OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Estoy a punto de perder la cabeza. Jolene está viva. Está viva porque yo la sentí, está viva porque yo la toqué, está viva porque yo respire su aroma hace menos de un mes. Pero no puedo decírselo a nadie porque la pondría en peligro. Tengo que morderme la lengua, tengo que guardar esas cosas en mi interior, pero últimamente tengo tanto en esa caja que no se debe tocar, que creo que voy a acabar por explotar. Ni siquiera sé cuándo me pillan por banda para ir a hacer la compra en el mercado ambulante que se instala los domingos en la plaza del edificio de justicia, sólo sé que cuando noto que estoy en la calle, es porque tropiezo y casi me voy al suelo. Es Gerardo el que alcanza a agarrarme del brazo, mirándome un poco trastornado porque no entiende porqué he tropezado. - No estás mirando por donde vas Andy. ¿Estás bien? - La voz de Alex atrae mi atención. Así que asiento ligeramente y sigo mi camino, esta vez prestando atención.
Cuando llegamos a la plaza nos separamos, cada uno de nosotros hacia las zonas donde venden los artículos de sus respectivas listas. Yo voy hacia la fruta y la verdura, limones, tomate, lechuga, cosas que no sé ni pronunciar y que no recuerdo haber comido en mi vida. Observo sostengo la lista como si fuera a escaparse en cualquier momento, como si al igual que todas las personas que ahora no están, se fuera a difuminar del todo. Jolene atraca mis pensamientos otra vez. ¿En qué diablos estaba pensando? Me va a hacer perder la cabeza, más de lo que ya la tengo perdida. Viene a despedirse. Se va. Se muere. Pasa un año haciéndome creer que la había perdido para siempre. Ya la perdí para siempre una vez y eso casi acaba con ambos. Después del dolor que supuso verla morirse entre mis manos la arena en la que ganamos, creía que no podía haber nada en el mundo que fuera peor que eso; peor que su voz cantando una nana que antes era sólo de ella y que en ese momento era de los dos, de su voz apagándose lentamente, de su corazón dejando de latir y de su cuerpo inerte entre mis brazos los tres segundos que pasaron antes de que mi corazón se parara también.
Choco contra una pared, al otro lado de la plaza, lejos de los puestos de compra y perdido por un momento. No me he detenido, y en consecuencia, mis manos han ido apretando el papel cada vez más hasta que ha terminado rasgado del todo. Suelto una queja y un suspiro, la voz de mi hermana me llama. - ¿Andy? - Sacudo la cabeza. - ¿Por qué me hace esto? - La jolene de mis recuerdos también me observa, aunque en silencio. Me fuerzo a mirarla. Ni siquiera se parecen. Son tan diferentes. Se sienten tan diferentes. - ¿Por qué me haces esto? - Ella no tiene una respuesta para nada, porque ella no es real.
Me siento impotente y molesto al mismo tiempo. Entierro mis uñas en la palma de la mano y termino gritando frustrado. - Eres tan injusta. ¡Maldita sea! - Ni siquiera encuentro palabras para meterme con ella, para odiarla todo lo que la odio en este momento; porque de todas maneras una parte de mi estaba muerto del alivio cuando la descubrí. Aunque jugara con mi mente. Aunque me hiciera creer que nunca estuvo ahí. Pateo un cubo de basura presa de la rabia, y el ruido parece atraer a alguien porque escucho unos pasos aproximándose hacia mi. Creo que son aurores, y como me siento tan patético ahora mismo, ni siquiera me giro para descubrir que los pasos no son de ellos, sino de Derian. Una cara conocida. La segunda de mucho tiempo. - Tengo que comprar fruta. Sólo... sólo me pasé - Me excuso, porque no me quiero meter en problemas, porque no quiero que me acaben reventando la cabeza. Me llevo las manos a la sien, cubriendo mis oídos también. No quiero escucharles gritarme por ser inútil, por pasarme, por dar problemas. No quiero escucharles hablar. No quiero volver a escuchar a hablar a nadie más. - Sólo me pasé. Sé como se vuelve. Sólo... sólo un minuto. - Y aunque sea extraño, es la mano de la Alex de mi cabeza, acariciando mi espalda, la que me mantiene dentro de los límites de la cordura, la que evita que caiga al otro lado de un abismo que Jolene, la real, ha vuelto a abrir de par en par.
Cuando llegamos a la plaza nos separamos, cada uno de nosotros hacia las zonas donde venden los artículos de sus respectivas listas. Yo voy hacia la fruta y la verdura, limones, tomate, lechuga, cosas que no sé ni pronunciar y que no recuerdo haber comido en mi vida. Observo sostengo la lista como si fuera a escaparse en cualquier momento, como si al igual que todas las personas que ahora no están, se fuera a difuminar del todo. Jolene atraca mis pensamientos otra vez. ¿En qué diablos estaba pensando? Me va a hacer perder la cabeza, más de lo que ya la tengo perdida. Viene a despedirse. Se va. Se muere. Pasa un año haciéndome creer que la había perdido para siempre. Ya la perdí para siempre una vez y eso casi acaba con ambos. Después del dolor que supuso verla morirse entre mis manos la arena en la que ganamos, creía que no podía haber nada en el mundo que fuera peor que eso; peor que su voz cantando una nana que antes era sólo de ella y que en ese momento era de los dos, de su voz apagándose lentamente, de su corazón dejando de latir y de su cuerpo inerte entre mis brazos los tres segundos que pasaron antes de que mi corazón se parara también.
Choco contra una pared, al otro lado de la plaza, lejos de los puestos de compra y perdido por un momento. No me he detenido, y en consecuencia, mis manos han ido apretando el papel cada vez más hasta que ha terminado rasgado del todo. Suelto una queja y un suspiro, la voz de mi hermana me llama. - ¿Andy? - Sacudo la cabeza. - ¿Por qué me hace esto? - La jolene de mis recuerdos también me observa, aunque en silencio. Me fuerzo a mirarla. Ni siquiera se parecen. Son tan diferentes. Se sienten tan diferentes. - ¿Por qué me haces esto? - Ella no tiene una respuesta para nada, porque ella no es real.
Me siento impotente y molesto al mismo tiempo. Entierro mis uñas en la palma de la mano y termino gritando frustrado. - Eres tan injusta. ¡Maldita sea! - Ni siquiera encuentro palabras para meterme con ella, para odiarla todo lo que la odio en este momento; porque de todas maneras una parte de mi estaba muerto del alivio cuando la descubrí. Aunque jugara con mi mente. Aunque me hiciera creer que nunca estuvo ahí. Pateo un cubo de basura presa de la rabia, y el ruido parece atraer a alguien porque escucho unos pasos aproximándose hacia mi. Creo que son aurores, y como me siento tan patético ahora mismo, ni siquiera me giro para descubrir que los pasos no son de ellos, sino de Derian. Una cara conocida. La segunda de mucho tiempo. - Tengo que comprar fruta. Sólo... sólo me pasé - Me excuso, porque no me quiero meter en problemas, porque no quiero que me acaben reventando la cabeza. Me llevo las manos a la sien, cubriendo mis oídos también. No quiero escucharles gritarme por ser inútil, por pasarme, por dar problemas. No quiero escucharles hablar. No quiero volver a escuchar a hablar a nadie más. - Sólo me pasé. Sé como se vuelve. Sólo... sólo un minuto. - Y aunque sea extraño, es la mano de la Alex de mi cabeza, acariciando mi espalda, la que me mantiene dentro de los límites de la cordura, la que evita que caiga al otro lado de un abismo que Jolene, la real, ha vuelto a abrir de par en par.
Me miro la mano y todavía siento el tacto del pecho de la chica. Ruedo los ojos, poniéndome la mano en la cara sin creer lo que había hecho. Joder que tendría unos catorce o quince años. Bufo y me tranquilizo mientras doy vueltas por el distrito seis a la espera de que la escoba de Abbey estuviera lista, mirando hacia todos lados y esquivando magos para que no se chocaran conmigo. Sinceramente no tenía muchas ganas que me echaran bronca y que cuando se diesen cuenta de que soy humano, me acusaran de hacerles algo y llamaran a los aurores. Algunos magos eran demasiado irritables o estaban amargados. La cura para eso era aventura, descanso o un buen polvo, Exactamente eso.
Me meto las manos en los bolsillos y camino hasta dar con la zona comercial. Quizá compre algo para la cena ya que estaba ahí, pero un ruido cerca me alerta y giro el rostro para quedarme congelado ahí donde todo el mundo pasa y me empuja. Era Andy. No lo había vuelto a ver desde la isla, desde que creí que le habían dado un tiro y que después no era nada. Me recuperé de la sorpresa y de la alegría y no escuché lo que me dijo, tan solo caminé más deprisa y lo abracé. Lo abracé con fuerza. Había sido mi familia. Todos los vencedores habían sido mi familia y todos éramos como una grande y ver el primero sin contar los que habían ido a parar conmigo en el capitolio era como alegría, alivio y todas esas tonterías de los sentimientos.- Me alegro de verte, tío.- sonreí y luego solté una risa cargada de pura alegría.
Me meto las manos en los bolsillos y camino hasta dar con la zona comercial. Quizá compre algo para la cena ya que estaba ahí, pero un ruido cerca me alerta y giro el rostro para quedarme congelado ahí donde todo el mundo pasa y me empuja. Era Andy. No lo había vuelto a ver desde la isla, desde que creí que le habían dado un tiro y que después no era nada. Me recuperé de la sorpresa y de la alegría y no escuché lo que me dijo, tan solo caminé más deprisa y lo abracé. Lo abracé con fuerza. Había sido mi familia. Todos los vencedores habían sido mi familia y todos éramos como una grande y ver el primero sin contar los que habían ido a parar conmigo en el capitolio era como alegría, alivio y todas esas tonterías de los sentimientos.- Me alegro de verte, tío.- sonreí y luego solté una risa cargada de pura alegría.
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Repito varias veces la misma frase pidiendo un segundo, sé que me van a matar pero eso no me importa. Yo soy un humano, ahora no pueden darme una mierda. O eso creía yo. Cuando los brazos de Derian me rodean me tenso de inmediato. Abro los ojos y observo a mi hermana delante de mi sonriendo cálidamente. Estaba seguro de que eran sus brazos intentando que me recuperara de aquel shock en el que estaba pero si no son los suyos ¿De quien eson?. ¿Derian? - Reconozco su voz antes de verle la cara. Diablos. Diablos. - ¡Derian! - Otra persona que también creía muerta.
No es hasta que se separa que puedo verle esa sonrisa estampada en la cara y... la misma ropa que llevo yo. - Y yo a ti - Aunque mi voz expresa todo lo contrario. No puedo alegrarme de que le hayan esclavizado aunque tampoco entristecerme porque no le hayan matado. A veces me cuesta pensar en cómo se supone que debería sentirme y eso se refleja en la confusión de mi voz. - Creía que... ibas a... - La última vez que vi algún vencedor estaban todos siendo atacados en la isla. Vi morir a muchos delante de mis narices. Al final se me escapa una risa cargada de nerviosismo. Ya lo he decidido, sí que puedo alegrarme de que esté vivo, aunque no sea libre. - ¿Donde estabas? Yo vivo aquí ahora, hemos venido a hacer la compra. ¿Sabes algo del resto? - En realidad hay pocas personas que me importan de esa isla. Katie. Jeremy. Y mi hija, pero de mi hija no puede saber nada porque ella estaba con Sebastian.
No es hasta que se separa que puedo verle esa sonrisa estampada en la cara y... la misma ropa que llevo yo. - Y yo a ti - Aunque mi voz expresa todo lo contrario. No puedo alegrarme de que le hayan esclavizado aunque tampoco entristecerme porque no le hayan matado. A veces me cuesta pensar en cómo se supone que debería sentirme y eso se refleja en la confusión de mi voz. - Creía que... ibas a... - La última vez que vi algún vencedor estaban todos siendo atacados en la isla. Vi morir a muchos delante de mis narices. Al final se me escapa una risa cargada de nerviosismo. Ya lo he decidido, sí que puedo alegrarme de que esté vivo, aunque no sea libre. - ¿Donde estabas? Yo vivo aquí ahora, hemos venido a hacer la compra. ¿Sabes algo del resto? - En realidad hay pocas personas que me importan de esa isla. Katie. Jeremy. Y mi hija, pero de mi hija no puede saber nada porque ella estaba con Sebastian.
Asentí contento y me metí las manos en los bolsillos, observándolo para que ver si se encontraba bien, percatándome de su ropa y de la señal de su muñeca. Humano como yo y por consiguiente, esclavo. No quería hablar del tema, no me parecía apropiado que la primera vez que nos veíamos y le soltaba que también él había sido esclavizado, como una gran parte de los vencedores. - ¿A matarte? ¿Apresarte? - Negué y me rasqué la marca de mi muñeca. - Somos iguales -. Sonreí un poco para no seguir con el tabú de nuestras historias y me balanceé un poco sin saber como reaccionar al encuentro. Habían pasado meses desde que no lo veía y ya no sabía como comportarme con cualquier vencedor que me encontraba.
- Paré al capitolio y me compraron allí también, así que estoy allí viviendo -. Tuve suerte de que me comprara ella, pero yo esta vida no la quería y no veía el momento de salir de aquí. - ¿Tú sigues... en el mercado? - Yo que no quería hablar de esto y al final lo estábamos haciendo. - Fuera de allí solo me he encontrado contigo. En el mercado del capitolio me encontré a Chrysta y Sidney -. Me quedé un rato callado -. De los demás no se nada -. Sabía que él buscaba información de Kath y Jeremy. Habían estado muy unidos y no saber que les había deparado el futuro era casi como una tortura. Fui mirando las frutas y pedí unas cuantas de cada clase y volví a mirar a Andy. - ¿Tú estás bien? - Tenía mala cara.
- Paré al capitolio y me compraron allí también, así que estoy allí viviendo -. Tuve suerte de que me comprara ella, pero yo esta vida no la quería y no veía el momento de salir de aquí. - ¿Tú sigues... en el mercado? - Yo que no quería hablar de esto y al final lo estábamos haciendo. - Fuera de allí solo me he encontrado contigo. En el mercado del capitolio me encontré a Chrysta y Sidney -. Me quedé un rato callado -. De los demás no se nada -. Sabía que él buscaba información de Kath y Jeremy. Habían estado muy unidos y no saber que les había deparado el futuro era casi como una tortura. Fui mirando las frutas y pedí unas cuantas de cada clase y volví a mirar a Andy. - ¿Tú estás bien? - Tenía mala cara.
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No sé que farfullar ante su pregunta que evidentemente es retórica. No sé que pensé sinceramente, tenia la cabeza embotada y los sentidos aún peor pero me alegro muchísimo de que mi encuentro con él se convierta en ninguna de esas dos cosas. - No. Si. No. - Respondo a medias en boca y a medias en mi cabeza. - Me enviaron al seis, creía que iba a ver a mi abuela aquí pero no sé donde está. Luego me compró el alcalde. - Y entonces apareció Jolene a arrasar con toda mi vida como siempre. - Me devolvió hace una semana. Creo. Se me da fatal controlar el tiempo - No es que haya tenido un don antes para eso aunque nunca tuvo que ver con ser esquizofrénico.
Intento recordar si yo he visto a alguien pero solo los cabellos rubios de cierta chica se me vienen a la mente. - Sí. Pero no la conozco. Era la del once. La que no salía de casa - Eso no reduce mucho la búsqueda porque muchos de nosotros no salíamos de casa, yo el primero. Solo salía para casa de Katie y para ver a Delilah. Delilah.
Mis manos se van a los brazos de Derian mientras mi cara se vuelve automáticamente una angustia. Aprieto mis dedos en su piel sin ser consciente de que le lastimo y empiezo a balbucear cosas que al principio no suenan a nada, pero luego se transforman en murmullos inteligibles y luego en palabras. - ¿Sabes algo de mi hija? De Katie. De Jer. - Demonios. Hay tantas personas por las que quiero preguntar. Sé que estaba con Vennet y Sebastian pero no sé si han conseguido salvarla de este caos. De todas formas ¿a quien van a vender un bebé? nadie va a quererla... y se me pasa por la cabeza que solo por eso la hayan dejado en paz, pero también la idea de que como no sirve para nada simplemente le vuelen la cabeza. - Estoy vivo. Es más de lo que pueden decir muchos
Intento recordar si yo he visto a alguien pero solo los cabellos rubios de cierta chica se me vienen a la mente. - Sí. Pero no la conozco. Era la del once. La que no salía de casa - Eso no reduce mucho la búsqueda porque muchos de nosotros no salíamos de casa, yo el primero. Solo salía para casa de Katie y para ver a Delilah. Delilah.
Mis manos se van a los brazos de Derian mientras mi cara se vuelve automáticamente una angustia. Aprieto mis dedos en su piel sin ser consciente de que le lastimo y empiezo a balbucear cosas que al principio no suenan a nada, pero luego se transforman en murmullos inteligibles y luego en palabras. - ¿Sabes algo de mi hija? De Katie. De Jer. - Demonios. Hay tantas personas por las que quiero preguntar. Sé que estaba con Vennet y Sebastian pero no sé si han conseguido salvarla de este caos. De todas formas ¿a quien van a vender un bebé? nadie va a quererla... y se me pasa por la cabeza que solo por eso la hayan dejado en paz, pero también la idea de que como no sirve para nada simplemente le vuelen la cabeza. - Estoy vivo. Es más de lo que pueden decir muchos
No veía el motivo por el cual podrían devolver a Anderson. Siempre fue un chico bueno, un poco despistado, si, quizás más de la cuenta... pero era tierno, muy tierno y lo sigue siendo. El perfecto peluche para las chicas. Yo en cambio si podía dar problemas. Era indisciplinado, borde y sarcástico. Rehabilitado ahora, pero en cualquier momento te podía saltar con algo. Él no era así y sonreí por ello.- Ese alcalde se ha perdido mucho.- cogí la bolsa, pagué y lo guié hacia un escalón para seguir hablando ahí, sentados.- ¿Miller?- la recordaba, era esa chica del perro, solitaria. Todos éramos solitarios a decir verdad y suspiré, ahora me tocaba a mi preguntar por Ben y Ari. Eowyn me había dado pistas y quería saber si eran ciertas o averiguar más, pero Andy me coge por los brazos sintiendo casi la misma angustia que se reflejaba en su mirada porque él buscaba a personas exactamente como yo.
Dejo que apriete y que se descargue en mi, sin importarme el dolor. Últimamente me gustaba, me hacía sentir vivo y me transportaba a una realidad paralela que solo se concentraba en ella. Eso era un caos.- Tranquilo, Andy, tranquilo.- le cojo los brazos también y se los acaricio para tranquilizarlo y me apeno por no saber que contestarle, porque no se nada de ellos. Bajo la mirada y niego.- No los he visto, Andy. Lo siento.- me siento inútil por no aportarle información, por no servir para nada solo para beber, follar y fumar. Trago saliva y levanto la mirada.- Estamos vivos, si.- intento sonreír un poco y me atrevo yo también a preguntarle algo.- ¿Has visto a Ari o a Ben?- ahora era mi voz la que sonaba ansiosa.
Dejo que apriete y que se descargue en mi, sin importarme el dolor. Últimamente me gustaba, me hacía sentir vivo y me transportaba a una realidad paralela que solo se concentraba en ella. Eso era un caos.- Tranquilo, Andy, tranquilo.- le cojo los brazos también y se los acaricio para tranquilizarlo y me apeno por no saber que contestarle, porque no se nada de ellos. Bajo la mirada y niego.- No los he visto, Andy. Lo siento.- me siento inútil por no aportarle información, por no servir para nada solo para beber, follar y fumar. Trago saliva y levanto la mirada.- Estamos vivos, si.- intento sonreír un poco y me atrevo yo también a preguntarle algo.- ¿Has visto a Ari o a Ben?- ahora era mi voz la que sonaba ansiosa.
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Sonrío un poco cohibido cuando dice que el alcalde ha perdido mucho, pero yo no creo que sea así. Si no fuera por culpa de Jolene... mierda, Jolene. Suelto un suspiro que oculta gran parte de la amargura que me provoca el hecho de que la persona en quien más confío en todo el mundo se haya atrevido a jugar con mi cordura. - La he visto. - Murmuro muy bajo temblando ligeramente. ¿Y si me oyen? ¿Y si la meto en un lío? - A Jolene. - Mis labios apenas delinean su nombre pero me acerco un poco él para que me escuche, porque es algo que no puedo repetir dos veces, no por su bien; no por el nuestro. - No está muerta - Es la primera vez que digo esas palabras en voz alta y no me doy cuenta de la alegría que eso debería suponer, aunque jugara con mi cordura. Jolene sigue viva.
Suelto una risa ligeramente nerviosa que pretende ser de alegría pero también es ligeramente de consternación. Estoy preparado para recibir todas las buenas noticias del mundo, pero no la de que no haya visto a Jeremy y Kathleen. ¿Cuanto tardarán en aparecer en mi cabeza? - No. Tampoco los he visto. Aunque eso es bueno ¿no? - Mi abuela siempre decía que las malas noticias eran las primeras que oías y de ninguno de ellos, ni de los suyos ni de los míos, hay noticias. Puede que no los hayan encontrado. - Espera. - Me levanto del suelo con las manos delante de él, como si quisiera retenerlo. Me voy a un lado, luego a otro, luego miro bajo las cajas, luego dentro de los contenedores; luego las paredes, luego doy vueltas sobre mi mismo. No hay periódicos por ningún lado. - A Ben lo he visto. En. En. En alguna parte - Pero no consigo recordar donde. - En algo que puedo tocar. - ¡Pero no recuerdo donde! - ¡La prensa! La que tiran en el suelo del mercado para que no se ensucie tanto. - La voz sale de mi hermana casi emocionada mientras trueno mis dedos señalándola. - Es verdad. En una foto.
Suelto una risa ligeramente nerviosa que pretende ser de alegría pero también es ligeramente de consternación. Estoy preparado para recibir todas las buenas noticias del mundo, pero no la de que no haya visto a Jeremy y Kathleen. ¿Cuanto tardarán en aparecer en mi cabeza? - No. Tampoco los he visto. Aunque eso es bueno ¿no? - Mi abuela siempre decía que las malas noticias eran las primeras que oías y de ninguno de ellos, ni de los suyos ni de los míos, hay noticias. Puede que no los hayan encontrado. - Espera. - Me levanto del suelo con las manos delante de él, como si quisiera retenerlo. Me voy a un lado, luego a otro, luego miro bajo las cajas, luego dentro de los contenedores; luego las paredes, luego doy vueltas sobre mi mismo. No hay periódicos por ningún lado. - A Ben lo he visto. En. En. En alguna parte - Pero no consigo recordar donde. - En algo que puedo tocar. - ¡Pero no recuerdo donde! - ¡La prensa! La que tiran en el suelo del mercado para que no se ensucie tanto. - La voz sale de mi hermana casi emocionada mientras trueno mis dedos señalándola. - Es verdad. En una foto.
Lo tranquilizo de nuevo e intento que deje esa ansiedad que se apoderaba de él por momentos, frunciendo el ceño cuando menciona a Jolene. Miro varias veces por si nos vigilan y su cercanía para el más morboso podría significar otra cosa, pero en esos momentos me importaba bien poco lo que podían decir de ambos vencedores. Éramos vencedores y eso no lo iba a cambiar nadie.- ¿Quieres decir que escapó?- una chispa de nervios recorre mi estómago, entre alegría y miedo. Alegría porque seguía viva y miedo porque es una humana escapando de la justicia.- ¿Hace mucho que la viste?- pero me obligo a callar porque dos aurores se acerca y me separo de Andy cuando él mismo hace igual para enseñarme algo.
Eran los periódicos, cosa que hojeo habitualmente, pero habían dejado de comprarse que la foto que me muestra Andy la pillo de sorpresa. ¿Ben era uno de los criminales más buscados? Miro atónito la foto y mi expresión cambia a pesar. Un semblante de pesar que me hace cerrar los ojos. Estaban vivos. Ben y Ari estaban vivos. Se me escapa una sonrisa de los labios y dejo el periódico a un lado y los abro de nuevo.- Si tengo noticias de ellos.- refiriéndome a Jer y Kath.- te lo haré saber, compañero. Gracias.- le sonreí de nuevo.- Tengo que irme.- era hora de recoger la escoba.- Llevo un día movidito y hace poco le he tocado una teta a una cría sin esperarmelo.- cambio el rostro a la desesperación y la verguenza y lo miro.- Espero que nos volvamos a ver.-y le di otro abrazo.
Eran los periódicos, cosa que hojeo habitualmente, pero habían dejado de comprarse que la foto que me muestra Andy la pillo de sorpresa. ¿Ben era uno de los criminales más buscados? Miro atónito la foto y mi expresión cambia a pesar. Un semblante de pesar que me hace cerrar los ojos. Estaban vivos. Ben y Ari estaban vivos. Se me escapa una sonrisa de los labios y dejo el periódico a un lado y los abro de nuevo.- Si tengo noticias de ellos.- refiriéndome a Jer y Kath.- te lo haré saber, compañero. Gracias.- le sonreí de nuevo.- Tengo que irme.- era hora de recoger la escoba.- Llevo un día movidito y hace poco le he tocado una teta a una cría sin esperarmelo.- cambio el rostro a la desesperación y la verguenza y lo miro.- Espero que nos volvamos a ver.-y le di otro abrazo.
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Asiento con todo el ahínco que puedo sin notar que está intentando que me calme. Obviamente estamos llamando la atención y eso no es bueno para ninguno de los dos. - No. Si. No lo sé. No lo recuerdo. - Todo lo que tiene que ver con Jolene siempre es difuso, ella viene y se va, como las olas del mar, a veces por más tiempo, a veces por menos, pero a la larga, regresa. ¿Cuándo la vi por última vez? Ella fue la razón de que me tiraran en el mercado nuevamente. - Seis semanas. - Es demasiado tiempo. ¿Ha pasado tanto ya? Me cubro los oídos como si así pudiera hacer del tiempo un poco menos.
Choco contra su pecho cuando me abraza y murmuro cosas que ni siquiera estoy seguro de entender. Probablemente esté intentando darme ánimos, repitiendo las palabras que Alex dice para mi en mi cabeza y que intentan consolarme. Aún así funcionan mejor las de Derian. No importa que no tenga ni idea de donde están Kath o Jer, con que me prometa que si sabe algo me lo dirá, me basta. Le abrazo de vuelta y murmuro gracias varias veces, como si una no fuera bastante e intento sonreír al final. - Ahora el mundo es pequeño. Al menos para nosotros. - Y me refiero a los mercados. Rara vez trasladan a alguien de un mercado a otro, pero eso no significa que no pase.
Él se marcha primero para no levantar sospechas y yo me quedo en el callejón a solas un rato, con Alex haciéndose las mismas preguntas que yo, cuestionando lo segura o insegura que está de que realmente podamos volver a vernos incluso con el reducido mundo en el que vivimos ahora. Finalmente, me marcho yo también. Me echaron de menos solo los esclavos, así que eso me ahorra problemas.
Choco contra su pecho cuando me abraza y murmuro cosas que ni siquiera estoy seguro de entender. Probablemente esté intentando darme ánimos, repitiendo las palabras que Alex dice para mi en mi cabeza y que intentan consolarme. Aún así funcionan mejor las de Derian. No importa que no tenga ni idea de donde están Kath o Jer, con que me prometa que si sabe algo me lo dirá, me basta. Le abrazo de vuelta y murmuro gracias varias veces, como si una no fuera bastante e intento sonreír al final. - Ahora el mundo es pequeño. Al menos para nosotros. - Y me refiero a los mercados. Rara vez trasladan a alguien de un mercado a otro, pero eso no significa que no pase.
Él se marcha primero para no levantar sospechas y yo me quedo en el callejón a solas un rato, con Alex haciéndose las mismas preguntas que yo, cuestionando lo segura o insegura que está de que realmente podamos volver a vernos incluso con el reducido mundo en el que vivimos ahora. Finalmente, me marcho yo también. Me echaron de menos solo los esclavos, así que eso me ahorra problemas.
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