Distrito 8, Audrey se crió en un entorno bastante solitario. La niña era cuidada por una niñera mientras Maggie trabajaba (casi siempre, porque necesitaba ganar dinero para mantener a dos personas) y cuando ella estaba en casa se dedicaba a enseñarle las pocas cosas que podía (entre ellas a defenderse, dándole tareas a realizar antes de volver a irse). Audrey se crió de esa manera: encerrada en su casa y siendo bastante autodidacta para una niña de su edad. Ya sin niñera, la niña realizaba todos los deberes del hogar sin problema y al tener tiempo libre estudiaba los libros que su madre le compraba sin falta cada día.

Diariamente la pequeña maga salía a realizar compras y visitar la zona comercial del distrito, puesto que su madre nunca estaba y siempre se aburría de estar sola. Pero fuera de las cuatro paredes de su casa, nunca fue bien recibida por la gente de su edad. Muchos se burlaban de ella por su falta de educación o por su cambio tan abrupto de físico. Así Audrey sólo pudo ensimismarse en lo que conocía: soledad y sus amados libros.

Pasaba tiempo con su madre muy pocas veces, sólo en ocasiones especiales. Hasta que el día de su cumpleaños número 13, esperando ese momento de la visita de su madre, sólo recibió una noticia de dos hombres: su madre había muerto en deber. No sabía cuando tiempo había estado viviendo como si nada hubiera pasado, esquivando a las personas que deseaban desalojarla y mandarla al orfanato. Quizás sólo habían sido un par de días, pero nunca habría esperado que un hombre llegara a su casa anunciando ser su padre.


Empacó sin demasiada duda y lo siguió. Poco le importaba ese hombre que la había ignorado durante 13 años, pero aún así debía sobrevivir. Ahí fue cuando conoció a Seth, su  primo, quien vivía junto con Sean.

A partir de ese momento su vida dio un giro de 180 grados. Ya no estaba más sola y tenía gente que se preocupaba por ella. Aún rencorosa con su padre, pero encariñándose con ese modo de vida tan hogareño comparado con el que se había acostumbrado. Todo su mundo, desde ese entonces, se volvió una montaña rusa. Subiendo y bajando, cambiando de un día para el otro. Su tía tomando el poder del gobierno, sus fuertes sentimientos por su primo, su "nuevo" padre del cual finalmente había aceptado un poco al aceptar cambiar el apellido. Todos esos nuevos sentimientos que la inundaban.

Entonces fue cuando todo se complicó aún más. Enojos, idas y vueltas, el inexplicable método en que su tía y su padre intentaban separarla de Seth. Sin poder hacer nada, fue obligada a volver al 8 con tan sólo 15 años, por cumplir 16. Cualquiera pensaría que volvería a esa vida solitaria de leer libros y ocultarse de la gente, o que sería más amable y seguiría con su vida. Pero eso no fue exactamente lo que pasó. La noticia de la desaparición de Seth y la traición llegó a sus oídos. No podía creer lo que pasaba, nuevamente la abandonaban. Lo esperaba de cualquiera, pero que la persona que más amaba desapareciera para dejarla ahí fue la gota que colmó el baso.


Buscó trabajo, abandonó el estudio, los libros ya no eran importantes para ella, ignoró cada carta de su padre y comenzó a entrenar su cuerpo a sobremanera. No quería contacto con nadie y no lograba sentir felicidad o satisfacción, ni siquiera dolor. Necesitaba y quería volver a sentir algo, más que cualquier cosa en el mundo.

Entonces, entró y salió de varias relaciones demasiado cortas sin éxito alguno. Pasó un tiempo, en el que ella sentía estar muriendo cada día un poco más y cuando estaba por darse por vencida de la vida misma, conoció a un hombre, un mago que logró lo que ella tanto quería. Cada vez que estaban juntos, Audrey podía olvidarse de todo, en especial de Seth, esa persona que aún seguía en el corazón de la chica a pesar de todo. Pensaba que tendría una vida feliz, hasta que a los 18 años supo que estaba embarazada.


No estaba preparada para lo siguiente que seguiría; cuando, al informarle a su pareja del acontecimiento, el chico desapareció de su vida sin dejar rastro. Otra vez la abandonaban y se encontraba sola, pero ésta vez tendría un motivo por el que vivir. Sabía que hacer, tenía la mente clara: debía sobrevivir por su futuro bebe y conseguir una manera de mantenerse. Fue en busca de ayuda, encontrando así a la hermana de su madre quien sin duda alguna le ofreció vivir juntas y Audrey retomó sus estudios. Estudiaría hasta que su bebe naciera y luego buscaría un buen empleo. Nueve meses pasaron volando, más aún con su renovada pasión al auto aprendizaje y los libros. Una hermosa niña nació, una niña a la que decidió llamar cómo su madre.

Sus siguientes años fueron bastantes simples. Su estudio había dado frutos y había conseguido un trabajo respetable que le ayudaba con el cuidado de su hija, un trabajo de riesgo, pero ella no permitiría sufrir un destino como su madre. Llevó varios años, criando a su hija con ayuda de su tía y trabajando lo mayor posible.

Finalmente, todos esos años dieron su fruto, un asenso le había permitido volverse Jefe del Departamento de Criaturas. Un traslado, mudanza junto con su hija, nuevo empleo, nueva vida.


Se mudó al Capitolio desde ese mismo momento y se llevó a su hija consigo. Pero nunca esperó el hecho de que a los pocos meses se reencontraría con el hombre que la había abandonado, Hans Powell, que en esos momentos gozaba de un puesto en el ministerio. Mucho tuvo que luchar para decirle la verdad al hombre, pero por su hija sería capaz de hacerlo.  Así que poco después comenzó a compartir la custodia de Meerah con el propio Hans.

A pesar del hecho de que su vida iba bastante bien, seguía odiando el cómo se trataba a cierta gente. Por ese motivo aprovechaba su trabajo para ayudar a fugitivos a escapar de las garras de su aterradora tía. Sin embargo nunca esperó que todo terminara tan rápido.


Sabía que algún día debería huir por ser descubierta, pero no fue hasta que durante la explosión que se realizó como ataque al ministerio que pudo hacerlo. En medio de todo el caos, ayudó a unos cuantos rebeldes y se tuvo que "encargar" de algunos guardias que la perseguían. Muchos la habían visto, así que ya no había marcha atrás.

No sabía que hacer, pero debía olvidarse de su hija y de toda su vida pasada. Así que estuvo dando un poco de vueltas, usando su habilidad como metamorfomaga para no ser descubierta. Fue entonces cuando escuchó del Distrito nueve y tres cuartos. Quizás era un buen lugar para alguien como ella.


Llegó al distrito y a partir de ese momento decidió que la mejor manera de dejar su vida anterior atrás, era volverse otra persona. Y eso hizo. Desde ese mismo momento no era más Audrey, era Danielle, una joven mujer amante de los animales y las criaturas mágicas. Una nueva persona dueña de una tienda de cuidados de Criaturas, ya sean mágicas o no.

Varias cosas pasaron en el periodo en el que vivió con su nueva identidad. Desde la muerte de su hija, hasta terribles atentados contra el distrito. Pero ella siempre mantuvo la misma fachada, la apariencia de una joven mujer alegre con la vida. Nada más lejos de la realidad.

No fue hasta que en uno de los ataques al Distrito 9 y 3 cuartos, cuando toda "máscara" que había tardado en construir durante un par de años, se cayó con sólo encontrar entre las personas del distrito a quien menos esperaba. Su hija, la persona que creía que había muerto, se encontraba con vida y viviendo en el mismo lugar que ella.


Hasta ese momento no había sentido las ganas de dejar su falsa identidad, pero al encontrarse con ciertas verdades decidió que ya era hora de volver a ser ella misma. Así que en cuanto el ataque terminó, decidió abandonar a Danielle y volver a convertirse en Audrey, a pesar de que las experiencias vividas habían hecho que la antigua mujer cambiara.

Actualmente ayuda en la defensa del distrito, con la esperanza de que su hija alguna vez la perdone por el hecho de haberla abandonado. Sin embargo... ¿Eso sería algo posible?