Asiento levemente cuando Seth me habla y poco a poco mi mano se va resbalando por su hombro hasta apenas rozar su espalda. No me sorprendo cuando suelta a Sean, él sabe lo que hace y yo confío en él. Miro a Ben un poco apenada, está en condiciones terribles y apenas le toco el brazo un poco cuando pasa junto a mí con Arleth. Aprieto un poco más a Jared porque sé que intentará marcharse de nuevo y no planeo perderlo de vista nunca más. - Sólo, ten cuidado... - Le digo en un murmuro a Seth cuando Sean nos voltea a ver. Me sorprende un poco el intento de Sean por hacer contacto conmigo y Jared y noto a este último removerse para poder ver al desconocido mejor.

No sé cuánto tiempo nos quedamos así, es como si todo se congelara y no estoy segura de lo que pasa a continuación hasta que veo un cuerpo tirado en el suelo sin vida e instintivamente aprieto a  Jared contra mí para que no vea nada. Los aurores irrumpen y a la cabeza va Jaime, hay fuego por todas partes y no sé qué pasa. Aprieto la mano de mi marido y lo jalo hacia mí. Quiero decirle que no se vaya lejos de nosotros, que mejor huyamos en ese momento los tres juntos y no miremos atrás, no quiero que nada malo le pase a los hombres de mi vida, o bueno, al hombre y niño de mi vida. Pero no lo hago. Y no lo hago porque no es momento de ser egoísta y tener miedo, hemos entrenado toda la vida para esto y aunque llevo años pensando que todo estaba bien no es momento de abandonar a los demás.  

- Hay que mantenernos juntos. - Grito pero no sé si me alcanza a oír. Una ola de gente entre los que distingo vecinos y aurores nos atropellan y lo único que logro hacer es hincarme y rodear a Jared con todo mi cuerpo para que no le pase nada. - ¡Seth! ¡¿Dónde estás?! - Cuando alzo la vista no lo veo entre toda la gente, o tal vez si pero estoy tan desesperada que no me doy cuenta. Estaba al lado de mi un segundo antes. Él tiene su varita y yo sólo tengo mis puños para defender a nuestro hijo.

No sé cómo ni cuándo Ben llega y nos ayuda a Jared y a mí. - No sé dónde está Seth, Ben, encuéntralo y ayúdalo por favor, Ben. Oh Ben, lo siento tanto. - Las palabras salen al mismo tiempo que me da el rifle y se marcha corriendo. No sé qué hacer, no puedo dejar que Jared se vaya pero no puedo defendernos yo sola. Lo tomo de la mano y me echo a correr como nunca en la vida con él a mi lado. Tal vez si logramos llegar a la casa pueda agarrar algo más para defendernos y darles algo a los demás que puedan usar. Corro lo suficiente y volteo rápidamente a ambos lados para asegurarnos de que tenemos al menos un minuto. - Jared escúchame bien, vamos a correr a la casa, no quiero que te separes de mí, quiero que saques tu varita e intentes defenderte, ¿Si?, haz lo que puedas Jared. Necesito soltar tu mano para usar el rifle pero no te despegues de mí, y si ves a papá... - No alcanzo a terminar cuando siento un empujón fuerte y sin ver muy bien disparo en la dirección desde donde vino.

Puedo escuchar los gritos femeninos, reconociendo las voces de Beverly, Delilah y Ava. Me apoyo en el suelo en cuanto siento que el auror fue abatido y escupo algo de sangre en la tierra, oliendo como todo se quema. Alzar la cabeza es lo que me permite ver como el cuerpo de Peter parece haber volado a varios metros de distancia y me tiemblan los brazos, notando como los ojos se me empañan no solo por las cenizas, sino también por el miedo — No puedo dejarlos — me quejo con Ava, pero sé que tiene razón. Tengo el cuerpo magullado cuando me pongo de pie con mucho esfuerzo, tratando de ubicarme en tiempo y espacio. Es mi renovada altura la que me permite ver a Kyle cae, aún con vida, por lo que le hago señas a Lilah y Bev — ¡Avancen, yo iré detrás de ustedes en un momento!

Aún tengo el cerebro mareado y siento las magulladuras en el cuerpo, pero aún así corro en dirección al auror que ha atacado a mi amigo, que vuelve a levantar la varita — ¡Depulso!

Obvio que muere en un intento. El auror, mucho más experimentado que un niño de quince años, bloquea mi hechizo y me lanza hacia atrás, golpeando el cuerpo de Kyle y arrebatándome un quejido al sentir mi cabeza dar contra la casa más cercana. Quiero decirle que lo siento, pero mi garganta se siente rasposa e intento moverme, bizqueando un poco.

¿No acababa de decir que se pusieran a cubierto? ¿Qué mierda hacían todos aquí? Quisiera gritarles, pero debía reconocer que la mano de Bev y de Delilah habían servido más de la cuenta. Me quedó en cuclillas en lo que me cuelgo la ballesta que se encuentra tirada a un costado, y sostengo el rifle como puedo. La llegada de Zenda me toma por sorpresa absoluta, y antes de que pueda decirle nada, sale corriendo disparada hacia la casa de mi madre. - ¿QUÉ HACES? ¡HACIA ALLÁ NO!- Me levanto, Ken me habla y me freno en seco para responderle. - No dije que los dejes, vayánse todos. ¡SALGAN DE AQUÍ! - No miro hacia atrás, y salgo corriendo en dirección a mi hermana, que no tiene mejor idea que ir a una casa que está a punto de ser consumida por las llamas.

Alcanzarla supone un desafío enorme en medio de todo esto, y tengo que disparar a un auror sin siquiera detenerme a ver si le he dado. Quiero suponer que la falta de hechizos que vengan hacia mí es un buen indicio. Cuando llego a donde se encuentra mi hermana siento un alivio enorme al ver que no ha cometido la idiotez de meterse dentro, pero eso no significa que no se gana un buen grito. - ¿EN QUÉ ESTABAS PENSANDO? Vete de aquí, busca a los demás y salgan de este sector. - La apremio a correr y la sigo unos pasos, hasta que me detengo cuando otro auror sale de la nada. - ¡VETE! Yo me encargo.

¿Que no sabe dónde está Seth? Mi impulso me lleva a mirar alrededor, tratando de descifrar dónde se ha metido el muy tarado. Pero las disculpas de Soph me llevan de regreso, por lo que intento tomar su rostro con una de mis manos — No, no. Yo lo siento. Lo lamento tanto… — alcanzo a murmurar con suave desesperación, tratando de que me oiga para mantener la calma en medio de la locura — Solo aléjate con Jared, juro que estaré detrás de ustedes. Intentaré dar con Seth — o al menos, lo que me permita el espacio. Puedo querer encontrar a mi amigo, pero no pienso dejar a su mujer y a su hijo solos en medio de toda esta locura.

En segundos, el distrito es un montón de fuego y gritos que me desorienta, aunque no lo suficiente como para no ver como Jamie asesina a Peter y Sean va a por ella. La vena de sentirme traicionado me hace apretar los dientes, pero a juzgar por el lenguaje corporal, creo que intenta detenerla. Al menos… — ¡SETH! — llamo, tratando de ubicarlo entre la multitud que corre, empuja y lanza hechizos por doquier. ¿Dónde se han metido los niños? ¿Y mi familia? ¿Dónde está Alice? Doy algunos pasos hacia atrás en mi intento de no alejarme de Sophia y me muevo de costado, tratando de mantenerla en mi campo de visión en mi carrera mientras busco a su esposo — ¡¿DONDE TE HAS METIDO, IDIOTA?! — pero creo que no me escucha. Sin más, me apresuro a saltar sobre un auror en cuanto lo veo acercarse, tratando de mantener el ritmo. Mi golpe no sirve ya que lo esquiva, lo que me vale un empujón hacia atrás que me golpea contra una pared. No es mucho, pero aún así el dolor me atonta por culpa de las heridas previas.

Asintió preocupado a las palabras de ella y se rasgó la camiseta para atarle la tela alrededor de la pierna. Sin embargo, el estruendo a sus espaldas hizo que cubriese a Alice con su propio cuerpo y la cogiera para apartarse de allí cuanto antes. La imagen de su casa quemándose tan sólo le provocó un pinchazo en el estómago, asumiéndolo tarde o temprano. Toda su vida y sus esfuerzos quemados por completo.

-Tenemos que salir de aquí -echó un vistazo rápido al perímetro y comprobó como seguían avanzando hacia los establos, pero ellos dos solos no podían con todo un escuadrón entero. Su tuviesen magia... Los ojos de Derian se quedaron fijos en una de las torres de vigilancia y luego sus ojos se encontraron con la figura de Zenda más allá e ideó un plan - Murphy estará bien, no te preocupes. Es lista, pero ahora nosotros tenemos que salir de esta y proteger ese establo - La voz de advertencia de Alice lo sacó de su plan y recibió un golpe en la espalda, acompañado de un tiro de esta misma hacia ese mismo auror. El capullo cayó encima de él, inerte y Derian lo empujó hacia el suelo.

-Vamos - la instó e hizo señales a Zenda - Tengo un plan, necesito magia para tirar esa torre de ahí y que los aplaste -le explicó a Alice y llamó a Zenda -¡Zenda! Necesito que lances un hechizo a esa torre a mi señal -la señaló.

No sé cuándo se voltea la situación por completo pero antes de que me de cuenta Beverly se va corriendo tras los demás y todo está hecho un caos. Un hechizo me lanza hacia atrás y cuando intento defenderme me doy cuenta de que no he traído nada más que mi persona, ¿Cómo se puede ser tan estúpido? Me levanto bastante aturdido y corro en la dirección en la que se fue Beverly. Apenas veo a mi mamá y Zenda defenderse como pueden, al menos ella tiene un adulto cerca.

Corro con todas mis fuerzas hacia Ken y Beverly pero algo, o más bien alguien me derriba y logro voltear al tiempo que Kendrick me lanza su rifle. - ¡BEVERLY VEN ACÁ, TEN CUIDADO! - Pero todo está pasando demasiado rápido. Golpeo a un auror en la cabeza que estaba demasiado cerca de mí y cuando veo llamas y dos melenas rubias correr en dirección a casa de mi mamá no dudo ni un segundo y me echo tras ellas, no sin antes ver a Beverly. - ¡SALGAN DE AQUÍ Y NO MIREN ATRÁS! - Corro lo más rápido que puedo hasta alcanzar a mi hermana. - ¡Ava! ¡¿Dónde está Zenda?! - le grito con todas mis fuerzas pero un auror se interpone y le apunto antes de que pueda volver a derribarme dándole de lleno y volteando a ver a Ava. - Vamos por Zenda, hay que sacarla de aquí cuanto antes, ¿Sabes cómo está mamá? -

Trato de levantarme, pero me cuesta varios intentos conseguir siquiera poder incorporarme un poco. No tengo nada roto, pero el dolor es demasiado agudo como para poder moverme con facilidad. Ni siquiera cuando veo Kendrick viene a echarme una mano con el auror soy capaz de hacerlo, a pesar de que mi orgullo me dicte que lo haga para que no me vea como un niño débil y enclenque. Sin embargo, mi amigo no parece estar en mejor estado que yo. Aun así, Kendrick intenta apartar al auror y hacernos ganar algo de ventaja, pero la cosa no sale como pretendía porque el auror lo lanza contra mí.

— ¡Ken! — grito con toda la fuerza que puedo, lo que acaba provocando que me salga un gritito agudo y que en cualquier otro momento me habría avergonzado. Por la adrenalina del momento y tensión, consigo levantarme, intentando ignorar el dolor de hombro y espalda, y de nuevo apretando los labios en un vano intento de mitigar el dolor. — Tengo que sacarte de aquí — susurro, no muy seguro de que me haya escuchado porque es un comentario más para mí mismo. Ni siquiera he movido un centímetro las manos para levantarle cuando el auror vuelve, pero esta vez no le dejo ni apuntarnos con la varita, porque en cuanto le veo las intenciones, conjuro un Depulso con todas mis fuerzas y, sorprendentemente, lo acabo mandando hasta más lejos de lo que imaginaba. — Vamos, Ken, tienes que salir de aquí. — Le cojo por los hombros como puedo, con la intención de alejarlo todo lo posible antes de que salga más malherido.

Cuando Sean se acercó a nosotros y se dirigió a Soph, instintivamente agarré su mano y escondí tanto la mía como la suya detrás de mi, como si eso por un momento los hiciera desaparecer, a ella y a Jared. No podía evitar cierta desconfianza mientras la mitad de mi cuerpo me recordaba que ese hombre que tenía delante era Sean, pero también había otra recordándome que ese hombre que tenía delante era el mismo que había estado junto a mamá todos estos años. Quería confiar en él, pero solo si arriesgaba mi cuello en el proceso, no el de mi esposa, ni mucho menos el de mi enano.

«No sabía que tenías un hijo. Benedict no lo mencionó» — Ya. Últimamente Benedict tiene la costumbre de callarse muchas cosas. — No pude reprimir el veneno de las palabras al responder, a pesar de que estoy intentando por todos los medios mantener a raya mi genio porque le prometí quince minutos y no voy a pasarlos tirando indirectas al idiota de mi mejor amigo.

Sin embargo, esos quince minutos nunca llegan. La cabellera de mi madre es reconocida desde la distancia entre la oleada de aurores que aparece en los campos. Cuando el almacén explota en pedazos mi impulso es abrazar a Sophia y a Jared para protegerlos con mi cuerpo, pero es Echo quien finalmente utiliza un hechizo para frenar todos los escombros. — Oh dios mio, ¡dios mio! ¿estás bien? — Agarro primero el rostro del pequeño y luego el de mi esposa, pero el tiempo para preocuparse con ellos se desvanece con rapidez con una nueva explosión cercana. — Tenemos que salir de aquí Soph. — No he ni terminado la frase cuando algo me agarra del tobillo al mismo tiempo que una oleada de aurores nos separa. Soy arrastrado varios metros hasta quedar frente a una cara que solo reconozco por la prensa, y por esa cicatriz gigante tan característica. Se le adjudica un número de muertes infundada, porque estoy seguro de que inventa la mitad de su currículum. — No voy a ser uno más de tu lista, Winchester — Levanto la varita en ristre y un depulso lo manda a volar. El hechizo que me mantenía suspendido en el aire se evapora y mi cara se precipita hacia el piso. Con un ligero movimiento de mi mano freno la caída y me re-acomodo para que sean mis pies los primeros que tocan el suelo.

Ya no escucho a Soph. Ni tampoco a Jared. — ¡JARED! ¡SOPH! — Caigo en la desesperación abriéndome paso entre la gente, apartándola a empujones que realmente no son tan físicos y acabando por correr en dirección contraria a la que creía que estarían, para darme con la estampa más inverosímil de mi vida. Sean apuntándole a mamá con la varita.

Lo va a matar. Ese es el primer pensamiento que se me pasa por la cabeza. No que él vaya a matarla a ella. No que él vaya a herirla. No. Que si se rebela contra ella, lo matará. — ¡SEAN! ¡SEAN, NO! — Mis recuerdos por un instante están en ese estúpido bar donde crecí, y la voz de Sean ocupa todo mi cerebro con múltiples historias de mi madre, una madre que nunca conocí porque cuando ella volvió a mi vida, ya estaba completamente loca. Pero esta no era la mujer que él recordaba en sus historias. Él recordaba una mujer que luchaba por un mundo que sonaba como el distrito 14 y esa era la persona que yo siempre admiré y esperé ver regresar.

Corro hacia ellos pero estoy demasiado lejos y como si eso no fuera bastante, toda clase de cosas me entorpecen el camino.

La explosión que incendia nuestro hogar me congela, dejándome en mi sitio presa de una emoción desconocida. Es como si pudiera ver mi mundo desmoronarse, evaporarse en la ceniza los años que hemos construido y que ahora ya no valen en lo absoluto. Estoy segura de que Elioh ha salido antes, corriendo en ayuda de las personas que buscan refugio alejándose de la zona de guerra, pero aún así hay algo que me estruja el pecho. Oigo los gritos de Cale, veo como los niños se alejan y me pregunto cómo podré derribar a Jamie, a sabiendas de que no podré acercarme. Opto por correr detrás de mi hija menor, divisando a Ava en medio de la carrera y deteniéndome para apuntar a dos aurores que parecen ir en la misma dirección.

Uno de ellos ni se fija en la gente más joven y mi tiro no le da por culpa de su rápido movimiento, el cual me inmoviliza al lanzarme al suelo.