that's how we burn brilliantly:
by holding the fire rather than the ashes

Sus deseos y ambición fueron los dos motivos por los que Jaime, su padre, se mudó al distrito 13, pero solo se quedó en él por la melena cobriza de Clarissa Wheeler. Como un Pearson siempre lograba lo que quería, consiguió enamorarla y, aunque su rostro apareciera todos los días en televisión, únicamente él podía besar esos labios. Con su excepcional currículum, Jaime tampoco tardó mucho en obtener un puesto como profesor de derecho en el Prince y, con ello, creyó todos sus sueños cumplidos.

La noticia del embarazo de su mujer le dio una nueva razón para soñar y, cuando tuvieron al pequeño Ashton entre sus brazos, ambos supieron que su vida antes no estaba completa, pero ahora sí. Como hijo único, fue extremadamente mimado, criado con un objetivo no menor que la excelencia. Desde pequeño su padre se encargó de fijarle a hierro sus ideales, su definición sobre lo que era verdaderamente la justicia y cómo el sistema actual, pese a no ser perfecto, era lo mejor que la sociedad podía darnos. Clarissa insistía en que su hijo era demasiado joven para oír hablar sobre política, pero Jaime se mantenía firme y siempre repetía la misma frase: mejor que aprenda ahora de nosotros y no mañana de los rebeldes. Ashton creyó las palabras de su padre y creció como unos ideales claros como un defensor del sistema.

En el colegio entendió que en la sociedad solo progresaba el más fuerte, por lo tanto, fingió serlo. Tenía palabras afiladas para todos, así dejaron de meterse con sus pecas, su cara redondeada y el grosor de su cuerpo. Devolvió los golpes a todos e incluso dio algunos más para que todo el mundo le temiera. Su padre le había dicho que el miedo era la base del control de toda sociedad. Y como siempre, no le faltaba pizca de razón.

Hace unos meses, lejos de los límites del distrito 13, de la familia Pearson e incluso de los Wheeler, un par de rebeldes traidores del gobierno fueron capturados. Uno de ellos juraba no tener a nadie más allá de sus compañeros, pero la poción de la verdad hizo que nombrara a la única familia que sabía que le quedaba: su prima Clarissa Wheeler.

Así fue como sus vidas cambiaron por completo por culpa de alguien a quien no conocían. Ashton sabía que la familia Wheeler era extensa, ni siquiera conocía a todos sus tíos, pero sus ideales eran tan fuertes como los suyos, como los de su padre, ¿cómo podía haber un bilateral entre ellos? Su madre negó mil veces conocer a ese hombre, pero todas las pruebas estaban en su contra.

Por la buena fama de su familia, la lucha de su marido y la importante posición de Clarissa en la televisión del país, no castigaron a su madre. Sin embargo, Ashton no tenía escapatoria. Cuando llegó el aviso de que su nombre se encontraría en las urnas para los próximos Juegos Mágicos, su cuerpo entero tembló. ¿Por qué él, que siempre había creído en el sistema y justificaba todos sus actos, tenía que ser torturado por culpa de un desconocido que resultó ser familia lejana de su madre? Por primera vez en su vida, mientras sus padres lo abrazaban con lágrimas en los ojos, dudó de todo y de todos.

Pero era imposible que el sistema le fallara a él, que siempre había sido alguien ejemplar, que soñaba con hacerse un hueco en el gobierno y ayudar a capturar muggles y rebeldes. Se aferró con todas sus fuerzas a ese pensamiento hasta autoconvencerse de que un error de algún desconocido no podía echar toda su vida a perder.

Al fin y al cabo, el sistema sí funcionaba.