imagen un tanto seria, así que el saludar de esa manera no está dentro de las cosas que tengo permitidas hacer.

Camino delante de Owen mientras nos dirijo por los pasillos del edificio hasta llegar a un despacho que hay libre para ocasiones como esta en las que alguien necesita hacer algo como entrevistas y encuentros, entre otras cosas. Una vez dentro, le hago un gesto al carroñero para que se siente en una de las sillas mientras que me siento yo en la de detrás del escritorio, frente a él. — Me gustaría hacerte unas preguntas para ver si te has encontrado con una persona — digo para explicar el porqué de la cita de hoy. Conozco un poco su historia porque a fin de cuentas está bajo mi cargo y he leído el historial de todos los carroñeros, en especial de los jefes de escuadrón, así que supongo que entendería que le dijera que a quien busco es mi hermano, pero prefiero no decírselo. En realidad esto también es trabajo porque debo también encontrar a los prófugos, y por mucho que no me guste, Aaron es uno de ellos. Es lo que tengo que hacer.
Riorden M. Weynart
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Invitado
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El "buenos días" me devuelve a la realidad mientras mis pensamientos vagan injustamente por cualquier parte con la espera. Respondo el saludo con la misma formalidad por completo instinto, ni siquiera pienso en el tono que debería utilizar teniendo en cuenta que es el ministro o en lo poco en serio que debería tomármelo porque es menor. De todas maneras nunca ha sido mi especialidad la de juzgar a la gente por su apariencia teniendo en cuenta que me aproveché precisamente de eso para sobrevivir ya tres años. Algunas cosas las hecho de menos, como por ejemplo, no tener que trabajar para conseguir dinero.

Le sigo por los pasillo con las manos dentro del bolsillo, tomando asiento cuando me lo ofrece y luego cruzando las piernas por la altura de las rodillas. - ¿Una persona? - Todas mis alertas se disparan de inmediato. ¿Esto es porque estoy buscando a mi familia? no sé nada de ellos y la verdad he pensado todos los posibles descenlaces que hayan podido tener: muertos, huyendo, a favor, en contra. Definitivamente si lo volvemos todo porcentajes, es bastante probable que hayan tenido un mal final; pero aún me queda un 25% al que pienso aferrarme aunque sea fuego puro. Sin embargo, en el momento en el que me pregunta por una persona en concreta me imagino que algún rumor sobre mi y mis investigaciones le ha llegado, cosa que no es buena para mi empleo y mucho menos si quiero encontrarlos alguna vez.

Me limito a aclarar la garganta y a hacer un gesto con mi mano instándolo a seguir. - ¿De la lista de los más buscados? porque a esos no se les ve el pelo hace meses. Lo he comprobado el otro día en los archivos.
Anonymous
Riorden M. Weynart
Asiento a su pregunta mientras pienso en la mejor manera de llevar a cabo todo esto. En realidad creo que nunca encontraré a Aaron porque él también es un metamorfomago, así que no es fácil descubrir quién es cuando probablemente estará cambiando de forma cada vez que le dé la gana. Tener a Ethan y a Lena en casa me ha dejado más tranquilo, pero no por eso voy a dejar de intentar encontrarle; es lo menos que puedo hacer. De todas maneras, al menos ahora el pequeño tiene a alguien con quien entretenerse, y Keiran también. Aun así, tampoco es que pase demasiado por casa porque estoy todo el día ocupado entre el trabajo y algunas cosas del colegio. Llevo varios días intentando recolocar todo lo de mi agenda para poder tener un día libre e ir a buscar un nuevo esclavo, tal y como le dije a Fitzgerald, pero por el momento aún no he conseguido tal día. Espero no tardar mucho más porque la casa está un tanto descuidada desde que vivimos ahí tantos. Creo que Lilianne no da más de sí, por mucho que en realidad lo esté intentando. Nunca lo reconoceré, pero trata de hacer su trabajo lo mejor posible.

— No, no está entre los más buscados — respondo. — O al menos no lo estaba la última vez que miré — añado al momento. Lo cierto es que hace ya varios días que no lo miro, y quién sabe si aparece ahora ahí... En fin, espero que no, la verdad, porque bastantes problemas tengo ya. — Escapó hace unas semanas, y hasta entonces había estado viviendo en el Capitolio. — Empiezo a rebuscar en los bolsillos de mi chaqueta hasta dar con la cartera. Una vez la encuentro, saco la foto familiar, la misma que le enseñé a aquel auror cuando tuve este mismo encuentro con él. Ni siquiera entiendo cómo han podido llegar a cambiar tanto las cosas este último mes, así que suelo evitar no mirar nunca la foto. Pero aun así, mi vista se dirige automáticamente hacia esta, y me muerdo el labio al vernos a todos ahí. Bueno, mentira, todos no porque falta Alec. — Es este hombre. El problema es que es un metamorfomago, así que es probable que ahora no vaya con esa apariencia — digo, un tanto molesto, mientras señalo a Aaron en la fotografía.
Riorden M. Weynart
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Invitado
Invitado
Que la conversación se dirija a otra parte, una que no me incluye, me hace suspirar de alivio. Frunzo el entrecejo cuando me da detalles de quien se escapó y acabo sacudiendo la cabeza. - ¿Por qué escapó? - Por el tono que ha utilizado deduzco que era un mago o al menos un humano con muy buena posición social (para que le ande preocupando a un ministro). Y ahí es cuando no entiendo en qué diablos piensa la gente para largarse a arriesgar su vida por una simple sensación irreal de lo que es la libertad. Siempre comparo todas esas situaciones con la que vivo día a día con Debbie en casa. Es decir, yo soy un buen amo, cuido de ella porque le debo 3 años de vida; algo que no puedo decir el resto. He visto a algunos en muy mal estado pero nunca en el capitolio, generalmente en los distritos pobres donde tener un esclavo no es algo habitual sino un lujo que pocos pueden darse y por ende hacen alardes de fuerza innecesarios, lastimando a sus esclavos a posta. Esa es una actitud que rara vez veo en sitios como el capitolio o el distrito trece, done los esclavos se han convertido en simples elfos domésticos sin magia.

Extiendo mi mano y me inclino hacia adelante para tomar la fotografía, ojeando y entendiendo por fin el motivo de que tenga tanto interés en él. Le busca porque es importante para él. Porque son familia. No es muy diferente de lo que estoy haciendo yo aunque al menos él, tiene una fotografía. Es quizá esa empatía la que me hace entender su situación y como debe sentirse. - Buscar metamorfomagos es toda una odisea. Por no decir que es prácticamente imposible - Es casi tan problemático como un animago, aunque cuando saben en qué animal te conviertes pocas cosas te pueden proteger de ser capturado. - De todas formas, casi todos los metamorfomagos tienen aspectos de los que no se deshacen. Es como... su sello personal. Una forma de evitar que al cambiar olviden quienes son - Mi hermana siempre conservó el color de sus ojos incluso cuando cambiaba de aspecto por accidente. Era ese aspecto en particular que le recordaba quien era, tomara la apariencia de quien tomara. - ¿Se te ocurre que puede ser? -
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Riorden M. Weynart
Su pregunta me descoloca un poco porque lo cierto es que no sé ni siquiera qué responder. Con él he utilizado el mismo método que utilicé con Raphael, así que no me había parado a pensar más cosas que quizá podrían acabar saliendo en la conversación. Me muerdo el labio, un tanto nervioso porque odio reconocer lo que mi hermano hizo, pues sigue pareciéndome demasiado rastrero aunque en realidad tuviera sus razones lógicas. — En un pasado hizo cosas que no nos beneficiaron, cuando aún éramos rebeldes — acabo diciendo. Ahora mismo se había mantenido al margen y ya no jugaba a dos bandas porque todos estábamos bien, por eso no quita lo que estuvo haciendo durante más de cuatro años. Es solo que... por muchas razones que tuviera, no sé cómo no pensó en que tenía un hijo y que el que acabaría sufriendo por todo psicológicamente sería él. Entiendo que en Lena no pensara porque pensábamos que estaba muerta y todo eso empezó por ella, pero en Ethan sí que debería haberlo hecho, más aún cuando él creció si una figura paterna.

Asiento cuando dice que es prácticamente imposible, aunque siempre he pensado que intentaré seguir buscándole, me cueste lo que me cueste. Casi abro la boca cuando dice lo de la especie de sello personal, porque con todo este lío ni siquiera lo recordaba, y no puedo evitar sentirme tentado a golpearme por estúpido cuando yo mismo soy un metamorfomago y casi siempre me dejo el cabello del mismo color porque es lo que más tengo en común con Alec. Los ojos no porque él los tenía más oscuros mientras que mi tono es algo más claro. En el caso de Aaron, si la memoria no me falla, también suele estar relacionado con el pelo. — Suele tener un mechón de cabello de diferente color, cerca del flequillo, aunque a veces cuesta de encontrarlo. — Es moreno, pero si te paras a mirar con atención, se encuentra un pequeño mechón rubio. Ha sido así desde que era un mocoso. — Normalmente es rubio, pero no siempre es así — añado segundos después y vuelvo a agachar la mirada hacia la fotografía.
Riorden M. Weynart
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Invitado
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Suelto un suspiro cuando me cuenta el motivo de que él haya tenido que huir. No hago más preguntas porque fue bastante escueto así que asumo que no quiere hablar de ello. Aún así entiendo su situación más de lo que él cree; yo he tenido que hacer cosas horrendas para seguir con vida, como vivir con una chica que no conozco de nada incluso a riesgo de que me pillaran y la mataran por ser cómplice de un crimen que no tenía ni idea de estar cometiendo. Me relamo los labios y extiendo mis manos hacia la mesa, dejando la fotografía allí y luego tomando uno de los papeles tras murmurar un "permiso" por mera educación, un boli para escribir y empiezo a anotar lo que va diciendo. Un mechón de pelo no va a ser de mucha ayuda pero ya hemos descartado a las millones de personas en éste país cuyo pelo es totalmente normal. - Eso puede ayudar, aunque ese rasgo se ha vuelto muy popular entre los jóvenes. Sin ser metamorfomagos, ya sabes, les da por rebeles y de repente se pintan un mechón de violeta, o rojo. O verde. - El último color lo añado con más reticencia que el resto. ¿Verde? ¿En serio?

Aún así yo no puedo decir mucho al respecto porque aunque fui joven, no lo fui del todo. Crecí demasiado de prisa, sin padres, siendo padre demasiado pronto y teniendo que adaptarme a ello. Con todas esas cosas, no tienes tiempo ni para respirar, ni para hacerte el rebelde, ni para ir a pintarte un mechón de pelo. - ¿Algún lugar? Quizá haya ido a buscar a alguien. Un amigo, su familia. Aunque si le estás buscando supongo que descartamos la familia. - Aún así antes de descartar nada, me espero a que me lo confirme.
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Riorden M. Weynart
No puedo evitar hacer una mueca de desagrado nada más escuchar su comentario sobre lo que se hacen ahora los jóvenes en el pelo. ¿De verdad? No sé qué narices tienen la cabeza para hacerse esas cosas... Rubio aún, pero esos colores tan... extravagantes. Quizá es que los pobres desearían ser metamorfomagos, porque sino no le encuentro sentido, siendo sincero. No obstante, soy de la opinión de que deberían centrarse en su vida en vez de ir haciendo el ridículo con esos peinados y colores tan dañinos para la vista. Parece mentira que algunos empiecen a ir como la moda que durante años ha caracterizado al Capitolio. Frunzo levemente el ceño con su pregunta, porque si supiera algo sobre dónde podría estar, ya habría ido yo ahí directamente. Sin embargo, no digo nada al respecto porque sé que lo único que Owen está haciendo es intentar ayudarme. — No. Todo lo que le importa lo ha dejado en el Capitolio y en el Distrito 13 — respondo, y agacho la mirada para recoger la fotografía de la mesa y volverla a guardar junto con la cartera. Una vez lo he guardado todo, vuelvo a alzar la mirada para mirar a mi compañero de profesión.

— Es mi hermano. — Las palabras que había estado intentando evitar decir, al final salen de mi boca. No quería que pensara que una vez le encontrara, le dejaría ir así como así cuando las cosas no son de esa manera... Simplemente quiero saber dónde narices está, si está vivo para dejar a toda la familia tranquila, especialmente a su mujer y a su hijo. — Bueno, técnicamente es mi medio hermano pero... Es una larga historia — corrijo cuando me doy cuenta del pequeño error que he cometido. En realidad siempre lo vi como a un hermano, a él y a todos los demás, cuando creía que simplemente éramos primos. Pasamos demasiado tiempo viviendo juntos en Europa, y demasiado tiempo jugueteando con la metamorfomagia, aprendiendo como utilizar ese don.
Riorden M. Weynart
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The ones we hail are the worst of all // Riorden IqWaPzg
Invitado
Invitado
Cuando dice que todo lo que dejó y que le importa está en dos distritos, inmediatamente los descarto como lugares donde puede estar. Inmediatamente meto mis manos en la chaqueta para sacar una libreta y anotar por orden todos los distritos, tachando esos dos nada más acabar. También pienso en lo fácil que le resultaría moverse adoptando la cara de otra persona, pero eso es peligroso en sitios de mucha economía, así que también saco de la listas los distritos tres y seis, que con todo el cambio de poder se han disparado muchísimo. - Bueno, diez distritos para empezar no están tan mal. - Ironizo un poco. Es demasiado espacio para buscar a alguien que puede cambiar su aspecto a voluntad. Por algún motivo ni siquiera le pregunto si esto vamos a hacerlo nosotros dos o viene alguien más, porque asumo que tanta privacidad indica que quiere que la menor gente posible se entere de todo esto.

Suelto un suspiro mirando la lista como si de repente las letras me fueran a decir donde está ese chico y luego levanto la cabeza de nuevo hacia el ministro cuando intenta explicarme la relación que tienen entre ellos dos. Hago un gesto con mi mano, eso carece de importancia; se me da bastante bien hacer trabajos sin preguntar porqué tengo que hacerlos. - Yo estuve huyendo muchos años. Y si estuviera en su lugar... - Que desgraciadamente lo estuve - Elegiría distritos muy pobres. Empezaría buscando por el cinco y el once quizá. - Que quedó muy afectado por toda la guerra y la invasión. - Y las zonas ya abandonadas. El antiguo capitolio y la isla de los vencedores. Son lugares que a penas pisa nadie ahora. - pero también se me ocurre una nueva idea. - Y debería plantarse que tal vez, haya conseguido salir del país. Vosotros ni siquiera sois de aquí ¿no? todos sois de ese sitio... - Del que siempre oí hablar pero nunca vi por mi mismo. Europa.
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Riorden M. Weynart
Buscar personas nunca ha sido lo mío porque jamás he tenido que hacer nada de eso. Ni siquiera ayudé a mi familia cuando buscaron a Lena porque estaba demasiado ocupado con otros temas políticos, aunque tenía edad suficiente para recorrer el terreno, para echarles una mano. Siempre he sido solitario, incluso cuando tengo que estar con mi familia. En realidad con la única persona con la que he llegado a romper mi manera de ser fue Alec, ni siquiera con el propio Aaron, aunque pasé demasiado tiempo a su lado de pequeño. Suelto un suspiro al escuchar que en realidad todo podría reducirse a diez Distritos; una cantidad demasiado grande teniendo en cuenta cómo es NeoPanem. Me revuelvo el pelo; un gesto que adquirí hace demasiado años y que hago de manera inconsciente cuando más nervioso estoy. Manías que como no me molestan, no me paro a cambiar.

Frunzo levemente el ceño mientras presto atención a cada una de sus palabras, y entonces es como si una bombilla se encendiera. Es probable que esté en el 11. Sí, es más que probable. Aaron nació en el 11; Lena también... y en fin, fue donde empezaron a salir, y donde él le pidió matrimonio. Sin embargo, empiezo a tener dudas al escuchar lo de Europa, porque en realidad ahí también es probable que esté porque fue donde más años pasó. Además, Ethan nació ahí... y a fin de cuentas es más seguro estar escondido ahí que no en NeoPanem.  — Si está en NeoPanem, estará en el 11. — No digo nada de por qué lo creo, porque bastante me ha costado ya decirle qué clase de relación tengo con Aaron.  — Pero también es probable que esté en Europa. Cualquier de los dos lugares tiene demasiadas papeletas. — Ahora hay menos sitios donde buscar porque he descartado nueve Distritos, sí, pero Europa también es considerablemente grande. No obstante, conozco ese territorio mejor que NeoPanem y que el 11 porque yo crecí ahí.
Riorden M. Weynart
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Invitado
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Hago una seña en el once para destacarlo del resto aunque el resto de ellos me siguen pareciendo tan posibles como ese en concreto. Luego hago lo mismo con Europa. En Europa vamos a tener bastante problemas para buscarle, ni siquiera está dentro del territorio donde tenemos jurisdicción; menos desde que con la caída de los Black se perdió el único territorio de Neopanem allí. La prisión. - ¿Puedes hablar con alguien de allí? Quizá puedan ayudarte a buscarlo - No me ofrezco yo porque no conozco ese sitio, jamás he salido de éste país y serviré mejor si me quedo, especialmente si tengo que moverme por el once que es precisamente donde me escondí cuando empezaron a ponerle precio a mi cabeza. - Y si puedes. Aquí tengo algo. - Extiendo esta vez la foto de mis hermanas y el pequeño bebé que ahora no debe ser un bebe. - Son mi familia. Desaparecieron antes de todo el asunto de los Black y también les estoy buscando. Europa es una opción de donde pueden estar, era el único lugar en el que pudieron esconderse tanto tiempo siendo tantas personas. - Suponiendo que sigan con vidas todas.

Muevo mi mano para que se quede la fotografía porque de todas formas es una copia, así que no va a hacerme falta para nada. - Quiero la misma discreción sobre ese asunto de la que esperas de mi parte. Me encargaré de buscarlo en el once, lo conozco bastante bien desde la perspectiva de un fugitivo y quizá tenga suerte. En cualquier cosa, te avisaré de cualquier cosa. - Sean buenas o malas noticias.
Anonymous
Riorden M. Weynart
Intento pensar en alguien que optara por quedarse en Europa, pero lo cierto es que no conozco a nadie que siga allí. Las únicas personas que conocía de ese ese sitio, ya están en NeoPanem. Excepto el inútil de mi hermano mayor. Así que niego con la cabeza a modo de respuesta a su pregunta. No obstante, intentaré investigar como pueda por el continente. Ahora es cuando me arrepiento de no haberle puesto un localizador en un zapato, tal y como hizo Alec cuando empezó a sospechar de Aaron, para ver qué narices está haciendo y, sobre todo, dónde está. Ver cómo saca una fotografía me descoloca, porque no imaginaba que estuviera buscando a su familia, y al momento siento que tenga que estar pasando por toda esta mierda. Porque no hay nada más horrible y doloroso que buscar a alguien que te importa y no encontrar nada al respecto. Recojo la fotografía cuando me la ofrece, y la guardo en mi cartera también, para no extraviarla. Tengo demasiadas cosas de valor sentimental ahí guardadas como para acabar perdiéndola, así que es el lugar más seguro.

Ambos nos levantamos de nuestro respectivos asientos y le estrecho la mano de manera formal. — Tranquilo, tienes mi palabra de que nada de esto saldrá de aquí — respondo antes de dirigirme hacia la puerta para que ambos salgamos del edificio. — Nos mantendremos en contacto, y haré lo posible por ayudarte. — Esas son las últimas palabras que le dirijo antes de aparecerme de vuelta en el Distrito 13, en casa, y pensar en las conclusiones que acabo de sacar. Tengo que encontrar alguna manera para ponerme en contacto con alguien que viva en Europa, o alguien que se arriesgue a ir hasta allí.
Riorden M. Weynart
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