The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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The Last Chance • Unión Matrimonial de Dexter y Stephanie
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The Mighty Fall
Ambientación
Recuerdo del primer mensaje :


Fue cuestión de días que la prensa se enterara de la boda programada para los Metzger Black. Se habló de ella hasta la saciedad en todos los programas de cotilleos e incluso se hizo una entrevista que todo el mundo tuvo la oportunidad de ver hace menos de un par de días.

Aquellos ciudadanos más entregados siguieron cada detalle de la preparación desde el primer momento, saben que vestido llevará la novia, que traje se pondrá el novio, que decoraciones habrá, incluso el tipo de flores que habrá sobre las mesas porque de eso es de lo que se habla los últimos tres meses. Fue una noticia que tomó desprevenida a las personas de la economía media, pero algo con lo que aquellos que nacieron y se criaron en las capitales, conocen de primera mano.

Pese a que es una boda que se ha anunciado a todo el país, no todo el mundo está invitado. Algunos se llevaron una gran decepción cuando sus invitaciones fueron perdidas por el personal de correo; al menos esa es una excusa menos vergonzosa que la de admitir que una de las familias más poderosas del país, ni siquiera los consideran dignos de ellos. La celebración está dividida en dos partes. Mientras en el interior, donde se preparará la recepción, está trabajando el personal de servicio para ultimar los detalles, en el jardín exterior de la casa gubernamental todo está dispuesto para que los invitados que van llegando tomen asiento. Una alfombra marca sobre el césped un camino con flores pálidas flores rosas sobre éste, y partiendo los asientos a la mitad donde los acompañantes de la novia toman la derecha y los del novio la izquierda.

En el altar, esperan los padrinos y las damas de honor, con sus trajes a juego perfectamente acomodados por el servicio de la casa Black y la mismísima Riley. Algunas copas de vino van de un lado a otro sobre bandejas para entretener a los invitados que más temprano han llegado, e intentando mitigar las miradas hacia el equipo de agentes de la paz sobre la terraza, que custodian desde todos los ángulos la celebración, armados hasta los dientes. El juez encargado de la ceremonia, lleva un traje blanco por completo que grita a los cuatro vientos su dudosa sexualidad.

En poco más de media hora, todos están acomodados en sus asientos, el novio en el altar y un completo silencio que solo es roto por la música del piano que da la entrada a la novia.



* Por el momento, solo las personas que tienen permiso para entrar deben hacerlo. Si crees por algún motivo que deberías tener permiso pero nadie te avisó, MP al canto!.
* Se recomiendan post ligeros y dinámicos.
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The Last Chance • Unión Matrimonial de Dexter y Stephanie - Página 3 NmYcQr3
Invitado
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La vista de mi hermano me dice que no está de humor para broma pero ¿Cuándo lo ha estado? Además, nunca he sido verdaderamente fan de su humor tan extraño, demasiado responsable y buen padre.. lo que yo debería de ser pero mi problema es que el trabajo me importa demasiado y aquí el que tiene mejor salario de los dos soy yo incluso porque llevo más tiempo trabajando d¡que él. Supongo que para mi mujer es más que suficiente con tener la tarjeta de crédito con dinero suficiente para sus lujos, al igual que mis hijos.

Miro hacia otro lado donde él no se encuentra y suelto un suspiro -Deberías dejar de meterle ideas tontas a Andrew sobre que el malo soy yo ¿O ya no te acuerdas de que todos fuimos quienes echamos de la casa a nuestra querida hermanita por enredarse con un rebelde de quinta?- chasqué la lengua y le miré de nuevo -Si quieres que Andrew siga vivo será mejor que lo alejes de todo esto, esta pisando suelo muy delgado y en cualquier momento va a caery tu lo harás con el- sonaba como toda una amenaza ¿Y cómo no? de eso se trataba, ninguno de ellos debía conocer realmente lo que pasó, ese precisamente no era el momento.

Todos aplaudieron y esa fue nuestra señal de movilizarnos hacia la zona de mesas, sin pensar mucho en Christopher de todas formas seguí a su lado, los discursos pasaron y todas lloraban como si se tratara de su propia boda, todo este teatro me daba asco, pero a fin de cuentas era mi trabajo y debía hacerlo porque me gustaba, uno de los avox se acercó a nosotros y nos tendió unas copas, estaba por negarla pero tanta felicidad me daba sed, tome la copa y cuando todos bebieron yo lo hice -Venga Christopher, eso sólo una- le tendí la copa y no la solté hasta que la agarrara -¿Pero qué mierda?- dije mientras  me llevaba una mano a la frente, los ojos me fallaban y es que todo estaba tan borroso que apenas tenía ganas de abrirlos de nuevo -¿Qué mierda me acabas de dar, infeliz?- tome al avox por los hombros y lo sacudí con bastante furia, después me giré a ver a mi hermano, me recargué sobre una de las paredes y resbalé siendo poco hábil para mantenerme en dos piernas -Chris- llamé a mi hermano -Lo siento ¿Me oíste? ¡Lo siento! ¡Todo este rollo es mi culpa y de nadie más- tosí varias veces antes de que mi respiración comenzara a disminuir, a la par de mi pulso, sentí que el aire me faltaba y eso era la peor tortura, me desabroché el cuello del uniforme para poder respirar pero fue un intento en vano, caíal suelo y ahí terminó todo.
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Invitado
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La fiesta es un continuo movimiento de personas y yo, atorado como estoy ahora mismo pues estoy contra la espalda y la pared - nunca mejor dicho pues tras terminar la ceremonia la chica parece haber accedido a pasar una noche digna de recordar y ahora mismo se encuentra en un combate de vida o muerte con mis labios -, trato de pasar desapercibido para todas las miradas hasta que finalmente me aburro y creo que ya va siendo hora de al menos acercarse al salón donde está todo el mundo empezando a beber como condenados y almas en pena que no tienen nada mejor que hacer.

Entre medio de la multitud soy capaz de dar con la figura tan familiar de mi hermano que se me hace extraña y medio torcida a medida que voy avanzando hacia su posición. De no ser porque madre me hizo prometer que iría a verlo aunque tan sólo fuera por varios segundos ni tan siquiera me molestaría en acercarme para saber que está, como siempre, ocupado con esos juguetitos que los agentes de la paz usan tanto y preocupado porque a saber cuando la seguridad de todo este sitio se va a venir abajo ante cualquier circunstancia. Dejo un beso en la chica y le doy una palmada en la espalda, como despachándola de un servicio que nunca se vió interesada en hacer, y le guiño un ojo para desaparecer entre el bullicio, no sin antes tomar una copa de champagne y brindar al unísono con todo el mundo más bien por hacer el paripé y que no me llamen la atención que por otra cosa, y poder acercarme finalmente hacia la figura de mi hermano que casi puedo decir se materializa delante mía antes de escuchar las mil y una palabras que está intercambiando con todos los presentes en este lugar - Tan ocupado como siempre, ¿no? - ruedo los ojos, en un claro gesto de burla e indiferencia que se camufla con un poco de desvergonzonería y termina en un simple cruce de miradas. Veo más interesante la gente que grita en el otro lado que los que estamos por esta zona.

Espera.

¿Por qué grita la gente? Sin previo aviso muchos empiezan a caer al suelo y yo me alarmo porque no he escuchado ni disparos ni nada por el estilo, ¿entonces por qué empiezan a sentirse cansados? - ¿Esto es una brom...? - me atraganto a mitad de frase al sentir como una quemazón recorre toda mi garganta y soy consciente de lo que estoy pasando en el preciso momento en el que suelto la copa de mi mano. Veneno, las copas tenía veneno. Ahogo una exclamación de sorpresa muy impropia de mi y siento la sangre avanzar por todo mi esófago, recorriendo toda mi garganta hasta sentirla justo en mi propia boca. No soy capaz de abrir ni tan siquiera los labios, pero poco a poco se van despegando al sentir la presión de la sangre contra las paredes internas de mi boca y termina por estallar en un charco carmesí que se incrusta en el suelo y que seguramente sea el dilema de muchos de los avox presentes porque, ¿cómo lo van a limpiar? - Ma...Matthew - alzo una mano en pos de encontrar el cuerpo de mi hermano para sujetarme pero no llego a tiempo y caigo rendido en mi propia sangre, sintiendo como la misma se pega contra mi mejilla y el ardor es tan intenso que ya apenas soy capaz de gesticular - Lo siento - balbuceo apenas siendo consciente de lo que me está por llegar. Antes de cerrar los ojos por última vez siento los gritos de una chica que reconozco muy bien y milisegundos después, el cuerpo de la misma con la que he estado hace apenas unos minutos yace a mi lado, completamente inerte, sin ningún atisbo de vida. Y es que los Winterthrop parece que vayamos cayendo como moscas.

Larga vida a... ¿a quién?
Anonymous
Invitado
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Que aparezca mi hermano quizás no es de las mayores alegrías que podrían estar pasando ahora mismo, pero tengo que conformarme con ello y ni tan siquiera le dirijo la palabra cuando se acerca. En primer momento porque no es como que yo de veras le odiara por algo en concreto, no soy capaz de ello. Es más bien molestia de haberse callado tantas cosas y de haber dejado el destino de los Coarleone en cierto hilo que está a punto de romperse si no ponemos una solución clara a todo esto antes de que las cosas vayan a mayor. Lo miro de arriba a abajo al acercarse y apenas le hago un gesto de saludo, fingiendo estar metido en mi papel y aferrándome a los látigos como si con ese gesto entendiera que no estoy de buenas y que el cansancio acumulado, unido a la situación de estrés por la que estamos pasando, van a hacer que estalle de un momento a otro. Me hace fruncir el ceño apenas lo tengo delante y empieza a hablar sobre Andrew, ¿me está jodiendo o es que tenía todo esto preparado de antes de encontrarme en este lugar? - La diferencia, querido hermano, es que tú te guardaste cosas en tu propio beneficio y ocultaste a todos algunos aspectos que no servían para lo que verdaderamente debería de haber servido: proteger a Andrew - sabe perfectamente que Andrew es como un hijo para mi, que de todos los que quedamos en este sitio, cuando obligamos a nuestra hermana a irse, y que lo trató activamente y lo ayudó aconsejando en todas sus dudas desde entonces no fui más que yo, ¿entonces por qué todo es así?

Chasqueo la lengua a la par que él hace lo mismo y escucho atento por el intercomunicador para saber que todo sigue en su sitio. Apenas hay gente pasando ya por este lugar porque todos están dentro disfrutando del recibimiento tan oportuno y lujoso que de seguro les tienen preparado a todos - Andrew no va a caer porque yo le tengo más que sujeto, a diferencia de ti James no me guardo cosas para mi propio beneficio, lo que sabe de mi lo sabe porque se lo he contado yo y no porque se lo hayan dicho terceras personas - ruedo los ojos, aún recordando que en casa sigue todavía aquel chico idéntico a Andrew, Reynald, y que obviamente parece estar dispuesto a destruir por completo al resto de la familia Coarleone dentro del Capitolio. Apenas me doy cuenta de que los discursos ya han sido, de que la gente parece estar muy emocionada y casi a punto de llorar, y de repente las copas de champagne vuelan por todos lados y cada cual consigue una. Escucho por el pinganillo que quizás no sea la mejor de las opciones beber algo en pleno servicio, ¿pero desde cuando a mi eso me ha importado? Esbozo una sonrisa tratando de olvidarme de todos los problemas pues en el fondo quiero a James y sería impensable acabar un turno sabiendo que las cosas están peor de cuando empezaron - Sólo una - apago el pinganillo para dejar de escuchar las burlas de los más novatos hacia Duane, que ya ha dejado claro que no es algo que le guste en lo más mínimo, y doy un trago a la copa justo a la par que alguien comienza a gritar que no bebamos.

Me quedo en el sitio mirando a todos lados, completamente inmóvil como si algo de lo que no me he enterado a tiempo me esté pasando, y luego escucho a James y se me vuelve el mundo encima. ¿Qué hay peor que ver morir a las personas? Ver morir a tu propio hermano. El pequeño tiempo entre su trago y el mío han conseguido que sea capaz de ver como mi hermano, completamente desquiciado e incluso al borde del grito, cae lentamente contra la pared entre medio de palabras a las que no le presto atención porque no soy consciente de lo que está pasando - No te mueras - comento por lo bajo, sintiendo poco a poco como el champagne envenenado recorre toda mi garganta hasta el punto de que creo que va a salirse en cualquier momento por todo mi cuerpo al estar abriendo pequeños orificios por todo mi organismo - No es culpa de nadie... pasó porq... porque tuvo que pasar - digo, centrando toda mi atención en aferrar la mano de mi hermano, inerte, y sintiendo como mi cuerpo va fallando hasta el punto de que se me escapa la mano del mismo y empiezo a caer lentamente. A mi alrededor todos los civiles parecen estar completamente estupefactos al ver caer incluso al propio organismo de seguridad. Y cuando ya parece que todo va a acabar, en mi mente resuenan las voces de mis hijas, tanto las estridentes y dulces vocecillas de las gemelas como la autoritaria y mandamás de Tania que se vuelve hacia mi cuando tengo los ojos cerrados "¿Hay dinero para salir?". Esbozo una sonrisa, porque la mejor forma de terminar todo esto es tal y como la empezamos.

Sonriendo.
Anonymous
Invitado
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Pongo los ojos en blanco cuando Isaac pregunta si yo también llorare -¿Es que acaso te parezco el tipo de chica que llora con una boda que no es la propia?- me cruzo de brazos y finjo estar molesta, lo cual termina casi al mismo momento que comienzo ya que no soy capaz de enfadarme con él y menos por una estupidez como esta, esperamos a que una enorme fila felicite a los novios y cuando llega nuestro turno lo hacemos, somos breves y algo secos pero ¿Qué más podíamos hacer? Ni siquiera somos amigos cercanos y para ser sincera jamás había cruzado palabra alguna con ninguno de los dos, tomo a Isaac del brazo y avanzamos hasta las mesas donde nos reunimos de nuevo con sus padres y los míos, Ezequiel es quien me dedica una sonrisa de complicidad ante la actitud de Isaac –Tu tranquilo, dale un par de días y seguro entenderá de que va la cosa con esta chica- digo señalando con la vista a su bella acompañante –Sólo relájate- le codeo como si se tratara de mi propio hermano y vuelvo mi atención a Isaac, sentándome a su lado y entrelazando nuestros dedos, sin importarme que mis padres estén en la misma mesa que nosotros, hace bastante que decidí pasar de la opinión de ellos, sobretodo de mi padre.

Los discursos paran nuestras pequeñas bromas en la mesa, escucho todos y cada uno y me avergüenzo de mi madre al ver que está llorando con eso –Sólo espero que no hagas eso en mi boda, mamá- bromee por lo bajo y lo único que hizo ella fue dedicarme una cara de mal humor, a lo cuál me reí suavemente –Por supuesto, sólo recuérdame decir no si se trata de la boda de un ministro, cuando no conozco a los novios como me gustaría me siento más incómoda que nada- dejo salir, susurrando a su oído inhalando el aroma de su piel, deseando que todos desaparezcan y sólo seamos él y yo, aún cuando pasemos el rato sin hablar, solo.. juntos.

Bebo de la copa cuando todo finaliza y la deposito con delicadeza sobre la mesa, un leve mareo me dice que las cosas no van bien, miro a mi madre y parece que ella pasa por lo mismo, mi padre le dice algo pero ella sólo tose -¿Mamá?- pregunto con la voz aterrada, entonces miro alrededor y noto que todos comienzan a toser y a ¿Morir?, el corazón me late con fuerza y giro mi vista a Isaac, luego a la bebida -¿Qué es esto?- pregunto con las lágrimas cayendo por mis mejillas -¿Isaac?- le llamo con dificultad sintiendo como me falta el aire debido a una fuerte tos, tos con sangre –Isaac, no quiero morir, no así- chillo como una niña de tres años. Me aferro a su mano con fuerza, sintiendo como ya no soy capaz de soportar el dolor que me invade por dentro –Te amo- susurro recargándome en su hombro antes de que mis sentidos desaparezcan por completo.

El último aliento escapa de mi boca, mi corazón se detiene y ya no hay nada más.
Anonymous
Invitado
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Suelto un tsk cuando se junta con mi hermano porque ahora resulta que soy yo el que no entiende de que va con esa chica. Hago una mueca, quizá algo infantil, porque siempre que refunfuña Ezequiel todos le dan la razón. Supuestamente yo no tengo la cara tan adorable como la suya aunque básicamente tenemos la misma. Me río cuando dice lo de llorar y hasta ahí me llega la indignación, mientras miro durante un instante su batalla de palabras con su madre. - Yo me niego a que haya desconocidos en nuestra boda - Durante un momento todos se quedan callados, como si hubiese dicho algo tabú o algo por el estilo. Después me doy cuenta de lo que pasa. Charlotte y yo estamos saliendo juntos, no prometidos. Chisto ligeramente. - Dramáticos. Tarde o temprano pasará. No hace falta que lo diga en voz alta ¿no? - En realidad esto solo debería ser incómodo si Lottie tuviera cara de querer decir que no, pero lo cierto es que ella ha hablado de bodas primero y eso me parece tan natural como respirar. Dos personas que se aman acaban así de todas maneras. Hasta las que no lo hacen también.

Sonrío cuando se acerca y me limito a asentir aunque no esté seguro de lo que está diciendo mientras disfruto de su cercanía mientras que por un momento solo somos ella y yo. Ese encanto se rompe cuando empiezan los discursos, así que sostengo una de sus manos como si pudiera retener, al menos un poco, y con la otra la copa. La alzo con todos los demás cuando bebemos, dejándola sobra la mesa. Es cuestión de segundos o minutos, no estoy seguro, de que toda la sala empiece a gritar. ¿veneno? ¿esto en serio? no, tiene que ser una broma, ¿por qué iban a envenenarnos?. - MAMÁ! - Mi voz suena a coro con la de Ezequiel que corre hacia ella más rápido que yo, y además está a menos distancia. Cuando voy a hacer lo mismo la mano de charlotte se cierra alrededor de la mía. Ese solo contacto, sin necesidad de oír sus palabras, me hace arme cuenta de la realidad. - No - Mi voz se quiebra. - No, tú no - La cojo en brazos cuando se precipita hacia el suelo y acabo cayendo con ella porque me fallan las piernas. Poco a poco la temperatura de mi cuerpo va subiendo y el malestar se extiende. Yo también bebí. Yo también voy a morir.

Escucho la voz de Ezequiel que empieza siendo un grito llamándo a mi madre, y después se va opacando, no sé si porque él también está muriendo o porque soy yo quien pierde la capacidad de oír. Decido que es lo primero, cosa que me rompe el alma, cuando la voz de Charlotte me llega, clara como el agua, aunque débil. - No vas a morir así. No vas a morir aquí. No puedes hacerlo. Tenemos que volver a casa. Tenemos que casarnos recuerdas. Tienes que llorar en tu boda. - La aprieto entre mis brazos con toda la fuerza que tengo, que no es demasiada, y me mezo de adelante hacia atrás con lágrimas en los ojos. - No te despidas. No me dejes Charlotte. Por favor. Ahora no. - Nunca entendí realmente lo que sentía mi hermano cada vez que nos separaban. Él depende emocionalmente de que yo esté cerca o lejos. Pero ahora lo entiendo a la perfección. Entiendo que cuando estoy cerca, a veces no estoy cerca del todo. A veces mi mente está a kilómetros en cosas que él no puede ver, y eso le hacía sentir solo y abandonado. Así de cruel fuí porque no sabía que solo estar junto a una persona fuera suficiente. Eso lo aprendí con Charlotte, y cuando ella muere entre mis brazos y yo sigo moviéndome como si mantenerme en marcha pudiera evitar que pasara lo que está pasando, ella está conmigo, pero al mismo tiempo ya no está.

Y me ahogo. Y no es por el veneno que consume cada parte de mi ser desde el interior y me causa un dolor que se mitiga con el que me provoca tener el cuerpo de la mujer que amo inerte entre mis brazos. Pego mi cabeza a la suya y la beso, la sacudo, la vuelvo a besar. La acaricio. La peino con dulzura. Nada funciona. Ella es la médico. Yo no sé como se trae a nadie a la vida, y menos ahora que también estoy perdiendo la mía. No estoy seguro de cuanto dura el dolor pero me parece toda una eternidad hasta que finalmente, su cuerpo cae al suelo porque mis brazos ya no la sostienen, y poco después, el mío también.
Anonymous
Invitado
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Cada gota del líquido del champagne me baja por la garganta y siento cierto regocijo. Cuando Stephanie regresó del distrito once, para nadie es desconocido que se perdió a sí misma, así que si ya no puede ser la chica brillante con más poder en sus manos del que nadie tendrá jamás, tiene que ser lo que todas las mujeres de la familia black, el puente hacia una generación más poderosa e influyente. Dexter es un buen partido, no solo tiene el poder para encargarse de un trabajo que Stephanie ya no puede realizar, sino que además es elegante, y merece cada uno de los beneficios que acaba de obtener por convertirse en un miembro de nuestra familia. El grito del Cazador me desconcierta, más cuando viene seguido de otro de más arriba que me suena ligeramente más familiar y solo por el hecho de que fue uno de los agentes que salvó a mi hija.

Mientras mi cabeza procesa las palabras veneno, veo a mi esposa caer. Intento sostenerla pero en cuanto voy a cerrar la mano alrededor de ella se me resbala. Mi mano no cierra. No funciona. Me ahogo. Me llevo las manos al cuello y toso violentamente para expulsar de mis pulmones aire. Es un gran error. El aire sale, pero no entra, así que dentro de la caja toráxica al final solo me quedan un par de bolsas vacías que están desesperadas por un aire que no les llega. Me levanto de mi sitio tirando la silla al suelo y buscando con la mano algo a lo que aferrarme, o eso creo, no sé, quizá agarrarme de algo me deje más tranquilo y me permita respirar. Mi corazón bombea más sangre de la normal por culpa del ataque de pánico y soy incapaz de escuchar las palabras de las personas de alrededor. Si quiera preocuparme por alguien que no sea yo.

Mis manos golpean a varias personas, no estoy seguro de a quienes pero no las distingo como importantes, también acaban tirando adornos mientras doy tumbos. Si agarrar algo no funciona, definitivamente caminar lo empeora. Caigo al suelo mientras la gente corre a la salida. Algunos médicos intentan hacer algo pero envenenados también, mueren ipso facto. ¿Por qué atienden a la gente que más cerca tienen? Deberían estar encargándose de que mi vida no se desperdicie. Aquí el importante soy yo. Quiero gritarlo pero no puedo, nada sale ni entra de mi garganta cuando caigo al suelo llevándome un mantél en el proceso y tirando todo lo de la mesa que revienta de forma estruendosa. El ruido me distrae de la realidad por un momento pero la realidad se vuelve a imponer con toda la brusquedad y desprecio de la cual está hecha. Al final, mi corazón se para como el de todos los demás mientras mis ojos miran a los pies del culpable que se desvanece hasta ser reemplazado por eterna oscuridad.
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Jamie D. Niniadis
Sabía que el perro de Stephanie podría llegar a ser un problema con su olfato super desarrollado, era por eso que mientras avanzaba con el servicio sirviendo copas a los invitados oculta tras un atuendo que es tan insignificante que ni siquiera prestaron atención, lo mantenía a él especialmente vigilado. Lo que no me esperaba, es que hubiese alguien más. Eso me molesta. No tuve en cuenta un desconocido cualquiera, metido dentro de los invitados casi con un rango similar al de los ministros y que evitó que su novia probara si quiera la bebida, además de que alertó al resto. Cuando Zachary reacciona estoy tan cerca de él que no me cuesta en absoluto tomar mi varita y lanzar contra él un hechizo que hace salir de la punta una cuerda que se ata al aire, y le mantiene colgando una planta por encima tras enrredársele en el cuello y tirar de él, sacandolo de la seguridad del balcón suspendiéndolo unos cuantos metros por encima del caos que se ha formado en la planta inferior. Si los gritos de ambos licántropos no alertaron previamente a los invitados, ésto lo hizo. Algunos empiezan a caer al suelo convulsionandose por los síntomas iniciales del veneno, y otros empiezan a toser con la esperanza de que eso sirva para sacar de su cuerpo algo que ya está corroyendo absolutamente cada parte de su interior, hasta dejarles sin nada. Salto por el balcón hacia la primera planta reduciendo la velocidad de mi caída en el último momento de forma que mis pies se posan elegantemente en el suelo, ligeros como una pluma y al mismo tiempo que mi aspecto desgarbado, peli negro y moreno, se cambia por una cara que les es más familiar. La mía.

Mi mirada se dirige primero a James quien yace amis pies agonizando, y no puedo evitar posar mis ojos sobre él con un gesto de victoria que me hace sentir poderosa por dentro, y después, atiendo al hombre que alertó del veneno. - Es curioso. Revisé a consciencia los manuscritos de los licántropos registrados y tú no estabas en esa lista. - Ni siquiera tengo que preocuparme porque alguno tenga fuerza suficiente para levantarse y pegarme un tiro, porque los efectos del veneno son rápidos, y los que no hay caído ya, caen poco a poco, arrastrandose hacia una dolorosa y asquerosa muerte que no pueden evitar ni siquiera vomitando el líquido que ahora recorre cada parte de su ser. - ¿Ilegal? ¿Un ministro bajo las ordenes de los Black, ilegalmente un licántropo?- Mi tono intenta ser una broma, pero no lo siento broma en absoluto, incluso cuando lo acompaño de un gesto que parece expresar un falso respeto hacia su capacidad de ocultar un hecho bastante fácil de reconocer a unas personas que le habrían cazado y matado por exitir. Un error tan garrafal como no saber de su existencia, podría haberme costado la vida de mucha gente, y ya perdimos suficientes magos, no podemos permitirnos más; excepto traidores, los traidores no tienen perdón. Por ellos, pasamos oprimidos más de 85 años. Pero eso, se acabó hoy. Con el mismo hechizo que utilizo para colgar a Zachary, cuelgo a Abraham a varios metros sobre el suelo, donde sus pies no pueden aferrarse a nada para intentar reducir la presión que amenaza con ahorcarlo. - Moriréis como mueren todos los magos, aunque no os lo merezcáis. - Otra floritura de mi varita basta para prenderles fuego a la ropa de ambos, lo cual aumenta el pánico general incluso de la gente que ya está retorciéndose en el suelo por el veneno.

La gente se vuelve loca en cuestión de segundos y los disparos de gente desesperada y armada vuelan por todas partes. Evito los balazos con un simple protego que hace caer las balas al suelo como si fueran simples cartuchos metálicos y redondos que ruedan por el suelo creando un ruido que se amortigua por los gritos de los demás. Mi mirada pasa por cada uno de los Black y mentiría si estuviera diciendo que no estoy disfrutando lo que pasa. Por un momento me siento bien por dentro, y mal al mismo tiempo. Muchas de estas personas son magos que podrían haber sido parte de los nuestros si hubieran sido valientes. Pero eligieron apoyar a las personas equivocadas, y ahora morirán por ello. De entre los Black que necesito muertos, diviso a Stephanie... no, al lugar donde debería estar esa zorra y donde yace únicamente su marido - ¡¿DÓNDE ESTÁ?! - Pierdo el control buscándola a consciencia por todas partes hasta que entre la gente que cae al suelo veo a un hombre marchándose con ella. Ataco pero no doy en el blanco porque él también lleva una varita en su poder y la usa para desviar mi hechizo en el último momento. Ella no puede irse. Ella también debe morir.

Corro hasta la ventana pero es demasiado tarde. Llego justo para ver como desparecen. Una oleada de frustración se apodera de mi cuando la puerta de la habitación se abre de golpe y por ella ingresan más peronas, parte del servicio y agentes de la paz probablemente confusos porque no entienden lo que pasa. Antes de que nadie tenga tiempo de averiguarlo, levanto mi varita contra ellos. - Vuestros líderes han caído esta noche y con ellos su gobierno. Rendíos ahora, o morid. - Una llamada de socorro se oye por el comunicador. Al parecer, la incursión a la arena no va nada bien. No tengo tiempo para esto. Solo tenían un trabajo.
Jamie D. Niniadis
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Invitado
Invitado
Hoy es el día con más seguridad en los alrededores, pues hoy se oficia la boda de Stephanie Black. Sin duda un evento que marca muchas vidas dentro de su familia y ministros y nos pone a todos los agentes a... Bueno, trabajar. Melanie no está aquí, porque si lo estuviera probablemente me convencería para espiar un poco por una de las amplias ventanas traseras. Claro que eso no es lo mío y aunque me lo pidiera no lo haría porque debemos estar al pendientes de cualquier movimiento en un evento como este que requiere toda la seguridad que se le pueda dar. Espero que no suceda ningún incidente como aquel al que me tuve que enfrentar al lado de Ivy, persiguiendo a magos infiltrados en el distrito cinco, tratando de mantener el orden en las fábricas y entre los ciudadanos que estuvieron presentes observando todo el show que nos montamos corriendo de un lado a otro entre calles y avenidas. Al menos no ha sucedido nada parecido aquí, y no creo que suceda. Digo, si algo tiene que pasar ya habríamos notado señales extrañas que confirmaran nuestras sospechas. En cambio, todo está relativamente tranquilo salvo en el salón donde se oficia tan importante ceremonia de la señorita Black. Bostezo ya entrada la noche, un poco cansada de mantener la vista fija en un sólo punto durante mucho tiempo. Me estiro sin soltar mi arma y volteo a ver al resto de mis compañeros agentes, que parecen igual de cansados o demasiado concentrados como para decir algo o voltear a verse entre sí. Suspiro regresando a mi postura anterior y fijando mi vista en el mismo punto oscuro que me indica que la noche va para largo y nada malo pasará...

Un grito a través de los comunicadores y teléfonos móviles nos pone a todos alertas esperando a las instrucciones precisas. Instrucciones que nunca llegan, pero que dejan en su lugar una mezcla de gritos con los que, aún siendo muy idiota, se da a entender el embrollo en el que se ha convertido la boda de los Black. Varios agentes entran sin dudarlo con las armas arriba y la vista de un lado a otro buscando señales de una falla o lo que sea que haya puesto todo de cabeza. Otros, como yo, preferimos primero revisar el perímetro y asegurarnos de que no haya ningún tipo de anomalía en el área para poder entrar.

Mi boca se abre de inmediato, a la par que con mis ojos, que buscan en el suelo alguna señal de vida. Escucho gritos, murmullos, y finalmente, silencio por parte de los invitados que se encuentran en el suelo muertos. Todo se rompe cuando empieza el tiroteo entre agentes y rebeldes, quienes defienden de inmediato con sus varitas. Yo sólo puedo seguir con la boca abierta viendo a través de mi casco. ¡¿PERO QUÉ RAYOS HA SUCEDIDO?! Se supone que había hasta lo último de seguridad, no pudieron burlarnos de esta manera. Me acerco corriendo al lugar donde yace la persona que, se supone, estaría casado hoy mismo con Stephanie Black, y le tomo el pulso, recibiendo como respuesta lo obvio. Está muerto. Me levanto y camino con grandes zancadas al espacio que ocupa el cuerpo del hermano de la anterior ministra, o más bien el cadáver, porque cuando le tomo el pulso a Orion Black me doy cuenta de que lo inevitable se convirtió en realidad y todos estamos dentro de una pesadilla que nunca imaginamos, nos tocaría vivir.

Las balas cesan, y los hechizos también, cuando la voz de la líder rebelde retumba de un lado a otro del salón. Estoy parada en sin hacer ningún movimiento, con cadáveres a mi alrededor y toda la gente que aunque hace unos minutos celebraba, ahora está muerta. En el centro hay dos... Personas colgadas. No loro distinguir sus rostros incinerados y sus cuerpos deshechos, pero el impacto que me da verlos es suficiente como para hacerme temblar. Todo mi cuerpo se mueve como si fuera gelatina, las palabras no me salen, y creo que podría desmayarme. No quiero voltear a ver a nadie, no quiero revisar más cuerpos sin vida, no quiero tener que enfrentarme a una lucha que ya hemos perdido, no quiero, ¡No quiero! Tengo miedo, miedo de acabar como estas personas, miedo de perder a las personas que quiero y considero amigos, miedo de todo. Pero me pregunto si tengo el suficiente miedo como para acabar con mis ideales y rendirme sin luchar, ante personas tan horribles como para masacrar a tanta gente de formas tan horribles. ¡Maldición no sé qué hacer!

La respuesta llega casi de inmediato. Observo a uno de mis compañeros agentes dar un paso adelante y soltar sus armas para después ponerse de rodillas y suplicar por su vida. Seguido de él vienen varios más que lo imitan, y otros que al igual que yo dudan entre lo que pueden o no hacer. Aunque es claro, sólo hay una alternativa para salvar nuestras vidas... A pesar de ella, tomo el riesgo de adelantarme sin soltar mi arma o hincarme y perder el orgullo ante personas como esas que matan de formas tan horribles. Tal vez no sean muy diferentes a nosotros, pero esto... Esto tocó fondo. - ¡¿En serio?! ¡¿Van a rendirse así sin más, sin luchar?! - Les grito a los agentes que ya han soltado sus armas para unirse a los rebeldes, agentes que una hora atrás juraban lealtad al Capitolio. - Tal vez han matado a toda la gente aquí, pero aún quedamos nosotros para defender los ideales que sostenían estas personas. - Digo con la voz temblorosa y sin llegar a comprenderse del todo. En momentos como estos en los que el miedo me inunda y se apodera de mí, ni yo sé qué digo, sólo sigo mi instinto. - Prefiero morir antes de formar a ser parte de un gobierno como este. - Entonces el temblor se acaba, mi voz no duda y mis ojos se mantienen firmes a través del casco. Tal vez si muera mueran mis ideales, pero prefiero que sea así a corromperlos sabiendo que me arrepentiré toda la vida. Estiro mi mano con el arma bien sujetada y apunto en dirección a la pelirroja. No disparo, pero mantengo el arma sujeta para que se de cuenta de que no me daré por vencida tan fácilmente.
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Hacía varias semanas que todo estaba organizado e incluso bajo control. Últimamente todo nos sale bien, así que no es de extrañar que siempre esté a la defensiva en cuanto a planes se refiere porque no veo que llegue el momento en el que nos devuelvan la jugada y todo lo que habíamos estado creando y consiguiendo se derrumbe como un castillo de naipes recién levantado. Confío en mi gente, confío en todos y cada uno de los presentes, pero en lo que no confío es en la actitud de Tine que últimamente se muestra más fría y distante que de costumbre. La varita parece haberla sacado de sus casillas y lo que es peor, el deseo y la sed de venganza, las ansias por conquistar finalmente un trono que siempre vimos nuestro, o mejor dicho suyo, se han vuelto en su contra y ahora sólo piensa en una cosa: matar. Matar a todos aquellos que nos hicieron la vida imposible durante tantas generaciones, atosigar y acabar ahorcando a todas y cada unas de las cabezas pensantes que conforman este gobierno arrogante y reiterado en unas directrices que nunca vimos correctas, procurar que todo el consejo de ministros no vuelva a ver un nuevo amanecer, y por sobre todas las cosas, hacernos con lo que nos pertenece que no es más ni nada menos que un mundo en el que compartamos nuestros ideales de manera coherente y sin dejar excluido a nadie que comparta otra manera de pensar, tan sólo dejarlos ser pero con la condición de... de no dar problemas.

Es por ello que el hechizo ilusorio que me convierte en un miembro del cátering tan caro que han contratado para el recibimiento de los "recién casados" hace que pase desapercibido a todo el mundo, y en nada somos conscientes de que todo parece ir según lo planeado, alguien grita en medio de la multitud de que las copas estaban envenenadas. Jaime contaba con ello, ¿pero con dos? De hecho ha sido un desconocido el primero en darse cuenta, ¿tan bien asegurados se encontraban? Me encargo precisamente de que todos tengan su copa y hayan bebido, si no toda, parte del contenido, y poco a poco veo como muchos de los presentes acaban en el suelo. ¿Me regodeo? En lo más mínimo aunque cierta parte de mi desea verlos a todos en el suelo, aunque sigue siendo coherente. Cuando todo es un caos ya no es necesario esforzarse en mantener el hechizo que me mantiene diferente a los demás y las caras de sorpresa de más de un agente de la paz se me viene encima al caer que, verdaderamente, no soy más que el líder de la resistencia rebelde, o lo que queda de él - Siento que esta vez mi entrada no haya sido con un espectáculo de luces y fuegos artificiales, no había presupuesto - les guiño un ojo a todos antes de ver como varios de ellos caen al suelo ahogándose en su propia saliva y sangre, y esquivo todo aquel que aún sigue consciente y es capaz de disparar con las pocas fuerzas que le queden.

Trato de buscar a Jaime con la mirada pero me es imposible localizarla. La mayor parte de los agentes que estaban aquí dentro yacen muertos en el suelo, por no decir todos, y poco a poco la sala se va llenando de más de la retaguardia, que, estupefactos ante lo que acaba de pasar, se quedan parados al ver como la sala de recibimiento es un completo campo de muertos - ¡Para! - ordeno a Jamie a la cual sigo sin ver en ningún lado - Están deponiendo las ar... - no continúo pues una llama ilumina la estancia y veo dos cuerpos colgados arder en llamas. Mis ojos se abren como platos al ver que la artífice de tal estropicio no es ni más ni menos que Tine, y al mirarla a los ojos se que se está volviendo loca - ¡Pero qué estás haciendo! - me acerco lo más rápido que puedo y apunto mi varita en dirección a los cuerpos que se retuercen entre las llamas - ¡Aqua Eructo! - el agua sale disparada y apaga los cuerpos, ya sin vida, de Donovan y un miembro de los agentes que no reconozco más porque fue el primero en gritar que las copas estaban envenenadas - ¿Te has vuelto loca? ¡A qué juegas! ¡Nosotros no somos así! Habían depuesto las armas, ¡no matamos a gente que no tiene intención de pelear! - estoy tan alterado que siento como la sangre me hierve más de lo habitual. La cojo por los hombros, apartándola de la ventana por la que ha desaparecido seguramente Stephanie - pues no se la ve por ningún lado - con miedo a que sea capaz de tirarse y en el proceso se haga daño - Cálmate, no somos así - todos me miran y yo los miro a todos. Nadie se atreve a atacar.

Nadie más va a morir, todos se han rendido, ¿por qué seguir con las muertes gratuitas? - ¿Quieres tomar aire y tranquilizarte? No nos sirven muerto si queremos tener una oportunidad de encontrarla, ¡además ya tienes lo que querías! ¡Lo que queríamos! ¿Qué te cuesta? - estoy tan cerca de ella que casi puedo sentir su respiración. Poso mis labios sobre los suyos porque se perfectamente que esto es capaz de tranquilizarla, ¿o no? Ya no se nada.
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Las órdenes son claras: debemos vigilar el perímetro en uno de los días más importantes desde la existencia de NeoPanem. La boda de Stephanie Black con Dexter Metzger me pilló desprevenido, sinceramente. Supongo que tiene su lógica, algún día tendría que casarse, ¿no? Aún recuerdo aquella época en la que la veía como algo... bueno, no sé ni cómo exactamente, pero sí que tenía claro que quería acercarme a ella, pasar tiempo con ella. Por aquel entonces creía que eso era algo parecido a un amor platónico como los que tienen algunas adolescentes con los mentores más jóvenes, pero ahora sé que no se asemejaba en nada a ello. Lo que tengo con Joey no es un amor platónico, es más que eso, así que ahora sí que sé perfectamente qué son todas esas cosas. En parte ahora soy lo que soy gracias a él, porque desde que estamos juntos siento que he cambiado demasiado, pero para bien. Y, sobre todo, me cuesta horrores dejar de pensar en él. Es por eso por lo que aun trabajando no dejo de pensar en él y en las ganas que tengo de llegar a casa para explicarle cómo han ido hoy las cosas, aunque probablemente él se esté enterando mejor viéndolo por la televisión. Estoy cien por cien seguro de que debe estar pegado al televisor para ver cómo va todo.

Las cosas parecen ir en perfecto estado y según tengo entendido, los invitados ya han pasado a la recepción. Sin embargo, como siempre, el destino se aburre y por eso se dedica a estropearlo todo cuando mejor parece estar yendo. Incluso antes de que los gritos suenen a través de los comunicadores yo ya sé qué está pasando. He escuchado a dos de los invitados alertar de que las copas llevan belladona. Desde que Abraham me mordió, he aprendido a desarrollar cada vez más mis capacidades como licántropo, secreto que ni siquiera he revelado aún a Joey, y entre éstas se encuentra la de una mejor capacidad de audición. Son unos escasos segundos después cuando nuestros comunicadores y teléfonos móviles nos alertan de lo que está pasando ahí fuera.

Nos dividimos en dos grupos: uno que se dirige hacia donde está siendo celebrada la boda para ver qué está pasando exactamente, y el segundo en el que primero vigilamos el perímetro. Una de las razones por las que me quedo es para no arriesgar mi vida, pero también para vigilar a Molly Graceffa, prima de Joey. Sé que no tengo que hacerlo, pero siento que así es porque si Joey estuviera aquí, él lo haría. Y una vez que hemos comprobado que todo está en correcto estado, entramos en un lugar que está siendo invadido por el caos, el dolor y, principalmente, la muerte.

No dudo ni un segundo en sacar mis armas al igual que hacen mis compañeros, en busca de algo a lo que atacar; sin embargo, no hay nada "físico", sino que lo que está pasando es por culpa de la belladona que alguien tiene que haber infiltrado, de la alerta que he alcanzado a escuchar hace tan sólo unos minutos. Automáticamente mi vista se posa en los asientos de la familia Black, donde yacen sin vida los cuerpos de los presidentes y, más allá, el del difunto marido de Stephanie. Pero ella no está ahí. Me muerdo el labio sin saber muy bien si alegrarme de que haya huido o si preocuparme por si acaba siendo peor por lo que le pueda pasar. Aun así, sigo avanzando por la zona, aún en busca de algo "físico" con lo que acabar... y lo que veo me hiela la sangre y me pone la piel de gallina.

Enfrente de mí están colgados los cuerpos sin vida de Zachary Donovan y Abraham Carstairs. Apenas conocía al primero, pero sí que lo había visto alguna que otra vez en reuniones y ataques; sin embargo, al segundo sí que lo conocía por un simple hecho que pasó meses atrás pero que siempre recordaré como si fuese ayer. Abraham fue quien me convirtió en el depredador que soy ahora. Quizá otra persona no estaría agradecida de convertirse en un monstruo, pero con el paso de los meses he acabado hasta cogiéndole cariño a lo que actualmente soy. Ya ni siquiera me imagino siendo una persona normal y corriente, y puede que incluso ya no sea una "persona". A pesar de que me acaba costando un rato recomponerme, sigo avanzando por la sala hasta reconocer una cabellera pelirroja que he visto alguna que otra vez en enfrentamientos, pero nunca tan cerca como ahora. Junto a ella, está él, ese hombre que años atrás era lo que podríamos denominar como líder de mi ideología política. Los rebeldes están aquí.

Al final acabo llegando a donde están lo justo como para escuchar a la prima de mi novio decirles a algunos Agente que no tienen que rendirse y que deben seguir luchando por sus ideales. — ¿Enserio, Molly? — la interrumpo mientras me acerco más a ella. — Creo que nuestras vidas valen más que una estúpida ideología política — añado con el ceño fruncido. No quiero morir aquí mismo por una estupidez que ya no tiene ni pies ni cabeza, pues como ha dicho la pelirroja cuyo nombre no recuerdo, nuestros líderes han muerto. Y además, ahora que las cosas me van bien con Joey no quiero morir, quiero volver a casa y ser feliz junto a él. Si me opongo a los rebeldes, quienes parecen haberse hecho con el control de NeoPanem, no saldré de aquí con vida. — Yo no pienso morir por una causa perdida — gruño. Después, deposito mis armas frente a los pies de los dos líderes que tiempo atrás idolatraba. Quizá uno nunca deja de ser quien es... Puede que mi parte rebelde nunca terminara de desaparecer como había creído este último año, porque si así fuera, dudo que me rindiera tan fácilmente.
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Stephanie M. Black
Fugitivo
Sostengo la copa de Champagne en mi mano mientras miro a todas las personas que una por una se van levantando y uniendo al brindis. Mi hermano es el primero en hablar y sé que no está siendo sincero porque siempre que se aprende discursos para la prensa su voz suena tan estudiada y metódica que no sé como el resto del mundo no lo nota. Es más, por un momento ni sé como lo he notado yo. Supongo que esas son las clases de conocimientos sobre mi vida pasada que todavía están saliendo a flote. La mayoría de los miembros que nos dedican sus buenas vibraciones son de la familia Black, excepto Matthew, quien por alguna razón dentro de sus palabras habladas entre líneas, hace que quiera echarme a llorar. Me llevo una de las manos a mis ojos para evitar si quiera que las lágrimas asomen mientras absolutamente todo el mundo levanta su copa y bebe. Hago lo mismo. Levanto la mía al son de salud y buenos deseos para nosotros pero en cuanto la copa toca mis labios algo me distrae. Eso es precisamente lo que me salva la vida.

Dentro del pecho donde hay un ligero espacio entre mi pecho y el vestido, llevo el teléfono móvil del que no me desprendo por varios motivos. Cuando volví al capitolio, Dexter intentó hacerme las preguntas que todos, más que nada para medir qué recordaba con exactitud y qué no recordaba. Entre esas cosas que él quería saber, estaban los sistemas más básicos de la arena que no puede modificar sin mis claves, claves que yo no recuerdo y que nadie puede usar mientras no consiga traer a mi mente todos esos recuerdos. Lo llevo encima para mantenerlo a salvo, porque estoy 100% segura de que mientras lo tenga yo, nadie va a destrozarlos ni a perderlos. Y el segundo motivo es porque ahora, los objetos más básicos como mi espejo o mi  teléfono movil llevan incorporado un localizados que permite  mi guardaespaldas y guaridas de turno localizarme fácilmente.  Me pilla por sorpresa que esté vibrando porque ese teléfono está diseñado para todo, menos para llamar.

Aparto de mi mente la copa un momento y miro el teléfono, en él hay una alerta que yo no reconozco en sí, pero con la que sé que estoy familiarizada. Ipso facto, busco a Echo con a mirada. Aunque no sé porqué a él concretamente. Sí en realidad sí lo sé, es el guardaespaldas de mi marido y por ende, quien debería resolver la incidencia mientras nosotros estamos atrapados en éste sitio. - Dexter, tenemos un problema en el.... - Bajo la voz para hablarle al oído cuando alguien grita algo sobre un veneno. Casi por inercia suelto que se va al suelo y se revienta en trozos de cristal que se desperdigan por todas partes. Lo primero que se me pasa por la cabeza es que era la vajilla de mi madre, y seguramente se enfadará por ello, hasta que mi cabeza, más dispersa, consigue encontrar el verdadero problema de toda esta historia. Las personas de alrededor empiezan a caer y trastabillo cuando la mano de Dexter se cierne a mi alrededor. - Para. Sueltame! Dexter me haces daño! - Y realmente lo hace. No solo me está enterrando las uñas sino además hincando la punta de sus huesos en la muñeca lo cual me hace soltar una queja.

Veo a Echo corriendo hacia nosotros y pese a todos mis intentos de librarme de mi, ahora, marido, me veo obligada a tener que esperar a su guardaespaldas. En esas décimas de segundo entre que él llega a mi lado y arranca las inertes manos de Dexter de mi piel, se acerca mi hermano. - Orion - Él me estrella contra un muro de realidad. ¿Realmente está muriendo envenenada toda la gente que hay aquí? Mi mirada se va hacia mi abuela. Hacia mi madre. Hacia mi padre. Y por cada persona de mi familia que veo retorcerse de dolor en el suelo y de formas bastante poco decentes, siento que algo se rompe dentro de mi. Pero no es esa clase de ruptura que hace que te duela algo. Es algo mucho más complejo. Es algo que libera un odio y unas razones que me son tan familiares y tan ajenas a la vez que me abrumo. Y entonces veo a Matthew morir. A Arthur acercarse a mi trastabillando con su último aliento antes de precipitarse en el suelo. Robert yace muerto hace varios minutos también cerca de mis pies, pero es Matthew quien me hace percatarme de algo. Los Winterthrop acaban de extinguirse. Kirtash murió por mi culpa. Y lo recuerdo como si hubiera una película en mi cabeza que me impidiera olvidarlo. Ahora, sus primos y tíos también moriran por mi culpa. Conocerme es lo peor que le ha pasado a esa familia. No aquel incendio que casi acabó con ellos y con todo lo que tenían. Conocernos a nosotros. Ahora sí siento un dolor en el pecho que me gustaría poder confundir con estarme muriendo pero no es así. Hoy morirán todos. Hoy dejarán de sufrir. Pero en mi mente quedará el recuerdo de la noche en la que me quedé huérfana. En la que los Winterthrop fueron erradicados, y en la que una pelirroja con la que antes me confundían y la razón porque siga con vida, cruza su mirada con la mía.

Apenas soy consciente de que Echo me arrastra entre la gente y ni siquiera estoy segura de cómo le sigo, hasta que piso el cuerpo de alguien y la voz de Jamie me taladra los oídos rompiendo esa sensación de impotencia repentina. Intento correr hacia ella pero Echo es más rápido, en cuanto me agarra por la cintura y me saca por la fuerza me pongo a gritar. - SUELTAME! VOY A MATARLA! DEBI MATARLA MIENTRAS ESTABA EN COMA MALDITA SEA! - Sé que no puedo echarme la culpa de ese despiste porque yo no era yo, pero Zachary, quien está ahora colgando del techo ardiendo en fuego debería haberlo hecho; o el idiota que ahora está en su casa viendo la destrucción de un imperio desde su sofá. - Mamá! Orion! Déjame DUANE! NO VOY A DEJARLOS AQUÍ! - La fuerza de Echo es superior a la mía y por más que me resisto acaba llevándome consigo. Salta por la ventana y me arrastra sin mucha delicadeza. Algunas de las joyas ya han caído al suelo y también las pinzas que sostenian mi cabello ahora hecho un desastre. Veo por la ventana algo que parece distante, y lo último en mi mente al desaparecer es la cara de Jamie. Esa cara que me lo ha arrebatado todo con una simple planta.
Stephanie M. Black
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The Last Chance • Unión Matrimonial de Dexter y Stephanie - Página 3 IqWaPzg
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Todos los discursos me parecen preciosos, especialmente las palabras de los padres hacia su hija deseándoles un futuro feliz. Supongo que esa clase de situación me afecta de una manera diferente a mi que al resto porque yo no tengo padres. El día de mi boda, no habrá un hombre diciendo que dejó a su princesa en manos de la persona más perfecta del mundo, ni una madre llorando porque su hija de se va de casa. Suelto un suspiro y llevo la copa a mis labios soltando un quejido cuando Abraham le pega un manotazo y la manda al suelo. - ABE! - Antes de saber por qué diablos hace eso estoy un poco molesta con él, no puede comportarse como si fuera un capullo en medio de la boda más importante del siglo.

Cuando la palabra "Belladona" sale de sus labios el enfado se difumina. ¿Acaba de salvarme la vida? Aún no puedo creérmelo, ni siquiera cuando otra persona confirma lo que dice a lo alto de la sala, y mucho menos cuando la gente empieza a caer. Suelto un grito retrocediendo de mi asiento para quitarme de en medio cuando Zachary cuelga varios metros por encima de nosotros, y me aferro a Abraham cuando es él quien sale disparado hacia arriba. - NO!! NO POR FAVOR!! DETENTE!! - Tiro de su cuerpo todo lo que puedo pero acaba escapándoseme de entre los dedos. Grito su nombre, como si eso pudiera devolvérmelo pero no lo hace. Cuando le prende fuego, es mi grito el que inunda toda la sala, cargada de una desesperación que me hace caer al suelo presa del a impotencia.

Todo eso repentinamente es como una mala pesadilla. Abraham no puede estar allí colgado ardiendo. No quiero creérmelo incluso cuando los gritos agonizantes me taladran los oídos, tanto los suyos como los del otro chico. Era un crío. Tenía la edad de Jordan. Jordan. La angustia crece en mi pecho por momentos. Jordan estaba invitado también, pero no vino, como siempre, por Alex. Es increíble la de veces que esa chica le ha salvado la vida. La voz de Jamie me llega a los oídos y alzo mi mirada hacia ella. Ni siquiera me doy cuenta de lo que está haciendo, pidiendo a todo el mundo que se rinda, porque estoy cegada por el odio que ahora mismo siento hacia ella, un odio que nace exclusivamente de lo personal. ¿Esta es la persona en la que Riorden confía? ¿De verdad?

Antes de darme cuenta me levanto del suelo y voy hacia ella con toda la intención de ahorcarla con mis propias manos incuso si eso significa que van a matarme. No alcanzo a llegar. Un rebelde embiste contra mi mandándome al suelo de un placaje y por más que intento sacármelo de encima soy incapaz de ello. Sé que le grito que me suelte, sé que lo golpeo y lo rasguño, pero también sé que el combate cuerpo a cuerpo nunca fue mi fuerte en la academia de cazadores y que sin armas pierdo muchas de mis facultades; y si a eso le sumamos el vestido, ahora lleno de sangre y destrozado por algunas partes, prácticamente no sirvo para nada. Al final soy solo yo con una venganza que no se cumple. Ni siquiera fui capaz de tocar a esa mujer. Ni siquiera de acercarme suficiente para decir "casi la mato". Me dejan inmovilizada contra el suelo, con un hombre que pesa el doble de lo que peso yo no solo sosteniendo mis manos, sino sentado sobre mi para impedir cualquier intento suicida de mi parte por segunda vez. - Nadie va a rendirse ante una mujer que ha quemado como ganado a un buen hombre! - Pero mis palabras se pierden en el aire, además pierden mucho valor cuando hay gente que realmente lo hace.
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Vigilar el perímetro de una boda no es precisamente el tipo de trabajo que yo quisiera desempeñar cuando las cosas en casa están demasiado raras, en primer lugar esta la enorme mentira que mis dos tío me ocultaron durante muchos años, la aparición de un hermano gemelo que no pensé tenía, el embarazo de Nova, dos bebés en camino y una propuesta de matrimonio que tarde o temprano tendré el valor de hacer. Mi cabeza no está precisamente concentrada en mi trabajo, en más de una ocasión me han tenido que bajar de mi nube y me han llamado la atención un par de veces más, muchas veces me han dicho que pida vacaciones sin embargo no puedo hacerlo mucho menos cuando dentro de unos meses seré padre y el poco dinero que llegue a juntar será completamente para ellos, ropa, pañales, leche y visitas al médico, sin contar los gastos de la casa y una posible boda. Como bien he dicho, demasiadas cosas. Mi vista pasa de un lado a otro en la casa de gobierno, debemos vigilar que nadie no deseado entre, en otras palabras que ningún rebelde venga a jodernos la existencia tan rápido pero una boda con personas importantes cada medio metro resulta algo muy tentador que no muchos dejarían pasar, mucho menos con una base ya establecida en el distrito once. La idea de tener a mis dos tíos en este mismo sitio me hace querer ir a por ellos para arreglar de una vez por todas el lío familiar que viene desde hace años, pero mantengo mi postura y doy alguno que otro informe de mi zona al jefe de agentes, Winterthrop mientras el de vez en cuando pide que lo hagamos, aunque seguramente su mente está más metida en la boda y en proteger al presidente, vaya cosa.

Cuando todo parece marchar bien es cuando los gritos y el llamados nos alertan, se han infiltrado pero ¿Cómo? uno a uno nos abrimos paso dentro de a casa de gobierno, llego con el tiempo suficiente para ver como algunas personas en pánico suplican con su vida, otros más ya estan en el suelo y lo primero que hago es buscar a mis tíos con la vista para que ellos sean quienes me expliquen que mierda está pasando, los encuentro y me acerco a ellos para finalmente entender que ambos están muertos. Respiro hondo y me arrodillo a su lado, los agentes siguen tratando de entender que pasa y yo parezco un completo crío observando la peor desgracia de todas, tomo la mano de mi tío Christopher y la aprieto fuertemente -¿Porqué maldita sea?- pregunto con las lágrimas amenazando por correr de mis ojos, luego paso la vista a James, quien irónicamente se ve idéntico a mi padre en el funeral, el verlo muerto me hace olvidarme de todo lo malo que hizo y de igual forma siento una punzada en el pecho de sólo observar lo que les han hecho, siento como la rabia comienza a apoderarse de mi y me levanto soltando la mano de mi tío para poder llegar hasta donde parece está quien ha provocado todo esto.

Los cuerpos a mis pies me dan pánico, pero no me altero ya que la voz de la mujer me resulta conocida de alguna manera, doy empujones a los agentes de la paz que no se mueven y me tedengo cuando llego al principio, escucho a Molly hablar sobre no rendirnos ante la pelirroja quien acepta plácidamente haber hecho todo este desastre, todas estas muertes, personas que tenían una familia, mi propia familia. Las ganas de querer matarla me obligan a sacar lo peor de mi, pero me callo cuando otro de los agentes se acerca  a Molly y le dice que no sea idiota -¡ERES UN JODIDO COBARDE DE MIERDA CAMPBELL, TU MERECIAS MORIR EN ESTE LUGAR EN LUGAR DE TODOS LOS AGENTES QUE SÍ HICIERON SU TRABAJO!- le grito mientras me lanzo sobre él y le alcanzo a dar un puñetazo en el rostro, paso la vista a la rebelde -Yo no pienso rendirme ante una perra mal nacida como tu, mataste a mi familia y pienso cobrármelo ya mismo- digo mientras saco mi pistola y le apunto, sin embargo un disparo justo en la pierna me hace soltar el arma y llenarme de dolor, otros dos me toman por los brazos y un tercero me tira en el suelo, presionando lo que parece su rodilla contra mi cabeza, me ha dejado completamente inmóvil, la herida en la pierna me pulsa y lo único que cruza por mi cabeza es Nova, mi Nova.
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Pasamos varias semanas distribuyendo el personal en los distintos grupos que se encargarán de la seguridad durante la boda de Stephanie y Dexter Metzger. Hasta los aprendices son llamados porque proteger al mismo tiempo el centro de entrenamiento, el distrito trece y este lugar no es moco de pavo. Buscamos la manera de que no haya un grupo con demasiados novatos porque eso lo hace un eslabón débil y dada la situación en la que estamos es algo que no podemos permitirnos. Hoy, estarán bajo nuestro cuidado más personas importantes de las que nunca han estado, y ya hemos fallado en varias ocasiones con la coronación, donde los rebeldes se cuelan como pedro por su casa. Sabemos que obtienen ayuda de dentro, pero el problema no es ese, el problema es que no sabemos quien es.

No hay tiempo para averiguar quien es el topo, así que diseñamos el sistema de seguridad para que sea imposible de sortear. Claro que no contábamos con los Avox. Los Avox son esa clase de gente olvidada que en realidad ni siquiera tiene rango de gente. No son más que fantasmas que van de un lado a otro y cuya lengua fue cortado porque sabían algo que no debían saber, y así, no podían contarlo. Ese es el método que utiliza Jamie Niniadis para colarse dentro de nuestro sistema de seguridad, mientras el grupo D espera en el exterior protegiendo el edificio, absolutamente el resto de agentes se encuentra en el interior. Yo fui partidario de esa estrategia, porque en caso de que hubiese un inminente ataque, el grupo exterior solo debía encargarse de sobrevivir suficiente para dar el parte. Dentro se defienden mejor. Resguardados detrás de las paredes de marmol frente a varios jardines donde no hay sitio para esconderse. Pero era partidario de ese sistema antes de darme cuenta de que podrían atentar desde dentro.

El comunicador es un caos los primeros minutos. Solo se oyen gritos, que además serían audibles igualmente sin él. Doy la orden de que todo el mundo guarde su lugar con un simple gesto de mi mano, pero no he dado más de dos pasos en dirección a la recepción de la boda cuando la voz de Echo suena por el comunicador. "Están todos muertos. Estáis solos". No me quedo con todo, sé que dice más, o al menos mi cabeza lo intuye, sin embargo esas son las palabras que se marcan en mi cabeza. ¿Cómo que están muertos todos? ¿Que clase de broma es esta?. Todo el mundo está tan desconcertado con el mensaje como yo, aunque algunos salen de su perplejidad mucho antes y se dirigen hacia el salón. Yo les sigo. Cuando entro detrás de la redada de agentes que va con armas en mano saco la mía, pero no apunto a nadie. Mi mirada se va hacia mi hermana que yace en el suelo prisionera de un rebelde. No me habría importado si quiera si no fuera por lo que grita. Cuando menciona el cuerpo de un buen hombre miro hacia los dos del suelo, carbonizados y busco a Zachary con la mirada. Es cosa de segundos, pero sé que uno de esos carbonizados es él.

Siento ganas de vomitar al tiempo de que el pánico se apodera de mi. De todas las cosas que estoy observando a mi alrededor, la que más me abruma es la de que están haciendo prisioneros. Ahora que los Black están todos muertos, ¿ella se hará con el poder? Todas la cosas que les hice bajo el mando de los Black acuden a mi mente y entonce sé que estoy condenado. Si tuviera claro que van a matarme lo cierto es que no me importaría, pero si no lo hacen, eso significa que volveré a prisión. El disparo de Andrew me alerta y reacciono por inercia. Los rebeldes no pueden tomar el poder, porque si ellos lo toman, estaré condenado a una vida por la que vendí mi alma para no tener que vivirla. 4 años en una prisión te cambian la vida para siempre, y de solo pensar en tener que pasar el resto de mi vida en ella hace que me falte la respiración. Entro en total pánico, reacciono con métodos muy rápidos y bruscos. Alzo mi varita para apuntar a Jamie pero tengo que desviarla cuando alguien me ataca para protegerme del hechizo que me ha lanzado con el fin de detenerme. Un rebelde corre hacia mi para evitar que la ataque, y me atropella. Acabo en el suelo a escasos centímetros del arma que Andrew ha dejado caer y la cojo y disparo.

En ese momento Jared me da la espalda y la bala le acierta en el cuello a la persona equivocada.

Hay un momento de pausa en el que me doy cuenta de lo que he hecho, seguramente empeorar la situación en la que ya estoy si es que puede empeorarse; así que de perdidos al río disparo de nuevo apuntando al otro líder que todavía queda en pie, pero otro rebelde más acude a detenerme. Para entonces ya estoy gritando completamente fuera de mi, con las palabras "están haciendo prisioneros" retumbando en mi cabeza. No hay un miedo más grande dentro de mi que volver a la cárcel, donde pasé parte de mi pre adolescencia y adolescencia contando los días que faltaban para que Sebastian viniera a verme, contando cuantas rejas había, contando cuantas personas al día morían a causa de la angustia, contando cuantas veces me tocaba la gente sin mi permiso, contando cuantas noches me quedaban. Demasiadas para tener esperanza de volver a ver la luz del sol otra vez antes de perder el juicio. Entonces apareció Stephanie, que fue como un hada madrina, y me prometió la libertad a cambio de favores, favores que hice. Si vuelvo  la cárcel, todas esas personas a las que maté habrán muerto en vano, también lo serán todas esas cosas horribles que hice por una buena razón que me beneficiaba, no volver a prisión. Solo seré otra mala persona de vuelta al lugar donde pertenece y del que nunca debió salir. De nuevo, seré un Asesino.

Disparo todas las veces que puedo mientras intentan quitarme el arma y me retuerzo al mismo tiempo con la idea de matar a Jamie puesta en mente. Ya murió uno de ellos, solo debe morir otro más y entonces no tendrán líder y una ciudad sin líder no tiene asesinos ni tampoco justicia; nadie podrá juzgar si soy un asesino y entonces, ya no lo seré. Pero la pistola se escapa de mis manos antes de que pueda tener esperanza o si quiera oportunidad de acertar en un rebelde una segunda vez. Son tres personas las que tienen que venir a inmovilizarme contra el suelo antes de que me rinda. Para entonces ya he perdido el control sobre mi mismo. La voz me tiembla al hablar mientras suplico, y las lágrimas se escapan de mis ojos cuando directamente he caído por el abismo de la desesperación. - Matadme por favor, matadme, no quiero volver a prisión, os lo suplico por favor, por favor. - Mi voz es cada vez más aguda por cada por favor que sale de mi boca, mientras aún intento con las pocas fuerzas que me quedan librarme de algo que ya no tiene vuelta atrás.

Si antes no me odiaban ahora sí lo hacen. He matado a su líder.
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No estoy seguro de si el beso ha surtido efecto o no pero las cosas no parecen mejorar a nuestro alrededor. Aún cuando siento la respiración de Jaime pegada a mis labios y como su cuerpo parece tratar de hacer frente al cúmulo de tensión que se ha alzado frente a nosotros, se perfectamente que las cosas no van a terminar aquí y que ahora mismo en su cabeza solo hay pie y cabida para una persona. Pero esa persona no soy yo. Todo es un revuelo y casi puedo sentir como poco a poco mi cuerpo se separa del suyo por mera comodidad. Parece haberse quedado estupefacta, pero no tarda en volver a la acción cuando poco a poco se escucha como van llegando más y más agente. Me doy media vuelta para ver si soy capaz de reconocer a alguno entre la multitud mientras todos parecen estar en una completa encrucijada. ¿Servir o no servir? ¿Morir de pie o vivir arrodillados? Más de uno lo tiene claro y no tarda en ser parado por algún que otro que se lanza a pararlos antes siquiera de que sean capaces de dar en el blanco. Guardo la varita, iluso de mi, pues no le veo sentido enfrentarnos a un cuerpo de seguridad que ya no depende de nadie más que de si mismos, y eso produce alteraciones en cualquier mecanismo de defensa que hayan organizado antes, mediante y después de la boda. Si falla el encargado de organizarlo todo, fallan todos, y hace rato que Metzger yace muerto en el suelo sin siquiera una gota de aire en sus pulmones.

Aún así varios tienen la osadía de reprochar a sus compañeros que todo esto no es más que una completa mierda, y yo no puedo evitar preguntarme si de veras valoran sus vidas. Pero en ellos no veo a agentes asustados y alterados, no. En ellos veo los rasgos de lo que una vez fui yo, de lo que una vez tuve que vivir y de lo difícil que resultó salir con vida cuando por primera vez en mucho tiempo un grupo de personas decidió rebelarse en contra de un gobierno de payasos embusteros. Y es hoy desde hace muchos años que de verdad me pregunto, ¿yo quería esto? - Se nos ha ido de las manos, Jaime, ¿lo sabes verdad? - en mi cabeza aún retumban los gritos de las dos personas que han sido calcinadas en una clara demostración de "poder" por parte de mi compañera pelirroja que sigue en sus trece de no dejar a nadie con vida si se atreven siquiera a hacernos frente. Y a partir de aquí, todo es caos.

Una persona que reconozco muy bien sale en pos de atacar a Jaime. Vennet, ese agente en el que confiamos pero que, como todos, nos jugó una mala pasada, parece completamente decidido a acabar con la vida de alguien a la que aprecio. No se atreverá. Recorro el lugar con la varita aún guardada pero alguien se me adelanta y lo ataca en el momento oportuno para hacerle retroceder con la varita y que el hechizo nunca impacte en el cuerpo de Jaime - ¡No hagas que me arrepienta de lo que he dicho, Hastings! - grito, completamente ofuscado mientras doy media vuelta al ver que el rebelde lo tiene bien sujeto y no es capaz siquiera de tenerse en pie. Escucho un disparo y doy media vuelta nuevamente, pero no veo a nadie en el suelo así que sigo hacia delante. Sin embargo, entre la multitud escucho nuevamente un grito que hace que me alerte y mire otra vez en todas direcciones - ¿Antonella? - se me cambia el cuerpo nada más de pensar que por una vez en mucho tiempo ha desobedecido mis órdenes que no hacen más que tratar de protegerla y se encuentra en la habitación, y lo que es peor... malherida. Trato de moverme hacia un lado pero siento como las piernas me fallan, ¿ahora? La herida es tan antigua y hace tanto de eso que no entiendo por qué de repente me siento tan débil. De repente veo aparecer, precisamente, a la persona que menos esperaría en este lugar y siento como sus ojos son como lagos en los que la lluvia golpetea dispuesta a inundarlo hasta los topes. Está llorando, ¿pero por qué? - ¿Estás heri...herida? - me cuesta hablar y siento la boca completamente pastosa.

Miro hacia Jaime que tiene los ojos tan abiertos como los tiene mi hermana, ¿qué está pasando? No hace falta que pase mucho más hasta que me doy cuenta de que siento una ligera quemazón a la altura del cuello. Sangre. Sangre que se derrama a velocidades cada vez más vertiginosas por mi cuello y empapan completamente mi camisa. Siento la mano de Antonella en mi cuello, siento como la sangre se agolpa e incluso parece querer reventar la mano de mi propia hermana para poder seguir su curso, y siento una paz y una tranquilidad que no había sentido antes, aunque también tengo miedo. ¿Miedo a morir? La sensación es extraña pues no hay nada en el mundo a lo que esté más acostumbrado. El saber que un día no sería capaz de regresar a casa, con Allen, con Seth... con la propia Jaime... era algo con lo que vivía continuamente, pero algo que nunca pasó. Y ahora, de repente, siento como la vida se escapa a cada segundo que paso. No soy consciente de que estoy tirado en el suelo, con Antonella a mi lado echa un mar de lágrimas y una Jaime que no consigo ver hasta que pasan varios segundos más - Shhhh... no llores... - trato de alzar una mano para acariciar la mejilla de mi hermana pero no tengo fuerzas. Ella parece darse cuenta y, con la mano que tiene libre, estrecha la que yo trataba de subir para ayudarme y colocarla justo a la altura de su mejilla - Hace frío... ¿aún es invierno? - la noción del tiempo es algo pasado para mi, pero mi hermana asiente entre llantos y gemidos de dolor que para mi no son más que cuchillas que taladran poco a poco mi corazón - Shhhh... shhhh... ¿recuerdas lo que te dije hace muchos años? - ella asiente, y yo asiento con ella aunque no de la misma forma. Esbozo una sonrisa que se pierde entre la sangre que empieza a salir poco a poco de mi boca - Que seas la mayor no significa que no pueda protegerte, y lo he hecho... lo he hecho... - seguramente esto no ayude, ¿pero qué más da? Se que tarde o temprano se me cerrarán los ojos, se que tarde o temprano lo único que recuerde de Allen no sean más que sus sonrisas y sus caricias, se que más temprano que tarde veré a Seth en sueños recordándome lo mal tío que soy y la cantidad de disgustos que le he provocado, y se que más tarde que temprano seguiré acordándome de Tine, de todo por lo que hemos pasado y por lo que seguramente le quede por pasar.

Sigo sonriendo, tosiendo cada vez más fatigosamente, y trato de buscar a Jaime con la mirada - Nosotros no somos así... no matamos a gente inocente... - toso nuevamente y más sangre sale de mi boca, ya no siento mi cuerpo, ya no siento las manos, ya no escucho a Antonella llorar a mi lado - Recuerda que hice esto por ti... ¿qué harás tú por todos? - es lo último que sale por mi boca antes de sentir como se me va la vida lentamente, como la sangre ya no es un problema, como las preocupaciones dejaron de serlo en el momento de aquel grito, y como la esperanza de que continúe lo que yo quería se agranda hasta el momento en el que mis ojos se cierran y donde antes había luz...

...ahora no hay más que un pequeño resto.
Anonymous
Invitado
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El infierno llamo a nuestros dispositivos de comunicación aquella noche, una noche de jubilo y festejo o al menos había sido así. Nadie con uso de razón podría definir aquella celebración como tal tras ver lo que ocultaban sus puertas. Miles cuerpos permanecían sin vida y, aunque pudiera que me fallara el juicio, tan solo se podían escuchar los gemidos asustados de una multitud que como ecos todavía podía escuchar a través de mi comunicador.  Inconscientemente, levante mi rifle en busca de quien había causado tal asesinato, pero entonces repare en el Black caído y desafortunadamente, no era el único.

Ya no quedaban lideres, estábamos solos ante esa desesperada situación y sin un cabecilla al que seguir. Cada cuerpo que había significado una alta autoridad para nosotros estaba tirado en  suelo, frió además de enterrado entre un centenar más de cuerpos. A penas había gente a la que proteger que de una manera silenciosa, no estuviera a punto de ver como su vida se escapaba de sus dedos. Estábamos perdidos, pero no completamente solos. Obviamente, allí en píe, permanecía la cara de nuestro asesino y me vi obligada a tragar saliva para deshacer el nudo que se había formado en mi garganta cuando reconocí ese rostro. No era la primera vez que mis ojos se posaron en ella. Pude verla hace meses, exactamente en nuestro fracaso en el once  y nuestras situaciones habían cambiado. La pelirroja ya no estaba tan sola como ese día, tenía gente que cubría sus espaldas del mismo modo que la ministra de seguridad nos tuvo a Jhonson y a mi ¿Estábamos a la par? Probablemente, no.  Nos faltaba aquello por lo que arriesgamos nuestra vida y manteníamos la paz en los distritos: Nos faltaba nuestro líder. No encontraba una razón por la que luchar sin él, hacerlo era una locura y aunque algunos estuvieran dispuestos a ella, mi padre había hecho algo bien después de todo, me había enseñado que nada bueno podía salir de nadar contra la corriente. - No sirve de nada, chicos. Hacedme caso, bajar las armas - Logre a susurrarles a ambos aprendices , sobre todo a Andrew que por unos segundos había estado a mi lado, pero hizo caso omiso a mis palabras que probablemente consideraría tan cobardes como las de Billy. La furia le había cegado y siguiendo tales sentimientos había corrido contra ellos, se había lanzado al río bravo.

Un disparo fue el precio de su atrevimiento y sorprendemente,  no fue el ultimo. No pude darme cuenta hasta que a mi derecha mi gran compañero se vio reducido, pero aún así logro deshacerse de esas cadenas rebeldes para disparar a su objetivo. Inmóvil yo presencie como le asignaba un disparo mortal al líder rebelde. Quise GRITARLE , pero mis labios no fueron capaz de articular ninguna palabra cuando visualice a Vennet, al mismo Vennet Hastings que había conocido durante mi niñez, suplicar por su muerte. Nunca antes le había visto así y jamas me lo hubiera imaginado. Era doloroso visualizar alguien te importaba tan... desesperado que no veía otra salida que la muerte.  Al instante pude comprender a  mis compañeros, esos que en mi mente había llamado suicidas. Al momento pude comprender cuan se equivocaba mi padre y cuan equivocados estábamos mi Billy y yo.  La lucha contra la corriente era suicido, pero cualquier muerte valía la pena cuando había por lo que morir. Cualquier elección que tomara estaría mal, entonces ¿Por qué no hacer lo que quería? Simplemente por primera vez una decisión tenían en común con lo que quería y debía hacer. No podía dejar Vennet así, tampoco quería.

- Vamos a salir de aquí - Murmure con una voz ronca mientras avanzaba el primer de los tres agentes que inmovilizaban a mi amigo. En ese segundo supe que de tener cojones los tendría puestos de corbata, pero no había tiempo que perder y antes de que reaccionaran apunte al segundo y dispare - JODER, HASTINGS, CORRE. SAL. DE. AQUÍ - Le grite mientras apuntaba al tercero y como si fuera lo ultimo que haría en mi vida, acabe con su vida. Volví apuntar con mi rifle a un cuarto rebelde, sabía que era demasiado tarde, pero tenía que liberar a Andrew también. Sabía que era demasiado tarde y falle cuando una de sus armas impacto en mi costado. Nuevos hombres sustituyeron a los caídos y vinieron un par más que se encargaron de que dejara ser un peligro. Tirada en el suelo busque una mirada, estaba sangrando demasiado, lo sabía porque el charco de sangre había empapado humedecido con su cálido tacto mi traje.

- No podía dejarte así... - Le susurré aunque no estaba segura si era capaz de oírme o si de verdad había llegado a pronunciarlas.

¿Me estaba muriendo?
Anonymous
Jamie D. Niniadis
El grito de Jared es bastante inoportuno y también el hecho de que esté desafiando mi autoridad en un momento como éste. ¿Olvidó cual es su lugar? ¿Después de tantos años ha olvidado que él arriesgaba su cara para proteger la mía? En ese momento lo odio, lo habría quitado de en medio de un tortazo por lo que ha hecho pero el beso me descoloca. Realmente está siendo más inoportuno que en toda su vida, siempre lo ha sido, pero es más intenso hoy y no sé porqué. ¿Inocentes? ¿Me está jodiendo? Me separo de él con brusquedad además empujándolo lejos de mi obligando a que sus labios se separen de los míos. - ¡JARED! ¡AHORA NO ESTOY PARA TUS PUTOS DRAMAS! - Algunos de los agentes de la paz hacen caso a mi ultimátum y bajan sus armas dispuestos a empezar un nuevo sistema junto a mi, lo cual crea en menos de tres segundos una reyerta entre los que se rinden, como la opción correcta, y los que les odian por ello.

En menos de tres segundos hay diez personas intentando matarme, sin embargo el grupo de rebeldes que he traído conmigo los neutraliza a tiempo, al menos a casi todos ellos. El disparo que impacta en el cuello de Jared pasa silbando por mi oído y dejando manchas de sangre que salpican. Soy la primera en darme cuenta de que está herido, incluso sobre él, incluso sobre su hermana; pero por un momento no puedo reaccionar y es ella quien le coge. Mi cabeza procesa muy lentamente lo que acaba de pasar. Jared ha sufrido un disparo. Jared se desangra en el suelo. Mi mejor amigo se muere. Y entonces suelto una risa amarga escuchando las palabras amortiguadas de Vennet pidiendo morir. El grito de Antonella tras las últimas palabras de Jared acusandome de estar matando inocentes, me hacen ser consciente de que mi mejor amigo ha muerto. - ¿Buenas personas? Esas buenas personas que tanto defendías Jared, acaban de matarte. - Mi voz es apenas audible, pero no me importa mucho porque la persona que quería que las oyera ya no está; no puedo dejarme llevar por el dolor ahora, no es momento de perder el control de algo que podría costarme a mi la vida también.

Entonces convierto toda la frustración en ira y voy hacia donde está Vennet Hastings suplicando por su vida. Agarro su cabello, tiro de él para despegar su mejilla del suelo y pongo mi varita en su cuello. - Eres un puto grano en el culo. - Y una parte de mi quiere darle fin, solo necesito cortarle el cuello y luego ver como se desparrama la sangre alrededor del suelo, pero una voz me susurra al oído que no lo haga; y no, no se trata de una segunda oportunidad a una persona que ya me ha costado muchas vidas en el pasado, se trata de no darle el gusto de evadirse de la mierda que se ha echado encima y de la que pretende librarse muriendo. Aprieto la varita, luchando contra esa parte de mi que quiere matarle, pero acabo por retroceder, con los nudillos blancos de la mano que sostiene la varita con más fuerza de la necesaria. Suspiro profundamente antes de hablar y escojo con cuidado mis palabras. - No voy a darte el gusto Hastings. Vas a pasar el resto de tu vida lamentando todas y cada una de las vidas que robaste para una mujer que acaba de irse por la ventana como una cobarde. - Esas palabras son en exclusiva para él, aunque sé que las personas más cercanas las han oído también.

CON TODO EL FORO
Me pongo en pie y extiendo mis manos, para entonces, los que no se han rendido están amordazados en el suelo presos por los rebeldes que me acompañaron y aseguraron la casa del gobierno que ahora es nuestra. Alguien pone en marcha las cámaras otra vez y de nuevo, la boda de la familia Black está en en antena en todo el país, y en todos los distritos. - Todos vuestros ministros están muertos. Todas las personas que alguna vez os hicieron daño están muertas. Hemos perdido a muchos de los nuestros en una guerra que era de todos, pero preferisteis permanecer seguros en vuestras casas bajo el mandato de una familia que hacía con vosotros lo que les daba la gana. Eso se acaba hoy. Hemos vencido sobre la tiranía de los Black, y como recompensa, reclamamos Neopanem. A partir de éste momento, nosotros, somos la ley. Hoy, los magos oprimidos durante los últimos 85 años, sois libres. - Finalizadas mis palabras levanto la varita por todo lo alto, dos ases de luz se extienden desde la punta hasta el infinito, uno encargado de activar el hechizo tabú para el nombre de Stephanie Black, y otro, para llenar absolutamente cada pantalla con la misma imagen.

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Aquellos que se atrevieron a oponerse, son enviados a Alcatraz, y aquellos sabios que tomaron la decisión de unirse a nosotros, son libres de volver a casa. Por primera vez en 85 años, incluso nosotros, somos libres de volver a casa.
Jamie D. Niniadis
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The Mighty Fall
Ambientación
Esta trama se da por finalizada. Las personas capturadas perderán su color de agentes pronto y obtendrán el del distrito al que pertenecen. Podéis abrir temas en la cárcel. Los que no son prisioneros pueden irse a casa (?
The Mighty Fall
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