Rebecca compartió su espacio en el vientre con su hermana gemela durante lo que se recuerda que fueron los 7 meses más largos de la vida de Helen Mason, una adolescente de tan solo 17 años, a la que sus padres echaron de casa al enterarse de que su novio de la escuela, un impresentable, la había dejado embarazada.  Sin embargo, solo ella saldría viva, ya que su hermana se ahogaría con el cordón umbilical incluso antes de ver la luz del mundo por primera vez. Mejor para la familia, siendo 100% realistas, porque dos mocosos de 17 años con dos bebés recién nacidas, sin un duro y sin un lugar en el cual vivir, no habrían sido precisamente los mejores padres.

Rebecca conoció lo que era la miseria desde muy temprana edad. Su madre se ganaba la vida trabajando a domicilio limpiando las casas de los vecinos, su padre trabajaba en lo que podía, reparando cosas por un lado y otro. Nunca ganaban suficiente para comer, pero al menos sí para tener un techo bajo el cual resguardarse en invierno. Al principio eran solo tres bocas que alimentar, pero después de un par de años, llegó una cuarta; tres años después, una quinta; y finalmente, una sexta, séptima y octava boca (jackpot) nueve años después del nacimiento de Rebecca. Si ya era difícil sobrevivir solo tres, no mejoraron mucho las cosas con ocho.

Los servicios sociales intentaron recuperar a los niños más de una ocasión, pero sus padres se las ingeniaron para mantenerlos a todos juntos. Cumplieron sus deberes mínimos, enviándolos a clase limpios y enseñándoles a mentir acerca de la vida que tenían, sobre comer tres veces al día y esas cosas. Ellos nunca comían 3 veces al día. Podían dar gracias si comían una.

Cuando Rebecca fue lo bastante mayor, también empezó a trabajar. Haciendo cosas sencillas, posibles a su tierna edad, y el resto de sus hermanos igual. Recados a las tiendas, cortar el césped, repartir los periódicos matutinos, cualquier cosa, porque por poco que ganaran, era mejor que nada.

A mediados de la última primavera, el padre de Rebecca se accidentó, falleciendo en el acto y privando a la familia Mason del pilar económico más importante. Sin tiempo para lamentarse, la madre tuvo que tomar ese rol. Tomó todos los trabajos disponibles en 10 km a la redonda y empezó a dejar su hogar antes de que despertaran sus hijos, y a volver a tan altas horas que rara vez los encontraba despiertos. Eso obligó a Rebecca a tomar el papel de su madre, cuidando de ellos a pesar de que también era tan solo una niña, en su afán por paliar un poco la tragedia que había inundado su familia.

Tres semanas después de eso, su madre había desaparecido. Rebecca no tiene ni idea de donde está, pero aún mantiene las apariencias delante de los servicios sociales, haciéndoles creer que tienen un adulto cuidando de ellos cuando la realidad es que su madre les abandonó, y ahora Rebecca es todo lo que tienen sus hermanos.

Robando una hogaza de pan para alimentarlos se ganó la entrada de su nombre en la cosecha pero, es solo un nombre más de cientos, ¿Qué puede salir mal?